Cuando Catalina Isaza Falla se graduó como bachiller del colegio San Ignacio de Loyola tenía en mente dos opciones para su futuro académico y profesional: estudiar medicina o diseño industrial. Pero en el camino, mientras trataba de decidirse, encontró una carrera que le permitía hacer productos para beneficiar el área de la salud e integrar el diseño.
Así fue como se decidió por el pregrado de Ingeniería de Diseño de Producto de la Universidad EAFIT, un programa que, según dice, la apasionó y la enamoró. “Me abrió la posibilidad de conocer y saber sobre muchas cosas, para luego especializarme en lo que más me gustaba”, anota.
Gracias a los convenios de la Universidad con otras instituciones de educación superior, Catalina tomó cuatro materias de la carrera en Ingeniería Biomédica del CES, enfocándose en anatomía, biomecánica y biomateriales.
Ahora es profesional, acaba de terminar su primer semestre de la Maestría en Ingeniería de EAFIT, y el pasado 26 de noviembre, junto a otras tres iniciativas eafitenses, uno de sus proyectos fue galardonado con el premio Medellín Investiga 2015, reconocimiento entregado por la Alcaldía de la capital antioqueña para el fomento de la actividad investigativa en la ciudad.
Y es que la curiosidad por saber cómo funcionan las cosas y cómo aprovechar los conocimientos que adquiere cada día, para crear iniciativas que mejoren la calidad de vida de las personas, han cultivado en ella un espíritu investigativo.
“Considero que el conocimiento no sólo hay que compartirlo sino que hay que crear en otros la posibilidad de producirlo, y desarrollar investigaciones lo hace posible”, anota.
Mini implantes para mejorar la calidad de vida
Aunque Catalina se ha dejado envolver por el área de proyectos en general, el desarrollo y gestión de los que se relacionan con el área de la salud son su gran pasión.
Precisamente en este campo se enfocó la iniciativa Ortopedia Maxilomandibular con anclaje óseo soportado (Omao), proyecto que le abrió el camino entre las mejores propuestas de Medellín Investiga 2015. Este es un sistema operativo que permite la predicción y personalización de tratamientos ortopédicos a través de mini implantes anclados al hueso, y de un dispositivo que busca cambiar la dirección del crecimiento de los maxilares.
“Es para pacientes con Maloclusión esquelética Clase III, donde la mandíbula se encuentra adelantada respecto al maxilar y genera el factor facial más desfavorable en los pacientes”, explica Catalina y agrega que con este sistema operativo es posible diseñar un tratamiento personalizado para cada persona, teniendo en cuenta su anatomía.
Según la estudiante eafitense, obtener el premio es un reconocimiento a la pasión que le ha puesto a las investigaciones que ha realizado en el Grupo de investigación en Bioingeniería (GIB) y al apoyo recibido por docentes como Santiago Correa, Juan Felipe Isaza y Samuel Roldán.
“Es el primer logro académico público que recibo. Fue una experiencia muy gratificante porque demuestra que aunque apenas estoy empezando en la investigación lo estoy haciendo bien. Eso me motiva a seguir construyendo este camino y a hacerlo cada vez mejor”, Finaliza.