Los papás y mamás de la Universidad de los niños
Los Morales Ceballos ante el frío de las 5:00 a.m. en Rionegro
Ana Praxedis Ceballos cumple con vocación impecable el oficio de madre; por eso es frecuente encontrarla en las calles del Municipio de Rionegro acompañada de Steven, de 13 años de edad, y Carmen Mallerly, de 12 años de edad, para atender asuntos relacionados con sus hijos; o apoyando a su esposo, Adolfo Morales, en las labores de mayordomo de la finca Torre Vieja.
En esta familia bastó una concreta descripción de la Universidad de los niños EAFIT para que Ana y Adolfo asumieran desde 2010 el compromiso de desplazarse con su hija Mallerly desde la vereda El Tablacito, en Rionegro, hasta las instalaciones de EAFIT en Medellín.
Ana Ceballos: “Nos contaron que este programa de EAFIT despertaba en los niños la curiosidad de preguntar, mirar, investigar; aceptamos de inmediato. Considero que Mallerly llegó aquí como un premio de Dios por su forma de ser con nosotros y los demás. Desde que ingresó han sido muchos los momentos de felicidad”.
Mientras espera el llamado del pediatra para ingresar a consulta con sus hijos, Ana admite que poco importa si mensualmente desafían el frío del oriente antioqueño, se despiertan a las cinco de la mañana, viajan en motocicleta hasta la carretera y abordan un bus intermunicipal para acompañar a su hija a la sesión de Expediciones al conocimiento, porque al final de la jornada, las experiencias y anécdotas siempre son nuevas.
AC: “Nos motivó verla tan entusiasmada en ese momento; hoy vemos una alegría que va en aumento a medida que avanza en el proceso, y un gusto que se renueva con cada experiencia. No olvido su primer día al volver de la Universidad de los niños, tenía una sonrisa gigante en el rostro, estaba feliz por lo que había visto”.
Al preguntarle a Ana qué entiende por ‘transformar’, observa por un instante a Mallerly y, tras una pausa, enfatiza que con la transformación logramos que algo muy pequeño llegue a ser muy grande. Nadie mejor que ella conoce el proceso de evolución de su hija en el contexto familiar, social y de relación con el conocimiento, a partir de su participación en la Universidad de los niños.
AC: “La universidad de los niños ha transformado a Mallerly con su ejemplo de convivencia y respeto. Hoy valora las cosas sencillas de una vida tranquila, como disfrutar y compartir con la familia; asocia aquello que conoce en el programa con temas del aula de clase; es más espontánea, participativa e interesada por aprender”.
Ana aún se asombra cuando recuerda, entre orgullosa y sorprendida, aquella vez que su hija Mallerly ante la falta de dinero para trasladarse a Medellín y asistir a Expediciones al conocimiento, pidió en calidad de préstamo el dinero para sus pasajes, que después canceló con las mesadas de las loncheras y las recibidas los domingos. Es en este tipo de situación donde descubre los aportes que ofrece un programa como la Universidad de los niños a Mallerly.
AC: “Mi hija valora este lugar porque la acerca al conocimiento y contribuye a su crecimiento personal e intelectual. ¡Qué rico que todos los niños tengan una oportunidad como esta; es única y maravillosa! Pero, a los padres también nos aporta. Somos tres madres con hijos participantes, a veces nos turnamos para llevarlos; es bonito sentir ese apoyo y unión indirecta que logra el programa entre nosotras”.
Las familias: