Pregunta: Iván Santiago Giraldo Cerón, 14 años, I.E. INEM José Félix de Restrepo.
Responde: Juan Gonzalo Betancur, periodista y magíster en Estudios Humanísticos de la Universidad EAFIT.
Los periódicos son un rasgo esencial de la sociedad occidental moderna, pero ¿por qué existen los periódicos? Entrevistamos a Juan Gonzalo Betancur, periodista y docente del pregrado de Comunicación Social de la Universidad EAFIT, para que nos respondiera esta y otras dudas acerca de este medio de comunicación.
Estos son dos de los primeros periódicos publicados en Medellín, El Sendero de 1895, y el Ariete de 1896. Para saber más , haz clic aquí.
"Los periódicos existen por el deseo de la gente de comunicarse, de informar e informarse. El periódico, como lo conocemos hoy, surgió hace un poco más de 150 años, cuando a mitad del siglo XIX las ciudades comenzaron a crecer y se hizo necesario estar contando lo que iba pasando de forma más precisa. ¿Por qué? El voz a voz en plazas, cafés, calles o actos religiosos ya no eran suficientes para las demandas de datos. ¡Claro! Hay casos mucho más antiguos.
En síntesis, se requería de un sistema de información; después van teniendo otras funciones, como entretener. Comenzamos a ver con el tiempo caricaturas, crucigramas u horóscopos en estas publicaciones que también han prestado funciones educativas".
Los periódicos grandes nacen en Europa y Estado Unidos, pero la prensa surgió en muchas partes, no se puede hablar de un solo lugar. Además, bajo la modalidad de periódico aparecen muchos formatos como las publicaciones de una sola hoja, escrita por ambos lados; otros eran ilustrados o hechos completamente a mano, así que hay muchos tipos de periódicos.
En Colombia los periódicos comienzan a publicarse a finales del siglo XVIII. El primero en nuestro país fue "El aviso del terremoto", creado precisamente después de un movimiento sísmico.
Para mitad del siglo XIX los periódicos dieron un gran salto dentro de la sociedad, no solo colombiana, sino del mundo. La aparición del telégrafo, la alfabetización de ciertos sectores de las sociedades y el surgimiento de la publicidad ayudaron a consolidar estos medios como una industria de gran importancia para nuestra vida diaria.
Con el paso de los años, los periódicos se han transformado. Hoy, por ejemplo, ya no solo hablamos de medios impresos, sino también de digitales. Esta incursión de la palabra escrita a otros medios, no solo ha significado un paso del papel a la pantalla, también ha modificado el tiempo y la actualidad en las noticias.
A diferencia de la voz, la escritura marca y crea un registro de todo lo que sucede. Da certeza sobre un hecho en el tiempo y evita que la información se distorsione cuando pasa de una persona a otra. Además, la palabra impresa hace que las cosas se mantengan en el tiempo, o en el caso de las ciudades, evita que la información se vuelva chisme.
Sin embargo, esto también puede ser un problema porque lo que queda escrito, también se vuelve una verdad, pero no hay una sola verdad en el mundo. Esta ha sido una de las críticas que ha recibido siempre la prensa, porque puede tender a dar las verdades que le interesan a los poderosos, los dueños del periódico o a determinados grupos de interés.
A mediados del siglo XVIII, los jesuitas solicitaron al gobierno colonial autorización para traer una imprenta que se empleó para la producción de novenarios y hojas sueltas que circulaban esporádicamente. Los primeros periódicos oficiales fueron la Gaceta de Santafé (1785) y el Papel Periódico de Santafé (1791), El Redactor Americano (1806-1808).
El Alternativo del Redactor Americano, que se puede ver en estas imágenes, fue publicado entre 1807 y 1809. Sus hojas son de algodón, y ese publicaba encuadernado, lo que ayudó a su conservación. Estas imágenes fueron tomadas de la colección de la Sala Patrimonial de la Universidad EAFIT.
El 3 de mayo se celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y quisimos aprovechar la oportunidad para consultarle a un periodista experimentado cuáles cree que son los retos de la libertad de prensa en Colombia. Esta es la respuesta de Carlos Mario Correa, periodista y docente del pregrado de Comunicación social de la Universidad EAFIT.