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Resultados Concurso Microrrelato 2023


VII CONCURSO NACIONAL UNIVERSITARIO DE MICRORRELATO PALABRAS CONTADAS 2023

DIRECCIÓN DE DESARROLLO HUMANO-BIENESTAR UNIVERSITARIO

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Ganadores

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Primer lugar: 

“El desaparecido”

Juan Sebastian Álvarez Ríos, graduado en Derecho de la Universidad EAFIT.

Hay días en que amanece muerto y la abuela —que no sabe llorar— se fuma dos cajetillas de cigarillos, guarda silencio y camina por toda la casa con el frasco en el que tiene las cordales del tío. Otros días amanece vivo, así que ella arregla la casa desde temprano, cambia las sábanas de la cama en la que nadie se acuesta hace veinte años y deja en la olla la carne más grande después de servirnos el almuerzo.


Segundo lugar:

“El otro final feliz”​ 

Yesid Alexis Espinosa Zapata, empleado de Bienestar de la Institución Universitaria ITM​.

La princesa entrecerró los ojos y dispuso los labios para el beso, pero, en un segundo, la lucidez iluminó al príncipe. Recordó las responsabilidades que conlleva el poder; el agobio de tener que atender las necesidades de su pueblo; el temor constante a ser engañado, herido, asesinado; la angustia permanente de tener que ser justo, el insufrible boato y el protocolo de los eventos; el servilismo y la codicia de sus colaboradores y las intrigas y el veneno de la corte. Entonces, huyó saltando por la ventana que daba al jardín y, pese a los gritos desesperados que daba la princesa, continuó saltando y croando hasta llegar al estanque y sumergirse en él.


Menciones especiales ​



  • “Mis juguetes” - Kelly Toro Álvarez, estudiante de Psicología de la Universidad EAFIT.​​

¡No puede ser! Mis juguetes no dejan de moverse solos. Hace rato les estoy diciendo que se queden quietos, pero no me hacen caso. Corretean por la habitación como ratoncitos, ¡incluso están gritando!, y todo por mi descuido. Mi mamá me enseñó a mantener mis cosas guardaditas, pero hoy dejé a mis amados juguetes fuera de sus cajones porque corrí a ver las cámaras creyendo escuchar un ruido. Ya qué, tendré que tomarlos y guardarlos uno por uno. No los puedo dejar sueltos, ¡qué tal que alguien los escuche y arruine mi juego! ¿Pero por qué dicen que les incomoda la ropita que les puse?, los vestiditos rosas y los overolcitos azules están muy lindos, antes deberían agradecer que los estoy cuidando tanto; combinan perfectamente con esta sala de juegos tan colorida, es como ver una casita de muñecas viviente. Y el rojo le da un toque fenomenal. Definitivamente debo enseñarles a comportarse bien y obedecerme. Poco a poco. Aunque creo que esta vez no aplicaré una mano tan fuerte, que no quiero que terminen como mis anteriores juguetes... Aunque claro, no puedo olvidar que apenas hace una semana me los traje del centro de adopción. ​

  • “Pesadilla” - Andrés Felipe Vargas Coronado, graduado en Maestría en Lectura y Escritura de la Universidad EAFIT​. 

De niño soñaba con una anciana. Cada noche venía y me miraba desde lejos. Despertaba empapado en sudor. Otra vez los gritos, decía Mamá en la oscuridad. Papá miraba por la ventana. La última vez, la anciana se bajó en una estación de bus y se perdió en el tumulto. Desde entonces, pasaron años y no volvió a visitarme. Hasta ahora, que voy al trabajo y el bus para en la estación Universidades y una anciana, la misma anciana del sueño, se sienta a mi lado. Por fin nos conocemos, me dice. Y yo muevo con fuerza la cabeza para despertarme, pero no puedo. ​​

  • ​“Apocalipsis” - Edwar Alexander Vásquez, graduado en Licenciatura en Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana. 

Todos corrían desesperados y temerosos; sus vidas estaban en riesgo. La muerte los acechaba porque lo inevitable al fin había ocurrido: la IA tomó el control buscando destruir por completo a la humanidad y erradicarla de la existencia. Hasta que alguien, cansado del ruido, desenchufó la máquina y así pudo continuar impasible con la lectura en su viejo libro.​​​​

  • “En el monte” - Katerin Andrea Cardona Huertas, estudiante de Literatura de la Universidad EAFIT.

Mi abuelo peleaba a machete con el diablo, por allá en el monte, en altas horas de la madrugada. Recuerdo verlo regresar con el machete en mano y la camisa de lana sudada diciéndome que esta vez había ganado él, cansado, pero feliz, y siempre asegurando que uno tiene que ser berraco y dar la cara, porque esta es la vida que nos tocó y no hay más por lo qué pelear. Con el paso de los años la batalla se volvía más reñida, hasta encontrar ganador. Hoy me toca a mí subir el monte con el machete en mano listo para tomar su lugar. Me deshago los nudos de la garganta como le tocó a él alguna vez y dejo que el peso de la vida me caiga encima mientras lo soporto y resisto, dando la cara, tal como él decía. Y ganándole a mi diablo esta vez. .​​

  • “4´33” - José Joaquín Duque Mejía, graduado de la Universidad Pontificia Bolivariana.​

John Cage escribió un concierto para piano en tres actos llamado 4′ 33″. En la obra, el pianista –vestido de frac negro para este recital– se sienta frente al teclado y no toca nada. Silencio 4 minutos y 33 segundos. Una pareja que estaba en primera fila, sale del teatro, la chica opina que el segundo movimiento le ha encantado especialmente, muy conmovida. ​​

  • “Herencias: miedo y fe” - Carlos Andrés Jiménez García, estudiante de Geología de la Universidad EAFIT.

Los domingos, cuando sonaba el citófono temprano, salíamos corriendo al parqueadero. Desde ahí, se ven el balcón, dos ventanas y parte del interior del quinto piso en el que vivíamos en Robledo. Los tres nos poníamos en cuclillas y nos atrincherábamos cerca de un carro; al lado del neumático, mi mamá —con voz queda— repetía: «¡Madre buena, madre santa, duérmelo!». Cuando él llegaba, tambaleándose como siempre, antes de nuestra huida, Mary se quedaba siguiéndole la corriente y rogándole que se acostara. Agachados en el escondite, mi hermana y yo vigilábamos, y ella —entre dientes— replicaba: «¡Madre buena, madre santa, duérmelo!». ​​

  • “El viaje” - Mario Fernando Castro Fino, estudiante de Especialización en Mercadeo de la Universidad EAFIT.

Su camino había estado cargado de situaciones inesperadas que, en este punto, recordaba con una leve curva en sus labios. Cómo olvidar aquella travesía de puerto en puerto que lo llevó de regreso a casa luego de veinte años, o el día que visitó aquel pueblo de casas de barro donde presenció la muerte del viejo gitano que cada mes de marzo sorprendía a sus habitantes. Su remembranza fue interrumpida por el guardia que le anunciaba que había llegado su hora. Él, apartó su mirada del libro que le acompañaba en ese momento y, cerrándolo en sus manos, se puso en pie para dirigirse a la silla que lo embarcaría en el viaje eterno. 
  • “El fin” - Kai Sebastián Agudelo, estudiante de Geología de la Universidad EAFIT​.​

La muerte también puede ser causada por una manzana clavada en la espalda.

Noviembre 2023

Departamento de Desarrollo Artístico

Desarrollo Humano-Bienestar Universitario​​