Bibiana Andrea Moná Giraldo
Periodista del Área de Información y Prensa de EAFIT
Diana* sabía que separarse no era una decisión sencilla, más aún cuando se tiene un buen hombre como pareja. Pese a que hace algunos años se comenzó a sentir inconforme con la relación, no era capaz de tomar la decisión de separarse. Entonces inició un proceso terapéutico para abordar la situación y, de manera paralela, empezó a leer algunos libros sobre mujeres como El albergue de las mujeres tristes, de Marcela Serrano, y En contra del destino, de Amy Tan.
A diferencia de la mayoría de estudios sobre el tema, este prioriza la mirada de la mujer que toma la decisión de separarse.
Eran historias de amor y desamor, de mujeres autónomas, de mujeres que intentan buscar caminos propios para dar sentido a su existencia. Y, aunque estas historias le ayudaban a pensar en cuál era el sentido de su vida, las mujeres que las protagonizaban eran producto de la imaginación de las autoras o eran mujeres lejanas a ella, de otros países y culturas. Nada que ver con su realidad.
Pero, finalmente, la decisión fue tomada. Ella se fue, decidió y se dio una oportunidad. Y, una vez en el proceso de separación, un amigo le recomendó el libro Cuando ellas deciden marcharse, producto de una investigación de Luz Angélica Delgado Polanco, Johnny Javier Orejuela Gómez y Patricia Lasso Toro, tres psicólogos que contaron con el aval de la Universidad de San Buenaventura de Cali para publicar este texto, que expone los casos de cinco mujeres que decidieron relatar, en clave de pérdidas y ganancias, su historia de separación conyugal dos años después de que esto ocurriera.
Ellas confiaron su intimidad sentimental a estos psicólogos investigadores que, con rigor y método, pudieron determinar que para estas mujeres la separación solo fue una pérdida transitoria, ya que, a través del tiempo, la consideraron como una gran ganancia que les permitió salir adelante con sus proyectos personales, laborales y profesionales, sin afectarse económicamente, sin traumatizar a sus hijos y sin afectar a su núcleo familiar.
En el estudio revisaron el estado del arte sobre el tema, enfocado en la decisión cuando viene de parte las mujeres. “Nos dimos cuenta de que la literatura era muy escasa y que la mayoría de las investigaciones estaban enmarcadas en el ámbito jurídico o se referían a la típica mujer que se separa porque fue abandonada y, poco o nada, de cuando son ellas las que toman la decisión de marcharse”, comenta Johnny Orejuela, jefe del pregrado en Psicología de la Universidad EAFIT.
El libro lo editó la Editorial Bonaventuriana, de la Universidad San Buenaventura en Cali.
Para realizar el estudio, los investigadores abordaron, a través de entrevistas en profundidad, a cinco mujeres de Cali que compartían características como ser profesionales, trabajadoras y madres. Estos factores hacen que la decisión de separarse, en todos los casos, se asemeje.
“Las mujeres que trabajan y que tienen un nivel de cualificación profesional, poseen otros elementos que les permiten tomar esa determinación. Además, queríamos ver que no había traumatismo en los niños, a pesar de que las madres hayan sido dueñas de la sentencia”, explica Johnny Orejuela, doctor en Psicología Social.
Esto no descalifica el que una mujer que no seaprofesional o trabajadora no pueda enfrentar esa decisión o que una que fue abandonada no vivencie con el tiempo efectos positivos. No obstante, este estudio se centra en resolver la pregunta de -cómo una mujercon las características antes menciona- dasinterpreta la separación dos años después del suceso y si esa decisión sí la perjudicó tanto como generalmente se cree.
“Las necesidades en las relaciones de pareja han cambiado. Por eso, es importante entender que, aunque hay mucho miedo de tomar la decisión y dolor, al final esas pérdidas desaparecen”: Angélica Delgado.
De hecho, esta investigación cualitativa descriptiva –de carácter interpretativo y transversal, que se abordó a manera de un estudio de caso desde el paradigma de la complejidad con una mirada epistemológica–, intenta superar la visión parcializada que solo considera una perspectiva: la negativa, y que deja de lado el tema de las ganancias, situación que el trabajo procuró evidenciar.
Además, para determinar sus orígenes familia- res y la incidencia de esto en la decisión, la investigación hizo a las cinco mujeres un genograma, undiseño gráfico de la estructura familiar (como el árbol genealógico). Con este insumo se comparó el de
cada una de las cinco mujeres para ver qué había en común entre ellas y, adicionalmente, se realizó un análisis de la conformación de cada familia en tres generaciones.
Así, al igual que las cinco mujeres objeto de estudio, Diana admite que leer el libro le dio esperanzas y considera que la decisión, además de las pérdidas –que es en lo primero que se piensa–, también da ganancias. (Ver ‘Pérdidas transitorias, ganancias permanentes’).
“Me reconfortaba pensar que hay más asuntos positivos en este proceso que no se ven en el momento de la separación, sino conforme pasa el tiempo, a pesar de que existe una gran influencia de la familia, del contexto social y cultural en la manera en que se entiende esta situación. Esto hace que la decisión de separarse se pueda valorar de manera positiva”, asegura Diana.
La influencia de la familia, la sociedad y los mismos miedos derivados de lo incierto que puede ser el tema económico o el pensar que la decisión puede generar traumas en los hijos son determinantes al inicio de la crisis. No obstante, con el tiempo y desde la perspectiva femenina, las ganancias son mayores que las pérdidas.
En el contexto actual, en el que las mujeres gozan de mayor autonomía personal y material como consecuencia de una nueva conciencia emancipatoria y enel que demandan renegociar su papel dentro de la familia, la mirada de Patricia Lasso, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura de Cali, abre la posibilidad de analizar estos fenómenos de separación desde la perspectiva contemporánea, en la que las dinámicas de relación de pareja –que antes obedecían a un asunto meramente biológico– ya están en la actualidad permeadas por factores socioculturales.
“Hoy por hoy, esa relación de patriarcado está dando giros y eso se visibiliza en nuevas formas de concebir qué es ser mujer y en que esa mujer contemporánea toma decisiones cruciales sobre su relación, en que tiene necesidades distintas y que, por ende, las relaciones entran en dinámicas de negociación diferentes. También permite mirar la nueva masculinidad, cómo se asumen los hombres ahora en elhogar y eso en el país no se ha estudiado”, afirma lapsicóloga Patricia Lasso.
Precisamente, el estudio se destaca porque aborda el significado que la mujer contemporánea le da a tomar la decisión de separarse como consecuencia de una nueva conciencia de autonomía. Un contexto en el que demanda renegociar sus roles dentro de la familia, debido a que se ha incorporado al mercado laboral asalariado y a la educación superior.
Sin embargo, aunque goza de mayor autonomía personal y material, no deja de experimentar la presión por querer cumplir como madre y esposa, sin que esto implique tener que renunciar a sus proyectos individuales.
El estudio es un insumo para trabajadores sociales, sociólogos, abogados, médicos familiares, psicólogos sistémicos y terapeutas de parejas.
Es que separarse no deja de generar en estas mujeres frustración, dolor o confusión, pero más allá de estos efectos emocionales, la decisión suscita con el tiempo un profundo alivio porque la separación, contrario a lo que se piensa culturalmente, no responde a falta de amor, asegura Angélica Delgado, magíster en Intervención Social con énfasis en familia.
Al respecto, explica esta terapeuta de pareja, es una determinación “que puede volverse inaplazable cuando la relación de pareja constriñe, por ejemplo, el desarrollo personal. Es así como no percibir valor ni apoyo al proyecto profesional y académico, la falta de satisfacción y conexión sexual, entre otras causas, fueron razones apremiantes para que este grupo de mujeres tomaran dicha decisión”.
De hecho, indica esta docente de la Universidad de San Buenaventura de Cali, el proceso de sepa- ración comienza años atrás –el divorcio psicológico– porque es algo que se viene pensando y que se materializa solo cuando se comunica.
Una realidad que, debido al alto número de mujeres que consulta por este asunto, llevó a esta psicóloga a abrir este horizonte investigativo que resuelve, en cierta medida, esta necesidad terapéutica.
Producto de esta investigación es el libro Cuando ellas deciden marcharse, que muestra la cotidianidad de estas cinco mujeres y cumple con unos parámetros académicos que son un aporte valioso como parte del estado del arte de este tipo de investigación.
Un texto que a Diana, sin duda, le ayudó a reafirmarse en su decisión: “Leer la historia de estas mujeres, además de sentirme identificada con ellas, me dio fortaleza para seguir firme en mi decisión desepararme, pues este proceso es muy doloroso a pesar de que sea uno quien decide dar ese paso y por momentos pareciera más fácil devolverse”.
*Nombre cambiado para proteger la privacidad de la persona.
Pérdidas transitorias, ganancias permanentes
Entre los hallazgos de la investigación Separación conyugal decida por parte de las mujeres, de donde se desprende el libro Cuando ellas deciden marcharse, se destaca:
• Las mujeres de este estudio no ven la separación como una pérdida insuperable. Aunque de manera temporal se viven desajustes económicos, desconexión de los lazos con la familia de su expareja y la crítica recibida en el seno de su propia familia, ellas reconocen que con el tiempo son capaces de aceptar la distancia como sana, reposicionarse en un lugar de mayor autonomía respecto a la propia familia y sacar a sus hijos adelante.
• El hombre [los esposos de las mujeres del estudio] no logra entender cuál es la nueva configuración de la mujer que no se ubica solamente en el lugar de ama de casa, mamá o de un objeto sexual, sino que es un sujeto sexual activo, donde ella quiere que las cosas pasen en la vida íntima de cierta manera. Ahí es donde la monotonía es un factor determinante, pues las personas hoy buscan experiencias emocionales intensas.
• A propósito de los hombres, los investigadores consideran que esto hace parte de un nuevo reto que tienen y es el de mirar la otra cara de la moneda e indagar cómo esta decisión afecta la masculinidad de quien pasa por dicha situación.
• Cuando la decisión se comunica se da la resistencia de allegados a la pareja y de la misma familia. Por ejemplo, algunas amigas adoptan una de dos posiciones: “Por qué ella se pudo separar si se quejaba de lo mismo que me quejo yo”, o “esta mujer está loca al querer acabar ese hogar, pues él es un buen tipo”.
• Otra figura importante en este momento de crisis es la mamá de la esposa que piensa separarse. Para esa madre es inadmisible esta decisión porque: o es una mujer tradicional aferrada a sus costumbres y piensa que se debe aguantar hasta el final, pues para ella la vinculación del amorromántico no está en función de la sexualidad, sino del bienestar y comodidad que genera la relación y la familia; o sus sentimientos de madre protectora le dicen que debe proteger a su hija de ese dolor de la separación debido a que ella ya lo ha experimentado también.
• En esa cadena de relaciones entran a juzgar los amigos más cercanos, quienes a veces no apoyan la decisión por temor a que sus espo- sas se empoderen con la misma, y a estas esposas no les conviene, de cierta manera, que esta amiga se convierta en soltera porque la ven como una amenaza.
• Con el tiempo, la mayor ganancia está en el plano personal, pues después de la separación estas mujeres gozan de mayor bienestar derivado de la posibilidad de poder sacar adelante sus proyectos individuales, tanto en el plano laboral comoen el profesional, sin que eso represente necesariamente deterioro de la relación con sus hijos, quienes comprenden que la situación es natural y que su mamá es una persona de admirar.
• De hecho, en la actualidad, los niños ven esta situación como normal porque en su colegio no son los únicos que provienen de hogares monoparentales o de familias ensambladas, que son aquellas reconstituidas una vez se ha dado un divorcio. Ellos, a pesar del prejuicio, son capaces de lidiar con la situación.
• Se pudo determinar que, años después, ellas no estaban mal económicamente y hasta pudieron reconstruir su vida amorosa, incluso, varias de las mujeres entrevistadas en la actualidad son amigas de sus exparejas, con quienes sostienen una relación tranquila.
Investigadores
Luz Angélica Delgado Polanco
Psicóloga, Universidad de San Buenaventura (Cali); especialista en Intervención con Familias y Parejas, y magíster en Intervención Social, Universidad del Valle. Es terapeuta y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura (Cali).
Johnny Javier Orejuela Gómez
Psicólogo y magíster en Sociología, Uni- versidad del Valle; especialista en Psicología Clínica, Universidad San Buenaventura (Cali); y doctor en Psicología Social, Universidad de São Paulo (Brasil). Es profesor y jefe del pregrado en Psicología de la Universidad EAFIT.
Patricia Lasso Toro
Psicóloga, Pontificia Universidad Javeriana (Cali), y magíster en Educación: Desarrollo Humano, Universidad de San Buenaventura (Cali), donde es docente investigadora de la Facultad de Psicología.