EAFIT escala puestos en Scimago, ranquin referente de investigación

• La Universidad subió 35 puestos en la medición internacional y un puesto en la nacional en la edición 2017 del ranquin que hace Scimago entre las universidades dedicadas a la investigación.
• Scimago se basa en indicadores relacionados con desempeño en investigación, producción innovadora y visibilidad en internet para medir el nivel de influencia en la sociedad.

El concebir aulas, laboratorios, oficinas y otros espacios del campus universitario como sitios no solo para el aprendizaje sino también para crear nuevo conocimiento, ha permitido a EAFIT avanzar hacia el objetivo de ser referente académico, de innovación y de investigación.
Y es que con la publicación la semana pasada del Scimago Institutions Rankings (SIR) se conoció que EAFIT subió del puesto 12 al 11 entre las universidades dedicadas a la investigación con mejor calificación en Colombia, mientras que en el ámbito internacional el ascenso fue mayor: en el año 2017 la Universidad se ubica en el puesto 641, tras haber estado en el 676 en 2016.
Esto demuestra la velocidad con la que la Institución fortalece su entorno de investigación, innovación e impacto social, los tres aspectos priorizados por la SIR, y la ubica como la primera universidad privada de Antioquia en la clasificación, además de estar por encima de reputadas entidades académicas y de investigación como University of Northern Iowa (Estados Unidos), National Center for Theoretical Sciences (Taiwan), Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (México), Universidad Europea de Madrid (España), Universidade Fernando Pessoa (Portugal), entre otras.
"Indicadores como este muestran que la decisión de EAFIT de convertirse en una universidad de docencia con investigación va por buen camino. En los últimos días hemos visto cómo la apuesta que se hizo hace ya algunos años empieza a dar resultados, pues el ranquin Scimago, que se origina en la Universidad de Granada (España), habla de cuáles son las instituciones que le aportan nuevo conocimiento a la sociedad y trata de medir sus avances en este frente", resaltó Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT.
El escalafón de instituciones de Scimago es un recurso científico de evaluación para analizar universidades e instituciones enfocadas en academia e investigación en todo el mundo. Se basa en indicadores relacionados con desempeño en investigación, producción innovadora y visibilidad en internet para medir el nivel de influencia en la sociedad. 
Para Félix Humberto Londoño González, director de Investigación de la Universidad, este posicionamiento a nivel nacional e internacional "demuestra el avance sostenido que viene haciendo EAFIT en el tema de investigación, en términos de publicaciones y en innovación e impacto social. Este último se evidencia por el nivel de citaciones y de apropiación que la sociedad ha hecho de nuestras publicaciones científicas".Innovación joven
El fortalecimiento de los grupos de investigación de la Institución, con un muy buen nivel en el ranquin de Colciencias, el apoyo a los semilleros, el incremento de las publicaciones en revistas indexadas, y la articulación de la investigación con el sistema académico -especialmente el de posgrados- son algunas de las razones que Félix Londoño atribuye a la buena salud de la investigación en EAFIT.
Estas coinciden con muchos de los indicadores analizados por el SIR, entre los que están la producción académica en colaboración con instituciones internacionales, el número y la excelencia de las publicaciones en las revistas académicas más influyentes del mundo, el total de autores en las mismas, los artículos citados en patentes, y el número de páginas web asociadas al sitio de la institución.
Juan Luis Mejía ve con satisfacción cómo en los últimos años EAFIT ha ido ganando espacios, mucho más teniendo en cuenta que se trata de una universidad relativamente joven en temas de investigación.
"Nos satisface ver este avance, que se concreta también en otros resultados como el de las patentes, de las cuales recibimos la número 26 la semana pasada. Además, somos la universidad número uno en Colombia midiendo productividad de grupos de investigación y resultados de patentes obtenidas, no solo en Colombia; en el último mes recibimos una en Japón, con Argos; otra, recientemente, con el Metro de Medellín en Estados Unidos; y estamos a punto de recibir otra en Alemania. Nuestro ámbito se ha extendido internacionalmente", asegura el Rector.
De acuerdo con el directivo, la decisión de EAFIT de convertirse en una universidad de docencia con un alto componente de investigación planteó, y aún hoy lo hace, muchos retos en todos los niveles: desde el administrativo hasta el fortalecimiento de áreas antes inexistentes, como las relacionadas con la investigación. 
"Esa es la institución que hemos venido construyendo en los últimos años y es la idea de universidad que tenemos: una que genera conocimiento a través de la investigación", concluye Juan Luis.Mayores informes para periodistas

Alejandro Gómez Valencia
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​El ascenso en el ranquin internacional de Scimago demuestra los avances de EAFIT en investigación, innovación e impacto social.
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La nueva patente de EAFIT evita desgaste en piezas industriales

Junio 8, 2018

Una aleación de titanio, níquel y nitrógeno con una composición que no había sido explorada o reportada le otorgó a la Universidad la patente número 26, gracias a las investigaciones de docentes del Departamento de Ciencias Físicas.

La Resolución 37510 de la Superintendencia de Industria y Comercio entrega hasta el año 2034 la patente de invención de este material que, al recubrir piezas de maquinarias, aumenta la resistencia al fenómeno de desgaste. 

La broca de un taladro, un punzón o la parte de una máquina que de manera constante está en uso son elementos de la industria metalmecánica y productiva que, por el desgaste, deben ser reparadas o reemplazadas cada que su vida útil se cumple, pero el Material ternario de titanio, níquel y nitrógeno, ricos en nitrógeno en relación con el titanio, que es la nueva patente de invención de EAFIT, permitirá recubrir estas piezas y aumentar la resistencia al deterioro.

Así es. El trabajo investigativo que comenzaron en 2012 los docentes Mauricio Arroyave Franco, Claudia Constanza Palacio Espinosa, Jorge León David Caro y Mario Elkin Vélez Ruiz, del Departamento de Ciencias Físicas, adscrito a la Escuela de Ciencias; con el apoyo de otros profesores, estudiantes y de Innovación EAFIT tiene hoy el aval de la Superintendencia de Industria y Comercio a través de la Resolución 37510.

Con este logro, de acuerdo con Félix Londoño González, director de Investigación, la Institución llega a 26 patentes: 19 de invención y 7 de modelo de utilidad, aunque para él uno de los aspectos para celebrar es que es la sexta que se obtiene en 2017 y por la que se tendrá este año un record en este tema.  En la actualidad, el índice de patentes de EAFIT en relación con grupos de investigación es de 0,6. El dato se obtiene de dividir el número de patentes de la Universidad (26) entre el su número de grupos de investigación (43).

De acuerdo con Mauricio Arroyave, la más reciente patente se consiguió por una aleación que no había sido reportada y que por su dureza se puede aplicar como recubrimiento en algunas superficies para protegerlas de fenómenos de desgaste por algún tipo de acción, servicio o funcionamiento de una pieza.

“Detectamos que el 30 por ciento de las cadenas productivas ven afectado su rendimiento por la reparación de máquinas que se debilitan y con este material podremos disminuir esos tiempos y aumentar el rendimiento de las máquinas”, explica el docente.

Y es ahí donde, dice Claudia, es más importante adaptar tecnología porque la gran mayoría de estos repuestos son importados, lo que hace que los procesos sean costosos, lentos y dejen al país muy atrás en temas competitivos. 

Ahora viene el proceso de adaptación

El proyecto, que fue financiado por la Universidad y Colciencias, necesitó de simulaciones computacionales; técnicas avanzadas que involucran la mecánica cuántica, el estado sólido y la cristalografía, así como un reactor que, de manera inicial, se encontró disponible para su uso en Brasil, pero que más adelante llegó a los laboratorios eafitenses para apoyar las pruebas.

“Ahora que tenemos un primer resultado comenzamos a pasar por una etapa de adaptación a procesos industriales porque en Colombia es incipiente el desarrollo de materiales de películas de alto desempeño y, de esta manera, vamos a adquirir más capacidades para otorgar soluciones”, agrega Claudia.

Mientras los demás estudios tienen lugar, serán los estudiantes de pregrado, posgrado y los integrantes de semilleros y grupos de investigación quienes podrán gozar de los aprendizajes de estos docentes, de los laboratorios con la tecnología necesaria para adelantar sus proyectos y de la riqueza de conocimientos que propuestas como esta le dejan a la academia.

“Nos sentimos muy orgullosos porque evidenciamos que el sistema está en funcionamiento, todo está marchando en la vía correcta y los esfuerzos están dando frutos. En este momento tenemos más solicitudes radicadas y esperamos que antes de terminar el semestre tengamos más buenas noticias”, apunta Félix. 

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Eafitenses rastrean los secretos de la vida a través de los computadores

Enero 9, 2018

La biología computacional utiliza el poder de la informática moderna para resolver problemas actuales en campos como la medicina, la ingeniería y la genética.

Investigadores del Departamento de Ciencias Biológicas de EAFIT, hablan sobre el uso de esta metodología para encontrar el origen de varios tipos de cáncer.

Aplicar una teoría cuyo planteamiento inicial se dio hace más de 150 años, motivada por la observación de Charles Darwin, para construir métodos computacionales destinados a solucionar problemas reales de ingeniería, medicina, genética, bioquímica y otros campos, es el trabajo de varios profesores y estudiantes de EAFIT.

Ellos parten de los postulados que explican la evolución de las especies por selección natural y se sirven del poder de la supercomputación para realizar análisis de datos, simulaciones, modelados matemáticos y, en resumen, utilizar algoritmos computacionales para encontrar, por ejemplo, genes en el ADN que controlen fenotipos específicos en bacterias y hongos productores de alcohol o de cerveza. A este campo de la ciencia se le conoce como biología computacional.

"Esta facilita la producción de nuevas cepas de levaduras o nuevos tipos de bacterias que puedan hacer esas cosas. En el estudio del cáncer, por ejemplo, luego de encontrar esos genes se puede buscar cómo controlarlos para prevenir o tratar la enfermedad”, explica Sergio Pulido Tamayo, profesor delDepartamento de Ciencias Biológicas de EAFIT.

Y es que el estudio adelantado por el científico busca usar algoritmos y programación de computadores para predecir mutaciones en el ADN y descubrir en cuál gen se origina la variación que produce el cáncer. En esa tarea trabaja en colaboración con Javier Correa Álvarez, también docente del Departamento de Ciencias Biológicas, y con Juan Fernando Díaz Nieto, coordinador de la línea de Biología y ecología evolutiva delgrupo de investigación Biodiversidad, Evolución y Conservación de EAFIT.

La metodología y los resultados de este esfuerzo, en el que cuentan con el apoyo de los estudiantes delsemillero de investigación en Biología Computacional, serán presentados por Sergio Pulido este miércoles 19 de julio a las 5:00 p.m., en el auditorio 101 del bloque 38 de EAFIT.

El conocimiento arrojado por este estudio permite entender más a fondo el cáncer, una enfermedad producida por el crecimiento descontrolado de las células que han perdido sus mecanismos de control y se dividen constantemente hasta generar un tumor. Así lo explica Javier Correa, quien añade que dichos cambios en la forma de control se deben a modificaciones genéticas o mutaciones en las células iniciales.

"La mutación en la célula que se divide se hereda a las dos células generadas, y en estas se pueden presentar nuevas mutaciones, las cuales se van acumulando durante generaciones. En biología computacional analizamos la información genética y nuestra materia prima son las secuencias de ADN y de proteínas de la célula. Tenemos, como si fuera un libro, el código con el que trabaja la célula, y en él buscamos errores ortográficos que pueden llevar a un lector a entender erróneamente una frase. Es ahí donde se genera el cáncer”, señala el experto.

Desde hace mucho tiempo, la ciencia viene estudiando el motivo de las mutaciones que dan origen al cáncer. Según Javier, un gran porcentaje de las mismas obedece al azar: por el hecho de tener millones de secuencias de nucleótidos (que es en donde se almacena la información genética) existe la posibilidad de que alguna de los tres trillones de células en el cuerpo cambie esa información, justo en el lugar en donde la célula lleva a cabo la función de controlar.

"Otro porcentaje de las mutaciones, más pequeño, se asocia con lo que respiramos o comemos y con nuestro estilo de vida, y ese es el que hasta ahora hemos podido entender bien, pero a esas otras motivaciones, más dependientes del azar, no las hemos comprendido y, por eso, no se sabe el porqué de muchos tipos de cáncer. Es decir, cuando uno termina conociendo la información de ese libro, que es el código genético, encuentra muchas palabras escritas con mala ortografía, pero no sabe cuál fue la palabra inicial que llevó al malentendido".

Esfuerzo mundial

La dificultad de este esfuerzo científico se corresponde con la complejidad de la vida, la cual sigue procesos y normas susceptibles de ser moldeadas a través de fórmulas matemáticas. Fenómenos como la tasa de reproducción de una población de peces o de mosquitos son ejemplos de manifestaciones biológicas que, en palabras de Simón Robledo Cardona, integrante del semillero de investigación en Biología Computacional de EAFIT, pueden transformarse en procesos verificables desde una perspectiva lógica y ser llevados a algoritmos.

"Sin los algoritmos computacionales cosas como estas tardarían muchos años en hacerse y analizarse, por lo que la supercomputación ha sido una herramienta muy útil para el estudio de la vida, y cada vez va siendo más importante para responder preguntas de carácter biológico", afirma el eafitense.

Pero la cantidad de información producida en el ámbito mundial por los científicos cuyos métodos incluyen la biología computacional es tal que se requiere de un trabajo en red. Eso con el fin de hacer curaduría a los resultados de los diversos grupos multidisciplinarios dedicados al estudio de un problema específico, en este caso, el origen de algunos tipos de cáncer.

"Yo no sé nada de biología molecular, por lo que debo trabajar con otros científicos encargados de extraer todo el material biológico que será secuenciado luego en otros países. Hay un trabajo colaborativo muy grande. Igual sucede con el almacenamiento de los datos: si el proyecto es pequeño cada grupo de investigación se encarga de curar esos datos, pero si se han hecho publicaciones se deben subir los resultados a las bases de datos mundiales", aclara Sergio Pulido.

En el caso de este estudio, se trata de un proyecto de mayor envergadura coordinado por el Consorcio Internacional del Genoma de Cáncer (Icgc, por sus siglas en inglés) del que se encargan el Instituto Broad del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Harvard.

Lo cierto es que la biología computacional es un campo reciente de la investigación que, de acuerdo con Sergio, apenas se está desarrollando. "Cada vez hay más datos y también mayor capacidad de procesamiento, y eso está cambiando mucho la biología", puntualiza.

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​Los científicos del mundo fortalecen el trabajo en red para abordar preguntas cuyas respuestas se pueden hallar en la supercomputación. La imagen corresponde a las actividades del semillero de investigación en Biología Computacional de EAFIT.
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EAFIT aporta a un diagnóstico para descontaminar la bahía de Cartagena

Enero 9, 2018

Los niveles de sedimentación provenientes del canal del Dique aumentarán entre un 164 y un 260 por ciento en el año 2020, incrementando los problemas de contaminación y afectación en la bahía.

Ese es uno de los resultados del proyecto de investigación Basic, dirigido por el eafitense Juan Darío Restrepo Ángel, en el que también participan el Idrc, Cardique, la Fundación Hernán Echavarría Olózaga, y las universidades de Cartagena y Los Andes.​

​​Puntualizar los efectos principales de la contaminación sobre la pesca, el turismo y la salud de los pobladores vecinos a la bahía de Cartagena, así como concertar un acuerdo de voluntades entre actores sociales para mitigar este fenómeno en la zona. Esos son dos de los logros alcanzados por los socios e investigadores del proyecto Basic, que busca generar herramientas para el manejo integrado de los recursos hídricos en la costa cartagenera.

Basic es un esfuerzo conjunto para reducir los riesgos de la contaminación en esa parte de la costa Caribe de Colombia, realizado por el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (Idrc) de Canadá, la Fundación Hernán Echavarría Olózaga, la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique), y las universidades de Cartagena, Los Andes y EAFIT.

Esta semana, el martes 20 y el miércoles 21 de junio, fue presentado en la capital de Bolívar el resultado de la investigación y el trabajo comunitario e intersectorial adelantado como parte de esta iniciativa, en un evento realizado en la Universidad de Cartagena. En el encuentro participaron los eafitenses Juan Darío Restrepo Ángel y Marko Tosic, director y gerente del proyecto Basic, respectivamente, quienes presentaron el estado ambiental de la bahía con el apoyo de Andrea Luna, profesora de la Pontificia Universidad Javeriana.

"La bahía de Cartagena recibe gran parte de la contaminación y los problemas ambientales del país, trasladados por el río Magdalena. Aproximadamente el 10 por ciento de toda esa contaminación entra por el canal del Dique hacia la bahía", dice el investigador Juan Darío, director del doctorado en Ciencias de la Tierra de EAFIT.

El docente explica que el 80 por ciento de la población del país está ubicada en la cuenca del Magdalena, en donde se produce el 85 por ciento del producto interno bruto de Colombia y el 90 por ciento de la energía hidroeléctrica de Colombia.

Allí hay, además, explotación de gas, petróleo, minería, entre otras actividades humanas cuyos desechos viajan por el río y desembocan en la bahía por el canal, llevando plomo, estaño, zinc y otros elementos cuyos impactos en la salud pública y los recursos pesqueros se evidencian incluso en bahía de Barbacoas e islas del Rosario, en donde la plataforma de arrecifes, según los investigadores, ha muerto en un 70 por ciento en la última mitad de siglo.

Esta información es respaldada por Marko Tosic, para quien "la bahía tiene grandes problemáticas causadas por la contaminación por sedimentos provenientes del canal. Si esos niveles aumentan entre un 164 y un 260 por ciento para 2020 (como señala el estudio realizado por Basic), se puede esperar un incremento en los impactos identificados sobre el ecosistema y el turismo, pues estos también afectan la parte estética de la región".

Nuevas herramientas

A la bahía de Cartagena le hacía falta un diagnóstico científico, una radiografía que facilitara sacar conclusiones estadísticas sobre la situación ambiental de las aguas y los sedimentos, con estándares internacionales y protocolos científicos elaborados.

La anterior es la opinión de Juan Darío Restrepo, quien valora como único en Colombia este trabajo que durante tres años ha monitoreado 20 variables fisicoquímicas en sedimentos y aguas de mar y ríos, para establecer el estado de la bahía de Cartagena y los niveles de alarma de contaminación, conectando además estas realidades con las problemáticas sociales derivadas de los impactos sobre las comunidades que dependen económicamente de la bahía y sus aguas.

"En EAFIT tenemos una experticia cercana a los 25 años de trabajo en ciencias del mar, erosión costera y oceanografía —afirma el investigador—. Somos un grupo líder en materia de problemas ambientales, erosión y sedimentos en el río Magdalena y hemos trabajado, con el Grupo Argos, la problemática del canal del Dique en la bahía y en los arrecifes. Ya tenemos una experiencia en la región y hemos trabajado mucho en el Caribe".

Dicha experticia les permitió a los docentes coordinar este proyecto interdisciplinario, con miras a determinar el estado real de la contaminación y la incidencia en la misma por parte de las fuentes industriales y domésticas de la bahía.

La iniciativa cerró su primer capítulo esta semana con lo que Marko Tosic describe como "la socialización de los resultados para informar a los tomadores de decisiones sobre el estado medioambiental”, que se hizo también con la idea de generar alianzas entre los diferentes actores en la zona para crear una sensación de pertinencia y colaborar realmente en soluciones a esta problemática multifactorial.

Entre los propósitos, explica Juan Darío, está crear un comité de gobernanza ambiental para empezar a estructurar un modelo de gestión de la bahía como primera acción de la segunda etapa del proyecto, llamada Cartagena resiliente. Y agrega que para esto y para estructurar un sistema de alertas tempranas de la contaminación de las aguas, similar al Siata de Medellín, se requiere de la colaboración de todos los actores.​

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En la socialización de Basic participaron biólogos y consultores del proyecto, líderes del Establecimiento Público Ambiental de Cartagena, de Cardique, del Idrc, y representantes de los sectores público, académico, turístico, industrial, comercial, comunitario y de ONG. Foto: Róbinson Henao.
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Argos y EAFIT obtuvieron nueva patente de invención

Junio 8, 2018

Una segunda patente de invención le fue otorgada a la Universidad y a la empresa cementera. En esta ocasión fue por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia.

La invención conjunta permite captar y purificar grandes cantidades de dióxido de carbono en poco tiempo, mediante el uso de microalgas.

Una relación académica y creativa, cuyo propósito es la generación de conocimiento para impulsar el desarrollo regional y nacional, nació hace cerca de ocho años en un laboratorio de 40 metros cuadrados en el que Cementos Argos y EAFIT emprendieron una búsqueda conjunta de respuestas a las necesidades de la industria y la sociedad a las que pueden responder ambas instituciones. Los frutos de esta relación se reafirman hoy con la obtención de una patente de invención otorgada por la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia a ambas entidades. El motivo: la creación del Proceso de cultivo y selección de microorganismos fotosintéticos multirresistentes.

Detrás de este logro hay días y noches de trabajo por parte de Gabriel Jaime Vargas Betancur, líder de Proyectos I+D en Argos; Alexandre Restrepo Bôland, líder de Proyectos Técnicos en esa compañía; Alex Armando Sáez Vega, docente del Departamento de Ciencias Biológicas e investigador principal del grupo de Ciencias Biológicas y Bioprocesos, Cibiop, de EAFIT; Ana Yulieth Cárdenas Orrego, asistente de investigación del Cibiop; y Alejandra María Giraldo Rave, investigadora de la Universidad.

Esta investigación aporta, según el profesor Sáez Vega, "una serie de etapas que permiten purificar y seleccionar desde una fuente, normalmente de agua, las microalgas con alto potencial para captar grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y crecer rápidamente. Las microalgas pueden capturar hasta 50 veces más CO2 que las plantas terrestres, y con 1,8 toneladas de CO2 puede producirse una tonelada de biomasa microalgal (fuente renovable de energía). Por eso, son una buena opción para enfrentar el exceso de ese compuesto y obtener productos de alto valor".

Entre las utilidades del procedimiento patentado por los investigadores está la de ahorrar mucho tiempo en la obtención de cepas de microalgas con alto potencial, y en la evaluación de las mismas para determinar su capacidad de absorber dióxido de carbono, lo que redunda en una respuesta más ágil a la necesidad de disminuir los gases de efecto invernadero.

Otra de las ventajas es el alcance global de esta invención, ya que, de acuerdo con el docente, "los microorganismos tienen los mismos ciclos en todo el planeta, por lo que esta patente se puede aplicar desde los polos hasta el Himalaya, es decir en cualquier lugar donde habiten microalgas".

De hecho, recuerda Alex Sáez, ya el Instituto Tecnológico de Massachusetts trabaja con microalgas desde la pasada década del 50. Pero eso, para él, es un indicador del potencial que encarna la patente: "Demuestra que podemos ir rápido y ponernos a tono con los desarrollos en esta área, máxime cuando el efecto invernadero y el calentamiento avanzan inexorablemente. Ya en el Valle de Aburrá hemos tenido alarmas ambientales recientemente".​

“Con el proyecto que se emprendió para la investigación del potencial de las microalgas, en Argos decidimos apostarte al desarrollo de una tecnología que no solo aporta al cuidado del medioambiente, sino que tiene el potencial de convertir la emisión de gases de efecto invernadero en nuevos negocios, en valor agregado y en una práctica que puede replicarse en cualquier tipo de actividad industrial generadora de CO2. Específicamente, buscamos aprovechar la habilidad que tienen estos microorganismos para capturar CO2 en el proceso natural de fotosíntesis de manera que sea posible obtener resultados positivos para el ambiente” indicó, Lucas Moreno, vicepresidente de innovación de Cementos Argos.

Trabajo colaborativo

La patente tiene una vigencia de 20 años, tiempo durante el cual se fortalecerá aún más este trabajo colaborativo entre academia y empresa, mediante una confianza construida que, en palabras de Félix Londoño González, director de Investigación de EAFIT "ayuda a avanzar en el camino hacia el concepto de parque tecnológico dentro de la universidad, con resultados que pueden tener un impacto potencial en diversas áreas y contribuir a la solución de problemáticas del entorno, en este caso, en el tema ambiental".

Y es que esta es la segunda patente conseguida por la dupla Argos-EAFIT, luego de la otorgada en marzo de este año por la Oficina Japonesa de Patentes a la invención "Método y dispositivo para medir los cambios volumétricos en una sustancia", la cual permite medir la retracción de los fluidos de los materiales tras iniciar la mezcla de cemento en una obra de infraestructura.

La relación entre ambas entidades inició luego de que la compañía cementera expresara a la Universidad su interés de tener un laboratorio dentro del campus para aprovechar los recursos humanos, y de ciencia y conocimiento de la Institución.

Así lo recuerda Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, al referir que hace ocho años se empezó "con un pequeño laboratorio de 40 metros cuadrados, muy exitoso. Luego pasamos a 100 metros cuadrados y, después, a 150 metros cuadrados. Después se hizo el edificio para las investigaciones con las microalgas, y luego Argos vio que era una necesidad construir un gran centro de investigación, el cual se inauguró en 2015, con 4.800 metros cuadrados de área".

Para el directivo, estos son avances para ampliar las posibilidades de la Institución como escenario para que la empresa privada formule sus preguntas y la Universidad, como organización de conocimiento, plantee las posibles respuestas.

Por su parte, Lucas Moreno, vicepresidente de innovación de cementos Argos indica que “para Argos es una gran satisfacción recibir esta segunda patente en conjunto con la Universidad Eafit porque reafirma nuestra apuesta por la innovación abierta y la investigación aplicada, en la que el trabajo conjunto universidad empresa tiene un papel fundamental para alcanzar importantes resultados que nos permitan aportar al crecimiento productivo, competitivo y sostenible de la industria, la región y el país”.

Los años por venir están llenos de proyectos y eventuales aportes a la industria y la sociedad colombianas. Tal es el escenario que plantea Alex Armando Sáez Vega al anunciar que el paso a seguir con esta investigación en particular, es llevar las mediciones logradas a una cementera, en lo posible cercana al mar, con el fin de obtener una buena cantidad de CO2 y hacer crecer microalgas en volúmenes superiores a los actuales. ​​Otras patentes​ EAFIT y Argos recibieron el pasado 3 de febrero registro de invención de la Oficina Japonesa de Patentes por el Método y dispositivo para medir cambios volumétricos en una sustancia, que luego también fue patentado por la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia. Esa innovación científica fue la primera patente de invención por fuera de Colombia que recibió la Universidad, y en mayo de este año recibió la segunda cuando la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos le otorgó a la Institución y al Metro de Medellín la patente denominada Sistema para detectar defectos en la redondez de las ruedas de un vehículo ferroviario, un desarrollo en el que también participó Colciencias.  La Universidad suma –con la más reciente entregada a EAFIT y Argos– 24 registros de propiedad intelectual. En la actualidad, el índice de patentes de EAFIT en relación con grupos de investigación es de 0,55. El dato se obtiene de dividir el número de patentes de la Universidad (24) entre el su número de grupos de investigación (43).​ ​

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​El trabajo conjunto entre Argos y EAFIT ha permitido generar avanzados espacios de investigación, como el Centro Argos para la Innovación, ubicado en la Universidad. En la imagen el investigador Alex Sáez analizando microalgas.

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El de EAFIT es el primer doctorado en Administración acreditado en Colombia

El Ministerio de Educación otorgó Acreditación en Alta Calidad a este posgrado, el primer doctorado en Administración que ofreció una universidad en el país.

A través del concepto del Consejo Nacional de Acreditación, el Ministerio valoró del programa, entre otros elementos, su productividad académica y su proyección internacional. Es el primer doctorado de EAFIT acreditado.

​​​​​​​Hay un parte de orgullo en EAFIT. A la Universidad llegó la buena noticia de la Acreditación en Alta Calidad para eldoctorado en Administración​, el primero de esa área del conocimiento que recibe en Colombia ese aval que entrega el Ministerio de Educación Nacional, luego del concepto que emitió el Consejo Nacional de Acreditación (CNA).

La planta profesoral y su formación, los grupos de investigación y su clasificación en Colciencias, la productividad académica, la consolidación y la proyección internacional, las instalaciones y la infraestructura donde se ofrece, así como su prestigio dentro de la comunidad académica, son algunas de las condiciones del doctorado que resalta el Ministerio en la resolución 11248 del 2 de junio de 2017 que acredita al programa durante seis años.

Esas cualidades se sustentan en una historia que comenzó en 1960 cuando se sentaron las bases de EAFIT con la apertura de la Escuela de Administración y Finanzas, la primera en Colombia. La Institución creó, también, la primera maestría en Administración y luego ofreció el primer doctorado en Administración, hoy el primero del país en recibir la Acreditación en Alta Calidad, y también el primero de los seis doctorados que ofrece la Universidad en obtenerla.

Para Juan Luis Mejía Arango, rector de la Institución, esto hace parte del compromiso de la Universidad con acreditar sus programas. En este momento el cien por ciento de los pregrados acreditables están acreditados, se ha avanzado bastante en maestrías y se sometió -cuando cumplió con los requisitos- al doctorado a la Acreditación. “Hoy con la resolución en la mano podemos dar un parte de orgullo por tener el primer doctorado en Administración del país acreditado”, dice el directivo.

Tener ese privilegio garantiza a los entes externos que ya existe un conocimiento en el país sobre lo que son los doctorados en Administración y permite a esas entidades homologar los procesos nacionales con los procesos internacionales. Así lo considera Manuel Acevedo Jaramillo, decano de la Escuela de Administración, quien complementa que este logro es un elemento fundamental de cara a las otras acreditaciones que está buscando esa dependencia académica, entre estas la acreditación internacional de AACSB.

El reconocimiento, además, es una certificación al aporte a la producción científica que hace este posgrado, tal como expresa Ricardo Uribe Marín, jefe del Departamento de Organización y Gerencia de EAFIT -dependencia a la que está adscrito el programa-, y quien ratifica que el fortalecimiento de los procesos investigativos, la cualificación de los docentes, y la cantidad y calidad de las publicaciones fueron claves para los conceptos del CNA.

Se trata, también, de una validación a los aportes que ha hecho este posgrado que, tal como manifiesta Manuel, ha hecho grandes contribuciones a la academia colombiana, en parte porque sus egresados ocupan funciones de liderazgo no solo en el sector académico, también en el oficial. “En cuanto al sector académico, varios hoy se desempeñan como directores de programas de posgrados y directores de investigación en universidades de diferente tamaño en toda la geografía nacional, y esto valida la pertinencia del conocimiento que se imparte en EAFIT”, opina el Decano.

La importación del aval

El proceso de la acreditación comenzó hace varios años, pero fue en 2015 cuando se hizo la autoevaluación y en 2016 se recibió la visita de los pares del CNA que comprobaron que lo estipulado en los informes estaba acorde con la realidad. En ese proceso, cree el profesor Ricardo, lo más importante –más que obtener el aval– ha sido desarrollar planes de mejoramiento que llevan al programa a aumentar su calidad. “Cuando se siente que la acreditación tiene ese sentido, se toma la acreditación por donde es”, sostiene. 

Además de planes de mejoramiento, el proceso de acreditación también sirvió para identificar los nuevos retos para este programa que se creó en 2005 y hoy suma 23 egresados. Entre esos desafíos que considera Claudia Álvarez Barrera, coordinadora del doctorado, está mantener el mismo rigor en la producción científica y no perder el contexto local mientras se busca una mirada internacional más amplia para aportar más al conocimiento mundial, tener mayor movilidad y tesis en inglés.

En cuanto a retos, Rodrigo Muñoz Grisales, uno de los fundadores del doctorado y quien tuvo a cargo su coordinación durante una década, cree que el principal es sostener la visión pluralista, con buenos fundamentos, pero abordando áreas de espacialidad como finanzas, mercadeo y negociones internacionales.

En cuanto a la relevancia que puede tener esta acreditación para un programa con la tradición y el prestigio que tiene el doctorado, el decano Manuel Acevedo explica que es, precisamente, un refuerzo a ese prestigio ganado, con un plus porque en la acreditación de los doctorados el grupo de pares académicos incluye un par internacional. En este caso el reconocimiento es “una prenda de garantía para quienes están estudiando, a los graduados y a los que se graduarán, de que se cumple con los estándares de calidad en el ámbito nacional y se cuenta con reflexiones en el internacional que trazan el desarrollo del programa asegurando su vigencia, pertinencia y calidad”, dice.

Se trata, también, de un mensaje a la sociedad sobre el compromiso que tiene EAFIT con la calidad. Así lo cree el rector Juan Luis Mejía, quien añade que esto hace parte de la convicción que existe en la Universidad sobre que en los procesos de autoevaluación que conducen a la acreditación reside la esencia del mejoramiento permanente y la búsqueda de la calidad y de la excelencia.

“Ahora el próximo reto es obtener la acreditación de AA​CSB, tanto de la Escuela de la Administración tanto como de la Escuela de Economía y Finanzas, que juntas conforman una gran escuela de negocios”, concluye el Rector.

Posgra​dos con acreditación​

Además de Administración,EAFIT ofrece cinco doctorados más: en Ciencias de la Tierra, en Economía, en Humanidades, en Ingeniería, y en Ingeniería Matemática. En cuanto a posgrados, la Universidad también ha recibido la Acreditación en Alta Calidad para cinco maestrías​: en Ciencias de la Administración, en Ciencias de la Tierra, en Finanzas, en Matemática Aplicada y en Ingeniería.​ 

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​La Acreditación en Alta calidad del doctorado en Administración de EAFIT tendrá una vigencia de seis años.
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EAFIT ayudó a crear un mapa para trazar el desarrollo del país

Junio 9, 2017

Estrategias fundamentales para el desarrollo de Colombia, como las carreteras de cuarta generación, cuentan con una herramienta fundamental de planeación.

Se trata del Mapa nacional de amenaza por movimientos en masa escala 1:100.000, elaborado por el Servicio Geológico Colombiano, el Ideam y siete universidades del país.

​​La inversión en infraestructura ocupa hoy un lugar de relevancia en Colombia, donde proyectos como la construcción de 8000 kilómetros de carreteras de cuarta generación se fortalecen para mejorar la competitividad nacional. En ese esfuerzo, los encargados de trazar estas nuevas vías cuentan con una herramienta fundamental: el Mapa nacional de amenaza por movimientos en masa escala 1:100.000.

Se trata de un esfuerzo cuya elaboración tardó tres años, y en el que participaron instituciones de educación superior del país que cuentan con áreas de estudio en geología como EAFIT, Universidad Nacional de Colombia (sedes Bogotá y Medellín), Universidad Industrial de Santander, Universidad de Caldas, Universidad de Pamplona, y Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. El mapa fue reconocido por la Sociedad Colombiana de Ingenieros con el premio Lorenzo Codazzi.

Gloria Lucía Ruíz Peña, coordinadora del Grupo de Evaluación de Amenaza por Movimientos en Masa, del Servicio Geológico Colombiano (SGC), entidad que estuvo al frente de la construcción de este insumo, explica que con el mapa se puede, por ejemplo, “tomar el trazado de una vía 4G  y ponerlo sobre alguno de los mapas que elaboramos (geomorfológico, de susceptibilidades o de amenaza) —afirma la experta—, para ver los niveles de cada factor en las zonas que atraviesa e indicarle a los ingenieros en dónde focalizar los diseños o prever obras de estabilización. Es decir, la Agencia Nacional de Infraestructura puede determinar la necesidad de hacer estudios de detalle en zonas de estabilidad compleja al construir vías, oleoductos u otras obras lineales o de gran envergadura".

En ese sentido, Gaspar Monsalve Mejía, profesor del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, advierte que no se puede planear ninguna obra de infraestructura sin conocer previamente las características del territorio sobre el que se construirá.

Desde ese punto de vista el docente explica que se trata de “una herramienta de planeación porque allí está el registro de cómo es la geomorfología, la topografía, el territorio. A veces, en Colombia, se toman decisiones así, sin una idea detallada del paisaje, solo con un medio conocimiento de la topografía para determinar en dónde se erigirá una cosa o la otra".

La utilidad de este mapa –cuya escala de 1 en 100.000 indica que un centímetro en el mapa equivale a un kilómetro en el territorio, y se configura como un insumo departamental– no se queda allí. Permite, también, adelantar estudios municipales a escalas más precisas. De hecho, este esfuerzo multisectorial sirvió para detallar aún más los mapas de susceptibilidad y amenaza conjunta por movimientos en masa a escala 1:500.000 (nacional), desarrollados por el SGC y el Ideam en 2009.

También sirve para efectos de desarrollo y uso sostenible de los recursos, en la puesta en punto del Plan de ordenación y manejo ambiental de cuenca hidrográfica (Pomcas); para estudios de factibilidad y prefactibilidad de obras lineales, y para otras iniciativas de planificación del territorio y gestión del riesgo en el ámbito regional.

"Estos mapas permiten a las corporaciones autónomas regionales conocer el nivel de amenaza en sus jurisdicciones —señala Gloria Lucía Ruíz—. A los departamentos, especialmente los grandes, les ayuda a ver la distribución de estabilidad en el territorio y focalizar otros estudios. Son herramientas de planificación ambiental, útiles para entidades regionales y nacionales en el desarrollo de sus misiones. De hecho, Planeación Nacional plantea que los departamentos deben generar un plan de ordenamiento departamental, y este insumo ya estaría hecho".

Estrategia

Teniendo en cuenta los datos a escala nacional de los mapas de 2009, en los que se evidenciaban niveles de amenaza importantes en las cordilleras y riesgo bajo o medio en la Orinoquía, la Amazonía y parte de la Costa Caribe, el Servicio Geológico Colombiano priorizó 458.488 kilómetros cuadrados del territorio nacional, reduciendo el trabajo de mapeado de 600 a 242 cuadrantes, denominados planchas.

"Pero nosotros somos pocos en el SGC —recuerda Gloria Lucía, coordinadora del Grupo de Evaluación de Amenaza por Movimientos en Masa de esa entidad—, y debíamos entregar las 242 planchas en un tiempo relativamente corto para que fuera relevante para el país. Por eso, en 2012, la estrategia fue invitar a las siete universidades que, en ese momento, tenían geólogos graduados. Dividimos las planchas en 18 bloques y asignamos varios a cada entidad".

Marco Fidel Gamboa, profesor del pregrado enGeología de EAFIT y quien lideró al grupo de expertos de EAFIT en el apartado técnico, describe el proceso mediante el cual se le dio forma a los tres productos finales: "Primero construimos los mapas geomorfológicos, que muestran las formas del terreno, para interpretar qué había pasado allí en el pasado y determinar las formas actuales. Luego dimos forma, a partir de modelos del terreno e información de los ingenieros forestales del proyecto, a los mapas de susceptibilidad y amenazas por movimientos en masa. Finalmente, cada equipo elaboró memorias para que cualquier usuario pueda consultar la información en cualquier zona del país".

De hecho, el resultado de esta labor, por el que el SGC y las universidades acompañantes recibieron el Premio Lorenzo Codazzi el pasado 30 de mayo, entregado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros, puede consultarse en línea en el portal web delSistema de Información de Movimientos en Masa (Simma). 

El uso adecuado de esta herramienta permitirá, según manifiesta Gloria Lucía Ruiz "evitar escuchar otra vez asuntos como que nuestras carreteras se están derritiendo por fenómenos climáticos como La Niña. No es que eso esté pasando. Son procesos naturales que deben ser tenidos en cuenta en el diseño de las obras de desarrollo en nuestro país".  

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​EAFIT hizo parte de las siete universidades que acompañaron al Servicio Geológico Colombiano en la elaboración del mapa de riesgos por deslizamientos, a escala departamental. La imagen corresponde a la entrega del premio Lorenzo Codazzi.
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Apolo: una máquina del tiempo que sigue creciendo

Mayo 24, 2017

Durante el segundo semestre de 2017, el supercomputador Apolo, que se encuentra en EAFIT, recibirá su segunda actualización en los cinco años de funcionamiento.

Docentes y directivos de la Universidad y de Purdue University (Estados Unidos) valoraron el potencial de esta máquina para aportar al desarrollo del país. 

​​​En EAFIT hay una máquina del tiempo que facilita a investigadores y docentes predecir resultados, anticipar problemas, superar retos y reducir a días procesos de cálculo de datos que tomaría siglos analizar en un computador normal. Se trata del Centro de Computación Científica Apolo, el cual permitió realizar 128 años de cálculo en 2016, y cuyas capacidades aumentarán enormemente este año.

Este supercomputador fue donado a EAFIT por Purdue University (Estados Unidos) y, desde el inicio de operaciones, en 2012, ya había evolucionado una vez. Fue en 2016, cuando su capacidad pasó de 3.8 TeraFLOPS (operaciones de punto flotante por segundo, una unidad de medida de rendimiento computacional) a 5.8 TFLOPS, ahorrando, de paso, un 86 por ciento de la energía necesaria para su funcionamiento. Además, sus servidores dejaron de ocupar tres bastidores y necesitaron solo medio.

Dicho espacio se reducirá aún más con la llegada de los equipos que conformarán la máquina desde mediados de este año, los cuales le otorgarán una capacidad de computación de 17 teraflops, por medio de 49 servidores, 856 núcleos de procesamiento y 2.048 Gb de memoria RAM (Memoria de Acceso Aleatorio, la memoria de trabajo desde donde se ejecutan los programas de un computador). La fase actual de Apolo cuenta con siete servidores, 248 núcleos y 768 Gb de RAM.

"Apolo III hará lo mismo que su anterior versión, pero de manera más rápida y precisa. Nos dará la capacidad para hacer más cosas y permitir a los investigadores llegar mucho más lejos en sus trabajos", explica Juan David Pineda Cárdenas, coordinador técnico del Centro de Computación Científica Apolo.

EAFIT actualizará a Apolo y ya adelanta las gestiones de traslado desde el campus de Purdue University, cuyas directivas, en palabras de Juan Guillermo Lalinde Pulido, coordinador científico del Centro de Computación Científica Apolo, tomaron la decisión de ubicar esta máquina en la Universidad gracias al conocimiento en computación avanzada que percibieron en estudiantes y profesores eafitenses.

"La misión de las universidades es generar y difundir conocimiento. Purdue University, dentro de su plan estratégico, se ve como una institución con proyección mundial e impacto global. Para ambos centros esta relación trae cooperación entre investigadores, pasantías de estudiantes y una relación activa, gracias a que EAFIT es reconocida y les permite a nuestros pares potenciar sus actividades", señala el docente.

De hecho, en un artículo publicado en el portal de Purdue, Gerry McCartney, vicepresidente de Tecnologías de la Información y jefe de Información de esa entidad, asegura que el crédito por los avances en investigación resultantes del buen manejo del equipo debe otorgársele a EAFIT, por decidirse a dar el salto hacia la computación científica de alto rendimiento y reconocer futuras oportunidades y caminos.

“Ellos tienen el ambiente académico, la infraestructura y la voluntad para invertir en la gente. Nosotros los vemos ya como socios y esperamos profundizar en esa relación", manifiesta el académico.

Sin límites

Las oportunidades que llegan con Apolo, para la academia y la industria, están representadas en los 19 grupos de investigación y 48 usuarios actuales de la máquina, gracias a los cuales esta alcanzó el escenario más deseado para un supercomputador: trabajar al 100 por ciento de su capacidad de cómputo en procesos destinados a comprender las capacidades físicas y químicas de un objeto; verificar el comportamiento de un río; determinar la manera más óptima de transportar cemento a todo el país; entender cómo se comporta la ciudad respecto a microsismos; saber si un puente funcionará, entre muchos otros.

Simulaciones, modelos matemáticos, operaciones de cómputo intensivo; el cielo es el límite para que la investigación en ciencia e ingeniería encuentre en Apolo a un aliado fundamental para hallar respuestas, meses o años antes de lo esperado. Dicha fortaleza ha sido aprovechada incluso por el área de investigación del Grupo Nutresa y, desde ya, este coloso de la computación calienta servidores para trabajar de la mano del Max Planck Institute, ubicado en Alemania, y de la Universidad de Antioquia.

Infraestructuras como Apolo son adecuadas para el tamaño de los proyectos académicos, pero en EAFIT ya hay iniciativas, con grupos de investigación nacionales que requieren mucha más capacidad, para hacer modelaciones más grandes. Creemos –dice el profesor Juan Guillermo- que, a mediano y largo plazo, se requiere que en el país haya una infraestructura de escala nacional en este sentido, como tienen otras naciones —Estados Unidos, China, España, Brasil— cuyas máquinas, financiadas por el gobierno, pueden tener mil veces el tamaño de Apolo, y se utilizan para proyectos nacionales.

Para Juan David Pineda, el asunto está directamente relacionado con la velocidad de desarrollo de un país y el nivel de analfabetismo tecnológico de sus habitantes, que pasa por no tener conocimientos básicos de programación. Señala como una falencia la falta de información, desde los primeros semestres de los pregrados, en materias como programación en paralelo, sistemas operativos y telemática, y no solo en carreras relacionadas con la computación.

"De hecho, tenemos en Apolo a un estudiante de maestría cuya tesis pretende encontrar la manera de meter en los pregrados el tema de programación, orientado a utilizar computación de alto rendimiento. El asunto es tan importante que en todos los congresos nos damos cuenta de lo mismo: casi no hay gente que sepa de este tipo de computación, y surge la necesidad de modificar los currículos de las universidades, así como lo hicieron Purdue y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)", advierte Juan David.  

A futuro, y aunque el enfoque de Apolo es la computación científica, se buscará que pueda manejar grandes cantidades de información y permita trabajar con problemas de inteligencia de datos (big data). 

"Lo que aparece ahora es big data y ciencia de datos, que vienen más del mundo experimental y de las medidas. Nosotros nos movemos en la teoría y la simulación, pero ambos son sistemas de computación de alto desempeño. La ciencia usa ahora cantidades enormes de información, y los algoritmos normales que usan los computadores ya no funcionan. Se necesita otro tipo de técnicas: aplicaciones intensivas en datos y aplicaciones intensivas en cómputo", puntualiza el experto. 

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​Con la tercera versión de Apolo se triplica la capacidad de computación del equipo y se abren nuevas posibilidades para las investigaciones.
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EAFIT y la Universidad de Antioquia reciben patente por crear dispositivo médico

Mayo 23, 2017

El trabajo investigativo de las dos universidades dio como resultado la invención de un nuevo dispositivo para tratar las aneurismas cerebrales.

El dispositivo recibió patente de invención por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio.

​​Ingenieros biológicos de EAFIT y expertos neurocirujanos de la Universidad de Antioquia unieron sus conocimientos en investigación científica para desarrollar, por primera vez en Colombia, un dispositivo médico que sirve para tratar pacientes con lesiones causadas por aneurisma cerebral. El mecanismo recibió patente de invención el pasado 8 de mayo.

Se trata del Dispositivo restrictor de flujo en aneurismas cerebrales y conjunto posicionador-liberador del dispositivo, como figura en el certificado de patente de invención, otorgado por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC)​. Esta innovación es un aparato milimétrico que viaja por los vasos sanguíneos hasta el cerebro para reparar los daños que causa la enfermedad.

Gracias a los conocimientos en medicina, biología e ingeniería de ambos centros de investigación se logró este avance tecnológico y científico en el país. El proyecto en el campo médico fue liderado por el neurocirujano Carlos Mario Jiménez, profesor de la Universidad de Antioquia, quien, desde su práctica cotidiana en el tratamiento de pacientes con aneurisma cerebral, identificó la necesidad de desarrollar un dispositivo más efectivo para ocluir los aneurismas.

“En el año 2010 comenzamos desde la Universidad de Antioquia a contemplar la posibilidad de desarrollar este dispositivo en Medellín. Empezamos a trabajar y en la medida que fuimos entendiendo lo que queríamos, buscamos contactar un grupo de bioingeniería que nos acompañara en el proyecto. Encontramos el Grupo de Investigación en Bioingeniería (GIB) de EAFIT, que ofrecía una experiencia y una formación de primera calidad, y se mostró interesado en el proyecto”, dice el médico Carlos Mario Jiménez.

En el GIB, creado desde hace 18 años en conjunto con la Universidad CES para el desarrollo de tecnología aplicada al sector de la salud, se recibió el proyecto con manos abiertas. En cabeza del grupo está el ingeniero Santiago Correa Vélez, quien manifiesta que este “era un tema que nos interesaba mucho. Empezamos a desarrollar juntos todo lo que fue el concepto del stent – cánula implantable- y plateamos unos proyectos de investigación que fueron apoyados por ambas instituciones. Empezamos el desarrollo formal, el cual en este momento obtuvo la patente y estamos ad portas de hacer una prueba animal para poder validarlo”, señala el investigador.

El stent, que es un anglicismo médico para denominar un dispositivo con forma cilíndrica de uso endovascular, es una malla tubular que se implanta en algún tejido corporal, y que en el sistema vascular es muy útil porque permite remodelar los vasos sanguíneos. Con el diseño de este dispositivo, explican los investigadores, lo que se pretende es ocluir solamente el segmento del vaso sanguíneo que contiene la salida de la aneurisma.

Las aneurismas cerebrales, explica el experto neurocirujano, son lesiones muy graves y potencialmente letales, por lo que se hace necesario tener la mayor cantidad de herramientas disponibles a la hora de curarlas. Tradicionalmente estas lesiones se han tratado por medio de cirugías y procedimientos quirúrgicos como una craneotomía –apertura del cráneo–, lo que causa siempre ansiedad en las pacientes.

“Una aneurisma no es otra cosa que un fondo de saco ciego porque se daña la pared de un vaso sanguíneo y se forma como una bolsa, una ampolla, y por ahí la pared se va debilitando progresivamente hasta que en un momento dado se rompe y causa una hemorragia cerebral que es muy grave. La mitad de personas con una aneurisma cerebral, lo que la gente llama derrame cerebral, se muere. Y de los sobrevivientes las dos terceras partes quedan con muchas dificultades y discapacitados para seguir trabajando”, comenta el neurocirujano.

Por esta razón, desde hace un poco más de 25 años el campo de la neurocirugía viene trabajando con una técnica distinta como la endovascular, es decir, interviniendo los pacientes desde dentro de los vasos sanguíneos, sin necesidad de abrir el cráneo.

En el mundo se estima que entre el 2 y 5 por ciento de las personas adultas presentan un aneurisma cerebral. Si tenemos en cuenta que la población adulta mayor de 50 años en Colombia, que es donde se presenta más esta enfermedad, equivale a 20 millones de personas, al menos 200 mil personas en el país sufren este padecimiento. Y cada día, sentencian los médicos, se están descubriendo más casos porque los métodos de diagnóstico han avanzado.

Investigación y desarrollo

Luego de contactarse y realizar estudios científicos del flujo sanguíneo, en 2012, los investigadores de ambas universidades comenzaron a desarrollar el dispositivo con el diseño de un prototipo. Tiempo después, en 2014, durante cinco meses el neurocirujano Carlos Mario Jiménez, apoyado por la Universidad de Antioquia y EAFIT, viajó a la Universidad de Búfalo (Estados Unidos), centro de investigación pionero en el desarrollo de dispositivos para aneurismas, para conocer la experiencia en este campo de la bioingeniería.

“Eso tiene retos desde todos los ángulos. Obviamente está el reto de entender el problema desde el punto de vista físico, biológico y clínico. Ya después el reto de ser capaces de sintetizar una solución que sea manofacturable, que se pueda realizar en los materiales adecuados porque no cualquier material se puede emplear dentro del cuerpo humano. Tienen que ser inertes, biocompatibles, que no generen rechazo en el cuerpo, no ser tóxicos, no producir cambios genéticos, entonces todas esas características de los materiales hacen que el abanico de posibilidades de materiales para fabricar dispositivos sea muy reducido, y uno tiene que encontrar una solución viable”, señala el bioingeniero Santiago Correa.

La Universidad de Antioquia y el Grupo de Investigación en Bioingeniería tienen antecedentes de trabajos de investigación conjunta. Hace algunos años se desarrolló un proyecto sobre eficiencia masticatoria en niños, con la participación, además, de instituciones como el CES.

El GIB es, hasta la fecha, uno de los grupos de investigación que suman más patentes en la Universidad. En total, son cuatro patentes de invención y dos de modelo de utilidad. Proyectos como el sistema normalizado para la toma de rayos x en pacientes odontológicos, el distractor de sínfisis intraoral y el dispositivo para medir la fuerza de mordida son algunos de los desarrollos de este grupo de investigación.

La patente 22

Luego de recibir la notificación de la Oficina Japonesa de Patentes, quien otorgó la patente de invención por el Método y dispositivo para medir cambios volumétricos en una sustancia, el pasado 3 de febrero, los investigadores de EAFIT y Argos obtuvieron el registro en Colombia que protege la propiedad intelectual y comercial de esta invención tecnológica. Esta innovación científica, que es la primera patente de invención por fuera de Colombia que recibe la Universidad, se suma a la lista de 21 registros de propiedad intelectual que hasta la fecha cuenta EAFIT. En la actualidad, el índice de patentes de EAFIT en relación con grupos de investigación es de 0,51. El dato se obtiene de dividir el número de patentes de la Universidad (22) entre el su número de grupos de investigación (43).

“Estamos abiertos a la investigación”: Félix Londoño

¿Cómo ha sido la experiencia en investigación y el trabajo en conjunto con otras universidades?

En EAFIT estamos abiertos a colaboraciones con otras instituciones, de hecho, cuatro patentes se han desarrollado conjuntamente con el Metro de Medellín, una con Ecopetrol y otra con Argos. Y así hay otras patentes en las que hemos tenido socios. La Universidad está abierta, nosotros estamos insertos en el marco del ecosistema universidad empresa estado sociedad y en ese sentido dispuesto a trabajar de manera colaborativa con otras universidades, empresas e instituciones.

¿Cómo analiza el panorama actual de investigación en EAFIT?

La Universidad ha avanzado en investigación, nosotros tenemos más del 50 por ciento de los grupos en las dos máximas categorías de Colciencias, el tema de publicaciones se ha incrementado de manera notoria en los últimos años. De hecho, entre el período 2000-2016 tenemos el 75 por ciento de las publicaciones del acumulado total en las principales bases de datos. La Universidad ha avanzado mucho en este tema de transferencias de propiedad intelectual, 22 patentes es un número alto, que demuestra el crecimiento en investigación que estamos teniendo.

¿Qué destaca de los nuevos logros en obtención de patentes?

Lo más importante es que hemos venido avanzando en el proceso de protección y de registro de nuevas invenciones. Y estamos tratando de buscar la manera que esos resultados de investigación se puedan aprovechar y hacer transferencia a la sociedad. Hemos avanzado, además, en una sensibilización, en una cultura de investigación desde muy temprano con niños en programas como la Universidad de los niños y con los jóvenes a través de los semilleros de investigación. En investigación presentamos una cara muy positiva, con mucha confianza, porque creo que se ha avanzado de manera importante en ese sentido. ​ 

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​Carlos Mario Jiménez, Santiago Correa, Carlos Fajardo y Juan Felipe Isaza son los investigadores principales reconocidos con esta nueva patente de invención. En la imagen integrantes del Grupo de investigación en Bioingeniería de EAFIT. 
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EAFIT recibe el premio Lorenzo Codazzi

Mayo 22, 2017

El galardón le fue adjudicado a la Universidad y a otras instituciones por su colaboración con el Servicio Geológico Colombiano en la elaboración de un mapa de riesgo por deslizamientos de tierra.

Docentes de la Universidad trabajan actualmente para facilitar el uso de los datos encontrados en los planes de ordenamiento territorial. 

​​Por participar en la elaboración de una herramienta para mitigar riesgos ambientales y sociales en el país, asociados a deslizamientos de tierra, EAFIT hace parte del grupo de instituciones galardonadas con el premio Lorenzo Codazzi, otorgado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros, que será entregado el próximo 30 de mayo.

La Universidad fue protagonista en la investigación y elaboración del Mapa nacional de amenaza por movimientos en masa escala 1:100.000, un proyecto liderado por el Servicio Geológico Colombiano (SGC) con el apoyo del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y en cuya elaboración participaron siete universidades del país que cuentan con geología: Universidad EAFIT, Universidad Nacional de Colombia (sedes Bogotá y Medellín), Universidad Industrial de Santander, Universidad de Caldas, Universidad de Pamplona, y Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

Por parte de EAFIT, participaron docentes del grupo de investigación en Geología Ambiental e Ingeniería Sísmica, liderados por Geovany Bedoya Sanmiguel, jefe del Departamento de Ciencias de la Tierra, para quien este "fue un avance muy grande en materia de colaboración entre universidades. Trabajamos conjuntamente aportando criterios similares y construyendo protocolos para un mismo fin".

La investigación, presentada en diciembre de 2015, se centr​ó principalmente en la región Andina del país, y cubrió cerca del 30 por ciento del territorio nacional en zonas donde se concentra el 70 por ciento de la población, aproximadamente, y que se ven afectadas por problemas de inestabilidad del terreno.

Entre los factores que afectan los suelos en dichos sitios, Geovany menciona pendientes muy pronunciadas, lluvias, coberturas muy delgadas, superficies rocosas fracturadas y alteradas, mal uso y ocupación del terreno, procesos de deforestación, entre otros. Estos aumentan la probabilidad de generar movimientos en masa, es decir, deslizamientos en los que hay más presencia de sólidos que de líquidos.

Sobre la metodología, Marco Fidel Gamboa, profesor del pregrado en Geología y cuyo liderazgo en la parte técnica fue fundamental, explica que el SGC dividió el país en bloques y los distribuyó entre las universidades participantes. A EAFIT se le asignaron cuatro puntos de análisis, distribuidos en la zona central de Antioquia, Chocó y La Guajira.

"La Universidad —recuerda Marco Fidel— conformó un equipo para cada bloque, con cinco geólogos, un agrónomo, experto en suelos, y un ingeniero forestal, experto en coberturas vegetales. Cada bloque contó, además, con dos expertos en sistemas de información geográfica y la coordinación y el personal administrativo por parte del SGC".

El docente asegura que por primera vez se tiene en Colombia un mapa geomorfológico, es decir, cuya información muestra las formas del terreno y permite interpretar los estados pasados y actual del mismo, en escala de 1 en 100.000 (1:100.000), lo que significa que un centímetro en el mapa equivale a 1.000 metros (un kilómetro) en el terreno real. Hasta ahora, según el experto, el país solo contaba con mapas físicos generales de su territorio.​

Ordenamiento

La información arrojada por este proyecto, cuya duración fue de tres años, permitirá salvar vidas. Así lo considera Félix Humberto Londoño González, director de Investigación de EAFIT, quien cree que mientras en estos procesos de investigación haya sinergias con actores públicos y privados, sumado a la generación de conocimiento desde el sector académico, se pueden obtener resultados favorables para una mejor toma de decisiones desde los gobiernos locales y regionales.

De acuerdo con el directivo, "la construcción de estas cartografías y mapas, esta radiografía del país en relación con movimientos en masa, contribuirá a la elaboración de mejores planes de ordenamiento ambiental y de prevención y manejo de riesgos. Esto evidencia la importancia de este tipo de articulaciones, y nos permite conocer nuestra geografía y tenerla cartografiada".

Los investigadores de EAFIT se basan hoy en el mapa de amenazas construido mediante este proceso para apoyar al SGC en la elaboración de un nuevo mapa, aún más detallado. La idea es pasar de la información de interés regional a datos cuyo uso facilite la toma de decisiones a nivel local, con miras a alcanzar las metas propuestas en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 Todos por un nuevo país.

Al respecto, Geovany Bedoya aclara que "la escala trabajada en el mapeado no es la más óptima, y es solo la primera de varias. Estamos ayudando a establecer la metodología y los protocolos para llevar esos mismos mapas a 1 en 25.000 y prepararlos para su uso en los planes de ordenamiento territorial, los cuales se trabajan con información de mapas entre 1 en 10.000 y 1 en 2.000". ​

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​EAFIT fue una de las siete universidades que colaboró con el Servicio Geológico Colombiano en la investigación que las hizo merecedores del premio, entregado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros. Foto: Róbinson Henao.
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