“Juntar a los injuntables y hacer posible lo que parece imposible”, una de las misiones diarias de Sara

Julio 22, 2025

Sara Zuluaga, una de las analistas de economías emergentes de Proantioquia, expresa que el aporte que realiza desde su labor, se ve reflejado en la capacidad de juntar a diferentes personas, desde diversas miradas, para detonar proyectos que impulsen la industria musical de nuestra región. 

Reconoce que gracias a su formación en EAFIT adquirió la capacidad de trabajar con muchos sectores para ponerlos al servicio del desarrollo de Antioquia. “Soy eafitense porque llevo este sello, el conocimiento, la transformación y la inspiración a donde quiera que vaya”, reflexiona.

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“Juntar a los injuntables y hacer posible lo que parece imposible”, una de las misiones diarias de Sara

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Reconocer, redistribuir, remunerar: el cuidado también es economía

Julio 22, 2025

La economía del cuidado visibiliza un trabajo esencial para la reproducción de la vida y el funcionamiento del sistema productivo, que históricamente ha recaído de forma desproporcionada en las mujeres. Este trabajo, muchas veces no remunerado ni reconocido, limita la autonomía económica y los ingresos dignos. 

Hablar de cuidado es hablar de derechos y corresponsabilidad. En una sociedad que envejece y necesita más apoyo, el reto es redistribuir las tareas de cuidado entre el Estado, las familias, el sector privado y la comunidad. Esto implica transformar roles de género y ofrecer condiciones justas para quienes cuidan.

Aunque todos y todas necesitamos cuidados en algún momento de la vida, no siempre somos conscientes del valor que este trabajo tiene para la sociedad. El cuidado es una actividad esencial para sostener la vida y también una dimensión económica que ha sido por mucho tiempo invisibilizada. La economía del cuidado se refiere a ese conjunto de tareas fundamentales, un concepto que ha tomado fuerza en las agendas públicas y académicas de América Latina y el mundo. 

Para Carolina Lopera Tobón, secretaria de las Mujeres de Antioquia, el cuidado es un derecho que está emergiendo y que se quiere consolidar como un derecho fundamental asociado al concepto de ciudadanía, pero también es un trabajo, que en la mayoría de los casos no es remunerado y que se encuentra invisibilizado. "Hablar de la economía del cuidado es fundamental, porque implica reconocer su aporte tanto en los procesos reproductivos como en los productivos". Además, agrega que mientras el 76 % de los hombres en edad de trabajar se encuentran empleados o en búsqueda activa de empleo, solo el 51 % de las mujeres está en esa misma situación. 

Y es que hablar de cuidado también es hablar de desigualdad. La división sexual del trabajo ha asignado históricamente a las mujeres la responsabilidad de lo doméstico y lo íntimo. A pesar de que hoy participan más en la vida laboral y política, siguen siendo las principales proveedoras de cuidado en el hogar. “Mientras las mujeres dedicamos 7 horas y 44 minutos en promedio al trabajo del cuidado no remunerado, los hombres lo hacen durante 3 horas y 6 minutos. Eso ya en sí mismo nos evidencia que las mujeres dedicamos casi tres veces más de tiempo”, explica Carolina. 

Desde otra perspectiva, Juan José Suárez Peña, pedagogo y coordinador desde EAFIT de la apuesta formativa del Sistema del Cuidado de Antioquia, plantea que esta discusión no es nueva, aunque hoy sea más visible gracias a la sistematización de datos. “Hace 600 años las mujeres vienen hablando de dejarlas participar en la educación, en los espacios políticos y en los espacios sociales”, afirma. 

Igualmente, Juan José subraya que la economía del cuidado interpela a los hombres. “Es importante redistribuir esas tareas porque no puede ser que el 51 % de la población del mundo no tenga un proyecto de vida porque tiene una doble o una triple jornada. Entonces, la redistribución de las labores de cuidado implica un reconocimiento de estas labores, pero además requiere reconocer que nosotros, los hombres, no hacemos lo que deberíamos hacer”. 

La transición demográfica actual, con poblaciones más longevas y tasas de natalidad en descenso, hace aún más urgente el debate. Cada vez más personas necesitarán cuidados, y si no se transforman las estructuras actuales, esa carga seguirá recayendo en las mismas manos. “No estamos preparados como sociedad para realizar ese cambio, no solamente en lógica de cuidado, sino también en lógica de productividad y de desarrollo. No es posible que, en años futuros, cuando ya tengamos menos personas en capacidad productiva, esto continúe de la misma manera, y por eso actualmente las administraciones públicas están asumiendo este tema como prioritario”, advierte Carolina. 

“El diamante del cuidado” 

De acuerdo con Angie Palacio Sánchez, jefa de incidencia de Valor Público EAFIT, el cuidado no puede seguir siendo una carga exclusiva de las mujeres, y mucho menos de las familias. La atención a la infancia, a las personas mayores, enfermas o con discapacidad debe ser vista como una responsabilidad compartida por toda la sociedad. “Ahí es donde entran el famoso diamante del cuidado, que representa a los actores que deben asumir esta tarea: las familias, sí, pero también las empresas, el Estado y las organizaciones sociales”. 

En EAFIT, este tema ha venido cobrando relevancia como una problemática urgente para la sociedad. Según Angie, la Universidad se ha venido acercando a esta temática en los últimos años a través de la comprensión profunda de las inequidades que la atraviesan. “Nuestra labor es ser capaces de atender esos problemas, pensarlos, conocerlos y diagnosticarlos muy bien, para que a partir de ello podamos definir cuál es el camino a seguir. Por eso, desde Valor Público, hablamos de cómo comprender estos desafíos puede aportar a mejores decisiones para que otro país sea posible y, en este caso, para que otra sociedad del cuidado sea posible”, afirma. 

Desde la iniciativa de Equidad y Desarrollo Social de Valor Público, liderada por la profesora eafitense Mónica Hernández, se acompaña actualmente el Sistema del Cuidado de Antioquia. Esta labor, que trasciende la coyuntura, busca contribuir a la construcción de una sociedad más equitativa, en la que el cuidado se reconozca como un bien público, una política estructural y una prioridad colectiva. 

Cuidar no es un favor ni un acto exclusivo de amor: es trabajo, es tiempo, es desgaste y también es producción de valor. Reconocerlo, redistribuirlo y garantizarlo como un derecho es un paso necesario hacia una sociedad más justa, donde todas las personas, cuidadoras o cuidadas, puedan desarrollar su proyecto de vida con autonomía y dignidad.

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Reconocer, redistribuir, remunerar: el cuidado también es economía
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Según un informe de ONU Mujeres Colombia y el DANE, el trabajo doméstico y de cuidados del hogar equivale al 20 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
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EAFIT presenta las Becas Talento en Investigación, con las que aspira fortalecer el ecosistema científico del país

Julio 21, 2025

La Universidad lanza su programa de Becas Talento en Investigación, una iniciativa que busca fortalecer el sistema de ciencia, tecnología e innovación con apoyos para estudios de posgrado. Las becas están dirigidas a personas interesadas en vincularse a proyectos investigativos en distintas escuelas y temáticas estratégicas de la Institución.

La convocatoria estará abierta hasta el 30 de septiembre de 2025. Con este nuevo programa la Universidad amplía su sistema de becas y promueve la formación de talento humano capaz de aportar al desarrollo nacional desde la investigación, la innovación y la creación de conocimiento.
 

Inspirado en la eficiencia de los sistemas biológicos, un desarrollo tecnológico creado en EAFIT busca transformar la manera en que se produce hidrógeno verde. Se trata de un electrodo fabricado en silicio mediante nanotecnología y cuyo diseño imita los canales moleculares de las mitocondrias celulares para optimizar la electrólisis del agua. Este enfoque bioinspirado permite aumentar la eficiencia del proceso y disminuir el consumo energético, lo que lo convierte en una alternativa prometedora y sostenible frente a los métodos tradicionales de producción.

Su líder es el profesor Édgar Alexander Ossa Henao y, junto a él, como integrante del equipo creador, estuvo la ingeniera de procesos Laura Carmona Saldarriaga, quien ha dedicado todo su camino profesional al desarrollo de productos químicos, biotecnológicos y de construcción.

Laura, docente de cátedra de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería, ha podido adelantar estos y otros proyectos gracias a una beca que le ha permitido potenciar sus intereses investigativos. Y, como ella, otros investigadores podrán vivir una experiencia similar gracias a las Becas Talento  en Investigación, que tendrá abierta su convocatoria hasta el próximo 30 de septiembre de 2025.

Se trata de otro de los hitos con los que EAFIT continúa conmemorando, con la sociedad y el país, sus 65 años de vida institucional. En este caso, se trata de una iniciativa que apunta a fortalecer el sistema de ciencia, tecnología e innovación institucional, no solo de la Universidad, sino de todo el país.

“Y para cumplir con este propósito sabemos que el talento humano es uno de sus principales componentes. Por eso diseñamos el programa de Becas Talento en Investigación que nos permitirá atraer ese talento humano, innovador, curioso de todo el país, que quiere crear, que quiere contribuir y que quiere transformar”, explica Ricardo Mejía Gutiérrez, director de Investigación de EAFIT.

Son aproximadamente 100 becas, las cuales cubren de manera total o parcial el valor de la matrícula y en algunos casos, puede incluir una ayuda económica para sostenimiento. (Ver recuadro sobre la cómo postularse más abajo en este artículo).

“La formación del talento humano en investigación es clave para cumplir con el reto institucional que tenemos de fortalecer nuestro sistema de CTeI. Pero esto va más allá de los profesores, por eso queremos incrementar el número de estudiantes de nuestros posgrados investigativos para que, con sus proyectos, nutran ese sistema. Eso, cruzado con el aprendizaje, es fundamental para la innovación y el desarrollo”, puntualiza Ricardo.

Y a estas palabras se suma Laura Carmona, quien asegura que tener la posibilidad de acceder a este tipo de apoyos es clave para poder contribuir a la transformación de la sociedad. “La investigación implica, además de pasión y curiosidad, el compromiso de generar conocimiento con potencial para aportar al país.  Y eso requiere recursos económicos. En mi caso tuve la fortuna de contar con este apoyo y espero que la creación de este programa motive a investigadores de todas las regiones a aplicar a esta oportunidad, especialmente en un país donde tenemos mucho por hacer, decir y aportar”.

Formar investigadores para transformar país


Claudia Restrepo Montoya, rectora de EAFIT, destaca que, en la actualidad, la Universidad cuenta con un sólido sistema de becas que financia entre el 40 % y el 100  % de los estudios de pregrado de los jóvenes talentosos y de excelencia, pero ahora el reto es robustecerlo con nuevas líneas enfocadas en posgrado, como las becas Talento Público dirigidas a líderes del sector público que se presentaron en el primer semestre, y con este nuevo programa de Becas Talento en Investigación.

“Un distrito de ciencia, tecnología e innovación como Medellín necesita capital humano, profesionales que estén interesados en las áreas investigativas. Por eso esta línea, además de consolidar nuestro sistema interno de investigación, también busca aportar a este ecosistema en todo el territorio. Con estas becas le decimos claramente al país que nuestra propuesta es ser más audaces en la consolidación de comunidades de excelencia mucho más rigurosas que contribuyan al desarrollo del país”, puntualiza.

Y ese aporte, en palabras de Antonio Julio Copete Villa, vicerrector de Ciencia, Tecnología e Innovación de EAFIT, comienza cuando se entiende y resalta la importancia que tienen los estudiantes en los procesos de ciencia, tecnología e investigación.

“Los indicadores de la Universidad muestran una curva de crecimiento en las publicaciones científicas en los últimos años -casi 200 publicaciones por año-, y si analizamos qué fue lo que pasó, este crecimiento llegó cuando empezamos a incorporar a los estudiantes a los proyectos de investigación a través de la convocatoria de proyectos internos de la Universidad desde 2012 en adelante. Eso ya es una evidencia de la importancia que tienen los estudiantes en estas dinámicas y, con estas becas, queremos impulsar aún más su participación”, agrega.

Para el Vicerrector se trata, además, de una oportunidad que repercutirá más allá del ambiente universitario. “La idea es que los estudiantes no solo se vean como futuros profesores, sino como potenciales fundadores de start-ups de base científico-tecnológica, creadores de política pública en ciencia y tecnología, investigadores en la industria o consultores, entre otros. Va a ser una generación que nos ayudará a abrir los horizontes de todo lo que se puede hacer en el país en materia de CTeI”.

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Las becas Talento en Investigación son otro de los hitos con los que EAFIT continúa celebrando sus 65 años de trayectoria.
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Las Becas Talento en Investigación son otro de los hitos con los que EAFIT continúa celebrando sus 65 años de trayectoria.
¿Y cómo postularse?

 
Estas becas están dirigida a personas interesadas en vincularse al Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI) de la Universidad, a través de formación de alto nivel en posgrados investigativos.

Los aspirantes podrán presentarse a alguno de los siguientes programas elegibles y seleccionar una temática de un listado que, previamente, se constituyó al indagar en las investigaciones en las que estaban trabajando los profesores eafitenses. Una vez sean seleccionados podrán cursar su posgrado y vincularse a uno de estos proyectos.

Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería: 



•    Doctorado en Ingeniería  
•    Doctorado en Ingeniería Matemática  
•    Doctorado en Ciencias de la Tierra 
•    Maestría en Ingeniería 
•    Maestría en Matemáticas Aplicadas  
•    Maestría en Ciencias de la Tierra  
•    Maestría en Física Aplicada  
•    Maestría en Biociencias  

Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno: 


•    Doctorado en Economía 
•    Maestría en Economía  

Escuela de Administración: 


•    Doctorado en Administración  
•    Maestría en Ciencias de la Administración

Escuela de Artes y Humanidades: 


•    Doctorado en Artes y Humanidades  
•    Maestría en Estudios Humanísticos

Escuela de Derecho: 


•    Maestría en Estudios Jurídicos


Temáticas

•    Biotecnología, bioeconomía y medio ambiente
•    Ciencias sociales y desarrollo humano con equidad
•    Ciencias de la vida y la salud
•    Cultura y sociedad
•    Tecnologías convergentes e Industrias 4.0
•    Educación
•    Energía sostenible
•    Desarrollo económico y productividad
•    Ciencias básicas y del espacio
•    Ciudades sostenibles

La información completa, los requisitos y el formulario de postulación se pueden consultar en el sitio web de las Becas Talento  en Investigación.
 

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Colombia supera el promedio internacional en intención emprendedora: el 28.8 % de los universitarios quiere crear empresa al graduarse

Julio 8, 2025

Así lo confirma el Global University Entrepreneurial Spirit Students’ Survey (GUESSS) en su más reciente edición, un proyecto de investigación mundial sobre el espíritu y ecosistema emprendedor universitario, coordinado en Colombia por EAFIT desde el año 2016.

El estudio propone recomendaciones como el fortalecimiento de formación práctica en emprendimiento desde diversas disciplinas, la consolidación de redes de apoyo, reducción de barreras estructurales y de género, impulsar iniciativas en sectores de nuevas tecnologías, entre otras.


Colombia se perfila como uno de los países con mayor espíritu emprendedor universitario, según los resultados del más reciente informe del Global University Entrepreneurial Spirit Students’ Survey (GUESSS), coordinado en el ámbito nacional por EAFIT. En esta edición participaron 13.084 estudiantes de más de 30 instituciones de educación superior del país, lo que permitió obtener una mirada amplia y representativa del ecosistema emprendedor en el contexto universitario colombiano.

Uno de los hallazgos más destacados es que el 28.8 % de los estudiantes colombianos quiere emprender justo al graduarse, y que ese porcentaje aumenta al 50.2 % cinco años después. Estas cifras duplican ampliamente el promedio internacional, que se sitúa en 14.9 % y 28.8 %, respectivamente. Además, el estudio presenta que Colombia cuenta con una proporción significativa de emprendedores activos (27.3 %) y nacientes (18.6 %), lo que reafirma la vitalidad del entorno emprendedor en las universidades del país.

Gran parte de estos emprendimientos se concentran en sectores tradicionales como el secundario (producción de bienes) con el 23.7 %, y el terciario (servicios) con el 19.3 %. Esta tendencia muestra una orientación aún limitada hacia iniciativas de alto impacto e intensivos en conocimiento.

Izaias Martins da Silva, profesor de la Escuela de Administración de EAFIT y coordinador nacional del GUESSS en Colombia, señala que: “A pesar del entusiasmo emprendedor, la participación del país en sectores basados en el conocimiento, tecnología e innovación sigue siendo baja en comparación con otras economías. Por ejemplo, solo el 10.2 % de los emprendedores activos en Colombia opera en el sector cuaternario (actividades intelectuales como tecnología, educación o consultoría), frente al 30.6 % en países desarrollados”.

El informe también analiza el entorno familiar como factor influyente en la decisión de emprender. El 40.5 % de los encuestados proviene de familias en las que al menos uno de los padres es empresario. Además, se evidenció que los estudiantes con antecedentes familiares emprendedores tienden a manifestar una intención más fuerte de crear empresa, tanto al finalizar sus estudios como en el mediano plazo.

“Son varias las motivaciones clave entre los estudiantes que desean emprender en Colombia, pero lo más frecuente es una fuerte motivación por lograr independencia económica y construir proyectos personales con propósito, reflejado en las altas puntuaciones en intención emprendedora”, agrega el profesor Izaias.

El compromiso de las universidades: impulsar la cultura emprendedora

El informe resalta el papel clave de las universidades en el fomento del emprendimiento. Más del 66 % de los estudiantes colombianos han tomado al menos un curso relacionado con esta temática, una cifra significativamente superior al promedio internacional. Igualmente, los estudiantes valoran de forma positiva el entorno universitario, ubicando a Colombia por encima de otros países en todos los indicadores evaluados.

Tomás Ríos Múnera, director de On.going, el Centro de Emprendimiento de Impacto de EAFIT, subraya la importancia de contar con investigaciones como GUESSS. “Nos ha permitido entender e iterar nuestros programas de incubación, formación y creación de comunidad de forma mucho más alineada con las realidades y aspiraciones de nuestros estudiantes, así como con las necesidades del ecosistema emprendedor del país. Por ejemplo, si sabemos que la mayoría quiere emprender cinco años después de graduarse, debemos fortalecer las rutas de acompañamiento para graduados, tanto de EAFIT como de otras universidades”, señala.

Desde el ámbito académico, Juan Pablo Pérez Monsalve, profesor y asistente de investigación de EAFIT, destaca el potencial de GUESSS como insumo para investigaciones de alto impacto. “Este proyecto, junto con el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), es uno de los instrumentos de medición más relevantes en el ámbito mundial en emprendimiento. La información que ofrece nos permite entender mejor el estado actual de los emprendedores nacientes y activos, para dilucidar qué los motiva, qué los diferencia, cuáles son las claves de su éxito y cómo inciden en ellos los marcos institucionales nacionales, entre otros”, explica.

Ante los retos identificados, el informe propone seis recomendaciones clave: fortalecer la formación práctica en emprendimiento desde distintas disciplinas; consolidar redes de apoyo con actores del ecosistema; reducir barreras estructurales y de género; facilitar el acceso a financiación, asesoría legal y herramientas tecnológicas; promover emprendimientos por oportunidad y no por necesidad; e impulsar iniciativas en sectores intensivos en conocimiento y nuevas tecnologías.

Con estos hallazgos, el informe GUESSS Colombia 2023–2024 se posiciona como una herramienta para orientar decisiones estratégicas dentro de las universidades, al tiempo que nutre el debate público en torno al emprendimiento joven. “El GUESSS nos ayuda a pasar de la intuición a la acción informada. A partir de sus resultados, las universidades pueden rediseñar rutas de acompañamiento más prácticas, interdisciplinares y conectadas con el entorno real”, concluye Tomás.

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Colombia supera el promedio internacional en intención emprendedora: el 28.8 % de los universitarios quiere crear empresa al graduarse
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Colombia destaca por su alta participación de emprendedores activos (27.3 %) y nacientes (18.6 %), cifras superiores a las de los países desarrollados y en desarrollo. En la imagen, una de las presentaciones en el demo Day, uno de los eventos con los que On.goin promueve el emprendimiento universitario.
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25 jóvenes talentosos fueron beneficiados con las Becas Nutresa-EAFIT

Julio 3, 2025

De Valledupar, de Santa Rosa de Osos, del Amazonas colombiano, de Popayán, de Medellín y de muchos otros municipios del territorio nacional son los 25 nuevos beneficiarios de las Becas Nutresa–EAFIT, una oportunidad que impulsa el acceso a la educación superior para jóvenes talentosos y de excelencia. Veinte de ellos inician su vida universitaria y cinco más fueron reconocidos por su excelencia y liderazgo para continuar con sus estudios.

"Desde Grupo Nutresa reafirmamos nuestro compromiso con la educación y el futuro del país. Por eso, de la mano de la Universidad EAFIT, seguiremos trabajando para potenciar el talento de los jóvenes, brindándoles las herramientas y oportunidades que necesitan para transformar su vida y aportar al desarrollo de la sociedad”, señaló, durante el acto de entrega, Jairo González Gómez, Vicepresidente Secretario General del Grupo Nutresa y Director de la Fundación Nutresa.

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Imagen de los ganadores de Becas Nutresa- EAFIT 2025-2
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En este video compartimos algunas historias de dedicación, vocación y proyectos de vida que comienzan a tomar forma.
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¡Más potencia, más ciencia! Así se renueva Apolo, la supercomputadora de EAFIT

Julio 1, 2025

Con Apolo 3, el Centro de Computación Científica de EAFIT da un salto tecnológico. Esta nueva versión duplica su capacidad de procesamiento y almacenamiento, abriendo nuevas posibilidades para desarrollar modelos de inteligencia artificial, hacer predicciones, entre otras tareas.

Además de su potencia, Apolo 3 es más eficiente energéticamente y puede atender a más usuarios. Esta infraestructura informática se integra al ecosistema de investigación de la Institución para facilitar simulaciones avanzadas, agilizar procesos y reducir los costos de los proyectos científicos.

En el cuarto piso del bloque 19 de EAFIT, entre gabinetes, cables y un sistema de aire acondicionado de precisión, se encuentra el corazón tecnológico que impulsa buena parte de la ciencia que allí se produce: Apolo. Este Centro de Computación Científica, que nació hace más de una década, ha evolucionado silenciosamente hasta convertirse en una de las infraestructuras más potentes de su tipo en la región. Ahora, con la llegada de su tercera versión —Apolo 3—, que cuenta con mejor capacidad de procesamiento y almacenamiento, múltiples disciplinas podrán abordar problemas complejos que requieren análisis detallados.

“La versión más reciente representa una importante actualización tecnológica. Ofrece más capacidad de cómputo, mayor eficiencia energética y puede atender a más usuarios. Esta mejora es clave para enfrentar nuevos desafíos como el desarrollo de modelos de inteligencia artificial, predicciones del clima y del tráfico, el análisis del crecimiento urbano, innovaciones en agricultura y productividad, entre otros”, afirma Edison Valencia Díaz, profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT, quien pronto asumirá la coordinación del Centro.

La función principal de Apolo es apoyar el trabajo con grandes volúmenes de datos y cálculos complejos que, en una computadora común, podrían tardar años en completarse y resultarían demasiado costosos. Esta capacidad es útil en estudios sobre el impacto del cambio climático, investigaciones sobre las ciudades en el futuro, desarrollo de nuevos medicamentos y tratamientos, alimentos más saludables, técnicas agrícolas sostenibles, estrategias para reducir la contaminación, entre muchos otros temas.

“En la supercomputación se aprovechan las características de los datos y de las operaciones para dividir las tareas entre múltiples unidades de procesamiento de manera paralela. La principal diferencia entre la supercomputación y los servidores y equipos convencionales es que los equipos de supercómputo están optimizados para realizar cálculos con mayor eficiencia”, explica Juan Guillermo Lalinde Pulido, profesor e investigador eafitense del Área de Ciencias Fundamentales, quien ha sido coordinador científico del Centro de Computación Científica Apolo.

Para Laura Sánchez Córdoba, coordinadora técnica del Centro, esta nueva versión representa un salto cualitativo en el poder de cómputo disponible para la comunidad académica y científica de la Universidad, así como para aliados y usuarios de la industria: “A nivel de aceleración, este nuevo clúster incorpora dos GPUs NVIDIA H100 NVL, consideradas actualmente como unas de las más potentes del mercado para aplicaciones en inteligencia artificial, cómputo de alto rendimiento (HPC) y simulaciones físicas. Estas reemplazan a las 4 GPUs K80 y 3 V100 del sistema anterior, cuya arquitectura ya no estaba alineada con las exigencias actuales de eficiencia, ancho de banda y soporte de bibliotecas modernas”.

El equipo que opera el Centro de Computación Científica Apolo está conformado por profesionales y estudiantes de pregrado en Ingeniería de Sistemas e Ingeniería Matemática. Este grupo se encarga de la administración y mantenimiento del sistema, la instalación de software científico y la atención personalizada a los usuarios. Gracias a esta estructura organizativa, junto con un monitoreo constante las 24 horas del día, Apolo no solo es una infraestructura poderosa, sino también una herramienta confiable, estable y adaptada a las necesidades del presente y del futuro de la investigación.

Una historia que se escribe desde 2012


El Centro de Computación Científica Apolo comenzó su historia en 2012 con una donación de Purdue University, y desde entonces ha evolucionado con base en tres principios fundamentales: facilitar el acceso a los investigadores sin necesidad de conocimientos técnicos avanzados, ofrecer acompañamiento especializado y ser un espacio formativo para estudiantes.

El profesor Juan Guillermo Lalinde lo resume así: “Apolo, al ser la primera infraestructura informática que EAFIT pone a disposición de sus investigadores, ha tenido un papel fundamental en la transformación de la cultura de investigación, al permitir ejecutar simulaciones que aceleran los procesos científicos. Actualmente, muchos grupos de investigación utilizan los recursos del centro, y también se está ofreciendo el servicio a estudiantes y emprendimientos para promover el uso de la computación de alto rendimiento”.

Uno de los mayores aportes de Apolo ha sido democratizar el acceso a esta tecnología. En el pasado, los investigadores debían adquirir sus propios equipos y encargarse de su gestión. Hoy, pueden acceder a un sistema compartido, eficiente y respaldado por un equipo técnico especializado, lo que ha permitido ampliar el alcance de sus proyectos.

El Apolo fue una pieza esencial para avanzar en las investigaciones de la Alianza Genómica de Medellín, en donde EAFIT, la Universidad de Antioquia y la Universidad Nacional, unieron esfuerzos para impulsar un proyecto de secuenciación del genoma humano de personas mayores de 100 años. En este caso, la Institución puso al servicio el supercomputador para la depuración de datos masivos generados en el transcurso de la investigación. También resultó fundamental para una investigación del Grupo CIBIOP (Centro de Estudios de Investigación en Biotecnología) acerca del Efecto de modificaciones de las cadenas carbonadas sobre el comportamiento elástico y de fase de bicapas lipídicas mediante dinámica
molecular. Otra investigación en la que el Apolo resultó fundamental, fue la investigación sobre gusanos antárticos, realizada por científicos de EAFIT y la UdeA, uno de los aportes de la Universidad fue el análisis bioinformático de los datos recolectados.

La experiencia acumulada no solo ha fortalecido el desarrollo de Apolo como recurso estratégico de la Vicerrectoría de Ciencia, Tecnología e Innovación, sino que también ha contribuido al posicionamiento de EAFIT en escenarios internacionales. Esta trayectoria ha sido posible gracias a una visión clara: permitir que los investigadores se concentren en sus preguntas científicas, mientras el centro les brinda el soporte técnico necesario. Como lo expresa el profesor Edison Valencia, “Apolo no es solo una infraestructura: es una invitación a crear, descubrir y transformar. Y si lo hacemos juntos, la ciencia será la fuerza que sostenga lo mejor de este mundo: la vida”.

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¡Más potencia, más ciencia! Así se renueva Apolo, la supercomputadora de EAFIT
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Desde su creación en 2012, el Centro de Computación Científica Apolo ha transformado la forma de investigar en EAFIT.
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Investigadores eafitenses estudian los efectos de las CSA, modelo que une a familias agricultoras con consumidores urbanos

Junio 19, 2025

EAFIT, en el marco del programa Orquídeas, de Minciencias, lidera una investigación sobre la factibilidad y los efectos de Comunidades que Sustentan la Agricultura (CSA), que conectan a campesinos con consumidores urbanos, creando una red solidaria que garantiza ingresos justos y prácticas sostenibles.

La investigación se realiza a partir de cuatro estudios de caso y busca generar evidencia para impulsar políticas públicas que promuevan modelos de economía solidaria. La Universidad, además, alberga la CSA Camino a la Montaña, en la que participa una familia de agricultores de San Antonio de Prado (Medellín).

De acuerdo con el Informe de la Misión para la Transformación del Campo, elaborado por el Departamento Nacional de Planeación, el 69 % de la población que habita en zonas rurales en Colombia vive en situación de pobreza. Además, una familia campesina gana, en promedio, solo un tercio de lo que gana una familia urbana. Ante esta realidad, las Comunidades que Sustentan la Agricultura (CSA) surgen como una alternativa solidaria que une directamente a familias campesinas con consumidores urbanos (llamados coagricultores en esta iniciativa), promoviendo ingresos justos, alimentos limpios y prácticas sostenibles.

Además de ser parte activa de esta experiencia, Carolina Alzate Gouzy, posdoctoranda en EAFIT con el programa Orquídeas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y cofundadora de la Red CSA Colombia, lidera una investigación que estudia la factibilidad y los efectos de este modelo de economía solidaria a partir de cuatro estudios de caso: dos en el Valle del Cauca y dos en Támesis, Antioquia.

El objetivo de la investigación —en la que Carolina cuenta con el apoyo de Manuela Guevara, joven investigadora, y la tutoría del profesor Juan Carlos Muñoz, de la Escuela de Finanzas Economía y Gobierno de EAFIT— es generar conocimiento científico que contribuya a la formulación de políticas públicas que integren el campo y la ciudad desde una perspectiva agroecológica.

Los primeros hallazgos de la investigación muestran que las CSA ofrecen alimentos que no se encuentran en los mercados convencionales de Tuluá y Medellín, y que los valores en esos sitios superan el 10 % comparado con el valor de la suscripción a la iniciativa. Quienes participan activamente en los espacios de intercambio y encuentro de las CSA desarrollan un fuerte sentido de pertenencia y conciencia, lo que influye en su permanencia en la comunidad.

La diversificación de cultivos en las fincas, además, ha generado beneficios inmediatos tanto en la alimentación de las familias urbanas como en la de las propias agricultoras, transformando positivamente sus dinámicas de producción.

El impacto de las CSA va más allá de los alimentos. Estas comunidades regeneran el tejido social, promueven hábitos alimentarios más saludables y enfrentan con resiliencia los retos del cambio climático. Sin embargo, los desafíos son numerosos. Según Carolina Alzate, uno de los principales es de carácter cultural: “Prevalece la comida rápida, el consumismo que genera la idea que podemos consumir lo que queramos cuando queramos sin tener en cuenta el costo ambiental y social que está por detrás”.

Otro hito clave en ese proyecto ha sido demostrar que “cuando las mujeres rurales lideran procesos de cambio desde sus propias familias y territorios, se generan soluciones sólidas y sostenibles. A partir de experiencias concretas, se han fortalecido prácticas que impulsan la soberanía alimentaria, promueven el uso responsable de los recursos naturales y abren nuevas posibilidades para el desarrollo económico local”, reflexiona Juliana Ortíz Marín, jefa de la Unidad de proyectos en CTeI de EAFIT.

Una red que une el campo y la ciudad

Este modelo, nacido en Japón en los años 70 bajo el nombre Teikei, propone una alianza directa entre agricultores y consumidores para compartir alimentos frescos, agroecológicos y cultivados sin intermediarios. En Colombia, las CSA comenzaron a florecer en 2020 y hoy conforman una red creciente de colaboración, conciencia ambiental y economía solidaria.

Actualmente, existen 18 CSA activas en el país, que benefician a 45 familias agricultoras y más de 350 familias urbanas. Estas alianzas permiten cultivar una diversidad de más de 150 especies alimenticias y promueven la conservación de la biodiversidad. En departamentos como Antioquia, Valle del Cauca, Risaralda y Cundinamarca, las CSA ya no solo se entienden como una práctica de consumo, sino como una acción política y ética que construye comunidad.

“En este caso en particular, además de Antioquia tuvimos la oportunidad de trabajar con el departamento del Valle de Cauca, permitiéndole a los investigadores conocer y dinamizar las realidades de este territorio. Cada investigador o investigadora que viaja a un nuevo territorio por fuera de Antioquia representa el conocimiento, la capacidad técnica y el compromiso de EAFIT con el desarrollo regional y nacional”, explica Juliana, quien agrega que los proyectos de CTeI con alcance regional, nacional e internacional son una de las manifestaciones de la decisión de EAFIT de expandir sus capacidades y conocimiento a nuevos territorios y comunidades.

Para Mónica Martínez Martina, docente del programa de Ingeniería Ambiental en la Universidad Central del Valle del Cauca, su experiencia como coagricultora ha sido transformadora. “Me ha permitido comprender de cerca las dinámicas del campo, las realidades de los campesinos y la importancia de establecer relaciones más justas y humanas en la cadena alimentaria”, afirma. Igualmente, resalta que las CSA son una herramienta poderosa para construir soberanía alimentaria y promover prácticas agrícolas sostenibles.

Desde otra perspectiva, Dayana Quintero Ceballos, agricultora de la CSA El Maná en el Valle del Cauca, destaca el valor de esta conexión directa. “Mi experiencia con la CSA ha sido muy bonita. Esa reconexión con las personas que se alimentan de los frutos de nuestra finca es muy especial. Ya no es solo producir en cantidad, sino crear comunidad en torno a la tierra”, cuenta.

CSA universitaria

Camino a la Montaña, una comunidad que vincula a una familia agricultora de San Antonio de Prado con miembros de la comunidad universitaria, es la CSA que alberga EAFIT. Cada jueves, don Rubén Vélez y doña Luz Dary Gómez preparan canastas agroecológicas que se entregan a los empleados de la Universidad, fortaleciendo así el vínculo entre quienes cultivan y quienes consumen.

“En la práctica, cuando te suscribes a una CSA, ofreces un aporte financiero mensual, el compromiso mínimo es de tres meses, pero la idea es que te quedes con tu familia agricultora siempre. Cada semana recibes una canasta con un promedio de 10 alimentos diferentes, frescos, agroecológicos, directo de la tierra y de las manos de tu agricultor o agricultora”, afirma la investigadora Carolina Alzate.

Dayana coincide con Carolina al decir que en “la CSA se crea una relación más cercana. Se trata de rescatar lo que se ha perdido, valorar el campo, entender que la alimentación de calidad comienza con cuidar la tierra y a quienes la trabajan. Eso, sin duda, nos favorece a todos”.

El programa Orquídeas

El programa Orquídeas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias) en Colombia es una estrategia para reducir la brecha de género en ciencia y tecnología, impulsando a doctoras jóvenes e investigadoras. Esta iniciativa otorga financiación a proyectos posdoctorales liderados por mujeres con enfoque en investigación desarrollo tecnológico e innovación.

Según Juliana Ortíz Marín, “desde el proyecto comunidades que sustentan la agricultura - CSA, además de cumplir con los lineamientos del programa, hemos dado un paso más allá al incorporar una perspectiva de género en todas las etapas de la ejecución. No solo el equipo de gestión que acompaña este proceso está conformado en su mayoría por mujeres, sino que también hemos identificado que todas las familias participantes del proyecto son lideradas por mujeres. Esto habla del empoderamiento femenino en el territorio, del rol protagónico de las mujeres en los procesos de transformación social y la gestión de proyectos de Ciencia, Tecnología e Innovación, que le apuestan al cierre de brechas de género”.

Las personas interesadas en conocer más sobre las CSA o en vincularse a alguna de las iniciativas activas pueden comunicarse a los números de WhatsApp 318 640 7962 (Valle del Cauca) o 322 710 7673 (Antioquia).
 

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En los últimos 4 años EAFIT ha gestionado proyectos que impactan 32 departamentos de Colombia, en más de 300 municipios rurales y urbanos del país. En la imagen, una de las visita de la investigadora en la CSA El Maná.
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En los últimos 4 años EAFIT ha gestionado proyectos que impactan 32 departamentos de Colombia, en más de 300 municipios rurales y urbanos del país. En la imagen, una de las visitas de la investigadora en la CSA El Maná.
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EAFIT llega al pacífico colombiano con formación en IA a jóvenes de Guapi, Timbiquí, Tumaco y Buenaventura

Junio 16, 2025

Valle del Naidí Smart Life avanza en su propósito de formar en el uso de la inteligencia artificial para crear soluciones desde el territorio. En este caso se trata de 103 jóvenes afrocolombianos provenientes de los municipios de Guapi (Cauca), Timbiquí (Cauca), Tumaco (Nariño) y Buenaventura (Valle del Cauca).

El programa, que es una iniciativa entre la corporación Manos Visibles y EAFIT, a través de su centro Nodo, con el acompañamiento de Ekobots y Koulutus, impacta los sectores educación, salud, medio ambiente, comercio y derechos ciudadanos.

Jóvenes de Guapi, Timbiquí, Tumaco y Buenaventura se forman en inteligencia artifical gracias a Valle del Naidí Smart Life, una iniciativa de Manos Visibles y EAFIT, a través de Nodo, centro de formación en tecnología, con el acompañamiento de Ekobots y Koulutus.

Durante seis semanas, 103 jóvenes entre los 12 y 18 años participaron en una ruta formativa estructurada en cuatro módulos: Explorar, Experimentar, Crear e Impactar, donde aprendieron desde los principios de la inteligencia artificial (IA) hasta el desarrollo de 24 soluciones reales, como asistentes virtuales, brazos robóticos, bots para educación ambiental y canales de WhatsApp que enseñan a ejercer derechos ciudadanos.  

Sobre esta última solución, Henry Sinisterra, estudiante del municipio de Guapi (Cauca), expresa: “Con base en la herramienta de ChatGPT construimos una IA que nos ayuda a los ciudadanos del municipio a presentar quejas formales, con base en nuestros derechos y las leyes vigentes”.

Para José Betancur Álvarez, director de Nodo, esta iniciativa es una forma de potenciar el talento en las regiones. “Pensamos este proceso formativo desde un concepto básico: smart life, es decir, cómo podemos utilizar la inteligencia artificial generativa para transformar la vida. En el espacio que compartimos con los chicos y chicas del territorio, buscamos que al final apropiaran el conocimiento y lo utilizaran para mejorar su vida”. 

Y es que, además de aprender a usar tecnologías como ChatGPT, Arduino y WhatsApp API, este proceso iba más allá de enseñar código, pues buscaba que los estudiantes aprendieran a escuchar el entorno, traducir los ritmos de la marimba y los saberes ancestrales en datos, algoritmos y prototipos.

“Los proyectos no solo transformaron las habilidades técnicas de los chicos y chicas, sino que encendieron nuevas formas de imaginar el territorio, abriendo caminos hacia una autonomía tecnológica con identidad propia”, resalta Stiven Arteaga, coordinador académico de Nodo, quien acompañó el proceso.

Entre las propuestas desarrolladas por los jóvenes, destacaron aquellos que respondieron a problemas concretos de sus comunidades. Usando inteligencia artificial, crearon chatbots que automatizan tareas como la atención en negocios locales. En Tumaco, por ejemplo, se realizó el diseño de asistentes virtuales que, a través de WhatsApp, permiten agendar citas médicas, un proceso que usualmente implica largas filas. Esta solución fue implementada con el apoyo de actores locales de salud y se puso al servicio de las personas.

El poder de la inteligencia artesanal

Uno de los conceptos que surgió del proceso fue el de “inteligencia artesanal”, una forma de IA tejida desde la cultura, la memoria, los saberes del territorio y las necesidades cotidianas de las comunidades. Esta idea permitió integrar los conocimientos tecnológicos con las expresiones culturales propias.

“Llevar procesos tecnológicos al Pacífico significa un ejercicio de reivindicación. Es una forma de mostrarles a los chicos y chicas de nuestros territorios que existen otras alternativas, que hay muchas posibilidades para salir adelante. A través de la educación, acercamos estos procesos tecnológicos a las comunidades, para que estén al alcance de todos y todas, y para que podamos transformar nuestras realidades”, señala Klever Arrechea, cofundador y director de Tecnología de Ekobots.

En territorios con barreras estructurales tan marcadas, iniciativas como Valle del Naidí Smart Life no solo enseñan a programar, sino que reafirman el poder del conocimiento como herramienta para el cambio. Los jóvenes se convierten así en agentes de transformación que reinterpretan la tecnología desde su identidad y contexto.

“A menudo, cuando hablamos de equidad racial en Colombia, no pensamos en el campo tecnológico. Por eso, queremos mostrar que hay una generación afrocolombiana que ya está creando soluciones tecnológicas para los problemas de siempre”, afirma Paula Moreno, presidenta de Manos Visibles.

Hasta ahora, los impactos del programa han trascendido las sesiones formativas. Las comunidades han empezado a ver en sus jóvenes referentes y agentes de cambio que sustituyen la falta de oportunidades por creatividad, propósito y tecnología. 

Valle del Naidí Smart Life lleva en su corazón un propósito claro: democratizar el acceso a la inteligencia artificial generativa, cerrar brechas tecnológicas y acompañar a las juventudes afrocolombianas en la construcción de futuros posibles desde y para sus territorios.
 

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Foto de talleres en el Valle del Naidi- Nodo
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La ruta formativa integró pensamiento crítico y herramientas digitales para impulsar el cambio desde el territorio.
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Convertir sillas de ruedas manuales a eléctricas y aprovechar células en la industria farmacéutica, soluciones innovadoras que nacieron en EAFIT

Junio 10, 2025

Dos desarrollos surgidos del ecosistema de ciencia, tecnología e innovación de EAFIT fueron licenciados a empresas nacionales. Vitra Biotecnología, una spin-off independiente fundada por investigadores de la Universidad, recibió los derechos sobre CelluGen, una tecnología que permite la producción eficiente y sostenible de moléculas y metabolitos de alto valor.

Umbra Advance obtuvo la licencia de un kit que convierte sillas de ruedas manuales en eléctricas. Esta tecnología, desarrollada por profesores y estudiantes de EAFIT y patentada en 2022, representa una alternativa más accesible frente a las sillas de ruedas eléctricas tradicionales. 

Convertir sillas de ruedas manuales a eléctricas y aprovechar de células en la industria farmacéutica: dos soluciones innovadoras que nacieron en EAFIT

Dos desarrollos surgidos del ecosistema de ciencia, tecnología e innovación de EAFIT fueron licenciados a empresas nacionales. Vitra Biotecnología, una spin-off independiente fundada por investigadores de la Universidad, recibió los derechos sobre CelluGen, una tecnología que permite la producción eficiente y sostenible de moléculas y metabolitos de alto valor.

Umbra Advance obtuvo la licencia de un kit que convierte sillas de ruedas manuales en eléctrica. Esta tecnología, desarrollada por investigadores de EAFIT y patentada en 2022, representa una alternativa más accesible frente a las sillas de ruedas eléctricas tradicionales. 

Convertir una silla de ruedas manual en eléctrica y sacar el mejor provecho de ciertas moléculas en la industria farmacéutica y cosmética, son retos que encontraron solución en el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación de EAFIT.

Se trata de los más recientes licenciamientos con las empresas Vitra Biotecnología y Umbra Advance, que permiten que desarrollos surgidos del ecosistema de ciencia, tecnología e innovación de la Universidad lleguen al mercado como soluciones concretas a problemáticas actuales en distintos sectores.

Uno de los proyectos licenciados es el Kit de electrificación para silla de ruedas, una patente desarrollada por investigadores de EAFIT que permite convertir sillas manuales en eléctricas, facilitando así la movilidad de personas con discapacidad. Esta tecnología fue licenciada a Umbra Advance, una empresa que se especializa en soluciones mecatrónicas para movilidad sostenible, telemetría móvil e industrial, y agrotrónica.

“Este licenciamiento le permite a Umbra ampliar su gama de productos y servicios con una solución estándar que puede adaptarse a las necesidades específicas de cada sector, y ofrecer a las personas una alternativa para movilizarse con menos complicaciones o con ayudas adicionales. Además, nos permite comenzar la comercialización, en el ámbito local y nacional, de todos los productos y servicios que puedan derivarse de esta tecnología”, afirma Felipe Henao Ramírez, CEO de Umbra Advance.

En esto coincide Ricardo Mejía Gutiérrez, director de Investigación de EAFIT e investigador principal del proyecto, quien considera que la iniciativa abre nuevas posibilidades para personas con movilidad reducida. “Es una solución real y tangible para las personas en situación de discapacidad que, por alguna razón, no pueden acceder a una silla de ruedas impulsada eléctricamente, ya que sus costos son elevados. Este kit les permite acceder a propulsión eléctrica y mitigar el desgaste físico”.

 

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Los nuevos licenciamientos permiten que tecnologías creadas en EAFIT lleguen al mercado, mejoren la calidad de vida de las personas y promuevan la sostenibilidad industrial.
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Los nuevos licenciamientos permiten que tecnologías creadas en EAFIT lleguen al mercado, mejoren la calidad de vida de las personas y promuevan la sostenibilidad industrial.

El segundo licenciamiento fue otorgado a Vitra

Biotecnología, una spin-off independiente surgida a partir de investigaciones de base científica y tecnológica desarrolladas en la Universidad. La tecnología licenciada, denominada CelluGen, aprovecha el potencial de las células como biofábricas para producir compuestos de alto valor de manera sostenible, utilizando técnicas avanzadas de ingeniería genética.

Gracias a su enfoque en procesos limpios y sostenibles, CelluGen representa un avance significativo hacia una producción más responsable y eficiente. “Llegamos a un acuerdo con EAFIT y obtuvimos el licenciamiento que nos permite, desde Vitra, utilizar esta tecnología con fines comerciales y ponerla al servicio de la sociedad. Lo que buscamos es emplear herramientas científico-tecnológicas de alta calidad y vanguardia para atender los retos y necesidades de las industrias”, afirma Diego Fernando Villanueva Mejía, profesor de EAFIT, cofundador y director científico de Vitra Biotecnología.

Las aplicaciones de CelluGen abarcan múltiples sectores: en la industria farmacéutica, facilita la producción de proteínas terapéuticas y nuevos antibióticos; en la cosmética, permite desarrollar ingredientes antienvejecimiento y pigmentos naturales; en la alimentaria, contribuye a la creación de edulcorantes, saborizantes y probióticos avanzados; en la agricultura, apoya la generación de biopesticidas y cultivos resistentes; y en la industria textil, impulsa la fabricación de fibras y tintes bio-basados.

Del laboratorio al mercado

De acuerdo con Melissa Londoño Ávila, jefa de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de EAFIT, los recientes acuerdos son el resultado del acompañamiento que brinda la Universidad. “Ambos procesos pasaron por la cohorte de alistamiento tecnológico 2024-2025, en donde hicimos un acompañamiento intensivo durante un año para acelerar el desarrollo tecnológico y validar sus oportunidades en el mercado. Es decir, unimos lo técnico y lo investigativo con la visión de mercado, lo que dio como resultado estos dos licenciamientos”.

Para Melissa, los licenciamientos son fundamentales porque representan el punto más alto en un proceso de transferencia tecnológica: llevar el conocimiento universitario al mercado. Además, validan que lo desarrollado en el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación responde a necesidades reales y se traduce en innovación aplicada. Solo cuando una tecnología es utilizada y comercializada puede decirse que genera un impacto tangible. Por eso, este paso demuestra que en EAFIT se está haciendo investigación con propósito, capaz de resolver problemas concretos de la sociedad.

En esa misma línea, el profesor Ricardo destaca la importancia de la colaboración entre la academia y la industria. “En la Universidad se desarrollan ideas muy creativas que resuelven problemas, pero los aliados industriales son fundamentales para poder escalar, llevar al mercado, fabricar, ofrecer servicios posventa, etc. Entre más temprano se involucre a estos aliados, mejores ajustes pueden hacerse en los diseños, para que los activos de propiedad intelectual puedan tener una salida exitosa al mercado”, concluye.

Pie de foto: Los nuevos licenciamientos permiten que tecnologías creadas en EAFIT lleguen al mercado, mejoren la calidad de vida de las personas y promuevan la sostenibilidad industrial.

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EAFIT impulsa una caficultura inteligente, sostenible y regenerativa en Antioquia

Mayo 30, 2025

El proyecto Un café por la sostenibilidad y la productividad es una iniciativa liderada por EAFIT, en alianza con la Universidad EIA, la Universidad Técnica de Múnich (TUM), Expocafé y la Cooperativa de Caficultores de Salgar, en tres localidades de Antioquia: Caicedo, Concordia y el corregimiento de Altamira (Betulia). 


La propuesta busca fortalecer a 300 pequeños caficultores mediante prácticas agrícolas regenerativas, innovación comunitaria y cadenas de valor inteligentes, con el fin de enfrentar retos como el cambio climático y adaptarse a exigencias internacionales como la Regulación de Deforestación de la Unión Europea (EUDR).

La caficultura antioqueña enfrenta hoy desafíos urgentes derivados del cambio climático, la presión sobre los ecosistemas y las nuevas exigencias del comercio internacional. En respuesta a este panorama, EAFIT, a través del Centro Valor Público, lidera el proyecto Un café por la sostenibilidad y la productividad, una iniciativa en alianza con la Universidad EIA, la Universidad Técnica de Múnich (TUM), Expocafé y la Cooperativa de Caficultores de Salgar. 


“Esta propuesta busca promover cadenas de valor cafeteras inteligentes, sostenibles y regenerativas en Antioquia, elevando la competitividad de las MIPYMES (Micro, Pequeña y Mediana Empresa), fortaleciendo la seguridad alimentaria, impulsando el desarrollo económico local y preservando los ecosistemas mediante la colaboración comunitaria”, afirma Harold Cardona-Trujillo, investigador principal del proyecto.


La iniciativa, que tiene una duración de 24 meses, se implementa en tres localidades de Antioquia: los municipios de Caicedo, Concordia y el corregimiento de Altamira (Betulia). En una primera fase, se trabaja con un grupo pionero de 45 caficultores, para luego ampliar la intervención a 300 productores a través de tres encuentros secuenciales programados entre abril y junio de 2025.


Uno de los principales retos que enfrenta hoy el sector cafetero es el cumplimiento de la Regulación de Deforestación de la Unión Europea (EUDR), la cual impone requisitos específicos a las exportaciones agrícolas. Un café por la sostenibilidad y la productividad se posiciona como una estrategia para preparar a las comunidades frente a estas nuevas condiciones del mercado, mediante procesos de adaptación sostenible.


Juan Carlos Muñoz Mora, investigador del Centro Valor Público de EAFIT y director del proyecto, explica que la metodología incluye tres grandes componentes: el codiseño de una plataforma digital, la transformación de la cadena de valor y la conexión con mercados emergentes. “Lo que estamos haciendo es la aplicación de un modelo de acompañamiento a comunidades rurales, para que, a partir de del uso de la evidencia, la literatura y el conocimiento existente, podamos incentivar la transición hacia prácticas productivas más sostenibles e inclusivas”.


Este modelo de trabajo contempla diversas actividades que acompañan a las comunidades en su tránsito desde prácticas no sostenibles hacia otras más responsables con el ambiente. En el primer componente, a través de metodologías participativas, se están construyendo las herramientas necesarias para dicha transición, incluyendo una plataforma digital donde productores, cooperativas y asesores rurales podrán interactuar con el modelo de intervención.


El segundo componente se centra en transformar toda la cadena de valor, desde el productor hasta el consumidor final. El tercer componente tiene como objetivo conectar directamente este modelo con importadores europeos. A través de alianzas internacionales, se busca establecer relaciones comerciales que reconozcan no solo la calidad del café, sino también el proceso que hay detrás de su producción.


Primeros logros y siguientes pasos


Durante sus primeros meses de ejecución, el proyecto ya muestra avances significativos hacia sus objetivos. Se completó la caracterización de las comunidades participantes y se desarrolló una primera versión funcional de la plataforma tecnológica. Además, se construyó un repositorio inicial de buenas prácticas agroecológicas, se realizó con éxito el primer encuentro bajo la metodología World Café y se finalizaron 15 videos educativos. La participación y el compromiso de los caficultores han sido claves en esta etapa inicial.


Entre los resultados esperados del proyecto se destacan la mejora en la competitividad de las MIPYMES cafeteras, el fortalecimiento de la seguridad alimentaria, el impulso al desarrollo económico local, la preservación y recuperación de los ecosistemas, y el establecimiento de cadenas de valor regenerativas. Estas metas se alcanzarán mediante una combinación de acciones comunitarias, herramientas tecnológicas y procesos educativos, orientados a consolidar un modelo de caficultura sostenible, resiliente y adaptado a los desafíos actuales.


Con una base metodológica sólida y un enfoque participativo que ha favorecido la apropiación comunitaria, el proyecto continúa su avance conforme a lo planificado. La articulación entre estrategias presenciales, herramientas digitales y materiales audiovisuales ha creado un entorno de aprendizaje integral y adaptado a las realidades del territorio. Los meses que vienen serán decisivos para consolidar este modelo, ampliar su impacto y fortalecer la plataforma tecnológica como soporte clave para la sostenibilidad de esta apuesta por una caficultura con visión de futuro.

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Taller Concordia
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El proyecto, que inició en julio de 2024, apuesta por la regeneración de los paisajes cafeteros y el desarrollo económico local con enfoque comunitario. En la imagen, uno de los talleres en el municipio de Concordia, Suroeste antioqueño.
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