EAFIT acompaña red comunitaria para prevenir violencias en el municipio de Bello, Antioquia
La iniciativa, que hace parte del programa Mujeres Orquídea de MinCiencias, busca fortalecer las capacidades locales para prevenir las violencias de género e intrafamiliares en mujeres migrantes y víctimas del conflicto armado, mediante el empoderamiento comunitario, la identificación de recursos propios y la articulación de rutas de atención en salud y servicios sociales.
Hasta el momento, 48 mujeres han sido formadas como gestoras comunitarias, quienes además recibirán certificación en prevención de violencias, salud mental y derechos sexuales. También, se han instalado dispositivos comunitarios, entre ellos un centro de escucha y dos zonas de orientación escolar que ofrecen acompañamiento psicosocial.

Lideresas comunitarias migrantes y mujeres víctimas del conflicto armado en el municipio de Bello, Antioquia, fueron congregadas por EAFIT, la Secretaría de Salud de Bello y otros aliados, para crear una red protectora comunitaria orientada a la prevención de violencias de género e intrafamiliares, el fortalecimiento del empoderamiento y el autocuidado colectivo.
Esta red surge en 2025 como parte del programa Mujeres Orquídea del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias), que financia proyectos liderados por investigadoras colombianas para cerrar brechas de género en la ciencia. En este caso, el propósito es claro: identificar riesgos, activar rutas de atención en salud y servicios sociales y, en últimas, construir entornos seguros. Para eso, 48 mujeres han sido formadas como gestoras comunitarias y serán certificadas en temas relacionados con la prevención de violencias, la salud mental y los derechos sexuales.
La profesora Milena Margarita Villamizar Reyes, psicóloga, profesora e investigadora de la Escuela de Artes y Humanidades de EAFIT, explica que “estas personas se van a convertir más adelante en replicadoras de todo este proceso, ya no necesariamente en Bello, sino que también lo harán dependiendo del sitio a donde lleguen a vivir o quizá si hay algún traslado de país”. Esto asegura la posibilidad de expansión y sostenibilidad de la red a largo plazo.
Además de este proceso formativo con lideresas, se han instalado dispositivos como un centro de escucha y dos zonas de orientación escolar, que brindan acompañamiento psicosocial a estudiantes y familias. La estrategia se fundamenta en la metodología de Rehabilitación Basada en la Comunidad (RBC), que busca generar capacidades sostenibles que trasciendan el tiempo de ejecución del proyecto y permanezcan en la comunidad.
Los centros de escucha son espacios apoyados por un equipo de profesionales, entre ellos dos graduados y un estudiante de séptimo semestre del programa de Psicología de EAFIT. Allí se han asesorado a cerca de 60 personas, y se han realizado derivaciones de casos de violencia sexual y física hacia las instituciones competentes, con más de 35 respuestas efectivas que confirman el impacto de la articulación entre comunidad, academia y entidades locales.
La vinculación de EAFIT en proyectos como Redes Protectoras Comunitarias refleja el compromiso con poner las capacidades de la Universidad al servicio de los territorios. Según Juliana Ortiz Marín, directora (e) de Innovación y Desarrollo Tecnológico de EAFIT, “desde la investigación y la co-creación, se acompañan procesos que buscan transformar realidades complejas, como la prevención de las violencias de género e intrafamiliares, a través de enfoques que reconocen el papel de las comunidades, la institucionalidad y la academia en la construcción de soluciones sostenibles”.
Cielo Rebeca Martínez Reyes, investigadora principal del proyecto, destaca el valor del trabajo con las comunidades: “Nunca imaginé que se pudiera aprender tanto de la comunidad: su liderazgo, su empoderamiento, su compromiso y creatividad. Me han enseñado a ser mejor ser humano y mejor investigadora”. Su liderazgo, en articulación con la academia y las instituciones locales, ha permitido avanzar en diagnósticos, talleres y procesos de formación con impacto tangible en la vida de los participantes.
Participar en la convocatoria Orquídeas: Mujeres en la Ciencia de MinCiencias le permite a la Universidad alinear la filosofía institucional con políticas públicas que promueven la equidad de género y la democratización del conocimiento, “estos proyectos no solo fortalecen la formación y el liderazgo de mujeres investigadoras, sino que también nos dan la oportunidad de incidir directamente en la reducción de brechas sociales y de género, generando impactos tangibles y medibles en comunidades vulnerables”, complementa Juliana Ortiz.
Una red que se teje en acciones
Entre los principales logros alcanzados por la estrategia se encuentra la realización de un diagnóstico comunitario y una cartografía social, herramientas que permitieron identificar diversas formas de violencia que afectan a las mujeres migrantes y víctimas del conflicto: violencia física, verbal, psicológica, sexual, económica, patrimonial, laboral e institucional, así como fenómenos de acoso escolar, estigmatización y discriminación. Los hallazgos también revelaron que la mayoría de los actores que ejercen estas violencias son hombres, mientras que las víctimas son principalmente mujeres, niñas y adolescentes.
Otro resultado significativo ha sido la aplicación de pruebas diagnósticas para medir la resiliencia, la parentalidad y los imaginarios frente a la violencia de género, en las que participaron niños, padres y adultos de la comunidad. Estas evaluaciones evidenciaron dificultades en la expresión de sentimientos, la existencia de jerarquías rígidas de autoridad y la naturalización de castigos físicos como mecanismo de disciplina. Asimismo, se identificó que persisten creencias que justifican comportamientos violentos, como la idea de que la rabia valida ciertas acciones o que los hombres deben tener mayor poder de decisión dentro del hogar.
La iniciativa también ha impulsado talleres comunitarios en los que las participantes no solo encuentran acompañamiento psicosocial, sino también oportunidades para fortalecer habilidades productivas y aumentar su autoestima. Cursos como los de porcelanicrón y automaquillaje han servido como espacios para el desarrollo personal, mientras que en las instituciones educativas se han implementado actividades pedagógicas que ayudan a niños y niñas a reconocer su cuerpo y sus emociones como parte del proceso de prevención de las violencias.
La gestora comunitaria Karina Alejandra Paredes Rondón, integrante de la Corporación Voluntariado Venezolano, resalta la acogida que ha tenido la propuesta: “Ha sido muy beneficioso, porque ya hay una base y una credibilidad; las personas saben que cuando se hace un taller, algo de lo que se diga allí les va a servir, y por eso asisten con confianza”. Este voz a voz, añade, ha sido fundamental para que la red se consolide y amplíe su alcance.
Para la profesora Milena, este proyecto no debe quedarse como una experiencia aislada, sino abrir la puerta a nuevas investigaciones y colaboraciones que permitan expandir el modelo a otros territorios de Antioquia, uno de los departamentos con mayor presencia de población migrante en el país. En la misma línea, Juliana Ortiz concluye que “para EAFIT, estar en estas iniciativas es estratégico porque nos conecta con los retos del país, nos permite transferir conocimiento con impacto social y reafirma la convicción de que desde la ciencia y la innovación podemos transformar la vida de las personas y los territorios”.
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Última actualización
Septiembre 25, 2025