Pausar, escuchar y crear vínculos nos protege en tiempos de inmediatez y desinformación

Septiembre 10, 2025

La pausa es una herramienta poderosa frente a las dinámicas actuales: detenerse, contemplar, poner límites y escuchar las propias emociones permite, explican expertos eafitenses, recuperar control y tomar decisiones sin la presión del afán.

Ante la desinformación y la inmediatez, la invitación es a ejercitar una lectura crítica, verificar fuentes y evitar caer en el consumo automático de redes sociales. El diálogo y la búsqueda de ayuda profesional, cuando es necesario, se convierte también en un hábito esencial para fortalecer la salud mental. 

La salud mental se ha convertido en uno de los grandes retos de la sociedad actual. La hiperconexión permanente, la inmediatez con la que vivimos, la infoxicación y la polarización han generado un entorno que dificulta el bienestar emocional y aumenta los niveles de ansiedad. Psicólogos eafitenses y expertos en el tema coinciden en que, más que grandes transformaciones, son los hábitos cotidianos los que pueden marcar la diferencia en crear condiciones que favorezcan el equilibrio y la tranquilidad.

Uno de los puntos más reiterados por los expertos es la necesidad de darle lugar a la pausa. En un contexto en el que estar siempre ocupado parece ser la norma, detenerse se convierte en un acto de autocuidado. Como explica Enrique Macía Lalinde, psicólogo del Servicio Médico y Seguridad y Salud en el Trabajo de EAFIT: “En la vida personal hay que evitar acelerarse o tener mucha prisa para dar una respuesta. De hecho, en situaciones donde nos vemos forzados a elegir de manera apresurada, generalmente puede presentarse un escenario adverso para tomar decisiones”.

Además de frenar la prisa, resulta fundamental reconectar con lo esencial. Edwin Andrés Restrepo Zuleta, psicólogo de Desarrollo Estudiantil de la Universidad, destaca la importancia de propiciar encuentros presenciales, cuidar los momentos de ocio y conectarse con la naturaleza. Recomienda “salir de la hiperconexión tecnológica y conectarnos con nosotros mismos a través de momentos de pausa, silencio, meditación, oración (aquello que cada uno sienta que lo saca del ritmo agitado de la vida y le conecta con su propia persona)”.

La desinformación y la polarización, amplificadas por redes sociales, también afectan la salud mental. Por eso, fortalecer la lectura crítica y verificar las fuentes de información es clave. Evitar quedar atrapados en el consumo automático de contenidos y reconocer el impacto emocional de ciertas noticias ayuda a reducir el malestar. En palabras de Edwin Andrés Restrepo, esto es también un acto de responsabilidad con uno mismo y con los demás. “Recordar que no todo lo que se habla en redes sobre la salud mental tiene la rigurosidad sobre el tema, por tanto, lo mejor siempre será acudir a un profesional cuando siento dudas sobre lo que me pasa a nivel emocional y comportamental”.

En este escenario, la autenticidad y la capacidad de expresar lo que sentimos sin miedo a ser juzgados son herramientas poderosas. La coherencia entre lo que se siente y lo que se comunica no solo ayuda a procesar emociones, sino que también abre la posibilidad de pedir ayuda y encontrar apoyo en los demás. Para Enrique Macía, el diálogo y la escucha son pilares para ampliar horizontes y construir comunidad desde la diferencia.

Vincularse con la vida

El 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una fecha que recuerda la urgencia de abordar el malestar emocional con responsabilidad y acompañamiento. Esta efeméride pone en el centro la importancia de abrir espacios seguros para la escucha y la atención oportuna. A propósito de este día, el podcast Hablemos de salud mental publicó el capítulo ¿Cómo orientarnos ante el suicidio?

Héctor Gallo, psicólogo y psicoanalista, insiste en que uno de los mayores riesgos es el aislamiento y la soledad. “La soledad es una vivencia, un sentimiento psicológico. A mayor conexión con estos aparatos tecnológicos, menores posibilidades de invención de cómo relacionarse con el otro”, advierte. Para él, escuchar de manera atenta y sin presuponer lo que siente un niño o un joven es fundamental para prevenir situaciones extremas.

El especialista agrega que la amistad y la solidaridad, pilares del apoyo emocional, se han debilitado en la sociedad actual, lo que deja a muchos sin referentes estables. “Hay que construir un deseo de vivir para poder vivir; es responsabilidad de cada uno hacerlo, pero apoyado con la vinculación con los seres. La pregunta por la existencia no es la misma pregunta por la vida, es por cómo me vinculo con los otros”, afirma.

Los psicólogos eafitenses coinciden en que, frente a una situación emocional difícil, llevar a cabo pequeñas acciones pueden fortalecernos: permitirse hablar y buscar ayuda, aceptar ser ayudados y mantener un diálogo claro y honesto. Conectar con personas de confianza, rodearse de quienes reconocen y validan lo que atravesamos, y practicar la escucha sin juicios son pasos esenciales. 

El llamado final es a construir comunidad desde la diferencia y la autenticidad. Hacer pausas, cuidar los vínculos, expresarse con honestidad y aprender a escuchar al otro son pequeñas acciones que, sumadas, fortalecen la salud mental y ayudan a proteger la vida.

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Pausar, escuchar y crear vínculos nos protegen en tiempos de inmediatez y desinformación
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En medio de la soledad y la hiperconexión, construir comunidad resulta vital para proteger la vida.
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¿Cuándo un hábito se convierte en una dependencia?

Agosto 5, 2025

Muchas dependencias cotidianas, como el uso excesivo del celular, el trabajo sin descanso, el juego o las compras compulsivas, están tan naturalizadas que pasan desapercibidas. Desde la psicología, se advierte que estas prácticas pueden afectar la salud mental y distintas áreas de la vida.

De acuerdo con expertos eafitenses, estas dependencias también responden a dinámicas del sistema económico y cultural en el que vivimos. Reconocer las señales es clave para prevenir daños emocionales y abrir el diálogo sobre hábitos que, aunque aceptados socialmente, pueden ser perjudiciales.

No todas las adicciones se esconden en sustancias. En la actualidad, muchas formas de dependencia están ligadas a hábitos aparentemente inofensivos o incluso socialmente valorados. El celular, el trabajo, las redes sociales, el juego o las compras pueden convertirse en fuentes de ansiedad, angustia y malestar emocional. Sin embargo, al estar tan integradas en la vida diaria, pocas veces se reconocen como problemáticas.

Desde la psicología, explican expertos eafitenses, se ha empezado a visibilizar cómo estas conductas pueden derivar en formas de dependencia. “Esto ocurre cuando se instala un modo de relación rígido y privilegiado con las personas, los objetos o el mundo para afrontar las tensiones de la vida. Surge la creencia de ‘sin esto no soy capaz’ o, al menos, ‘es muy difícil’. Esa persona o ese objeto se convierte en un ‘tapón’ que silencia el malestar, la tristeza o la angustia; un tapón que, paradójicamente, a la larga genera más malestar en diversas áreas de la vida”, afirma Juan David Mesa Valencia, psicólogo de Desarrollo Estudiantil de EAFIT.

En este contexto, es importante diferenciar entre dependencia y adicción. La primera puede manifestarse como un vínculo emocional fuerte o necesario que, en ciertos casos, puede adquirir características patológicas. En cambio, la adicción se considera un trastorno complejo, caracterizado por la compulsión, el deterioro y la pérdida de control.

Juan David también señala que en un mundo que valora la hiperproductividad y la conexión permanente, no sorprende que el trabajo y el uso de dispositivos móviles hayan pasado de ser herramientas para convertirse en ejes de nuestra cotidianidad. La lógica dominante promueve la idea de que siempre se debe dar más: más horas, más resultados, más visibilidad. En especial para quienes emprenden, la consigna de “dar la milla extra” se ha vuelto una regla no escrita que responde tanto a exigencias externas como a expectativas personales.

A esto se suma la integración del celular como una extensión de la rutina. Ya no es solo un medio de comunicación: concentra vínculos afectivos, entretenimiento, estatus, dinero y, por supuesto, trabajo. Su uso constante no es casualidad, sino parte de una dinámica cultural y económica que incentiva su consumo. Más allá del análisis estructural, señala Juan David, es necesario interrogarse desde lo individual: ¿está al servicio de soportar un malestar emocional?, ¿cuál es la frecuencia y la cantidad de uso?, ¿estas actividades están afectando negativamente otras esferas de la vida?

Para Jorge Mauricio Cuartas Arias, profesor de la Escuela de Humanidades de EAFIT, una persona puede volverse adicta a actividades aparentemente inofensivas. “En la práctica clínica abordamos las dependencias comportamentales como dependencias que pueden construir una relación problemática con un objeto y convertirse en una adicción. Cuando se cumplen ciertos criterios como obsesión, tolerancia, abstinencia y conflicto con las situaciones que el sujeto vive a diario, hablamos de una condición que genera daños significativos”.

El profesor agrega que las señales psicológicas y emocionales de una dependencia en desarrollo pueden ser diversas. Entre las más comunes están el pensamiento obsesivo y la dificultad para detener o moderar la conducta, incluso al intentarlo repetidamente. A esto se suman la tolerancia (necesidad creciente de más tiempo y frecuencia) y los síntomas de abstinencia, irritabilidad o insomnio cuando no se realiza la actividad. Igualmente es frecuente la negación del problema, la racionalización y, con el tiempo, un deterioro emocional e interpersonal.

Entre los riesgos y consecuencias más frecuentes están la ansiedad, el estrés crónico y la depresión, producto de una constante exigencia emocional y la pérdida progresiva del placer en actividades que antes resultaban gratificantes. Asimismo, pueden aparecer síntomas como el burnout (estado de agotamiento físico, emocional y mental que resulta de la exposición prolongada al estrés laboral), el insomnio, la fatiga constante y los cambios de humor, lo que afecta la concentración, la tolerancia a la frustración y las relaciones personales.

Un detox de redes sociales

Una de las recomendaciones de los psicólogos eafitenses es desacelerar, entendiendo este gesto como un acto de resistencia y autoconocimiento. Detener el ritmo impuesto por el trabajo constante o el scroll infinito en redes sociales permite abrir un espacio para preguntarse, con honestidad, qué se desea realmente. Crear momentos libres de pantallas y de exigencias externas se vuelve fundamental para reconectar con las propias emociones. En ese proceso, también es posible identificar qué situaciones disparan las conductas dependientes, ensayar nuevas formas de afrontar el malestar emocional y, si es necesario, buscar acompañamiento profesional que facilite el camino hacia una vida más consciente y equilibrada.

Un caso ilustrativo es el de Elena Restrepo Henao, estudiante de Administración de Negocios y representante estudiantil de EAFIT, quien en diciembre de 2023 decidió hacer una pausa voluntaria en el uso de redes sociales. “El nivel de conciencia que yo construí en esos días fue muy especial. Te enfrentas a no hacer nada e invertir el tiempo en algo que no sea tan estimulante o lleno de dopamina como lo pueden ser las redes sociales. Entonces lees, descansas o conversas con las personas, porque se nos olvida que en el mundo presencial también eso es posible”, afirma.

A partir de su experiencia, Elena se unió a la profesora María Alejandra González Pérez para proponer un desafío práctico en la clase de Ética e Integridad. La actividad consistió en que los estudiantes hicieran un detox de redes sociales y llevaran un diario físico durante el proceso. El experimento reveló cómo muchos de ellos enfrentaron ansiedad por desconexión, pero también cómo, con el tiempo, descubrieron beneficios relacionados con el bienestar personal y la reconexión con actividades presenciales.

Los expertos insisten en la necesidad de revisar críticamente nuestros hábitos. “El primer paso, creo yo, es reconocerlo. El segundo, pedir ayuda. Y el resultado, tras un esfuerzo, es regresar a una vida más plena, saludable, en la que se construya un verdadero bienestar”, concluye el profesor Jorge Mauricio.

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El celular, las redes sociales y el trabajo excesivo pueden convertirse en formas de dependencia que afectan la salud mental. Conoce más sobre este tema en el video podcast Hablemos de Salud mental
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El celular, las redes sociales y el trabajo excesivo pueden convertirse en formas de dependencia que afectan la salud mental. Conoce más sobre este tema en el video podcast Hablemos de Salud mental
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Reconocer, redistribuir, remunerar: el cuidado también es economía

Julio 22, 2025

La economía del cuidado visibiliza un trabajo esencial para la reproducción de la vida y el funcionamiento del sistema productivo, que históricamente ha recaído de forma desproporcionada en las mujeres. Este trabajo, muchas veces no remunerado ni reconocido, limita la autonomía económica y los ingresos dignos. 

Hablar de cuidado es hablar de derechos y corresponsabilidad. En una sociedad que envejece y necesita más apoyo, el reto es redistribuir las tareas de cuidado entre el Estado, las familias, el sector privado y la comunidad. Esto implica transformar roles de género y ofrecer condiciones justas para quienes cuidan.

Aunque todos y todas necesitamos cuidados en algún momento de la vida, no siempre somos conscientes del valor que este trabajo tiene para la sociedad. El cuidado es una actividad esencial para sostener la vida y también una dimensión económica que ha sido por mucho tiempo invisibilizada. La economía del cuidado se refiere a ese conjunto de tareas fundamentales, un concepto que ha tomado fuerza en las agendas públicas y académicas de América Latina y el mundo. 

Para Carolina Lopera Tobón, secretaria de las Mujeres de Antioquia, el cuidado es un derecho que está emergiendo y que se quiere consolidar como un derecho fundamental asociado al concepto de ciudadanía, pero también es un trabajo, que en la mayoría de los casos no es remunerado y que se encuentra invisibilizado. "Hablar de la economía del cuidado es fundamental, porque implica reconocer su aporte tanto en los procesos reproductivos como en los productivos". Además, agrega que mientras el 76 % de los hombres en edad de trabajar se encuentran empleados o en búsqueda activa de empleo, solo el 51 % de las mujeres está en esa misma situación. 

Y es que hablar de cuidado también es hablar de desigualdad. La división sexual del trabajo ha asignado históricamente a las mujeres la responsabilidad de lo doméstico y lo íntimo. A pesar de que hoy participan más en la vida laboral y política, siguen siendo las principales proveedoras de cuidado en el hogar. “Mientras las mujeres dedicamos 7 horas y 44 minutos en promedio al trabajo del cuidado no remunerado, los hombres lo hacen durante 3 horas y 6 minutos. Eso ya en sí mismo nos evidencia que las mujeres dedicamos casi tres veces más de tiempo”, explica Carolina. 

Desde otra perspectiva, Juan José Suárez Peña, pedagogo y coordinador desde EAFIT de la apuesta formativa del Sistema del Cuidado de Antioquia, plantea que esta discusión no es nueva, aunque hoy sea más visible gracias a la sistematización de datos. “Hace 600 años las mujeres vienen hablando de dejarlas participar en la educación, en los espacios políticos y en los espacios sociales”, afirma. 

Igualmente, Juan José subraya que la economía del cuidado interpela a los hombres. “Es importante redistribuir esas tareas porque no puede ser que el 51 % de la población del mundo no tenga un proyecto de vida porque tiene una doble o una triple jornada. Entonces, la redistribución de las labores de cuidado implica un reconocimiento de estas labores, pero además requiere reconocer que nosotros, los hombres, no hacemos lo que deberíamos hacer”. 

La transición demográfica actual, con poblaciones más longevas y tasas de natalidad en descenso, hace aún más urgente el debate. Cada vez más personas necesitarán cuidados, y si no se transforman las estructuras actuales, esa carga seguirá recayendo en las mismas manos. “No estamos preparados como sociedad para realizar ese cambio, no solamente en lógica de cuidado, sino también en lógica de productividad y de desarrollo. No es posible que, en años futuros, cuando ya tengamos menos personas en capacidad productiva, esto continúe de la misma manera, y por eso actualmente las administraciones públicas están asumiendo este tema como prioritario”, advierte Carolina. 

“El diamante del cuidado” 

De acuerdo con Angie Palacio Sánchez, jefa de incidencia de Valor Público EAFIT, el cuidado no puede seguir siendo una carga exclusiva de las mujeres, y mucho menos de las familias. La atención a la infancia, a las personas mayores, enfermas o con discapacidad debe ser vista como una responsabilidad compartida por toda la sociedad. “Ahí es donde entran el famoso diamante del cuidado, que representa a los actores que deben asumir esta tarea: las familias, sí, pero también las empresas, el Estado y las organizaciones sociales”. 

En EAFIT, este tema ha venido cobrando relevancia como una problemática urgente para la sociedad. Según Angie, la Universidad se ha venido acercando a esta temática en los últimos años a través de la comprensión profunda de las inequidades que la atraviesan. “Nuestra labor es ser capaces de atender esos problemas, pensarlos, conocerlos y diagnosticarlos muy bien, para que a partir de ello podamos definir cuál es el camino a seguir. Por eso, desde Valor Público, hablamos de cómo comprender estos desafíos puede aportar a mejores decisiones para que otro país sea posible y, en este caso, para que otra sociedad del cuidado sea posible”, afirma. 

Desde la iniciativa de Equidad y Desarrollo Social de Valor Público, liderada por la profesora eafitense Mónica Hernández, se acompaña actualmente el Sistema del Cuidado de Antioquia. Esta labor, que trasciende la coyuntura, busca contribuir a la construcción de una sociedad más equitativa, en la que el cuidado se reconozca como un bien público, una política estructural y una prioridad colectiva. 

Cuidar no es un favor ni un acto exclusivo de amor: es trabajo, es tiempo, es desgaste y también es producción de valor. Reconocerlo, redistribuirlo y garantizarlo como un derecho es un paso necesario hacia una sociedad más justa, donde todas las personas, cuidadoras o cuidadas, puedan desarrollar su proyecto de vida con autonomía y dignidad.

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Reconocer, redistribuir, remunerar: el cuidado también es economía
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Según un informe de ONU Mujeres Colombia y el DANE, el trabajo doméstico y de cuidados del hogar equivale al 20 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
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¿Qué decisiones pueden tomar las asambleas de copropietarios?

Febrero 29, 2024

Si bien la ley define sus funciones básicas, estas pueden establecer normas de convivencia dentro del reglamento de propiedad horizontal que estén en consonancia con la Constitución y el Código Nacional de Policía y Convivencia. 

Frente a las determinaciones colectivas de las asambleas es posible no estar de acuerdo, sin embargo, para impugnar una decisión, esta debe ir en contra de la ley o del reglamento de la propiedad horizontal.  

​Si usted es dueño de una propiedad horizontal, es crucial comprender el propósito, alcance y limitaciones de las asambleas. ¿Están en la facultad de impedir tener animales en las residencias?, ¿pueden prohibir el alquiler a través de plataformas digitales o restringir los horarios en que una vivienda hace ruido?  

Como máximo órgano decisorio de la copropiedad, las asambleas cumplen unas tareas básicas según lo establecido por la Ley 675 de 2001. Margarita Maya Lopera, abogada y egresada de EAFIT, aclara que una asamblea puede formular normas de convivencia dentro del reglamento de propiedad horizontal, sin embargo, dichas directrices no pueden ir en contravía del Código Nacional de Policía y Convivencia, ni de los derechos fundamentales consagrados en la constitución.  

Con respecto a las mascotas, la abogada señala que “el Código Nacional de Policía, en el artículo 117 reformado en el 2020, dice que las copropiedades no pueden prohibir la presencia de mascotas y animales domésticos. Además, ordena que, en la próxima asamblea, se remueva esta prohibición en caso de que exista”, igualmente, el Código, en el artículo 129, establece que en los conjuntos residenciales no pueden permanecer aquellos animales caninos potencialmente peligrosos, y que se requiere una decisión calificada de tres cuartos de la asamblea para prohibirlos.  

Sobre el alquiler de viviendas en plataformas digitales, es importante considerar la destinación que tiene la copropiedad en el reglamento. En caso de ser residencial, aquellos apartamentos que se alquilen por menos de 30 días estarían destinados al turismo, lo que constituiría un incumplimiento de la normativa del conjunto y podría resultar en multas para los propietarios. También, es posible realizar una votación durante la asamblea para cambiar la destinación del inmueble, seguido de otros procesos de licenciamiento.  

En cuanto al ruido, el uso de las zonas comunes, la disposición de residuos y otros temas de convivencia, el Código Nacional de Policía puede servir como referencia general, no obstante, los detalles específicos se pueden establecer en el reglamento de la propiedad horizontal con el apoyo del consejo de administración. 

Federico Bernhardt, socio director de BG Abogados y profesor de la especialización en Derecho Urbano de EAFIT, advierte que las asambleas son órganos colegiados, lo que significa que toman decisiones de forma colectiva. Aunque es posible no estar de acuerdo, cambiar una decisión por vía jurídica requiere que esta vaya en contra de la ley o del reglamento de la propiedad horizontal.  

“Frente a un desacuerdo se puede dejar constancia de quiénes votaron a favor y en contra. También se puede afirmar en situaciones determinadas que la decisión es ilegal, por que va en contra del reglamento de propiedad horizontal o de la ley, así, es posible impugnar, siempre y cuando se tengan los soportes para eso”, dice el profesor.  

Otra de las tareas que cumplen las asambleas sucede entre febrero y marzo de cada año, tiempo en el que deben fijar el valor de la cuota ordinaria de administración basándose en un presupuesto detallado presentado por el administrador y el consejo de administración.  

Dany Granda Jaramillo, profesor de la especialización en Derecho Urbano de la Universidad, explica que, junto con la fijación de este rubro y la aprobación del presupuesto del año en curso, las asambleas deben evaluar la gestión administrativa y financiera de los demás órganos que forman parte de la persona jurídica: el administrador y su equipo de trabajo, el consejo de administración, el revisor fiscal y el comité de convivencia, cuando hay lugar a ellos. 

“En este punto, es oportuno que cada propietario haga un balance de la gestión de estos, pues la asamblea es la oportunidad para confirmar o renovar el equipo de trabajo, partiendo del mismo consejo de administración, conformado por un grupo de propietarios que acompañarán al administrador en la toma de las decisiones más importantes hasta el próximo año”, afirma. 

Una última función es responder a las solicitudes de los copropietarios que no han podido ser resultas por el administrador y el consejo, como aquellas relacionadas con las modificaciones al reglamento de propiedad horizontal, derivadas de mejoras o modificaciones que pretendan hacerse a los bienes privados.  

La ley no determina un límite para la duración de las asambleas ni para el aumento en la cuota de administración, a menos que el reglamento de propiedad horizontal disponga lo contrario. Esto es una práctica riesgosa, según afirma el profesor Federico, ya que los aumentos deben corresponder a los fenómenos económicos y su variabilidad.  

¿Cómo prepararse para una asamblea? 

Los especialistas recomiendan a los propietarios, antes de una asamblea, revisar los informes y documentos adjuntos enviados por los administradores en la citación para conocer la ejecución del presupuesto del año anterior, el estado de la cartera y otros asuntos financieros con anticipación. Incluso, si se considera necesario, podría remitirse este material a un contador para tener su opinión.  

Si se quiere llevar alguna propuesta especial, es aconsejable prepararla previamente mediante una exposición concreta. Se considera una ventaja si cada propietario hace un balance de los asuntos que desea discutir en materia de convivencia, obras e intervenciones, ya que esto puede influir incluso en el valor económico del inmueble.  

Por último, también es oportuno revisar quiénes son las personas con derecho a asistir a la asamblea. En muchas ocasiones, se delega esta asistencia a familiares o amigos sin contar con un poder o autorización expresa del propietario, donde manifieste este deseo en caso de no poder asistir. Perder la representación en estas sesiones significa renunciar a la posibilidad de compartir su propio juicio con los demás, expresan los profesores. 

Mayores informes 

Alejandro Gómez Valencia 

Área de Contenidos EAFIT 

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Correo electrónico: jgomez97@eafit.edu.co 

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Fotografía de edificios con vista al centro de Medellín. relacionada con la noticia: ¿Qué decisiones pueden tomar las asambleas de copropietarios?
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Las asambleas de copropietarios las constituyen los propietarios de bienes privados, representantes o delegados.  
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