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  Confiar en otros, la tarea y el desafío

Después de la pandemia, las marchas, el paro, y antes de un nuevo escenario electoral
  y presidencial en Colombia, surge una pregunta:
¿cómo se construye la confianza y qué tan importante es en una sociedad
 como la nuestra y en estos momentos?


Adriana Cooper, Colaboradora


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"Piensa mal y acertarás” es uno de los refranes qu​e se escuchan, a veces, en las calles de Medellín o pueblos de Antioquia o de cualquier lugar del país. En este se invita a imaginar los escenarios más oscuros, a tener en cuenta, de entrada, la sospecha, la duda. Es un llamado a asumir que hay un evento desafortunado, listo para imponerse.

Si vamos a un origen clásico, encontramos que el diccionario de la Lengua Española define la confianza como el acto de “depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa”. ​
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Otra definición posterior la define como “esperar con firmeza y seguridad”. Profesores, psicólogos o personas que trabajan y se mueven en el ámbito político han tratado a lo largo de la historia este tema. Friedrich Nietzche, uno de los filósofos del siglo XIX, pronunció una frase profunda y a la vez, cercana, sobre este tema: “no estoy decepcionado porque me hayas mentido. Lo que sucede es que de ahora en adelante no podré confiar en ti”.

A él se suma Esther Perel, una de las terapeutas más reconocidas actualmente en el mundo y cuyo trabajo está centrado, principalmente, en las relaciones humanas. Esta mujer, que se mueve entre culturas, historias y relaciones diferentes, escribió hace unos días: “la confianza no consiste en la promesa de nunca herirnos. Está en el riesgo y en la seguridad de que, aunque podamos lastimarnos, si lo hacemos, trabajaremos juntos para sanar”.​​


La confianza es un concepto cuya ausencia o presencia sale de la vida cotidiana y entra a otras esferas: laborales, económicas o las relaciones internacionales. En espacios como la bolsa de valores, juega un punto importante. Y es que cuando alguien invierte en una empresa tiene en cuenta sus resultados financieros, su responsabilidad social con la comunidad y el medio ambiente, su compromiso, vínculo con la sociedad, prácticas, transparencia y planes a futuro.

La confianza, además, se convierte en un elemento buscado y desafiante que se logra gracias a técnicas de negociación, las habilidades de expresión, la certeza de una promesa, la trayectoria de las personas involucradas, las renuncias o los compromisos, y la consistencia de un mensaje. Esto puede comprobarse al observar espacios como Camp David, un lugar a las afueras de Washington (Estados Unidos), en el que varios presidentes de este país se convirtieron en anfitriones de las conversaciones ancestrales de uno de los conflictos más desafiantes de la historia reciente: el conflicto entre israelíes y palestinos. A este ejemplo se suman las conversaciones de paz de La Habana donde intervinieron diferentes actores del conflicto colombiano y en la que el hecho de creer en los demás se convirtió en un desafío.

La confianza que se construye o desaparece en la vida cotidiana se lleva a cada persona y a través de escenarios distintos: la casa, la universidad, los ​trabajos y la calle.
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Ilustración, Isabel C​astaño


​​“Los otros: tan válidos como yo” 

Santiago Silva Jaramillo es profesor e investigador del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de EAFIT. Es politólogo, especialista en Estudios Políticos y magíster en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad. Durante la Alcaldía de Federico Gutiérrez fue subsecretario de Cultura Ciudadana y como parte de su labor en esta posición trabajó temas como la confianza. Es consciente de la importancia de este tema en una región donde hay diversidad, y una situación social y de orden público a la que aún no puede fijársele la palabra tranquilidad.

Sobre este tema cuenta que es vital “reconocer que los otros son como yo y sus intenciones y preocupaciones son tan valiosos como los míos. Es asumir de entrada un prejuicio social positivo: que las personas son buenas y es posible confiar en ellas”. Explica que esto es posible al ver las semejanzas que tenemos todos por el simple hecho de ser personas. Y agrega que “a veces necesitamos tener garantías como la reputación para romper las dificultades y asegurar esa confianza buscada”.

Al mirar con detenimiento el refrán que se menciona al principio (“Piensa mal y acertarás”), anota un hecho existente en la cultura local: una desconfianza preventiva que parte del deseo de querer ser más hábil e inteligente o más “avispado” que el otro. Y con base en esta, se asume de entrada una sospecha, una incapacidad de ver lo bueno del otro. Se convierte en una invitación para estar alerta ante cualquier señal. Agrega que en este caso “la viveza termina siendo ineficiente” porque no deja ver con certeza una situación e impide que tenga una relación genuina con los demás.

Al preguntarle sobre formas de promover la confianza en estos tiempos en los que nos preparamos para elecciones presidenciales y en los que la rapidez de las noticias a veces supera nuestros ritmos de lectura y análisis, cuenta que es importante “saltar los traductores de contenidos”, aquellas personas, medios o instituciones que a veces comparten su interpretación de la realidad.

A la hora de decidir la intención de voto o revisar los candidatos presidenciales, sugiere leer con atención y revisar sus programas políticos, “ir a las fuentes primarias”. También menciona un punto importante: revisar las personas que acompañan a los candidatos, ya que “los políticos no gobiernan solos” y esas personas también contienen un poder, un mensaje.

Finalmente, recuerda que como personas tenemos una responsabilidad cognitiva que consiste en entender que todos podemos ser manipulables. “Ni el más inteligente es inmune”. Y por eso esta afirmación también se convierte en una invitación a la humildad, a entender que no lo sabemos todo y que corresponde a cada uno revisar el contenido de las publicaciones en medios o redes sociales. Saber que, como ciudadanos, tenemos un poder, que es necesario pensar antes de compartir información y es importante contrastar lo leído y escuchado con otras fuentes. 


​​Tener confianza cuando puede costar un poco más​

Ana Cristina Restrepo es periodista. Columnista de los diarios El Colombiano y El Espectador, y se ha desem​peñado como profesora de EAFIT. En 2015 recibió el Premio Simón Bolívar en la categoría mejor entrevista en medios escritos y en 2020 el Círculo de Periodistas de Bogotá le concedió un galardón por su columna Los muertos de agua, publicada en El Colombiano. ​

Considera que existen cuatro factores para conservar la confianza: el primero consiste en conocer, al menos, un poco, la historia de la persona o de la institución; saber cuál ha sido su papel en el medio en que se desenvuelve y cómo ha obrado ante situaciones difíciles que impliquen un compromiso. 

En segundo lugar, menciona tener en cuenta cómo esta situación, institución o individuo reacciona ante los más débiles y ante los poderosos. Agrega que tiende a “confiar en situaciones, instituciones y personas que son misericordiosos con el débil”.​​

En tercer lugar, dice confiar en quien le pide directamente y mirando a los ojos. “No le puedo negar ese acto de reciprocidad”. En cuarto lugar, dice confiar en la familia: “la verdad no se me ocurre algo que pueda quebrar la confianza en mi esposo y mis hijos”.

A estos factores agrega uno más: “soy periodista y mi deber es buscar la verdad”. Reconoce que la confianza le cuesta y por eso siempre revisa los datos el número de veces posible: “es el instinto periodístico”, concluye.​






​​Cumplir compromisos y promesas​​​​​​​

María Rocío Arango Restrepo es magíster en Administración de la Universidad de los Andes, contadora pública, y especialista en Lógica y Filosofía de EAFIT. Su trayectoria académica ha girado en torno del problema del control, primero en el ámbito de la organización, la empresa y la administración pública, y luego desde el ámbito político y social.

Su campo de estudios incluye una perspectiva interdisciplinaria que aborda el tema desde la filosofía, la sociología, y los estudios del lenguaje y la comunicación. Sobre la confianza cuenta que “se construye cuando cumplimos los compromisos adquiridos con los demás”. Explica que esto sucede cuando, por ejemplo, una empresa cumple con su promesa de servicio, cuando las personas hacemos lo prometido a los demás y los gobiernos cumplen sus promesas de campaña.

“La confianza se construye, además, cuando respetamos las normas o reglas que regulan nuestro comportamiento”, ya que existen para facilitar nuestra cotidianidad. Respecto a la cultura local, cuenta que la cultura paisa tenía como característica de su comportamiento una consigna muy bella relacionada con este tema: “la palabra dada se respetaba, sin importar las consecuencias que eso tuviera”.

Aspectos como la época vivida alrededor del narcotráfico y los rezagos que quedaron de esta, y el “ensalzamiento del vivo” hicieron que se adoptaran otros modos de relacionarse que parten de la desconfianza hacia el otro y acabaron con lo construido. ​​

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Ilustración, Is​​abel C​astaño


Un libro: Juntos, de Richard Sennett​

Richard Sennett es un sociólogo, profesor y autor estadounidense. En 2012 publicó Juntos: rituales, placeres y política de cooperación. Como anuncia su nombre, este texto trata sobre la naturaleza de la cooperación y en este explica sus características, hitos históricos y desafíos. El respeto, la autoridad conseguida y el carácter individualista de estos días son algunos de los temas tratados aquí. A estos se suman otros como el aprendizaje de un oficio, el trabajo comunitario y la confianza como acto de fe, temáticas que permiten entender mejor la vida actual con sus implicaciones, cambios, tendencias y posibilidades.​

Confiar en otros la tarea y el desafío