Con juegos se estimula el espíritu emprendedor

Septiembre 10, 2020

Investigaciones que se preguntan por cómo desarrollar habilidades y competencias que impulsen la innovación y el emprendimiento han llevado al diseño de estrategias didácticas en diversos formatos: formas lúdicas para aprender a pensar en nuevos negocios.

Camilo, un joven de familia caficultora, recibió el día que cumplió 17 años una caja de su abuelo Miguel que contenía una carta y un juego. En la misiva le manifestaba: “¿Quién mejor que tú para continuar esta tradición cuando ya no esté? Quisiera que no olvides todo lo que has aprendido aquí. Que cuando compartas una taza de café con tus compañeros de estudio les enseñes todo lo que hay detrás de ella [...] Esta caja contiene un juego que he diseñado para ti. Pruébalo con tus amigos, [...] haz que aprendan de corazón para ser embajadores de nuestra propia cultura y hablar así desde el ejemplo con un idioma universal: las emociones”.

Esta fue la base que inspiró a Innovación y Emprendimiento EAFIT, área adscrita a la Escuela de Administración, a crear Cafet, un juego de cartas en el que el reto es conformar 12 diferentes empresas relacionadas con la industria cafetera, entre ellas una cooperativa, una trilladora, una exportadora y una tienda.

Con esta dinámica, los jugadores deben aprender a observar y a definir estratégicamente la mejor manera de hacer sostenible un negocio de café. Asimismo, invita a la elaboración de 12 recetas con cinco ingredientes.Estudiantes de intercambio de Australia, de la Empresa de Desarrollo Urbano de Medellín, los colegios Fontán y Montessori, la Unidad Educativa Católica La Victoria, la Universidad Particular de Loja, la Pontificia Universidad Católica (estas tres últimas instituciones de Ecuador) y la Universidad Mariano Gálvez, de Guatemala, validaron el juego y destacaron esta herramienta como contribución al aprendizaje de la industria cafetera.

Cafet busca el desarrollo de cinco habilidades innovadoras: experimentar, asociar, observar, interrogar y trabajar en red. 

Hombre en una oficina con dos computadores y en una reunión virtual con 4 personas.

La estrategia está alineada con las demandas actules del entorno global. Foto: Róbinson Henao

 

Estas habilidades han sido trabajadas en el ámbito internacional por autores como Jeffrey Dyer, Hal Gregersen y Clayton Christensen en el libro El ADN del Innovador que describe los hábitos de personas como Steve Jobs y otros grandes revolucionarios en esta materia. “Este juego aborda problemáticas del sector cafetero como exceso de agua, contaminación y relevo generacional. También sondeamos que muchos chicos no conocen la industria del café ni sus actores, a pesar de que están en un país productor”, señala Jorge Hernán Mesa Cano, coordinador académico de Innovación y Emprendimiento de la Escuela de Administración de la Universidad EAFIT.

Oportunidades para el sector

Pero el desarrollo de Cafet no ha parado, ahora se presentó al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias) para una segunda fase. Este  proyecto,  enmarcado  en  una  convocatoria  en  asocio  con  la  Gobernación de Antioquia para fortalecer la formación virtual en el departamento, contempla el desarrollo de dos productos principales: un MOOC (Massive Open Online Course) alrededor del emprendimiento y la transformación del café, y el juego que será llevado a versiones web, app, realidad aumentada y realidad virtual.

Para esto se unieron cuatro actores: el Grupo de Investigación en Desarrollo e Innovación en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Giditic), con la participación del profesor Helmuth Trefftz en el tema de realidad aumentada; el Semillero de Realidad Virtual y Videojuegos; una empresa experta en el desarrollo de videojuegos, Medea Interactiva; y el Grupo de investigación, Innovación y Empresarismo (GUIE) de la Escuela de Administración de EAFIT.

“En el juego tradicional de cartas hay que estar junto a las otras personas para jugarlo, pero estamos buscando que personas en otros lugares puedan conectarse. Los jóvenes buscan competir de una manera sana, por eso se realizan este tipo de juegos serios bajo el concepto de gamificación. Con las plataformas tecnológicas se pretende entregar una experiencia adicional al juego de cartas. Cafet estará disponible en realidad virtual, en donde se pueden ver avatares en representación tridimensional. Además, se evaluará en cuál de las diferentes plataformas la gente se  siente  más  motivada”, afirma Helmuth Trefftz, coordinador del Laboratorio de Realidad Virtual.

Minciencias y EAFIT aportan cerca de 700 millones de pesos para este proyecto. El MOOC, desarrollado con la colaboración del Centro para la Excelencia en el Aprendizaje (EXA) y el Centro Multimedial de EAFIT, se publicó en la plataforma Miríada X. Allí se consolidó un material alrededor de las habilidades innovadoras y el café. Este curso fue validado a finales de 2019 y tuvo 1060 personas inscritas de 35 países.

“El punto es cómo los juegos nos están permitiendo formar a los chicos de una manera diferente pero, adicional, nos está facilitando a los profesores investigar sobre estas temáticas.De hecho, presentamos un paper ante el Consejo Latinoamericano de Escuelas de Administración (CLADEA) en 2019 mostrando las actividades que se vienen realizando alrededor de los juegos y parte de la propuesta que se le hizo a Minciencias es que debemos presentar papers a revistas indexadas”, indica Jorge Hernán Mesa.

Para Rubén Betancur Sierra, gerente de Medea Interactiva, este trabajo ha enriquecido aún más un producto valioso como Cafet que tiene un enfoque de emprendimiento que integra la visión y capacidad de potenciar el conocimiento de la cultura cafetera en entornos de juegos físicos y al que la empresa le ha aportado en el desarrollo de serious games (videojuegos que buscan enseñar, comunicar y transformar).

“La sinergia entre lo empresarial y lo académico es clave para generar mejores empresas, mejores productos y mejor academia. Cada uno aporta su mirada desde una perspectiva que tiene puntos en común, pero también enfoques y acentos diferentes. Cuando se logra una colaboración como la que hemos tenido entre EAFIT y Medea Interactiva se gana en aprendizaje, en procesos, en resultados y en conocimiento. Además, se disfruta hacerlo”, manifiesta Betancur.

Los juegos fueron diseñados junto al Semillero de Investigación en Innovación y Emprendimiento y el Club de Innovación EAFIT, espacio extracurricular que reúne a estudiantes y profesores.

Nuevo modelo para aprender

El juego Cafet hace parte de todo un nuevo modelo para el aprendizaje. Innovación y Emprendimiento de la Escuela de Administración empezó en 2015 a cuestionarse acerca de  las  nuevas  maneras  de  aprender  de  los  jóvenes  y  la importancia de estimular en ellos la motivación para desarrollar habilidades y competencias.
Fue así como en equipo con el Centro para la Excelencia en el Aprendizaje de la Universidad (EXA) desarrolló una manera distinta de enseñar los temas de emprendimiento e innovación en la asignatura Iniciativa y Cultura Empresarial que recibe 1800 estudiantes al año y hace parte de las materias obligatorias en los planes de estudio de todos los pregrados de EAFIT. Después de investigar y conocer mejor esas necesidades de la juventud, se llegó a la construcción de una metodología de aprendizaje activo con un enfoque de aula invertida.

Cielo de fondo y mujer con las manos levantadas y unas gafas de realidad virtual.

El juego se produjo con financiación de EAFIT y Minciencias. Foto: Pixabay

 

Pero, ¿qué significan estos nuevos conceptos incorporados al aula? Jorge Hernán Mesa Cano explica que antes el docente era quien tenía el conocimiento y el saber de todo, pero con la metodología de aprendizaje activo lo que se busca es que oriente a los estudiantes, establezca acuerdos y reglas de trabajo.

Aquí, los alumnos toman una posición más activa, comienzan a vivir actividades que les brindan experiencias con un aprendizaje distinto.

“El juego es una actividad inherente al ser humano y los niños aprenden mediante esto a socializar, compartir. En esta etapa universitaria lo que se busca es que ese estudiante aprenda y refuerce competencias y habilidades con ciertos juegos. Por ejemplo: uno de roles permite identificar cómo es una persona en comunicación y argumentación. En los juegos que diseñamos buscamos que aprendan los actores del ecosistema y que sea de una manera divertida para que esté motivado en la clase. Con un chico motivado, esa disposición a aprender es más alta que en la manera tradicional”, detalla Mesa Cano.
Esta estrategia de aprendizaje, que pone al estudiante en el centro del proceso formativo, propició el desarrollo de juegos de mesa y de roles, así como la articulación de historias de emprendedores de EAFIT en diversos formatos narrativos, con el fin de fortalecer habilidades sociales y facilitar la apropiación de conocimiento a través de actividades que se ajustan a las nuevas generaciones y a su manera de aprender

Aprendizaje en espacios interactivos

Las herramientas lúdicas fueron diseñadas bajo el concepto de “juegos serios”, caracterizados por tener un propósito formativo más allá del entretenimiento, como es el caso de los robots de Lego y otras líneas didácticas creadas en el mundo.

El concepto surgió en la década de 1970 con la popularización de estos juegos y en el siglo XXI el término ha tomado auge por los avances tecnológicos impulsados por las plataformas virtuales y de simulación como los videojuegos.

Sumado a lo anterior, el concepto de aula invertida se relaciona con el acondicionamiento de espacios en el campus universitario que permiten a los estudiantes tener experiencias interactivas y construcción de conocimiento colaborativo, por medio de herramientas tecnológicas y mobiliario que facilitan el trabajo en equipo.

“También, desde hace tiempo hemos venido incursionando en el tema del desarrollo de novelas, casos pequeños de emprendedores que pasan por el espíritu emprendedor. Asimismo, comenzamos a usar cómics. Lo que hicimos fue complementar esto con una serie de juegos de roles y cartas, novelas para los casos, videos, y logramos incorporarlos en la enseñanza del emprendimiento. Adicional, hicimos una investigación transversal antes de entrar los chicos al curso y luego los diagnosticamos a través de una encuesta. Esto lo hemos hecho desde hace cinco años”, detalla Jorge Hernán Mesa.

Reconocimiento internacional

Estos  cambios  en  la  metodología  y  el  enfoque  permitieron postular el proyecto al Premio Internacional a  la  Innovación, un  concurso  de  la  acreditadora  internacional EQUAA que se realizó en Brasil en 2019.

Con esta iniciativa, que se denominó Innovación en la educación emprendedora: alineando nuevas metodologías de aprendizaje activo, desarrollo de competencias e investigación aplicada, EAFIT ganó el primer lugar en Colombia en metodologías novedosas para la enseñanza del emprendimiento.Uno de los premios fue ser parte del libro Casos de innovación en educación superior que compila las mejores experiencias presentadas a ese concurso. Además, el derecho a asistir a la Universidad La Salle, en Barcelona, a una semana de capacitación en temas de innovación.

“Este es un reconocimiento a lo realizado por el Centro para la Excelencia en el Aprendizaje, el Grupo de Investigación Información y Gestión, liderado por el profesor Izaias Martins Da Silva, el Grupo de investigación Innovación y Empresarismo de EAFIT. Los juegos han sido diseñados de la mano con el Semillero de Investigación en Innovación y Emprendimiento y el Club de Innovación EAFIT, espacio extracurricular que reúne a estudiantes y profesores alrededor del emprendimiento”, expresa Jorge Hernán Mesa.

De esta forma, la Escuela de Administración desarrolla productos con herramientas propias de la Cuarta Revolución Industrial y enfocadas en la transferencia de conoci-miento para impactar a las nuevas generaciones en una de las habilidades más importantes de la educación del siglo XXI: emprender.

Autores

Laura López Alzate

Colaboradora.

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Propuestas a la agenda de La Habana siguen vigentes

Septiembre 10, 2020

Investigadores de EAFIT hicieron propuestas sobre posesión de la tierra, cultivos ilícitos, narcotráfico, representación política, derechos humanos, reinserción y justicia transicional. Todas apuntaron a resolver problemas estructurales del Estado y no solo a facilitar la desmovilización de las Farc. 

El desarrollo rural y la formalización de la propiedad, la integración política de la periferia, los cultivos ilícitos y la cadena criminal del narcotráfico, la aplicación de una justicia transicional con sus cuatro pilares (verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición) y un proceso de desmovilización con garantías y oportunidades para los excombatientes siguen siendo temas que el país tiene pendiente resolver.

Y esos aspectos, groso modo, siguen vigentes y son el centro aún de las propuestas que un equipo de investigadores de la Universidad EAFIT, con el apoyo de Proantioquia y la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), elaboró en el marco de la negociación política con la entonces guerrilla de las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), todas compiladas en un libro académico titulado Contribución de la Universidad a la agenda de La Habana.

Jorge Giraldo Ramírez, exdecano de la Escuela de Humanidades y coordinador de ese trabajo, dice que pese a todas los bemoles y los tropiezos que ha tenido la implementación de los acuerdos, las propuestas siguen vigentes porque son asuntos que el país debe resolver por encima de la consideración de si existen o no existen las Farc o cualquier otro grupo armado.

Esos temas “hacen parte del repertorio acumulado para la resolución de esos problemas pendientes”. Por eso, la Universidad los agrupó en dos partes: la primera, relacionada con las propuestas y, la segunda, con su implementación y las reformas institucionales que deben aplicarse sin que impliquen grandes modificaciones a la Constitución, sino que sean viables desde el punto de vista político, fiscal, económico e institucional.

A juicio del exdecano, son desafíos que van a la raíz de un problema estructural como el de la tierra que, en su opinión, es transversal y siempre ha generado conflictos entre los colombianos, no ahora sino desde hace dos siglos.

El buen desarrollo de los proyectos productivos de los excombatientes de las Farc, como artesanías o alimentos, son clave para la permanencia de ellos en los términos del Acuerdo de paz. Foto: Róbinson Henao.

 

Una visión integral

Las investigaciones y el trabajo realizado por unos 30 académicos de las escuelas de Humanidades, Derecho, Administración, y Economía y Finanzas se destinó a formular propuestas concretas para asuntos puntuales como el desarrollo productivo en zonas afectadas por el conflicto, el fortalecimiento institucional, la participación y la representación política, y un modelo de aplicación de la justicia transicional.

Es un trabajo analítico que incluyó preguntas, escenarios, evaluación de capacidades, costos, consecuencias políticas y económicas, y recomendaciones sobre cómo llevar a la práctica las propuestas no solo con la intención de que el proceso de paz tuviera éxito y evitara los errores cometidos en otras negociones (al menos las que se dieron desde 1982) sino que pudieran resolver problemas estructurales del Estado.

Una cifra importante que reveló esa investigación, según el Centro de Investigaciones Económicas y Financieras (Cief), de EAFIT, es que el Estado debería garantizar en los próximos años unos 90 billones de pesos para financiar esos proyectos.

“No fue una cifra caprichosa sino producto de un trabajo juicioso, basado en las reales capacidades del país, sin que ese rubro fuera a representar un descalabro económico”, advierte Giraldo Ramírez.

Ese trabajo, elaborado durante casi los tres primeros años de la negociación (2012 a 2014), se metió en la parte técnica del asunto porque era importante mostrar la viabilidad, institucional y financiera, y la capacidad humana de llevar a cabo esas tareas.

El problema de la tierra es transversal en la vida nacional y ha generado conflictos entre los colombianos no ahora, sino desde hace dos siglos.

Las propuestas

Aunque son muchas las propuestas compiladas en el libro Contribuciones de la Universidad a la agenda de La Habana, el exdecano hace énfasis en algunas de ellas por su importancia y vigencia.Explica que una falla de la negociación es que el país se haya quedado sin una ley de tierras, como lo propuso el grupo académico en la reforma rural integral que planteó como principio del fin de ese problema.

El 60 % de la tierra apta para agricultura en Colombia está subutilizada y el 66 % dedicada a pastos corresponde a un uso inadecuado, aparte de que los derechos de propiedad son difusos, dice el informe de EAFIT.

La Universidad propuso poner en marcha un sistema de información catastral, “integral y multipropósito que, en un período de siete años, formalizaría y actualizaría dicha información, iniciando por las zonas priorizadas en razón de su abandono, sus niveles de pobreza y su grado de afectación por el conflicto”.

Esa información permitiría emprender acciones para superar la pobreza rural, generar desarrollo en el campo y llevar el Estado al territorio.

Otra propuesta fueron las Circunscripciones Temporales Especiales de Paz (CTEP) que buscaban que los municipios priorizados en razón del trabajo sobre la tierra también tuvieran representación ante instancias superiores del Estado, en razón de su nivel de afectación por el conflicto.

Eran 16 CTEP que, a su vez, creaban igual número de distritos electorales, con un representante por cada uno, para que tuvieran un peso político uniforme, que cobijara no solo un territorio sino un segmento poblacional, como los jóvenes (los más vulnerables en el reclutamiento forzado), las mujeres, los afrodescendientes y los indígenas.

Esa propuesta también incluía una reforma al sistema electoral, sobre todo en su mecánica, con la idea de que situaciones como el voto nulo no afectara tanto una elección, pues es sabido las complicaciones que trae, en muchas ocasiones, el manejo de algunos tarjetones.

Narcotráfico

Basados en que las zonas de influencia de las Farc eran las de mayor presencia de cultivos ilícitos, los investigadores analizaron todas las aristas del narcotráfico para estructurar propuestas que pudieran ser certeras en el ataque a toda su cadena productiva (siembra, transformación y exportación).

“El principal problema no son los cultivos sino la poca capacidad del Estado para llevar alternativas y erradicar la pobreza en esos territorios", piensa Giraldo Ramírez, en alusión a que la intervención y sustitución deben acompañarse de seguridad y alternativas rentables para los campesinos.

La compilación de la investigación agrega que “en la lucha contra el narcotráfico existe evidencia de una mayor efectividad de políticas orientadas a eslabones específicos de la cadena.

En particular, a aquellos donde se genera más valor agregado, como la transformación en cocaína y la comercialización". Un punto importante de financiación del posacuerdo podrían ser todos los recursos provenientes de las acciones, inclusive, contra el lavado de activos.

 

La investigación incluyó preguntas, escenarios y recomendaciones. Foto: Róbinson Henao.

 

Pero, para ello, el país debe hacer esfuerzos en la articulación entre Policía, Ejército, fiscales y jueces, “por cuanto es allí donde se logra garantizar la efectividad de las medidas".

Así se priorizaron los municipios

El documento de EAFIT planteó propuestas concretas y, para llevarlas a feliz término, las puso en perspectivas sobre unos municipios en los que era inminente y prioritario intervenir: 177 que demandaban atención urgente, 113 alta y 13 moderada, para un total de 303 de los 1123 que tiene Colombia.

 

La metodología analizó cada municipio sobre tres variables:

Afectación por el conflicto

Homicidios, masacres, desapariciones, vinculación de niños a grupos armados, desplazamiento y expulsión.

Abandono

Transferencia per cápita a lo que se invierte para educación y salud, tasas de crecimiento en educación y salud, inversión en el sector agropecuario, número de estudiantes por docente, número de puestos de salud y necesidades básicas insatisfechas.

Debilidad institucional

Desempeño fiscal, notarías por número de habitantes, empleados bancarios, riesgo electoral y presencia de las guerrillas de las Farc y el ELN.

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Desmovilización y justicia transicional

Giraldo Ramírez explica que una base para las propuestas era el consenso que había en la necesidad de garantizar una desmovilización exitosa y un tránsito expedito a la vida civil de los excombatientes.

Para ello se diseñaron propuestas relacionadas con el desarrollo en las regiones afectadas por el conflicto, con propuestas económicas viables y con un creciente fortalecimiento institucional.

Y frente a la aplicación de la justicia transicional el trabajo plantaba la necesidad de la petición del perdón, la reparación integral de las víctimas y las garantías de no repetición.Esas propuestas acogían temas tan fundamentales como medidas de reparación colectiva, de rehabilitación psicosocial, de restitución de tierras, garantías de no repetición y el compromiso con el respeto a los derechos humanos.

Hoy, Giraldo Ramírez espera que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), como se planteó en el documento, imponga sanciones que propendan por la restauración de lazos sociales y la reparación de los daños causados.

El documento planteó la necesidad de que las condenas, ahora responsabilidad de la JEP, “satisfagan los reconocimiento de responsabilidad, contribución con el esclarecimiento de la verdad y se comprometan con la no repetición de los actos violentos”.

En conclusión, el exdecano plantea que pese a que el acuerdo se firmó hace más de tres años y a que su implementación ha sido lenta, las propuestas planteadas desde EAFIT no solo apuntan al caso específico de las Farc, sino a problemas estructurales del Estado que, tarde o temprano, tendrán que resolverse.

 

Autores

Javier Arboleda García

​Colaborador.

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Investigación alineada con tendencias globales

Septiembre 10, 2020

La transformación digital, la desigualdad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible constituyen tres de los ejes predominantes en los trabajos académicos de vanguardia en las áreas económicas y administrativas.

Varios niños en medio de una construcción de una casa haciendose señas.

Las transformaciones en el mundo del trabajo y de las formas de gestión organizacional son campos donde la investigación académica fija en forma permanente sus ojos. Foto: Juan Gonzalo Betancur

 

La primera década del siglo XXI dio la razón a quienes anticipaban que la era de la información llegaría cargada de nuevos fenómenos y complejidades que cambiarían la forma de habitar y comprender el mundo. Los indicios de estas transformaciones aparecieron de la mano de las fórmulas de la prospectiva y la identificación de diversas megatendencias que hoy la ciencia busca explicar.

Al paso que van consolidándose como realidades, las megatendencias también imponen nuevas agendas en las investigaciones académicas que se realizan en las áreas de la economía, las finanzas y las empresas que hoy se ocupan con mayor rapidez de identificar y resolver múltiples problemas que afectan a las personas y a las organizaciones.

“Más que un aspecto coyuntural, estamos viviendo una profunda crisis medioambiental, por un lado, pero también un serio cuestionamiento a las instituciones, sobre todo formales, que no han podido dar respuesta a los grandes problemas de nuestras sociedades. Por tanto, comenzar a ofrecer respuestas fundadas en investigación seria es muy relevante. El management y la economía tienen mucho que aportar”, destaca el profesor José Ernesto Amorós, líder de doctorados del Instituto Tecnológico de Monterrey.

La conciencia de estas urgencias y de las necesidades todavía sin resolver llevaron a que en el documento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, suscrito por Naciones Unidas como continuación de los Objetivos del Milenio, se incluyera el de “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”.

Al respecto, el decano de la Escuela de Economía y Finanzas de EAFIT, César Eduardo Tamayo Tobón, dice que no es que las ciencias económicas no se hubiesen preocupado antes por los grandes problemas del mundo, sino que hoy los atienden más rápido porque se dispone de más herramientas.

“Contamos con acceso a más información y mejores métodos de investigación, por lo que podemos tener esa flexibilidad de identificar los problemas más apremiantes de las sociedades y tener unos resultados con algo de oportunidad”, destaca.

Otra de las características de la nueva agenda de investigación es que los estudios se están haciendo en compañía de otras disciplinas. “Todas ellas tienen una característica en managment, y es que se vienen haciendo investigaciones inter y multidisciplinarias en donde la participación de las ciencias sociales y humanas es muy importante”, explica el decano de la Escuela de Administración de EAFIT, Ricardo Uribe Marín.

La transformación digital

Con base en las nuevas realidades impuestas por las megatendencias, un tema de primera línea para los investigadores en las áreas económicas y administrativas es el de la transformación digital, producto de la Cuarta Revolución Industrial. Sobre este campo, los estudios ponen atención en las formas en que se transforman las empresas, debido a los cambios que introducen las nuevas tecnologías en la producción, comercialización y consumo.

“En los últimos años la transformación digital ha modificado algunos fundamentos de las relaciones entre actores económicos. Los consumidores que se convierten en productores, los productos que se consumen como servicios. La inteligencia artificial, las criptomonedas, las brechas de habilidades, y la disponibilidad y análisis de datos masivos, entre otros, representan retos no solo para las empresas y los gerentes, sino también para los investigadores”, señala Juan Fernando Vélez Ocampo, coordinador académico de la maestría en Administración de la Universidad de Antioquia.

El mundo económico del trabajo también despierta el interés de la ciencia, debido a que una consecuencia de la Cuarta Revolución es la destrucción y creación de nuevos perfiles ocupacionales. El informe El futuro del trabajo, del Foro Económico Mundial, advierte que para 2022 se perderán 75 millones de empleos en las 20 principales economías, al tiempo que se crearán 133 millones.

“La Cuarta Revolución Industrial, la robótica, la inteligencia artificial, generarán cambios profundos en los mercados de factores productivos y, en especial, del trabajo, que requerirán atención teórica”, asegura Jesús Botero, economista y profesor de EAFIT. El académico añade que otro campo de interés para los teóricos, producto de los cambios mencionados, es el cambio de rol de las empresas en los diferentes entornos donde se desarrollan los negocios.

Como bien lo anota el Foro Económico Mundial, el papel de las empresas en la sociedad tendrá que cambiar, para adaptar a nuevos entornos y a nuevas preocupaciones, y en este sentido vendrán grandes discusiones sobre lo que se denomina stakeholder capitalism o capitalismo de las partes interesadas”, explica.

De igual forma, el big data y la analítica acaparan buena parte de los estudios, en virtud de que se están volviendo claves en las decisiones estratégicas de las compañías. “Se trata de convertir esos datos en información pertinente que le permita a la alta gerencia tomar unas decisiones estratégicas, tácticas y operativas, acordes con las demandas del entorno”, asegura el decano de la Escuela de Administración de EAFIT, Ricardo Uribe Marín.

Economistas y administradores realizan estudios relevantes en bioeconomía, economía circular y crecimiento verde para hallar fórmulas de financiamiento público y privado para prevenir, mitigar y adaptarse al cambio climático.

La desigualdad y la distribución del ingreso

Aunque no es un tema nuevo, sobre todo en América Latina, la desigualdad también vuelve a generar hoy múltiples trabajos de investigación, orientados en buscar cómo resolverla y mitigarla con políticas públicas efectivas.

“Desigualdad no solo en los ingresos, que es la más conocida, también hay otras fuentes de desigualdad que son importantes y se están estudiando, como el acceso a servicios de salud, de  educación,  de  seguridad,  de  justicia y en el mercado de trabajo. Es un fenómeno que es tradicional, pero recibe atención por épocas”, apunta el decano de la Escuela de Economía y Finanzas de EAFIT, César Eduardo Tamayo Tobón.

En este tema cobran fuerza los estudios dedicados a la evaluación de impacto que, según la Cepal, consiste en la medición de los cambios en el bienestar de los individuos que pueden ser atribuidos a un programa o a una política específica.

Muestra de lo anterior son las investigaciones que les valieron el premio Nobel de Economía a los investigadores Banerjee, Duflo y Kremer en 2019, orientados a determinar la efectividad de los programas que apuntan a aliviar la pobreza global.

Sumada a la desigualdad, el profesor Jesús Botero resalta la relevancia que en los últimos años viene acaparando el estudio académico sobre la distribución del ingreso, como una consecuencia de la recesión de 2008 que permitió hacer visible la tendencia a la concentración del ingreso entre los más ricos.

“Si hasta ese momento la abundancia de crédito en las sociedades desarrolladas generaba la sensación en las personas de que podrían conseguir aquello que se propusieran, la crisis financiera desnudó la pobreza de oportunidades para la gente del común y empezó a hacer visibles profundas asimetrías en la capacidad de enfrentar condiciones difíciles entre los extremos de la escala de ingresos: mientras aquellos de altos niveles han logrado mantener la tendencia creciente en sus ingresos, a pesar del bajo desempeño económico, los ingresos de los estratos medios y bajos se han estancado o, incluso, en algunos casos, disminuido”, expresa el académico.

Hombre caminando en una empresa de electricidad.

La tendencia hoy es que las empresas contribuyan a la generación de riqueza social y se vinculen a grandes procesos de desarrollo. Foto: Juan Gonzalo Betancur

 

Asimismo, y en especial en los estudios sobre administración, la igualdad de género también empieza a ser un foco de interés para los investigadores, sobre todo por las condiciones de empleabilidad de las mujeres respecto a los hombres. “Nos preguntamos cómo hacer para que se cierre la brecha salarial y que la mujer tenga más participación en la alta dirección y en la gerencia de las organizaciones”, dice el decano Ricardo Uribe.

El cambio climático

Es una megatendencia que despierta gran interés entre los economistas y administradores, cuyos académicos están llevando a cabo estudios relevantes en bioeconomía, economía circular, crecimiento verde, que se orientan a estudiar las formas de financiamiento público y privado para la prevención, mitigación y adaptación al cambio climático.

“Es lo que se conoce como finanzas verdes o sostenibles que busca mecanismos de financiación de los esfuerzos para la adaptación de cambio climático o fenómenos naturales”, indica el decano Tamayo.

En este espectro caben los retos que abordan los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

“Se estudia, sobre todo, cómo desde el ámbito de los agentes económicos se está haciendo algo para fomentar el desarrollo sostenible y la generación de valor compartido”, apunta el profesor José Ernesto Amorós, del Tecnológico de Monterrey.

Los retos que se avecinan

Los académicos también resaltan el interés creciente en temas como las migraciones, en virtud de la cantidad de personas que se han refugiado en otros países huyendo de conflictos internos por asuntos económicos o sociales, en particular en América Latina y Europa.El decano de Economía y Finanzas de EAFIT, César Eduardo Tamayo, anota que “este tema es importante porque tiene efectos sobre todas las cosas que nos importan, como los mercados laborales, los servicios de salud, de seguridad ciudadana y demás”.

De otro lado, el profesor Vélez Ocampo llama la atención sobre el interés que suscitan hoy los nuevos enfoques para el estudio de teorías y modelos de administración que fueron desarrollados principalmente en Estados Unidos y que dejaron por fuera otras geografías.

“En ese punto veo una oportunidad para que investigadores en ciencias sociales interesados en fenómenos administrativos basen sus estudios en evidencias empíricas. Por ejemplo, en países de mercados emergentes, en países menos desarrollados, en comunidades indígenas y tribales, e incluso en comunidades digitales. Estas nuevas geografías podrían extender, refinar o proponer nuevos enfoques teóricos que nos lleven a comprender mejor la administración y sus implicaciones en diferentes niveles de análisis”, sugiere el académico.

Otros asuntos que determinan la investigación académica entre los teóricos de las ciencias económicas y  administrativas son la psicología del comportamiento, la productividad como un motor de crecimiento –pese a no ser un enfoque nuevo, pero sí determinante por el estancamiento general de la economía–, la educación y la exclusión financiera y, además, la sostenibilidad de las finanzas públicas.

Todos los enfoques, sin duda, están relacionados con la necesidad de que estas disciplinas puedan dar respuestas a las sociedades sobre los cambios que complejizan el habitar el mundo en el siglo XXI.

Autores

Diana Milena Ramírez Hoyos

Colaboradora.

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La verdad de las niñas, niños y jóvenes sobre el conflicto

Septiembre 10, 2020

La Comisión de la Verdad recorre Colombia reconstruyendo lo que pasó en más de medio siglo de conflicto armado. Un manifiesto liderado por Universidad de los Niños EAFIT permitió a menores de edad del país expresar sus puntos de vista y anhelos sobre el fin de la confrontación. 

Sube a la tarima, levanta la mirada y se encuentra con cerca de 700 personas que esperan su voz. Ahora es un adulto ante un micrófono, pero su relato es el del niño de 7 años que fue y que sobrevivió a la masacre realizada por el Ejército Nacional en las montañas de Pueblo Rico, Suroeste de Antioquia, en el año 2000. Jorge Eliécer Arboleda habla de sus dos hermanos menores asesinados ese día y de su familia desintegrada.

También se refiere a los 74 menores de edad que res meses después, murieron en una operación militar en el Nororiente de Colombia cuando hacían parte de una columna de las Farc, grupo guerrillero que los había reclutado.

Antiguos enemigos se sentaron juntos en el evento. Foto: Róbinson Henao.

 

Los asistentes lo escuchan, entre ellos funcionarios del Estado, líderes sociales, estudiantes, víctimas y victimarios. También hay niñas, niños y jóvenes que vinieron con historias desde lugares tan distantes entre sí como Soacha, Tumaco, Cali, Currulao y Caloto.

Están en el tercer Encuentro por la Verdad, un evento organizado por la Comisión de la Verdad en Medellín para reflexionar sobre los impactos de la guerra en la vida de generaciones de menores de edad.

Algunos de los asistentes tienen en sus manos el Manifiesto por la Verdad, un documento que le entregarán a los comisionados que presiden el evento.

El texto fue elaborado a finales de noviembre de 2019 bajo el liderazgo de la Universidad de los Niños EAFIT (Uniños EAFIT) y organizaciones sociales de Medellín con el objetivo de reconocer que niñas, niños y jóvenes han sido víctimas del conflicto armado, escuchar sus voces y hacer recomendaciones a todos los actores involucrados en la confrontación para garantizar la no repetición de los hechos.

En el encuentro también están Daladier Rivera, mayor retirado del Ejército, quien aceptó que bajo su mando se cometieron ejecuciones extrajudiciales, es decir, asesinatos fuera de combate que violan el Derecho Internacional Humanitario; Freddy Rendón (conocido como El Alemán), antiguo comandante del Bloque Élmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia; y Rodrigo Londoño (apodado Timochenko), excomandante de la antigua guerrilla de las Farc y hoy presidente del partido político que crearon tras la dejación de las armas. Están para escuchar, pedir perdón, reconocer sus errores y comprometerse con la no repetición de la violencia. Ellos también leen el manifiesto de los niños.

"Los perdono porque me pongo en su lugar"

Esta frase la escribió Liset Jiménez de 17 años. El manifiesto contiene también cartas de niñas, niños y jóvenes para la sociedad, las víctimas y los victimarios. En otro párrafo dice: “Espero que, así como yo tomé su lugar por unos minutos, ustedes también tomen el lugar de las víctimas y les pidan perdón y se perdonen a ustedes mismos".

El manifiesto tiene un poco más de 30 páginas e incluye historias de menores y adultos que sufrieron toda la barbarie del conflicto armado, atropellos y violaciones a sus derechos humanos fundamentales.Según Sinthya Rubio, coordinadora de los enfoques Curso de Vida y Discapacidad de la Comisión de la Verdad, el objetivo del manifiesto es “promover una reflexión sobre lo que ha sucedido con varias generaciones de niños en el marco del conflicto y pensar qué deberíamos hacer para que no se repita”.

En el texto se incluyen algunos relatos que sirvieron para que los autores se prepararan antes de comenzar su redacción, como lo afirma José Zapata, participante de Universidad de los Niños: “Escuchamos lo que han vivido y sufrido. Eso me ayudó a conocer otra mirada del conflicto. Por ejemplo, yo pensaba que no tenía nada que ver con la ciudad, que solo había pasado en el campo; pero luego me enteré que muchas personas que viven aquí, o sus familias, eran desplazados”.

La preparación de los participantes se realizó a través de un taller. Según Selene Pineda, asistente de contenidos de Universidad de los Niños EAFIT, primero revisaron la estructura de la Comisión de la Verdad para conocer su misión; luego leyeron publicaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica y del Museo Casa de la Memoria de Medellín para compartir las historias de personas y comunidades.

Con esta información armaron un mapa y  una  línea  de  tiempo  del conflicto en Colombia y Antioquia, y abordaron conceptos clave como el de verdad y no repetición. “Trabajamos  por  9  horas.  Cada  cierto tiempo parábamos a hacer recomendaciones y plantear preguntas relacionadas con el conflicto. Fue largo, pero enriquecedor. ¡Todos querían participar!”, afirma Pineda.

Al taller asistieron 40 niñas, niños y jóvenes que provenían de organizaciones como el Programa de Víctimas de la Alcaldía de Medellín, la Corporación Combos, la Corporación Convivamos y la Corporación AMI. Los otros 40 autores son pequeños que hacen parte de Universidad de los Niños EAFIT.

"¡Todos querían participar!”, relata Selene Pineda, de Universidad de los Niños, sobre los 80 niñas, niños y jóvenes que estuvieron en la creación del manifiesto.

Un manifiiesto para entenderse

Para Sinthya Rubio, los autores del manifiesto son capaces de expresarle a la sociedad, sus familias, el Estado y los comisionados una reflexión profunda sobre el conflicto armado: “Es algo que todos los niños deberían poder hacer: tener voz. Lo que pasa es que no siempre les brindamos los espacios para que puedan expresarse y no siempre los escuchamos”.

En este punto parece coincidir uno de los autores del manifiesto, quien prefirió escribir de manera anónima lo siguiente: “Ustedes saben cuántas son las víctimas del conflicto, saben cuántos sufren violencias en sus hogares y en los lugares que frecuentan. ¿Eso no los toca? A nosotros sí”.

Esta visión pragmática de la realidad no es fortuita. Según Nidia  Montoya, asesora psicosocial de la Comisión de la Verdad, es una ventaja de las niñas, niños y jóvenes: “Ellos son transparentes, llaman las cosas por su nombre y señalan responsabilidades con claridad. Es simple, están abocados a vivir bien y dignamente, a convivir, a gozar sus derechos básicos, la vida, la educación, la familia, la alimentación y la recreación”.

 

A la entrega del Manifiesto asistieron más de 500 niños. Foto: Róbinson Henao.

Con esta intención escribió José Zapata su carta. Tiene 15 años y redactó un texto en el que le pide a la gente amor y fortaleza, y al Estado compromiso con las víctimas: “Creo que para entenderse hay que contarse la verdad. Y creo que parte de perdonar y llegar a la paz es comprender el conflicto armado. Entonces, qué mejor forma de hacerlo que escuchar a las personas que lo sufrieron”, afirma José.

Además del producto final, la construcción del manifiesto fue un proceso significativo para sus autores, como los participantes del Circo Momo, una corporación sin ánimo de lucro que trabaja con jóvenes a partir de su concepto de circo social.

Para Andrea Giraldo, coordinadora de proyectos del circo, el encuentro les permitió acercarse al conflicto de manera pedagógica y creativa: “Lo interesante es que ellos se sintieron parte de la población que busca cambios para el país y para la sociedad”.

Querida Nación

Sé que te han hecho mucho daño, sé que te han usado, explotado y que tu sangre has derramado. Sé que parece como si solo odio en tu interior hubiera. Sé que la idea de un país perfecto te llenó de ira, que tu orgulloso nombre te llevó al olvido. Sé que la avaricia, el miedo y el rencor te han debilitado, que estás cansada y que el futuro se ve oscuro.

Pero sé que sigues de pie, que por cada momento de odio se viven mil historias de amor. Quiero que te armes de valor y que seas paciente, que aprendas a aceptar el pasado, a querer tu presente y a reconocer que, en ti, en tu juventud y en tu experiencia, hay un inmenso potencial para un mejor futuro.

Señores del Estado encargados de dar a conocer al pueblo la verdad del conflicto armado... esta carta se hace con el fin de solicitarles y recordarles que son ustedes los responsables de que las víctimas y el pueblo en general sepan lo que verdaderamente pasó en este largo conflicto que nos ha afectado a todos de forma directa e indirecta.Quiero recordarles que llevan el futuro de los jóvenes y niños, los cuales han sufrido.

¡Gracias!

José Fernando Zapata, 15 años | Texto incluido en el Manifiesto por la Verdad

Autores

Andrés Felipe Giraldo Cerón

​Colaborador.

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Tan cerca y tan lejos de la agricultura 4.0 en Colombia

Septiembre 10, 2020

Los procesos de producción agrícola están sufriendo grandes cambios como resultado de la alta demanda de alimentos, el uso intensivo de tecnologías digitales y los retos del cambio climático. ¿Cómo son?

Dron sobre paisaje de Colombia

La moderna agroindustria de flores en Colombia recopila, organiza y analiza datos de toda la cadena de producción mediante dispositivos tecnológicos. Foto: Shutterstock

 

En la Sabana de Bogotá o en el Oriente antioqueño se corta una flor. Se limpia, se hidrata, se embala y se envía al aeropuerto internacional más cercano, probablemente rumbo a Estados Unidos, comprador del 78 % de la producción nacional de flores.

No viaja sola. Según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), solo para la temporada de San Valentín de 2019 se exportaron 142 millones de tallos, un negocio de 1460 millones de dólares anuales que representa el 9,6 % de las exportaciones no minero-energéticas del país. Para alcanzar estas cifras no basta con las ventajas climáticas del trópico. Se necesita ciencia, tecnología e innovación.

Y es que los floricultores son uno de los principales promotores de la modernización agrícola, una tarea aún pendiente en cul tivos claves como el café y el cacao, y una necesidad social y humanitaria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En un reciente informe publicado por la FAO se describen los retos alimentarios que deberá asumir la humanidad en un planeta que se espera que pase de 7700 millones de personas hoy a 9700 en 2050.

Algunos de ellos son la creciente escasez de recursos naturales, la presión ejercida por el cambio climático, la inclusión en la dieta de más proteínas animales en países de ingreso medio y la expansión en la frontera agrícola.

Entre los más apremiantes está la necesidad de aumentar casi en un 50 % la producción de alimentos, forraje y biocombustibles para mediados de siglo. El informe también plantea un escenario de contradicciones: el 11 % de la población mundial –821 millones de personas– se sigue “acostando con hambre”, la obesidad se incrementa y el desperdicio de alimentos llega a un tercio del total producido por problemas en su procesamiento, distribución y almacenamiento.

Estos retos están impulsando transformaciones en la agricultura. ¿De qué forma? Para Enrique Copete Perdomo, presionan al sector para que sea más productivo, eficiente y sostenible. Él es uno de los creadores del pregrado en Ingeniería Agronómica de la Universidad EAFIT y en tiempos en los que se habla de la Cuarta Revolución Industrial está convencido de la necesidad de la Agricultura 4.0. Aunque los cambios van más allá de la dimensión tecnológica.

Agricultura en 4.0 en Colombia

“Ni la pequeña, la mediana y menos la agroindustria escapan a los procesos que registra la agricultura de nueva tecnología”, opina Diego Miguel Sierra Botero, experto en política agrícola y jefe del pregrado en Ingeniería Agronómica de la Universidad EAFIT.

Sierra fue secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de Antioquia, trabajó con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Centro de Investigaciones Biológicas.

Con esta experiencia, asegura que en Colombia se están dando las condiciones para que llegue el “agrotech”.

El primer factor que destaca es que, después de 30 años, en 2014 se hizo un censo agropecuario que facilita la planificación del uso del suelo. Sierra afirma que la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria del Ministerio de Agricultura retomó los ejercicios estadísticos agropecuarios, lo que considera importante: “Sin información de cultivos, veredas, usos del suelo, siembras, productividad, cosechas, enfermedades, capacitación, tecnología de los productores o encadenamientos de los sistemas productivos es muy difícil planificar, y parece que estamos avanzando en este sentido”.

También destaca que se esté trabajando en mayor medida con los gremios, la realización de más registros prediales, inscripción de cultivos y buscando herramientas de crédito.

Otra condición que cree favorable es la facilidad de acceso a información y equipos: “Ahora se puede  buscar una conferencia sobre gricultura regenerativa sin tener que esperar 10 años para que un experto venga al país y por 300 dólares se puede comprar una estación meteorológica en internet que resuelve un problema fundamental para el cultivo”.

En esto coincide Hugo Arrubla, gerente comercial de Wiga , compañía colombiana que trabaja con internet de las cosas, big data e inteligencia artificial. Sus principales clientes son floricultores, bananeros, emprendimientos en cannabis para uso medicinal y cultivos de frutas.

La empresa procesa 7 millones de datos semanales y conecta más de 7000 equipos instalados en el territorio nacional. Según Arrubla, luego de un lento despegue se está dando un cambio cultural en el agro que permite la evolución del sector.

Es el caso de los cultivadores de Palma; según Sierra, algunos en la región de Urabá, en Antioquia, están instalando chips a cada planta para obtener información de su estado de salud, nivel de hidratación, entre otros datos. Luego, con los grandes volúmenes de información se puede analizar a nivel estadístico la producción de la finca, el gremio o la región.

Nuevas demandas para el campo

Los cambios no tienen que ver solo con la siembra, la cosecha o el uso de tecnología. “Esto es apenas el 8% de la composición de valor. Hay que pensar también en la selección, el beneficio, la limpieza, el corte, el empaque o la transformación del producto y su distribución, comercialización y marketing”, asegura Copete.

Él habla a partir de su extensa carrera por la agroindustria: trabajó en Syngenta, una multinacional dedicada al desarrollo de semillas e insumos agrícolas, ha liderado emprendimientos tecnológicos e impulsado inversiones extranjeras en Colombia.

Según Copete, el sector vive dos grandes cambios: la remodelación de la demanda de alimentos y latransformación tecnológica. El primero se explica por la profunda relación que tiene la producción de alimentos con el comportamiento humano, los cambios y movimientos sociales, culturales y las dinámicas económicas. El segundo, por los efectos de la convergencia de tecnologías en la cadena de valor de la agricultura.

Tantos cambios implican que la transformación del agro es una disrupción tecnológica y una revolución agrícola: la agricultura 4.0. Esto tiende a dejar obsoletas las anteriores tecnologías. Según él, negar su adopción solo generará más desigualdad. ¿Qué tan preparado está el campo colombiano ante este desafío?

“Las redes de asociación son vitales: un tractor moderno es muy costoso, entonces vale la pena pensar en unirse". Enrique Copete, impulsor del pregrado en Ingeniería Agronómica de EAFIT.

Brecha digital y problemas estructurales del campo

Los cambios no solo parecen ser oportunos sino necesarios. Sin embargo, se requieren iniciativas de innovación social para que su implementación no  aumente la desigualdad, no solo entre grandes y pequeños productores, también entre zonas urbanas, semiurbanas y rurales, y en las poblaciones según género, edad y aptitudes digitales.

Esta es la tesis central del informe Tecnologías digitales en la agricultura y las zonas rurales publicado por la FAO en 2019. El documento señala un asunto clave que no se puede olvidar para garantizar una transformación del campo incluyente y justa: garantizar las condiciones mínimas para utilizar la  tecnología, que se traducen en disponibilidad, conectividad, asequibilidad y alfabetización electrónica de la población.

La FAO destaca la importancia de incluir programas de formación en tecnologías de información y comunicación, y llama a desarrollar políticas y programas favorables para las estrategias digitales.

Instructor mostrando métricas en pantalla

EAFIT le apuesta a la agroindutria sostenible. Foto: Róbinson Henao

 

Frente a este panorama coincide la profesora Edna Ivón Leiva, doctora en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia y docente de esa institución. Para ella, la agricultura 4.0 pasa primero por lo social y por garantizar las condiciones necesarias para que su desarrollo sea justo.  A la lista de necesidades, Leiva añade el estímulo a la investigación básica en los territorios para consolidar el conocimiento que sirva para aprovechar de manera inteligente la tecnología.

En otras palabras, conocer el suelo, los recursos disponibles y las relaciones tróficas para luego implementar la tecnología. Diego Miguel Sierra propone más condiciones iniciales: “El 94 % de los 148 mil kilómetros de vías terciarias que existen en Colombia están en malas condiciones. Tenemos en problemas a 10 millones de agricultores que necesitan bienes públicos como iluminación, energía y agua y muchas veces no los tienen. ¿Cómo se puede montar un beneficiadero de café o refrigerar la leche sin energía?”.

El problema también pasa por la tenencia de la tierra y el tamaño de las fincas. Según Sierra, en Antioquia hay 95 mil productores de café censados, pero una tercera parte de ellos tiene menos de una hectárea sembrada del grano.

Por encima de las fluctuaciones del precio de la carga, desde 2013 la Federación Nacional de Cafeteros determinó que como mínimo una familia necesitaba 3 hectáreas para garantizar su subsistencia. Lo mismo ocurre en otros cultivos o con la ganadería.

“Una vez que se equiparen esos mínimos necesarios para la subsistencia se puede hablar de condiciones democráticas para que la información llegue. Entonces podremos pasar a hablar de las posibilidades de recibir y facilitar la tecnología porque siempre se llegará a un punto en el que hay que acudir a una persona experta para manejar un equipo o interpretar un dato”, concluye el docente.

Oportunidades para el sector

Para Enrique Copete, Colombia tiene grandes ventajas climáticas y de disponibilidad de recursos naturales que pueden ser aprovechadas si se trabaja en cuatro puntos: capitalizar herramientas digitales cotidianas, adoptar y adaptar tecnologías, construir redes de asociación y colaboración, y realizar una gestión estratégica de los cultivos para darles valor agregado.

Capitalizar herramientas digitales cotidianas implica aprovechar, por ejemplo, los celulares inteligentes como vehículos de información y comunicación entre los actores de la cadena de producción agrícola, “una herramienta para la inteligencia colectiva”, la consulta de información y la lectura de datos, sin importar que sean extensiones grandes o pequeñas.

También trabajar en la adopción y adaptación de las tecnologías que le han resultado tan costosas y demoradas de desarrollar a otros países. “A este cierre de brecha se le llama salto de rana y resulta mucho más rápido y de menor costo que el desarrollo tecnológico completo”.

Copete coincide con el diagnóstico de la FAO frente a la educación digital. Considera que el despliegue de programas formativos en el campo es un camino necesario para que los jóvenes no migren a las ciudades. Finalmente, ayudar a los productores para que piensen en conceptos como el de agricultura boutique, los productos de origen y en estrategias para darle valor agregado a los productos.

Según Copete, así es posible explotar las potencialidades de las microrregiones y la agremiación de pequeños productores. Las condiciones están dadas para que Colombia se convierta en un gran productor sostenible de alimentos. De las decisiones políticas, la iniciativa del sector privado, la inversión en ciencia y tecnología, y la articulación del Estado, empresa, universidad y comunidades dependerá el resultado final de esta transformación imparable. Es una oportunidad más para dignificar la vida en el campo.

Arandazul: un sueño convertido en empresa

Hace 5 o 10 años los arándanos azules eran un producto escaso y desconocido en el mercado colombiano. Hoy, este fruto se produce y comercializa dentro del país, y Arandazul, un emprendimiento de dos eafitenses, es una de las empresas pioneras en este campo. Malena Novoa y María Antonia Piedrahita, sus creadoras, siempre quisieron tener un proyecto propio antes de graduarse de Administración de Negocios.

Fue así como desde quinto semestre empezaron a trabajar en la creación de esta empresa que ya tiene cuatro años. Ambas detectaron una oportunidad de negocio ya que los blueberries no eran un producto fuerte en el país y era posible cultivarlo acá. Tras asistir a una feria en Alemania empezaron a aprender del tema y en 2016 sembraron su primer cultivo en el municipio de La Ceja, en Antioquia.

Aunque al principio no todo fue un éxito –a veces lograban recoger un pocillo de arándanos cuando esperaban obtener 60 kilos– insistían en seguir intentando y aprendiendo. Al cabo de un tiempo lograron producir arándanos a baja escala.

Malena y María Antonia decidieron lanzar nuevos productos para mantener la empresa a flote mientras los cultivos generaban la producción deseada y encontraron que aliándose con otras empresas podían diversificar su negocio. En un principio produjeron mermeladas a partir de los arándanos que no cumplían con los estándares de calidad para venderse en forma individual y más adelante crearon productos maquilados por otras empresas, como el kéfir, la galleta de arándanos y el Maqui Power, un polvo liofilizado de arándano que importan desde el sur de Chile.

Así, Arandazul enfocó su portafolio también hacia snacks saludables y hoy han logrado posicionarse con ellos y también con sus arándanos frescos. Su reto es lograr una venta a gran escala a nivel nacional y llevar sus productos a grandes supermercados.

Autores

Andrés Felipe Giraldo Cerón

Colaborador.

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Renace producción local de látex de caucho natural

Septiembre 10, 2020

Un macroproyecto multidisciplinario fortalece la productividad de esta sustancia en el Bajo Cauca antioqueño, comparte conocimiento con las comunidades y entrega herramientas técnicas y conceptuales para sacar más provecho a los cultivos.

Tres horas de camino por carretera destapada, un terreno fangoso por una lluvia que no quería parar y su destino final aún lejos, le hicieron comprender al profesor Carlos Arturo Rodríguez las dificultades por las que pasaban las comunidades que cultivaban y producían el látex de caucho natural en la región del Bajo Cauca de Antioquia.

Eran dificultades para desplazarse, sacar el producido de la selva y comercializarlo para obtener un sustento que, para completar el oscuro panorama, estaba golpeado por los bajos precios. Transcurrían los primeros años de la década de 2010, eran los viajes iniciales que Rodríguez y sus compañeros de EAFIT hacían a la zona como parte de sus labores investigativas dentro de un proyecto que iniciaban con el látex natural como protagonista, para analizar cómo se podían mejorar las condiciones de cultivo y extracción de este material del Heveas brasiliensis o árbol de caucho.

La idea era aprovechar la riqueza que tenían la región en los cultivos de esta especie que es sembrada allí desde 1998. En la actualidad posee unas 4352 hectáreas cultivadas. Además, se quería aprovechar el conocimiento y la experiencia de las comunidades que trabajan en esta actividad, cerca de 1430 familias que hacen parte de 16 asociaciones de productores.

María Beatriz García Palomo, representante legal de Heveancor (Asociación de Hevicultores de Antioquia y Córdoba), va para 15 años de laborar en el sector. Recuerda que cuando ingresó a él solo sabía que tenía que rallar el árbol y ya. No tenía idea de qué debía hacer luego con él, ni con la sustancia que había extraído. Tampoco sabía si lo estaba haciendo bien o mal, si era mejor rallar el tronco muy seguido o si lo que sacaba era mucho o poco.

La producción media de látex es de 250 a 500 gramos de sangría por cada árbol.  El 90 % del caucho en el mundo lo producen pequeños productores, personas que poseen entre 2 y 5 hectáreas. Foto: Cortesía

 

Un equipo multidisciplinario

Para atender estas necesidades y obtener mayor provecho de la riqueza natural de la zona, en 2013 comenzó labores un proyecto del látex de caucho natural en el Bajo Cauca antioqueño financiado por el Sistema General de Regalías y asignado por la Gobernación de Antioquia a las universidades EAFIT, de Antioquia y Nacional, a Corpoica (hoy Agrosavia), al SENA y a dos asociaciones campesinas de productores: Ascultivo, en el municipio de Tarazá, y Ascabia, en el corregimiento Bijagual del municipio de Nechí.

Si bien en Antioquia las regiones con mayores cultivos son Bajo Cauca, Magdalena Medio y Urabá, se eligió la primera para establecer allí el piloto por la mayor experiencia que tenían los productores, la trayectoria de sus asociaciones y el nivel de relación de la gente. Además, porque fue donde se centró el plan de sustitución de cultivos ilícitos que impulsó el Gobierno a principios de siglo para fomentar otras actividades productivas legales", dice el profesor Rodríguez, quien está adscrito al Departamento de Ingeniería de Producción de EAFIT y dirige el grupo de investigación en Ingeniería, Energía, Exergía y Sostenibilidad.

En esa primera etapa se desarrollaron cinco proyectos:

Estudio de campos clonales: analizó las distintas variedades del caucho natural para observar sus características respecto a resistencia a enfermedades, productividad y asentamiento de sus variedades en esos terrenos. El trabajo estuvo a cargo de Corpoica (Agrosavia).

Para ello, se sembraron 8 variedades diferentes de las 4 que se cultibaban en ese territorio y así analizar su respuesta a condiciones de temperatura, humedad, lluvia y radiación solar. Esta información es útil para establecer si las variedades que se utilizaban eran las ideales o si habría otras que podrían entregar mejores resultados en cuanto a producción y calidad.

“El árbol de caucho se demora 7 años en tener producción del látex –luego puede ser explotado por otros 25–, así que esos campos están muy cerca de llegar a ese punto para evaluar sus condiciones de producción”, señala Rodríguez. Sin embargo, el proyecto terminó con la implementación de los campos clonales y está a la espera de una nueva financiación.

Análisis del suelo y de las hojas de los árboles para determinar las condiciones de los nutrientes de la tierra: lo desarrolló la Universidad Nacional con visitas a 16 fincas en las que se recogieron muestras del tejido foliar para medir los requerimientos nutritivos de la planta.

Caracterización detallada del material y de sus condiciones: proyecto liderado por EAFIT a través del Grupo de Investigación en Ingeniería de Diseño (Grid), con participación de investigadores de la Univesidad de Antioquia y el SENA.

Una de sus labores consistió en conocer cómo cambia el látex de caucho natural en la medida en que el árbol va atravesando las diferentes etapas fenológicas (la relación con los factores climáticos). Asimismo, ofreció recomendaciones sobre el uso del material en procesos industriales con respecto a normas internacionales, para verificar si cumplían con los estándares requeridos.

Análisis de la estandarización de los procesos para el beneficio del látex: uno de sus hallazgos más importantes fue encontrar que cada finca o productor hacía el proceso a su manera y que no había uniformidad en el mismo, lo cual se reflejaba luego en la calidad del producto.

Implementación de nuevos procesos y productos: de esta tarea surgió un estabilizante que, al ser aplicado en el látex, aumentaba su vida útil. Este reemplazó a otro estabilizante que se reducía en amoniaco, un elemento común en la zona pero perjudicial en términos medioambientales y para la salud de los trabajadores; por ende, fue eliminado del proceso. Del mismo modo, permitió el desarrollo de laminadoras para sacar placas de caucho que daban un mejor material, señala el profesor Rodríguez.

Aparte de mejorar la productividad, el proyecto de EAFIT quiere estimular a jóvenes de la región para que vean atractiva esta actividad y se solucione el déficit local de mano de obra.

El cierre de brechas

El caucho natural fue priorizado por el Gobierno Nacional para la financiación de investigaciones y por ello, en una nueva convocatoria de Colciencias y el Sistema General de Regalías, se recibieron recursos para dos nuevos proyectos.

El primero es liderado por la profesora de Ingeniería de Diseño de Producto de EAFIT, Mónica Lucía Álvarez Lainez, y tiene como aliados a Agrosavia, el SENA Caucasia, el Instituto Tecnológico Metropolitano y la Asociación de Caucheros del Bajo Cauca.

Este inició en abril de 2019 y se centra en buscar la manera en que el sangrado del árbol se haga en un lapso más espaciado, pero generando mayor producción.

Del mismo modo, quiere estimular a los jóvenes de la zona para que vean atractiva esta actividad y se solucione el déficit local de mano de obra. Otro objetivo del proyecto es darle mayor valor agregado al látex mediante procesos de concentración del producto, de manera que en la suspensión que se extrae del árbol haya un mayor porcentaje de látex.

En la actualidad es de cerca del 35 % y se pretende que sea del 60 % (el resto es agua). “Se adquirió una centrifugadora, pero las asociaciones locales no tienen conocimientos reales de cómo se hace ese proceso”, dice Mónica Álvarez.

Por eso se están estandarizando las actividades con transferencia de tecnología y conocimientos para los campesinos, para que su labor sea más eficiente y obtengan mayores beneficios con el producto, en especial en cuanto al precio que reciben por su venta.

El segundo proyecto aprobado, liderado por el profesor Carlos Arturo Rodríguez, inició actividades en julio de 2019 y consiste en la elaboración de una unidad de producción de laminadoras que se pueda suministrar a los campesinos.

Se trabaja con dos tipos de lámina: una de caucho natural desproteinizada, que vendrá sin la proteína que contiene el caucho y que genera alergias en las personas, y otra que permita capturar el máximo de caucho posible que quede como residuo de la suspensión que se extrae del árbol, para convertirlo en caucho sólido que ofrezca mayor calidad.

Se espera que para 2021, cuando finalicen las investigaciones, la industria del caucho natural en Colombia reciba este insumo para mejorar su competitividad y pueda enfrentar en mejores condiciones a otros actores del sector.

Ya hay ganancias

Aunque los proyectos aún están en ejecución, María Beatriz García, representante legal de la Asociación de Hevicultores de Antioquia y Córdoba, asegura que los cultivadores y productores del Bajo Cauca ya han percibido ganancias por su labor: “Estas capacitaciones nos han hecho entender más el sector, sus problemas y necesidades. No son proyectos que imaginan las empresas o la academia: ellos vienen hasta acá y construyen junto a nosotros”.

Productores de la región han visitado los laboratorios de EAFIT para conocer cómo se realiza el proceso y transferir ese conocimiento a sus colegas en la región. Esto ha permitido que su trabajo hoy sea más limpio, aproveche la capacidad instalada de los cultivos y tenga continuidad.

“Antes los proyectos llegaban hasta una etapa y no seguían. Ahora que estos dos continuaron, ha sido un acierto”, concluye García.

EAFIT le apuesta al agro

Karina Alexandra Vivas Rivera viajó desde la finca de su familia en Aldana (Nariño) hasta Ipiales y luego lo hizo de Ipiales a Medellín en un recorrido en bus que duró 24 horas.

Lo hizo junto a su mamá, María Percides Rivera, para recibir de manos del rector de EAFIT, Juan Luis Mejía Arango, la Beca Fundadores que le permite cursar su pregrado en Ingeniería Agronómica.

Ella hace parte del grupo de estudiantes beneficiados con una beca para cursar este pregrado y que provienen de zonas apartadas de los departamentos de Antioquia, Santander, Caldas, Meta, Nariño, Quindío, Boyacá y Tolima.

El pregrado en Ingeniería Agronómica comenzó labores en el segundo semestre de 2019 y con él, EAFIT busca contribuir al desarrollo rural del país, fortaleciendo  las  capacidades  productivas  del  campo a partir de la formación de profesionales y la generación de conocimiento.

El profesor Diego Miguel Sierra, jefe del programa, señala que el pregrado tiene un énfasis en las tecnologías digitales al servicio de la producción agrícola, lo que lo convierte en una opción novedosa para aquellas personas que desean ingresar con propuestas de vanguardia a este sector, uno de los más relevantes de la economía nacional.

El objetivo principal es desarrollar una nueva agricultura que se apropie y beneficie de componentes tecnológicos como la robótica, la informática, el manejo de datos, el uso de sensores y satélites, y el conocimiento de la climatología y las predicciones, pero también busca recuperar el valor que ha tenido el campo a través de la historia del país, puesto que, como señala el profesor Sierra, hoy Colombia tiene que importar cerca de 11 millones de toneladas de alimentos que “bien podrían ser producidos en nuestras tierras”.

Autores

Sebastián Aguirre Eastman

Colaborador.

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Investigación para potenciar el aprendizaje responsable y colaborativo

Septiembre 10, 2020

La Línea en Informática Educativa fue pionera en la investigación académica en EAFIT desde 1989, cuando se creó. Hoy, su foco está en los avances teóricos y prácticos en el campo de las Ciencias del Aprendizaje. 

El mundo se ha transformado. La tecnología, las fuerzas de la globalización, la movilidad, las emergencias ambientales y de salud en todo el planeta han impulsado este cambio. En ese marco, la educación tiene que prepararse para un futuro distinto en el que la colaboración y la interculturalidad son fundamentales.

El aprendizaje personalizado dejó de ser un término de moda aplicable solo a cierto tipo de estudiantes para convertirse en un factor que le permitirá a cada alumno descubrir y desarrollar sus talentos.

Ese aprendizaje personalizado significa entonces que ya no se agrupará a los estudiantes en clases integradas por personas que están dentro de un estricto orden de edad, sino que se promoverán y desarrollarán los intereses individuales.

De esta forma, un plan de estudios deberá estar conformado, además de las áreas conocidas –como lenguaje, matemáticas y ciencias–, por otras que impulsen la creatividad, como artes y deportes, y otras que fomenten el pensamiento emprendedor.

Las clases tampoco serán iguales a lo que hoy se concibe como “asistir a clase”, pues ya no se trata de llegar a un salón, sentarse y escuchar al profesor dictar su materia durante un tiempo determinado. Y el docente no se constituirá en ese ser omnipotente que todo lo sabe y es experto en su área, el que tiene todas las respuestas bajo la manga.

“Ya el foco no es si yo como docente enseño muy bien y tengo grandes técnicas o dinámicas sofisticadas, porque resulta que al final no estoy logrando el objetivo que el estudiante aprenda: ahora se trata de poner todo en términos del alumno. Y entonces yo, en mi papel de docente, tengo que entender cuáles son los procesos que sigue un estudiante para facilitarle su proceso de aprendizaje. Mirándolo así es un cambio radical cuando se habla hoy de las Ciencias del Aprendizaje”, explica Juan Guillermo Lalinde Pulido, profesor del Departamento de Ingeniería de Sistemas y coordinador del Centro de Computación Científica Apolo en EAFIT.

Lalinde agrega que cuando se habla de “aprendizaje” se está cambiando el centro; ahora el foco pasa a estar en el estudiante. El problema ya no es cómo se explican y utilizan las herramientas pedagógicas –indiferente de qué hará el otro con ellas– sino tratar de entender cómo el estudiante está  estructurando  los  conceptos y desarrollando comprensión para, a partir de eso, ver cómo se le apoya en un proceso de aprendizaje que lo está poniendo a él como actor central.

Todas estas realidades son, a su vez, un campo fértil para la investigación y el desarrollo de nuevo conocimiento que  permita  transformar  las  prácticas  pedagógicas  y  metodológicas en la formación de niños y jóvenes, de cara a las nuevas dinámicas del mundo.

Los modelos pedagógicos se centran en el aprendizaje de los estudiantes. Foto: Róbinson Henao.

 

Constructivismo, una de sus bases

Por definición, las Ciencias del Aprendizaje son aquellas metodologías, tecnologías, investigaciones y adelantos científicos que sirven de apoyo al proceso de enseñanza y aprendizaje formal e informal.

Así mismo, constituyen un campo interdisciplinar con elementos de la educación, la psicología, las ciencias cognitivas, la informática, la inteligencia artificial y las neurociencias.

Y  una  de  sus  bases  es  el  constructivismo,  una  perspectiva  general  que  dirige  la  atención  hacia  dos  aspectos cruciales del aprendizaje: los factores sociales y los culturales.

Es un modelo pedagógico en el que los individuos son constructores de su propio aprendizaje, de la comprensión y de darle sentido a la información; todo esto por medio de la estructuración de sus capacidades cognitivas mediante la interpretación de sus experiencias.

Es así como los docentes deben brindar a sus pupilos las facilidades para crear sus propios conceptos con base en textos y experiencias. No se trata de enseñar bajo la modalidad clásica de pararse frente a un grupo de aprendices a impartir conocimiento, sino más bien proporcionar  el  material  con  el  que  los  alumnos  se  comprometen de forma activa con el aprendizaje. Las actividades ahora se constituyen por estos elementos:

La observación
El acopio de contenido
La generación y comprobación de hipótesis
El trabajo colaborativo

Un ejemplo de este último –el colaborativo– lo explica Gloria Álvarez, doctora en Educación de la Universidad de Salamanca y docente de la Universidad  Pontificia  Bolivariana en Medellín: “Un docente prepara algunas temáticas para darle a sus estudiantes un panorama global del curso que están a punto de comenzar, pero deja que sean esos alumnos quienes terminen de construir el curso. Cada estudiante debe responder por un contenido pero, a su vez, todos los contenidos deben ser coherentes con el objetivo general de ese grupo y ese curso”.

De esta forma se construye entre todo el grupo un hiperdocumento en donde también participa el docente, pero el estudiante lo configura con su propuesta. A lo largo del curso se debe evaluar en forma constante cuál de las propuestas tiene más afinidad a los objetivos. Esto significa que hay que hacer seguimiento y trabajar de forma permanente durante todo el itinerario.

Cada curso, entonces, se vuelve inédito, único y diferente.“Yo la llamaría una estrategia coherente en términos de trabajo colaborativo porque haces tu trabajo, pero debes seguir el hilo de los demás. En medio de la dinámica se hace una revisión de pares para verificar estructuras, contenidos y estrategias”, agrega la investigadora.

Una de las bases de las Ciencias del Aprendizaje es el constructivismo, un modelo pedagógico en el que los individuos son constructores de su propio conocimiento.

La importancia del trabajo en equipo

En este proceso los estudiantes adquieren conocimiento, formulan  conceptos,  construyen  hipótesis  que  se  complementan y modifican gracias a la interacción de las opiniones, percepciones e ideas de todos los miembros del equipo. De esta forma se construye el aprendizaje en la medida que cada uno aporta desde sus propias experiencias y procesos cognitivos para el logro de una meta común.Hay que comprender que los seres humanos no son islas, todos conforman una parte vital para el funcionamiento orgánico de la sociedad.

El aprendizaje no es simplemente el saber mucho o el conocerlo todo, sino que también es la puesta en práctica y la influencia que dichos conocimientos causan en el entorno y en la forma incluso de relacionarse para crecer con los demás.

Estudiantes, a cambiar su postura

El estudiante asume ahora un nuevo reto y es entender que se está formando en un mundo laboral que no sabe cómo va a ser, así que debe tener una fundamentación sólida sobre las bases de su profesión, las ciencias y el conocimiento humano para abordar de manera autónoma los cambios que afectan la vida cotidiana.

Eso quiere decir que ese estudiante debe ser el primer crítico y evaluador de su proceso. “Esto implica que la posición del estudiante, frente a su formación, es de responsabilidad. Ahora se trata de cuestionarse, ¿cómo me estoy preparando para ese mundo cambiante que evoluciona todos los días y del que aún no se tiene claridad en cómo será a futuro?”, explica el profesor Juan Guillermo Lalinde.

Y complementa: “El estudiante debe entender que la formación es un medio para su desarrollo personal, pero que  él  tiene  una  responsabilidad  muy  grande  en  ese  sentido. Desde la academia lo acompañamos con tutorías, talleres o prácticas, pero es él quien realmente tiene que asumir la responsabilidad de su formación”.

 

Las Ciencias del Aprendizaje hacen parte de un área emergente constituida, como otros campos, de forma interdisciplinaria
Foto: Róbinson Henao.

 

EAFIT de cara a estas nuevas metodologías

En la Universidad hay un par de aspectos fundamentales: la calidad del cuerpo profesoral y el apoyo institucional que reciben por medio de la Vicerrectoría de Aprendizaje y su Centro para la Excelencia en el Aprendizaje EXA, antes conocido como Proyecto 50.

En general, la característica predominante de los profesores de EAFIT es su fuerte compromiso con su labor, su capacidad para entender que, a partir de la innovación y la creatividad pueden transformar los procesos educativos.

El segundo punto está relacionado con el soporte institucional que tienen y que apareció con gran fuerza con la creación de Proyecto 50 en el marco de la celebración de los 50 años de la Universidad.

Esa iniciativa evolucionó casi una década después hacia lo que hoy es el Centro para la Excelencia en el Aprendizaje EXA que consolidó las experiencias que existían como EAFIT Virtual, el Centro Multimedial y todo el conocimiento en formación profesoral para beneficiar el objeto misional más grande que tiene la Institución y es la formación de profesionales, magísteres o doctores que con su accionar van a transformar la sociedad.

De igual forma, el reconocimiento a la función docente se evidencia con los cambios en la estructura organizacional que  permitieron  la  creación  de  la  Vicerrectoría  de  Aprendizaje, decisión que reflejó una decidida orientación institucional hacia el aprendizaje más que hacia los procesos de enseñanza.

En este sentido, existen numerosas iniciativas renovadoras en EAFIT, entre las que se destacan el proyecto Kratos y los semilleros de investigación. Ambas estrategias permiten que los alumnos adquieran competencias prácticas que les  proporcionan herramientas y relacionamiento para desempeñar su labor profesional con éxito.

 

Autores

Paula Andrea Álvarez Patiño

Colaboradora.

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8 retos en el camino hacia la Cuarta Revolución Industrial

Septiembre 10, 2020

Investigadores de EAFIT explican algunos desafíos que las tecnologías convergentes y las industrias 4.0 plantean al mundo empresarial, laboral y al sector educativo.

Una estudiante con unas gafas de realidad virtual y dos computadores en un escritorio.

La realidad aumentada es una de las tecnologías asociadas a industrias 4.0 cuando se integra al apoyo de sistemas productivos. Foto: Róbinson Henao

 

La pandemia del COVID-19 se convirtió también en una particular carrera de obstáculos en la que hay que sortear barreras y llegar rápido no a una, sino a múltiples metas. Las tecnologías asociadas a la Cuarta Revolución Industrial empezaron a ser adaptadas en la lucha contrarreloj para enfrentar al virus. En algunos casos y lugares del mundo, parece que como si de súbito se  hubiera cambiado de prueba y dado un salto largo al futuro.

“Partners HealthCare, una red de hospitales y médicos sin ánimo de lucro, ha creado una red basada en IA-19 COVID screener para identificar síntomas graves en pacientes. El modelo canadiense de Inteligencia Artificial BlueDot proporcionó un aviso el 31 de diciembre [de 2019] diciendo que el virus se extendería a nivel mundial. Se están utilizando cámaras de visión por computadores con Inteligencia Artificial (IA) para identificar si se respeta o no el distanciamiento social en sitios públicos y cámaras termográficas  basadas también en IA tienen como fin identificar personas enfermas mediante un escáner en espacios públicos”, relatan Landry Signé, Sanjeev Khagram y Julia Goldstein en un artículo publicado por Brookings Institution, organización con sede en Washington que debate sobre políticas tecnológicas.

Los nuevos dispositivos son muchos y van desde “cascos inteligentes” usados por autoridades en China para medir la temperatura de quienes estén a cinco metros alrededor (permite hacerlo con 200 personas en un par de minutos) hasta empresas que, utilizando nuevos materiales y nanotecnología, desarrollaron máscaras y tapabocas más segurosonsecuencias de su uso indiscriminado: la crisis del cambio climático.

Por supuesto, hay aplicativos en celulares, como CoronApp, del Gobierno Nacional de Colombia, que mediante big data “ayuda a detectar zonas afectadas y personas cercanas con diagnóstico positivo para COVID-19; facilita el monitoreo en tiempo real de datos recopilados por el Instituto Nacional de Salud para que puedan actuar rápido y dar apoyo en coordinación con las autoridades locales, departamentales y nacionales”.

Esta aplicación incorporó tecnologías de otras similares que fueron pioneras en el combate de la enfermedad, como las desarrolladas por los gobiernos de Singapur y Corea del Sur, asegura el gobierno colombiano.

En el otro lado del espectro, esta realidad mostró facetas complejas ya conocidas: la brecha entre quienes pueden acceder a estos desarrollos y quienes no, y álgidos debates relacionados con el tipo y uso de la información personal que se ingresa a determinados aplicativos.

Pero, más allá de la pandemia, ¿qué otros desafíos trae la implementación de las llamadas tecnologías convergentes y las asociadas a las industrias 4.0? La anterior edición de la Revista Universidad EAFIT presentó un dossier sobre este tema y en la presentación oficial de la publicación tres profesores de la Institución reflexionaron sobre estos asuntos. Aquí están algunas de sus conclusiones.

Nuevas competencias para el mundo del trabajo

“La reestructuración productiva que está basada en la interconexión va a producir una obsolescencia de las competencias laborales que tenemos para el mundo que estábamos manejando y que ahora nos exige otras compleamente nuevas”. La sentencia es de Jonny Orejuela Gómez, doctor en Psicología Social y jefe del Departamento de Psicología de EAFIT.

Para él, lo primero que hay que hacer es reconocer que habrá un proceso de reestructuración en un sector del mercado laboral:

“Va a haber un desempleo tecnológico que en toda revolución industrial aparece y que es derivado del cambio en la tecnología. Pero será transitorio, luego vendrá una recuperación con las nuevas ocupaciones que van a aparecer”.

Al alcance de pequeñas y medianas empresas

Grandes compañías que trabajan en Colombia ya están utilizando tecnologías asociadas a Industrias 4.0.

Para el profesor Mauricio Arroyave, jefe del Departamento de Ciencias Físicas de EAFIT, “el gran reto está en cómo hacer que la mediana y pequeña empresa colombiana logre acceder a estas plataformas tecnológicas y que mediante ellas entren en procesos de desarrollo más efecientes porque, obviamente, todo eso implica unos costos económicos”.

En particular, Arroyave se refiere a que cerca del 75% del sector productivo colombiano está constituido por este tipo de negocios y buena parte de ellos no tienen el conocimiento o los recursos para acceder a tales sistemas tecnológicos.

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Perfiles profesionales híbridos

La convergencia tecnológica está obligando también a buscar perfiles profesionales en los que igualmente exista convergencia no solo de saberes, sino también de habilidades y destrezas. “Este es un asunto para la educación superior –asegura el profesor Jonny Orejuela–: va a tener que comenzar a desarrollar perfiles híbridos en los que hacer una doble carrera vaya a ser algo menos aislado, menos residual, y comience a ser una situación más frecuente”.

Explica que hoy se presentan cruces entre áreas: “Ya tenemos trabajos en los que la Ingeniería de Diseño trabaja con la Psicología. Y estudiantes de Psicología que hacen doble carrera y se interesan por temas como ingeniería de materiales, pensando en asuntos que tienen que ver con su carrera de psicólogo al evaluar las posibilidades y riesgos que la ropa inteligente, aquella con sensores, tiene en la salud laboral”

Armonía en una triple condición : pensar, investigar y formar

En la línea anterior, los expertos advierten que el sistema universitario tendrá que hacer ajustes de fondo.

“La manera en que hemos concebido la universidad queda transformada. Pensemos que la actual democratización del conocimiento va a hacer que muchos de nuestros estudiantes vengan con conocimientos previos: ya comenzamos a tener alumnos que llegan de 20 años a iniciar su carrera, pero llevan cuatro años como desarrolladores de software”, afirma Jonny Orejuela.

“Una cosa es definir cómo debemos formar a las personas para su desempeño en su trabajo, en los sistemas productivos, y otra pensar cuál es el papel que tiene la universidad al seguir haciéndose preguntas y generando investigación con pertinencia”, plantea el profesor Arroyave.

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La gestión del cambio y del conocimiento

Para esto se requiere cultivar actitudes y comportamientos que se consideran fundamentales como la habilidad para trabajar en equipo, hacerlo de manera interdisciplinaria y con personas muy distintas a nosotros.

“Trabajar con otros distantes a nuestras disciplinas profesionales es una condición fundamental que no pasa simplemente juntando dos o más saberes ya que eso está mediado por personas –comenta el profesor Orejuela–. En ese nuevo entorno las capacidades, las habilidades duraderas como la empatía, la resolución de problemas o el trabajo en equipos copresenciales y virtuales son factores clave”.

La alfabetización y debates sobre la transformación digital

La revolución digital es un hecho y quedó evidenciada más aún luego de la emergencia generada por el COVID-19 cuando, en cuestión de días, las actividades laborales y educativas se volcaron a continuar de manera remota una vez los gobiernos declararon las medidas de cuarentena.

Pero las discusiones aún no son fuertes en la esfera pública. Para el profesor Mauricio Arroyave, la universidad como institución debe jugar un papel importante en mantener esa discusión: “¿De dónde más si no es de ellas desde donde pueden salir esas ideas? La universidad tiene que mantener ese papel respecto de la deliberación y el pensamientocrítico permanente en estos asuntos”.

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Superar las deficiencias estructurales en la educación

Las debilidades en la formación de las personas en áreas básicas como matemáticas, por problemas de calidad en la educación básica y secundaria, es un problema estructural que limita que haya suficiente capital humano dispuesto a la apropiación de tecnologías de estas áreas.

“Una de las grandes brechas que encontramos en el país haciendo el diagnóstico para la Misión de Sabios tiene que ver con las deficiencias que hay en la formación en las ciencias básicas, en matemáticas, física, biología, lógica…”, comenta con preocupación Mónica Álvarez, doctora en Física de Materiales y profesora del Departamento de Ingeniería de Diseño de Producto de EAFIT.

Esa formación debe ir aparejada de lo que se conoce como habilidades duraderas porque “en este momento es imposible pensarlas separadas”.

¿Hacia dónde debería avanzar Colombia?

El camino a seguir no es fácil: “La curva de aprendizaje que tendría que hacer el país es fuerte si quiere entrar en las fronteras del conocimiento que están moviendo estas tecnologías”, asegura Mauricio Arroyave.

Para él, lo que Colombia tiene que hacer es identificar dónde están las oportunidades, dónde puede hacer aportes. Propone un par de líneas iniciales: potenciar las fortalezas y enfoques vocacionales que han sido naturales en las regiones, y descentralizar la investigación científica para que no siga concentrada en Bogotá, Medellín y Cali.

“Tener ese foco como país es importante porque en la tecnología la velocidad es impresionante –complementa la profesora Mónica Álvarez–. Si empezamos a apuntar para todos lados no vamos a llegar a ningún punto, debemos desde ya focalizarnos en nuestras fortalezas”.

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Autores

Juan Gonzalo Betancur

Editor Revista Universidad EAFIT.

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Estudiar el comportamiento para transformar la sociedad

Septiembre 10, 2020

Los Estudios del Comportamiento en EAFIT reúnen procesos de investigación alrededor de la conducta, el lenguaje y las decisiones públicas con el fin de comprender, explicar y agenciar el cambio social. 

¿Por qué hacemos lo que hacemos? Esa es una pregunta que a menudo nos resulta difícil de responder. Los Estudios del Comportamiento permiten construir criterios de respuesta e identificar alternativas para cambiar conductas que pueden hacernos daño. Se trata de indagar por la raíz comportamental y así descifrar causas de problemas colectivos.

Por ejemplo, el cambio social es un tema de interés público. Se suele decir que una auténtica transformación del comportamiento humano se realiza de manera gradual; sin embargo, la pandemia ha puesto en evidencia que la conducta puede cambiar abruptamente no solo por disposiciones gubernamentales, sino también por la reflexión posterior que se suscita en el interior de hogares, comunidades y empresas.

El año 2020 demuestra que la resistencia al cambio es superable de manera ágil y deliberada. En esencia, los Estudios del Comportamiento ayudan a poner en evidencia que no se decreta un cambio social, sino que somos las personas quienes lo hacemos. Al fin y al cabo, las decisiones que tomamos en el hogar terminan impactando decisiones colectivas de organizaciones, empresas y gobiernos.

La comprensión de las microdinámicas sociales y territoriales que afectan el comportamiento individual y colectivo aporta para transformar asuntos como la convivencia y la seguridad. Foto: Róbinson Henao.

 

Una mirada interdisciplinaria al comportamiento

Los procesos de toma de decisión, sean de índole individual o colectiva, privada o pública, operativa o estratégica, requieren ser estudiados desde la diversidad de lentes que ofrece el trabajo interdisciplinario para que, por ejemplo, se puedan construir vasos comunicantes entre los estudios de la mente, del lenguaje y de las políticas públicas para informar el proceso de construcción del problema, diseño, aplicación, adaptación y evaluación de una determinada intervención que se quiera hacer.

La  economía  del  comportamiento  ha  cobrado  una  creciente importancia en este siglo debido y ha logrado tender un puente con la innovación en las políticas públicas en ámbitos asociados a comportamiento fiscal, propensión al ahorro, hábitos saludables, menor desperdicio de agua o energía, entre otros. Sin embargo, el impacto en aspectos cotidianos de la conducta humana puede complementarse con las contribuciones provenientes de las ciencias de la  salud, las ciencias sociales y las ciencias de la administración.

Hacia esa dirección interdisciplinaria se encamina la nueva maestría en  Estudios del Comportamiento de EAFIT que busca aportar a la comprensión de situaciones problemáticas, al diseño de mejores intervenciones y a su  adecuada implementación.

Así como las políticas públicas ofrecen un campo para el desarrollo de conceptos, métodos y aplicaciones de la innovación fundamentados en la evidencia aportada por las ciencias del comportamiento, el campo  interdisciplinar de los Estudios del Comportamiento también permite  comprender las problemáticas a las que se enfrenta una familia en sus decisiones cotidianas alrededor de la vivienda, la alimentación, la salud y la educación de sus miembros. De igual modo, este espectro comportamental aloja las preocupaciones de empresas y organizaciones sociales acerca de planes estratégicos y operativos para relacionarse de manera efectiva con sus stakeholders e impactar positivamente a sus públicos.

Investigación desde la nueva maestría

El año 2020 comenzó con la buena nueva de la obtención del registro calificado para el programa de maestría en Estudios del Comportamiento, un logro que permite sintetizar esfuerzos académicos y administrativos para hacer realidad el propósito  de  orientar los procesos de generación y transmisión del conocimiento bajo la transferencia de proximidad, esto es, de convergencia entre investigación y docencia así como de pertinencia teórica y relevancia práctica.

Desde 2018, bajo el liderazgo de Jorge Giraldo, los profesores Júlder Gómez, Mariantonia Lemos y Adolfo Eslava, todos adscritos a la Escuela de Humanidades, nos dimos a la tarea de compartir y discutir hallazgos de nuestras investigaciones alrededor de  la  argumentación, los hábitos saludables y las políticas públicas, con el fin de identificar los insumos disponibles y deseados para proponer la estructura curricular del programa.

La maestría consolida un área de investigación interdisciplinaria en EAFIT en la que confluyen trabajos realizados en Humanidades, Psicología, Ciencias de la Administración, Ciencias Políticas, Mercadeo y Economía. En muchos  casos, las preguntas de investigación han estado relacionadas con la comprensión de la decisión y la acción.

El programa guarda relación directa con el mensaje principal del Informe sobre el desarrollo mundial 2015: mente, sociedad y conducta que plantea que podemos hacer más por entender y cambiar la conducta humana.

Por esta razón, el comportamiento y los procesos de toma de decisiones de los seres humanos son su objeto de estudio.

El propósito es dar cuenta de la importancia de las influencias psicológicas, sociales y culturales para el diseño, mejor informado, de intervenciones favorables a hogares, empresas, comunidades y gobiernos. Todo ello, en  concordancia con las ideas conductuales y sesgos o heurísticas, tomando en  cuenta contexto social, normas sociales y redes sociales.

Una docena de líderes participaron en el programa Estudios del Comportamiento, Empresa y Sociedad que ofreció EAFIT. Foto: Cortesía.

 

En 2019, la Editorial EAFIT publicó un par de textos producidos por investigadores de la Universidad en este campo de estudio: Experimentar para decidir y Lo mejor de las personas. El primero ofrece una mirada panorámica sobre algunas contribuciones al estudio del comportamiento de las personas para informar la toma de decisiones. El segundo aborda la cultura ciudadana como pretexto para identificar conexiones entre rasgos esenciales de los asuntos públicos.

Campos de acción

Esta maestría permite abordar el qué, para qué y cómo de las intervenciones sociales en diferentes espacios:

Hogares

Una comprensión de los parámetros culturales que rigen el comportamiento  social  en  ellos  podría  ayudar a reducir la carga del trabajo de la mujer en la casa y a comprender asuntos de la masculinidad que no riñen con el mantenimiento de la casa, la crianza de los hijos o los problemas escolares.

Empresas

Para entender los comportamientos que orientan a los clientes hacia el consumo (o no) de productos, a resolver problemas relativos a la velocidad de la entrega de lo mismos o a la utilización de servicios.

También, para conocer los múltiples factores que inciden en el trabajo grupal y cómo procesos administrativos más eficientes pueden ser posibles si se conocen a fondo las creencias, actitudes, valores y modos de pensar de los trabajadores.

Comunidades

La labor comunitaria se enriquece una vez se tengan claras las microdinámicas territoriales que afectan el comportamiento individual y colectivo, y se puedan utilizar a favor de la convivencia e, incluso, la seguridad.

Gobierno

Busca que el funcionario tome conciencia de la importancia de las decisiones basadas en evidencia para mejorar la implementación de políticas públicas en campos variados como la prevención en salud, recaudo tributario y la noción de lo público en la cultura ciudadana, entre muchos aspectos.

En conclusión, los Estudios del Comportamiento en EAFIT se consolidan como escenario de interacciones, entre aprendizaje y descubrimiento, entre teoría y aplicaciones, entre academia y sociedad, con el fin de vincular conocimiento con transformación social.

Comportamiento y toma de decisiones

Los responsables de las políticas públicas y las empresas impactamos de muchas maneras, para bien o para mal, la vida de las personas. Una de ellas, tal vez la menos discutida y apenas recientemente estudiada, es la influencia que tenemos en sus decisiones de salud, consumo, financieras y de interacción social. Las decisiones, consciente o inconscientemente, se diseñan, orientan y motivan... ¡O manipulan! Creemos que somos racionales, pero no es cierto del todo. Creemos en el libre albedrío, pero cada día una empresa de consumo, una plataforma de tecnología o un político buscan cambiar nuestras actuaciones sin que lo notemos. Por ello, comprender las lógicas y las influencias sociales y culturales que propician las decisiones y aprender a orientarlas desde una perspectiva ética, apoyados en las ciencias del comportamiento, será una herramienta crucial para generar verdaderas transformaciones sociales, ambientales, económicas y personales.

David Escobar Arango, director de Comfama y vicepresidente del Consejo Superior de EAFIT.

 

Autores

Adolfo Eslava Gómez

​Decano (e) de la Escuela de Humanidades.

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Niños y jóvenes viajan hacia sus proyectos de vida

Septiembre 10, 2020

Investigadores de EAFIT, expertos en Estudios del Comportamiento, participan en la conceptualización, sistematización y evaluación del programa Inspiración Comfama que ha logrado que miles de estudiantes de instituciones educativas se conecten con  sus pasiones y talentos. 

Laura López Alzate, Colaboradora.

Gabriel David Martínez Rojas nació en Venezuela, emigró de su país y hace 2 años vive con su madre en el municipio de Santa Fe de Antioquia.

Siempre llega 30 minutos antes del iniciar las actividades sobre comprensión del funcionamiento de motores eléctricos, circuitos y cómo podría integrarlos en dispositivos de su propia creación.

Además, tiene sesiones en las que también desarrolla habilidades como el conocimiento de sí mismo, pensamiento crítico y pensamiento creativo. Gabriel David dice que esta experiencia ha fortalecido su proyecto de vida y que por eso ya decidió estudiar algo relacionado con electrónica.

Este es uno de los casos vividos en Inspiración Comfama, un programa que invita a niños y jóvenes a hacer una exploración desde el gozo intelectual, mediante la conexión, la experiencia y la reflexión de diferentes mundos de la vida, el conocimiento y la realidad. A través del viaje por cuatro mundos –artes, ciencias, corporal  y vida en sociedad– niños y jóvenes del departamento de Antioquia han logrado explorar e interactuar con actividades, vivencias y expediciones que despiertan sus intereses particulares, habilidades, destrezas y gustos.

En ese recorrido descubren chispazos inspiradores para su desarrollo vital.

Para que esto sea significativo, las rutas del viaje son trazadas de acuerdo con las etapas de desarrollo del estudiante, entendiendo que para cada uno de los momentos existen habilidades, capacidades y destrezas a priorizar y que es crucial tocarlas para lograr inspirar y conectar correctamente con los talentos e inclinaciones individuales, por medio de actividades para la vida en diversos escenarios: Inspiración Experiencias y Jornada Escolar Complementaria. El sueño de Calle Restrepo se fue consolidando poco a poco como consecuencia del desarrollo del sector energético colombiano.

Sin embargo, desde la visión macroeconómica de Calle Restrepo en los años 70 al mundo actual se han producido grandes transformaciones. La primera y más visible es que ya existe conciencia de que las fuentes convencionales de energía no renovables, es decir, los combustibles fósiles, deben ser reemplazadas por la inminencia de su finitud y por las consecuencias de su uso indiscriminado: la crisis del cambio climático.

Se despiertan intereses, destrezas y gustos. Foto: Cortesía Comfama.

 

Tocando almas

Sofía y Marcela también hacen parte de Inspiración Comfama. Ellas se sienten felices porque han conocido a muchas personas, establecido nuevas amistades  y  descubierto aspectos sobre sí mismas que antes desconocían.

Hemos aprendido cosas que no conocíamos sobre talentos, cualidades y muchas más de nosotras y de los demás. Los niños hoy son adictos a los celulares, desconcentrándolos del estudio y otras obligaciones. Inspiración convierte el tiempo dedicado al celular por actividades que realmente aportan y necesarias para nuestras vidas

En Comfama, a los  casos de éxito del programa los conocen como “milagros” y aplican para aquellos estudiantes, grupo de alumnos o situaciones en las que se ha logrado una conexión especial con algún talento o pasión que antes los chicos no reconocían, bien porque no habían tenido la oportunidad de explorarlo o porque no tuvieron antes experiencias similares.Uno de esos casos es el de una niña de 12 años, Samanta, quien al presenciar la puesta en escena de un grupo de bailarines del Ballet Folclórico de Antioquia confirmó su deseo por ser bailarina y en este momento hace parte del elenco infantil de esa agrupación. Y así hay muchos.

La Universidad EAFIT participa en esta iniciativa por medio de la Escuela de Verano y la Universidad de los Niños como uno de los 49 aliados para llegar a las instituciones educativas. Pero no solo eso: un equipo de investigadores en Estudios del Comportamiento, que hace parte de las escuelas de Humanidades y de Economía y Finanzas, realiza el proceso de conceptualización, sistematización y evaluación mixta (con métodos cualitativos y cuantitativos) que permitirá medir su impacto.

“Este programa busca, con metodologías alternativas, trascender las aulas de clase y brindar a niños y jóvenes espacios o procesos donde puedan acercarse al conocimiento de una forma divertida, procurando la inclusión de momentos de exploración y descubrimiento en los que, además, se les brindan oportunidades para que se acerquen a sus talentos y pasiones”, explica Susana Berrío Montoya, investigadora de EAFIT que participa en la documentación y evaluación del programa.

“Este programa permite que los jóvenes vean un futuro posible para ellos y mirar cómo se inspiran en otras personas para crear un proyecto propio de vida”. Johana González, coordinadora académica de la Escuela de Verano.

Experiencias que transforman vidas

Cada línea de la iniciativa tiene un propósito para la formación de los estudiantes. Inspiración Experiencias busca despertar, por medio de vivencias significativas que van de dos a cuatro horas, los gustos, pasiones, intereses y talentos en niños, niñas y jóvenes para mostrarles un abanico de oportunidades que les permita idearse un posible horizonte o proyecto de vida.

Esta línea llegó a 349.245 estudiantes en el año 2019. Uno de ellos, Santiago, expresó: “Soy beneficiario de Inspiración Comfama con una beca de la Corporación Te Creo. Estoy estudiando teatro y he aprendido mucho. Este trimestre vimos el módulo de expresión corporal y he tenido un aprendizaje que me ha servido mucho para abrir nuevas puertas en mi vida y ver el teatro de forma distinta. Me encuentro muy agradecido porque las experiencias me han servido en la cotidianidad para expresarme en exposiciones y hablar sin sentir miedo ante el público. Adicional, fortalece mucho mi personalidad y forma de ser. ¡Simplemente aprendes a ser tú mismo y a mostrar lo que eres!".

Complemento de la actividad académica

En la otra del  programa,  Jornada Escolar Complementaria, se realizaron en 2019 procesos en las nueve subregiones de Antioquia durante el calendario escolar, con una intensidad de 4 horas a la semana. Las actividades contribuyeron al desarrollo integral, físico, cognitivo y emocional, lo que permitió la incorporación a otros entornos de aprendizaje más allá del sistema escolar, fortaleciendo capacidades y habilidades para la vida. Esta línea impactó a 12.786 estudiantes en ese año.

Brayan, un joven de 16 años del municipio de Amalfi, hizo parte del área de baloncesto. El chico asegura que el programa dinamizó su vida porque siente que gracias a él se abrió a ser una mejor persona: “En algunas ocasiones no trataba bien a las demás personas, esto es algo que he venido corrigiendo y me alegra. Me he sentido muy bien y feliz de participar y ser parte de este proceso”.

La Jornada Escolar Complementaria desarrolla temas de robótica, laboratorios de ciencia, tecnologías de la información y las comunicaciones, matemáticas, museos, teatro, danza, música, literatura, comprensión de roles, proyecto de vida, recorridos de ciudad y cultura, meditación y deportes.

Según Verónica Ferrer, coordinadora de Inspiración Comfama, el programa reconoce a la familia como el núcleo que da lugar al suelo y al horizonte, a las formas del afecto y del lenguaje, a la mediación en aquel viaje del sujeto con el mundo. Bajo esta reflexión, comenta que se tienen como mínimo dos encuentros de articulación con las familias de los estudiantes, con el propósito de estimular el desarrollo de habilidades para la vida tanto de padres como de hijos.

Habilidades para trabajar con otros

De acuerdo con Johana Macías González, coordinadora académica de Escuela de Verano de EAFIT y vinculada al proyecto desde el área académica, el programa Jornada Escolar Complementaria está dividido en módulos en los que se desarrollan habilidades para la vida.

Comfama trabaja lo anterior bajo el concepto de “mundos”. EAFIT participó en 2019 en el mundo Vida en Sociedad, en el cual por medio de actividades se les mostró a los chicos la manera en que tienen habilidades para trabajar con los otros y construir su proyecto de vida.

Allí se tocaron temas de liderazgo, finanzas personales y negociaciones internacionales, en los cuales aprendieron asuntos como la comunicación asertiva y la expresión corporal.

Con respecto a esta experiencia, Daniela, estudiante del grado 11 en la Institución Educativa José Antonio Galán, manifestó que “realmente ofrecen satisfacción todas las actividades que se presentan, sobre todo el hecho de unirnos como personas, aun siendo tímidos".

Desde el gozo intelectual, se inspira una exploración con la experiencia y reflexión sobre la vida, conocimiento y realidad. Foto: Róbinson Henao.

“Nos preparan para estar listos cuando se nos atraviesen oportunidades que podemos perder por timidez. Nos muestran que podemos enriquecer a los demás y  ser útiles para la humanidad, apropiando conceptos para la vida y dejando los temores, haciendo que seamos nosotros mismos, beneficiando a todos y abriendo nuevos caminos”.

Con los niños de tercero hasta quinto grado se trabajó con  la  metodología  de  Encuentro  con  la  Pregunta  desarrollada en la Universidad de los Niños. Según Erika Sarmiento, coordinadora logística del proyecto por parte de EAFIT, consiste en tomar una pregunta base, por ejemplo ¿por qué se crearon las monedas y los billetes?, y a partir de allí hacer talleres durante dos meses.

La excusa es la pregunta, pero se profundiza en temas de habilidades para la vida. “Miramos cómo hacer para que trabajen en equipo, que sean más críticos y que desde pequeños empiecen a entrar en el mundo de las ciencias y el arte”, afirmó Erika Sarmiento.

“Tuvimos muchos chicos que nunca tuvieron como proyecto de vida verse en la academia o aspirar a hacer una carrera universitaria por sus condiciones económicas. Pero ellos, a partir de este trabajo, se proyectaban con mayor claridad e información para la toma de decisiones”, complementó Johana Macías.

Unión de voluntades y conocimientos

Los aliados del programa identificaron como muy exitoso el que sus contenidos se hayan podido articular con ejercicios de investigación que se llevan a cabo en las instituciones educativas.

Además, que se haya generado en los estudiantes la curiosidad y las ganas por explorar el territorio o cuidar el ambiente.Finalmente,  se  reconoció  como  otro factor exitoso el desarrollo de relaciones  más  estrechas  entre  los  participantes,  por  medio  de  la  sensibilidad  y  la  inclusión.  Fue  así  como estudiantes con necesidades educativas  especiales  pudieron  tomar  parte  sin  ningún  problema.

Esto se evidenció en que de 1026 estudiantes que se graduaron el año pasado en la Universidad EAFIT por haber participado en este programa, 11 eran sordos.De acuerdo con Verónica Ferrer, Inspiración  Comfama  se  encuentra  en  evaluación  y  seguimiento para continuar transformándose como un programa que se reinventa.

 

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