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  Educar para crear y liderar

Frente a la actual crisis de confianza que atraviesa la sociedad,
las instituciones de educación superior se convierten en oasis de esperanza para los jóvenes.
¿Pero cómo resguardar y fortalecer una relación tan frágil y fundamental?,
¿y cuál es la responsabilidad que tienen los actores que participan de esta?
​Aquí algunas respuestas a los interrogantes.


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Jonathan Andrés Montoya C. Periodista del Área de Contenidos de EAFIT


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La más reciente edición de la Gran Encuesta Nacional sobre Jóvenes — que realizaron la Universidad del Rosario, Cifras y Conceptos, y El Tiempo con más de 2500 jóvenes— evidenció lo que muchos análisis anticipaban después de las manifestaciones de 2019 y 2021: existe una crisis de confianza por parte de los jóvenes colombianos hacia las instituciones, especialmente las públicas.

Pero mientras algunas entidades no salieron bien calificadas, al preguntarles a los participantes cuáles eran las organizaciones que validaban como un canal de confianza, las universidades públicas y privadas se ubicaron al comienzo de la lista con un 58 y un 44 por ciento respectivamente.

Para Esteban Hoyos Ceballos, decano de la Escuela de Derecho de EAFIT, no se trata de un fenómeno exclusivo de Colombia. Por el contrario, las encuestas globales evidencian una desconfianza hacia las instituciones, producto del momento que se atraviesa debido a la pandemia por covid-19, pero también por la ola de descontentos que se viven en varios países.

En ese sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) llamó la atención sobre la necesidad de retornar a valores como la integridad, la apertura y el ejercicio de poder en áreas del interés público para recuperar la confianza y, nuevamente, las instituciones de educación superior fueron resaltadas como el lugar idóneo para fortalecer dichos aspectos.

Esto, en palabras del Decano, coincide con la visión que tienen los jóvenes sobre sus universidades, pues cuando se pensó en salidas para la crisis, fueron las universidades las que tomaron el liderazgo de los espacios de conversación.

Esta es una opinión a la que se suma la profesora María Rocío Arango Restrepo, de la Escuela de Humanidades de EAFIT, quien agrega que el hecho de que las universidades se hayan convertido en depositarias de la confianza de la sociedad también se basa en una razón más profunda, en una promesa de valor que involucra a diferentes actores.

Por una parte, están los estudiantes, quienes esperan recibir una educación de calidad que les permita convertirse en profesionales competentes para la sociedad y para desarrollar sus proyectos de vida. También están los padres de familia que deciden matricular a sus hijos. Las organizaciones que esperan contratar a egresados de excelencia para contribuir al logro de sus objetivos. Las mismas universidades que buscan que sus estudiantes sean autónomos, responsables y comprometidos con su proceso de formación. Y la sociedad que reconoce a las universidades como centros que cuentan con las capacidades para cumplir con dicha promesa de valor.

Al remitirse a la definición de confianza se encuentra que es poner la fe o las expectativas en el otro. Básicamente es creer, es una apuesta a futuro, es algo que no sabemos si va a pasar, pero de lo que sí tenemos una certidumbre: que se edifica poco a poco, y que se construye con cada interacción social en la que nos vamos dando cuenta si el otro cumple o no con las expectativas que teníamos. Por eso los seres humanos creamos instituciones sociales que operan bajo un conjunto de reglas, y es ahí donde entran las universidades”, explica la docente.

En el caso de las instituciones de educación superior, y especialmente en aquellas con una amplia trayectoria, continúa explicando María Rocío, su conjunto de reglas permite anticipar el futuro, y eso es un factor importante para establecer una relación de confianza recíproca, pues la sociedad ve en estas que han cumplido con su promesa de valor. Se trata de una promesa que se renueva y se mantienen vigente en una de las acciones más sencillas pero significativas dentro de la vida universitaria: el acto pedagógico.

“En la primera clase todos son desconocidos. Los estudiantes no conocen al profesor, pero confían en que si la universidad dispuso de su presencia allí es porque cumple con los requisitos para ofrecer una clase, y, al mismo tiempo, los profesores no conocen a sus estudiantes, pero saben que cumplen con unos requisitos de admisión para estar ahí. Al final del curso se ha establecido una relación. Eso es confianza”, enfatiza María Rocío.

​​La esperanza puesta en las universidades

En el campo de la administración, cuando un gerente firma los estados financieros siempre se acompaña de otro profesional que da fe de lo que se consigna en estos informes, y cuando sale a la luz un escándalo financiero, no es raro que ocurra porque ambas partes se pusieron de acuerdo para privilegiar sus intereses personales.

Algo parecido sucede en el campo del derecho con una dosis de desconfianza que puede existir hacia algunos profesionales de esta área, la justicia o las instituciones.

Por ese motivo, tanto Esteban Hoyos como Ricardo Uribe Marín, decano de la Escuela de Administración hasta septiembre de 2021, ratifican la importancia que tiene la formación universitaria para cimentarla ética, la integridad y la responsabilidad que, más adelante, se reflejen en una mayor confianza hacia las instituciones públicas y privadas.

“Las relaciones humanas se basan en la confianza y construirlas requiere tiempo. En la Escuela de Administración lo hacemos en dos vías: entre la Escuela y las organizaciones, y entre la Escuela y sus estudiantes”.

En el primer frente, el exdecano de Administración señala que, desde la fundación de EAFIT (1960), se han construido relaciones de largo aliento con organizaciones de todo tipo que, en la actualidad, se materializan en iniciativas como la experiencia de aprendizaje activo Kratos o en la participación en redes académicas, lo que permite fortalecer la confianza.

​ Con respecto a los estudiantes, otra de las principales prioridades de la unidad que lidera Ricardo Uribe es garantizar que en las materias también se aborden estos asuntos, bajo la premisa de que no puede haber una buena gerencia o administración sin confianza.​​
 

“En el caso de las instituciones de educación superior, y especialmente en aquellas con una amplia trayectoria, su conjunto de reglas permite anticipar el futuro, y eso es un factor importante para establecer una relación de confianza recíproca, pues la sociedad ve en estas que han cumplido con su promesa de valor”.
​María Rocío Arango, docente de EAFIT

 

Por su parte, el Decano de Derecho señala que es preocupante la desconfianza que tienen las personas en las ramas del poder público, y afirma que es ahí donde las escuelas y facultades de Derecho están llamadas a promover las conversaciones alrededor de la importancia que tienen dichas instituciones.

Y eso lo hacen a través de varias estrategias como las materias transversales del Núcleo de Formación Institucional en constitución y sociedad como una manera de reforzar su compromiso con el Estado Social de Derecho; a través de los cursos específicos de Derecho y Ciencias Políticas; y con la labor del Consultorio Jurídico y el Centro de Conciliación.

Todo esto acompañado de una educación jurídica que permita ejercer la profesión con rigor y aplicando la ley. “Las organizaciones también esperan de nosotros en ese proceso de recuperar la confianza, tenemos una responsabilidad con estas y cambiar la concepción actual que tiene la profesión”.

 
​​La confianza que se materializa en acciones estudiantiles cotidianas

Desde el surgimiento de los liderazgos tempranos, hasta las experiencias de aprendizaje activo en las que representan a la Universidad en destinos tan lejanos como Australia o Bélgica, la confianza se materializa en EAFIT en acciones académicas, investigativas y de proyección social que se viven en la cotidianidad.​

 

​​Potenciar las dimensiones de los estudiantes​

Para Lucía Jaramillo Mesa, estudiante del pregrado en Ciencias Políticas y representante ante el Consejo Directivo, son muchas las formas en que EAFIT extiende el sentido de la confianza a sus alumnos.

Después de su ingreso a la Universidad y el acompañamiento que recibió en el proceso de adaptación, en su rol como deportista de ultimate y tras su paso por los grupos estudiantiles antes de ser representante, su conclusión es una: es muy fácil confiar en una Universidad que cree y apoya a sus estudiantes.

Así mismo, comenta que la representación estudiantil es otra oportunidad para fortalecer la promesa de confianza, pues permite entender el porqué de las decisiones y verificar el manejo que una organización puede hacer de su capital humano, social y económico.

A su vez, como integrante del Comité de Inclusión y Confianza del Centro de Integridad de EAFIT, una de las preocupaciones de María Antonia Arango Salinas, líder del Centro Imaginar Futuros de la Institución, es identificar mecanismos para fortalecer o reestablecer la relación de confianza entre estudiantes y profesores cuando esta se fracturó o rompió.

Según la académica, lo opuesto a la confianza es la sospecha y relacionarse desde este punto no es constructivo ni permite avanzar hacia el futuro. En esa línea, desde esta unidad se creó un ciclo de conversaciones para abordar la relación entre profesor y estudiante que, junto con los procesos del Centro de Integridad, han permitido identificar que es determinante que en la relación de confianza existan tres elementos por parte de los profesores: respeto, escucha activa y autonomía.

“Establecer una relación desde el respeto es reconocer al estudiante como sujeto útil, que llega con un conocimiento y una biografía, que tiene habilidades y capacidades; la escucha activa significa que los escuchamos desinteresadamente y sin pensar en lo siguiente que vamos a decir; y la autonomía hace referencia a acompañarlos a alcanzar a que logren sus metan y sueños. Eso, sin duda, nos va a permitir atesorar, resguardar y exaltar esa relación entre estudiantes y profesores”, explica.

Otro de los llamados es a poner este tema en las conversaciones y a reconocer su importancia, más allá del ámbito educativo. Se trata de un punto en el que coincide con María Rocío Arango, quien complementa que unas buenas relaciones de confianza son útiles para reducir los costos de transacción del país, disminuir los controles de vigilancia, planear a largo plazo y permitir una mayor fluidez en los procesos.

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​​Semilleros de investigación

Los semilleros se constituyen en el espacio en que los estudiantes se acercan a la investigación formativa. Allí, en el intercambio de ideas con sus pares, con docentes y con alumnos de otras universidades, comienzan un camino que los lleva a los grupos o que les complementa sus estudios. En este escenario de confianza se originan descubrimientos, se incita a la curiosidad, se establecen sinergias y se​fortalece el liderazgo.

​​Kratos

Están los estudiantes que participan en Kratos —proyecto institucional de EAFIT en el que se busca complementar y transformar el proceso formativo basado en pedagogías de aprendizaje experiencial— resolviendo entre ellos diversos problemas, innovando, adelantando estrategias creativas y de comunicación, e impulsando sus propios procesos de aprendizaje basados en retos. La Universidad confía en ellos para que sean autónomos en sus procesos de formación.


​​Grupos estudiantiles ​

La estructura organizativa de los grupos estudiantiles habla de autonomía y liderazgo. La Universidad los dota de confianza para diversos aspectos, entre estos promover la participación de sus compañeros en diferentes actividades, manejar presupuestos y vivir toda una experiencia de aprendizaje.​

​​Otras iniciativas de confianza

La resolución de casos reales en el Consultorio Jurídico, las monitorías académicas, administrativas y logísticas, el compromiso con los deportes representativos, y la vinculación a espacios como la Universidad de los Niños —en el que se convierten en guías, tutores y talleristas de los más pequeños—, entre muchas otras iniciativas, son iniciativas para vivir la confianza en la Universidad.​


Educar para crear y liderar