Abrirá puertas un nuevo salón para el libro universitario

Septiembre 9, 2015

EAFIT participará en el primer Salón Iberoamericano del Libro Universitario, que se hará en desarrollo de la novena edición de la Fiesta del Libro y la Cultura, y reunirá 4000 títulos de 80 fondos.

Harán presencia instituciones de España, México, Costa Rica, Puerto Rico, Panamá, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Brasil y Colombia, que se darán cita en el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe. ​

​​​Este año la Fiesta del Libro y la Cultura trae una importante novedad para los asistentes y amantes de las letras,  que se darán cita entre el viernes 11 y el domingo 20 de septiembre, en la Zona Norte de la ciudad de Medellín: el primer encuentro de los principales fondos editoriales universitarios de Iberoamérica. 

La iniciativa, de la que hace parte el Fondo Editorial Universidad EAFIT, surge como una necesidad de difundir el trabajo que, silenciosamente, hace cada fondo en su entorno académico pero también en sus ciudades y países. 

Así lo señala, Claudia Ivonne Giraldo Gómez, jefa encargada del Fondo Editorial Universidad EAFIT. "Es una propuesta que ya se venía trabajando y que es el resultado del esfuerzo de muchas universidades a nivel continental en pro de ser un motor de cambio y generador de conocimiento, a través de los diferentes proyectos que desarrolla cada editorial universitaria". 

Doris Aguirre, asistente de la Editorial Universidad de Antioquia expresa que "esta es una muestra amplia para toda la comunidad académica y el público general. Un evento representativo pues tendrá títulos y autores de primera calidad que merecen difusión, personajes que generan reflexión en la sociedad con sus obras". 

El primer Salón Iberoamericano del Libro Universitario reunirá 4000 títulos distribuidos por áreas del conocimiento (estudios literarios, derecho, historia, comunicaciones, artes, filosofía, biología, ciencia, matemáticas, astronomía), y provenientes de más de 80 fondos editoriales universitarios de España, México, Costa Rica, Puerto Rico, Panamá, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Brasil y Colombia. 

Por Medellín participarán, además de EAFIT, el Instituto Tecnológico Metropolitano, la Universidad Pontificia Bolivariana, la Universidad de Antioquia, la Universidad Autónoma Latinoamericana, el CES, la Escuela de Ingeniería de Antioquia, la Universidad Nacional, la Universidad de Medellín y la Universidad Lasallista. Estas entidades son las mismas que hacen posible la Colección Bicentenario de Antioquia, que está por superar los cien títulos. 

Juan Diego Mejía, escritor y director de la colección Debajo de las estrellas del Fondo Editorial EAFIT, indica que este es un componente muy novedoso y esperado por la comunidad universitaria y literaria de la ciudad, "ya que abre un nicho de mercado importante para escritores y obras que no tienen cabida en las editoriales comerciales". 

Y es ésta, precisamente, la misión de los fondos editoriales universitarios como EAFIT "que rescata obras antiquísimas, da difusión a otro tipo de géneros que tienen poco espacio en otras editoriales y sirve como plataforma a jóvenes escritores quienes, con propuestas interesantes y alternativas, amplían el panorama literario más allá de la academia", concluye Claudia. 

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Alejandro Gómez Valencia 
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT 
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El Fondo Editorial Universidad EAFIT presentará en la Fiesta del Libro y la Cultura nuevas obras y lanzará su más reciente colección, Debajo de las estrellas. La imagen corresponde a la edición del evento de 2014.
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Lo íntimo de Débora Arango está en EAFIT

Junio 24, 2015

Los archivos personales de la pintora antioqueña Débora Arango, fueron donados a la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT. 

Los estudiosos de la obra de la artista podrán consultar cartas, reseñas, fotografías, entre otros documentos de la artista. 

Unas veces joven y sonriente, otras con el tiempo marcado en su piel y, en ese lapso, las historias de una vida con trazos de repudio y admiración. Así es la Débora Arango que se puede descubrir en la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT, el único lugar en la ciudad donde se encuentran los documentos personales de la artista.
 
Entre los reconocimientos están los archivos más antiguos: uno de 1939, año en el que le adjudicaron su primer premio y por el que recibió un cheque de 100 pesos; el certificado de asistencia a clases de pintura, mural y dibujo natural y en movimiento de la Escuela de Bellas Artes de Madrid, o un recorte de prensa, de 1940, donde se lee que es "una mujer que pinta con valor y emoción, a pesar de los ataques de los críticos".

De esas críticas también hay registros, como una carta escrita a mano por un autor anónimo que, en 1975, tras visitar su exposición en la Biblioteca Pública Piloto, calificó su obra de "impúdica, corruptora, desvergonzada, pornográfica, vulgar, sórdida, escabrosa, lujuriosa, sicalíptica, grotesca".

"El archivo tiene recortes de prensa, fotografías, cartas, algunas escrituras de su casa de Envigado, y muchos homenajes que se le hicieron una vez fue reconocida en Colombia como artista, lo que fue muy tardío", refiere María Isabel Duarte Gandica, coordinadora de la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT.

Y es que, en su opinión, la pintora primero triunfó en el exterior, particularmente en España, y solo hasta 1984 su obra fue aceptada en Medellín, a pesar de su talento y de lograr abrirse camino como mujer en una sociedad machista y conservadora que la ignoró e injurió, hasta imponer su estilo, su pensamiento, su arte.

"Débora no tuvo un reconocimiento en esa época porque se atrevió a pintar desnudos, mujeres absolutamente desgarradas, o en las situaciones reales como tener hijos o ser sirvientas. Esas denuncias que hacía en sus pinturas no fueron bien recibidas por una sociedad donde la mujer tenía un papel de hogar, y apenas empezaba a incursionar en otros ámbitos", comenta la historiadora.

Reconstrucción histórica

Cecilia Londoño de Estrada, sobrina de Débora Arango, fue la persona que se dedicó a recoger los archivos de Débora desde muy temprana edad. También es la guardiana de Casablanca, la que fue la residencia de la pintora, y cuya decisión de convertirla en museo aún está en el tintero.

También fue quien, generosamente, le entregó el material de la artista a María Isabel, el que había dispuesto en álbumes, tenía identificado y contenía sorpresas como su correspondencia.

"En la Cátedra Débora Arango los niños eran llevados a ver las exposiciones de la artista y después pintaban lo que habían visto. Esos dibujos fueron entregados a Débora, quien se sentía feliz, porque eran la mirada de los niños sobre su propia obra", recuerda María Isabel sobre otros de los archivos que se conservan en EAFIT.

El paso de la pintora por Europa, entre 1953 y 1955, época en la que residió en Inglaterra, Francia, Escocia, Austria y España, e hizo sus primeras cerámicas, así como su vida en Colombia, donde estuvo activa hasta 1960 y luego permaneció en silencio hasta 1975, también está registrado en fotografías, unas públicas y otras desconocidas.

A estas se suman homenajes, como el Honoris Causa de maestra en Artes Plásticas que le otorgó la Universidad de Antioquia en 1995, tarjetas de invitaciones, postales, el documento que da cuenta de la creación de una galería en México con su nombre, y reseñas de sus exposiciones en el extranjero, sobre las que, según María Isabel, se conoce poco.

"La importancia de estos archivos para los estudiosos de la obra de Débora o del desarrollo del arte en la ciudad es que todos los documentos sobre la evolución de su carrera están en un mismo lugar. Creo que es una buena oportunidad para quienes estudian sobre ella", expresa.

Las seis cajas con los documentos están en proceso de organización, y faltan otras por llegar pero, aun así, ya han sido abiertas en varias ocasiones, pues como lo menciona la Coordinadora de la Sala de Patrimonio Documental​, es un archivo muy consultado, que se quiere difundir para que sea del disfrute de las personas y para perpetuar la memoria de Débora Arango.

"El valor agregado es que es un archivo guardado y recopilado con mucho cuidado y, sobre todo, con mucho amor, lo que nos hace estar doblemente agradecidos con Cecilia, porque nos entrega un material en óptimo estado de conservación", finaliza.

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Juan Carlos Restrepo Aristizábal
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Débora Arango nació en la capital de Antioquia en 1907 y murió en Envigado en 2005. En 1987 la artista donó 233 obras al Museo de Arte Moderno de Medellín. Aquí la pintora en el proceso de creación de una de sus obras.
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Javier Restrepo pintó el arte pop colombiano

Mayo 29, 2015

Hasta el 28 de agosto estará en EAFIT la exposición sobre la obra Javier Restrepo, El hombre que miraba las estrellas. La inauguración fue el pasado 26 de mayo. 

El artista antioqueño fue fundamental en el modernismo colombiano, adelantado de su época con las creaciones de arte pop inspiradas en Nueva York y Medellín.

Color. Eso es lo que predomina en la exposición El hombre que miraba las estrellas, que se exhibe en el primer piso del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría de EAFIT, en honor al fallecido artista antioqueño Javier Restrepo Cuartas.​

Desde que el espectador entra a la sala puede apreciar los colores vibrantes y los dibujos característicos del arte pop que lo identificaron, obras inspiradas en la cotidianidad urbana, películas de los años 40 y 50, personajes como Marilyn Monroe, incluso cuadros que evocan acontecimientos inolvidables de ciudad como el caso de Posadita, el protagonista del recordado asesinato de Medellín en 1968.

“La exposición reconoce a Javier Restrepo como un personaje de su tiempo, con los condicionamientos de su tiempo: un sujeto contemporáneo, vulnerable, descentrado. Habitante de un espacio que ya no ofrece seguridades, sosiego ni filiaciones. Adelantado, explorador de un planeta urbano y fragmentado, que apenas estaba emergiendo sobre arenas movedizas. Además, un hombre, no en el sentido de un ser universal, sino como parte de un sistema androcéntrico, donde el sujeto de la mirada, esa que puede dar la ficción de seguridad, se sobreentiende masculino, activo, señor del lenguaje y la representación”, afirmó Imelda Ramírez González, curadora de la exposición.

Son cuatro salas las que los espectadores pueden recorrer para recordar a este artista a través de sus lienzos y dibujos de arte pop, varios de estos inspirados en el contexto colombiano.  

La primera sala es El hombre que miraba la ciudad, donde se despliegan sus relatos urbanos. La segunda, El hombre que se miraba a sí mismo, cuenta con búsquedas biográficas e introspectivas donde el artista no ha llegado totalmente a los planteamientos pop que después lo caracterizarían.

En la tercera, El hombre que miraba las estrellas, los asistentes entrarán a un espacio donde se reflexiona sobre sus acercamientos sublimados a las imágenes mediáticas de lo femenino. La cuarta sala se titula El hombre que miraba entre líneas y en esta se pueden apreciar los esfuerzos por reconstruirse a través de diversos lenguajes como el dibujo y la escritura, con los que tramitaba el deseo, ya no siguiendo la pista de las imágenes mediáticas, sino con un ojo más directo.

“Javier era un adelantado a su época, y siempre los adelantados dejan legado. Él estaba una época más allá. Por eso pienso que sus espectadores de ahora comprendemos más su arte que el público de décadas pasadas”, comentó Elsa Vásquez Rodríguez, asistente a la inauguración.

La exhibición, además, cuenta con un componente interactivo realizado por el artista Jorge Ocampo, que busca un cambio significativo en la representación de lo visual, acompañando el proceso de pintura, dibujo y escritura en la obra de Javier Restrepo, con animación, video-proyección y mapping.

“Me llamaron mucho la atención las dos salas que están intervenidas digitalmente por Jorge Ocampo, pues, además de complementar el trabajo de Javier Restrepo, lo lleva más allá y le da un toque de interactividad a los asistentes”, expresó Daniel Suárez Montoya, espectador.

Sol Giraldo Escobar, curadora de la exposición, explica que estas intervenciones hacen alusión a una teoría que dice que la imagen puede estar en estado sólido  (pintura y dibujo), líquido (cine), y un estado gaseoso (la imagen virtual). “Javier, por su época, llegó hasta el estado sólido y Jorge Ocampo nos deja ver qué hubiera pasado con él, una persona tan conectada con los medios, si hubiera estado en esta época digital”, agrega.

“Todos los interesados en el arte pop, los que conocían el trabajo de Javier, incluso los que no, deben venir a la exposición porque es un artista que refleja la época en la que vivió, es como hacer un viaje al pasado, como ir a cine y conocer un mundo diferente al actual a través de las miradas de este artista”, manifestó John Quiroz Villada, visitante.

¿Quién era Javier Restrepo?

El artista antioqueño era el mayor de 11 hermanos y murió a sus 65 años. Se dedicó a la pintura, el dibujo e hizo grandes obras de arte pop inspiradas en ciudades como Medellín y Nueva York. Gracias a su talento fue uno de los mentores de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín.  

Su hermano Jaime Restrepo Cuartas, exrector de la Universidad de Antioquia y actual rector de la Universidad de Santander, asegura que el artista “era un bohemio, enamorado del cine del 40 y 50, astrólogo, quiromántico. Un ser muy especial, que rompía con las costumbres y los esquemas”.

Se caracterizó por ser uno de los pioneros del arte pop en Colombia, con unas características especiales como su manejo del color, y su experticia y calidad en el dibujo. Por eso, es reconocido como uno de los artistas fundamentales del modernismo en Colombia.

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Juan Antonio Agudelo Vásquez

Coordinador de Extensión Cultural EAFIT

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La exposición tiene un catálogo a gran formato que se puede adquirir en la librería Acentos de EAFIT o librerías interuniversitarias. El horario para visitas es de lunes a viernes de 8 a.m. a 8 p.m., sábados de 8 a.m. a 4 p.m. y domingos hasta las 12 m.
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León de Greiff y Eladio Vélez, juntos en la Sala Patrimonial

Mayo 13, 2015

Parte de la biblioteca personal de León de Greiff fue donada a la Sala Patrimonial de EAFIT. Los textos tienen anotaciones del poeta. ​

Llegaron, también, documentos del pintor Eladio Vélez, como cartas, libros y bocetos. Todo el material es para la consulta del público.​  ​

​A la Sala Patrimonial de EAFIT acaban de llegar dos 'tesoros', valorados en letras que concentran parte de la riqueza histórica de dos figuras representativas del arte en el país: León de Greiff y Eladio Vélez. El arribo se dio gracias al altruismo de donantes para que fueran conservados y difundidos.

María Isabel Duarte Gandica , coordinadora de la Sala Patrimonial, aún no tiene la certeza de cuántas o cuáles piezas conforman la donación de la biblioteca personal de León de Greiff que hizo Hjalmar, el único hijo vivo del poeta, pues todavía falta abrir muchas de las cajas que ella misma fue a recoger a Villa de Leyva (Boyacá).

Lo que sí se sabe es que en estas están guardadas algunas de las obras de autores que el escritor leyó en su juventud y que explican no solo la influencia en su propia obra, sino el devenir de la literatura en Medellín de esa época.

En medio de los ejemplares, en los que se encuentran anotaciones del autor, dedicatorias y fechas, hay un inventario de la biblioteca de León de Greiff, hecho por él mismo en un libro de contabilidad, en el que alcanzó a registrar con tinta verde, como acostumbraba escribir, más de 6000 títulos (muchos otros se quedaron por fuera) y que, según María Isabel, efectivamente coinciden con la numeración que aparece en los libros.

"Su obra no se entiende sin sus lecturas. Aquí está lo fundamental. Los pensadores y los poetas que lo formaron están entre esos primeros libros de su catálogo", refiere Héctor Abad Faciolince, director del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas de EAFIT.

Entre esos hallazgos, Héctor sostiene un volumen de Edgar Allan Poe, firmado por Leo Le Gris en 1915 -uno de los seudónimos más comunes usados por León de Greiff, quien a menudo firmaba como Gaspar de La Nuit- con el que, dice, se podrían rastrear las lecturas del autor hace un siglo, mientras fundaba Panidas (un movimiento literario conformado por trece intelectuales) y publicaba sus primeros poemas.

"Aquí hay un ensayo muy famoso de Edgar Allan Poe sobre la poesía, llamado el Principio Poético. Aunque Poe escribía en inglés, León de Greiff lee esta traducción al francés, en la que se habla de la importancia de la melodía en la poesía y la repetición de ciertos sonidos. Siempre me había preguntado qué tanto habría podido influir en la poética de León de Greiff la lectura de este ensayo, y aquí está la respuesta", opina Héctor Abad.

En el inventario de sus libros, casi todos en francés, se encuentran, de manera jerárquica, autores como Shakespeare, Homero, Goethe, Francois Rabeláis, Francosis Villon, Blaise Pascal, Beaumarchais, Miguel de Cervantes Saavedra, Jean de La Fontaine, Erasmo y Edgar Allan Poe. 

"Los simbolistas y los poetas malditos franceses están en la base de la primera poesía de León de Greiff, y no es casual que él los ponga al principio de sus libros", explica Héctor Abad, mientras añade, por ejemplo, que es un orgullo para cualquier biblioteca tener el Elogio de la locura, de Erasmo, de las manos de León de Greiff.

Lo más importante de los libros de De Greiff es, para Maria Isabel, que el autor posiblemente si los leyó; que se conservan en buen estado a pesar del tiempo; que hay muchas ediciones "hermosísimas" ilustradas, como el libro de Las flores del mal sin ni siquiera empastar, de 1948, una posesión, según Abad, propia de coleccionistas; que casi todos tienen una fecha que, en palabras de su hijo de 83 años de edad, corresponden al día en que iniciaba la lectura o la retomaba; y que también dan cuenta de su enfoque musical.  

​Los trazos de Eladio Vélez

Con la admiración de un alumno por su maestro, o con el afecto de un amigo que lo cuidó y acompañó en su vejez, Jorge Cárdenas guardó, hasta hace cerca de un mes, el legado que los hijos del Pintor Eladio Vélez le encomendaron conservar.

Hoy, por ese mismo vínculo que los unió, los recortes de periódico sobre las exposiciones de Eladio, en las que se apreciaban los paisajes rurales, la vida cotidiana y las calles de la ciudad; las libretas en las que hacía los bocetos cuando estaba en Francia, y su correspondencia mientras residió en Europa, es decir entre 1927 y 1931, fueron donados por el maestro a la Universidad.    

Para María Isabel Duarte los archivos tienen un valor incalculable. Entre ellos también hay fotografías y libros que pertenecieron a él y tienen dedicatoria de autor, como uno de Tomás Carrasquilla, firmado por el escritor probablemente cuando estaba ciego, a juzgar por la imprecisión de su firma, y un catálogo de una exposición que hubo en Paris, donde aparece registrado en la lista de expositores.

"Hay dos tomos de cartas enviadas por Eladio Vélez a diferentes personas que, aunque son fotocopias, tienen mucho valor", precisa María Isabel.

En la vasta carpeta se pueden encontrar una carta de Débora Arango, en la que le agradece al maestro Eladio Vélez por haber participado en una exposición, y otra en la que, de acuerdo con Héctor Abad, relata su viaje desde Medellín a Puerto Berrío y de allí a Barranquilla, y cómo pierde el barco tras extraviar su maleta, entonces es un relato además de cómo se viajaba en esos años.

También se pueden leer las palabras que intercambió con Pedro Nel Gómez, Jorge Cárdenas, Ignacio Gómez Jaramillo y con el expresidente Eduardo Santos, solo por mencionar algunos.  

Estas cartas permiten, según María Isabel, comprender cómo se formaron dos grandes pintores antioquenos: Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez en Italia y en Francia, y dimensionar lo que estaba pasando en Europa y en la ciudad, así como enriquecer mucho la pintura a nivel de técnicas y de sensaciones.

​Los archivos que por mucho tiempo cuidó y conservó el maestro Cárdenas, ahora están en proceso de organización para ponerlos a disposición de quienes quieran descubrir otra faceta del conocimiento de este pintor antioqueño, de lo que significó "para un parroquiano ir a Europa y abrirse al mundo", puntualiza la coordinadora de la Sala Patrimonial.

​Medidas 

María Isabel Duarte indica que en la Sala Patrimonial no se tienen restricciones con los documentos, sino que están abiertos a todo el público. Aunque hay unas normas de conservación, como no fotocopiar el material y tampoco se puede prestar para ser retirados de la biblioteca, todo lo que hay en la sala se puede consultar, sin que sea necesaria una carta o presentar el carné.

"Cuando se requiera, facilitamos guantes porque hay una documentación que es muy delicada, pero esa es nuestra política, nos encanta y yo creo que esto es algo que distingue esta sala con respecto a otras de la ciudad. El patrimonio hay que cuidarlo pero también hay que usarlo porque este no sirve por sí mismo", menciona la directiva.

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Juan Carlos Restrepo Aristizábal
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Dos regalos acaba de recibir la Sala Patrimonial de EAFIT: parte de la biblioteca personal del poeta León de Greiff y archivos del maestro Eladio Vélez.
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Luis Eduardo Vieco registró el surgir de Medellín

Abril 7, 2015

En el Centro de Artes de EAFIT se expone, hasta el 9 de mayo, la obra del pintor, grabador, publicista y músico antioqueño.​ 

Se rescata su talento como publicista y su foco en los cambios que muestran el nacimiento de Medellín como urbe.

Las primeras imágenes publicitarias de la Pomada Peña, Limonada Cristal, Vino Moscatel y hasta escenografías para obras de teatro y zarzuela son parte de la producción artística de Luis Eduardo Vieco Ortiz. Era la primera mitad del siglo XX y el artista antioqueño se convirtió en uno de los más innovadores publicistas de la época, encargado de piezas para Postobón, Colombiana de Tabaco, Coltejer y Fatelares.

Algunas de esas piezas gráficas, que registraron el florecimiento de la industria antioqueña, se exhiben en la exposición Horizonte Urbano Luis Eduardo Vieco, con la que EAFIT rinde homenaje, en su Centro de Artes, al pintor, grabador, publicista y músico antioqueño.

La exposición, que estará habilitada hasta el 9 de mayo, se inauguró el pasado 26 de marzo y ese día uno de los primeros en recorrerla fue Eduardo Lopera Vieco, nieto del artista. Su primera impresión con la curaduría fue de sorpresa porque pensaba que se iban a exponer más óleos, acuarelas, pero notó que se le dio mucha importancia a la obra gráfica, publicitaria. “Estoy muy contento con eso porque es una faceta de él poco conocida”, manifiesta.

Lo que sí se conoce de Luis Eduardo Vieco (1882–1955) es que integró una de las familias que más artistas le entregó a la región -entre sus hermanos figuran músicos como el compositor Carlos Vieco- y fue uno de los primeros alumnos de Francisco Antonio Cano.

En la obra de Luis Eduardo, precisamente, los investigadores reconocen continuación y respuesta a la propuesta simbólica y retórica del maestro Cano. Por eso, en la exposición, se pueden ver óleos que tienen como protagonistas a los edificios de una urbe emergente.

Se exhiben, por ejemplo, cuadros que registran las fachadas del Teatro Junín, la iglesia de La Candelaria y las primeras avenidas de Medellín. Y es que, según Sol Astrid Giraldo, especialista en historia del arte, si en Cano hay una promesa de conquista de una tierra, en Vieco esa conquista ya empieza a ser evidente porque en él lo importante ya no es el paisaje sino el hombre y las transformaciones que le hace.

“La herramienta pictórica con la que cuenta es un figurativismo académico, una alta valoración del cromatismo, de las proporciones, de las armonías de luces y sombras, pero con esta debe dar cuenta del tema inédito y móvil de la ciudad, lo urbano, la modernidad”, escribe Sol Astrid en el texto de presentación de Horizonte Urbano.

Vivir en esa ciudad emergente influyó para que Luis Eduardo Vieco se convirtiera en, como lo dice su nieto Eduardo, un artista muy polifacético. Por eso él invita a quienes tenían referencias de su abuelo solo como acuarelista a que visiten el Centro de Artes de la Universidad para que vean algunos de los montajes escenográficos que hizo para obras de teatro.

Para evidenciar la múltiple participación del artista en diferentes esferas, en una de las paredes del Centro se plasmó ampliada la acuarela que pintó en 1961 para la escenografía de la obra Princesa del Dólar.

En la muestra se puede pasear, también, por sus aportes en caricatura, la relación que tuvo con revistas como Cromos, su trabajo en las portadas de libros de Bernardo Uribe Muñoz, recetarios de cocina y hasta textos escolares.

Es que el viaje a Horizonte Urbano es la visita a la producción artística de Luis Eduardo Vieco que tiene como un don, además de su versatilidad, el ojo para retratar los primeros cambios físicos y sociales que empezaron a llevar a Medellín a ser una urbe.

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Juan Antonio Agudelo Vásquez
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El Centro de Artes está ubicado en el primer piso del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas. Horario: lunes a viernes de 8: 00 a.m. a 8:00 p.m. Sábados de 8:00 a.m. a 4:00 p.m. Domingos hasta las 12:00 m.
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Juan Esteban Constaín obtuvo el Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana

Enero 28, 2015

El escritor colombiano recib​ió el galardón la noche de este miércoles 28 de enero en el Museo de Arte Moderno de Medellín, en desarrollo del Hay Festival. 

El mejor libro nacional de 2014, El hom​​​bre que no fue Jueves, tiene como personaje central a uno de los escritores británicos más extraños y brillantes.​

Un católico verdadero y muy particular que encontró en el humor el mejor camino hacia la fe. Así es G.K. Chesterton, el personaje central del libro ganador del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana (PBNC), que se conoció la noche de este miércoles 28 de enero en el Museo de Arte Moderno de Medellín. El galardón lo obtuvo el escritor colombiano Juan Esteban Constaín con la novela El hombre que no fue Jueves.

Constaín se llevó el premio, al mejor libro colombiano de 2014, entre 112 obras postuladas, de las que se preseleccionaron 11 para luego llegar a tres finalistas entre los que también estaban Ricardo Silva (El libro de la envidia) y Margarita García Robayo (Lo que no aprendí).

A Juan Esteban Constaín se le ocurrió escribir el libro ganador porque hace varios años lee a Chesterton y cuando se enteró de que había una causa en el Vaticano para canonizarlo supo que esa era una historia tan o más asombrosa de las que hubiera escrito el propio autor y periodista británico.

​“Decidí que iba escribir una novela para hacerle un homenaje a Chesterton, celebrar su estilo, su humor. Sobre todo celebrar esa forma en la que él asumió el catolicismo alejado del dogmatismo”, explica el ganador de la primera edición del PBNC, que promueven EAFIT, Familia y Caracol TV en desarrollo del Hay Festival.

¿Pero qué tiene Chesterton que cautiva tanto a Constaín? El autor lo tiene claro: su ingenio, humor, generosidad, plenitud y dicha. “Chesterton era un alma sonriente y eso está en todos sus libros, que son muy profundos y divertidos. Era un sabio, pero logró que la sabiduría estuviera envuelta en el empaque de la ironía y la felicidad. Esa combinación es la que más me seduce siempre. Los maestros que más me gustan y los sabios que son mis ídolos tienen siempre esa característica: practican por igual la profundidad y la ironía”.

El premio también es para Random House, la editorial que publicó El Hombre que no fue jueves. Y es que una de las características del PBNC es que las participantes fueran obras ya publicadas, por lo que estaban en competencia 47 editoriales.

Ricardo Silva valora que el galardón fuera para novelas publicadas, así como la calidad del jurado: “Hay escritores de una trayectoria reconocida y gente, además, valiente. También es avalado por una universidad que le da mucha seriedad al asunto porque no hay detrás intereses diferentes a los de estimular el trabajo y presentarle a los lectores algo que quizás no conocerían sino fuera gracias al premio”.

Una radiografía a la literatura colom​biana

Otro de los puntos que resalta Ricardo Silva sobre el Premio es la calidad de los participantes. Anota que veía muy difícil la competencia porque había escritores muy valiosos, con carreras importantes y libros muy buenos. “De los 11 libros que estaban preseleccionados leí siete o seis y pensé que cualquiera de esos podía estar entre estos tres finalistas. Supongo que el trabajo no fue nada fácil y más pensando que cada novela es tan diferente que me parece una gran suerte y una gran alegría haber quedado en el grupo final”.

Silva también está feliz, a pesar de no haber ganado, porque reconoce que tanto a Margarita García como a Juan Esteban Constaín les tiene mucho cariño y admiración. Es un sentimiento recíproco según las palabras del ganador: “Ricardo es casi un hermano para mí. Me parece que es un gran escritor y creo que su novela es una joya, un gran libro”.

Los finalistas, además de compartir amistad, también coinciden en generación porque los tres son menores de 40 años. Ese tema, sin embargo, no le dice mucho a Juan Esteban Constaín, porque para él “la edad es una condición cronológica accidental. La juventud suele pasar”.

A Ricardo Silva ese asunto le parece una coincidencia y destaca que en la literatura colombiana hay una generación hecha de varias generaciones. “Están escribiendo al tiempo Darío Jaramillo, Piedad Bonet, Héctor Abad, Miguel Torres, William Ospina. Hay escritores entre 50, 60, 70,  40, y 20 años funcionando al tiempo y de todos cabe esperar una sorpresa”.

El tema de la edad le dice a Alexis de Greiff, uno de los jurados del PBNC, que seguramente sí está sucediendo algo con respecto a esta generación aunque no considera extraño que un escritor que está en una etapa de ascenso de su carrera gane premios a los 40 años.

En cuanto a la diversidad en las temáticas y estructuras de las obras participantes, de Greiff agrega que no fue una deliberación fácil y considera que el Premio debería servir para orientar a los lectores, para que tengan en cuenta que los libros preseleccionados, y en especial los finalistas, son de muy alta calidad. “Invitaría a quienes leen que los lean, son una expresión de una literatura muy fresca e interesante del panorama cultural colombiano”.

Margarita García Robayo se considera una de las beneficiadas de la visibilidad que le puede dar ser una de las finalistas del PBNC. La escritora cuenta que sus obras siempre hablan de su entorno colombiano pero como vive hace 10 años fuera del país son poco conocidas en el nivel nacional, por eso está agradecida con el reconocimiento que le da tener su novela entre las tres mejores de 2014.

El jurado

Los jurados del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana fueron: Enrique Krauze (presidente), Piedad Bonett, Alexis de Greiff, Darío Jaramillo Agudelo, Mario Jursich Durán y Nicanor Restrepo.​​​

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Por ser ganador, Juan Esteban Constaín recibe un diploma, una escultura del escultor colombiano Hugo Zapata y la suma de 40 millones de pesos. Lo acompañan Ricardo Silva y Margarita García, los otros finalistas
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