Invención de EAFIT y el Metro de Medellín recibió patente en Estados Unidos

Junio 8, 2018

El desarrollo –el segundo de investigadores de la Universidad que recibe patente en el exterior– permite detectar falencias en las ruedas del sistema metro y garantizar la seguridad de los pasajeros.

La Universidad suma 23 patentes, cuatro de estas en alianza con el Metro, entidad con la que trabaja hace 13 años en la generación de investigación y conocimiento.

​Un nuevo resultado de investigación de EAFIT fue reconocido en Estados Unidos donde la Oficina de Patentes y Marcas concedió el 19 de mayo la patente denominada Sistema para detectar defectos en la redondez de las ruedas de un vehículo ferroviario, un desarrollo en el que trabajaron EAFIT, el Metro de Medellín y Colciencias para aportar a la seguridad de los usuarios del sistema metro.

En febrero de 2016 la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia ya le había otorgado patente a este invento, obra de los investigadores Germán René Betancur Giraldo, Pedro Fernando Melo y Leonel Francisco Castañeda Heredia, integrantes del Grupo de Estudios de Mantenimiento Industrial (Gemi) de la Universidad.

Para Leonel Francisco Castañeda, director del Gemi, el mayor aporte de este avance tecnológico es resolver un problema del sistema de transporte que redunda en mayor seguridad para los usuarios. El proyecto de investigación que soportó esta creación –dijo– se llamó Automatización de la evaluación técnica de ruedas ferroviarias para el Metro de Medellín. Desarrollos: DiagnoVision-Rueda y DiagnoDefecto-Rueda.

"Es un sistema conformado por sensores adheridos a los rieles de una vía ferroviaria que registran el paso de cada rueda del tren. Esta tecnología junto con el método de procesamiento fueron patentados. Permite identificar si las ruedas presentan algún tipo de defecto, por ejemplo, un aplanamiento de rueda", explicó Germán René Betancur, docente investigador del Departamento de Ingeniería Mecánica de EAFIT.

Mauricio Soto Garcés, jefe del área de Investigación, Desarrollo e Innovación del Metro de Medellín, celebró la patente del organismo estadounidense a este desarrollo y afirmó que esta concuerda con el propósito de la entidad "de generar calidad de vida al transportar a las personas y conectar territorios", pues entre sus valores está el compromiso con la seguridad y el cuidado de los usuarios, siempre con un espíritu innovador.

En dicho sentido, esa área trabaja para reemplazar elementos fabricados por proveedores internacionales y homologar partes del sistema metro, con el fin de sustituir piezas obsoletas que impidan el correcto funcionamiento de los diferentes medios de transporte que lo componen.

Este invento entra a fortalecer dichos esfuerzos, específicamente el proceso de revisión de las ruedas, cuya vida útil, de acuerdo con Mauricio Soto Garcés, es de 700.000 kilómetros, con un promedio de recorrido diario entre 350 y 500 kilómetros. Cada una tiene 850 milímetros de diámetro y, en cuatro o cinco años, puede perder hasta 50 milímetros, que es el desgaste máximo aceptado antes de ser retirada de circulación.

El investigador Mauricio Soto explicó que "la revisión del estado de las ruedas implicaba la asignación de personal para hacer mediciones con contadores análogos, en el punto donde estas tienen mayor contacto con el riel. Pero este sistema permite hacer mediciones constantes a través de sensores en tramos de la vía, los cuales miden el patrón de fuerza generado por la rueda sobre el riel".

Este procedimiento permite detectar si un punto concreto de la rueda no ejerce la misma fuerza, un indicativo de la falta de redondez de la misma, conocida por los técnicos como excentricidad. Generalmente, el proceso para perfilar las ruedas se realiza cada vez que estas cumplen los 85.000 kilómetros de recorrido pero, con este método, esta acción puede realizarse sin necesidad de detener la operación de los vagones. 

Otras de sus ventajas es que reduce las molestias para los pasajeros, desgastes en los equipos y riesgos de descarrilamiento, debido a lo que el jefe de Investigación, Desarrollo e Innovación del Metro de Medellín describió como "vibraciones en la estructura del vagón que producen ruidos, fisuras y daños estructurales en los vagones".

Soluciones locales

La concesión de la patente por parte de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos es, además, un aporte en términos de creación de sinergias entre la academia, la empresa privada y el Estado.

Así lo consideró Félix Humberto Londoño González, director de Investigación de EAFIT, quien indicó que "esto implica un avance en la generación de conocimientos y capacidades para resolver problemas del entorno local pues, generalmente, en estas situaciones se buscaba asesoría en el exterior y se solucionaban los problemas sin generar conocimiento local ni tecnologías aplicables. Sin embargo, cuando el conocimiento y los desarrollos se generan localmente, quedan para dar solución a problemáticas propias".

El directivo añadió que este hecho no solo abona terreno para desarrollar nuevos avances a nivel de tecnología ferroviaria en Medellín sino que, al tratarse de una patente en Estados Unidos, permite pensar en la posible comercialización de este sistema en el exterior, lo que redundaría en beneficios económicos para la región.

Esta es la segunda patente por fuera de Colombia que reciben investigadores de EAFIT. El 3 de febrero pasado la Oficina Japonesa de Patentes concedió patente a la invención de un dispositivo que calcula los cambios volumétricos en una sustancia, usado en el sector constructor para medir la retracción de los fluidos de los materiales en los primeros minutos después de empezar la mezcla de cemento. El desarrollo fue fruto de la cooperación investigativa entre Cementos Argos y la Universidad.  Otras patentesOtras tres patentes de invención han sido otorgadas por la Superintendencia de Industria y Comercio a EAFIT y al Metro de Medellín. Una por el Sistema de monitoreo de la condición de circulación de vehículos en el punto de conexión y operación entre el cable, la cabina, la estación y la pinza soporte en un sistema de transporte de tracción por cable, obtenida en agosto de 2015; otra por el Dispositivo de suspensión para vehículos ferroviarios, obtenida en octubre de 2015; y una más por el Método para la inspección de los parámetros geométricos de ruedas de vehículos ferroviarios, obtenida en diciembre de 2015. 

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​La automatización del procedimiento para detectar malformaciones en las ruedas de los vagones del metro permite reducir tiempo y costos de operatividad a la empresa Metro de Medellín.
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Apolo: una máquina del tiempo que sigue creciendo

Mayo 24, 2017

Durante el segundo semestre de 2017, el supercomputador Apolo, que se encuentra en EAFIT, recibirá su segunda actualización en los cinco años de funcionamiento.

Docentes y directivos de la Universidad y de Purdue University (Estados Unidos) valoraron el potencial de esta máquina para aportar al desarrollo del país. 

​​​En EAFIT hay una máquina del tiempo que facilita a investigadores y docentes predecir resultados, anticipar problemas, superar retos y reducir a días procesos de cálculo de datos que tomaría siglos analizar en un computador normal. Se trata del Centro de Computación Científica Apolo, el cual permitió realizar 128 años de cálculo en 2016, y cuyas capacidades aumentarán enormemente este año.

Este supercomputador fue donado a EAFIT por Purdue University (Estados Unidos) y, desde el inicio de operaciones, en 2012, ya había evolucionado una vez. Fue en 2016, cuando su capacidad pasó de 3.8 TeraFLOPS (operaciones de punto flotante por segundo, una unidad de medida de rendimiento computacional) a 5.8 TFLOPS, ahorrando, de paso, un 86 por ciento de la energía necesaria para su funcionamiento. Además, sus servidores dejaron de ocupar tres bastidores y necesitaron solo medio.

Dicho espacio se reducirá aún más con la llegada de los equipos que conformarán la máquina desde mediados de este año, los cuales le otorgarán una capacidad de computación de 17 teraflops, por medio de 49 servidores, 856 núcleos de procesamiento y 2.048 Gb de memoria RAM (Memoria de Acceso Aleatorio, la memoria de trabajo desde donde se ejecutan los programas de un computador). La fase actual de Apolo cuenta con siete servidores, 248 núcleos y 768 Gb de RAM.

"Apolo III hará lo mismo que su anterior versión, pero de manera más rápida y precisa. Nos dará la capacidad para hacer más cosas y permitir a los investigadores llegar mucho más lejos en sus trabajos", explica Juan David Pineda Cárdenas, coordinador técnico del Centro de Computación Científica Apolo.

EAFIT actualizará a Apolo y ya adelanta las gestiones de traslado desde el campus de Purdue University, cuyas directivas, en palabras de Juan Guillermo Lalinde Pulido, coordinador científico del Centro de Computación Científica Apolo, tomaron la decisión de ubicar esta máquina en la Universidad gracias al conocimiento en computación avanzada que percibieron en estudiantes y profesores eafitenses.

"La misión de las universidades es generar y difundir conocimiento. Purdue University, dentro de su plan estratégico, se ve como una institución con proyección mundial e impacto global. Para ambos centros esta relación trae cooperación entre investigadores, pasantías de estudiantes y una relación activa, gracias a que EAFIT es reconocida y les permite a nuestros pares potenciar sus actividades", señala el docente.

De hecho, en un artículo publicado en el portal de Purdue, Gerry McCartney, vicepresidente de Tecnologías de la Información y jefe de Información de esa entidad, asegura que el crédito por los avances en investigación resultantes del buen manejo del equipo debe otorgársele a EAFIT, por decidirse a dar el salto hacia la computación científica de alto rendimiento y reconocer futuras oportunidades y caminos.

“Ellos tienen el ambiente académico, la infraestructura y la voluntad para invertir en la gente. Nosotros los vemos ya como socios y esperamos profundizar en esa relación", manifiesta el académico.

Sin límites

Las oportunidades que llegan con Apolo, para la academia y la industria, están representadas en los 19 grupos de investigación y 48 usuarios actuales de la máquina, gracias a los cuales esta alcanzó el escenario más deseado para un supercomputador: trabajar al 100 por ciento de su capacidad de cómputo en procesos destinados a comprender las capacidades físicas y químicas de un objeto; verificar el comportamiento de un río; determinar la manera más óptima de transportar cemento a todo el país; entender cómo se comporta la ciudad respecto a microsismos; saber si un puente funcionará, entre muchos otros.

Simulaciones, modelos matemáticos, operaciones de cómputo intensivo; el cielo es el límite para que la investigación en ciencia e ingeniería encuentre en Apolo a un aliado fundamental para hallar respuestas, meses o años antes de lo esperado. Dicha fortaleza ha sido aprovechada incluso por el área de investigación del Grupo Nutresa y, desde ya, este coloso de la computación calienta servidores para trabajar de la mano del Max Planck Institute, ubicado en Alemania, y de la Universidad de Antioquia.

Infraestructuras como Apolo son adecuadas para el tamaño de los proyectos académicos, pero en EAFIT ya hay iniciativas, con grupos de investigación nacionales que requieren mucha más capacidad, para hacer modelaciones más grandes. Creemos –dice el profesor Juan Guillermo- que, a mediano y largo plazo, se requiere que en el país haya una infraestructura de escala nacional en este sentido, como tienen otras naciones —Estados Unidos, China, España, Brasil— cuyas máquinas, financiadas por el gobierno, pueden tener mil veces el tamaño de Apolo, y se utilizan para proyectos nacionales.

Para Juan David Pineda, el asunto está directamente relacionado con la velocidad de desarrollo de un país y el nivel de analfabetismo tecnológico de sus habitantes, que pasa por no tener conocimientos básicos de programación. Señala como una falencia la falta de información, desde los primeros semestres de los pregrados, en materias como programación en paralelo, sistemas operativos y telemática, y no solo en carreras relacionadas con la computación.

"De hecho, tenemos en Apolo a un estudiante de maestría cuya tesis pretende encontrar la manera de meter en los pregrados el tema de programación, orientado a utilizar computación de alto rendimiento. El asunto es tan importante que en todos los congresos nos damos cuenta de lo mismo: casi no hay gente que sepa de este tipo de computación, y surge la necesidad de modificar los currículos de las universidades, así como lo hicieron Purdue y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)", advierte Juan David.  

A futuro, y aunque el enfoque de Apolo es la computación científica, se buscará que pueda manejar grandes cantidades de información y permita trabajar con problemas de inteligencia de datos (big data). 

"Lo que aparece ahora es big data y ciencia de datos, que vienen más del mundo experimental y de las medidas. Nosotros nos movemos en la teoría y la simulación, pero ambos son sistemas de computación de alto desempeño. La ciencia usa ahora cantidades enormes de información, y los algoritmos normales que usan los computadores ya no funcionan. Se necesita otro tipo de técnicas: aplicaciones intensivas en datos y aplicaciones intensivas en cómputo", puntualiza el experto. 

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​Con la tercera versión de Apolo se triplica la capacidad de computación del equipo y se abren nuevas posibilidades para las investigaciones.
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EAFIT y la Universidad de Antioquia reciben patente por crear dispositivo médico

Mayo 23, 2017

El trabajo investigativo de las dos universidades dio como resultado la invención de un nuevo dispositivo para tratar las aneurismas cerebrales.

El dispositivo recibió patente de invención por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio.

​​Ingenieros biológicos de EAFIT y expertos neurocirujanos de la Universidad de Antioquia unieron sus conocimientos en investigación científica para desarrollar, por primera vez en Colombia, un dispositivo médico que sirve para tratar pacientes con lesiones causadas por aneurisma cerebral. El mecanismo recibió patente de invención el pasado 8 de mayo.

Se trata del Dispositivo restrictor de flujo en aneurismas cerebrales y conjunto posicionador-liberador del dispositivo, como figura en el certificado de patente de invención, otorgado por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC)​. Esta innovación es un aparato milimétrico que viaja por los vasos sanguíneos hasta el cerebro para reparar los daños que causa la enfermedad.

Gracias a los conocimientos en medicina, biología e ingeniería de ambos centros de investigación se logró este avance tecnológico y científico en el país. El proyecto en el campo médico fue liderado por el neurocirujano Carlos Mario Jiménez, profesor de la Universidad de Antioquia, quien, desde su práctica cotidiana en el tratamiento de pacientes con aneurisma cerebral, identificó la necesidad de desarrollar un dispositivo más efectivo para ocluir los aneurismas.

“En el año 2010 comenzamos desde la Universidad de Antioquia a contemplar la posibilidad de desarrollar este dispositivo en Medellín. Empezamos a trabajar y en la medida que fuimos entendiendo lo que queríamos, buscamos contactar un grupo de bioingeniería que nos acompañara en el proyecto. Encontramos el Grupo de Investigación en Bioingeniería (GIB) de EAFIT, que ofrecía una experiencia y una formación de primera calidad, y se mostró interesado en el proyecto”, dice el médico Carlos Mario Jiménez.

En el GIB, creado desde hace 18 años en conjunto con la Universidad CES para el desarrollo de tecnología aplicada al sector de la salud, se recibió el proyecto con manos abiertas. En cabeza del grupo está el ingeniero Santiago Correa Vélez, quien manifiesta que este “era un tema que nos interesaba mucho. Empezamos a desarrollar juntos todo lo que fue el concepto del stent – cánula implantable- y plateamos unos proyectos de investigación que fueron apoyados por ambas instituciones. Empezamos el desarrollo formal, el cual en este momento obtuvo la patente y estamos ad portas de hacer una prueba animal para poder validarlo”, señala el investigador.

El stent, que es un anglicismo médico para denominar un dispositivo con forma cilíndrica de uso endovascular, es una malla tubular que se implanta en algún tejido corporal, y que en el sistema vascular es muy útil porque permite remodelar los vasos sanguíneos. Con el diseño de este dispositivo, explican los investigadores, lo que se pretende es ocluir solamente el segmento del vaso sanguíneo que contiene la salida de la aneurisma.

Las aneurismas cerebrales, explica el experto neurocirujano, son lesiones muy graves y potencialmente letales, por lo que se hace necesario tener la mayor cantidad de herramientas disponibles a la hora de curarlas. Tradicionalmente estas lesiones se han tratado por medio de cirugías y procedimientos quirúrgicos como una craneotomía –apertura del cráneo–, lo que causa siempre ansiedad en las pacientes.

“Una aneurisma no es otra cosa que un fondo de saco ciego porque se daña la pared de un vaso sanguíneo y se forma como una bolsa, una ampolla, y por ahí la pared se va debilitando progresivamente hasta que en un momento dado se rompe y causa una hemorragia cerebral que es muy grave. La mitad de personas con una aneurisma cerebral, lo que la gente llama derrame cerebral, se muere. Y de los sobrevivientes las dos terceras partes quedan con muchas dificultades y discapacitados para seguir trabajando”, comenta el neurocirujano.

Por esta razón, desde hace un poco más de 25 años el campo de la neurocirugía viene trabajando con una técnica distinta como la endovascular, es decir, interviniendo los pacientes desde dentro de los vasos sanguíneos, sin necesidad de abrir el cráneo.

En el mundo se estima que entre el 2 y 5 por ciento de las personas adultas presentan un aneurisma cerebral. Si tenemos en cuenta que la población adulta mayor de 50 años en Colombia, que es donde se presenta más esta enfermedad, equivale a 20 millones de personas, al menos 200 mil personas en el país sufren este padecimiento. Y cada día, sentencian los médicos, se están descubriendo más casos porque los métodos de diagnóstico han avanzado.

Investigación y desarrollo

Luego de contactarse y realizar estudios científicos del flujo sanguíneo, en 2012, los investigadores de ambas universidades comenzaron a desarrollar el dispositivo con el diseño de un prototipo. Tiempo después, en 2014, durante cinco meses el neurocirujano Carlos Mario Jiménez, apoyado por la Universidad de Antioquia y EAFIT, viajó a la Universidad de Búfalo (Estados Unidos), centro de investigación pionero en el desarrollo de dispositivos para aneurismas, para conocer la experiencia en este campo de la bioingeniería.

“Eso tiene retos desde todos los ángulos. Obviamente está el reto de entender el problema desde el punto de vista físico, biológico y clínico. Ya después el reto de ser capaces de sintetizar una solución que sea manofacturable, que se pueda realizar en los materiales adecuados porque no cualquier material se puede emplear dentro del cuerpo humano. Tienen que ser inertes, biocompatibles, que no generen rechazo en el cuerpo, no ser tóxicos, no producir cambios genéticos, entonces todas esas características de los materiales hacen que el abanico de posibilidades de materiales para fabricar dispositivos sea muy reducido, y uno tiene que encontrar una solución viable”, señala el bioingeniero Santiago Correa.

La Universidad de Antioquia y el Grupo de Investigación en Bioingeniería tienen antecedentes de trabajos de investigación conjunta. Hace algunos años se desarrolló un proyecto sobre eficiencia masticatoria en niños, con la participación, además, de instituciones como el CES.

El GIB es, hasta la fecha, uno de los grupos de investigación que suman más patentes en la Universidad. En total, son cuatro patentes de invención y dos de modelo de utilidad. Proyectos como el sistema normalizado para la toma de rayos x en pacientes odontológicos, el distractor de sínfisis intraoral y el dispositivo para medir la fuerza de mordida son algunos de los desarrollos de este grupo de investigación.

La patente 22

Luego de recibir la notificación de la Oficina Japonesa de Patentes, quien otorgó la patente de invención por el Método y dispositivo para medir cambios volumétricos en una sustancia, el pasado 3 de febrero, los investigadores de EAFIT y Argos obtuvieron el registro en Colombia que protege la propiedad intelectual y comercial de esta invención tecnológica. Esta innovación científica, que es la primera patente de invención por fuera de Colombia que recibe la Universidad, se suma a la lista de 21 registros de propiedad intelectual que hasta la fecha cuenta EAFIT. En la actualidad, el índice de patentes de EAFIT en relación con grupos de investigación es de 0,51. El dato se obtiene de dividir el número de patentes de la Universidad (22) entre el su número de grupos de investigación (43).

“Estamos abiertos a la investigación”: Félix Londoño

¿Cómo ha sido la experiencia en investigación y el trabajo en conjunto con otras universidades?

En EAFIT estamos abiertos a colaboraciones con otras instituciones, de hecho, cuatro patentes se han desarrollado conjuntamente con el Metro de Medellín, una con Ecopetrol y otra con Argos. Y así hay otras patentes en las que hemos tenido socios. La Universidad está abierta, nosotros estamos insertos en el marco del ecosistema universidad empresa estado sociedad y en ese sentido dispuesto a trabajar de manera colaborativa con otras universidades, empresas e instituciones.

¿Cómo analiza el panorama actual de investigación en EAFIT?

La Universidad ha avanzado en investigación, nosotros tenemos más del 50 por ciento de los grupos en las dos máximas categorías de Colciencias, el tema de publicaciones se ha incrementado de manera notoria en los últimos años. De hecho, entre el período 2000-2016 tenemos el 75 por ciento de las publicaciones del acumulado total en las principales bases de datos. La Universidad ha avanzado mucho en este tema de transferencias de propiedad intelectual, 22 patentes es un número alto, que demuestra el crecimiento en investigación que estamos teniendo.

¿Qué destaca de los nuevos logros en obtención de patentes?

Lo más importante es que hemos venido avanzando en el proceso de protección y de registro de nuevas invenciones. Y estamos tratando de buscar la manera que esos resultados de investigación se puedan aprovechar y hacer transferencia a la sociedad. Hemos avanzado, además, en una sensibilización, en una cultura de investigación desde muy temprano con niños en programas como la Universidad de los niños y con los jóvenes a través de los semilleros de investigación. En investigación presentamos una cara muy positiva, con mucha confianza, porque creo que se ha avanzado de manera importante en ese sentido. ​ 

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​Carlos Mario Jiménez, Santiago Correa, Carlos Fajardo y Juan Felipe Isaza son los investigadores principales reconocidos con esta nueva patente de invención. En la imagen integrantes del Grupo de investigación en Bioingeniería de EAFIT. 
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EAFIT recibe el premio Lorenzo Codazzi

Mayo 22, 2017

El galardón le fue adjudicado a la Universidad y a otras instituciones por su colaboración con el Servicio Geológico Colombiano en la elaboración de un mapa de riesgo por deslizamientos de tierra.

Docentes de la Universidad trabajan actualmente para facilitar el uso de los datos encontrados en los planes de ordenamiento territorial. 

​​Por participar en la elaboración de una herramienta para mitigar riesgos ambientales y sociales en el país, asociados a deslizamientos de tierra, EAFIT hace parte del grupo de instituciones galardonadas con el premio Lorenzo Codazzi, otorgado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros, que será entregado el próximo 30 de mayo.

La Universidad fue protagonista en la investigación y elaboración del Mapa nacional de amenaza por movimientos en masa escala 1:100.000, un proyecto liderado por el Servicio Geológico Colombiano (SGC) con el apoyo del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y en cuya elaboración participaron siete universidades del país que cuentan con geología: Universidad EAFIT, Universidad Nacional de Colombia (sedes Bogotá y Medellín), Universidad Industrial de Santander, Universidad de Caldas, Universidad de Pamplona, y Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

Por parte de EAFIT, participaron docentes del grupo de investigación en Geología Ambiental e Ingeniería Sísmica, liderados por Geovany Bedoya Sanmiguel, jefe del Departamento de Ciencias de la Tierra, para quien este "fue un avance muy grande en materia de colaboración entre universidades. Trabajamos conjuntamente aportando criterios similares y construyendo protocolos para un mismo fin".

La investigación, presentada en diciembre de 2015, se centr​ó principalmente en la región Andina del país, y cubrió cerca del 30 por ciento del territorio nacional en zonas donde se concentra el 70 por ciento de la población, aproximadamente, y que se ven afectadas por problemas de inestabilidad del terreno.

Entre los factores que afectan los suelos en dichos sitios, Geovany menciona pendientes muy pronunciadas, lluvias, coberturas muy delgadas, superficies rocosas fracturadas y alteradas, mal uso y ocupación del terreno, procesos de deforestación, entre otros. Estos aumentan la probabilidad de generar movimientos en masa, es decir, deslizamientos en los que hay más presencia de sólidos que de líquidos.

Sobre la metodología, Marco Fidel Gamboa, profesor del pregrado en Geología y cuyo liderazgo en la parte técnica fue fundamental, explica que el SGC dividió el país en bloques y los distribuyó entre las universidades participantes. A EAFIT se le asignaron cuatro puntos de análisis, distribuidos en la zona central de Antioquia, Chocó y La Guajira.

"La Universidad —recuerda Marco Fidel— conformó un equipo para cada bloque, con cinco geólogos, un agrónomo, experto en suelos, y un ingeniero forestal, experto en coberturas vegetales. Cada bloque contó, además, con dos expertos en sistemas de información geográfica y la coordinación y el personal administrativo por parte del SGC".

El docente asegura que por primera vez se tiene en Colombia un mapa geomorfológico, es decir, cuya información muestra las formas del terreno y permite interpretar los estados pasados y actual del mismo, en escala de 1 en 100.000 (1:100.000), lo que significa que un centímetro en el mapa equivale a 1.000 metros (un kilómetro) en el terreno real. Hasta ahora, según el experto, el país solo contaba con mapas físicos generales de su territorio.​

Ordenamiento

La información arrojada por este proyecto, cuya duración fue de tres años, permitirá salvar vidas. Así lo considera Félix Humberto Londoño González, director de Investigación de EAFIT, quien cree que mientras en estos procesos de investigación haya sinergias con actores públicos y privados, sumado a la generación de conocimiento desde el sector académico, se pueden obtener resultados favorables para una mejor toma de decisiones desde los gobiernos locales y regionales.

De acuerdo con el directivo, "la construcción de estas cartografías y mapas, esta radiografía del país en relación con movimientos en masa, contribuirá a la elaboración de mejores planes de ordenamiento ambiental y de prevención y manejo de riesgos. Esto evidencia la importancia de este tipo de articulaciones, y nos permite conocer nuestra geografía y tenerla cartografiada".

Los investigadores de EAFIT se basan hoy en el mapa de amenazas construido mediante este proceso para apoyar al SGC en la elaboración de un nuevo mapa, aún más detallado. La idea es pasar de la información de interés regional a datos cuyo uso facilite la toma de decisiones a nivel local, con miras a alcanzar las metas propuestas en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 Todos por un nuevo país.

Al respecto, Geovany Bedoya aclara que "la escala trabajada en el mapeado no es la más óptima, y es solo la primera de varias. Estamos ayudando a establecer la metodología y los protocolos para llevar esos mismos mapas a 1 en 25.000 y prepararlos para su uso en los planes de ordenamiento territorial, los cuales se trabajan con información de mapas entre 1 en 10.000 y 1 en 2.000". ​

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​EAFIT fue una de las siete universidades que colaboró con el Servicio Geológico Colombiano en la investigación que las hizo merecedores del premio, entregado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros. Foto: Róbinson Henao.
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Eafitenses acuden al magnetismo ambiental para estudiar el aire

Mayo 12, 2017

Docentes y estudiantes de EAFIT analizan la cantidad y composición de los materiales magnéticos particulados presentes en el aire del Valle de Aburrá.

Las muestras se recogen en plantas presentes en 270 puntos del territorio y aportarán a comprender el nivel de riesgo para la salud en esos sectores.

​​​Están por todas partes en Medellín, son parásitos y, a pesar de su aspecto de erizo escamoso, pocos parecen notar su presencia. Se trata de los especímenes de la planta Tillandsia recurvata, considerada como una enfermedad para los árboles, a cuyos troncos y ramas se adhieren, pero cuyas hojas podrían guardar información valiosa con el potencial de salvar vidas en la ciudad.

Y es que la investigación Evolución de los patrones de contaminación del aire en el Valle de Aburrá usando métodos tradicionales y técnicas de magnetismo ambiental, dirigida por José Fernando Duque Trujillo, docente del Departamento de Ciencias de la Tierra de EAFIT, busca evaluar los patrones actuales de contaminación atmosférica mediante la caracterización de materiales magnéticos particulados capturados por esta planta, más conocida como golondrina o palomilla.

"La Tillandsia recurvata se encuentra muy dispersa en toda América y en muchos lugares de Europa. Predomina en zonas tropicales, preferiblemente en climas más o menos secos, aunque tiene cierta tolerancia a la humedad, por lo que su presencia es mayor en territorios más secos que Medellín. Sin embargo, en la ciudad está en todas partes, sobre todo en las que hay más humedad, como el corregimiento de Santa Elena", explica el docente.

José Fernando cuenta con el apoyo de Marcos Chaparro, científico del Centro de Investigaciones en Física e Ingeniería de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Argentina), así como de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá (Siata).

"Tenemos 270 puntos de muestreo en todo el Valle de Aburrá. Las muestras las tomamos una sola vez, debido al diseño del experimento que tenemos actualmente, pero podemos diseñar otros en los que se haga una recogida periódica de las plantas o, incluso, medidas en el sitio, regresando cada cierto tiempo", aclara el investigador.

Luego se analizan químicamente diferentes aspectos de las partículas magnéticas presentes en las muestras, como la minerología y el tamaño, y se determina el nivel de contaminación en estas para asociarlo con la calidad del aire en cada uno de los puntos de recolección. Esto es posible debido a que dichas plantas filtran el aire y se alimentan de las partículas contaminantes, es decir, en donde se halle la palomilla es seguro encontrar estos materiales magnéticos.

Los métodos tradicionales de monitoreo de contaminación atmosférica aportan datos sobre la cantidad de material particulado en el aire, pero no sobre su naturaleza, composición ni distribución del tamaño de grano, un nivel de precisión alcanzado mediante este sistema.

Salud en riesgo

Al hablar de los resultados, José Fernando Duque señala que "se encontraron mayores susceptibilidades magnéticas en el sector de El Poblado, aunque eso no quiere decir que sea la zona más contaminada de Medellín, pues la contaminación no se produce solo por estas partículas, pero sí indica una alta presencia de dichos elementos metálicos. Estos son bastante malos para la salud, especialmente la de los niños".  

Aunque no se ha establecido una relación directa entre contaminación del aire y enfermedades causales de muerte, algunos papers científicos señalan que al ser inhalados estos metales pesados pueden alcanzar zonas profundas del aparato respiratorio y generar radicales libres. Eso podría cambiar las dinámicas de coagulación de la sangre y generar cáncer de pulmón, ataques al corazón, ataques cerebrovasculares y alzhéimer.

Por esto, el equipo de investigadores redobló esfuerzos y trabaja ya con otra especie de la misma familia de la palomilla: la Tillandsia usneoides, más conocida como melena. "Queremos conocer su comportamiento, pues son plantas muy parecidas entre sí, con propiedades similares. La estamos estudiando porque en el mundo se usa generalmente la recurvata y no hay trabajos registrados con usneoides", manifiesta el docente eafitense.

La esperanza de obtener resultados favorables a la buena calidad del aire viene también de la mano de las nuevas generaciones de investigadores. Es el caso de los 11 estudiantes de los pregrados de Biología y Geología de EAFIT que conforman el semillero de Magnetismo Ambiental y cuyos esfuerzos se concentran ahora en sedimentos y contaminación en corales, con posibilidad de ampliar el análisis de material particulado a otras superficies como cortezas, líquenes, musgos, entre otros.

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​El estudio de la planta Tillandsia recurvata, más conocida como golondrina o palomilla, es idóneo para comprender la cantidad de material particulado en el aire.
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¡EAFIT, 57 años de aporte al desarrollo de Colombia!

Mayo 4, 2017

La Universidad celebra su aniversario este 4 de mayo con los esfuerzos enfocados en objetivos como la incorporación de una nueva área del conocimiento, la construcción de un edificio para la Escuela de Ciencias y la renovación de su Acreditación Institucional.​

El rector Juan Luis Mejía Arango habla sobre los desafíos que tiene la educación superior en el mundo, la región y el país, y acerca de cómo EAFIT refuerza el compromiso de enfrentar asuntos de este tipo.​

​​​​Cumplir metas y establecer sus propios retos. Ese es un imperativo en la vida de la Universidad EAFIT, que este 4 de mayo celebra su aniversario número 57 con la certeza de los nuevos listones que quiere alcanzar. Dentro de los desafíos figura vincular otra área del conocimiento a su currículo, iniciar la construcción de un nuevo edificio para la academia y renovar la Acreditación Institucional de alta calidad que tiene vigente hasta 2018.

Juan Luis Mejía Arango, rector de la Institución, comparte cuáles son los aportes que debe plantear la educación superior alrededor de la resolución de conflictos mundiales; los asuntos pendientes que debe afrontar la educación universitaria en Colombia y cuáles son las contribuciones que hace EAFIT, institución cuya acta de fundación se firmó el 4 de mayo de 1960 por parte de 19 empresarios de la región.

¿Cómo ve el presente de la educación superior en Colombia?

Estamos en un momento de transición, con nuevos retos. Uno es la inclusión porque seguimos teniendo tasas bajas de cobertura en educación superior. Si descontamos al Sena, los indicadores son bajos y dicen que, de cada 100 estudiantes que se gradúan de secundaria, logramos incorporar al sistema 30 o 35. Así, sigue existiendo una gran parte de la población que queda por fuera, adicionalmente los cargos que se crearán en el futuro exigirán mucha capacitación.

Es un gran reto y por eso EAFIT no solamente está haciendo un gran esfuerzo en el tema de becas, también estamos tratando de fortalecer financieramente la Universidad con el fin de garantizar en el futuro una incorporación mayor de estudiantes con grandes capacidades intelectuales y académicas, pero con bajos recursos económicos.

Un segundo reto está en el campo de la investigación, en el que tenemos que reinventarnos. Colombia está viviendo una paradoja muy grande: hemos tratado de fortalecer –lentamente, a veces no con la rapidez con que quisiéramos– el sistema, hacerlo robusto, y ya existen universidades con grupos de alto performance. Por un lado, fortalecemos ese sistema, pero los recursos públicos descienden. Fortalecemos el sistema, capacitamos el recurso humano, pero los recursos son cada vez menores.

Por eso hay que reinventarnos y salir a buscar recursos en otra parte. Tenemos que buscar recursos internacionales, aprender a participar en las convocatorias internacionales de investigación y, sobre todo, determinar aquellas áreas que son atractivas como, por ejemplo, las relacionadas con enfermedades tropicales y biodiversidad, en donde pudiéramos convertir a Colombia en un epicentro de referenciación de investigaciones de esta parte del globo.

En tercer lugar, creo que estamos viviendo el fin de los compartimentos de conocimiento. El mundo contemporáneo exige más interdisciplinariedad, las carreras clásicas cada vez tienden a ser permeadas desde otras disciplinas y creo que una de las grandes competencias del nuevo estudiante es la capacidad de dialogar con otras áreas del conocimiento diferentes a las de su propia formación.

En la pedagogía universitaria sí que estamos viviendo grandes temas, no solo el desplazamiento del énfasis del aprendizaje y la enseñanza, sino lo que significa la incorporación de nuevas tecnologías. Los nuevos recursos, como las aulas de pedagogía inversa, nuevos espacios de aprendizaje, son un imperativo hoy en las universidades contemporáneas y por eso EAFIT ha hecho un gran esfuerzo de renovarse prácticamente en todos sus espacios de aprendizaje para poder estar a tono con esas demandas.

Otro tema es la internacionalización. Obviamente dependemos de factores a veces externos como, por ejemplo, la devaluación que en los tres últimos años en Colombia nos ha afectado fuerte sobre todo en la formación de personal humano en el exterior. Sin embargo, creo que tenemos que tener no solamente una visión de intercambio, también creo que la universidad colombiana puede dar el salto a un entorno regional inmediato y ofrecer programas fuera del país. Creo que urge una política estatal de fomento en la negociación de los acuerdos internacionales, porque en ciertas áreas la educación puede ser un factor muy importante de exportación de conocimiento acumulado.

Lo otro es una urgencia de fortalecer todo el sistema de investigación asociado con todo el sistema de innovación. Las universidades estamos en el deber de alimentar al sector productivo en las nuevas tendencias, las nuevas demandas que exige el sector. Ya es un hecho que ciertas tecnologías como el internet de las cosas, el 3D, el Big Data, el analytics, etcétera, son factores que van a determinar la productividad en el futuro y la universidad está llamada a acompañar a las empresas en ese proceso.

¿Cuál es su percepción de la educación superior del país comparada con la región latinoamericana?

Creo que hemos, sobre todo en los últimos años, fortalecido mucho el sistema general de investigación. Colombia cuenta hoy con investigadores y grupos de investigación de primer nivel, pero la inversión del Estado frente a lo que pudiera complementar esa capacidad instalada en lugar de crecer, decrece. Países como Chile, Brasil y el mismo México nos están tomando una ventaja muy grande en términos de recursos. 

¿Cómo pueden las universidades aportar a la solución de los conflictos y problemas del ámbito mundial?

 Hay varios temas. Uno es que el mundo está viviendo un reacomodo ideológico y, a veces, no somos capaces de leer lo que está pasando, interpretarlo, y creo que el papel de la universidad es generar desde la investigación en las ciencias sociales y humanas esa capacidad analítica para poder saber leer las tendencias de lo que ocurre en el mundo.

Lo otro es que las universidades deben contribuir a solucionar los grandes males que azotan a la humanidad, como el hambre. Me impresiona mucho, por ejemplo, el primer punto del decálogo de la Universidad Purdue que dice que en el año 2050 la humanidad tendrá 12.000 millones de habitantes y pregunta cómo esa universidad va a contribuir a alimentar a esos habitantes. Eso nos ha marcado y por eso la decisión del Consejo Superior de EAFIT de incorporar una nueva área del conocimiento a la Universidad que tiene que ver con la producción de alimentos en el agro.

¿Cuál es uno de los aportes que puede hacer la educación universitaria en el ámbito nacional?

Otro de los grandes temas de la humanidad es la crisis de valores que se representa con la corrupción, que no es un tema exclusivo de Colombia. Cuando uno abre los periódicos, prácticamente de cualquier parte del mundo, los titulares están en eso.

La pregunta es qué está haciendo la universidad, y a mí, sinceramente, me preocupa que la universidad colombiana ha sido un poco autista ante los últimos temas que se nos han presentado. Creo que no solamente tenemos que decir, tenemos que actuar y por eso la decisión de EAFIT -que ha adoptado cinco valores como guía de su acción al futuro, que los ha jerarquizado y ha puesto a la integridad como el valor supremo- de convertir eso en vida cotidiana en el campus.

Por eso la creación, en febrero de este año, del Centro de Integridad para que no solamente contribuya a la formación, sino también a elevar el nivel moral de sus estudiantes. La gran ambición de esta Universidad es que cuando alguien se encuentre con un eafitense tenga la seguridad de que está al frente de una persona íntegra.

Hay tendencias que pronostican un predomino de la virtualidad sobre la presencialidad en la educación superior, ¿cómo se percibe eso desde EAFIT?

Creo que entraremos en un mundo bimodal en el que se debe compaginar presencialidad y virtualidad, y por eso estamos apostando a un edificio para la Escuela de Ciencias. Eso es parte de la evolución histórica de la Universidad, en la que sus propias edificaciones, su propia planta física van mostrando la evolución de las áreas del conocimiento que se han ido incorporando.

Tuvimos un énfasis en administración, luego la ingeniería, las humanidades y creo que le ha llegado el turno a la Escuela de Ciencias que demanda laboratorios físicos cada vez más complejos y ahí la virtualidad tiene un límite. La experimentación y la investigación in situ seguirán siendo necesarias, y por eso es la próxima apuesta de la Universidad. Esperamos que en el segundo semestre podamos empezar la construcción.

En Medellín hay una confianza entre la empresa privada y la academia, pero ¿qué cree que se debe hacer para fortalecer esa relación?

Cada región tiene su propia evolución histórica y eso marca una idiosincrasia. De alguna manera, la relación entre la academia y la productividad se ha dado en Antioquia desde hace mucho tiempo. Uno no puede entender el desarrollo del departamento sin la existencia de la Escuela Nacional de Minas y de la Escuela de Artes y Oficios. Entonces, desde ahí, vemos que ha sido la academia la que ha acompañado el desarrollo económico de la región. De modo que nuestro propio proceso económico ha demandado siempre, no solamente de la academia, sino la creación de academia. Ese es el caso concreto de EAFIT, que cuando hubo la necesidad de tener administradores profesionales, la empresa creó esta Universidad. 

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Con la intención de formar personas idóneas para liderar el sector empresarial, 19 visionarios crearon el 4 de mayo de 1960 la Escuela de Administración y Finanzas, el pilar sobre el que se construyó la Universidad EAFIT. En la imagen, el contraste entre el campus, en la década del 60, y el campus en la actualidad. Fotos Gabriel Carvajal y Róbinson Henao.​
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EAFIT y Ecuas Consultores crean un aislador sísmico

Abril 18, 2017

La empresa consultora Ecuas Consultores e investigadores de EAFIT crearon un aislador sísmico para las subestaciones generadoras de energía. 

El dispositivo, desarrollado en la mesa vibradora del Laboratorio de Sísmica de la Universidad, es un novedoso sistema para la disipación de movimientos telúricos en estructuras esbeltas. ​

​En la creación de este aislador sísmico para subestaciones de energía, la Universidad comparte los derechos patrimoniales de la patente con la empresa Ecuas Consultores.

​Con una nueva innovación tecnológica, desarrollada por ingenieros civiles en el Centro de Laboratorios de EAFIT, presentada recientemente a toda la comunidad académica, se evita que las subestaciones eléctricas de alta tensión, ubicadas a lo largo y ancho del país, sufran afectaciones en el momento de un movimiento telúrico.

Se trata del aislador sísmico, un dispositivo mecánico hecho de acero que se coloca en la base de las estructuras de las subestaciones de energía, que las protege de daños durante un eventual sismo de mediana o alta intensidad. Es un desarrollo en conjunto con Ecuas Consultores, una empresa que presta servicios de consultoría y tiene actividades en el diseño de obras civiles y electromecánicas para el sector energético, además de hacer investigación en el campo del desempeño sísmico de estructuras.

“El aislador se pone en la base de la estructura y lo que hace es que disipa el movimiento sísmico. Esto lo que significa es que si uno está encima de ese aparato siente muy poquito el sismo, casi no se mueve. Es como si el sistema se tragara el sismo, como un silenciador de ondas acústicas, pero lo que hace es aislar el movimiento”, afirma Juan Diego Jaramillo Fernández, docente investigador de EAFIT y experto en sismoresistencia.

Según la investigación desarrollada por los expertos de la Universidad, durante un movimiento telúrico las subestaciones eléctricas sufren un impacto en sus estructuras y, algunas veces, quedan fuera de operación afectando la generación y el suministro de energía.

“Este aislador, en particular, es orientado a resolver el problema de unos equipos que hay en las subestaciones eléctricas, que son como unos ‘pancakes’ muy altos, llenos de unos discos de porcelana, los que tienen la función de aislar eléctricamente los circuitos. Esos equipos son muy frágiles y han tenidos grandes problemas últimamente porque se están quebrando con sismos más o menos intensos. La solución a ese problema es aislar estos equipos que tienen una geometría muy particular y unos pesos muy definidos”, señala Juan Diego.

La amenaza sísmica

Si en este momento se presenta un sismo de mediana o alta intensidad, parte de la infraestructura eléctrica del Valle de Aburrá, ubicada en los patios de las subestaciones de energía, sufriría afectaciones en sus equipos transmisores.

Esto fue experimentado por los ingenieros civiles de EAFIT durante el desarrollo del aislador sísmico, quienes durante cinco años –momento en que surgió el problema por parte de las empresas generadoras de energía– trabajaron en el Centro de Laboratorios de la Universidad en la creación del dispositivo mecánico.

Para eso utilizaron la mesa vibradora, una herramienta del Laboratorio de Sísmica que sirve para simular eventos sísmicos a diferentes escalas y con capacidad importante en términos de carga y tamaño, donde se realizaron ensayos a escala real del impacto de un temblor de tierra en los equipos de las subestaciones de energía.

“Los disipadores los ensayamos a escala real. Trajimos un equipo que prestó ISA Interconexión Eléctrica, un equipo real de subestación y lo montamos con una grúa en la mesa vibradora, que es tal vez la más grande en Colombia. El asunto fue que diseñamos un dispositivo con una aplicación muy concreta, porque estos amortiguadores y resortes dependen no únicamente del tipo de movimiento sísmico que son capaces de aislar, sino la estructura que están aislando”, señala el investigador.

Antes de este desarrollo tecnológico, las empresas del sector eléctrico del país solucionaban el problema de las subestaciones con aisladores sísmicos importados desde Europa, los cuales representaban altos costos. Con la nueva innovación no solo se compite en términos de costos, sino en calidad técnica y efectiva.

“Es destacable el nivel de innovación de este desarrollo, con una solicitud de patente y que se desempeña mejor que sus sustitutos en el mercado. Adicionalmente, como se usan materiales locales, permite la sustitución de importaciones. El aislador se puede usar en equipos de patio para subestaciones eléctricas, equipos que pueden ser nuevos o existentes”, expresa Sara Hernández Hernández, líder de transferencia en Innovación EAFIT.

Gracias a innovaciones como esta, la investigación científica de la Universidad se beneficia de varias maneras. Por una parte, se obtienen retornos académicos con la creación de patentes, publicaciones y la generación de mayor experiencia en los docentes y sus grupos de investigación. Además, se contribuye socialmente, pues de esta manera se evita que un sismo pueda ocasionar cortes de energía en alguna población determinada.​ 

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EAFIT recibe su primera patente internacional de invención

Febrero 17, 2017

La Universidad obtuvo una patente en Japón gracias a un proyecto en el que cooperó con Cementos Argos.

La invención, desarrollada por los investigadores de ambas instituciones, optimiza la producción en el sector constructor.​

​​​La invención de un dispositivo que calcula los cambios volumétricos en una sustancia, usado en el sector constructor para medir la retracción de los fluidos de los materiales en los primeros minutos después de empezar la mezcla de cemento, es la primera patente por fuera de Colombia que reciben investigadores de EAFIT.

Este reconocimiento científico, concedido en documento oficial el pasado 3 de febrero por la Oficina Japonesa de Patentes, es fruto de la cooperación investigativa entre Cementos Argos y la Universidad. La innovación fue desarrollada por los profesores Juan Manuel Jaramillo Ocampo y Carlos Germán Correa Urán, de la Escuela de Ciencias de EAFIT, y la ingeniera química María Fernanda Díaz, líder de Proyectos de Investigación y Desarrollo en la compañía Argos.

“La patente es un reconocimiento a la labor investigativa. La invención, una solución a un problema muy específico del área de aplicaciones en cementos, surgió como una idea de María Fernanda, para un trabajo interno que lideró en Argos, que nos planteó la necesidad de hacer la automatización de la medida. Cuando vimos la oportunidad de patentar nos involucramos en esa carrera”, comenta el profesor Carlos Germán Correa.

Con el reconocimiento de la Oficina Japonesa, EAFIT recibe por primera vez una patente por fuera del país, que le otorga el derecho de protección al uso comercial del invento durante 20 años en este territorio. En Colombia, por su parte, la Universidad suma 19 patentes por sus desarrollos científicos: 12 de invención y 7 de modelo de utilidad.

La invención, llamada Método y dispositivo para medir los cambios volumétricos en una sustancia, es un desarrollo tecnológico que permite al sector constructor automatizar el estudio de las propiedades del cemento, bajo las normas técnicas establecidas.

“Ya estaba hecha la norma que decía como medir las propiedades del cemento. Estos ensayos podían tardar hasta tres días y necesitaban un operario tomando datos. Había otros métodos mucho más costosos que implicaban tener una cámara fotográfica conectada a un equipo todo el tiempo haciendo las mediciones. Este equipo, para automatizar el estudio de las propiedades del cemento, cumple con las condiciones que se desean. Es una invención sencilla relativamente, eficiente y funcional, características que uno busca a la hora de generar una solución”, señala el investigador Germán Correa.

“El hecho de que nos hayan otorgado la patente en un país como Japón es muy importante. Y es significativo, en el sentido de que es la primera. Normalmente la entrada a estos países es compleja, lo que quiere decir que es una patente con un potencial muy alto”, expresa Adriana García Grasso, directora de Innovación EAFIT.

Investigación y propiedad intelectual

Para los investigadores de EAFIT y Cementos Argos, la patente otorgada en Japón es el primer paso de una carrera que comenzó en 2014, cuando presentaron la solicitud de protección de la propiedad intelectual ante el Sistema Internacional de Patentes (PTC).

Este es un tratado de cooperación firmado por más de 145 países, que presta asistencia a los solicitantes de protección internacional para sus invenciones. Además de Japón, donde se acaba de notificar la patente, los investigadores esperan la respuesta de las oficinas de los Estados Unidos y Europa. “En la solicitud nosotros decidimos que queríamos entrar a Japón, Europa y los Estados Unidos. Después de hacer los estudios de mercadeo y las inteligencias competitivas, consideramos que esas eran las tres regiones porque encontramos que había posibilidad de una futura comercialización”, señala la directora de Innovación. Este sistema es usado por las principales empresas, centros de investigación y universidades del mundo, así como por emprendedores e inventores independientes que solicitan protección de su propiedad intelectual. La ventaja del PCT es que permite presentar una única solicitud de patente en un gran número de países, sin necesidad de cursar por separado varias solicitudes.

“Lo primero fue demostrar la capacidad que tenemos de interrelacionar el conocimiento con algo práctico. Las patentes también son una forma de medir la capacidad de innovar de la Universidad, lo que se ve reflejado en la sociedad. Con esto se aporta al país en su capacidad de volverse más competente”, manifiesta el profesor Juan Manuel Jaramillo.

Más patentes, más desarrollo

Según estadísticas de la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia, EAFIT fue la tercera Universidad con mayor cantidad de solicitudes de invención del país en 2016 con un total de 16, luego de la Universidad Industrial de Santander (29) y la Universidad Nacional de Colombia (22).

En ese mismo informe, la entidad reveló que Colombia ocupó en 2016 el segundo lugar entre los países con mayores solicitudes de invención con un total de 545.

Es primer lugar lo obtuvo Estados Unidos con 695 y Suiza el tercero con 147. “Las patentes son un tema que en el Colombia apenas comienza. El auge de patentar, de proteger la propiedad intelectual ha tomado relevancia en los últimos cinco años. Anteriormente no éramos conscientes del valor de la propiedad intelectual, de los activos del conocimiento”, concluye Adriana García. 

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Con 57 patentes solicitadas, 10 en preparación y 19 otorgadas, EAFIT se mantiene el propósito de promocionar la investigación y la propiedad intelectual. En la imagen el Centro Argos para la Innovación en EAFIT.
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EAFIT propone la reflexión ética desde su Centro de Integridad

Febrero 16, 2017

La Universidad presentará oficialmente esta nueva dependencia que pretende promover la reflexión ética, fomentar la educación con sentido y generar procesos edificantes.

Adela Cortina, filósofa española, ofrecerá en el acto de presentación, el jueves 23 de febrero a las 10:00 a.m., una conferencia con entrada sin costo que requiere inscripción.

​​​Corrupción, violación de derechos humanos, maltrato animal, infracciones a las normas y todos los hechos de conocimiento público que cuestionan la conducta de personas en diversas esferas de la sociedad colombiana son indicios de la urgencia de una reflexión ética permanente. EAFIT, como espacio de formación de profesionales con un impacto cada vez más significativo en diferentes áreas del conocimiento, y en los sectores público y privado, tiene el propósito de ayudar a suplir esa necesidad con la creación del Centro de Integridad, que presentará, de manera oficial, el próximo jueves, 23 de febrero, a las 10:00 a.m. en el Auditorio Fundadores.

Ese día la filósofa española Adela Cortina dictará una conferencia sin costo que requiere inscripción (aquí). El título de su intervención es Educación desde el ser: el sentido de la ética en la construcción de una sociedad justa e incluyente, temas afines a los del nuevo centro que, explica Nathalia Franco Pérez, jefa de esta unidad, tiene entre sus principales objetivos ser punto de encuentro para fomentar la educación con sentido y generar procesos edificantes que contribuyan a la formación integral de los estudiantes, de los profesores, personas que habitan la Institución y sociedad en general.

“Queremos que este Centro sea un punto de llegada y de partida para reflexionar sobre la integridad, pero tenemos claro que no podemos ser, únicamente, un centro de pensamiento, sino también acompañar a los estudiantes y a los profesores para que el ejercicio académico sea abordado con pasión, compromiso y, por supuesto, con integridad”, menciona Nathalia, quien aclara que el Centro de Integridad no funcionará como un ente que sanciona, sino como un espacio abierto a escuchar, a cocrear, y a construir unas mejores prácticas.

La idea es propiciar una deliberación colectiva y multidisciplinaria sobre la ética y la integridad en los diferentes ámbitos, tanto internos como externos a la Universidad, así como incidir desde los principios de la ética discursiva en aquellas acciones, paradigmas y estereotipos que afectan los principios de la cultura ciudadana y la integridad académica. Otro objetivo es contribuir al campo de la ética aplicada a través del estudio de los retos morales actuales desde la investigación y la divulgación científica.

La ética -tal como establece el documento central del Centro-  es transcendental para los retos morales del hombre contemporáneo y los recientes llamados desde diversos sectores a buscar una estabilidad social, económica y política, así como a conseguir un relacionamiento sostenible con el medio ambiente y una convivencia intercultural respetuosa.

En el caso de Colombia la intolerancia y la disparidad de visiones sobre la constitución de la sociedad también hacen imperiosa la reflexión ética, tal como la que se propuso desde EAFIT cuando el rector Juan Luis Mejía Arango pidió, en 2010, analizar los arquetipos sociales faltos de integridad en el texto El culto del avispado.

“El avispado tiene profunda confianza en sí mismo, por tanto, no requiere de preparación, dado que su astucia natural le permite salir triunfante en todas las situaciones. El avispado no prevé las situaciones, las resuelve en cada momento gracias a su viveza. El avispado no hace empresas, hace negocios. Para el avispado la mejor universidad es la calle y la vida. El avispado no cree en el esfuerzo pues sabe cómo se la gana de ojo. El avispado no conversa, sino que se come de cuento a la gente”, dice el Rector en el texto.

La fecha de publicación de El culto del avispado es evidencia de los antecedentes de la preocupación institucional por estos asuntos, tal como lo es Atreverse a Pensar, programa de la Universidad que sirvió de apoyo para la creación del Centro de Integridad, en parte gracias a su experiencia con talleres en los que han participado 10.600 estudiantes y las cerca de 110 instituciones públicas y privadas que fueron impactadas por sus conferencias y actividades.

“El Centro de Integridad es una evolución del programa Atrever a Pensar. En 2012 habíamos contemplado la opción de crear una oficina de integridad tomando como modelo algunas instituciones pares en el mundo. Sin embargo, nos dimos cuenta de que debíamos madurar algunos de nuestros procesos. Hoy, después de seis años, y seis fases de comunicaciones, sentimos que este es el momento preciso para crearlo”, explica Nathalia Franco.

Las estrategias de la nueva unidad de EAFIT están enfocadas en los ejes académico, investigativo y de proyección. En el primero fomentará la honestidad académica y para eso trabajará en la sensibilización y la prevención de formas de deshonestidad como el plagio o la alteración de documentos. También se ofrecerá asesoría y acompañamiento a casos específicos y generales.

En el segundo eje se plantea la producción académica que incluye la investigación formal y programas de pasantías para intercambiar experiencias entre investigadores de EAFIT y otras universidades. En cuanto a proyección están planteadas las consultorías a organizaciones de los sectores público y privado y alianzas institucionales para tener acuerdos de carácter administrativo y académico entre la Universidad y otras instituciones nacionales e internacionales, los cuales permitan potenciar las iniciativas relacionadas con la ética y la integridad.

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El jueves 23 de febrero, durante la inauguración del Centro de Integridad de EAFIT, también se presentará el libro conmemorativo sobre el recorrido, impacto y aprendizajes del programa Atreverse a Pensar de la Universidad. En la imagen Adela Cortina.
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Editorial EAFIT celebra 20 años dando vuelo a las palabras

Noviembre 29, 2017

Una historia tejida entre letras y palabras locales y extranjeras, académicas y literarias, ubica hoy a la Editorial de la Universidad como uno de los más reconocidos sellos universitarios del país.

Un catálogo compuesto por 33 colecciones, 400 autores y 580 títulos, de los que el 40 por ciento son libros académicos, demuestra el trabajo incansable de esta dependencia, que festeja veinte años de existencia.. La celebración será este lunes 4 de diciembre a las 3:00 p.m.

El interés por las palabras, tanto aquellas nacidas al calor de la investigación académica o las plasmadas como producto de un ejercicio de creación literaria, caracteriza el trabajo constante de la Editorial EAFIT, cuya labor celebra 20 años —este lunes 4 de diciembre a las 3:00 p.m. en el auditorio 101 del bloque 38 de la Institución— con 580 títulos en su catálogo, construido con pulso de artesano.

Un par de décadas atrás, en 1997, Leticia Bernal Villegas fue nombrada jefa del entonces recién creado Fondo Editorial EAFIT, y fue la primera al timón de un proyecto que, con el pasar de los años, estuvo a cargo de María Cristina Restrepo, Héctor Abad Faciolince y Nathalia Franco Pérez, entre otros, hasta ser hoy responsabilidad de la escritora Claudia Ivonne Giraldo.

Fue el apego por las letras, y la forma correcta de agruparlas y buscarles sentido, el que llevó a Álvaro Pineda Botero, entonces vicerrector de la Universidad, a sentar las bases, en compañía de Leticia, con el deseo de ver crecer un centro de gestión del conocimiento generado en las aulas y laboratorios del campus universitario, materializado, hasta ese momento, en una escasa producción literaria de corte académico.  

Esos fueron los primeros asomos de una vocación cuyos horizontes se ampliaron a descubrir y publicar nuevos escritores, con obras que no hallaban eco entre los grandes grupos editoriales. Así lo recuerda Héctor Abad Faciolince, quien inició su carrera como novelista en 1991 por medio de una publicación universitaria, y ocupó luego la jefatura del Fondo, desde octubre de 2005 hasta agosto de 2008.

"Yo intenté aproximarme más a los profesores y a su producción intelectual. También quise publicar libros de escritores locales que me parecieran importantes. Esa misma labor la ha cumplido la hoy llamada Editorial EAFIT a lo largo de su historia. Creo que en esos años publicamos uno de los best sellers de nuestra editorial: Bitácora del cautiverio, un libro muy duro y muy importante que se reconstruyó a partir de los apuntes de Gilberto Echeverri Mejía, el exministro y exgobernador, mientras estuvo secuestrado", recuerda Héctor.

El periodista y escritor relata también que tuvo el honor de publicar el primer libro de un nuevo cuentista, quien recibió luego muchos reconocimientos: Los amigos míos se viven muriendo, de Luis Miguel Rivas, fruto de un acompañamiento en el que, según Nathalia Franco Pérez, actual jefa del Centro de Integridad de EAFIT, y quien dirigió la Editorial entre enero de 2013 y julio de 2016, se juntaron la fuerza de un fondo muy consolidado y la apuesta académica de la Institución por la cultura y la formación humanista.

"Luis Miguel Rivas publicó luego un libro de relatos, también con el Fondo, al que le siguieron otra colección de cuentos y su primera novela, ambos con Editorial Planeta. Ese es solo un ejemplo de otros autores que empezaron con EAFIT y encontraron eco, gracias a una obra literaria seria, a un trabajo bien realizado y al hecho de que creímos en ellos", asegura Nathalia, quien reemplazó en la jefatura de la Editorial a la periodista Ana María Cano. Esta última relevó, a su vez, a Héctor Abad, y ejerció la jefatura entre agosto de 2008 y diciembre de 2012.

Nathalia recuerda que encontró un fondo editorial muy sólido y con estrategias maduras para promover autores noveles y garantizar la publicación de libros académicos. Durante su estadía en el cargo promovió la colección de cuentos escritos por plumas desconocidas, pero, también, por voces literarias de peso en el país que tuvieran relatos inéditos.

"Tratamos de generar una relación más cercana con lo académico, para que los profesores entendieran el interés de la Universidad por publicar investigaciones y trabajos de grado convertidos en libros.  De otro lado, tejimos la relación para la publicación de la colección de Gonzalo Arango la cual, al igual que la de Fernando González, creada en su momento por Héctor Abad, nos llena de orgullo y satisfacción".

Y es que las 33 colecciones activas con las que cuenta hoy la Editorial EAFIT, entre las que se encuentran Colección Novela, Colección Cuentos, Colección Cartas, Colección Administración y Colección Geología, han sido una construcción colectiva en cuya puesta en punto confluyeron las sensibilidades de diversas personas, en momentos diferentes de la historia del pensamiento en Medellín.

"Para mí fue importante crear y diseñar la Colección Biblioteca Fernando González, en colaboración con su Casa Museo Otraparte. Otra que me hizo mucha ilusión crear fue la Colección Rescates. En ella publicamos la correspondencia entre Gonzalo Arango y Alberto Aguirre. Esta última me parece particularmente interesante pues no sigue la dictadura de la novedad sino, al contrario, busca proponer obras importantes del pasado, ya sean inéditas o que hubieran sido publicadas", explica Héctor.

La gestión de Abad Faciolince también permitió crear la Colección Poesía, cuyo catálogo no se amplió mucho mientras él estuvo en el cargo, algo que se vio compensado por el hecho de que cada una de las colecciones creadas siguió siendo alimentada por la Editorial, independientemente de quien estuviera al frente de la misma.

"La Colección Rescates es la más bella y la que, pienso, dejará una huella más perdurable. Toda labor de rescatar nuestra herencia cultural, musical y literaria es muy valiosa. Por eso, dentro de esta inscribo las diferentes bibliotecas: Biblioteca Fernando González, Biblioteca Gonzalo Arango y Biblioteca Mario Escobar Velásquez. Estas recogen, año a año, la obra de dichos maestros, baluartes de nuestra identidad", resalta Claudia Ivonne Giraldo Gómez, actual jefa de la Editorial EAFIT.

En sus palabras, esa dependencia de la Universidad tiene siempre las puertas abiertas a escritores, estudiantes, docentes e investigadores que quieran presentar sus proyectos. En cualquier caso, la publicación de los mismos depende, únicamente, de la calidad con la que han sido escritos, la cual es analizada por el equipo humano de la Editorial.

"La Editorial siempre ha tenido un alto estándar de calidad académica. Esa directriz hay que mantenerla como uno de nuestros más preciados criterios. Y su identidad también se sustenta ahora en la belleza y calidad de las ediciones, en la buena factura y en el deseo de implementar cada vez más procesos y materiales más limpios y amigables con el planeta", agrega Claudia Ivonne.

Lazos y espacios

Otro esfuerzo con resultados muy positivos ha sido el de estrechar lazos con editoriales y fondos universitarios de Medellín, Colombia, América y Europa, tras la creación del Salón Iberoamericano del Libro Universitario, el cual se realiza anualmente durante la Fiesta del Libro de Medellín.

"En mi primer año, acompañé la primera edición del salón, que fue un trabajo interesante con otras editoriales de Medellín. Pero ese ha sido más un trabajo de Claudia Ivonne, quien quedó como jefe encargada cuando me fui a España a estudiar una maestría en Ética y Democracia. En ese momento, todos mis compañeros me brindaron un apoyo muy grande para sacar adelante mis estudios.  Al regresar, Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, me encomendó dedicarme al tema de integridad, y Claudia fue nombrada como jefe del fondo", rememora Nathalia Franco.

Ella, en su momento, fortaleció los vínculos con la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia (Aseuc) y acompañó la primera edición del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, un estímulo que, desde su punto de vista, significa un acompañamiento importante para escritores del país que dedican gran parte de su vida a la literatura: una apuesta arriesgada y llena de incertidumbres en la que el reconocimiento y las posibilidades otorgadas por este tipo de premios se convierten en impulsos mayúsculos.  

"Este premio evidencia la apuesta de EAFIT por la cultura y por una universidad plural, donde se reconoce el valor del conocimiento científico y se busca una educación que humanice, incluya y dimensione un alcance más holístico del ser humano. Es prueba de que no solo formamos estudiantes en conocimientos científicos, sino que creemos en la formación cultural", manifiesta Nathalia.

Otro gran hito en la historia de la editorial es el Premio León de Greiff al mérito literario, un galardón que nació en la Biblioteca de la Universidad que, de acuerdo con Claudia Ivonne Giraldo, ha permitido a la Editorial publicar a dos grandes maestros que, no obstante, no eran tan conocidos en Colombia y Medellín: Juan Calzadilla, poeta venezolano, y Luisa Valenzuela, narradora argentina.

Hoy, como uno de los sellos universitarios más visibles de la ciudad, y abanderada de importantes procesos culturales para la región, la Editorial EAFIT se convierte, además, en pieza fundamental de la última apuesta de la Universidad por el cultivo de la literatura como forma de vida y expresión.

"La Universidad le apuesta a un pregrado en Literatura y una maestría en Escrituras Creativas, programas que, se espera, generen una relación mucho más natural entre esos estudiantes que sueñan con ser escritores y una editorial que los acompañe, lea sus trabajos y, eventualmente, publique sus mejores textos literarios", indica Nathalia Franco.

Trabajo sin límites

De acuerdo con Claudia Ivonne Giraldo, jefa de la Editorial EAFIT, el trabajo de esta dependencia está dirigido no solo a la comunidad académica de la Universidad sino también a la nacional e internacional. "Apuntamos a un público general con nuestra oferta literaria, en un rango de edad que va desde los más jóvenes, que quieren descubrir grandes autores locales, hasta las personas mayores, cuyo deseo es volver a leer a estos autores con publicaciones que ya no se editan. Queremos también incentivar la producción intelectual de los diferentes estamentos de la Institución; servir de vehículo para registrar y difundir los resultados de las investigaciones que se llevan a cabo en la Universidad; proyectar los logros académicos e intelectuales, con miras al reconocimiento de EAFIT en el país y en el exterior; apoyar la creación cultural y artística del país; y trabajar por la conservación y divulgación de nuestro patrimonio", dice Claudia.

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​La creación de diversas colecciones y bibliotecas ha permitido a la Editorial EAFIT rescatar la obra de autores locales de renombre como Fernando González, Gonzalo Arango y Mario Escobar Velásquez.
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