En palabras del autor, “la obra está creada a partir de seis acordes de cuatro sonidos, cada uno con sus respectivos acordes de tensión ‘dominante’. Estructuralmente no se cumple con ningún orden germánico de construcción cronológica, es decir, las secciones no tienen un orden orgánico de desarrollo ni de transición. Se ciñe a un discurso sonoro emparentado con los modelos de construcción empleados en la literatura y el cine; ejemplo de ello es el uso de la analepsis (flashback) y la prolepsis (flashforward). La cadenza de la flauta recurre a técnicas como el beatbox, tongue ram y frulatto, amalgamadas con la reexposición de los seis acordes y sus respectivos acordes ‘dominantes’ o de tensión”.
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