Los batolitos pertenecen al grupo de las rocas ígneas, que se diferencian de las sedimentarias y las metamórficas por formarse a partir del enfriamiento de magma. Dentro de este grupo, se clasifican como rocas intrusivas o plutónicas, es decir, que se enfrían en el interior de la corteza terrestre, a kilómetros de profundidad en espacios invadidos por dicho magma, conocidos como cámaras magmáticas. Sin embargo, uno de los elementos que más caracteriza a
los batolitos es que ocupan áreas superiores a los 100 Km2.
¿Qué tiene que ver todo esto con la Piedra de El Peñol?
La Piedra de El Peñol, es solo una pequeña parte del Batolito Antioqueño, formada en el interior de la corteza terrestre hace unos 80 millones de años y llevada lentamente a la superficie por acción de la erosión y los esfuerzos tectónicos. Es decir, que debajo del suelo, la Piedra de El Peñol se extiende en un área superior a los 100 Km2.
Las rocas ígneas tienen una dureza mayor a la de la mayoría de rocas sedimentarias, lo cual hace que las primeras sean más resistentes a procesos erosivos y puedan conservar sus dimensiones durante más tiempo. Esto implica que si una roca ígnea (dura) se encuentra rodeada por rocas sedimentarias (blandas), se forman relieves abruptos por acción de la erosión, tal como ocurre con la Piedra de El Peñol.
A modo de conclusión, se puede decir que
el interior de la tierra es más dinámico de lo que parece y puede albergar cosas que, vistas desde la superficie,
se asemejan a la punta de un iceberg. Quién sabe cuántas otras cosas podremos encontrar si llegamos más allá de lo que se ve a simple vista. Por ejemplo, ¿de qué tipo de roca están hechas las montañas que conoces?