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Universidad EAFIT
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Crear, proteger y transferir el conocimiento

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Félix Londoño González 

Director de Investigación

Hace 16 años que la Universidad EAFIT come​​nzó el proceso de gestión de la propiedad intelectual ante la Superintendencia de Industria y Comercio, que le otorgó su primer registro de patente de modelo de utilidad en 2005. Desde entonces, gracias a este recorrido, la Institución ha logrado obtener 17 patentes: 10 de invención y siete de modelos de utilidad. A dichos resultados se suman los cinco registros de diseño industrial conseguidos hasta la fecha. 

Precisamente, en esta edición se destaca la obtención de las últimas cuatro patentes otorgadas por la Superintendencia, fruto de una relación de 13 años con la empresa Metro de Medellín para desarrollar proyectos de investigación en temas ferroviarios, buena parte de estos con el apoyo de Colciencias. Así mismo, se hace referencia a los diseños industriales obtenidos por EAFIT. 

Desde una perspectiva industrial es oportuno contrastar ambas formas de protección a la propiedad intelectual del conocimiento que crea y transfiere la Institución para contribuir al progreso social, económico, científico y cultural del país, tal como lo indica su Misión. Por ejemplo, mientras las patentes protegen la manera como se soluciona un problema técnico, los diseños industriales resguardan la parte externa, estética y ergonómica de los productos. De ahí que ambos mecanismos de protección complementen el proceso de generación de conocimiento de EAFIT a través de sus múltiples publicaciones en revistas indexadas.

Dichas protecciones, entre otras que gestiona la Universidad como registros de marca y de software, le confieren a la Institución un capital de propiedad intelectual que puede derivar en oportunidades y fuentes de innovación y de desarrollo de nuevos productos y servicios, ya sea directamente, a través de spin off o mediante negocios de licenciamiento a terceros. 

El término propiedad intelectual denota los derechos de reconocimiento de autoría y de usufructo comercial sobre toda creación derivada del talento humano en el dominio científico, literario, artístico, industrial o comercial, siempre que sea susceptible de plasmarse en un medio de reproducción o de divulgación conocido o por conocer. 

Este tema no es nuevo. De hecho, su origen se remonta a 1440 con la invención de Johannes Gutenberg: la imprenta moderna de tipos metálicos y móviles. Esta contribuyó a crear el primer mecanismo de registro de autoría intelectual de conocimiento, que en sus inicios se producía y conservaba en las bibliotecas privadas de los monasterios medievales. 

En este sentido, durante el Renacimiento se avanzó en la difusión amplia del conocimiento mediante el otorgamiento de certificaciones de habilidades y de autoría sobre un saber hacer. Posteriormente, en el siglo XVII, en Inglaterra se creó la base para el otorgamiento de patentes con el Estatuto de Monopolios Británico, que protegía la actividad inventiva y manufacturera. Esto hizo que, durante la Revolución Industrial, se estableciera lo que hoy se conoce como el sistema de patentes. 

La palabra patente, que deriva del latín patens –participio activo de patère: “Estar abierto o expuesto” a inspección pública–, se usaba en el contexto de letras patentes. Dichas letras eran decretos reales para garantizar derechos exclusivos –en torno a ciertos procesos productivos– a determinados individuos en los negocios. El propósito de estos documentos era motivar a los inventores a revelar sus conocimientos para contribuir con el avance social, a cambio de la exclusividad de explotar su invento en un periodo limitado. 

De esta manera, con el paso del tiempo surgió el concepto de propiedad intelectual, un mecanismo que sustenta y regula el modelo económico de la hoy denominada sociedad del conocimiento. Por eso, este modelo es la base del beneficio que garantiza, a quien investiga y crea nuevo conocimiento, el derecho a ser reconocido como el autor intelectual del mismo y, además, a aprovecharlo de manera comercial por un tiempo determinado. 

​El desarrollo de dicho concepto en la actualidad se refleja en la participación cada vez más activa por parte de las universidades, en asocio con las empresas y con el respaldo del Estado, en el proceso de generación de nuevo conocimiento a través de las diversas formas de propiedad intelectual. Por ejemplo, como se ilustra en esta edición, las patentes obtenidas con el Metro de Medellín, con el apoyo de Colciencias. Logros que se complementan, entre otros, con los cinco diseños industriales gestionados a nombre de EAFIT.​

Última modificación: 30/04/2017 15:49