La transferencia marca pasos importantes para el bien-estar
El marcapasos es un dispositivo diseñado para producir impulsos eléctricos que estimulan el músculo cardíaco cuando este presenta alguna falla. En otras palabras, vigila continuamente el ritmo del corazón, garantizando su debido funcionamiento. Este invento, que en la actualidad hace posible la vida de casi un millón de personas en el mundo, ha tenido importantes transformaciones y una de ellas hace parte del inventario colombiano de innovaciones, según Señal Memoria (2022).
Resulta que, entre 1950 y 1960, científicos de Canadá, Estados Unidos, Suecia, Uruguay y Colombia se concentraron en crear un marcapasos externo, obteniendo algunos avances. Sin embargo, fueron el ingeniero eléctrico Jorge Reynolds y el médico Alberto Vejarano quienes construyeron el primer marcapasos permanente, catapultando a nuestro país como pionero en dicha invención.
Claro que esta versión de marcapasos está lejos de la que conocemos ahora, pues estaba construido con electrodos de platino, envuelto en silicona y era alimentado por una batería de carro que duraba 24 horas, que además debía ser cargada en una carretilla que pesaba 45 kilos, ¿te lo imaginas? Y si no fuera porque después apareció el transistor que permitió mejorar el diseño y su funcionamiento, podríamos pensar que hoy tendríamos un “pequeño problema” de logística.
Sin duda el marcapasos y el transistor son claros ejemplos de innovación, dado que en su momento fueron productos nuevos, diferentes a lo que se disponía en ese tiempo y que lograron llegar al mercado para ser ampliamente utilizados.
De acuerdo con Joseph Schumpeter, uno de los economistas más reconocidos de la historia, la innovación es una de las principales causas del desarrollo económico de los países, al permitir a las empresas producir más y mejor con los mismos recursos o incluso crear nuevos mercados para estos nuevos productos, lo que en una economía globalizada se conoce como una ventaja competitiva.
Para que estas innovaciones sucedan, deben darse los procesos de investigación y desarrollo que suelen estar asociados con la etapa de investigación básica y que dan lugar a la famosa expresión I+D, a la que con el tiempo se le ha sumado I de innovación, asociada a la etapa de investigación aplicada para completar la fórmula I+D+I.
Y es justo en ese salto entre la investigación básica y la investigación aplicada que se ubica la transferencia de tecnología, proceso de colaboración que permite que los descubrimientos científicos, los conocimientos y la PI -propiedad intelectual- fluyan desde los creadores, como las universidades o las instituciones de investigación, hasta los usuarios en beneficio de la sociedad. Asimismo, la transferencia de tecnología impulsa la creación y consolidación de empresas de base científica– tecnológica.
Pero ¿esto cómo se hace? Todas las universidades y las instituciones de investigación interesadas en transferencia tienen sus apuestas y, dependiendo de sus objetivos, actúan.
En EAFIT, por ejemplo, existe la Oficina de Transferencia de Tecnología y Conocimiento desde 2006, pero recientemente, por esta experiencia y algunos estudios que se han realizado, ha reflexionado sobre su papel en la Universidad. Melissa Londoño Ávila, jefe de Transferencia de Tecnología y Conocimiento, la define como una plataforma para ayudar a catapultar las tecnologías.
Un cambio sustancial en el que se concentran en relacionamiento y mercadeo, entendiendo que no son responsables de todo el tema de negocio y que, aunque asesoran, guían y acompañan, para la maduración de las tecnologías es indispensable la participación activa de los investigadores.
Es relevante que los investigadores conozcan la importancia de su presencia de principio a fin en este proceso. Por tanto, es de resaltar que lo primero que se debe entender es que al asumir un proceso de transferencia es indispensable pensar como emprendedores, lo que para muchos implica un cambio de mentalidad.
Melissa afirma que, los investigadores que deseen transferir deben conocer los conceptos, ser autónomos, generar relaciones y las negociaciones iniciales. Por su parte, Natalia Raigoza, coordinadora de Transferencia de Tecnología y Conocimiento, precisa que es necesario comprender que no todo es transferencia y que para que las investigaciones se puedan transferir tienen que tener un mínimo de madurez tecnológica y si no es así, entonces aceptar que se requiere más investigación, sin que esto represente ningún malestar.
Otro aspecto relevante es que los investigadores tengan mayor visibilidad, por esto, desde la Oficina de Transferencia de Tecnología se han abierto espacios de encuentro y conversación, se han creado contenidos y formatos que ayuden a cambiar la forma de relacionarse entre investigadores y empresarios. Una de estas estrategias es el proyecto “Ciencia de lo cotidiano”, una experiencia en el campus que se hace por medio de bootcamps o labtours para vivir el laboratorio de una manera muy cercana.
Esta plataforma que -recordemos- ayuda a catapultar, se caracteriza por ser tech transfer friendly. Es decir, cuenta con un equipo y unos procesos flexibles que propician que las cosas sean fáciles tanto para los investigadores como para las empresas, partiendo desde la confianza y el deseo de lograr que los negocios se puedan materializar de la mejor manera, manteniendo la rigurosidad y el cuidado que cada proceso demanda.
Ser tech transfer friendly significa que son rápidos, que hablan el mismo lenguaje del mercado y que toman decisiones directamente, pues esto posibilita establecer conversaciones ágiles. Incluso, han sido reconocidos como promotores de la idea de que los contratos de transferencia son vivos, entendiendo que estos regulan algunos temas, pero no son un limitante para actuar de manera flexible, concluye Melissa.
Así las cosas, podríamos decir que las oficinas de transferencia tecnológica actúan como el marcapasos de los desarrollos científicos que nacen en las universidades, cuidándolos, acompañándolos constantemente e impulsándolos hasta que puedan llegar al mercado.
Lograr una versión óptima de una tecnología pasa por la pregunta, por la puesta en marcha, por el replanteamiento, por la necesidad de mejora. Es por esto por lo que las Oficinas de Transferencia Tecnológica son fundamentales para la sociedad, pues son las que marcan esos pasos que se deben seguir para que estos procesos de colaboración lleguen a buen término, entendiendo esto como un aporte significativo para el bien-estar de la sociedad en general.
Referencias:
Señal Memoria. (2022, noviembre 5). El marcapasos cardíaco, un hito en la ciencia colombiana.
https://www.senalmemoria.co/articulos/el-marcapasos-cardiaco-jorge-reynolds
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Última actualización
Mayo 27, 2025