Omitir los comandos de cinta
Saltar al contenido principal
Inicio de sesión
Universidad EAFIT
Carrera 49 # 7 sur -50 Medellín Antioquia Colombia
Carrera 12 # 96-23, oficina 304 Bogotá Cundinamarca Colombia
(57)(4) 2619500 contacto@eafit.edu.co
 

  La confianza, una marca desde el interior

La mejor manera de construir confianza en lo cotidiano
 es a partir de pequeños pero poderosos gestos como gratitud, reciprocidad, solidaridad,
​ generosidad, lealtad, reconocimiento mutuo, respeto de los derechos del otro,
 honestidad, trasparencia, integridad ética, acogimiento, empatía, compasión, aceptación y tolerancia del otro.




Johnny Orejuela Gómez, P​​hD. Jefe del Departamento de Psicología de EAFIT. Coordinador de la maestría en Psicología del Trabajo y las Organizaciones


E​

El psicoanalista Erick Erickson postuló, hacia 1950, una teoría del desarrollo humano en la que indicó que uno de los estadios por los que pasa el niño entre los cero y los 18 meses corresponde a la necesidad de la confianza básica, como una fuerza fundamental que nace de la certeza interior de que todo estará bien y de la percepción de bienestar físico y psíquico, este último expresado en el sentimiento de ser recibido, acogido y amado.

De la resolución positiva de la antítesis entre confianza y desconfianza emerge la esperanza, como un sentido con profundo significado y valor para la continuidad de la existencia. Como vemos pues, un sentimiento básico de confianza resulta indispensable para construir una vida de sentido, darle significado a nuestras vidas y construir una vida con esperanza y con la fe de que se podrán enfrentar y superar las contingencias de la existencia. Aquí está el sentido psicológico profundo de la necesidad de experimentar una confianza básica.​​

Por su parte, el filósofo de la moral práctica, Axel Honneth, autor de la teoría sobre la lucha por el reconocimiento, como fundamento de la dinámica de los conflictos sociales contemporáneos, nos plantea tres esferas del reconocimiento como acto de afirmación de la cualidad y la existencia del otro como un ser humano valioso en sí mismo.

Se trata del reconocimiento en la esfera del derecho o jurídico moral; en la esfera de la solidaridad y la exaltación pública, y finalmente, el reconocimiento en la esfera del cuidado, que merece aquí nuestra atención, pues tiene el efecto positivo de generar en nosotros el sentimiento de la autoconfianza.​

Observamos cómo también para este autor la confianza –derivada del reconocimiento como un ser digno de cuidado y acogimiento— tiene el efecto positivo de generar el sentimiento íntimo de la confianza en el otro y en sí mismo. Analizamos hasta aquí cómo la confianza no solamente es un valor social, sino una necesidad psicológica y moral fundamental que debe ser satisfecha para nuestro adecuado desarrollo y modo de estar bien en el mundo. Esto en cuanto a la espera personal.

RETRATOS EAFIT-041.jpg

Johnny Orejuela


​En relación con la esfera social, la confianza, que opera como el cemento de la sociedad, es una emoción o actitud política fundamental para el desarrollo y la cohesión de los vínculos sociales entre los individuos (confianza interpersonal, intersubjetiva), y de estos con las instituciones (confianza institucional). La confianza puede ser entendida como la experiencia emocional de fiarnos de la solidaridad y el apoyo de los otros y de las instituciones como recursos sociales de los que disponemos para satisfacer nuestras necesidades y resolver las contingencias de nuestra existencia y de la coexistencia social, que se vuelve fundamental en el ámbito de la ciudadanía en las sociedades democráticas.

Fui Boy Scout en mi juventud y ahí aprendí como máxima que “el scout cifra su honor en ser digno de confianza”. Esta virtud social la deberíamos cultivar con ejemplo en todos y desde niños. Lamentablemente la fragmentación social y los procesos de individualización precarizantes propios del actual modelo de Estado Mínimo Neoliberal nos ha llevado a lo que, otra vez Honneth, denomina como una especie de división subjetiva respecto de las relaciones de los ciudadanos con las instituciones sociales, pues en la dimensión cognitiva, es decir, racionalmente, sabemos que tenemos derechos, pero en la dimensión emotiva no tenemos la suficiente confianza de que tales derechos serán efectivamente reconocidos (inseguridad jurídica).

​Esto, como ya lo hemos visto, nos lleva a un estado de desconfianza y desesperanza respecto a la solidaridad que todos necesitamos experimentar para enfrentar los desafíos de la vida. En el ámbito organizacional y del trabajo, Richard Sennett, por su parte, plantea que en la cultura del nuevo capitalismo, lamentablemente, los trabajadores hemos perdido la confianza institucional, la lealtad organizacional y la confianza informal, la lealtad entre pares, condiciones que nos empujan hacia la vivencia de un estado de inseguridad ontológica respecto al mundo del trabajo, y a un malestar subjetivo generalizado.

Por esto es tan importante hoy para las organizaciones desarrollar estrategias que generen confianza entre los trabajadores y sus líderes, y los trabajadores y la organización. En el ámbito público estamos en igual tenor. La sociedad civil organizada demanda garantizar la confianza entre los ciudadanos y las instituciones sociales. Por esto se recurre a mecanismos como la rendición de cuentas, las leyes de transparencia y las sanciones a la corrupción para restituir la confianza mínima necesaria para poder coexistir en estabilidad, bienestar social y democracia.

​El fuerte proceso de individualización, sumado a la cultura del narcisismo, fragiliza los lazos sociales de solidaridad necesarios para poder vivir confiados los unos de los otros, con la fe en que los otros y las instituciones nos serán leales, fieles y poder tener la seguridad de que acudirán a nuestra ayuda y cuidado cuando así lo solicitemos.

​La mejor manera de construir confianza en lo cotidiano es a partir de pequeños pero poderosos gestos como gratitud, reciprocidad, solidaridad, generosidad, lealtad, reconocimiento mutuo, respeto de los derechos del otro, honestidad, trasparencia, integridad ética, acogimiento, empatía, compasión, aceptación y tolerancia del otro.

​Volviendo a Erickson y a Honneth recordemos que es importante el sentimiento de confianza básica, pues de lo contrario aparece en nosotros una sensación de desamparo, exclusión y débil significado de la vida. Y no importa cuán ricos o pobres seamos, cultos o analfabetos, ¡al final del día todos necesitamos sentir que llegamos a puerto seguro donde podamos recostar la cabeza!​

La confianza, una marca desde el interior