Laura López
Colaboradora / Universidad de los Niños
Al llegar a Proyectos de ciencia, los jóvenes se apropian de un contenido específico y, a partir de una pregunta, desarrollan un proyecto de su interés durante siete meses.
Ana María Londoño Rivera, coordinadora estratégica de la Universidad de los Niños, señala que en esta etapa están abiertos a que los participantes realicen, con distintas metodologías, proyectos de investigación en diferentes temáticas en ciencias exactas, ciencias sociales y ciencias aplicadas.
Proyectos de ciencia trabaja con 29 adolescentes distribuidos en siete grupos. Cada grupo indaga sobre un tema específico: satélites, historias conectadas, internacionalización, microorganismos, óptica, poder y organizaciones, y derecho y urbanismo.
Cada grupo es asesorado por uno o varios investigadores de la Universidad y tiene el acompañamiento semanal de un tallerista estudiante de maestría que trabaja temas afines a cada proyecto.
Los grupos
El grupo de historias conectadas trabaja un proyecto sobre la concepción del castigo en el Valle de Aburrá en la época de La Violencia. El de internalización estudia cómo las experiencias culturales afectan las habilidades gerenciales de un administrador. El grupo de óptica desarrolla un proyecto sobre divulgación de holografía entre jóvenes de colegios.
El grupo de urbanismo y derecho estudia cómo el fenómeno de desplazamiento en la Comuna 13 afecta el urbanismo y la respuesta que el Estado colombiano ha dado desde el punto de vista jurídico. El grupo de satélites analiza el subsistema de colección, almacenamiento y distribución de energía (Energy Power Supply - EPS) de pequeños artefactos conocidos como CubeSat. “La pregunta de investigación se centra en la transmisión de energía entre este tipo de satélites desde plataformas dedicadas a la colección y transmisión de energía”, detalla Andrés Yarce Botero, tallerista del grupo que trabaja esta temática en la Universidad de los Niños.
Finalmente, el grupo de microorganismos se enfoca en la producción en laboratorio de pectinasas –unas fibras naturales ubicadas en las paredes celulares de las plantas–, para luego aplicarlas en la limpieza de aguas y en la industria de jugos, precisa Alejandra Sofía Lozano Pérez, quien cursa grado 11 en la Institución Educativa Inem José Félix de Restrepo.
“Este proyecto me ha permitido conocer otras carreras que no son las comunes, como son las relacionadas con microorganismos, hongos, cómo crecen y cómo se desarrollan. Además, he podido conocer cómo la misma naturaleza puede mejorar lo que nosotros hemos dañado”, dice Lozano.
Por su parte, Susana Botero Díaz, estudiante de octavo grado en el Colegio de La Compañía de María La Enseñanza, complementa: “Aunque estoy en una etapa media del bachillerato he podido saber cosas que aún no he visto en el colegio. También me hace pensar si quiero dedicarme a una carrera como química. Además, cuando en otros grados vea temas relacionados con pectinasas y enzimas catalizadoras –proteínas que aceleran las reacciones químicas producidas en el organismo– estaré en la capacidad de entender de lo que me hablan”.
Ciencia extracurricular
Aparte de que ellos le dedican tres horas de la semana a esta labor, como en cualquier proyecto de investigación deben leer, buscar, escribir, ir a la biblioteca y a empresas para ver cómo funcionan. Se ha convertido en un espacio para que puedan acercarse a lo que les interesa, a conocimientos muy especializados, que a veces ni en el mismo colegio pueden abordar.
“Hay conocimientos muy avanzados a los que ellos se pueden acercar con tranquilidad. Incluso pueden manipularlos. Creo que a veces existe una barrera psicológica de los adultos acerca de qué puede y no puede hacer un joven, pero ellos demuestran que son capaces de hacer muchas cosas”, afirma Simón.
Proyectos de ciencia le ha permitido a un total de nueve investigadores vivir una experiencia nueva y tener el reto pedagógico de explicarles a estos adolescentes temas complejos en un lenguaje asequible.
“En cuanto a la investigación, ya que los saté- lites son mi tema de trabajo, me han brindado continuidad e, incluso, me han nutrido en puntos de vista diferentes, pues poseen la ventaja de no estar tan predispuestos al conocimiento ni tener barreras de diferentes tipos, esto les posibilita ver cosas que uno ya simplemente no ve, pues su imaginación se encuentra más efervescente aún”, expresa Andrés Yarce, tallerista del grupo de satélites.
Para Catalina Giraldo Estrada, docente e investigadora del grupo de investigación en Ciencias Biológicas y Bioprocesos, su mayor reto al acompañar al grupo de Proyectos de ciencia ha sido encontrar esos ejemplos adecuados que les permita entender a los jóvenes lo esencial de los conceptos para que luego tengan confianza al abordar textos científicos.
“Para mí, poder cuestionarme con estos jóvenes e intentar dar una respuesta a lo que ellos
preguntan me permite medir la capacidad de transmitir el conocimiento que tengo”. Catalina
Universidad de los Niños.
“A veces uno tiene la concepción de que no es
tan fácil incorporar esos conceptos técnicos. Ni siquiera
es tan importante que se sepan los nombres,
pero sí que sepan qué es y lo identifiquen. Que reconozcan,
por ejemplo, que cuando pelan una naranja
lo blanco que la recubre es la pectina. Esta experiencia
me ha permitido también mantener la capacidad
de asombro y de relacionarme con cualquier persona”,
resalta Catalina.
Sorprenden sus capacidades
“Cuando empecé con ellos quedé gratamente sorprendida
porque primero no les da miedo enfrentarse
a un público, ellos ya te hablan con propiedad
de cualquier tema. Uno dice que son niños y los
subestima de cierta manera, pero ahora que estoy
con ellos lo único que hago es guiarlos porque ellos
aprenden rápidamente”, manifiesta Ana María Bustamante,
tallerista en el grupo de microorganismos,
ingeniera química y estudiante de la maestría en
Ingeniería de EAFIT.
Para Andrés Yarce estos jóvenes ya vienen
“acercados” a la ciencia porque son chicos inquietos
y dinámicos, interesados por el conocimiento
desde su previa formación en las diferentes
etapas de la Universidad de los Niños. Manejan
suficientemente los recursos de internet y demás
facilidades claves que existen hoy en día para la
fabricación de conocimiento.
“Es un proceso que tiene su tiempo y su paciencia.
Intento brindarles los conceptos nuevos de manera simple y sencilla y que ellos, a través
de preguntas y discusiones, ayuden a darles solidez.
Nos reunimos tres horas semanales en un cubículo
de investigación donde discutimos un tema
en común que alguno haya preparado previamente
relacionado con la temática y procedemos a realizar
actividades propias del proyecto en curso”,
pormenoriza Yarce.
Para la investigadora Catalina Giraldo el proceso
de enseñanza con estos jóvenes le ha ayudado en su
labor como docente de estudiantes de pregrado porque
ha adquirido nuevas herramientas metodológicas
para poder captar su atención en las clases.
Es así como Proyectos de ciencia rompe una
brecha generacional entre estudiantes de maestría,
investigadores y adolescentes, con el objetivo de
establecer un diálogo en torno al conocimiento y
la investigación que permite a unos y a otros retroalimentar
o aprender saberes y así encontrar, de
manera conjunta, soluciones a problemas reales de
la industria y la sociedad.
Nueva metodología
Para Andrés Yarce, tallerista en el grupo de satélites
de Proyectos de ciencia, lo novedoso de la metodología
implementada es que los jóvenes aprenden dentro de un
ambiente universitario, donde la idea y el tema de investigación
los formulan ellos. Además, se les trata como a
un investigador y se relacionan con los procesos y etapas
que tiene el desarrollo de un proyecto de investigación.
Las tres etapas
La Universidad de los Niños de EAFIT consta de tres
etapas y cada una se desarrolla anualmente. La primera
es Encuentros con la pregunta, dirigida a niños de 8 a
13 años, con el objetivo de acercarlos a la ciencia y la
investigación a través de preguntas que ellos mismos se
hacen sobre diversos temas de interés.
La segunda, Expediciones al conocimiento, invita a ni-
ños de 9 a 16 años para que, a partir de un tema central,
interactúen con diversas perspectivas investigativas. En
esta etapa los niños pueden permanecer de 3 a 4 años.
La tercera etapa, Proyectos de ciencia, está dirigida
a estudiantes de educación media (grados 9 a 11) que
aplican metodologías cualitativas y cuantitativas de investigación
para desarrollar estudios que surgen a partir
de sus intereses en diferentes áreas del conocimiento.