La Tejeduría Territorial empieza a cosechar reconocimientos y logros a través de pequeñas y grandes puntadas que permiten tejer y reconstruir lazos que unen a las comunidades.
Bajo el liderazgo de Santiago Londoño Uribe y Luis Fernando Álvarez, “El Aka”, este proyecto comenzó como una tesis de la Maestría en Procesos Urbanos y Ambientales de Urbam. En su investigación, realizada en la Comuna 13 de Medellín, hicieron una revisión a los liderazgos y a la participación ciudadana en el territorio, y encontraron que había un desgaste y una fractura entre los diferentes actores y sectores, porque se había dejado de conversar. Por eso, una de sus recomendaciones fue juntarse para reconstruir la confianza entre ellos.
Azucena Restrepo, entonces presidenta ejecutiva de Proantioquia, los motivó a no dejar el proyecto en unas recomendaciones, sino a tomar acción, y así iniciaron un piloto de tres meses apoyado por la Universidad EAFIT, Proantioquia, Sura y Bancolombia.
Y lo que empezó como un piloto, se consolidó en un proyecto que ya va para su tercera cohorte, gracias al apoyo de organizaciones como Comfama, Fundación Haceb, Fundación Sura, Fundación Nutresa, Fundación Sofía Pérez De Soto y Fundación fraternidad de Medellín, y cuenta con una metodología formalizada y un compromiso total con la ciudadanía y los distintos sectores de la sociedad que participan.
Una plataforma para tejer confianza
La esencia de la Tejeduría Territorial se encuentra en la capacidad que tiene para convocar y fortalecer procesos en las comunidades. Según Sara Acevedo, politóloga y asistente en el proyecto, se trata de “una plataforma que convoca, que junta, y que su propósito es crear y fortalecer hilos de confianza. Nosotros no partimos de ceros, sabemos que ya hay muchos hilos en la ciudad, muchos que ya se han juntado, pero hay otros que merecen un empujoncito de más, entonces para eso está La Tejeduría como una plataforma que crea y fortalece hilos de confianza, generando valor social para todos los actores y los territorios que impacta”.
Una plataforma que convoca, que junta, y que su propósito es crear y fortalecer hilos de confianza
Cada cohorte que participa pasa por varias fases: una enfocada en la conversación y el reconocimiento, y otra centrada en la acción. Las acciones son de dos clases: por un lado, las acciones “malla”, que se establecen a partir de consensos entre los participantes después de los procesos de conversación, y, por otro, las “puntadas”, que generalmente surgen de forma orgánica en conversaciones informales. En este sentido, la Tejeduría facilita y empodera a quienes participan a impulsar sus propias iniciativas.
Además, la diversidad de cada grupo, donde participan representantes de la academia, el sector empresarial, líderes y organizaciones sociales, permite ampliar el alcance y lograr mejores resultados.
En esta plataforma de diálogo, todos los actores que participan tiene la misma importancia, pues se tejen relaciones horizontales en la que cada voz es escuchada y cada propuesta entra a la conversación. En este sentido, la plataforma quiere generar un valor integral para todos los involucrados, en la que siempre haya una relación “gana-gana”, que beneficie tanto a la comunidad en la que se trabaja, como a los participantes de cada cohorte y, finalmente, a todo el territorio.
Acciones en comunidad que trabajan por la paz
Como ejemplo del trabajo realizado hasta ahora, se destacan algunas propuestas surgidas en la primera cohorte de la Tejeduría. En la Comuna 13 se trabajó en torno a asuntos relacionados con la salud mental, a través del proyecto “Encuentros para Amarte”, en el que se ofrecieron talleres a niños y jóvenes. En la Comuna 8, también en Medellín, la propuesta se centró en impulsar emprendimientos locales, por medio de capacitaciones y el apoyo de voluntarios de Bancolombia y Sura.
Otras acciones “puntada” han incluido mejorar la fachada de una institución educativa de la Comuna 10, con el trabajo de profesores locales y estudiantes de universidades de Medellín.
Este trabajo con las comunidades es una muestra de las posibilidades que surgen a partir de la conversación y la acción. Por eso, el pasado 15 de noviembre, en la Asamblea Departamental, la Tejeduría Territorial fue reconocida por la Unidad para la implementación de los acuerdos de paz, liderada por Gloria Cuartas, como una plataforma que aporta al desarrollo de los Acuerdos de Paz, al reunir sectores diferentes para conversar sobre soluciones a diferentes asuntos que afectan a las personas, dándole prioridad a la palabra y construyendo confianza entre sectores, sobre territorios concretos.
Este reconocimiento, para Santiago Londoño, se recibe con mucho orgullo y se entiende como “una expresión de que la construcción de paz no depende del sello del gobierno de turno, ni de la ideología o los partidos, sino que tiene que ser un esfuerzo de la sociedad en pleno”.
Tejiendo diálogo social desde el Centro Humanista EAFIT
El trabajo de la Tejeduría Territorial se conecta directamente con la línea de Diálogo Social del Centro Humanista de la Universidad, desde donde se busca contribuir, a partir de las potencialidades existentes en la ciudad, y en cada institución, a la construcción colectiva de la ciudadanía.
Como lo afirma Sara Acevedo, “la Tejeduría se erige como un faro de esperanza en la búsqueda de reconstruir los hilos de confianza que unen a la comunidad, y construir un tejido social más fuerte y unido”.
Así, a través de proyectos como este, desde el Centro Humanista se tiene la convicción de que es posible generar espacios para reconocerse, conversar y construir juntos, abrazando la diversidad y enfrentando las conversaciones incómodas como catalizadoras del cambio. Una forma de escucharnos para construir juntos a través del entendimiento y el reconocimiento del otro, y, a partir de ahí, ver qué se puede hacer entre todos.
Por esto, la invitación, siempre, es a seguir conversando, a seguir tejiendo.