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El Eafitense / Edición 112 Skip Navigation Linksadela-cortina-integridad “Si caemos en mínimos de humanidad, entonces nos deshumanizamos”

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“Si caemos en mínimos de humanidad, entonces nos deshumanizamos”

​​​La filósofa Adela Cortina visitó a Medellín, luego de unos 20 años, para inaugurar el Centro de Integridad de EAFIT. La académica española impartió la conferencia Educación desde el ser. El sentido de la ética en la construcción de una sociedad justa e incluyente, en la que abordó temas como la cooperación, la inclusión social, la diferencia entre bienestar y bienser, y la excelencia entendida como un reto permanente de superarse a sí mismo, en una búsqueda de alcanzar el máximo potencial, y así contribuir a la humanidad.​

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​Nathalia Franco Pérez
Jefa del Centro de Integridad de EAFIT

¿Por qué decidió dedicar gran parte de su vida académica al tema de la ética y, específicamente, a la ética aplicada?

En principio esto tiene una historia muy clara y es que cuando en España pasamos del momento autoritario, con el gobierno de Franco, a una sociedad democrática, algunos de nosotros nos preocupamos pensando en si podía haber alguna ética que fuera común a todos los españoles porque se pensaba que, si ya no íbamos a seguir con la línea anterior, no iba a haber una ética común. Cada cual pensaría como quisiera, como la vieja frase de Dostoyevsky “si Dios no existe, todo está permitido”. Algunos nos preocupamos por este tema y pensamos que sí era importante que hubiera una ética cívica, una ética de los ciudadanos. 

Creíamos, y yo sigo creyendo, que un país no se puede construir si no hay unos elementos éticos que todos compartan, y yo creo decir que sí que los hay tanto en Colombia como en España, lo cual es una buena noticia.


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Yo creo que hay un avance en la consciencia moral, pero en las realizaciones no sé si tanto. ​​

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Usted ha afirmado que en la humanidad, efectivamente, se ha visto un progreso moral, aunque existan personas que ahora se sientan desesperanzadas y que perciban que hay un retroceso. ¿En qué hemos avanzado, éticamente hablando?

adela-cortina-integridad1.jpgYo creo que hay un avance en la consciencia moral, pero en las realizaciones no sé si tanto. En nuestras sociedades hay un conjunto de temas que son absolutamente reprobables como podría ser la esclavitud: es verdad que hay esclavos, pero no se admite en el ámbito de consciencia, se entiende que no debe de haber esclavitud, que los varones son iguales a las mujeres, que todas las razas son exactamente iguales, que no debería de haber pobres y ricos. Esto lo vamos admitiendo en el ámbito de consciencia moral y, en este sentido, sí creo que hay un progreso, porque en tiempos anteriores la esclavitud era permitida y, además, era legal; mujeres y varones no eran tratados por igual, tampoco las diferentes razas y grupos. En eso ha habido un proceso.

Otra cosa es, y creo que ahí está el desconcierto y el descontento de muchas gentes, el nivel de las realizaciones: no realizamos todas las declaraciones, en la vida corriente no se acaba de plasmar eso que en el nivel de consciencia sí que reconocemos. En ese sentido, sí ha habido progreso, pero tendríamos que ajustar las realizaciones a las declaraciones.

¿Cómo definiría la integridad?, ¿es una virtud, es un valor, es alcanzable?

La integridad es un valor cuando se entiende por actuar de acuerdo como se piensa, y además siempre que se piense bien, porque ahí está el peligro, si no se piensa bien más vale que no. Entonces, la integridad tiene que ver con llevar a la práctica todo aquello que pensamos que realmente es bueno, que realmente es valioso y, en esa línea, practicar la coherencia con lo que se piensa.

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En el medio y en el largo plazo a nadie le interesa tener a un amigo que es tramposo, tener a un amigo que engaña.

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Hay distintos niveles de integridad: existe la integridad personal, pero también está una integridad muy interesante que es la profesional. En cada una de las profesiones existen unos valores y unas metas que le dan sentido a esa profesión, y el buen profesional es el que percibe esas metas e incorpora esos valores. Eso es ser íntegro en ese nivel. Existe también la integridad en el poder político que está relacionado con no prestarse a cohechos, a fraudes, a sobornos, a perversiones y lo mismo ocurre en la empresa porque cuando hay prácticas corruptas, siempre tiene que haber un político, un empresario que entran en esto. En ese sentido, los niveles de integridad son muy diversos, pero yo en este momento, viendo que hay tal diversidad, los definiría en relación con los valores de una ética cívica, de una sociedad democrática que serían los valores de libertad, igualdad y solidaridad.​

adela-cortina-integridad.jpgJustamente hablando de integridad, recientemente se inauguró el Centro de Integridad de EAFIT. ¿Por qué cree que apostarle a un proyecto como este es importante?

Es muy importante porque, por una parte, qué duda cabe de que –en todos los campos de la vida social, así como en las universidades– hay casos de corrupción, de fraude y de trampa que son perjudiciales para toda la sociedad, pero, sobre todo, para los más débiles. Pero yo creo que el centro es muy bueno no solo porque con este se tratan de evitar los casos de corrupción, sino que se trata de empoderar a las gentes, formarlas positivamente, darles fuerzas y darles energía, digamos, darles vitaminas que son importantes para estar sano. Darles vitaminas para que esos casos no les tienten siquiera porque no les parezca ni siquiera presentable que alguien pueda plagiar en un artículo, que alguien pueda copiar en un examen o que pueda utilizar un certificado falso o falsearlo. 

Creo que lo importante del centro es educar en positivo y educar éticamente para que haya gente tan convencida de que hay cosas que no tienen ningún sentido hacerlas, porque eso no es lo valioso para la vida humana, que ni siquiera piensen en ello. Entonces creo  que es muy bueno que se haya creado este centro con ese afán proactivo, con ese afán positivo y sería estupendo que se replicara en muchas otras universidades, no solo de Colombia, sino también de muchos más lugares.

Justamente da pie para la siguiente pregunta y es que se ha probado que actuar con entereza, con rectitud, genera equilibrio y armonía en la vida. ¿Por qué tantas personas seguirán eligiendo el otro camino, el de actuar sin integridad?

Porque yo creo que estamos muy equivocados, que hay una equivocación social bastante grande. Las gentes creemos que con hacer trampas, con hacer pequeñas “trapicherías”, salimos ganando más individualmente y eso no es cierto porque una persona que actúa de una manera falsa, al final los demás acaban sabiéndolo y pierde su reputación y genera desconfianza. En el medio y en el largo plazo a nadie le interesa tener a un amigo que es tramposo, tener a un amigo que engaña, es decir, que la destrucción de confianza es algo muy perverso para la propia persona que está equivocada y que está engañada, haciendo una acción errónea en ese sentido.

Por eso me parece que esto es una cuestión no solo de ética sino también de inteligencia. Hay que ser inteligentes y darse cuenta de que en este mundo hay que trabajar para el medio y el largo plazo, no solo para el corto plazo. En el corto plazo yo puedo conseguir una ventaja, pero en el medio y largo plazo pierdo mucho.

Uno de sus grandes aportes académicos ha sido el de Ética mínima, que publicó en 1986. Cuéntenos: ¿qué entraña esta propuesta en el marco del individuo, pero también, en el marco de la sociedad?

En la humanidad hay unos mínimos éticos, que serían los mínimos de justicia, por debajo de los cuales no se puede caer sin llegar a una inhumanidad. Decía Ortega y Gasset, y es una expresión que a mí me gusta mucho: “el tigre no puede destigrarse, pero la humanidad puede deshumanizarse”. Creo que es algo a tener muy en cuenta porque si caemos en mínimos de humanidad, entonces nos deshumanizamos. En Ética mínima lo que se intentaba ver es qué valores son esos por debajo de los cuales no se puede caer de ninguna manera, y serían los valores fundamentalmente de esa ética en la que preferimos la libertad que la esclavitud, la igualdad que la desigualdad, la solidaridad a la insolidaridad y el diálogo para resolver los conflictos de la violencia. Creo que esos son mínimos éticos, y después añadiríamos que unos mínimos éticos de justicia son los derechos humanos de primera y segunda generación que son irrenunciables también.

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La ética sirve para forjarse un buen carácter, para generar buenos hábitos, hábitos que conduzcan a la justicia y a la felicidad, y para ayudarnos a entender que es mucho más inteligente cooperar que tratar de destacar.​​

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En un plano más personal, ¿quién la ha inspirado para ser quien es hoy desde lo académico, humano y espiritual?

adela-cortina-integridad2.jpgDesde lo académico yo siempre he dicho que tengo un maestro alemán y un maestro español. Soy de las personas que cuando acabé la carrera, fui a Alemania porque en España pensábamos que no se podía hacer filosofía más que en Alemania; y efectivamente Jesús, quien es mi marido, y yo nos montamos en nuestro carro y nos fuimos a Alemania a formarnos más, y allá conocimos a un profesor que para nosotros ha sido esencial que es Karl Otto Apel, quien es el creador de la ética del discurso junto con Jürgen Habermas. De ellos aprendimos una ética muy importante que es la ética del discurso, y con el tiempo he intentado ir modulándola un poco, añadiéndole una serie de elementos hasta lo que hoy conocemos como una ética de la razón cordial. Esa sería la línea alemana. Pero me gusta también la línea española, de José Luis Aranguren, a quien conocí y que se convirtió en muy buen amigo. Yo creo que me complementó con la parte aristotélica y no tan kantiana, con la parte de la forja del carácter como algo importante para la ética, la búsqueda de la felicidad. Por supuesto, en la trastienda quedaría Kant.

Personalmente, hay tal cantidad de personas que me han influido y yo siempre he dicho que para muchos de nosotros lo que más nos ha cambiado en la vida y nos ha llevado a hacer ética no es los libros que hemos leído sino las personas que hemos conocido, porque cuando se conoce a una persona que vive a fondo aquello que dice y aquello en que cree, es cuando el ejemplo te hace ir en una línea y no en otra. 

Para completar en el plano personal, como decía muchas veces Aranguen: “la felicidad no es algo que se consigue por el puro esfuerzo, sino que es también objeto de los regalos que se reciben en la vida, del don de aquello que sabes acoger”, y yo he tenido la suerte  de tener muy buenos amigos, pero también de tener a un compañero que es Jesús Conill, con el que hacemos la vida porque el mes que viene va a ser ya 40 años que decidimos envejecer juntos. Nos apoyamos mutuamente, hemos hecho nuestra vida en común y creo que eso ha sido uno de los mejores regalos que he recibido en la vida.

Por último, a propósito de su libro publicado en 2013 ¿Para qué sirve realmente la ética?

La ética sirve para forjarse un buen carácter, para generar buenos hábitos, hábitos que conduzcan a la justicia y a la felicidad, y para ayudarnos a entender que es mucho más inteligente cooperar que tratar de destacar, de entrar en conflicto, y de conseguir lo más posible, caiga quien caiga. La cooperación es más inteligente que el conflicto y, sobre todo, que todos los seres humanos son sumamente valiosos, que hay que respetarlos porque tienen dignidad y hay que cuidar de la naturaleza porque también es valiosa. Creo que la ética sirve para comprender todo eso y, al fin de cuentas, la vida, entonces, es mucho más positiva.

Ver entrevista completa con Adela Cortina​

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