En el mundo existen alrededor de 75 géneros y más de 220 especies de tortugas terrestres, dulceacuícolas y marinas. A pesar de este gran número, solo son siete las especies de tortugas marinas: Caretta caretta, Chelonia mydas, Eretmochelys imbricata, Dermochelys coriácea, Lepidochelys olivácea, Lepidochelys kempii, Natator depressus. El otro gran porcentaje ha sido y está siendo víctima de la extinción.

Son vertebrados fáciles de reconocer por poseer un caparazón que recubre todo su cuerpo, que sirve principalmente como protección para los órganos internos y al mismo tiempo les proporciona una gran ventaja defensiva. Pueden vivir de 150 a 200 años según su especie y alcanzar de 27 km/h a 35 km/h nadando en el mar.

A pesar de ser uno de los grupos menos conocidos, son uno de los más valiosos y fundamentales en el océano, debido a que son las encargadas de realizar funciones tan esenciales como es el mantenimiento del ecosistema de los arrecifes de coral.

Adicionalmente, adquieren el papel de pastoras marinas, puesto que tienen la capacidad de mantener pastizales en aguas poco profundas y ayudan a la proliferación y el desarrollo de especies propias de la comunidad.

Asimismo, tienen una ventaja que muy pocas especies poseen. Son capaces de aprovechar las señales magnéticas sobre la orientación geográfica para guiarse en su ruta de anidación.

Utilizan un sistema magnético "bicoordenado", con el fin de entender y obtener información tanto latitudinal como longitudinal del campo de la tierra para construir su ruta de migración.

“Las tortugas son unas navegantes excepcionales, embajadoras del mar, nacen en Colombia, crecen en Costa Rica, se reproducen en Australia. Nos pertenecen a todos y por eso es esencial que todos ayudemos a su conservación”, explica Diego Amorocho, coordinador del Programa Especies WWF-LAC.

A pesar de todas las ayudas que le proporcionan las tortugas al mundo, se tratan de una de las especies que encabezan la lista de “especies en vía de extinción crítica” por su alta taza de disminución en el número de individuos de sus poblaciones a nivel mundial. En particular, las actividades humanas en las zonas costeras.

Esto, sin contar que todas las especies vivientes en el planeta están conectadas entre sí, en comunidad, gracias a un equilibrio ecológico, donde todos son importantes: desde el ser más pequeño hasta el más grande, y esto se refleja en el buen funcionamiento de la vida.

Por lo anterior, es necesario mantener el buen desempeño de este equilibrio para que tanto animales como humanos sean uno y exista una completa armonía y unión entre mundos.

Referencias