Argos y EAFIT obtuvieron nueva patente de invención

Junio 8, 2018

Una segunda patente de invención le fue otorgada a la Universidad y a la empresa cementera. En esta ocasión fue por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia.

La invención conjunta permite captar y purificar grandes cantidades de dióxido de carbono en poco tiempo, mediante el uso de microalgas.

Una relación académica y creativa, cuyo propósito es la generación de conocimiento para impulsar el desarrollo regional y nacional, nació hace cerca de ocho años en un laboratorio de 40 metros cuadrados en el que Cementos Argos y EAFIT emprendieron una búsqueda conjunta de respuestas a las necesidades de la industria y la sociedad a las que pueden responder ambas instituciones. Los frutos de esta relación se reafirman hoy con la obtención de una patente de invención otorgada por la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia a ambas entidades. El motivo: la creación del Proceso de cultivo y selección de microorganismos fotosintéticos multirresistentes.

Detrás de este logro hay días y noches de trabajo por parte de Gabriel Jaime Vargas Betancur, líder de Proyectos I+D en Argos; Alexandre Restrepo Bôland, líder de Proyectos Técnicos en esa compañía; Alex Armando Sáez Vega, docente del Departamento de Ciencias Biológicas e investigador principal del grupo de Ciencias Biológicas y Bioprocesos, Cibiop, de EAFIT; Ana Yulieth Cárdenas Orrego, asistente de investigación del Cibiop; y Alejandra María Giraldo Rave, investigadora de la Universidad.

Esta investigación aporta, según el profesor Sáez Vega, "una serie de etapas que permiten purificar y seleccionar desde una fuente, normalmente de agua, las microalgas con alto potencial para captar grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y crecer rápidamente. Las microalgas pueden capturar hasta 50 veces más CO2 que las plantas terrestres, y con 1,8 toneladas de CO2 puede producirse una tonelada de biomasa microalgal (fuente renovable de energía). Por eso, son una buena opción para enfrentar el exceso de ese compuesto y obtener productos de alto valor".

Entre las utilidades del procedimiento patentado por los investigadores está la de ahorrar mucho tiempo en la obtención de cepas de microalgas con alto potencial, y en la evaluación de las mismas para determinar su capacidad de absorber dióxido de carbono, lo que redunda en una respuesta más ágil a la necesidad de disminuir los gases de efecto invernadero.

Otra de las ventajas es el alcance global de esta invención, ya que, de acuerdo con el docente, "los microorganismos tienen los mismos ciclos en todo el planeta, por lo que esta patente se puede aplicar desde los polos hasta el Himalaya, es decir en cualquier lugar donde habiten microalgas".

De hecho, recuerda Alex Sáez, ya el Instituto Tecnológico de Massachusetts trabaja con microalgas desde la pasada década del 50. Pero eso, para él, es un indicador del potencial que encarna la patente: "Demuestra que podemos ir rápido y ponernos a tono con los desarrollos en esta área, máxime cuando el efecto invernadero y el calentamiento avanzan inexorablemente. Ya en el Valle de Aburrá hemos tenido alarmas ambientales recientemente".​

“Con el proyecto que se emprendió para la investigación del potencial de las microalgas, en Argos decidimos apostarte al desarrollo de una tecnología que no solo aporta al cuidado del medioambiente, sino que tiene el potencial de convertir la emisión de gases de efecto invernadero en nuevos negocios, en valor agregado y en una práctica que puede replicarse en cualquier tipo de actividad industrial generadora de CO2. Específicamente, buscamos aprovechar la habilidad que tienen estos microorganismos para capturar CO2 en el proceso natural de fotosíntesis de manera que sea posible obtener resultados positivos para el ambiente” indicó, Lucas Moreno, vicepresidente de innovación de Cementos Argos.

Trabajo colaborativo

La patente tiene una vigencia de 20 años, tiempo durante el cual se fortalecerá aún más este trabajo colaborativo entre academia y empresa, mediante una confianza construida que, en palabras de Félix Londoño González, director de Investigación de EAFIT "ayuda a avanzar en el camino hacia el concepto de parque tecnológico dentro de la universidad, con resultados que pueden tener un impacto potencial en diversas áreas y contribuir a la solución de problemáticas del entorno, en este caso, en el tema ambiental".

Y es que esta es la segunda patente conseguida por la dupla Argos-EAFIT, luego de la otorgada en marzo de este año por la Oficina Japonesa de Patentes a la invención "Método y dispositivo para medir los cambios volumétricos en una sustancia", la cual permite medir la retracción de los fluidos de los materiales tras iniciar la mezcla de cemento en una obra de infraestructura.

La relación entre ambas entidades inició luego de que la compañía cementera expresara a la Universidad su interés de tener un laboratorio dentro del campus para aprovechar los recursos humanos, y de ciencia y conocimiento de la Institución.

Así lo recuerda Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, al referir que hace ocho años se empezó "con un pequeño laboratorio de 40 metros cuadrados, muy exitoso. Luego pasamos a 100 metros cuadrados y, después, a 150 metros cuadrados. Después se hizo el edificio para las investigaciones con las microalgas, y luego Argos vio que era una necesidad construir un gran centro de investigación, el cual se inauguró en 2015, con 4.800 metros cuadrados de área".

Para el directivo, estos son avances para ampliar las posibilidades de la Institución como escenario para que la empresa privada formule sus preguntas y la Universidad, como organización de conocimiento, plantee las posibles respuestas.

Por su parte, Lucas Moreno, vicepresidente de innovación de cementos Argos indica que “para Argos es una gran satisfacción recibir esta segunda patente en conjunto con la Universidad Eafit porque reafirma nuestra apuesta por la innovación abierta y la investigación aplicada, en la que el trabajo conjunto universidad empresa tiene un papel fundamental para alcanzar importantes resultados que nos permitan aportar al crecimiento productivo, competitivo y sostenible de la industria, la región y el país”.

Los años por venir están llenos de proyectos y eventuales aportes a la industria y la sociedad colombianas. Tal es el escenario que plantea Alex Armando Sáez Vega al anunciar que el paso a seguir con esta investigación en particular, es llevar las mediciones logradas a una cementera, en lo posible cercana al mar, con el fin de obtener una buena cantidad de CO2 y hacer crecer microalgas en volúmenes superiores a los actuales. ​​Otras patentes​ EAFIT y Argos recibieron el pasado 3 de febrero registro de invención de la Oficina Japonesa de Patentes por el Método y dispositivo para medir cambios volumétricos en una sustancia, que luego también fue patentado por la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia. Esa innovación científica fue la primera patente de invención por fuera de Colombia que recibió la Universidad, y en mayo de este año recibió la segunda cuando la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos le otorgó a la Institución y al Metro de Medellín la patente denominada Sistema para detectar defectos en la redondez de las ruedas de un vehículo ferroviario, un desarrollo en el que también participó Colciencias.  La Universidad suma –con la más reciente entregada a EAFIT y Argos– 24 registros de propiedad intelectual. En la actualidad, el índice de patentes de EAFIT en relación con grupos de investigación es de 0,55. El dato se obtiene de dividir el número de patentes de la Universidad (24) entre el su número de grupos de investigación (43).​ ​

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​El trabajo conjunto entre Argos y EAFIT ha permitido generar avanzados espacios de investigación, como el Centro Argos para la Innovación, ubicado en la Universidad. En la imagen el investigador Alex Sáez analizando microalgas.

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El de EAFIT es el primer doctorado en Administración acreditado en Colombia

El Ministerio de Educación otorgó Acreditación en Alta Calidad a este posgrado, el primer doctorado en Administración que ofreció una universidad en el país.

A través del concepto del Consejo Nacional de Acreditación, el Ministerio valoró del programa, entre otros elementos, su productividad académica y su proyección internacional. Es el primer doctorado de EAFIT acreditado.

​​​​​​​Hay un parte de orgullo en EAFIT. A la Universidad llegó la buena noticia de la Acreditación en Alta Calidad para eldoctorado en Administración​, el primero de esa área del conocimiento que recibe en Colombia ese aval que entrega el Ministerio de Educación Nacional, luego del concepto que emitió el Consejo Nacional de Acreditación (CNA).

La planta profesoral y su formación, los grupos de investigación y su clasificación en Colciencias, la productividad académica, la consolidación y la proyección internacional, las instalaciones y la infraestructura donde se ofrece, así como su prestigio dentro de la comunidad académica, son algunas de las condiciones del doctorado que resalta el Ministerio en la resolución 11248 del 2 de junio de 2017 que acredita al programa durante seis años.

Esas cualidades se sustentan en una historia que comenzó en 1960 cuando se sentaron las bases de EAFIT con la apertura de la Escuela de Administración y Finanzas, la primera en Colombia. La Institución creó, también, la primera maestría en Administración y luego ofreció el primer doctorado en Administración, hoy el primero del país en recibir la Acreditación en Alta Calidad, y también el primero de los seis doctorados que ofrece la Universidad en obtenerla.

Para Juan Luis Mejía Arango, rector de la Institución, esto hace parte del compromiso de la Universidad con acreditar sus programas. En este momento el cien por ciento de los pregrados acreditables están acreditados, se ha avanzado bastante en maestrías y se sometió -cuando cumplió con los requisitos- al doctorado a la Acreditación. “Hoy con la resolución en la mano podemos dar un parte de orgullo por tener el primer doctorado en Administración del país acreditado”, dice el directivo.

Tener ese privilegio garantiza a los entes externos que ya existe un conocimiento en el país sobre lo que son los doctorados en Administración y permite a esas entidades homologar los procesos nacionales con los procesos internacionales. Así lo considera Manuel Acevedo Jaramillo, decano de la Escuela de Administración, quien complementa que este logro es un elemento fundamental de cara a las otras acreditaciones que está buscando esa dependencia académica, entre estas la acreditación internacional de AACSB.

El reconocimiento, además, es una certificación al aporte a la producción científica que hace este posgrado, tal como expresa Ricardo Uribe Marín, jefe del Departamento de Organización y Gerencia de EAFIT -dependencia a la que está adscrito el programa-, y quien ratifica que el fortalecimiento de los procesos investigativos, la cualificación de los docentes, y la cantidad y calidad de las publicaciones fueron claves para los conceptos del CNA.

Se trata, también, de una validación a los aportes que ha hecho este posgrado que, tal como manifiesta Manuel, ha hecho grandes contribuciones a la academia colombiana, en parte porque sus egresados ocupan funciones de liderazgo no solo en el sector académico, también en el oficial. “En cuanto al sector académico, varios hoy se desempeñan como directores de programas de posgrados y directores de investigación en universidades de diferente tamaño en toda la geografía nacional, y esto valida la pertinencia del conocimiento que se imparte en EAFIT”, opina el Decano.

La importación del aval

El proceso de la acreditación comenzó hace varios años, pero fue en 2015 cuando se hizo la autoevaluación y en 2016 se recibió la visita de los pares del CNA que comprobaron que lo estipulado en los informes estaba acorde con la realidad. En ese proceso, cree el profesor Ricardo, lo más importante –más que obtener el aval– ha sido desarrollar planes de mejoramiento que llevan al programa a aumentar su calidad. “Cuando se siente que la acreditación tiene ese sentido, se toma la acreditación por donde es”, sostiene. 

Además de planes de mejoramiento, el proceso de acreditación también sirvió para identificar los nuevos retos para este programa que se creó en 2005 y hoy suma 23 egresados. Entre esos desafíos que considera Claudia Álvarez Barrera, coordinadora del doctorado, está mantener el mismo rigor en la producción científica y no perder el contexto local mientras se busca una mirada internacional más amplia para aportar más al conocimiento mundial, tener mayor movilidad y tesis en inglés.

En cuanto a retos, Rodrigo Muñoz Grisales, uno de los fundadores del doctorado y quien tuvo a cargo su coordinación durante una década, cree que el principal es sostener la visión pluralista, con buenos fundamentos, pero abordando áreas de espacialidad como finanzas, mercadeo y negociones internacionales.

En cuanto a la relevancia que puede tener esta acreditación para un programa con la tradición y el prestigio que tiene el doctorado, el decano Manuel Acevedo explica que es, precisamente, un refuerzo a ese prestigio ganado, con un plus porque en la acreditación de los doctorados el grupo de pares académicos incluye un par internacional. En este caso el reconocimiento es “una prenda de garantía para quienes están estudiando, a los graduados y a los que se graduarán, de que se cumple con los estándares de calidad en el ámbito nacional y se cuenta con reflexiones en el internacional que trazan el desarrollo del programa asegurando su vigencia, pertinencia y calidad”, dice.

Se trata, también, de un mensaje a la sociedad sobre el compromiso que tiene EAFIT con la calidad. Así lo cree el rector Juan Luis Mejía, quien añade que esto hace parte de la convicción que existe en la Universidad sobre que en los procesos de autoevaluación que conducen a la acreditación reside la esencia del mejoramiento permanente y la búsqueda de la calidad y de la excelencia.

“Ahora el próximo reto es obtener la acreditación de AA​CSB, tanto de la Escuela de la Administración tanto como de la Escuela de Economía y Finanzas, que juntas conforman una gran escuela de negocios”, concluye el Rector.

Posgra​dos con acreditación​

Además de Administración,EAFIT ofrece cinco doctorados más: en Ciencias de la Tierra, en Economía, en Humanidades, en Ingeniería, y en Ingeniería Matemática. En cuanto a posgrados, la Universidad también ha recibido la Acreditación en Alta Calidad para cinco maestrías​: en Ciencias de la Administración, en Ciencias de la Tierra, en Finanzas, en Matemática Aplicada y en Ingeniería.​ 

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​La Acreditación en Alta calidad del doctorado en Administración de EAFIT tendrá una vigencia de seis años.
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EAFIT ayudó a crear un mapa para trazar el desarrollo del país

Junio 9, 2017

Estrategias fundamentales para el desarrollo de Colombia, como las carreteras de cuarta generación, cuentan con una herramienta fundamental de planeación.

Se trata del Mapa nacional de amenaza por movimientos en masa escala 1:100.000, elaborado por el Servicio Geológico Colombiano, el Ideam y siete universidades del país.

​​La inversión en infraestructura ocupa hoy un lugar de relevancia en Colombia, donde proyectos como la construcción de 8000 kilómetros de carreteras de cuarta generación se fortalecen para mejorar la competitividad nacional. En ese esfuerzo, los encargados de trazar estas nuevas vías cuentan con una herramienta fundamental: el Mapa nacional de amenaza por movimientos en masa escala 1:100.000.

Se trata de un esfuerzo cuya elaboración tardó tres años, y en el que participaron instituciones de educación superior del país que cuentan con áreas de estudio en geología como EAFIT, Universidad Nacional de Colombia (sedes Bogotá y Medellín), Universidad Industrial de Santander, Universidad de Caldas, Universidad de Pamplona, y Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. El mapa fue reconocido por la Sociedad Colombiana de Ingenieros con el premio Lorenzo Codazzi.

Gloria Lucía Ruíz Peña, coordinadora del Grupo de Evaluación de Amenaza por Movimientos en Masa, del Servicio Geológico Colombiano (SGC), entidad que estuvo al frente de la construcción de este insumo, explica que con el mapa se puede, por ejemplo, “tomar el trazado de una vía 4G  y ponerlo sobre alguno de los mapas que elaboramos (geomorfológico, de susceptibilidades o de amenaza) —afirma la experta—, para ver los niveles de cada factor en las zonas que atraviesa e indicarle a los ingenieros en dónde focalizar los diseños o prever obras de estabilización. Es decir, la Agencia Nacional de Infraestructura puede determinar la necesidad de hacer estudios de detalle en zonas de estabilidad compleja al construir vías, oleoductos u otras obras lineales o de gran envergadura".

En ese sentido, Gaspar Monsalve Mejía, profesor del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, advierte que no se puede planear ninguna obra de infraestructura sin conocer previamente las características del territorio sobre el que se construirá.

Desde ese punto de vista el docente explica que se trata de “una herramienta de planeación porque allí está el registro de cómo es la geomorfología, la topografía, el territorio. A veces, en Colombia, se toman decisiones así, sin una idea detallada del paisaje, solo con un medio conocimiento de la topografía para determinar en dónde se erigirá una cosa o la otra".

La utilidad de este mapa –cuya escala de 1 en 100.000 indica que un centímetro en el mapa equivale a un kilómetro en el territorio, y se configura como un insumo departamental– no se queda allí. Permite, también, adelantar estudios municipales a escalas más precisas. De hecho, este esfuerzo multisectorial sirvió para detallar aún más los mapas de susceptibilidad y amenaza conjunta por movimientos en masa a escala 1:500.000 (nacional), desarrollados por el SGC y el Ideam en 2009.

También sirve para efectos de desarrollo y uso sostenible de los recursos, en la puesta en punto del Plan de ordenación y manejo ambiental de cuenca hidrográfica (Pomcas); para estudios de factibilidad y prefactibilidad de obras lineales, y para otras iniciativas de planificación del territorio y gestión del riesgo en el ámbito regional.

"Estos mapas permiten a las corporaciones autónomas regionales conocer el nivel de amenaza en sus jurisdicciones —señala Gloria Lucía Ruíz—. A los departamentos, especialmente los grandes, les ayuda a ver la distribución de estabilidad en el territorio y focalizar otros estudios. Son herramientas de planificación ambiental, útiles para entidades regionales y nacionales en el desarrollo de sus misiones. De hecho, Planeación Nacional plantea que los departamentos deben generar un plan de ordenamiento departamental, y este insumo ya estaría hecho".

Estrategia

Teniendo en cuenta los datos a escala nacional de los mapas de 2009, en los que se evidenciaban niveles de amenaza importantes en las cordilleras y riesgo bajo o medio en la Orinoquía, la Amazonía y parte de la Costa Caribe, el Servicio Geológico Colombiano priorizó 458.488 kilómetros cuadrados del territorio nacional, reduciendo el trabajo de mapeado de 600 a 242 cuadrantes, denominados planchas.

"Pero nosotros somos pocos en el SGC —recuerda Gloria Lucía, coordinadora del Grupo de Evaluación de Amenaza por Movimientos en Masa de esa entidad—, y debíamos entregar las 242 planchas en un tiempo relativamente corto para que fuera relevante para el país. Por eso, en 2012, la estrategia fue invitar a las siete universidades que, en ese momento, tenían geólogos graduados. Dividimos las planchas en 18 bloques y asignamos varios a cada entidad".

Marco Fidel Gamboa, profesor del pregrado enGeología de EAFIT y quien lideró al grupo de expertos de EAFIT en el apartado técnico, describe el proceso mediante el cual se le dio forma a los tres productos finales: "Primero construimos los mapas geomorfológicos, que muestran las formas del terreno, para interpretar qué había pasado allí en el pasado y determinar las formas actuales. Luego dimos forma, a partir de modelos del terreno e información de los ingenieros forestales del proyecto, a los mapas de susceptibilidad y amenazas por movimientos en masa. Finalmente, cada equipo elaboró memorias para que cualquier usuario pueda consultar la información en cualquier zona del país".

De hecho, el resultado de esta labor, por el que el SGC y las universidades acompañantes recibieron el Premio Lorenzo Codazzi el pasado 30 de mayo, entregado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros, puede consultarse en línea en el portal web delSistema de Información de Movimientos en Masa (Simma). 

El uso adecuado de esta herramienta permitirá, según manifiesta Gloria Lucía Ruiz "evitar escuchar otra vez asuntos como que nuestras carreteras se están derritiendo por fenómenos climáticos como La Niña. No es que eso esté pasando. Son procesos naturales que deben ser tenidos en cuenta en el diseño de las obras de desarrollo en nuestro país".  

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​EAFIT hizo parte de las siete universidades que acompañaron al Servicio Geológico Colombiano en la elaboración del mapa de riesgos por deslizamientos, a escala departamental. La imagen corresponde a la entrega del premio Lorenzo Codazzi.
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Apolo: una máquina del tiempo que sigue creciendo

Mayo 24, 2017

Durante el segundo semestre de 2017, el supercomputador Apolo, que se encuentra en EAFIT, recibirá su segunda actualización en los cinco años de funcionamiento.

Docentes y directivos de la Universidad y de Purdue University (Estados Unidos) valoraron el potencial de esta máquina para aportar al desarrollo del país. 

​​​En EAFIT hay una máquina del tiempo que facilita a investigadores y docentes predecir resultados, anticipar problemas, superar retos y reducir a días procesos de cálculo de datos que tomaría siglos analizar en un computador normal. Se trata del Centro de Computación Científica Apolo, el cual permitió realizar 128 años de cálculo en 2016, y cuyas capacidades aumentarán enormemente este año.

Este supercomputador fue donado a EAFIT por Purdue University (Estados Unidos) y, desde el inicio de operaciones, en 2012, ya había evolucionado una vez. Fue en 2016, cuando su capacidad pasó de 3.8 TeraFLOPS (operaciones de punto flotante por segundo, una unidad de medida de rendimiento computacional) a 5.8 TFLOPS, ahorrando, de paso, un 86 por ciento de la energía necesaria para su funcionamiento. Además, sus servidores dejaron de ocupar tres bastidores y necesitaron solo medio.

Dicho espacio se reducirá aún más con la llegada de los equipos que conformarán la máquina desde mediados de este año, los cuales le otorgarán una capacidad de computación de 17 teraflops, por medio de 49 servidores, 856 núcleos de procesamiento y 2.048 Gb de memoria RAM (Memoria de Acceso Aleatorio, la memoria de trabajo desde donde se ejecutan los programas de un computador). La fase actual de Apolo cuenta con siete servidores, 248 núcleos y 768 Gb de RAM.

"Apolo III hará lo mismo que su anterior versión, pero de manera más rápida y precisa. Nos dará la capacidad para hacer más cosas y permitir a los investigadores llegar mucho más lejos en sus trabajos", explica Juan David Pineda Cárdenas, coordinador técnico del Centro de Computación Científica Apolo.

EAFIT actualizará a Apolo y ya adelanta las gestiones de traslado desde el campus de Purdue University, cuyas directivas, en palabras de Juan Guillermo Lalinde Pulido, coordinador científico del Centro de Computación Científica Apolo, tomaron la decisión de ubicar esta máquina en la Universidad gracias al conocimiento en computación avanzada que percibieron en estudiantes y profesores eafitenses.

"La misión de las universidades es generar y difundir conocimiento. Purdue University, dentro de su plan estratégico, se ve como una institución con proyección mundial e impacto global. Para ambos centros esta relación trae cooperación entre investigadores, pasantías de estudiantes y una relación activa, gracias a que EAFIT es reconocida y les permite a nuestros pares potenciar sus actividades", señala el docente.

De hecho, en un artículo publicado en el portal de Purdue, Gerry McCartney, vicepresidente de Tecnologías de la Información y jefe de Información de esa entidad, asegura que el crédito por los avances en investigación resultantes del buen manejo del equipo debe otorgársele a EAFIT, por decidirse a dar el salto hacia la computación científica de alto rendimiento y reconocer futuras oportunidades y caminos.

“Ellos tienen el ambiente académico, la infraestructura y la voluntad para invertir en la gente. Nosotros los vemos ya como socios y esperamos profundizar en esa relación", manifiesta el académico.

Sin límites

Las oportunidades que llegan con Apolo, para la academia y la industria, están representadas en los 19 grupos de investigación y 48 usuarios actuales de la máquina, gracias a los cuales esta alcanzó el escenario más deseado para un supercomputador: trabajar al 100 por ciento de su capacidad de cómputo en procesos destinados a comprender las capacidades físicas y químicas de un objeto; verificar el comportamiento de un río; determinar la manera más óptima de transportar cemento a todo el país; entender cómo se comporta la ciudad respecto a microsismos; saber si un puente funcionará, entre muchos otros.

Simulaciones, modelos matemáticos, operaciones de cómputo intensivo; el cielo es el límite para que la investigación en ciencia e ingeniería encuentre en Apolo a un aliado fundamental para hallar respuestas, meses o años antes de lo esperado. Dicha fortaleza ha sido aprovechada incluso por el área de investigación del Grupo Nutresa y, desde ya, este coloso de la computación calienta servidores para trabajar de la mano del Max Planck Institute, ubicado en Alemania, y de la Universidad de Antioquia.

Infraestructuras como Apolo son adecuadas para el tamaño de los proyectos académicos, pero en EAFIT ya hay iniciativas, con grupos de investigación nacionales que requieren mucha más capacidad, para hacer modelaciones más grandes. Creemos –dice el profesor Juan Guillermo- que, a mediano y largo plazo, se requiere que en el país haya una infraestructura de escala nacional en este sentido, como tienen otras naciones —Estados Unidos, China, España, Brasil— cuyas máquinas, financiadas por el gobierno, pueden tener mil veces el tamaño de Apolo, y se utilizan para proyectos nacionales.

Para Juan David Pineda, el asunto está directamente relacionado con la velocidad de desarrollo de un país y el nivel de analfabetismo tecnológico de sus habitantes, que pasa por no tener conocimientos básicos de programación. Señala como una falencia la falta de información, desde los primeros semestres de los pregrados, en materias como programación en paralelo, sistemas operativos y telemática, y no solo en carreras relacionadas con la computación.

"De hecho, tenemos en Apolo a un estudiante de maestría cuya tesis pretende encontrar la manera de meter en los pregrados el tema de programación, orientado a utilizar computación de alto rendimiento. El asunto es tan importante que en todos los congresos nos damos cuenta de lo mismo: casi no hay gente que sepa de este tipo de computación, y surge la necesidad de modificar los currículos de las universidades, así como lo hicieron Purdue y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)", advierte Juan David.  

A futuro, y aunque el enfoque de Apolo es la computación científica, se buscará que pueda manejar grandes cantidades de información y permita trabajar con problemas de inteligencia de datos (big data). 

"Lo que aparece ahora es big data y ciencia de datos, que vienen más del mundo experimental y de las medidas. Nosotros nos movemos en la teoría y la simulación, pero ambos son sistemas de computación de alto desempeño. La ciencia usa ahora cantidades enormes de información, y los algoritmos normales que usan los computadores ya no funcionan. Se necesita otro tipo de técnicas: aplicaciones intensivas en datos y aplicaciones intensivas en cómputo", puntualiza el experto. 

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​Con la tercera versión de Apolo se triplica la capacidad de computación del equipo y se abren nuevas posibilidades para las investigaciones.
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EAFIT y la Universidad de Antioquia reciben patente por crear dispositivo médico

Mayo 23, 2017

El trabajo investigativo de las dos universidades dio como resultado la invención de un nuevo dispositivo para tratar las aneurismas cerebrales.

El dispositivo recibió patente de invención por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio.

​​Ingenieros biológicos de EAFIT y expertos neurocirujanos de la Universidad de Antioquia unieron sus conocimientos en investigación científica para desarrollar, por primera vez en Colombia, un dispositivo médico que sirve para tratar pacientes con lesiones causadas por aneurisma cerebral. El mecanismo recibió patente de invención el pasado 8 de mayo.

Se trata del Dispositivo restrictor de flujo en aneurismas cerebrales y conjunto posicionador-liberador del dispositivo, como figura en el certificado de patente de invención, otorgado por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC)​. Esta innovación es un aparato milimétrico que viaja por los vasos sanguíneos hasta el cerebro para reparar los daños que causa la enfermedad.

Gracias a los conocimientos en medicina, biología e ingeniería de ambos centros de investigación se logró este avance tecnológico y científico en el país. El proyecto en el campo médico fue liderado por el neurocirujano Carlos Mario Jiménez, profesor de la Universidad de Antioquia, quien, desde su práctica cotidiana en el tratamiento de pacientes con aneurisma cerebral, identificó la necesidad de desarrollar un dispositivo más efectivo para ocluir los aneurismas.

“En el año 2010 comenzamos desde la Universidad de Antioquia a contemplar la posibilidad de desarrollar este dispositivo en Medellín. Empezamos a trabajar y en la medida que fuimos entendiendo lo que queríamos, buscamos contactar un grupo de bioingeniería que nos acompañara en el proyecto. Encontramos el Grupo de Investigación en Bioingeniería (GIB) de EAFIT, que ofrecía una experiencia y una formación de primera calidad, y se mostró interesado en el proyecto”, dice el médico Carlos Mario Jiménez.

En el GIB, creado desde hace 18 años en conjunto con la Universidad CES para el desarrollo de tecnología aplicada al sector de la salud, se recibió el proyecto con manos abiertas. En cabeza del grupo está el ingeniero Santiago Correa Vélez, quien manifiesta que este “era un tema que nos interesaba mucho. Empezamos a desarrollar juntos todo lo que fue el concepto del stent – cánula implantable- y plateamos unos proyectos de investigación que fueron apoyados por ambas instituciones. Empezamos el desarrollo formal, el cual en este momento obtuvo la patente y estamos ad portas de hacer una prueba animal para poder validarlo”, señala el investigador.

El stent, que es un anglicismo médico para denominar un dispositivo con forma cilíndrica de uso endovascular, es una malla tubular que se implanta en algún tejido corporal, y que en el sistema vascular es muy útil porque permite remodelar los vasos sanguíneos. Con el diseño de este dispositivo, explican los investigadores, lo que se pretende es ocluir solamente el segmento del vaso sanguíneo que contiene la salida de la aneurisma.

Las aneurismas cerebrales, explica el experto neurocirujano, son lesiones muy graves y potencialmente letales, por lo que se hace necesario tener la mayor cantidad de herramientas disponibles a la hora de curarlas. Tradicionalmente estas lesiones se han tratado por medio de cirugías y procedimientos quirúrgicos como una craneotomía –apertura del cráneo–, lo que causa siempre ansiedad en las pacientes.

“Una aneurisma no es otra cosa que un fondo de saco ciego porque se daña la pared de un vaso sanguíneo y se forma como una bolsa, una ampolla, y por ahí la pared se va debilitando progresivamente hasta que en un momento dado se rompe y causa una hemorragia cerebral que es muy grave. La mitad de personas con una aneurisma cerebral, lo que la gente llama derrame cerebral, se muere. Y de los sobrevivientes las dos terceras partes quedan con muchas dificultades y discapacitados para seguir trabajando”, comenta el neurocirujano.

Por esta razón, desde hace un poco más de 25 años el campo de la neurocirugía viene trabajando con una técnica distinta como la endovascular, es decir, interviniendo los pacientes desde dentro de los vasos sanguíneos, sin necesidad de abrir el cráneo.

En el mundo se estima que entre el 2 y 5 por ciento de las personas adultas presentan un aneurisma cerebral. Si tenemos en cuenta que la población adulta mayor de 50 años en Colombia, que es donde se presenta más esta enfermedad, equivale a 20 millones de personas, al menos 200 mil personas en el país sufren este padecimiento. Y cada día, sentencian los médicos, se están descubriendo más casos porque los métodos de diagnóstico han avanzado.

Investigación y desarrollo

Luego de contactarse y realizar estudios científicos del flujo sanguíneo, en 2012, los investigadores de ambas universidades comenzaron a desarrollar el dispositivo con el diseño de un prototipo. Tiempo después, en 2014, durante cinco meses el neurocirujano Carlos Mario Jiménez, apoyado por la Universidad de Antioquia y EAFIT, viajó a la Universidad de Búfalo (Estados Unidos), centro de investigación pionero en el desarrollo de dispositivos para aneurismas, para conocer la experiencia en este campo de la bioingeniería.

“Eso tiene retos desde todos los ángulos. Obviamente está el reto de entender el problema desde el punto de vista físico, biológico y clínico. Ya después el reto de ser capaces de sintetizar una solución que sea manofacturable, que se pueda realizar en los materiales adecuados porque no cualquier material se puede emplear dentro del cuerpo humano. Tienen que ser inertes, biocompatibles, que no generen rechazo en el cuerpo, no ser tóxicos, no producir cambios genéticos, entonces todas esas características de los materiales hacen que el abanico de posibilidades de materiales para fabricar dispositivos sea muy reducido, y uno tiene que encontrar una solución viable”, señala el bioingeniero Santiago Correa.

La Universidad de Antioquia y el Grupo de Investigación en Bioingeniería tienen antecedentes de trabajos de investigación conjunta. Hace algunos años se desarrolló un proyecto sobre eficiencia masticatoria en niños, con la participación, además, de instituciones como el CES.

El GIB es, hasta la fecha, uno de los grupos de investigación que suman más patentes en la Universidad. En total, son cuatro patentes de invención y dos de modelo de utilidad. Proyectos como el sistema normalizado para la toma de rayos x en pacientes odontológicos, el distractor de sínfisis intraoral y el dispositivo para medir la fuerza de mordida son algunos de los desarrollos de este grupo de investigación.

La patente 22

Luego de recibir la notificación de la Oficina Japonesa de Patentes, quien otorgó la patente de invención por el Método y dispositivo para medir cambios volumétricos en una sustancia, el pasado 3 de febrero, los investigadores de EAFIT y Argos obtuvieron el registro en Colombia que protege la propiedad intelectual y comercial de esta invención tecnológica. Esta innovación científica, que es la primera patente de invención por fuera de Colombia que recibe la Universidad, se suma a la lista de 21 registros de propiedad intelectual que hasta la fecha cuenta EAFIT. En la actualidad, el índice de patentes de EAFIT en relación con grupos de investigación es de 0,51. El dato se obtiene de dividir el número de patentes de la Universidad (22) entre el su número de grupos de investigación (43).

“Estamos abiertos a la investigación”: Félix Londoño

¿Cómo ha sido la experiencia en investigación y el trabajo en conjunto con otras universidades?

En EAFIT estamos abiertos a colaboraciones con otras instituciones, de hecho, cuatro patentes se han desarrollado conjuntamente con el Metro de Medellín, una con Ecopetrol y otra con Argos. Y así hay otras patentes en las que hemos tenido socios. La Universidad está abierta, nosotros estamos insertos en el marco del ecosistema universidad empresa estado sociedad y en ese sentido dispuesto a trabajar de manera colaborativa con otras universidades, empresas e instituciones.

¿Cómo analiza el panorama actual de investigación en EAFIT?

La Universidad ha avanzado en investigación, nosotros tenemos más del 50 por ciento de los grupos en las dos máximas categorías de Colciencias, el tema de publicaciones se ha incrementado de manera notoria en los últimos años. De hecho, entre el período 2000-2016 tenemos el 75 por ciento de las publicaciones del acumulado total en las principales bases de datos. La Universidad ha avanzado mucho en este tema de transferencias de propiedad intelectual, 22 patentes es un número alto, que demuestra el crecimiento en investigación que estamos teniendo.

¿Qué destaca de los nuevos logros en obtención de patentes?

Lo más importante es que hemos venido avanzando en el proceso de protección y de registro de nuevas invenciones. Y estamos tratando de buscar la manera que esos resultados de investigación se puedan aprovechar y hacer transferencia a la sociedad. Hemos avanzado, además, en una sensibilización, en una cultura de investigación desde muy temprano con niños en programas como la Universidad de los niños y con los jóvenes a través de los semilleros de investigación. En investigación presentamos una cara muy positiva, con mucha confianza, porque creo que se ha avanzado de manera importante en ese sentido. ​ 

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​Carlos Mario Jiménez, Santiago Correa, Carlos Fajardo y Juan Felipe Isaza son los investigadores principales reconocidos con esta nueva patente de invención. En la imagen integrantes del Grupo de investigación en Bioingeniería de EAFIT. 
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EAFIT recibe el premio Lorenzo Codazzi

Mayo 22, 2017

El galardón le fue adjudicado a la Universidad y a otras instituciones por su colaboración con el Servicio Geológico Colombiano en la elaboración de un mapa de riesgo por deslizamientos de tierra.

Docentes de la Universidad trabajan actualmente para facilitar el uso de los datos encontrados en los planes de ordenamiento territorial. 

​​Por participar en la elaboración de una herramienta para mitigar riesgos ambientales y sociales en el país, asociados a deslizamientos de tierra, EAFIT hace parte del grupo de instituciones galardonadas con el premio Lorenzo Codazzi, otorgado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros, que será entregado el próximo 30 de mayo.

La Universidad fue protagonista en la investigación y elaboración del Mapa nacional de amenaza por movimientos en masa escala 1:100.000, un proyecto liderado por el Servicio Geológico Colombiano (SGC) con el apoyo del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y en cuya elaboración participaron siete universidades del país que cuentan con geología: Universidad EAFIT, Universidad Nacional de Colombia (sedes Bogotá y Medellín), Universidad Industrial de Santander, Universidad de Caldas, Universidad de Pamplona, y Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

Por parte de EAFIT, participaron docentes del grupo de investigación en Geología Ambiental e Ingeniería Sísmica, liderados por Geovany Bedoya Sanmiguel, jefe del Departamento de Ciencias de la Tierra, para quien este "fue un avance muy grande en materia de colaboración entre universidades. Trabajamos conjuntamente aportando criterios similares y construyendo protocolos para un mismo fin".

La investigación, presentada en diciembre de 2015, se centr​ó principalmente en la región Andina del país, y cubrió cerca del 30 por ciento del territorio nacional en zonas donde se concentra el 70 por ciento de la población, aproximadamente, y que se ven afectadas por problemas de inestabilidad del terreno.

Entre los factores que afectan los suelos en dichos sitios, Geovany menciona pendientes muy pronunciadas, lluvias, coberturas muy delgadas, superficies rocosas fracturadas y alteradas, mal uso y ocupación del terreno, procesos de deforestación, entre otros. Estos aumentan la probabilidad de generar movimientos en masa, es decir, deslizamientos en los que hay más presencia de sólidos que de líquidos.

Sobre la metodología, Marco Fidel Gamboa, profesor del pregrado en Geología y cuyo liderazgo en la parte técnica fue fundamental, explica que el SGC dividió el país en bloques y los distribuyó entre las universidades participantes. A EAFIT se le asignaron cuatro puntos de análisis, distribuidos en la zona central de Antioquia, Chocó y La Guajira.

"La Universidad —recuerda Marco Fidel— conformó un equipo para cada bloque, con cinco geólogos, un agrónomo, experto en suelos, y un ingeniero forestal, experto en coberturas vegetales. Cada bloque contó, además, con dos expertos en sistemas de información geográfica y la coordinación y el personal administrativo por parte del SGC".

El docente asegura que por primera vez se tiene en Colombia un mapa geomorfológico, es decir, cuya información muestra las formas del terreno y permite interpretar los estados pasados y actual del mismo, en escala de 1 en 100.000 (1:100.000), lo que significa que un centímetro en el mapa equivale a 1.000 metros (un kilómetro) en el terreno real. Hasta ahora, según el experto, el país solo contaba con mapas físicos generales de su territorio.​

Ordenamiento

La información arrojada por este proyecto, cuya duración fue de tres años, permitirá salvar vidas. Así lo considera Félix Humberto Londoño González, director de Investigación de EAFIT, quien cree que mientras en estos procesos de investigación haya sinergias con actores públicos y privados, sumado a la generación de conocimiento desde el sector académico, se pueden obtener resultados favorables para una mejor toma de decisiones desde los gobiernos locales y regionales.

De acuerdo con el directivo, "la construcción de estas cartografías y mapas, esta radiografía del país en relación con movimientos en masa, contribuirá a la elaboración de mejores planes de ordenamiento ambiental y de prevención y manejo de riesgos. Esto evidencia la importancia de este tipo de articulaciones, y nos permite conocer nuestra geografía y tenerla cartografiada".

Los investigadores de EAFIT se basan hoy en el mapa de amenazas construido mediante este proceso para apoyar al SGC en la elaboración de un nuevo mapa, aún más detallado. La idea es pasar de la información de interés regional a datos cuyo uso facilite la toma de decisiones a nivel local, con miras a alcanzar las metas propuestas en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 Todos por un nuevo país.

Al respecto, Geovany Bedoya aclara que "la escala trabajada en el mapeado no es la más óptima, y es solo la primera de varias. Estamos ayudando a establecer la metodología y los protocolos para llevar esos mismos mapas a 1 en 25.000 y prepararlos para su uso en los planes de ordenamiento territorial, los cuales se trabajan con información de mapas entre 1 en 10.000 y 1 en 2.000". ​

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​EAFIT fue una de las siete universidades que colaboró con el Servicio Geológico Colombiano en la investigación que las hizo merecedores del premio, entregado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros. Foto: Róbinson Henao.
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¡EAFIT, 57 años de aporte al desarrollo de Colombia!

Mayo 4, 2017

La Universidad celebra su aniversario este 4 de mayo con los esfuerzos enfocados en objetivos como la incorporación de una nueva área del conocimiento, la construcción de un edificio para la Escuela de Ciencias y la renovación de su Acreditación Institucional.​

El rector Juan Luis Mejía Arango habla sobre los desafíos que tiene la educación superior en el mundo, la región y el país, y acerca de cómo EAFIT refuerza el compromiso de enfrentar asuntos de este tipo.​

​​​​Cumplir metas y establecer sus propios retos. Ese es un imperativo en la vida de la Universidad EAFIT, que este 4 de mayo celebra su aniversario número 57 con la certeza de los nuevos listones que quiere alcanzar. Dentro de los desafíos figura vincular otra área del conocimiento a su currículo, iniciar la construcción de un nuevo edificio para la academia y renovar la Acreditación Institucional de alta calidad que tiene vigente hasta 2018.

Juan Luis Mejía Arango, rector de la Institución, comparte cuáles son los aportes que debe plantear la educación superior alrededor de la resolución de conflictos mundiales; los asuntos pendientes que debe afrontar la educación universitaria en Colombia y cuáles son las contribuciones que hace EAFIT, institución cuya acta de fundación se firmó el 4 de mayo de 1960 por parte de 19 empresarios de la región.

¿Cómo ve el presente de la educación superior en Colombia?

Estamos en un momento de transición, con nuevos retos. Uno es la inclusión porque seguimos teniendo tasas bajas de cobertura en educación superior. Si descontamos al Sena, los indicadores son bajos y dicen que, de cada 100 estudiantes que se gradúan de secundaria, logramos incorporar al sistema 30 o 35. Así, sigue existiendo una gran parte de la población que queda por fuera, adicionalmente los cargos que se crearán en el futuro exigirán mucha capacitación.

Es un gran reto y por eso EAFIT no solamente está haciendo un gran esfuerzo en el tema de becas, también estamos tratando de fortalecer financieramente la Universidad con el fin de garantizar en el futuro una incorporación mayor de estudiantes con grandes capacidades intelectuales y académicas, pero con bajos recursos económicos.

Un segundo reto está en el campo de la investigación, en el que tenemos que reinventarnos. Colombia está viviendo una paradoja muy grande: hemos tratado de fortalecer –lentamente, a veces no con la rapidez con que quisiéramos– el sistema, hacerlo robusto, y ya existen universidades con grupos de alto performance. Por un lado, fortalecemos ese sistema, pero los recursos públicos descienden. Fortalecemos el sistema, capacitamos el recurso humano, pero los recursos son cada vez menores.

Por eso hay que reinventarnos y salir a buscar recursos en otra parte. Tenemos que buscar recursos internacionales, aprender a participar en las convocatorias internacionales de investigación y, sobre todo, determinar aquellas áreas que son atractivas como, por ejemplo, las relacionadas con enfermedades tropicales y biodiversidad, en donde pudiéramos convertir a Colombia en un epicentro de referenciación de investigaciones de esta parte del globo.

En tercer lugar, creo que estamos viviendo el fin de los compartimentos de conocimiento. El mundo contemporáneo exige más interdisciplinariedad, las carreras clásicas cada vez tienden a ser permeadas desde otras disciplinas y creo que una de las grandes competencias del nuevo estudiante es la capacidad de dialogar con otras áreas del conocimiento diferentes a las de su propia formación.

En la pedagogía universitaria sí que estamos viviendo grandes temas, no solo el desplazamiento del énfasis del aprendizaje y la enseñanza, sino lo que significa la incorporación de nuevas tecnologías. Los nuevos recursos, como las aulas de pedagogía inversa, nuevos espacios de aprendizaje, son un imperativo hoy en las universidades contemporáneas y por eso EAFIT ha hecho un gran esfuerzo de renovarse prácticamente en todos sus espacios de aprendizaje para poder estar a tono con esas demandas.

Otro tema es la internacionalización. Obviamente dependemos de factores a veces externos como, por ejemplo, la devaluación que en los tres últimos años en Colombia nos ha afectado fuerte sobre todo en la formación de personal humano en el exterior. Sin embargo, creo que tenemos que tener no solamente una visión de intercambio, también creo que la universidad colombiana puede dar el salto a un entorno regional inmediato y ofrecer programas fuera del país. Creo que urge una política estatal de fomento en la negociación de los acuerdos internacionales, porque en ciertas áreas la educación puede ser un factor muy importante de exportación de conocimiento acumulado.

Lo otro es una urgencia de fortalecer todo el sistema de investigación asociado con todo el sistema de innovación. Las universidades estamos en el deber de alimentar al sector productivo en las nuevas tendencias, las nuevas demandas que exige el sector. Ya es un hecho que ciertas tecnologías como el internet de las cosas, el 3D, el Big Data, el analytics, etcétera, son factores que van a determinar la productividad en el futuro y la universidad está llamada a acompañar a las empresas en ese proceso.

¿Cuál es su percepción de la educación superior del país comparada con la región latinoamericana?

Creo que hemos, sobre todo en los últimos años, fortalecido mucho el sistema general de investigación. Colombia cuenta hoy con investigadores y grupos de investigación de primer nivel, pero la inversión del Estado frente a lo que pudiera complementar esa capacidad instalada en lugar de crecer, decrece. Países como Chile, Brasil y el mismo México nos están tomando una ventaja muy grande en términos de recursos. 

¿Cómo pueden las universidades aportar a la solución de los conflictos y problemas del ámbito mundial?

 Hay varios temas. Uno es que el mundo está viviendo un reacomodo ideológico y, a veces, no somos capaces de leer lo que está pasando, interpretarlo, y creo que el papel de la universidad es generar desde la investigación en las ciencias sociales y humanas esa capacidad analítica para poder saber leer las tendencias de lo que ocurre en el mundo.

Lo otro es que las universidades deben contribuir a solucionar los grandes males que azotan a la humanidad, como el hambre. Me impresiona mucho, por ejemplo, el primer punto del decálogo de la Universidad Purdue que dice que en el año 2050 la humanidad tendrá 12.000 millones de habitantes y pregunta cómo esa universidad va a contribuir a alimentar a esos habitantes. Eso nos ha marcado y por eso la decisión del Consejo Superior de EAFIT de incorporar una nueva área del conocimiento a la Universidad que tiene que ver con la producción de alimentos en el agro.

¿Cuál es uno de los aportes que puede hacer la educación universitaria en el ámbito nacional?

Otro de los grandes temas de la humanidad es la crisis de valores que se representa con la corrupción, que no es un tema exclusivo de Colombia. Cuando uno abre los periódicos, prácticamente de cualquier parte del mundo, los titulares están en eso.

La pregunta es qué está haciendo la universidad, y a mí, sinceramente, me preocupa que la universidad colombiana ha sido un poco autista ante los últimos temas que se nos han presentado. Creo que no solamente tenemos que decir, tenemos que actuar y por eso la decisión de EAFIT -que ha adoptado cinco valores como guía de su acción al futuro, que los ha jerarquizado y ha puesto a la integridad como el valor supremo- de convertir eso en vida cotidiana en el campus.

Por eso la creación, en febrero de este año, del Centro de Integridad para que no solamente contribuya a la formación, sino también a elevar el nivel moral de sus estudiantes. La gran ambición de esta Universidad es que cuando alguien se encuentre con un eafitense tenga la seguridad de que está al frente de una persona íntegra.

Hay tendencias que pronostican un predomino de la virtualidad sobre la presencialidad en la educación superior, ¿cómo se percibe eso desde EAFIT?

Creo que entraremos en un mundo bimodal en el que se debe compaginar presencialidad y virtualidad, y por eso estamos apostando a un edificio para la Escuela de Ciencias. Eso es parte de la evolución histórica de la Universidad, en la que sus propias edificaciones, su propia planta física van mostrando la evolución de las áreas del conocimiento que se han ido incorporando.

Tuvimos un énfasis en administración, luego la ingeniería, las humanidades y creo que le ha llegado el turno a la Escuela de Ciencias que demanda laboratorios físicos cada vez más complejos y ahí la virtualidad tiene un límite. La experimentación y la investigación in situ seguirán siendo necesarias, y por eso es la próxima apuesta de la Universidad. Esperamos que en el segundo semestre podamos empezar la construcción.

En Medellín hay una confianza entre la empresa privada y la academia, pero ¿qué cree que se debe hacer para fortalecer esa relación?

Cada región tiene su propia evolución histórica y eso marca una idiosincrasia. De alguna manera, la relación entre la academia y la productividad se ha dado en Antioquia desde hace mucho tiempo. Uno no puede entender el desarrollo del departamento sin la existencia de la Escuela Nacional de Minas y de la Escuela de Artes y Oficios. Entonces, desde ahí, vemos que ha sido la academia la que ha acompañado el desarrollo económico de la región. De modo que nuestro propio proceso económico ha demandado siempre, no solamente de la academia, sino la creación de academia. Ese es el caso concreto de EAFIT, que cuando hubo la necesidad de tener administradores profesionales, la empresa creó esta Universidad. 

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Con la intención de formar personas idóneas para liderar el sector empresarial, 19 visionarios crearon el 4 de mayo de 1960 la Escuela de Administración y Finanzas, el pilar sobre el que se construyó la Universidad EAFIT. En la imagen, el contraste entre el campus, en la década del 60, y el campus en la actualidad. Fotos Gabriel Carvajal y Róbinson Henao.​
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EAFIT y Ecuas Consultores crean un aislador sísmico

Abril 18, 2017

La empresa consultora Ecuas Consultores e investigadores de EAFIT crearon un aislador sísmico para las subestaciones generadoras de energía. 

El dispositivo, desarrollado en la mesa vibradora del Laboratorio de Sísmica de la Universidad, es un novedoso sistema para la disipación de movimientos telúricos en estructuras esbeltas. ​

​En la creación de este aislador sísmico para subestaciones de energía, la Universidad comparte los derechos patrimoniales de la patente con la empresa Ecuas Consultores.

​Con una nueva innovación tecnológica, desarrollada por ingenieros civiles en el Centro de Laboratorios de EAFIT, presentada recientemente a toda la comunidad académica, se evita que las subestaciones eléctricas de alta tensión, ubicadas a lo largo y ancho del país, sufran afectaciones en el momento de un movimiento telúrico.

Se trata del aislador sísmico, un dispositivo mecánico hecho de acero que se coloca en la base de las estructuras de las subestaciones de energía, que las protege de daños durante un eventual sismo de mediana o alta intensidad. Es un desarrollo en conjunto con Ecuas Consultores, una empresa que presta servicios de consultoría y tiene actividades en el diseño de obras civiles y electromecánicas para el sector energético, además de hacer investigación en el campo del desempeño sísmico de estructuras.

“El aislador se pone en la base de la estructura y lo que hace es que disipa el movimiento sísmico. Esto lo que significa es que si uno está encima de ese aparato siente muy poquito el sismo, casi no se mueve. Es como si el sistema se tragara el sismo, como un silenciador de ondas acústicas, pero lo que hace es aislar el movimiento”, afirma Juan Diego Jaramillo Fernández, docente investigador de EAFIT y experto en sismoresistencia.

Según la investigación desarrollada por los expertos de la Universidad, durante un movimiento telúrico las subestaciones eléctricas sufren un impacto en sus estructuras y, algunas veces, quedan fuera de operación afectando la generación y el suministro de energía.

“Este aislador, en particular, es orientado a resolver el problema de unos equipos que hay en las subestaciones eléctricas, que son como unos ‘pancakes’ muy altos, llenos de unos discos de porcelana, los que tienen la función de aislar eléctricamente los circuitos. Esos equipos son muy frágiles y han tenidos grandes problemas últimamente porque se están quebrando con sismos más o menos intensos. La solución a ese problema es aislar estos equipos que tienen una geometría muy particular y unos pesos muy definidos”, señala Juan Diego.

La amenaza sísmica

Si en este momento se presenta un sismo de mediana o alta intensidad, parte de la infraestructura eléctrica del Valle de Aburrá, ubicada en los patios de las subestaciones de energía, sufriría afectaciones en sus equipos transmisores.

Esto fue experimentado por los ingenieros civiles de EAFIT durante el desarrollo del aislador sísmico, quienes durante cinco años –momento en que surgió el problema por parte de las empresas generadoras de energía– trabajaron en el Centro de Laboratorios de la Universidad en la creación del dispositivo mecánico.

Para eso utilizaron la mesa vibradora, una herramienta del Laboratorio de Sísmica que sirve para simular eventos sísmicos a diferentes escalas y con capacidad importante en términos de carga y tamaño, donde se realizaron ensayos a escala real del impacto de un temblor de tierra en los equipos de las subestaciones de energía.

“Los disipadores los ensayamos a escala real. Trajimos un equipo que prestó ISA Interconexión Eléctrica, un equipo real de subestación y lo montamos con una grúa en la mesa vibradora, que es tal vez la más grande en Colombia. El asunto fue que diseñamos un dispositivo con una aplicación muy concreta, porque estos amortiguadores y resortes dependen no únicamente del tipo de movimiento sísmico que son capaces de aislar, sino la estructura que están aislando”, señala el investigador.

Antes de este desarrollo tecnológico, las empresas del sector eléctrico del país solucionaban el problema de las subestaciones con aisladores sísmicos importados desde Europa, los cuales representaban altos costos. Con la nueva innovación no solo se compite en términos de costos, sino en calidad técnica y efectiva.

“Es destacable el nivel de innovación de este desarrollo, con una solicitud de patente y que se desempeña mejor que sus sustitutos en el mercado. Adicionalmente, como se usan materiales locales, permite la sustitución de importaciones. El aislador se puede usar en equipos de patio para subestaciones eléctricas, equipos que pueden ser nuevos o existentes”, expresa Sara Hernández Hernández, líder de transferencia en Innovación EAFIT.

Gracias a innovaciones como esta, la investigación científica de la Universidad se beneficia de varias maneras. Por una parte, se obtienen retornos académicos con la creación de patentes, publicaciones y la generación de mayor experiencia en los docentes y sus grupos de investigación. Además, se contribuye socialmente, pues de esta manera se evita que un sismo pueda ocasionar cortes de energía en alguna población determinada.​ 

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EAFIT recibe su primera patente internacional de invención

Febrero 17, 2017

La Universidad obtuvo una patente en Japón gracias a un proyecto en el que cooperó con Cementos Argos.

La invención, desarrollada por los investigadores de ambas instituciones, optimiza la producción en el sector constructor.​

​​​La invención de un dispositivo que calcula los cambios volumétricos en una sustancia, usado en el sector constructor para medir la retracción de los fluidos de los materiales en los primeros minutos después de empezar la mezcla de cemento, es la primera patente por fuera de Colombia que reciben investigadores de EAFIT.

Este reconocimiento científico, concedido en documento oficial el pasado 3 de febrero por la Oficina Japonesa de Patentes, es fruto de la cooperación investigativa entre Cementos Argos y la Universidad. La innovación fue desarrollada por los profesores Juan Manuel Jaramillo Ocampo y Carlos Germán Correa Urán, de la Escuela de Ciencias de EAFIT, y la ingeniera química María Fernanda Díaz, líder de Proyectos de Investigación y Desarrollo en la compañía Argos.

“La patente es un reconocimiento a la labor investigativa. La invención, una solución a un problema muy específico del área de aplicaciones en cementos, surgió como una idea de María Fernanda, para un trabajo interno que lideró en Argos, que nos planteó la necesidad de hacer la automatización de la medida. Cuando vimos la oportunidad de patentar nos involucramos en esa carrera”, comenta el profesor Carlos Germán Correa.

Con el reconocimiento de la Oficina Japonesa, EAFIT recibe por primera vez una patente por fuera del país, que le otorga el derecho de protección al uso comercial del invento durante 20 años en este territorio. En Colombia, por su parte, la Universidad suma 19 patentes por sus desarrollos científicos: 12 de invención y 7 de modelo de utilidad.

La invención, llamada Método y dispositivo para medir los cambios volumétricos en una sustancia, es un desarrollo tecnológico que permite al sector constructor automatizar el estudio de las propiedades del cemento, bajo las normas técnicas establecidas.

“Ya estaba hecha la norma que decía como medir las propiedades del cemento. Estos ensayos podían tardar hasta tres días y necesitaban un operario tomando datos. Había otros métodos mucho más costosos que implicaban tener una cámara fotográfica conectada a un equipo todo el tiempo haciendo las mediciones. Este equipo, para automatizar el estudio de las propiedades del cemento, cumple con las condiciones que se desean. Es una invención sencilla relativamente, eficiente y funcional, características que uno busca a la hora de generar una solución”, señala el investigador Germán Correa.

“El hecho de que nos hayan otorgado la patente en un país como Japón es muy importante. Y es significativo, en el sentido de que es la primera. Normalmente la entrada a estos países es compleja, lo que quiere decir que es una patente con un potencial muy alto”, expresa Adriana García Grasso, directora de Innovación EAFIT.

Investigación y propiedad intelectual

Para los investigadores de EAFIT y Cementos Argos, la patente otorgada en Japón es el primer paso de una carrera que comenzó en 2014, cuando presentaron la solicitud de protección de la propiedad intelectual ante el Sistema Internacional de Patentes (PTC).

Este es un tratado de cooperación firmado por más de 145 países, que presta asistencia a los solicitantes de protección internacional para sus invenciones. Además de Japón, donde se acaba de notificar la patente, los investigadores esperan la respuesta de las oficinas de los Estados Unidos y Europa. “En la solicitud nosotros decidimos que queríamos entrar a Japón, Europa y los Estados Unidos. Después de hacer los estudios de mercadeo y las inteligencias competitivas, consideramos que esas eran las tres regiones porque encontramos que había posibilidad de una futura comercialización”, señala la directora de Innovación. Este sistema es usado por las principales empresas, centros de investigación y universidades del mundo, así como por emprendedores e inventores independientes que solicitan protección de su propiedad intelectual. La ventaja del PCT es que permite presentar una única solicitud de patente en un gran número de países, sin necesidad de cursar por separado varias solicitudes.

“Lo primero fue demostrar la capacidad que tenemos de interrelacionar el conocimiento con algo práctico. Las patentes también son una forma de medir la capacidad de innovar de la Universidad, lo que se ve reflejado en la sociedad. Con esto se aporta al país en su capacidad de volverse más competente”, manifiesta el profesor Juan Manuel Jaramillo.

Más patentes, más desarrollo

Según estadísticas de la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia, EAFIT fue la tercera Universidad con mayor cantidad de solicitudes de invención del país en 2016 con un total de 16, luego de la Universidad Industrial de Santander (29) y la Universidad Nacional de Colombia (22).

En ese mismo informe, la entidad reveló que Colombia ocupó en 2016 el segundo lugar entre los países con mayores solicitudes de invención con un total de 545.

Es primer lugar lo obtuvo Estados Unidos con 695 y Suiza el tercero con 147. “Las patentes son un tema que en el Colombia apenas comienza. El auge de patentar, de proteger la propiedad intelectual ha tomado relevancia en los últimos cinco años. Anteriormente no éramos conscientes del valor de la propiedad intelectual, de los activos del conocimiento”, concluye Adriana García. 

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Con 57 patentes solicitadas, 10 en preparación y 19 otorgadas, EAFIT se mantiene el propósito de promocionar la investigación y la propiedad intelectual. En la imagen el Centro Argos para la Innovación en EAFIT.
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Bancolombia y EAFIT se unieron para crear cinco prototipos de innovación social

Noviembre 16, 2017

En la iniciativa, llamada GiAnt (Global Innovation for Antioquia), participaron 22 estudiantes de ingeniería de todo el país, líderes de Bancolombia y docentes de EAFIT, además de expertos en innovación social de universidades internacionales.

Los creadores entregaron los prototipos de sus propuestas para solucionar retos de innovación social, que serán evaluados por la entidad financiera para mirar su viabilidad y alineación con los objetivos del negocio para implementarlos.

Compartir conocimientos académicos y empíricos, o recibir recomendaciones sobre cómo y a quién ayudar. Esas son algunas de las propuestas de cinco prototipos de aplicaciones que desarrollaron, durante el proyecto GiAnt 2017, estudiantes universitarios con el apoyo de líderes de Bancolombia, EAFIT y expertos internacionales.

Las plataformas utilizan una metodología de diseño centrada en el usuario para vincular a los públicos de interés en torno a proyectos sociales, conectando las necesidades de algunos con las posibilidades de otros, promoviendo un ecosistema sostenible, colaborativo y novedoso que brinde oportunidades económicas, que impulsen el emprendimiento, fomenten la apropiación de elementos autóctonos de la cultura colombiana o faciliten la transmisión de saberes.

Tras una primera etapa de cuatro meses, los creadores entregaron a Bancolombia los prototipos de aplicaciones que serán evaluados en la entidad financiera por su capacidad de alinearse con los retos estratégicos y de negocio. El resultado de este trabajo colaborativo fueron cinco propuestas: Jabú, Sinapsis, #YoVivoColombia, Atlas y UNO+, con impacto social por medio de la creación de espacios para que diferentes actores del ecosistema se encuentren ahí y así facilitar el desarrollo de soluciones sostenibles.

Con este objetivo se vincularon 22 estudiantes de octavo semestre de Ingeniería, provenientes de diferentes ciudades de Colombia como Cúcuta, Popayán, Montelíbano e, incluso, de Holanda. Durante cuatro meses estuvieron acompañados por líderes del Banco, docentes de la Universidad y expertos invitados según cada uno de los enfoques de los proyectos. Entre estos Ricardo Mejía, de la Universidad TUDelft, especialista en Future Scenarios; y Diego Pizarro, experto en Emprendimiento Social y Ruralidad, de la Universidad Técnica Federico Santa María de Chile.

Los prototipos

Jabú, por ejemplo, sería una app que guíe a la gente que quiere ayudar a otros y le sugiera a quién y cómo ayudar, además de generar hábitos de acción social como, por ejemplo, recomendaciones de acciones de compra consciente. En el caso de Sinapsis, la idea es conectar personas con personas, o con pymes, para buscar que los usuarios compartan sus conocimientos académicos o empíricos y puedan también aprender de otros.

La propuesta de la plataforma #YoVivoColombia sería facilitar –sugiriendo experiencias que incluyen transporte, hospedaje, actividades, restaurantes– que los colombianos se apropien de los elementos autóctonos del país, motivándolos a reconocer, vivir y disfrutar lo nacional al promover, por ejemplo, ecosistemas culturales como puede ser el municipio de El Carmen de Viboral (Antioquia) con su zona de la cerámica.

Atlas, por su parte, propone recorridos con ideas co-creadas a través de un mapa virtual. El prototipo sugiere que usuarios y clientes tengan la oportunidad   de proponer diferentes retos a estudiantes universitarios, quienes se pueden inscribir para dar soluciones y así participar por beneficios como becas.

El apoyo también es el espíritu de UNO+, una plataforma que buscaría que emprendimientos de diferente índole no solo crezcan, sino que se conviertan en modelos de negocio con valor social, bien sea porque el producto o el servicio en sí mismo genere valor social, promueva el empleo para colectivos vulnerables o lo incluya a través de la materia prima o la forma en que se obtiene.

“Durante GiAnt 2017, los estudiantes y docentes de EAFIT, junto con los colaboradores del Banco, demostraron que su compromiso con aportar a la transformación positiva de nuestra comunidad no conoce límites, y eso nos llena de ganas para continuar trabajando por un mundo mejor, buscando nuevas soluciones a los desafíos que tenemos en el entorno”, comenta Juan Carlos Mora, presidente de Bancolombia.

A su vez, la profesora Marcela Velásquez Montoya, coordinadora de GiAnt EAFIT, anota que desde 2008 se realiza, cada año, esta iniciativa académica en la que se desarrolla un proyecto de colaboración internacional que favorece la unión universidad-empresa-Estado. “GiAnt significa Global Innovation for Antioquia y es un conjunto de actividades y metodologías en torno a la innovación social. En GiAnt, en cada edición, aprendemos algo diferente y la idea es que motivemos a más personas y que podamos construir una mejor sociedad”.

“El resultado de la edición 2017 fueron propuestas que son importantes tanto para el Banco y sus empleados como para los estudiantes y para los docentes que participaron activamente. Para el Banco por la participación intensiva en un proyecto en el que aprendió diferentes metodologías, además de la ganancia de unir los intereses de diferentes áreas desde la estrategia de la organización. Así mismo, es también un logro profesional para los 22 estudiantes que participaron”, concluye la docente. 

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En esta imagen parte del equipo de GiAnt 2017 durante su trabajo de investigación para responder a los desafíos presentados en este proyecto.
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