Beatriz Elena García Nova
Colaboradora / Entrevistas
La conversación con el doctor Francisco Lopera comienza por indagar cuál es el mayor mito que hay frente al Alzheimer. A lo que responde: “la gente cree que la demencia tipo Alzheimer es locura, lo cual nada tiene que ver con la locura. La locura es un problema psiquiátrico, se refiere a cuadros psicóticos, a cuadros de trastornos mentales”.
En el Alzheimer, explica, está claro que hay daño cerebral que produce pérdida de la memoria y de las capacidades intelectuales.
“Lo esencial en la enfermedad de Alzheimer no son los cambios en el comportamiento sino una demencia que implica incapacidad para uno administrar sus propios recursos cognitivos, significa que requiero de un cuidador, alguien que me proteja y acompañe”, agrega este investigador antioqueño cuya infancia la pasó en Aragón (corregimiento de Santa Rosa de Osos) y en Yarumal; inició su época universitaria en Medellín, continuó especializándose en Bélgica y regresó a Colombia a poner en práctica su experticia en diversos problemas que aquejan al cerebro humano, uno de ellos el Alzheimer.
Como se aseguró en 2012 en la revista The Lancet Neurology, una destacada publicación británica de referencia para los neurólogos en el mundo, Colombia es el centro de estudio del Alzheimer preclínico (ver Etapas de la enfermedad de Alzheimer).
Lopera explica que hay dos particularidades en Antioquia para este hecho: una, que hay una población especial, casualmente en su región de origen, con una forma de Alzheimer precoz y genético que no es común en el resto del mundo. Incluso, no se conoce una población más grande con esta afección. En segundo lugar, se suma a la coyuntura que por 30 años el Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia, liderado por este doctor, ha hecho seguimiento al fenómeno.
Testigo cercana de esta historia de 30 años es Lucía Madrigal, miembro del Grupo, y quien protagonizó también los inicios de lo que hoy es un equipo de cerca de 100 personas. Aún ella recuerda cuando trabajaba en enfermería en el Hospital San Vicente de Paúl y “en Neurología eran 10 pacientes y dos consultorios”.
Todavía no había estudiado Psicología ni había ido a hacer sus posgrados en investigación en Psicología Clínica y de la Salud en la Universidad de Má- laga, en España. En ese año, 1989, ella se encargaba de hacer las genealogías de pacientes que atendía Francisco Lopera como médico y también, en ese año, encontraron en una paciente los primeros indicios que los llevaron a descubrir lo que más adelante se conocería como el grupo poblacional más grande del mundo con Alzheimer familiar hereditario de inicio precoz: alrededor de 5.000 personas de 25 familias de los que considera el doctor Lopera “hay unos mil portadores, mil personas que desarrollarán la enfermedad: el 20 por ciento de esta población”.
El ensayo clínico, la esperanza
El fracaso de los medicamentos que han sido probados para curar a personas en la etapa de demencia tipo Alzheimer (la etapa más avanzada de la enfermedad) llevó a Lopera y a sus colegas a considerar que el tratamiento debe probarse antes del inicio de los síntomas, es decir, en la etapa preclínica.
Según explica, no han dado resultado los tratamientos antiamiloideos –que inhiben en la persona con Alzheimer la producción de amiloide, basura proteica que se va depositando en el cerebro y causa su degeneración– porque estos tratamientos han sido probados cuando ya hay un avanzado deterioro en el hipocampo.
Como buen educador, para responder con mayor claridad a la duda sobre cómo es que el cerebro pierde peso y volumen cuando sufre Alzheimer, Lopera busca ilustrar estos procesos a los que ha dedicado toda su vida profesional. Abre entonces en su computador la imagen de un cerebro en tres momentos, cuyo hipocampo se ha ido atrofiando y ha mermado de tamaño en centímetros, debido a que se ha depositado allí suficiente basura proteica o amiloide por años.
Continúa con ritmo paciente: “Hay muchos medicamentos en desarrollo en el mundo para la enfermedad de Alzheimer. La mayoría de esos estudios son antiamiloideos, limpian el amiloide, y los están ensayando en gente con la demencia; han fracasado muchísimos, porque parece ser que cuando se saca el amiloide de un cerebro de alguien que ya tiene demencia, el cerebro está muy dañado”.
Lo que se han propuesto es probar la efectividad de un medicamento para prevenir la enfermedad o, al menos, retrasar su aparición.
Esta fue la razón por la que en diciembre de 2013 su grupo interdisciplinario de investigadores en neurociencias diera inicio a un ensayo clínico que hasta 2020 tendrá todas la miradas puestas en este. Será en ese año cuando se conozcan los resultados de la investigación para la que están trabajando con miembros de la familia antioqueña portadora de la mutación E280A o mutación paisa, causante del tipo de Alzheimer específico que descubrieron y ahora estudian en la Universidad de Antioquia.
Lo que se han propuesto es probar la efectividad de un medicamento para prevenir la enfermedad o, al menos, retrasar su aparición. Tienen apoyo financiero de entidades internacionales, de Colciencias y la universidad. “Hemos superado todos los retos, menos uno: garantizar el número de participantes que requiere el estudio”, expresa Lopera y añade que se espera vincular en total a 300 personas.
Hasta ahora 220 personas, de las 3.400 que se han registrado, cumplen los requisitos, pues se trata de un proyecto exigente, que tiene muchos criterios para su óptimo desarrollo. Inclusive tienen en marcha una campaña para encontrar en el departamento familias que ellos no conozcan donde exista una persona que haya perdido la memoria antes de los 60 años. La idea es practicarle un examen de sangre con el que los investigadores pueden determinar si la persona con Alzheimer precoz es positiva para el gen paisa y así poder invitar a sus familiares que aún están sanos a hacer parte del estudio.
Los hijos de padres con esta mutación en su ADN tendrían con esto la posibilidad de escapar del 50 por ciento de probabilidad que tienen de heredar el mal de sus padres. Además, ayudarían a develar la forma de prevenir esta enigmática enfermedad que afecta a cerca de 30 millones de personas en el planeta.
Y no solo a ellos, también a los cuidadores, figura indispensable en el transcurso de este padecimiento y a quienes Lucía Madrigal se ha dedicado. “¿A los cuidadores quién los cuida?”, se cuestiona ella, quien ha estado al frente de talleres y capacitaciones que brinda el Grupo de Neurociencias a los acompañantes de pacientes con Alzheimer.
Actividades manuales, baile y talleres sobre el cuidado propio y de la persona enferma son las posibilidades de aprendizaje y descanso que reciben los cuidadores. Todo esto y la estimulación cognitiva de los pacientes hace parte del Plan social del Grupo, del que está a cargo Clara Mónica Uribe Pérez, terapista del lenguaje y quien comparte con Francisco Lopera no solo un proyecto familiar, como su esposa, sino un proyecto profesional, como parte de un mismo equipo científico.
El estudio requiere 300 participantes y hasta ahora 220 personas, de las 3.400 que se han registrado, cumplen los requisitos.
Otra acompañante y apoyo de este gran equipo ha sido Mariluz Durango, auxiliar administrativa que admira la sencillez, inteligencia y compromiso del médico con el que ha trabajado por 11 años. De él puede destacar que “le gusta lo que hace, es comprometido con las familias y no permite descuidos con los pacientes. Además, sabe resaltar las fortalezas de las personas que trabajan con él y confía en nuestras labores”.
El académico, quien cada mañana llega a la Sede de Investigación Universitaria a ponerse al frente de los asuntos del ensayo clínico y de los demás proyectos en los que participan estudiantes de pregrado y posgrado de su Grupo, y quien destina tiempo para hacer ejercicio diario, da algunas clases en la Facultad de Medicina y atiende las tardes de los lunes, martes y jueves en su consultorio particular.
Los fines de semana deja su bata blanca para dedicarse a “jardinear” y a estar con su familia. Al mismo tiempo, por ser un reconocido científico, es crítico de primera mano del desarrollo de la ciencia en su país y opina que aquí no se invierte lo esperado y hay atraso porque no se han acatado las recomendaciones de expertos sobre qué parte del Producto Interno Bruto debe invertirse para la investigación.
Aunque no sabe si lograrán prevenir la enfermedad en los participantes del estudio o si al menos logren retrasar su aparición, lo seguro sí es que este investigador será el más expectante ante los resultados que busca obtener con sus colegas en 2020 y seguro también es el compromiso y el valor que da a lo que hace: “La riqueza de un país ya no se mide por sus recursos naturales sino por su conocimiento”.
Etapas de la enfermedad de Alzheimer
Tres etapas de esta enfermedad son descritas por el profesor, médico e investigador Francisco Lopera:
Alzheimer preclínico:
En esta primera etapa hay Alzheimer en el cerebro, pero no hay síntomas. Periodo que puede durar 20 o 25 años en los que el cerebro se va dañando, va siendo alterado por efecto de unas proteínas anormales.
Alzheimer prodrómico:
Consiste en un deterioro cognitivo leve. La persona presenta un síntoma amnésico, un problema de memoria (inicialmente pérdida de memoria reciente), pero no tiene demencia, es autónomo, independiente y no requiere un cuidador. Este periodo puede durar de 2 a 5 años o más.
Demencia tipo Alzheimer:
Además de la pérdida de memoria, comienzan a aparecer otros trastornos cognitivos. Por ejemplo de la percepción, del reconocimiento de los lugares, de las personas, de la capacidad de razonamiento, del lenguaje, de la atención y la conducta. La persona empieza a perder todas las capacidades intelectuales y ya requiere de un cuidador, no puede vivir solo, ya no es autónomo y entra en una etapa de demencia. Esta demencia tiene otras etapas que van desde la demencia leve hasta la terminal. En el proceso pierde todas las capacidades mentales, luego vienen los trastornos motores y, finalmente, fallece. Este último periodo puede durar entre 10 y 12 años, aproximadamente.
Interés internacional
Estos son algunos ejemplos de la atención que está puesta desde distintos rincones del mundo a los avances investigativos que lidera el doctor Lopera:
“Colombia at the centre of preclinical AD research”
The Lancet Neurology, julio de 2012
http://www.thelancet.com/journals/laneur/article/ PIIS1474-4422(12)70144-8/fulltext
“Hallazgo importante sobre el Alzheimer gracias a familia colombiana” BBC Mundo, noviembre de 2012
http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2012/11/121105_ultnot_salud_alzheimer_colombia_hallazgo_tsb.shtml
“New Drug Trial Seeks to Stop Alzheimer’s Before It Starts” The New York Times, mayo de 2012
http://www.nytimes.com/2012/05/16/health/research/prevention-is-goal-of-alzheimers-drug-trial. html?pagewanted=all&_r=0
Investigador
Francisco Javier Lopera Restrepo
Es médico cirujano y especialista en Neurología Clínica de la Universidad de Antioquia. Además es especialista en Neuropsicología y Neuropediatría de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Es el investigador principal del Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia, con el que ha recibido en dos ocasiones (1997 y 2013) el Premio Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la Fundación Alejandro Ángel Escobar. El reconocimiento de 2013 fue por su Investigación del Alzheimer genético por mutación E280A en el gen de la presenilina-1 (PS1) en familias de Antioquia: Una oportunidad para el desarrollo de las terapias preventivas.
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