Estudio explora las estrategias corporativas de empresas multinegocios en Colombias

Enero 26, 2025

Una investigación liderada por dos profesoras de la Escuela de Administración de EAFIT describe la forma en que empresas multinegocios del país diseñan y adaptan sus estrategias corporativas desde la alta dirección.

Adentrarse al corazón de las grandes empresas representa un desafío desde el campo de la administración debido a que sus administradores suelen ser renuentes a revelar información de la estrategia corporativa.

De ahí el mérito de un estudio realizado por dos profesoras de la Universidad EAFIT que analiza a las compañías multinegocios colombianas de seis regiones, con hallazgos que nutren el debate académico y trazan un camino para profundizar sobre el modo en que son administradas.

La investigación describe a las multinegocios como aquellas empresas con una diversidad de negocios desde la propiedad, con portafolios cruzados, una administración central y unas formas determinadas de seguimiento al desempeño (se reconocen organizaciones privadas, de origen familiar y hasta estatales).

Entre otros aspectos, sus resultados muestran la forma en que pasan a convertirse en multinegocios, la compleja configuración de la estrategia, aspectos sobre la gestión de sus portafolios y, principalmente, cómo se administran conjuntamente desde sus centros corporativos (una especie de oficina central).

Tal exploración fue realizada por las profesoras Luz María Rivas Montoya y Diana Londoño Correa, del Departamento de Organización y Gerencia, de la Escuela de Administración de EAFIT, a partir de su interés de ampliar estudios llevados a cabo en sus tesis de doctorado con empresas del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA).

Las investigadoras consideraron que era necesario seguir indagando para entender, más allá de los aspectos financieros y económicos –que consideran muy importantes– el cómo lo hacen, es decir, la complejidad de la administración de estos conglomerados.

De acuerdo con Rivas Montoya, el hallazgo más importante tiene que ver con el momento en que pasan a convertirse en multinegocios y la dirección debe definir la estrategia competitiva para cada uno de esos negocios y la corporativa para toda la empresa; esto implica una paradoja: fortalecer la singularidad competitiva de cada negocio, mientras crean nuevo valor económico para toda la empresa multinegocios.

“Se reconoce que la empresa multinegocios compite en varios sectores y ello es muy importante para entender que no se puede tener una estrategia competitiva por empresas, sino por negocio. Hay compañías que no entienden eso y definen una estrategia para toda una empresa, cuando en realidad tienen negocios distintos”, apunta la investigadora.

Una vez están operando como multinegocios, otro reto que aparece es la toma de decisiones, que depende en gran medida del porcentaje de participación de la propiedad en cada negocio. Lo anterior implica que se presenten diferentes formas de administrar. Las académicas relacionan que la gerencia se torna más fácil cuando los dueños tienen el cien por ciento de la propiedad porque permite centralizar funciones como el pago de la nómina o de los impuestos, el uso de tecnologías, la optimización del manejo financiero, entre otros aspectos.

“Pero encontramos que esas empresas tienen distintas participaciones en las sociedades y, dependiendo del grado de propiedad, es que pueden tomar decisiones sobre algunas funciones corporativas o no, tales como la definición del portafolio, la gestión interna y la gestión externa”, explica la profesora Rivas Montoya.

Diversas formas de generar valor

Otro aspecto fundamental que revela el estudio es la importancia de las estrategias de no mercado y de acción política corporativa, que tienen que ver con la gestión externa que realizan con sus grupos de interés y ante el Estado; una particularidad que, suponen, obedece al entorno del país.

En esta gestión son claves actores como los dueños, en empresas más pequeñas o familiares, y los vicepresidentes de asuntos corporativos, en las más grandes.

“El tema de la acción política y el compromiso con las regiones es muy valioso, y es muy diferente al de otras partes del mundo porque los problemas son muy distintos: se trata de otros contextos”, explica la investigadora Diana Londoño Correa.

Este tipo de relacionamiento con la sociedad se da, en la mayoría de casos, a través de fundaciones empresariales. Asimismo, en las acciones políticas con el Estado se busca participar en la definición de legislaciones que pueden afectar a los negocios.

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También, se identifica que la administración conjunta es orientada a generar sinergias que logren que los negocios sean más competitivos, mejorando su eficiencia y creando nuevo valor. Desde la alta dirección también se impulsa el diseño de programas para pensar cómo hacer cosas diferentes y generar nuevos ingresos.

“Nuestras empresas son muy creativas en generar nuevas formas de valor al administrar conjuntamente esos negocios. De hecho, en uno de los artículos mencionamos ejemplos de nuevas formas de generar ese valor”, menciona Rivas Montoya. Sin embargo, no todas operan a partir de centros corporativos. Algunos negocios, pese a tener portafolios cruzados, pueden ser más independientes.

El hallazgo más importante tiene que ver con el momento en que las empresas pasan a ser multinegocios y la alta dirección debe definir la estrategia
corporativa: cómo reconfigurará sus portafolios (invertir y desinvertir) y cómo administrará esos negocios de manera conjunta.

Aportes de la investigación

De acuerdo con las profesoras, este proceso representa tres aportes para el campo de la administración en Colombia. El primero, el llevar a los entrevistados a la reflexión sobre el cómo desarrollan sus estrategias corporativas.

“Cuando hacíamos las entrevistas generábamos consciencia de cosas que los gerentes hacen sin preguntarse tanto. En el día a día del negocio no surgen esas reflexiones porque las empresas viven en la carrera de la productividad y la competitividad. Cuando uno como investigador les hace esas preguntas y los lleva a pensar, lo van haciendo consciente”, dice Rivas Montoya.

Asimismo, se destaca que el estudio presenta un referente local de cómo se administran estas empresas porque lo usual es que estos análisis abarquen casos de estudio de empresas radicadas en otras partes del mundo.

“Para nosotras es muy importante tener información propia. No es lo mismo administrar aquí que en Nueva York o en Tokio. Son conceptos que tienen que marcar porque la administración es muy compleja y tiene muchos factores contextuales y culturales; contexto de momento y de historias, de la forma cómo se ha hecho. Todo eso es relevante”, plantea la docente Londoño Correa.

La discusión que se ha suscitado en espacios académicos con el estudio también ha generado un interés por parte de estudiantes de posgrado por seguir indagando sobre las particularidades de las formas de administración de este tipo de empresas.

Algunos, sobre todo de maestría, laboran en esas compañías y se empiezan a interesar por profundizar sobre estos aspectos en sus trabajos de grado. Lo otro es que llevan los hallazgos a la práctica de sus entornos laborales.

“Los estudiantes que vienen de esas empresas en que pudimos hacer el trabajo, al ver estos casos, pueden hacer comparaciones sobre qué ha cambiado y qué no, y ello suscita discusiones muy valiosas en las clases”, comenta Londoño Correa.

Una veta para seguir indagando

También se destaca el aporte del estudio a la literatura académica sobre las particularidades de la administración de este tipo de empresas en el contexto local.

“Hay poca literatura porque las empresas son reacias a entregar este tipo de información y porque la investigación en Colombia en administración es joven. EAFIT ha hecho esfuerzos en este sentido y esto enriquece profundamente la docencia y la investigación aplicada. En el mundo, lo más frecuente es el estudio de las fusiones y las adquisiciones, con un mirada
económica y financiera, pero de la etapa de integración, que sigue a una adquisición, hay literatura interesante pero aún hay preguntas abiertas”, asegura Rivas Montoya.

Según Diana Londoño, el estudio también evidencia que hay multinegocios que no son de tipo familiar, como se ha enfatizado en algunas investigaciones similares en América Latina.

Las profesoras Diana Londoño Correa y Luz María Rivas Montoya. Foto: Róbinson Henao.

 

“Si yo quisiera hablar de los grupos coreanos, japoneses o alemanes encuentro artículos. De los latinoamericanos y colombianos hay algunas referencias alrededor de lo familiar, pero no todos están configurados así”, sostiene.

Los hallazgos, que han sido consignados en diferentes publicaciones académicas, también han dado cabida a otros trabajos de investigación sobre la variedad de alternativas para administrar empresas multinegocios en Colombia y que se encuentran en un estado de avance importante.

Se espera que como el ya presentado, sirva para seguir comprendiendo las estrategias corporativas de las poco estudiadas empresas multinegocios del país.

 

Nuevas líneas de investigación

La indagación sobre empresas multinegocios en seis regiones de Colombia permite evidenciar un espectro amplio para seguir realizando este tipo de estudios en el país.

La profesora Diana Londoño dice que el tema sigue abierto y hay cabida para indagar por diferentes aspectos que permitan enseñar cómo funcionan estas empresas desde la alta dirección, un asunto que compete específicamente al campo de la Administración.

“Es muy del tejido interno y de las decisiones que se toman dentro de la organización. Todas esas decisiones son cosas que le interesan al administrador. Las otras miradas son valiosas e importantes, pero son diferentes”, menciona.

Entre otras líneas de investigación, las docentes consideran de interés: la identificación de sinergias en las empresas multinegocios, la acción política corporativa,
las configuraciones de portafolio y el fenómeno multinegocio en empresas pequeñas.

Las académicas están realizando actualmente un estudio con el Grupo Éxito con el cual buscan entender cómo se materializaron las sinergias en esa firma.

 

Autores

Daniela Milena Ramírez

Colaboradora Revista Universidad EAFIT.

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Autor
Daniela Milena Ramírez
Edición
Edición 177

Entre lo íntimo y lo común: el cine como experiencia del tiempo

¿Qué tienen en común un recuerdo, un sueño y una película? Los tres juegan con el tiempo, lo doblan, lo esconden, lo transforman. El cine no solo cuenta historias: las encierra, las suspende, las deja vibrando en la mente de cada espectador. 

Como una cápsula de tiempo en movimiento, el cine nos permite vivir lo imposible, habitar otras vidas y sentir emociones que no sabíamos que podíamos sentir. Aunque todos miremos la misma pantalla, nadie ve exactamente la misma película. ¿Y si el cine fuera también una forma de recordar lo que aún no hemos vivido?

Entre lo íntimo y lo común: el cine como experiencia del tiempo

El cine es una experiencia única, incluso cuando compartimos la misma sala, pantalla y horario. Cada uno de nosotros, en calidad de espectadores, llevamos nuestra propia historia, nuestro propio tiempo y nuestra propia sensibilidad al asiento, convirtiéndonos también en protagonistas. 

Como el tiempo, el cine no transcurre: se construye, se recuerda y se siente. El cine es una máquina de emociones, de recuerdos posibles, de vidas que no son nuestras pero que, por un momento, habitamos como propias. Como una cápsula del tiempo que viaja con todos dentro, el cine guarda lo que fuimos, lo que somos y lo que tememos ser. Tal vez por eso, cuando salimos de una película, no salimos siendo los mismos: porque el cine, como la memoria, nos revela. 

La escritora Anaïs Nin, solía decir que no vemos las películas como son, sino como somos. En efecto, si revisamos nuestras experiencias frente a una pantalla, podemos comprender que ahí está su magia. Porque el cine, como el tiempo, es colectivo e íntimo a la vez. 

Pese a que la película es la misma, los espectadores nunca lo son. Cada uno la interpreta desde su biografía emocional, desde lo que ha vivido, lo que teme, lo que ama y lo que ha perdido. Una escena que para alguien es conmovedora, para otro puede ser incómoda o indiferente. Además, esas percepciones pueden variar según las circunstancias o la época, lo que hace que una historia que alguna vez nos movió, otro día nos parezca insulsa. 

El cine puede sacar nuestro cuerpo y nuestra mente de eso que queremos poner en pausa, para luego tirarnos —sin compasión— a una realidad que no da tregua. Pero es más que eso: el cine activa la memoria, la imaginación y el deseo.  

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una mujer se sienta a ver una película en una sala de cine
Leyenda de la imagen
Una mujer se sienta a ver una película en una sala de cine

Todavía se habla de los contenidos audiovisuales como "películas" o "cintas", términos que hacen referencia al medio analógico donde se imprimen una serie de imágenes fijas que, al ser reproducidas a una tasa de 16, 24 o más fotogramas por segundo, dan la ilusión de imagen en movimiento.

 

Memoria, imaginación y deseo 

Pensemos en esas películas que, con solo una imagen, un diálogo o un sonido, nos han llevado de vuelta a nuestro pasado, a repensar el presente que vivimos o a soñar con un futuro diferente. Esas películas están cargadas de situaciones que, creadas con los códigos del lenguaje audiovisual, logran que las emociones surjan, no solo por lo que sucede en la historia, sino también por lo que pasa en nosotros mientras la vemos. 

El lenguaje audiovisual es ese sistema de signos y convenciones utilizados para comunicar ideas, emociones y narrativas a través de imágenes, sonidos y montaje. Gracias a sus códigos, el lenguaje audiovisual puede sumergir a los espectadores en una historia, provocar identificación con los personajes, crear deseo y tensión dramática, marcar ritmos y significados, y en última instancia, crear experiencias únicas y compartidas. 

Juan Diego Mejía, escritor antioqueño, así lo retrata en su libro El cine era mejor que la vida (1997). Esta novela narra la relación entre un hijo y su padre a través del cine, que se convierte en un espacio donde los sueños y los afectos no dichos encuentran forma. Como un ritual, el cine les permite escapar desde una realidad asfixiante hacia un lugar en el que —juntos y solos— habitan otros mundos posibles. Cada función, que comparten en silencio, confirma el poder del cine para transformar su vida cotidiana en relatos dignos de ser contados. 

 

Una cápsula de tiempo en la que cabemos todos 

Desde lo experiencial, el cine huele a crispetas. Sus hileras de sillas todavía esperan a que nos sentemos frente a la pantalla gigante y nos dejemos envolver por el sonido y las imágenes cada que deseamos vivenciar otros mundos.  

Pero hoy también buscamos esa experiencia en la sala de televisión de nuestra casa, a través de plataformas de video bajo demanda o VOD —del inglés video on demand—, donde disfrutamos de esas historias que tanto cautivan nuestra atención. Con la llegada de Netflix, HBO Max o Prime Video, los espectadores tenemos mayor control sobre qué ver, cuándo y cómo, en una forma más individual y flexible de consumir contenidos cinematográficos.

 

En la actualidad muchas personas eligen consumir contenidos audiovisuales en plataformas de video bajo demanda o VOD como YouTube, Netflix o HBO Max en lugar de ir a las salas de cine.

 

Esta forma de contar historias con imágenes —que gracias a las plataformas digitales hoy podemos disfrutar, sufrir, repetir una y otra vez—, empezó a tomar forma hacia 1895, gracias a los hermanos Auguste y Louis Lumière, inventores del cinematógrafo, un innovador aparato con el que no solo se podían capturar imágenes en movimiento, sino también reproducirlas ante una audiencia.  

¿Te imaginas qué sintieron las personas que vieron por primera vez la proyección de La salida de la fábrica Lumière en Lyon en 1895? Esa fue la primera función de cine en la historia de la humanidad: la primera vez que se vio la vida proyectada en una pantalla. También fue la primera demostración de una realidad reproducible, de la inmortalidad de quienes fueron registrados en la imagen. 

Sin embargo, fue el ilusionista Georges Méliès fue quien descubrió el verdadero potencial narrativo de la imagen en movimiento. Además de retratar la realidad, Méliès creó con el cinematógrafo historias inexistentes, mundos imposibles y sueños. Para ello, propuso un arte de la fantasía, del montaje y la escenografía. Prueba de esto fue su película Viaje a la Luna (1902), la obra más reconocida de Méliès, y desde entonces el cine ha sido ese universo que acoge lo posible y lo imposible en todos los tiempos existentes. 

 

Fotograma de la película de Georges Méliès, Viaje a la Luna (1902). En esta escena, personajes mitológicos que representan planetas observan a los viajeros espaciales dormidos. 

 

El tiempo en el que delimitamos nuestra existencia 

El cine nació para atrapar el tiempo, domesticarlo y moldearlo a nuestro antojo, pues más allá de contar historias, nos permite vivirlas desde dentro, manipulando emociones y percepciones. El tiempo en el cine no es real, es un territorio narrativo que se explora y se transforma a cada segundo, condensando la necesidad del ser humano de contar, ver y compartir historias. 

En el podcast de literatura y ciencia ¿Es el tiempo una ilusión?, se argumenta que nuestra percepción del tiempo no es una verdad física absoluta, sino una construcción mental y narrativa. Aunque como sociedad compartimos convenciones temporales —como los relojes o los almanaques—, cada uno organiza su pasado, presente y futuro según su memorias, emociones y conciencia. Dicho de otra forma, todos vivimos “en el tiempo”, pero no necesariamente en el mismo tiempo. 

En cerebro organiza el tiempo de forma no lineal, según vamos viviendo cada experiencia y con base en nuestra memoria, atención y emoción. Percibimos el tiempo como una serie de situaciones que se agrupan según su significado subjetivo. Por eso recordamos lo impactante y olvidamos lo rutinario, o distorsionamos la duración según el contexto: no es lo mismo un minuto feliz que un minuto de angustia.

 

Tiempo y cine no lineal 

Pese a que el cine comenzó narrando historias lineales, la necesidad de representar la memoria, el deseo, el trauma o la conciencia —que no se viven cronológicamente—, llevó a varios directores del siglo XX a dar un salto al vacío proponiendo narrativas no lineales.  

Un ejemplo de narrativa no lineal en el cine es el Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles, pero este recurso se consolidaría más tarde con películas como Hiroshima mon amour (1959) de Alain Resnais, y más recientemente con Pulp Fiction (1994) de Quentin Tarantino o Memento (2000) de Christopher Nolan.  

La mente recuerda, imagina y reorganiza el tiempo según la emoción. No sigue el orden cronológico de los acontecimientos ni una secuencia clásica—inicio, nudo y desenlace— sino que presenta las historias de forma fragmentada. En el cine esto se puede reproducir a través del montaje con analepsis o flashbacks (escenas del pasado), prolepsis o flashforwards (anticipaciones del futuro), elipsis (saltos temporales que omiten información) y puntos de vista múltiples.

 

En la actualidad se utilizan herramientas para la edición digital de contenidos audiovisuales como CapCut, Adobe Premiere, Davinci ResolveFinal Cut Pro, Avid Media Composer, y Lightworks, entre otros. Estas herramientas de software facilitan la tarea de cortar, pegar y reorganizar fragmentos de video y audio para construir una narración cinematográfica.

 

El uso de estos recursos narrativos para el montaje no lineal representó nuevos retos para los espectadores de cine, que debían reconstruir la historia mentalmente, identificar saltos temporales y asumir un rol más activo. Ya no bastaba con “ver”: había que interpretar el orden de los sucesos, conectar las piezas y navegar el tiempo desde la emoción, como lo hace el cerebro con los recuerdos.  

Todo esto rompió con la ilusión de que el tiempo solo se narra en línea recta y permitió mostrar la complejidad de la mente humana —sus recuerdos, traumas, deseos y saltos emocionales— con una fidelidad mucho mayor a la de las narrativas cronológicas. 

Al alterar el orden de los hechos, el cine ganó profundidad psicológica y poética, revelando lo esencial antes que lo literal, jugando con el suspenso, o haciendo que una historia tuviera múltiples capas temporales superpuestas. La no linealidad transformó al espectador en un intérprete activo, y al cine en una forma de pensar, no solo de contar. 

 

Directores recomendados 

Michel Gondry

Director francés de cine y videos musicales. En su película "Eternal Sunshine of the Spotless Mind" (2004), titulada en español como "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos", narra cómo el protagonista intenta borrar de su memoria a su expareja, reviviendo en el proceso lo más profundo de su vínculo. Representa la memoria como algo fragmentado, emocional y no lineal, donde recordar y olvidar se entrelazan con el deseo, el dolor y el amor.

Alain Resnais

Cineasta francés clave en el movimiento de la Nueva Ola Francesa o "Nouvelle Vague", conocido por sus narrativas no lineales y su exploración de la memoria, el tiempo y el olvido en películas como "Hiroshima mon amour" (1959) y "El año pasado en Marienbad" (1961).

Jean-Luc Godard

Director francosuizo célebre por romper las reglas del cine clásico y reinventar el lenguaje cinematográfico con libertad formal y política, como lo hizo en su película "À bout de souffle" (1960) conocida en la esfera hispana como "Sin aliento", una obra clave del cine moderno.

Christopher Nolan

Director británico reconocido por sus estructuras narrativas complejas y no lineales, como en "Memento" (2000), donde la historia se cuenta en orden inverso para reflejar la confusión de la memoria.

Quentin Tarantino

Director estadounidense célebre por su estilo audaz y narrativas no lineales, como en su película "Pulp Fiction" (1994), donde mezcla violencia, humor y referencias cinéfilas con una estructura narrativa fragmentada.

 

 

Autora

Paula Arredondo

Maestra en literatura, profesora de cátedra de la Escuela de Artes y Humanidades EAFIT

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Autor
Paula Arredondo
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Agustín Patiño Orozco

Recorre la historia del planeta Tierra en un paseo por EAFIT

Agosto 24, 2025

“Al Campus Georuta” es una invitación a recorrer el tiempo geológico del planeta mientras paseamos por el campus de la Universidad EAFIT: un ejercicio de conexión con la Tierra, para despertar la curiosidad, la comprensión crítica y la conciencia del tiempo que habitamos.

Vivimos en un planeta antiguo, donde los seres humanos somos recién llegados. Si toda la historia de más de cuatro mil seiscientos millones de años de la Tierra se condensara en un solo día de veinticuatro horas, los humanos apareceríamos en el último segundo. ¿Cómo comprender este abismo temporal? ¿Cómo interpretar las huellas del tiempo profundo?

El tiempo geológico transcurre muy despacio, a un ritmo que reta nuestra imaginación. Estudiar ese tiempo es un desafío para los geólogos: con su trabajo y experiencia han aprendido a leer en las rocas y el paisaje la memoria de nuestro planeta. La historia profunda de la Tierra se mide en la escala del tiempo geológico, la cual ordena y compara los eventos pasados que quedaron registrados en las rocas.

Esta escala de tiempo se divide en unidades de tiempo con nombres específicos: eones, eras, periodos y épocas, los cuales facilitan la comprensión y la organización de los eventos. Así, además de representar al tiempo, lo podemos medir.

 

Esta ilustración muestra una espiral ascendente que representa el paso del tiempo a escala geológica, empezando por el Eón Hadeano, que inicia con la aparición del planeta Tierra hace unos 4500 millones de años, hasta la Era Cenozoica, en la que nos encontramos actualmente, y que inició hace unos 65 millones de años. Fuente: Wikimedia Commons.

 

En la vida cotidiana medimos el tiempo en forma relativa y en forma absoluta. Por ejemplo, para decir que alguien es mayor o menor que otra persona, usamos sus edades —de forma absoluta— como datos de comparación que dependen de sus fechas de nacimiento. De manera relativa, también sabemos que una abuela es mayor que su nieto, aunque no sepamos sus edades o fechas de nacimiento.

En la Geología funciona igual, puesto que existen “un conjunto de herramientas metodológicas conocidas como los Principios de Steno, que conforman la base lógica para la organización de las rocas, y por ende del tiempo. Estos principios permiten determinar si un conjunto de rocas es más viejo que otro, de acuerdo con su posición en el registro geológico”[1].

Sin embargo, es gracias a la radiación y las dataciones radiométricas que, a partir del siglo XX, es posible conocer con exactitud la edad de la formación de las rocas y pasar de una medición relativa, a una medición absoluta del tiempo de la Tierra. Cabe resaltar que aún existen una serie de limitaciones a estas técnicas relacionadas a posibles alteraciones en la composición de las rocas.

Es común que nuestra única referencia al pasado profundo de nuestro planeta sean los dinosaurios, ya que nos es difícil dimensionar gran la escala del tiempo geológico en comparación a nuestra experiencia cotidiana del tiempo.

 

Este infográfico representa la escala de tiempo geológica en forma de "reloj" circular y señala el período donde aparecieron formas de vida como los procariotas, eucariotas, seres multicelulares, plantas terrestres, animales y homínidos. La abreviación "Ma" se refiere a millones de años y la abreviación "Ga" se refiere a mil millones de años. Fuente: Wikimedia Commons.

 

Nociones como “rápido”, “lento”, “reciente” o “antiguo”, no son comparables si tenemos en cuenta la escala del tiempo geológico en lugar de la escala del tiempo humano. Por ejemplo, un evento de hace diez millones de años es considerado muy reciente en el tiempo geológico, y en esa misma escala, un evento que duró doscientos millones de años, con impactos importantes en la historia de la Tierra, puede considerarse rápido.  

En este sentido, nuestra percepción del tiempo a escala humana nos exige una capacidad importante de abstracción, para comprender el tiempo geológico y la continua evolución del planeta Tierra.

 

Otro tiempo, otra mirada

Al comprender el tiempo geológico, cambia nuestra forma de ver el mundo, de observar nuestro entorno, de pisar el suelo, de recorrer o habitar un lugar.

Empezamos a imaginar, visualizar, analizar y vincular de forma abstracta lo que nos está contando el planeta mediante fenómenos que, aunque muy lentos a escala humana, son fundamentales en la evolución del planeta: desde el surgimiento de cordilleras hasta el cambio climático.

Por ejemplo, si realizamos un recorrido a pie, con la interpretación científica de un geólogo y la mediación pedagógica adecuada, empezaremos a reconocer en el paisaje las pistas del tiempo profundo de la Tierra y de su relación con nuestra vida cotidiana.

De esta manera, una georuta es una herramienta para el aprendizaje experiencial, puesto que promueve la exploración, la obtención de datos y el procesamiento de los mismos por parte de los aprendices, y genera espacios para la interacción y la reflexión en torno a lo que ofrece la naturaleza.  

La interpretación de la naturaleza ha tenido un rol fundamental en la manera como interactuamos con ella y las acciones que emprendemos para su uso responsable y su protección. Por esta razón son cada vez más los geólogos que desarrollan estrategias interpretativas y comunicativas, que les permitan acercar los conocimientos del tiempo geológico a todas las personas.  

En palabras del pionero en la interpretación del patrimonio Freeman Tilden, se trata de “revelar el alma de eso que se está mirando”[2], ya sea una roca, un paisaje, o un ecosistema. Así, más que comprender el valor y significado del tiempo geológico, se busca aprender de él para adoptar nuevos comportamientos que favorezcan el cuidado de nuestro planeta. 

 

De paseo por la Universidad

"Al Campus Georuta", es una herramienta que se inspira del enfoque exploratorio de Alexander von Humboldt para reconocer el tiempo geológico en el campus de la Universidad EAFIT. Es un recorrido a través de estaciones interactivas, talleres vivenciales y narrativas científicas que explican hitos clave del tiempo geológico: la formación de la corteza terrestre, los grandes eventos tectónicos, la aparición de la vida y el surgimiento de los ecosistemas actuales.

Esta georuta nos invita a ampliar nuestra mirada sobre el planeta Tierra y aprender de su pasado para fortalecer nuestra resiliencia en el presente. También nos invita a valorar, conservar y usar de manera sostenible los recursos geológicos no renovables que son fundamentales para la vida. 

 

Itinerario de Al Campus Georuta

Itinerario de "Al Campus Georuta" en el mapa del campus principal de la Universidad EAFIT, ubicado en el barrio La Aguacatala, Comuna 20 El Poblado, al sur de Medellín. Imagen: elaboración propia a partir de Marín-Cerón, M.I.; González-Tejada, C. (2022)[3].

1. Bloque 1 de Idiomas o Parque de los Guayabos

Aquí inicia el recorrido y nos conectamos con el pasado arqueológico del Valle de Aburrá, sus antiguos habitantes y los vestigios de su tiempo encontrados durante la construcción del Bloque de Idiomas EAFIT.

2. Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas

El suelo de la Biblioteca EAFIT contiene granito, una roca ígnea que se formó hace millones de años y que ahora adorna nuestros espacios. Detrás de su apariencia estética, hay una historia magmática profunda, de más de mil quinientos millones de años en la Orinoquía colombiana.

3. Parque Los Pimientos

Aquí puedes observar rocas sedimentarias traídas desde Tolú, departamento de Sucre, que se formaron en ambientes marinos antiguos, hace unos treinta y un millones de años. También son similares a las rocas que podemos observar en los alrededores de Bogotá.

4. Bloque 29 (último piso)

Este es un punto privilegiado para observar el Valle de Aburrá y reflexionar sobre cómo se ha moldeado a lo largo del tiempo gracias a procesos geológicos y otras fuerzas de la naturaleza —tectónica y clima—.

5. Jardín Multifuncional

Aquí se observan diversos bloques de rocas representativas de la región antioqueña. Se pueden encontrar desde dunitas —rocas del manto—, hasta granitos como la Piedra del Peñol—, pasando por "gneises" —rocas metamórficas que se formaron por la colisión de continentes que originó al supercontinente Pangea—, y rocas volcánicas.

6. Parqueadero del Bloque 29: un vistazo al Acuífero del Valle de Aburrá

En este punto descubrimos el mundo subterráneo de nuestro campus: el Acuífero del Valle de Aburrá, una reserva de agua subterránea que, gracias a estudios hidrogeológicos, usamos de forma sostenible para el riego de plantas. Esta práctica ejemplar nos recuerda que el suelo no solo sostiene edificaciones, sino también agua, historia y vida. Conocer el suelo es clave para cuidarlo.

 

Ciencias de la Tierra para no científicos

Entender los sucesos “grabados” en nuestro planeta, a partir de la observación de los lugares que recorremos a diario, nos permite generar vínculos, fortalecer la capacidad de abstracción y promover relaciones con el conocimiento, todo lo cual se afianza cada vez que volvemos a pasar por esos lugares y, por qué no, cuando nos comunicamos con otros.  

Con "Al Campus Georuta" generamos nuevos diálogos y nuevas miradas, que incluyen a expertos y no expertos en Ciencias de la Tierra, mientras transitamos el multifacético campus universitario. A su vez, generamos la pizca de curiosidad clave para seguir estudiando con una mirada integral cómo los sucesos del pasado influyen en nuestro presente y futuro.  

Estrategias pedagógicas como las georutas fortalecen nuestra conciencia sobre la evolución de la Tierra, pero también conectan el conocimiento geológico con los desafíos ambientales que todos enfrentamos hoy, promoviendo una cultura de respeto y conservación del patrimonio natural del planeta y del Valle de Aburrá.

Los científicos pueden comunicar, con un lenguaje menos técnico y más sencillo de entender para todos, cómo los procesos geológicos han moldeado nuestro planeta a lo largo de millones de años, y cómo siguen moldeándolo, para responder mejor a sucesos que seguirán influyendo en nuestra escala humana, como deslizamientos, avenidas torrenciales, inundaciones en las riberas de los ríos, erosión de las costas y muchos más.  

El campus de la Universidad EAFIT se ha convertido en un referente para otros centros educativos y comunidades que buscan dar nuevos sentidos a sus espacios y aportar a una reflexión global sobre el tiempo de la Tierra y la responsabilidad que tenemos para habitarla hoy y en el futuro.  

De esta experiencia surgen muchos otros proyectos en los que viene trabajando el Grupo de Investigación Naturaleza y Ciudad de EAFIT, los cuales nos llevarán a iniciar nuevos diálogos sobre el tiempo, desde distintos saberes y tradiciones, como el proyecto “Tejedoras de la sostenibilidad geo-bio-cultural en la cuenca del Rio Ranchería”, financiado por la Convocatoria Minciencias 948 Orquídeas Mujeres en la Ciencia 2024. 

 

 

Referencias bibliográficas
  1. Remírez, M. (2023). El tiempo en la Geología: Abordaje conceptual e histórico de un concepto central en la disciplina (Trabajo final integrador). Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Memoria Académica. https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.2572/te.2572.pdf
  2. Tilden, F. (1957). Interpreting our heritage (3d ed). University of North Carolina Press.
  3. Marín-Cerón, M.I.; González-Tejada, C. (2022). Capítulo 8. Al campus Georuta-EAFIT, una ruta de mediación científica para la comprensión de la evolución geoarqueológica de Colombia. 147-159. En: Gómez-Guerrero, M.; González-Tejada, C.; Marín-Cerón, M.I.; Betancurth-Montes, G.L.; Restrepo-Moreno, S., Rendón-Rivera, A. (2022). Geoconservación en Colombia: Aproximaciones teórico-prácticas. Editorial CTA, Medellín. 193 pp. ISBN: 978-958-8470-62-7 Obra independiente. Disponible en: https://cta.org.co/biblionet/geoconservacion-en-colombia-aproximaciones-teorico-practicas/

 

 

Autoras

Maria Isabel Marín-Cerón

Investigadora y docente del Área de Territorios y Ciudades de la Universidad EAFIT

Catalina González-Tejada

Doctora en museología y museos

Karen Cecilia Villazón-Lobo

Geóloga de la Universidad EAFIT

Imagen Noticia EAFIT
Imagen de personas caminando en el Campus
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Autor
Maria Isabel Marín Cerón; Catalina González Tejada; Karen Cecilia Villazón Lobo
Edición
Agustín Patiño Orozco

¿Por qué ya no se puede leer el tiempo en el sol? 

Agosto 24, 2025

“Yo pensaba que era otra hora”, dicen los abuelos Wayuu al mirar al cielo de La Guajira y no entender lo que antes leían con certeza. El tiempo, ese que fluía con el sol, las estrellas, los vientos y los sueños, ya no se deja leer. Algo está cambiando. 

Sigue leyendo para conocer más sobre la construcción de un Calendario Climático Wayuu mediante el diálogo de saberes tradicionales y científicos.

Una mujer indígena cocina con leña en un hogar tradicional Wayuu ubicado en el resguardo Zahino, en La Guajira colombiana. Fotografía: Catalina González Tejada.

"Desde la extensa cuenca del río Ranchería, en La Guajira colombiana, el pueblo Wayuu nos abrió las puertas de su conocimiento para mapear su tierra, memoria, agua y saberes. El Calendario Wayuu es una representación viva de los ciclos naturales, las constelaciones y la cosmogonía que guía sus prácticas de siembra, pesca y ganadería. En este ejercicio de cartografía social junto a las comunidades de los resguardos Provincial y Zahino, reactivamos saberes ancestrales para la adaptación y resiliencia ante el cambio climático. A través del diálogo de saberes, avanzamos en el camino hacia la soberanía alimentaria y el cuidado del territorio: un paso hacia la sostenibilidad con raíces”.

 

—Equipo de trabajo del proyecto “Tejedoras de Sostenibilidad”. 

 

Desconexión del tiempo ancestral 

En distintas comunidades Wayuu se escucha la misma inquietud: los mayores ya no sueñan igual, ya no reconocen la hora al observar el sol. El reloj natural que por generaciones les permitió organizar sus días —a tiempo con el astro, las estrellas, el canto de los animales— parece estar desajustado. ¿Qué es lo que pasa con el tiempo? ¿Es la naturaleza la que ha cambiado? ¿O somos nosotros quienes hemos perdido la conexión?

Las respuestas no son simples. Los ciclos climáticos están alterados a nivel global, pero también hay transformaciones culturales profundas. En La Guajira, la occidentalización ha desplazado formas de conocimiento tradicionales, debilitando el idioma wayunaiki, la oralitura y las formas de interpretar el mundo propias del pueblo Wayuu.

 

Creación del Calendario Wayuu 

Frente a la pérdida progresiva de su cultura, Jazmín Romero Epiayu, lideresa Wayuu y tejedora de saberes, decidió buscar en las raíces del tiempo de su pueblo. Lleva más de una década recorriendo comunidades a lo largo de La Guajira, en Colombia y Venezuela, entrevistando a los abuelos que aún conservaban memoria del orden natural. Fue uno de esos abuelos quien tejió para Jazmín el primer Calendario Wayuu, plasmando en hilos los signos del tiempo ancestral.

 

Investigadoras de la Universidad EAFIT y coinvestigadores del pueblo Wayuu en la comunidad de Zahino participan en un proceso de diálogo de saberes a propósito de la construcción de un calendario climático Wayuu.

 
Ciencia y ancestralidad: un diálogo de saberes

Inspiradas por la iniciativa de Jazmín, un grupo de investigadoras de la Universidad EAFIT se sumaron y propusieron integrar un enfoque científico al proyecto. Así nació un esfuerzo conjunto entre la sabiduría Wayuu y las ciencias de la Tierra, del clima y de la sostenibilidad. En 2024, esta propuesta de investigación fue seleccionada por el Ministerio de Ciencia de Colombia para ser financiada por la Convocatoria 948 Orquídeas: Mujeres en la Ciencia 2024.

Así se afianzó el proyecto de investigación Tejedoras de Sostenibilidad en la Guajira Bio-Geo-Culturalmente diversa que busca construir estrategias resilientes en la cuenca del Río Ranchería, para, entre otras cosas, salvaguardar la seguridad alimentaria de las comunidades que habitan la cuenca.  

Esta investigación parte del diálogo de saberes como metodología para crear: mediante talleres, cartografías participativas, arte comunitario, escucha activa y tecnología, el equipo de investigación ha avanzado en la co-creación de un Calendario Climático Wayuu

 

Una pausa en el tiempo: talleres como espacios de reencuentro

Durante los primeros encuentros, las comunidades se detuvieron a conversar, recordar, dibujar, soñar. Los abuelos tocaron instrumentos musicales olvidados, las mujeres tejieron mientras compartían visiones, los niños pintaron su territorio sin instrucciones. Las diferencias se disolvieron y se tejió un espacio común: el universo Wayuu alrededor de ese círculo, de esa espiral desde la que se puede interpretar lo que les rodea y les define como cultura, como etnia, como territorio vivo.

Los relatos del pasado ayudaron a comprender el presente, y a proyectar un futuro en el territorio: cómo lo vemos, lo reconocemos, lo representamos, nos localizamos en él, nos relacionamos con él. Todos esos relatos están relacionados con lo que heredamos, con lo que escuchamos o vivimos en relación al tiempo, a eso que fue pero que ya no es, o que está a punto de olvidarse.

Al integrar metodologías de cartografía participativa —como los mapas parlantes, inspirados en los mapas de lucha del pueblo Nasa[1]—, se fueron delineando símbolos, memorias y caminos para interpretar el territorio Wayuu con otros ojos. 

Relatos cargados de sentimientos y emociones, que, al ser puestos en común, permiten el reencuentro, la reconexión y reactivación de lo que es compartido en mundos diversos. Una participante decía: “no tenemos la ocasión de sentarnos a hablar de estos temas... y es necesario volver a escuchar a los abuelos.”

 

El Calendario Wayuu es una creación de Palmar a partir de la concepción de Jazmin Romero Epiayu y sus conversaciones con los mayores y sabedores Wayuu. La obra es parte de un proceso en curso de co-construcción en el marco del proyecto Tejedoras de Sostenibilidad en La Guajira Bio-Geo y culturalmente diversa: un diálogo científico-comunitario de la Cuenca del rio Ranchería liderado por la Universidad EAFIT y financiado por la Convocatoria Minciencias 948 Orquídeas Mujeres en la Ciencia 2024.

“Esta obra tiene un sentido: que le permite al Wayuu recrearse. Quiero que el Wayuu cree su conocimiento a partir de esta imagen. Todos somos animales y somos naturaleza. Todo se interpreta a partir del centro, y también de abajo a arriba, del rio al mar. Abajo, las dos aves con un círculo en el medio representan la fertilidad de Juyá —dios de la lluvia que significa “vida”—, y Mma —que significa “madre tierra”—. Arriba, los dos pájaros vinculados por diferentes elementos de la naturaleza, representan la transformación que ocurre con la fecundación, lo que permite la vida. En el medio, el origen del universo Wayuu, desde donde interpretan sus constelaciones, sus características diversas —como los Wayuu y sus distintos e´iruku[2]—, donde se encuentra esa espiral que marca su manera de pensar y de ver el mundo, de representarse y de actuar. Con solo mirar una mochila Wayuu lo podemos entender.”

 

Jazmin Romero Epiayu, líder comunitaria en la Cuenca del rio Ranchería y co-creadora junto a Palmar de la obra “Calendario Wayuu”. 

 

El tiempo como territorio: hacia un nuevo capítulo

A partir de ahora, el tiempo del planeta también será protagonista. Hablaremos del tiempo geológico, de los procesos de la Tierra, de los cambios en el clima. Instalaremos sensores sonoros en el territorio para "escuchar" la naturaleza. Los saberes de Zahino y Provincial, comunidades que participan en el proyecto, seguirán alimentando el Calendario Wayuu, ahora con herramientas científicas y tecnológicas que enriquecen el conocimiento sin desplazar los saberes tradicionales.

El calendario climático Wayuu, además de ser una herramienta pedagógica, se proyecta como una propuesta de gobernanza climática local: una forma de reconocer el valor de los saberes indígenas en la adaptación local ante el cambio climático y en fortalecimiento de la identidad territorial.

La integración del conocimiento indígena en el análisis científico ejemplifica cómo las perspectivas locales enriquecen la comprensión del cambio climático y contribuyen a la formulación de políticas públicas, proyectando también al calendario climático Wayuu como una herramienta transformadora para aportar a los esfuerzos, nacionales y globales frente a los desafíos ambientales.

Para que esta experiencia no se pierda y pueda inspirar a otras comunidades, se proyecta el desarrollo de un geoportal donde se almacenará este conocimiento de forma accesible. Un espacio común para investigadores, tomadores de decisiones y comunidades, una plataforma viva donde convergen la ciencia con los saberes ancestrales y prácticas del río Ranchería y de otras voces de La Guajira. 

 

 

Referencias bilbiográficas
  1. Luis G. Vasco Uribe. (2018). COSAS-CONCEPTOS, MAPAS PARLANTES E INVESTIGACIÓN SOLIDARIA. Charla en el III Encuentro de Antropología Visual de América Amazónica, Universidad Federal de Pará, Belém, Brasil.
  2. E’iruku, es la ‘estructura de origen’ en el orden espiritual, social, político, económico y militar (...) es el ordenamiento espacial de la nación Wayuu, que ha sido malinterpretada como ‘clan’ o ‘casta’ en la academia occidental”. En Armando Wouriyu (2021) La Nación de los E’iruku y la esclavitud actual. Disponible en: https://onic.org.co/sitio/noticias/4107-la-nacion-de-los-e-iruku-y-la-esclavitud-actual 

 

 

Autoras

Catalina González Tejada, Jazmín Romero Epiayu, María Isabel Marín Cerón, Karen Cecilia Villazón Lobo, Marisol Delgado Sánchez

Equipo de trabajo del proyecto de investigación “Tejedoras de Sostenibilidad”

Imagen Noticia EAFIT
Ilustración que representa un calendario Wayuu, creada por Palmar a partir del trabajo de la coninvestigadora local Jazmin Romero Epiayu
Leyenda de la imagen
El Calendario Wayuu es una creación de Palmar a partir de la concepción de Jazmin Romero Epiayu y sus conversaciones con los mayores y sabedores Wayuu. La obra es parte de un proceso en curso de co-construcción en el marco del
proyecto Tejedoras de Sostenibilidad en La Guajira Bio-Geo y culturalmente diversa: un diálogo científico-comunitario de la Cuenca del rio Ranchería liderado por la Universidad EAFIT y financiado por la Convocatoria Minciencias 948 Orquídeas Mujeres en la Ciencia 2024.
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Autor
Catalina González Tejada, Jazmín Romero Epiayu, María Isabel Marín Cerón, Karen Cecilia Villazón Lobo, Marisol Delgado Sánchez
Edición
Agustín Patiño Orozco

Procesos de enseñanza y aprendizaje mediados por tecnología

La tecnología es clave para integrar conocimiento, docencia y aprendizaje. En la Universidad EAFIT, la plataforma EAFIT Interactiva —nuestro Sistema de Gestión del Aprendizaje—, se ha consolidado como un entorno digital que redefine la experiencia de aprendizaje al impulsar la interacción, fomentar la flexibilidad y estimular la innovación. 

Exploremos su impacto transformador, los retos que implica su adopción y las historias reales de profesores que han logrado convertir sus cursos mediados por tecnología en vivencias significativas y memorables. 

La integración de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la educación ha generado una transformación profunda en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Investigaciones recientes han demostrado que el uso de plataformas digitales, recursos interactivos y entornos virtuales de aprendizaje potencia no solo el acceso al conocimiento, sino también la autonomía, la motivación y el desarrollo de competencias del siglo XXI (Selwyn, 2016; Bates, 2019). 

Por ejemplo, la UNESCO (2022) resalta que las TIC permiten diversificar las metodologías pedagógicas, facilitar el aprendizaje personalizado y fomentar la inclusión. En particular, los Sistemas de Gestión del Aprendizaje o LMS —del inglés Learning Management System— se han consolidado como infraestructuras clave para la gestión del aprendizaje, al facilitar la organización de contenidos, la comunicación sincrónica y asincrónica, el seguimiento del progreso y la evaluación continua.

Imagen Noticia EAFIT
Estudiantes realizando actividades en computadoras
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Estudiantes realizan actividades en un LMS o Sistema de Gestión del Aprendizaje como EAFIT Interactiva.
 
Una universidad que aprende y se transforma 

En este escenario global, la Universidad EAFIT asume con firmeza el liderazgo en la adopción de tecnologías emergentes y de la inteligencia artificial como ejes de transformación educativa, organizacional y social. La educación virtual, híbrida y flexible ha dejado de ser una alternativa para convertirse en un pilar estratégico que garantiza la pertinencia y la sostenibilidad de los procesos formativos. 

En el caso particular de la Universidad, la plataforma EAFIT Interactiva se consolida como el espacio digital donde convergen el profesor, el estudiante y el currículo. A través de este LMS, se articulan contenidos, se gestionan actividades, se realiza evaluación continua, se fortalecen las comunidades de aprendizaje y se dinamiza el acompañamiento docente. 
 
Para garantizar el uso efectivo de la plataforma y potenciar sus posibilidades pedagógicas, el área de Gestión Digital del Aprendizaje (GDA) se encarga de brindar soporte y aportar al desarrollo de contenidos digitales y otros recursos de aprendizaje mediante estrategias como Aprende+ EAFIT. En suma, desde la gestión tecnológica, pasando por el diseño instruccional y el seguimiento del proceso educativo, EAFIT Interactiva es un LMS que contribuye a una experiencia de aprendizaje coherente, intuitiva y centrada en el estudiante.

 

Historias que inspiran: voces desde la práctica docente 

Veamos dos testimonios que reflejan un cambio significativo en la relación docente-estudiante y en la forma de concebir la educación mediada por tecnología, en línea con la literatura sobre pedagogías activas y el uso efectivo de las TIC (Laurillard, 2012).

"He logrado potenciar el uso de la herramienta y el acercamiento con mis estudiantes. Es práctica, eficiente y colaborativa. Los cuadernos de calificaciones me han permitido calificar de manera continua y mantenerme al día con ellos. EAFIT Interactiva, soportada en Brightspace, tiene un gran potencial al integrarse con contenidos de editoriales como McGraw-Hill y Pearson." 

 

Hernán Alzate Arias, profesor de cátedra adscrito a la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno de EAFIT

"Desarrollar mi curso con apoyo del equipo del Área de Gestión Digital del Aprendizaje fue un proceso de cocreación: Yo puse el contenido, y ellos su experiencia para hacerlo innovador y significativo. La plataforma EAFIT Interactiva permite a los estudiantes aprender a su ritmo, fomenta la autogestión y convierte el conocimiento en experiencia." 

 

Jimena Gutiérrez Rúa, profesora de la Maestría en Sostenibilidad de EAFIT.

 
Retos, aprendizajes y acciones en curso 

A pesar de su amplia adopción en la comunidad universitaria, uno de los principales retos para la gestión de EAFIT Interactiva es reducir el uso que se limita exclusivamente al registro de calificaciones. Frente a esto, se han propuesto cursos autocontenidos, sesiones formativas y acompañamiento permanente por parte del Área de Gestión Digital del Aprendizaje y el equipo de Aprende+ EAFIT. Estas acciones buscan motivar a los docentes a explorar y aprovechar más las funcionalidades interactivas, de seguimiento y de diseño pedagógico que este LMS ofrece. 
 
Es clave reconocer que estas tecnologías no son por sí mismas la solución para asumir los retos actuales de formación y gestión del aprendizaje. Los LMS son innovadores cuando se apoyan en el talento humano que puede brindar soporte técnico, orientación y acompañamiento para asegurar que la adopción tecnológica se traduzca, en este caso, en experiencias de aprendizaje exitosas. En otras palabras, el éxito de las TIC educativas depende tanto de la infraestructura como del desarrollo profesional docente (Kirkwood & Price, 2014).  

 

 
Visión a futuro: una experiencia coherente, conectada y catalizadora 

Actualmente, la Universidad EAFIT avanza en la expansión de EAFIT Interactiva como plataforma LMS para la gestión de todos sus procesos formativos, no solo en los programas de pregrado. La meta es que, sin importar el nivel académico, ni la modalidad (presencial, virtual o híbrida), la experiencia del estudiante sea fluida, coherente y articulada. 
 
Adicionalmente, se explora la incorporación de inteligencia artificial para enriquecer el análisis del aprendizaje, personalizar la experiencia del estudiante y fortalecer los procesos de retroalimentación y evaluación formativa. Esto está en línea con los desarrollos recientes sobre analítica de aprendizaje —learning analytics— y sistemas adaptativos, que han mostrado efectos positivos en la toma de decisiones pedagógicas y la mejora del rendimiento estudiantil (Siemens & Long, 2011). 

 

Una invitación a transformar el aprendizaje juntos 

EAFIT Interactiva no es solo una plataforma: es una invitación a imaginar nuevas formas de enseñar y aprender. Es una herramienta al servicio de la pedagogía, de la innovación y de la relación humana. Todos los profesores, investigadores, empleados administrativos y estudiantes de la Universidad EAFIT están llamados a hacer parte activa de esta transformación. La educación del futuro se construye hoy, con tecnología, con sentido pedagógico y con propósito. 

Si tienes dudas o comentarios sobre EAFIT Interactiva, puedes comunicarte con el Área de Gestión Digital del Aprendizaje (GDA) a través del canal único de atención: soporteinteractiva@eafit.edu.co

 

 

Autores

Luis Gerardo Pachón Ospina

Coordinador del Área de Gestión Digital del Aprendizaje, Vicerrectoría de Aprendizaje EAFIT

Yina Andrea Zapata Franco

Gestora de experiencias educativas digitales, Área de Gestión Digital del Aprendizaje EAFIT

 

 

Bibliografía recomendada

 

Sección de noticias EAFIT
Bloque para noticias recomendadas
Autor
Luis Gerardo Pachón-Ospina; Yina Andrea Zapata Franco
Edición
Agustín Patiño Orozco

El factor “tiempo” en la generación de valor público e impacto positivo a través de la intencionalidad empresarial 

Agosto 21, 2025

¿Cómo las acciones empresariales de hoy resuenan en el mañana? En este artículo exploramos la intersección entre tiempo, intencionalidad deliberada y responsabilidad hacia las generaciones futuras. Descubrimos cómo las empresas que voluntariamente orientan sus acciones hacia el desarrollo sostenible no solo generan beneficios en el presente, sino que tejen un legado duradero que trasciende generaciones. 

Proponemos una mirada donde las empresas actúan como máquinas del tiempo, capaces de transferir valor entre el presente y el futuro que construimos juntos.

1. El tiempo como nuevo protagonista empresarial

Hace no mucho, las empresas tenían un único objetivo claro: generar beneficios económicos. Sin embargo, hoy navegamos tiempos donde los desafíos sociales y ambientales reclaman con urgencia nuestra atención. Y en este escenario, el papel de las empresas ha dado un giro fascinante.

Imaginemos por un momento el tiempo como un río. Las empresas ya no son simples barcas que navegan en él, sino agentes que pueden influir en su curso. ¿Cómo? A través de acciones deliberadas que trascienden el presente y moldean las orillas del futuro.

En este artículo exploraremos tres conceptos: el tiempo como escenario y protagonista, la intencionalidad como brújula de las acciones empresariales, y la responsabilidad intergeneracional como el compromiso ético que conecta nuestro presente con un mañana que aún no conocemos, pero que ya estamos construyendo. 

 

2. Intencionalidad deliberada: cuando las empresas miran al horizonte

Cuando una empresa decide, por voluntad propia, ir más allá del simple cumplimiento normativo e integrar la sostenibilidad en su ADN, ocurre algo transformador. Esta no es una acción accidental ni una reacción ante presiones externas, es una elección consciente que marca el inicio de un viaje distinto. 

 

2.1. Liderazgo posibilista: soñar con los pies en la tierra 

Imaginemos líderes empresariales que no solo responden a lo urgente, sino que anticipan lo importante. Como señalan Rosário y Boechat (2025), estos visionarios no se limitan a apagar incendios: plantan semillas para bosques futuros que quizás ellos mismos no verán crecer.

El liderazgo posibilista nos invita a una nueva forma de entender el éxito empresarial: aquella donde el horizonte temporal se expande más allá del próximo trimestre o del siguiente reporte financiero. Es la capacidad de ver potencial donde otros ven obstáculos, de construir puentes entre el presente y un futuro más justo y sostenible.

Le y Gia (2024) lo describen bellamente al mostrar cómo el liderazgo transformacional con orientación ambiental crea ciclos virtuosos de innovación y responsabilidad. Es como un efecto dominó positivo: cada acción intencionada desencadena nuevas posibilidades de valor compartido. 

 

2.2. Gobernanza con visión de futuro: más allá de quienes hoy toman las decisiones

La gobernanza corporativa, tradicionalmente vista como un conjunto de reglas y procedimientos, se transforma en algo mucho más poderoso cuando incorpora la dimensión temporal. Como sugiere Gupta (2021), al integrar principios éticos en sus estructuras, las empresas crean ecosistemas que perduran más allá de los individuos que hoy las dirigen.

Pensemos en esto: ¿Qué pasaría si las decisiones empresariales se tomaran considerando no solo a los stakeholders —grupos de interés— actuales, sino también a aquellos que aún no han nacido? Chamela (2016) nos muestra que las iniciativas de RSE —responsabilidad social empresarial— pueden ser ese puente que conecta diferentes momentos en el tiempo, construyendo una legitimidad y confianza que se acumula como un tesoro intergeneracional. 

 

3. El tiempo como lienzo: evolución de iniciativas que dejan huella

El tiempo no es solo un recurso a gestionar: es el lienzo sobre el cual las empresas plasman su legado. Las acciones empresariales con verdadero impacto evolucionan y se transforman, respondiendo a un entorno que nunca permanece estático. 

 

3.1. Adaptarse para perdurar: el arte de la evolución empresarial

Las empresas que realmente marcan la diferencia entienden que la adaptabilidad no es signo de debilidad, sino de inteligencia evolutiva. Como revela Mızrak (2023), las iniciativas voluntarias que integran contabilidad ambiental y evaluaciones de impacto social crecen y se transforman junto con la cambiante agenda global de sostenibilidad.

Imaginemos una empresa turística en Tenerife (González-Morales et al., 2021) que no solo adapta sus prácticas para minimizar su huella ecológica en el presente, sino que reimagina constantemente su relación con el ecosistema marino durante las próximas décadas. No estamos hablando de proyectos aislados, sino de una transformación profunda que redefine la identidad misma de la organización. 

 

3.2. Contar historias que construyen futuro: el poder de la transparencia

Los informes de sostenibilidad, cuando se realizan con auténtica intención transformadora, dejan de ser ejercicios burocráticos para convertirse en poderosas herramientas de reflexión y proyección. Son como fotografías secuenciales que, vistas en conjunto, revelan la trayectoria de una empresa que aprende, se transforma y evoluciona.

Esta transparencia genera un círculo virtuoso: el valor público creado hoy se transforma en confianza del consumidor mañana, en favorabilidad regulatoria pasado mañana, y eventualmente en un desempeño financiero que confirma que hacer lo correcto es lo más inteligente (Mızrak, 2023; Le & Gia, 2024). 

 

4. Responsabilidad intergeneracional: una brújula ética para navegar el tiempo

¿Qué le debemos a quienes aún no han nacido? Esta pregunta, profunda y desafiante, es la esencia de la responsabilidad intergeneracional. Cuando las empresas la incorporan en su toma de decisiones, se abren nuevos horizontes de impacto y valor. 

 

4.1. Justicia a través del tiempo: distribuyendo recursos con visión panorámica 

Imaginemos una empresa que toma decisiones hoy pensando en el mundo que experimentarán los nietos de sus empleados. Las prácticas de contratación pública verde son un ejemplo fascinante de cómo podemos crear mecanismos que no solo mejoran el desempeño ambiental actual, sino que salvaguardan recursos para quienes vendrán después (Dimand & Neshkova, 2023).

Este enfoque no es solo éticamente robusto, sino estratégicamente brillante. Al integrar inversiones a largo plazo en energías limpias e innovación, las empresas no solo contribuyen al bien común, sino que se posicionan ventajosamente en un futuro donde la sostenibilidad será el estándar y no la excepción (Płachciak, 2008). 

 

4.2. Empresas como máquinas del tempo: transferir valor a través de generaciones

Uno de los conceptos más poéticos y poderosos que exploramos aquí es la idea de la empresa como una “máquina del tiempo”. Como propone Stout (2019), las organizaciones pueden funcionar como vehículos que transportan valor a través de diferentes épocas, conectando generaciones en un diálogo silencioso, pero profundamente transformador.

Esta reconceptualización invita a los líderes a verse no solo como gestores de recursos actuales, sino como guardianes de posibilidades futuras. El imperativo moral de preservar y enriquecer el valor público a través del tiempo se convierte así en una fuente de resiliencia y propósito organizacional (Stazyk et al., 2014). 

 

5. Un marco Integrado: tiempo, intención y responsabilidad 

Al entrelazar estos tres elementos —intencionalidad deliberada, tiempo y responsabilidad intergeneracional—, emerge un marco conceptual poderosamente orientador. Visualicémoslo como una brújula tridimensional para navegar hacia futuros sostenibles:

Intencionalidad deliberada

Es el punto de partida, el momento crucial donde decidimos que nuestras acciones empresariales no serán aleatorias sino guiadas por principios y visión de largo plazo.

Tiempo

El tiempo actúa como el eje vertical que permite a las iniciativas evolucionar, adaptarse y refinarse en respuesta a un entorno cambiante.

Responsabilidad intergeneracional

Proporciona la orientación ética, señalando siempre hacia un horizonte donde las decisiones de hoy construyen posibilidades para el mañana.

En este marco, las empresas trascienden su papel tradicional para convertirse en arquitectas de futuros posibles. Como sugiere la metáfora de Stout (2019), funcionan como instituciones “perpetuas” que entrelazan el ahora con el mañana, creando valor que perdura y se expande a través del tiempo. 

 

6. Conclusiones: empresas que construyen futuros 

Cuando una empresa decide mirar más allá del próximo trimestre, e integrar el tiempo como dimensión fundamental de su estrategia, ocurre algo extraordinario: deja de ser simplemente un actor económico para convertirse en un agente de transformación con impacto duradero.

El marco que hemos explorado nos invita a reimaginar la empresa: no como una entidad atrapada en el presente, sino como un puente entre temporalidades, capaz de recoger lo mejor del pasado, actuar con sabiduría en el presente y sembrar posibilidades para el futuro.

En un mundo donde los retos son cada vez más complejos e interconectados, este enfoque nos ofrece una vía para reconciliar lo que a menudo parece irreconciliable: las necesidades del ahora y las posibilidades del mañana. Al adoptar esta perspectiva temporal amplia e integrar la intencionalidad deliberada en la estrategia empresarial, construimos juntos un legado de equidad, sostenibilidad y prosperidad que trasciende generaciones.

Y, después de todo, ¿no es esa la verdadera medida del éxito empresarial? No solo lo que logramos hoy, sino lo que hacemos posible para el mañana. 

 

Autora

Maria Alejandra González-Pérez

Jefe de la Maestría en Sostenibilidad de la Universidad EAFIT e integrante del equipo Bien+

 
Bibliografía recomendada
Imagen Noticia EAFIT
Edificio de una empresa en la ciudad
Categoría de noticias EAFIT
Bloque para noticias recomendadas
Autor
Maria Alejandra González-Pérez
Edición
Agustín Patiño Orozco

Michel Hermelin. Un abrazo a la Tierra

Agosto 21, 2025

23 de junio de 1937. 15 de agosto de 2015. Entre una fecha y otra transcurrió la sorprendente vida de Michel Hermelin Arbaux.

El hijo del panadero, el profesor de francés, el estudiante de ingeniería de geología y petróleos, el geólogo, el investigador, el académico, el maestro, el profesor emérito de EAFIT, el colega, el viajero, el lector, el crítico, el esposo, el padre, el abuelo, el niño nacido en Francia que decidió ser colombiano por siempre.

El Desierto de la Tatacoa con su tierra ocre y gris, ese monolito de 220 metros de altura llamado El Peñol, el extenso Cañón del Chicamocha de sinuosos cortes montañosos, las extrañas formaciones que en tan solo seis kilómetros cuadrados sorprenden en el área única de Los Estoraques en Norte de Santander y la Sierra Nevada de Santa Marta con sus inexpugnables picos a casi seis mil metros sobre el nivel del mar, son cinco de los 16 paisajes más bellos de Colombia desde el punto de vista geológico.

Así lo vio, lo estudió, lo seleccionó y lo editó Michel Hermelin Arbaux en Landscapes and Landforms of Colombia, su libro póstumo, una manifestación de amor y conocimiento por la tierra en la que no nació, pero a la que sí decidió pertenecer.

Tota, el lago más grande del país (con un área de 70 kilómetros cuadrados), las lagunas de Guatavita y de La Cocha, los volcanes Puracé y Galeras, los nevados del Ruiz y de El Cocuy, el Salto del Tequendama, la Sabana de Bogotá, el Cabo de la Vela en la Alta Guajira, los volcanes de lodo en la Costa Caribe central y Punta Rey en Arboletes completan esta selección de paisajes y accidentes geográficos de Colombia que no solo dan cuenta de su riqueza geológica, sino de los recorridos exploratorios que a lo largo de su vida hizo por el país este francés, que comenzó a ser colombiano en ese diciembre de 1953 cuando llegó con sus padres desde París a instalarse en Paz del Río (Boyacá).

Para ese entonces, ese pueblo boyacense se alistaba para la producción en pleno en 1954 de una siderúrgica de carácter nacional creada en el papel en 1948. El auge del acero atrajo a muchos ingenieros franceses, y el panadero Jean Hermelin vio en ello una oportunidad de rehacer su vida luego del desengaño que le dejó la posguerra. Durante la ocupación nazi en Francia –orquestada por Hitler y Mussolini–, Jean, su madre Henriette y su mujer Madeleine Arbaux le apostaron a la resistencia. Parte del pan horneado se les iba en alimentar las tropas aliadas, la casa servía para esconder combatientes, y al pequeño Michel le tocaba, algunas veces, pararse en la puerta para advertir si los enemigos estaban cerca.

Con su memoria admirable, el Michel ya colombiano, ya geólogo, ya casado, ya padre, les contó a su esposa Marta Elena, a sus hijos Nicolás y Daniel, y a sus nietos Pedro y María, esas historias y ese primer recuerdo que tiene de su infancia: el de las tropas fascistas bombardeando su pueblo, Villiers-Saint-Georges, y él obligado a esconderse en la casa de un vecino.

La Segunda Guerra Mundial llegó a su fin en 1945 y, un año después, la familia de panaderos, en la pobreza, parte hacia el trópico, a comenzar de nuevo en Aroa, un pueblito minero de Venezuela en el que vivía un primo y donde, a falta de profesionales criollos, estaban los franceses. El pequeño tenía nueve años y su día se le iba entre aprender español, estudiar para terminar su primaria y salir a vender panes.

Cerca de dos años duró la estadía en Venezuela. La hermana de Michel, Annette, casi diez años mayor, se casó en Francia, y para 1949 estaban de regreso a su país de origen. En esos años en París, el niño reforzó su francés, aprendió algo de alemán y de inglés, y no olvidó el español. Sus padres montaron con su hermana y su cuñado una tienda de abarrotes, pero América Latina les quedó gustando, sobre todo a Jean. Por eso, y porque en la posguerra no había mucho para ellos, ni incentivos ni apoyo a pesar de haber dado tanto como resistentes, decidieron volver, esta vez a Colombia. Su hijo decidió seguirlos.

De niño le tocó una guerra, de joven llegó a Colombia a otra, la de la violencia bipartidista exacerbada luego del asesinato de Gaitán en 1948. En ese 1954, su primer año en Colombia, la Asamblea Nacional Constituyente reeligió a Gustavo Rojas Pinilla como presidente, se aprobó el voto femenino, llegó la televisión y, en Bogotá, se dieron las protestas que dejaron varios estudiantes muertos y una conmemoración que ya es un referente en las universidades públicas: la del estudiante caído el 8 y el 9 de junio.

 

En 1965 se graduó como ingeniero de Geología y Petróleos con una investigación sobre la meteorización de 
las rocas del batolito antioqueño, tema en el que seguiría profundizando toda la vida.

 

Trabajo a pulso

Ser bilingüe se le volvió ventaja al joven Michel. Pronto dejó de amasar pan junto a sus padres y consiguió un trabajo de secretario en Bogotá. Su hijo Daniel Hermelin –docente en la Escuela de Humanidades de EAFIT– no recuerda de qué, pero sí que desde allá se alistó para presentarse en la reputada Escuela de Minas de la Universidad Nacional, de la que había escuchado hablar a un ingeniero en Boyacá. Quería ser geólogo y entró a la carrera de Ingeniería de Geología y Petróleos que allí se ofrecía. Se vino para Medellín, validó en el Liceo Marco Fidel Suárez el bachillerato (que no pudo concluir en Francia) y, en 1958, ingresó a la universidad.

En un artículo publicado en La Hoja de Medellín en abril de 2003, la periodista Ana María Cano relata que fueron tres motivaciones las que lo llevarían a tomar esa decisión: “la primera, una vieja vocación de naturalista despertada por esos excelentes profesores de ciencias naturales que tuvo en París. La segunda motivación fue su contacto con ingenieros en la siderúrgica. La tercera la vino a procesar muchos años después porque de adolescente el terreno de juego era una cantera de arena que tenía estratos de arcilla de distintos colores intercalados”.

En esta ocasión sus padres fueron quienes lo siguieron. Llegaron a vivir al corregimiento de San Cristóbal, cuando sí que quedaba lejos. Montaron un criadero de pollos, una huerta y hacían patés para vender, y él pudo ayudar a su sostenimiento dando clases de francés. Así llegó a la Alianza Colombo Francesa y así conoció a Marta Elena Bravo, una de sus aprendices, estudiante de Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana, hija del compositor José María Bravo Márquez. Se enamoraron, se casaron, tuvieron dos hijos, y juntos construyeron un futuro en el que ella se destacó como gestora cultural, él como científico y ambos como docentes con una sólida formación humanista.

Ambos tuvieron que trabajar duro para labrarse un camino con menos necesidades. Él se graduó en 1965 con una investigación sobre la meteorización de las rocas del batolito antioqueño, tema en el que seguiría profundizando toda la vida.

Paralelamente, desde 1963 ya daba clases de geología, geomorfología y mineralogía de suelos. Su camino de docente estaba trazado. Con una beca en la Universidad Nacional se fue para Estados Unidos y cursó la maestría en Geología de la Universidad Estatal de Colorado. En los 70 volvió a ese país, a Nueva Jersey, a la Universidad de Princeton, para hacer un doctorado. Culminó todos sus estudios y obtuvo el título de Master of Arts. Y se fue a trabajar su tesis en Colombia. Pero no previó que sus compromisos docentes, de investigación y académicos-administrativos en el país, que se volvieron cada vez más exigentes, nunca le dejarían tiempo para obtener el título.

“No obtuvo título de doctorado, pero terminó ayudándole a mucha gente a que sí lo tuviera. Él pensaba que uno no podía hacer algo que sirviera solo para uno mismo, que si uno había tenido oportunidades en la vida era necesario devolvérselas a la sociedad. ‘El conocimiento tiene que servir para hacer vainas por la demás gente, por la sociedad, y eso es lo que le da sentido’, solía decir y por eso veía con desconfianza a los académicos que se dedicaban a conseguir plata a punta de proyectos”, afirma su hijo Daniel.

Michel Hermelin fue un maestro que quería que sus estudiantes fueran buenos y celebraba sus triunfos. Así lo veía Orlando Navas Camacho, presidente de la Sociedad Colombiana de Geología: “En una época de juventudes en crisis, él era hincha de la muchachada, creía en ella y en sus logros”.

Juan Darío Restrepo Ángel, doctor en Ciencias del Mar y docente de EAFIT, expresa que la ausencia de celos profesionales era una de sus facetas destacables. “En un mundo académico en el que somos dados a manejar nuestros propios reinados, él nunca presumió de nada, ni de sus investigaciones, sus proyectos o sus libros. No miraba por encima del hombro a nadie. Me guio en mi vida profesional, me daba instrucciones, me ponía metas, me incentivaba a competir por becas y proyectos que parecían inalcanzables”.

 

Estudiar el pasado, entender el futuro

Con ‘pinta’ de extranjero, de cejas abultadas y arqueadas como las de los próceres de la independencia, de mirada azul penetrante y en apariencia fría, de voz pausada y hasta severa, a primera vista Michel Hermelin parecía un hombre distante. Pero a quienes lo tuvieron cerca les consta su calidez, su apasionamiento al tocar los temas de la vida, el arrobamiento ante el paisaje que admiraba por estética y por su importancia geológica, su gusto por las fiestas aunque fuera mal bailarín, su risa generosa de papá cuando algo le salía bien a los suyos.

Su amigo Navas Camacho lo recuerda como una persona muy comprometida con los congresos y las organizaciones que tuvo a su cargo. “Aceptó muchas responsabilidades sin contraprestación alguna. Docente de varias generaciones de ingenieros y geólogos, era un hombre impregnado de humanismo, más colombiano que muchos, él fue el representante insignia de la geología de nuestro país ante el mundo”.

Uno de los cargos más relevantes que aceptó fue el de ser director de Ingeominas. Allí estuvo entre 1977 y 1980, tiempo en el que luchó por el fortalecimiento profesional de los geólogos y los químicos, y para la consolidación de la misión investigativa de dicha institución. También se enfocó en fortalecer las regionales, descentralizar el Instituto y hacerlo de veras nacional. Para Navas ese es uno de sus legados, al igual que sus aportes a la geología ambiental, y junto con Thomas van der Hammen –geólogo y botánico holandés, radicado en Colombia y fallecido en 2010– “fue un futurista, un defensor del paisaje”.

El 27 de septiembre de 1987 el país se estremeció. En Villatina, barrio de la Comuna 8 de Medellín, un deslizamiento acabó con la vida de cerca de 500 personas y dejó un poco más de mil damnificados. Experto en fenómenos de meteorización y erosión en el trópico, Hermelin ya había manifestado inquietudes acerca de que algo así podía suceder. Estudiar la piedra, la tierra, las causas de lo sucedido en ese sector densamente poblado del cerro Pan de Azúcar, así como los deslizamientos ocurridos anteriormente en la vereda Media Luna de Santa Elena y en el barrio Santo Domingo de la Comuna 1 lo convencieron aún más del papel de la geología, como ciencia, en la prevención de desastres futuros en Medellín y el mundo.

De ese mirar al futuro desde la geología conversó con Ana María Cano en el artículo de La Hoja ya mencionado: “Creo que la geología se salió del molde. Antes todas las preguntas que se le hacían eran: ¿qué pasó? Ahora le piden que piense lo que sigue porque el pasado puede ser la clave del futuro. Por eso la geología se volvió multidisciplinaria, reúne los saberes de la arqueología, la historia y las ciencias de la Tierra como la oceanografía, la hidrología, la meteorología, la pedología y la biogeografía”.

Esa reunión de saberes la puso en práctica en EAFIT desde 1984 cuando creó el Departamento de Geología –hoy de Ciencias de la Tierra– y reunió académicos de distintas profesiones. Dice Juan Darío Restrepo que Michel fue un abanderado de la interdisciplinariedad. “Las ciencias naturales trabajaban por separado, pero él era de mente abierta. Antes habría sido inconcebible que un biólogo marino como yo, o un hidrólogo, un geógrafo, estuvieran en una escuela de geología”.

 

El experto en fenómenos de meteorización y erosión en el trópico compartiendo su conocimiento en la Universidad de los niños EAFIT.

 

De naturaleza irreverente

El geólogo y geofísico José Lozano Iriarte no recuerda cuándo ni cómo conoció a Michel Hermelin, pero sí que de él se hablaba en el mundo académico por ser experto en el estudio de procesos catastróficos, en geomorfología y geología ambiental. Por eso, como miembro de número (silla 33) de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, lo propuso para que fuera miembro correspondiente. También apoyaron la idea el geólogo Hernando Dueñas Jiménez y la experta en palinología (ciencia que estudia el polen y las esporas) María Teresa Murillo Pulido.

Él aceptó, pero no sin dudarlo. “Se resistió un poco, tenía una lucha interior entre lo que pensaba de las academias y su espíritu de tradición. Pero a la vez se sentía honrado”, recuerda Lozano Iriarte, actual secretario general de esa institución. Michel se posesionó como miembro correspondiente el 26 de abril de 1995. Para 2007 volvieron a proponerlo, pero esta vez como miembro de número. De nuevo fue José Lozano quien lo propuso, pero a esta petición se unieron otros seis académicos, entre ellos Thomas van der Hammen.

Otra vez lo dudó. “Soy de naturaleza irreverente –le exclamó a José– y si acepto es para hacer reformas”. Ocupó la silla 33 entre 40 cupos que había en ese momento (ahora son 55). Para asignar ese número no hay una razón especial, pero una condición con pocas excepciones es que quien estaba antes allí hubiera fallecido. El médico Jorge Bejarano, el ingeniero civil Gabriel Sanín, el químico Jaime Ayala y el doctor en Ciencias Naturales Polidoro Pinto fueron los antecesores de Michel Hermelin. La silla está de nuevo vacía. Es tradición de la institución que quede así durante seis meses como mínimo.

La diferencia entre los miembros correspondientes y los de número está en que estos tienen, además de voz, voto en todas las decisiones que allí se tomen, deben asistir a congresos, dictar conferencias, estar en la sesión solemne estatutaria y representar a la Academia en el ámbito nacional e internacional cuando se le requiera. En ese universo de biólogos, químicos, físicos, matemáticos, médicos y geólogos, Michel se destacó. Afirma con vehemencia José Lozano que “fue un gran colaborador, fue secretario del Capítulo de Antioquia, creó en el sitio web un espacio para destacar los trabajos de los investigadores de ese Departamento; fue siempre batallador y luchó contra los estancamientos”.

La tradición, el anquilosamiento, era un asunto que no encajaba en su manera de ser y de pensar. Por eso era crítico de esa sociedad antioqueña, la retrógrada, la cerrada, la expansionista. José Lozano dice que si bien sabía que era francés, para él Michel siempre fue un antioqueño de pura cepa, pero lo que menos quería este hombre nacido en Francia que escogió vivir en Medellín, era colgarse un collar de arepas.

Como investigador, como docente, luchó contra la endogamia, en todos los sentidos, especialmente la científica y la académica. Juan Darío Restrepo, su colega del bloque 3, su pupilo, uno de sus compañeros de viajes de trabajo, afirma que él le enseñó en EAFIT a que se midieran internacionalmente, a que pensaran bajo esos estándares. “Presionaba para que saliéramos a compartir con los de afuera. Era un hombre amplio. Decíamos que era el cartero del Departamento de Geología. Cada vez que iba a otra ciudad, a otro país, a otras universidades, traía fotocopias, revistas, libros, todo lo compartía, no se guardaba nada”.
 

Como un niño descubriendo el mundo

La lectura era uno de sus placeres, parte de su cotidianidad. Y al igual leía sobre ciencia que sobre historia, antropología, literatura y política. “Leía El Espectador, El Tiempo, El Colombiano, Semana, Le Monde y prensa internacional, siempre estaba informado. Como un niño, le gustaba aprender cosas. Yo le decía, en serio, que diera por gusto un curso de historia o uno de literatura. Lo habría hecho mejor que muchos, pero él se negaba, decía que para qué, que había gente que sí estaba preparada en esos temas”, recuerda Daniel Hermelin.

Amante de la Tierra, de las piedras, de los paisajes, Michel Hermelin era también un viajero. Cuando apenas era un docente universitario y con un sueldo que le daba apenas para estar bien, andaba en un Renault 4. Con ese amigo fiel y su familia recorrieron la región Caribe, el Golfo de Urabá, el Eje Cafetero, Tolima, Huila y Santander. A su otro país, Francia, también fue, primero por asuntos académicos, pero en 1998 lo hizo con su esposa, sus dos hijos y su madre de 90 años. Caminaron Villiers-Saint-Georges como quien reconstruye un sueño. Luego, en 2007, le llegó el turno a Aroa, en la provincia de Yaracuy en Venezuela. “Nicolás y yo fuimos con él. Nos guiamos con un mapa que hizo a mano, con base en sus recuerdos, y así recorrimos el pueblo, buscando las huellas de su casa, de la escuela, de los amigos de infancia”, rememora Daniel.

A Boyacá también regresó recientemente, esta vez lo hizo con Orlando Navas, que es oriundo de ese departamento. Vieron paisajes, plazas e iglesias. Él no era creyente, pero los templos, su historia, su arquitectura, sus obras de arte le causaban toda su admiración. “Cuando estábamos en Cucaita, que tiene una capilla antigua, nos cerraron las puertas. Nos quedamos encerrados. Pensamos en subir a la torre para tocar las campanas, pero en medio del desespero de Michel por no quedarse atrapado ahí, logró abrir el portón y pudimos salir”.

Uno de sus últimos sueños cumplidos fue conocer el Amazonas. El viaje lo hizo con Juan Darío Restrepo. Iban para Iquitos, Perú, a un congreso sobre ríos tropicales. Se fueron hasta allá desde Leticia en un ‘buslancha’. Setecientos kilómetros recorridos en cuatro horas de la madrugada. El niño de las villas de París, el que caminó curioso por las orillas del río Sena, ahora al final de sus días navegaba en la inmensidad del río más imponente del mundo. Luego, parado en un barco que desde Tabatinga, en Brasil, sale para Manaos, se prometió que regresaría pronto a ese lugar, para montarse en una de esas naves y conocer la ciudad más grande de la selva amazónica. No cumplió: era más importante continuar con la edición de Landscapes and Landforms of Colombia. Fue tras hacer los últimos ajustes cuando le llegó el infarto.

 

Autor

Ramón Pineda

Colaborador
Artículo original de la Revista Universidad EAFIT, vol. 51, nro. 167

Imagen Noticia EAFIT
Piedra El Peñol panorámica
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Autor
Ramón Pineda
Edición
Christian Alexander Martinez-Guerrero

¿El mundo en el futuro? Tres escenarios posibles 

Agosto 21, 2025

Pocas cosas son tan complejas como mirar hacia el futuro. Pocas cosas requieren tanta valentía como mirar con honestidad hacia el pasado.

Pocas cosas exigen tanta concentración como observar con detenimiento el presente. Se trata del discurrir del tiempo; en últimas, se trata de nosotros.

Y aventuro la siguiente hipótesis: de cara al futuro, enfrentamos la materialización de tres mundos posibles.

El primero consiste en la distopía trágica cyberpunk. La humanidad y la naturaleza, con sus diversas formas de vida, al servicio del desarrollo tecnológico. Una subordinación de la vida a la técnica digital automatizada. Una técnica que se complejiza con la evolución material de las máquinas. El mundo podría ser color gris oscuro, sin tonos de verde claro en sus paisajes.  

El segundo escenario posible consiste en la utopía de la relación armónica entre naturaleza (green) y tecnología (blue). El mundo podría ser verde y azul. La tecnología al servicio de la naturaleza y la sociedad. Una gobernanza de lo digital que convive con la innovación.  

El tercer mundo podría ser un planeta sin humanos. Un mundo posthumano que reverdece para otras especies, de tonos intensos de verde, azul, rojo y amarillo. La Tierra testiga de una especie fallida que no logró desarrollar mecanismos cooperativos para adaptarse a la velocidad de las circunstancias cambiantes. A pesar de todos nuestros triunfos, sic transit gloria mundi (así pasa la gloria del mundo).

En principio, la consciencia de muerte individual ha sido fuente de angustia y ha inspirado la emergencia de creencias religiosas, tradiciones culturales y convicciones filosóficas.

Ahora, convivimos con una consciencia de muerte de la especie a gran escala que algunos filósofos denominan “riesgo existencial”.

Los riesgos existenciales, o riesgos catastróficos globales, podrían causar el colapso de la civilización humana o incluso la extinción de la especie humana. “¿Cómo es que las cosas se forman para desaparecer? […] Por eso podemos decir al mismo tiempo que ‘la vida es la creación’ y que ‘la vida es la muerte’”.

El filósofo Toby Ord invita a pensar en la humanidad como un agente colectivo que tiene una fuerza creativa impulsiva característica de la adolescencia, con poca consciencia de los riesgos de largo plazo.

Las decisiones individuales y colectivas suelen ser cortoplacistas. Cedemos fácilmente al deseo de placer y recompensa inmediato, aun a riesgo del elevado costo que podemos pagar en el futuro.

Por eso, conviene normalizar virtudes de cuidado que podamos acumular, a gran escala, para vivir con sabiduría como civilización humana.

Otros autores sugieren que nuestros grandes desafíos existenciales del siglo XXI refieren a la conexión entre tecnología y naturaleza. En otras palabras, la gran pregunta que debemos resolver, con sabiduría, es: ¿cómo lograr una existencia sostenible con el uso socialmente responsable de la tecnología?

Quizá, una alternativa sea tener una comprensión amplia de la acción colectiva que incluya, en una acción común, la diversidad de tribus morales y otras formas de vida naturales y artificiales (como algoritmos y máquinas).

En este sentido, la acción política es humana, natural y artificial. Es un devenir inagotable que requiere una negociación permanente con sabiduría.

Por otro lado, a propósito de una realidad cultural que reclama la reivindicación de una realidad epistémica y política con énfasis en la noción de red, tal vez sea necesario un esquema de gobernanza multiagentes entre diversos actores globales que sometan sus intereses a un bien global común.

A pesar de las ideas optimistas, la sabiduría es escasa a escala individual y a escala colectiva. Hasta que no encontremos una manera eficaz de desarrollar sabiduría en ambas dimensiones ―en la que prevalezcan en la acción las decisiones éticas sobre las decisiones morales― y una forma de hacer consciente nuestro tribalismo moral y sus consecuencias positivas y negativas sobre la civilización humana, las posibilidades de una negociación para reducir la presencia de riesgo existencial y acercarnos al planeta verde y azul serán limitadas. 

 

Referencias

Bostrom, N. (2002). Existential Risks: Analyzing Human Extinction Scenarios and Related Hazards. Journal of Evolution 
and Technology, 9.

Bostrom, N. (2013). Existential Risk Prevention as Global Priority. Global Policy, 4(1), 15–31.

Ord, T. (2020). The Precipice: Existential risk and the future of humanity. University of Oxford.

Hadot, P. (2015). El velo de Isis. Ensayo sobre la idea de Naturaleza. Alpha Decay.

Ord, T. (2020). The Precipice: Existential risk and the future of humanity. University of Oxford.

Coekelbergh, M. (2021). Green Leviathan or the poetics of political liberty. Routledge.

Floridi, L., & Noller, J. (2022). The Green and the Blue. Digital politics in philosophical discussion. University of Konstanz.

 

Autor

Jonathan Echeverry Álvarez

Investigador de la Escuela de Artes y Humanidades de la Universidad EAFIT

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Laberinto digital
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Jonathan Echeverry Álvarez
Edición
Christian Alexander Martinez-Guerrero

Viajar a China para hacer negocios, ¡lo que debes saber antes de aterrizar!

China no es solo un mercado, es un universo con sus propias reglas, ritmos y códigos culturales. Esta lista reúne consejos esenciales para personas que viajan por primera vez al país asiático, con énfasis en el contexto digital, los valores culturales en los negocios y las claves para construir una relación comercial sólida y duradera.

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Fotografía de la ciudad china de Shanghai de noche
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El puerto de Shanghái es uno de los principales centros urbanos de China y de Asia
1. Descarga las aplicaciones que necesitas antes de viajar 

En China no puedes descargar aplicaciones móviles como Google, WhatsApp o Instagram. En su lugar puedes usar WeChat, Alipay, la versión china de Didi, y aplicaciones de mapas y de los sistemas de transporte público de la ciudad que visites. También es importante una buena VPN –red privada virtual–, como Astrill, ExpressVPN o NordVPN. Una vez en China no tendrás acceso a las tiendas de aplicaciones. 

 

2. Datos en móviles China 

Si tienes una tarjeta SIM internacional, verifica con tu operador si esta funciona en China de manera que puedas acceder a tus datos móviles sin preocuparte por las restricciones locales. Así podrías usar Google, WhatsApp o Instagram sin necesidad de una VPN, ya que estarás conectado a redes internacionales desde tu SIM. También puedes instalar una eSIM internacional que incluya datos para China. De todas formas, siempre es recomendable tener instalada y activada una buena aplicación VPN. 

 

3. WeChat es tu tarjeta de presentación 

En China todo se negocia, se puede pagar y se coordina por WeChat. No tener esta aplicación equivale a no existir en el mundo profesional chino. Úsala para guardar de manera consciente y organizada cada contacto. Registra la ciudad donde está ubicado tu contacto, su oficina o fábrica; su nombre occidental –muchos chinos utilizan un seudónimo o nombre en inglés–; y su apellido en chino –pregunta cómo se escribe su apellido en el alfabeto latino o pinyin–. Por ejemplo “Shanghai David Zhang” o “Yiwu Daniel Liu”. ¡Luego lo agradecerás! 

 

4. Pago digital en China 

El dinero en efectivo casi ha desaparecido en China. El 90% de los pagos diarios, desde una botella de agua hasta una cena, se realizan a través de aplicaciones móviles como Alipay (支付宝) o WeChat Pay (微信支付). En muchas tiendas, taxis o restaurantes no se aceptan tarjetas internacionales, así que configurar tu método de pago digital antes de viajar es clave para moverte con tranquilidad y evitar situaciones incómodas. 

Una opción muy práctica para pagar en China es usar Alipay. Incluso si eres extranjero, puedes vincular tu tarjeta de crédito internacional –Visa o Mastercard– directamente desde esta aplicación. Aquí te dejo un paso a paso para configurar Alipay antes de viajar: 

  1. Descarga Alipay desde App Store o Google Play.
  2. Abre la aplicación y selecciona “Sign up” para registrarte.
  3. Regístrate con tu número de celular, no necesitas uno chino.
  4. En el menú principal, entra a “Me” > “Bank Cards” > “Add Card”.
  5. Ingresa los datos de tu tarjeta de crédito y tu pasaporte.
  6. Verifica tu identidad y establece una contraseña de 6 dígitos.
  7. ¡Listo! Ya puedes pagar escaneando códigos QR en comercios, taxis y restaurantes. 

Dato extra: dentro de Alipay también puedes acceder directamente a Didi, la aplicación de transporte más usada en China. Es importante aclarar que el Didi que se usa en China no es el mismo que encontramos en Colombia. Por eso, usar Didi directamente desde Alipay es una excelente opción: puedes pedir taxis o autos privados y pagar en una sola aplicación, sin necesidad de instalar la versión china de Didi por separado. 

5. Usa mapas y direcciones con caracteres chinos 

Google Maps no funciona en China, por lo que es necesario usar aplicaciones locales como Baidu Maps (百度地图) o Gaode (Amap). Además, es fundamental que las direcciones que necesites estén escritas en caracteres chinos –chino mandarín–, ya que la mayoría de los taxistas o transeúntes no entienden ni leen direcciones en pinyin o inglés. Guarda en tu teléfono capturas de pantalla o notas con las direcciones importantes en chino: el hotel, lugares de reuniones, estaciones clave del metro, etc. Esto te evitará que te pierdas y facilitará tu movilidad en cualquier ciudad del país. 

 

6. Trip.com para organizar tus trayectos internos 

Trip.com –antes llamada CTrip– es la aplicación más completa para organizar viajes dentro de China. Desde Trip.com puedes reservar hoteles, vuelos nacionales, trenes de alta velocidad, buses, traslados y actividades turísticas sin necesidad de entender chino mandarín. Esta aplicación está disponible en inglés y permite pagar con tarjetas internacionales. Es especialmente útil si vas a moverte entre ciudades o necesitas un lugar confiable para gestionar cambios o cancelaciones. 

 

7. Más allá de la primera impresión 

Antes de siquiera pensar en cerrar un trato, es vital comprender las dinámicas culturales, los códigos sociales y las formas de autoridad en China. Esto no solo facilita el respeto mutuo, sino que permite interpretar adecuadamente los gestos, las conversaciones y los tiempos de respuesta. Sin esta lectura cultural profunda, cualquier estrategia corre el riesgo de fracasar, por brillante que parezca sobre el papel. 

 
8. Guanxi (关系): tu activo más valioso en China 

Las relaciones personales o “guanxi”, son la columna vertebral de cualquier iniciativa exitosa en China. No se trata solo de conocer personas, sino de construir confianza a largo plazo, con reciprocidad, lealtad y respeto. Sin guanxi, la entrada al mercado será más lenta, más costosa y, en muchos casos, inviable.

9. Mianzi (面子): el arte invisible de negociar 

El concepto de “mianzi” –la “cara” o reputación–, influye en todas las interacciones. Herir el orgullo de un socio, incluso de forma involuntaria, puede cerrar puertas para siempre. Negociar en China exige tacto, indirectas bien empleadas y un manejo cuidadoso de las jerarquías, donde el respeto vale tanto como el contenido del acuerdo. No subestimes los gestos formales: entregar la tarjeta con ambas manos, hacer una ligera reverencia, y mantener un tono respetuoso, son pequeños gestos que generan gran impacto. Tampoco se acostumbra dar besos o abrazos cuando te presentan a alguien.

 

10. No todo es lo que parece 

Muchas empresas chinas operan con capas de poder no evidentes a primera vista. La figura que parece tener autoridad puede no ser quien toma las decisiones. Mapear correctamente los niveles de influencia y entender los flujos de aprobación internos permite evitar errores críticos y ahorrar tiempo valioso. 

 

11. Aliados estratégicos 

Seleccionar socios y proveedores en China no es una tarea menor. Es un proceso que debe considerar experiencia, reputación local, capacidad de respuesta y, sobre todo, alineación cultural. Visitas presenciales, auditorías previas y un seguimiento riguroso son esenciales para construir relaciones duraderas y proteger tu inversión. 

12. Detrás del silencio: leer las variables ocultas de la negociación 

Negociar en China requiere paciencia, lectura entre líneas y capacidad para entender lo que no se dice. Las decisiones rara vez son inmediatas. El silencio no significa rechazo, sino reflexión, análisis o consulta interna. Quien presiona demasiado pierde poder. Quien sabe esperar y observa con atención, suele salir ganando. Por otro lado, es muy importante tener tacto con algunos temas sensibles en el plano cultural y político: evita expresar juicios personales sobre Xinjiang, Taiwán, o el Tíbet. Incluso una broma puede cerrarte una puerta. 

 

13. Blindar lo intangible 

La innovación no es suficiente si no está protegida. Registrar marcas, patentes y diseños en China, de forma local y temprana, debe ser parte del plan inicial, no una reacción tardía. Acompañar ese blindaje con cláusulas contractuales claras refuerza la seriedad de la relación y evita costosos litigios a futuro. 

 

 

Autores

Sebastián Giraldo Duque 鲁天

Empresario y consultor sobre negocios en China

Juliana Correa-Jaramillo

Profesora de la Escuela de Administración EAFIT

Laura Echavarría Peláez

Ilustradora

Sección de noticias EAFIT
Bloque para noticias recomendadas
Grupo de investigación Noticias
Autor
Sebastián Giraldo Duque; Juliana Correa-Jaramillo; Laura Echavarría Peláez
Edición
Agustín Patiño Orozco

Del azadón al mercado global: la alquimia empresarial de El Hueco 

Imaginemos un laboratorio en donde no se mezclan ácidos ni metales, sino saberes campesinos y estrategias urbanas: ese es el escenario de la alquimia empresarial de El Hueco. 

El término "alquimia”, subraya la idea de transformación: así como los alquimistas aspiraban a convertir metales comunes en oro, los migrantes del Oriente antioqueño en el Valle de Aburrá combinaron de modo creativo sus recursos intangibles —confianza, solidaridad, cooperativismo—, con el contexto urbano y las prácticas empresariales del Valle de Aburrá. A través de interacciones sociales complejas, crearon un nuevo valor colectivo. 

En los pasillos estrechos de El Hueco, el humo de los vehículos que circulan sin pausa se entremezcla con los olores intensos de las comidas callejeras y el polvo de las mercancías recién descargadas. Todo vibra al ritmo de voces que anuncian productos y regatean precios, murmullan trueques, convites, compadrazgos y natilleras: las prácticas de comerciantes y empresarios, que lejos de fórmulas secretas o laboratorios ocultos, aprovechan la confianza y la reciprocidad que han cultivado en campo para adaptarse a las dinámicas urbanas.  

Hoy, estas redes empresariales se expanden como hilos dorados que impulsan una parte importante del comercio de Medellín, probando que el verdadero oro nace en la intersección entre la tierra y la sociedad humana. 

 

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Fotografías de archivo del sector El Hueco o Guayaquil en el centro de la ciudad de Medellín
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Centro Comercial Gran Plaza en el corazón de El Hueco, en el tradicional barrio Guayaquil del Centro de la ciudad de Medellín
Prófugos del azadón y del machete 

En el corazón del viejo Guayaquil, entre pasajes laberínticos y edificios antiguos que albergan comercios, floreció durante las últimas décadas del siglo XX un modelo de negocios que desafía los esquemas convencionales de la historia empresarial. 

Bajo el apelativo de El Hueco, campesinos migrantes provenientes del Oriente antioqueño transformaron sus saberes rurales en estrategias urbanas de gran calado, tejiendo las redes de confianza y colaboración que hoy constituyen un referente para repensar la formalidad, la innovación y la resiliencia empresarial en América Latina. 

Los habitantes de El Santuario, Marinilla y Granada salieron de sus pueblos “con una mano adelante y otra atrás, espantando el hambre con una rama[1]”. A estos migrantes internos también se les conoce como “prófugos del azadón y del machete[2]”, ya que dejaron atrás sus cultivos de papa, maíz, legumbres y hortalizas, para buscar oportunidades en el comercio de la ciudad.  

 

Exterior de la Plaza de Mercado Cisneros, en el barrio Guayaquil, durante la primera mitad del siglo XX. Fuente: Rodríguez (1920). Archivo Fotográfico Biblioteca Publica Piloto, Medellín.

 

Estas historias de partida forzosa y de adaptación al contexto urbano ilustran el traslado de prácticas rurales —el respeto por la palabra, el trueque, el ahorro colectivo y la reciprocidad comunitaria—, a las dinámicas empresariales de la ciudad. De esta manera los migrantes del oriente antioqueño no solo preservaron su identidad, sino que también forjaron un modelo híbrido en el que la experiencia campesina se convirtió en capital social y organizativo, sentando las bases de las prácticas comerciales en El Hueco. 

Al llegar a la Medellín de los años setenta, estos migrantes encontraron en el comercio informal del barrio Guayaquil un espacio propicio para reinventarse. Sin acceso a créditos bancarios ni infraestructura formal, recurrieron a prácticas comunitarias: sistemas de ahorro colectivo o “natilleras”, préstamos entre paisanos y acuerdos verbales en lugar de contratos escritos. Tal es la fuerza de la palabra empeñada que basta un apretón de manos para cerrar un negocio. “La confianza vale más que cualquier papel[2]”.  

Esta informalidad estructurada se convirtió en una ventaja competitiva. Al compartir riesgos y recursos, los comerciantes de El Hueco podían adquirir mercancías importadas a bajo coste y redistribuirlas sin los trámites habituales.  

La creación de Asoguayaquil en 1997, y luego de Centro Unido en 2015, selló la transición de las redes espontáneas hacia asociaciones formales, sin renunciar a los valores que las sustentaban: solidaridad, reciprocidad y familiaridad.  

 

Del oriente antioqueño al lejano oriente 

Sin limitarse a un mercado de subsistencia, El Hueco articuló cadenas de valor que lo conectaron con mercados nacionales e internacionales.

En la década de los noventa, una nueva generación de comerciantes antioqueños viajó directamente a China, país donde aprendieron a negociar sin la necesidad de intérpretes y establecieron alianzas que hoy facilitan la importación de todo tipo de mercancías, sin depender de intermediarios.  

Esta forma de innovación social evidencia la capacidad de los colectivos locales para desarrollar innovaciones organizacionales sin depender de estructuras corporativas convencionales, mostrando cómo se configuran soluciones creativas a partir de saberes comunitarios.  

Si bien en El Hueco algunos negocios todavía operan en pasillos improvisados, otros han evolucionado hasta convertirse en auténticos centros comerciales, con ascensores, galerías de arte y sistemas de seguridad privada. No obstante, estos avances no ocultan el ADN rural de sus fundadores.  

 

Fotografía: Archivo de la Asociación de Comerciantes de Guayaquil (Asoguayaquil, s.f).

 

La familiaridad continúa marcando las conexiones empresariales: primos, compadres y vecinos de antaño comparten ahora locales comerciales contiguos, amalgamando lazos de sangre y de negocios. En El Hueco se ha producido un tránsito, desde la informalidad hacia un modelo empresarial híbrido, caracterizado por un aumento de la formalización que no sigue las rutas convencionales de la industria, ni depende de fusiones y adquisiciones.  

En este enclave, conviven estructuras formalizadas con prácticas no escritas, que favorecen la agilidad operativa y mantienen los bajos costos de transacción.  

Para dar cuenta de esta dinámica, proponemos el concepto de productividad adaptativa, que reconoce la capacidad de los comerciantes para generar empleo y sustento en contextos de exclusión institucional, para crear mercados que satisfacen necesidades desatendidas por el comercio formal, y para desarrollar mecanismos alternativos de financiamiento, distribución y comercialización basados en redes de confianza.  

El empresariado de El Hueco forja conexiones internacionales sin recurrir a intermediarios reglados y transforma saberes rurales tradicionales en ventajas competitivas dentro del entorno urbano. Este modelo amalgama lo mejor de ambos mundos e impulsa el dinamismo económico de Medellín. 

 

 

La herencia de El Hueco 

La dimensión intergeneracional añade otro matiz a este relato. La primera generación de El Hueco aprendió en la “universidad de la calle” las técnicas de negociación y gestión de inventarios. La segunda generación, sus hijos, mitad aprendices y mitad profesionales, iniciaron el proceso de formalización de sus negocios. La tercera generación, con estudios universitarios y dominio del chino-mandarín, integra sistemas de gestión contemporáneos y redes digitales, sin olvidar la importancia de la palabra empeñada. 

Esa continuidad demuestra que la ruralidad no es un lastre, sino un capital cultural que, bien adaptado, genera resiliencia y cohesión social. 

La historia de El Hueco propone un paradigma alternativo en la historia empresarial tradicional, al desplazar el foco de atención hacia los actores populares y los entornos informales. Al reivindicar el capital social como motor de desarrollo, se desmantela la creencia de que solo las grandes élites industriales generan crecimiento económico. Sin necesidad de ser una excepción marginal, el ecosistema empresarial de El Hueco demuestra que el comercio opera como una actividad primaria de creación de riqueza, desplegando dinámicas propias que se articulan con las lógicas globales. 

Este planteamiento resuena con Werner Sombart, para quien el empresario es conquistador, organizador y negociador: en El Hueco, el conquistador cambia el machete por el mostrador, el organizador teje amplias redes familiares, y el negociador elude la burocracia con el poder de la palabra. Desde la perspectiva de Joseph Schumpeter, allí florece una innovación social y organizacional, más que una tecnológica, nacida de la exclusión y la marginalidad. 

 

Centro Comercial Gran Plaza en el corazón del sector de El Hueco, en el tradicional barrio Guayaquil del centro de la ciudad de Medellín. Fotografía: medellinguru.com.

 

La metáfora de la alquimia también alude a las asociaciones sociales y comerciales que estructuran El Hueco, fundamentadas en la confianza, la solidaridad y el cooperativismo, que superan las explicaciones convencionales al funcionar como mecanismos de protección, innovación y expansión. Gracias a ellas, emprendedores informales se convirtieron en comerciantes consolidados, crearon vínculos internacionales y fundaron gremios que perviven hasta hoy. 

Más allá de documentar un fenómeno local, estos hallazgos ofrecen claves para entender otras dinámicas empresariales en América Latina. En el ámbito docente, las visitas de campo y los talleres del Semillero de Prácticas y Redes Empresariales SIPRE de la Universidad EAFIT permiten a los estudiantes desarrollar empatía, pensamiento crítico y habilidades metodológicas para enfrentarse a realidades donde la formalidad y la tecnología no están garantizadas. 

Todavía hay mucho que estudiar en El Hueco: la feminización del comercio, la consolidación de redes empresariales de tercera generación, las oportunidades para la transferencia de conocimientos, estudios comparativos con otros centros de empresarismo informal en la región y análisis de la economía política de la informalidad.  

En suma, El Hueco es un laboratorio vivo de innovación social que invita a repensar la historia empresarial latinoamericana desde sus márgenes. 

 

 

Referencias 
  1. E07. Entrevista semiestructurada, 28 septiembre 2019, Medellín.
  2. E09. Entrevista semiestructurada, 20 febrero 2020, Medellín.

 

 

Autora

Natalia Gonzalez-Salazar

Investigadora de la Escuela de Administración EAFIT

 
Bibliografía recomendada
  • Baumol, W. J. (1990). Entrepreneurship: Productive, unproductive and destructive. Journal of Political Economy, 98(5), 893–921.
  • Baumol, W. J. (1993). Formal entrepreneurship theory in economics: Existence and bounds. Journal of Business Venturing, 8(3), 197–210.
  • Baumol, W. J. (1996). Entrepreneurship: Productive, unproductive, and destructive. Journal of Political Economy.
  • Baumol, W. J. (2004). Entrepreneurial enterprises, large established firms and other components of the free-market growth machine. Small Business Economics, 23, 9–21.
  • Schumpeter, J. A. (1911). The Theory of Economic Development: An Inquiry into Profits, Capital, Credit, Interest, and the Business Cycle. Harvard University Press.
  • Schumpeter, J. A. (1942). Capitalism, socialism and democracy. Harper & Brothers.
  • Schumpeter, J. A. (1968). Ensayos de Joseph A. Schumpeter.
  • Sombart, W. (1972). El burgués: Contribución a la historia espiritual del hombre económico moderno. Ediciones Castilla.
  • Sombart, W. (2005). El burgués: Contribución a la historia espiritual del hombre económico moderno (2.ª ed.). Alianza Editorial. 
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Autor
Natalia Gonzalez-Salazar
Edición
Agustín Patiño Orozco
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