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Investigación / 24/10/2018

Tapabocas hechos con nanofibras: un proyecto por la #CalidadDelAire

​La profesora Mónica Lucía Álvarez Láinez durante la presentación del proyecto en el Second Workshop on Atmospheric Pollution and its impact on human health, agriculture and natural ecosystems: a mathematical modeling perspective, en septiembre de 2018.

Desde EAFIT, un grupo de profesores y estudiantes de Ingeniería de Diseño de Producto trabaja con nanofibras para desarrollar equipos de protección respiratoria más eficaces y duraderos.

Juan Sebastián Gómez
Periodista redes sociales Escuela de Ciencias


En los últimos años la conciencia sobre la calidad del aire y los niveles de contaminación ha crecido en varias ciudades del país. En Medellín, particularmente, debido a la topografía y a las dinámicas del aire que le son propias al valle, la Alcaldía ha promovido medidas de restricción y de concientización para reducir las emisiones de contaminantes. Además, los ciudadanos también han ido adoptando sus propias prácticas de prevención, y en este sentido, el uso de tapabocas por parte de ciclistas y transeúntes que quieren protegerse de la contaminación es cada vez más común. Pero, ¿hasta qué punto son efectivos estos equipos de protección?


Para responder a esta pregunta es necesario considerar varios asuntos: 

El aire que respiramos y que fluye por la ciudad viene cargado de todo tipo de elementos y microorganismos, cada uno con distintos tamaños. A estos elementos, producto de la contaminación, se les denomina material particulado. Si bien los tapabocas comunes tienen filtros que limitan la entrada del material que es más grande, aquellos compuestos que son inferiores a 2.5 micras pueden pasar fácilmente a través de los filtros. Esto significa que, en esencia, el material particulado que mide menos de 2.5 micras es el más nocivo para la salud porque puede llegar fácilmente al torrente sanguíneo, y, además, es al que estamos más expuestos, incluso con tapabocas. 


La vida útil de un tapabocas depende de la exposición que tenga frente al material particulado; es decir, si una persona con tapabocas entra en contacto con aire contaminado durante mucho tiempo, el equipo de protección dejará de funcionar más rápido de lo que lo haría el de otra persona que se encuentre en un espacio menos contaminado. 



Los tapabocas comunes no deberían ser reutilizados porque al llenarse de material particulado se convierten en portadores de microorganismos y bacterias que pueden ser transmitidos a otras personas.

 



Esto no pinta un escenario muy optimista. Sin embargo, con base en las limitaciones de los tapabocas comunes, un equipo de profesores y estudiantes del grupo de investigación en Ingeniería de Diseño (Grid) ha estado trabajando desde hace siete años con tecnologías que puedan retener efectivamente el material particulado pequeño. Ahí entran las nanofibras. Estas fibras, con tamaños inferiores a 500 nanómetros, sirven para crear membranas de protección con una eficacia mayor a la de los filtros comunes. Las membranas complementarían a los otros filtros al interior de los equipos de protección. Pero allí no se quedan los esfuerzos del equipo investigativo: el objetivo es añadir elementos a la superficie de las nanofibras, alterar sus capacidades físico-químicas, para promover funciones adicionales. De esta forma, se estaría hablando de membranas que pudieran ser autolimpiantes, antibacteriales o incluso reutilizables después de ser lavadas.

 

La profesora y doctora en Física de la Universidad de Valladolid (España), Mónica Lucía Álvarez Laínez, señala que una de las ventajas de trabajar con fibras, a diferencia de filtros hechos con cerámica o polipropileno, es su flexibilidad. El hecho de que las membranas hechas con nanofibras sean flexibles como una tela, les permite ser aplicadas a distintos productos con funcionalidades diversas. Por ejemplo, a filtros hidrofóbicos y oliofílicos que atrapen las partículas pequeñas de aceites derramados en ríos o mares, a filtros industriales que no se degraden bajo las altas temperaturas de las fábricas, a telas que sean autolimpiantes y antiarrugas, entre otros.

 

En el futuro, el grupo de investigación, que ya ha trabajado con empresas como Fabricato, espera poder aumentar la escala de sus esfuerzos de dos maneras. La primera se refiere al volumen de membranas producidas para la industria. La segunda se relaciona con la integración de distintas tecnologías que permitan la creación de productos más complejos; es decir, la creación no solo de membranas, sino de equipos de protección respiratoria con varias capacidades complementarias. 

Última modificación: 13/11/2018 11:59

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