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Animales

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¿Las cucarachas pueden resistir un ataque atómico?

Pregunta: Andrés Ramírez, 14 años
Responden: Andrés Vélez, magíster en Biología y María Carolina Vélez,​​ magíster en Biología.

Para muchos, quizás las cucarachas sean una repulsiva plaga de la que hay que deshacerse. Pero una vez leas lo que hemos preparado aquí, descubrirás que sería prácticamente imposible y que probablemente permanecerán en la Tierra aún después de que la especie humana desaparezca.

¡Llegaron antes que los humanos!

Existen varias hipótesis al respecto de la aparición de las cucarachas en el planeta.  Lo cierto es que ellas poblaban la Tierra cuando todavía no existía el hombre. 
 
Se dice que su primer hogar fue la Pangea, el viejo supercontinente que al dividirse, hace cien millones de años, dio origen al bloque continental llamado Gondwana, por el cual se instaló el Océano Atlántico entre lo que hoy conocemos como Suramérica y África, lugares en los que quedaron 30 millones de este grupo. 
 
Otra creencia común es que estos animales son tan antiguos como el período carbonífero, cuando el carbón que consumimos iniciaba su vida en plantas –hace unos 270-350 millones de años-, pero fósiles de sus familias modernas demuestran que las cucarachas primitivas compartieron escenarios con las primeras plantas de flores y los últimos dinosaurios que habitaban la Tierra.
 
Que sean arcaicas se debe a que se les relaciona con los "cucarachoides" – insectos de la era paleozoica- similares a ellas en forma corporal, en sus alas anteriores apergaminadas, duras de doblar -llamadas tegminas- y en el escudo -pronoto- que llevan sobre la cabeza.

Les diferencia un órgano externo bastante grande - el ovipositor- por el que depositan sus huevos, lo que los aparta del grupo de las cucarachas actuales.
 
La cucaracha más grande hallada hasta el momento es de hace 55 millones de años cuando los primeros mamíferos voladores cruzaban el cielo y en las aguas habitaban los peces conocidos actualmente.  Hoy se cuentan casi cinco mil especies adaptadas prácticamente a todas las condiciones terrestres, y unas 40 especies fósiles o vivientes que se descubren por año.
 

Cuerpo resistente

El cuerpo de las cucarachas tiene un par de ojos con miles de lentes para observar más de una cosa al mismo tiempo, sin embargo no ven la luz roja.  Su boca se mueve de lado a lado para procesar olor y sabor simultáneamente.

Disponen de un cerebro dividido en tres partes. El protocerebro, el más complejo que se conecta con los ojos compuestos y los laterales u ocelos. El segundo es el deuterocerebro conectado a las antenas con neuronas sensoras y motoras; y el tritiocerebro enlazado con un ganglio bajo al esófago, que unidos controlan la sensibilidad y el movimiento de las partes del aparato bucal: labio, maxilas, mandíbulas y glándulas salivales.

Con sus dos antenas, que parecen hebras de hilo, detectan olores; tienen corazón, sistema reproductivo, intestino medio, colon, esófago con espacio muy grande para su dieta y una estructura llamada proventrículo con estructuras endurecidas como dientes para triturar alimentos sólidos. Su abdomen se divide en diez partes y respiran a través de aberturas exteriores visibles a los lados.

Muchas labores asociadas a la reserva de comida y al metabolismo, es decir la absorción de energía de los alimentos consumidos, las realiza el cuerpo graso ubicado en el abdomen y el tórax.  La labor del riñón, de expulsar productos líquidos innecesarios, es apoyada por los tubos Malpighi.

Aprenden caminos y recorren laberintos sin necesidad de la cabeza por sus fibras gigantes -o axones- que recorren casi la mitad del tamaño de la cucaracha.  Vale la pena destacar que varias partes del sistema nervioso central están formadas por una serie de nudos situados a lo largo del cuerpo. 
 
Poseen pelos sensoriales –mecanorreceptores- ubicados en los cercos o perímetros de las patas que perciben desde sonidos muy intensos hasta pequeños cambios en la presión de aire, además responden a frecuencias de hasta tres mil ciclos en un segundo.
 
Con tal sensibilidad escapan con rápidos movimientos al detectar un pequeño soplo de aire, por ejemplo, al intentar aplastarlas con un zapato. Cerca a sus tres pares de patas hay órganos - los subgenuales- capaces de sentir vibraciones del subsuelo, incluso las producidas por sonidos del viento o terremotos de magnitudes mínimas como 0.07 en la escala de Ritcher.

Se mueven con facilidad por superficies lisas; son veloces pues sus almohadillas adhesivas, que se hinchan entre las garras, les dan tiempo de respuesta de huida ante amenaza de 40 milisegundos. La rapidez que alcanzan las extremidades equivale a que una persona corra a 145 kilómetros por hora esquivando tantos obstáculos como puede una cucaracha.


Sobrevivientes

La adaptación de las cucarachas es asombrosa.  Por ejemplo, es uno de los grupos de animales, que junto a otros insectos: algunos reptiles, plantas, peces, anfibios y otros,  sobrevivieron a la extinción del período cretácico, cuando desaparecieron los dinosaurios.
  
¿Las razones? Entre otras, su fácil reproducción, una alimentación basada prácticamente en todo, agilidad, forma aplanada para esconderse en la arena por mucho tiempo, y nutrirse allí mismo –por eso se cree que ante un ataque atómico estaría a salvo, aun​que no está comprobado científicamente- tener acceso a lugares donde otros animales no pueden, resistencia al enfriamiento global, pese a sus orígenes tropicales, acomodo a cambios extremos y al nivel de oxígeno de la tierra, y un exoesqueleto de quitina.
 
El exoesqueleto de quitina es un fuerte caparazón que por su composición le ayuda en condiciones ambientales adversas;  pero si bien hay quienes hablan de la resistencia de la cucaracha a la radiación debido a esta armadura, no existen investigaciones oficiales que lo demuestren y en tal caso no sería la única con ventaja, pues esa capa dura es propia de los artrópodos.
 

Radiación y gravedad

Con las cucarachas se ha experimentado para comprobar límites de tolerancia a niveles de radiación y gravedad. Si un astronauta fuera expuesto a 12G, doce veces la fuerza de la gravedad terrestre, se desmayaría, y sus órganos internos colapsarían al llegar a los 18G; mientras que las cucarachas permanecerían vivas y sin ningún daño.
 
Cuando se expone a un ser humano a 600 rad  de radiación, fallece, mientras que las cucarachas sobreviven a ese nivel, incluso a los 830 rad, y solo a los 3.200 rad, mueren. 
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En conclusión, las cucarachas son un poderoso grupo resistente y adaptable a cambios ambientales, pero no inmortales.  Nuestra invitación es a que las veas como uno de los privilegiados testigos de la evolución del planeta, pues sus ancestros presenciaron la formación de los continentes y la aparición y extinción de otras especies. 
 

Bibliografía:
The Insects: Structure & Function. Chapman R.F.
 Evolution of the insects. Grimaldi, D & Engel, Michael.
 
Cibergrafía:
Multimedia: La cucaracha​
Parque Explora - Medellín


Última modificación: 02/08/2016 12:30