La guerra de la gente sin nombre, multimedia en pro de la reconciliación

Mayo 8, 2018

EAFIT presentó este especial periodístico multimedia que facilita el intercambio de videocartas entre excombatientes de las Farc y ciudadanos que no han sufrido de manera directa el conflicto armado.

El proyecto, con apoyo de la Universidad Bath Spa (Reino Unido), hace parte de la fase Desarmados Caquetá que nació como trabajo de grado de la maestría en Comunicación Transmedia.

Mientras el país se aleja del remolino de la guerra entre el exgrupo guerrillero Farc y el Gobierno, y se navega hacia aguas más calmas, se requieren espacios de comunicación para el diálogo y la reflexión que permitan conocer, sin alentar el odio y la polarización, lo acontecido durante casi seis décadas de ese conflicto. Esa es, precisamente, una de las posibilidades que se pretende ofrecer con el especial periodístico multimedia La guerra de la gente sin nombre, que se realizó gracias al apoyo de EAFIT y The Centre for Media Research, adscrito a la Universidad Bath Spa (Reino Unido)

El especial es una muestra de la participación de la academia en la creación de esos espacios, a través de proyectos alternativos de comunicación como Desarmados, en el que se publicó el especial periodístico y cuyo objetivo es permitir al país y al mundo no solo escuchar las voces de víctimas, soldados del Ejército y excombatientes rasos de la guerrilla, sino también establecer canales de diálogo entre ellos y la ciudadanía, en especial aquellas personas cuyas vidas no fueron tocadas directamente por el conflicto.

La guerra de la gente sin nombre hace parte de la fase Desarmados Caquetá. Desarmados, proyecto nacido de un trabajo de grado de la maestría en Comunicación Transmedia de EAFIT, y que se ha granjeado el apoyo de los ministerios de Cultura y de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, ha permitido tender puentes entre estudiantes de diversas universidades de Antioquia (Corporación Universitaria Lasallista, Universidad Católica de Oriente, Universidad de Antioquia y EAFIT), y exguerrilleros de las Farc, a través del intercambio de videocartas.

Camilo Andrés Tamayo Gómez, coordinador de la especialización en Comunicación Política de EAFIT, señaló que con el proyecto se quiso generar, desde diferentes entradas periodísticas, espacios de reconciliación y reconocimiento entre quienes hicieron parte de la guerra y los civiles, una plataforma de encuentro para el reconocimiento mutuo.

Como un aporte a la implementación de los acuerdos de La Habana (Cuba), este ejercicio de comunicación se llevó a cabo con cerca de 200 exguerrilleros que habitan, desde hace más de un año, el Espacio Territorial de Reincorporación y Capacitación Héctor Ramírez, ubicado en la vereda Agua Bonita, en el municipio de Montañita, Caquetá.

La intención detrás de este esfuerzo, de acuerdo con Paola Morales Escobar, comunicadora social-periodista y cocreadora de Desarmados, es generar también una gran conversación nacional con quienes no han vivido de cerca el conflicto, con el fin de permitirles conocer de cerca la historia reciente del país y, de esa manera, aportar a la no repetición de los errores históricos que dieron forma al enfrentamiento.

La imagen que muchos colombianos tienen de los excombatientes de las Farc es borrosa pues, según Paola, "no comprendemos realmente quiénes son o de dónde vienen estas personas que hacían parte de la guerrilla más poderosas del mundo. Pero nuestra intención no es contarlo de manera explícita, sino que la gente se vaya dando cuenta a través de este material, obtenido a través del intercambio de correspondencia".

Por eso, aunque muchas preguntas formuladas por los jóvenes en sus cartas y videos buscaron conocer más a fondo las motivaciones, características y consecuencias de la guerra, otras indagaron por gustos musicales, sueños, platos favoritos y temores, en un afán por humanizar y poner nombre a quienes hasta ahora no habían pasado de ser cifras en un noticiero o a ser escuchados solo a través de las palabras de Luciano Marín, alias ‘Iván Márquez’, y demás voceros del grupo.

Otros jóvenes, como Ana María Mejía y sus compañeras, quienes cursan el pregrado de Comunicaciones en la U. de A., fueron más allá e hicieron un llamado a los otrora subversivos para recordarles la tarea compartida de preservar la paz. Tras ofrecerles su apoyo, la estudiante agregó que "ustedes, como nosotros, tienen una responsabilidad con las futuras generaciones para educarlas y sensibilizarlas en temas relacionados con el conflicto armado. Esperamos que en algún momento se sientan plenos de vivir, sin ataduras, fantasmas o remordimientos".

Nuevos rostros

Este esfuerzo colectivo por tender puentes, en el que rostros, historias y nombres se empiezan a materializar fue titulado, aunque suene a paradoja, como La guerra de la gente sin nombre: correspondencias para emprender un nuevo viaje, y en su primera fase se aseguró de entregar 16 videocartas a los excombatientes de Caquetá.

El título, en palabras de Camilo Tamayo, es un llamado de atención a una sociedad que desconoce y no ha nombrado a quienes combatieron durante más de cincuenta años contra el Estado, personas cuyas primeras reacciones al recibir los mensajes fueron de sorpresa, pues reconocieron en este gesto no solo la señal de una sociedad cada vez más preparada para aceptarlos, sino también la oportunidad de hacer públicas sus voces.

El docente recordó que "ellos sintieron alegría al escuchar sobre un grupo de estudiantes con deseos de conocerlos más allá de sus facetas como guerreros. En estas cartas vieron una prueba de que empiezan a ser aceptados de nuevo en la sociedad. Tienen un gran deseo de reincorporarse y vislumbraron una opción de empezar a generar vínculos con los colombianos que no saben nada sobre ellos".

Por eso se abren también en sus respuestas, y logran, con sus palabras e invitaciones a visitarlos, alimentar en los jóvenes la llama de la curiosidad por conocerlos y desvelar su imagen, hasta ahora estigmatizada y rodeada de prejuicios.

Palabras como las de Olmedo Vega, excombatiente de las Farc, quien reconoce que "este período marcado por el conflicto ha dejado demasiadas secuelas en la sociedad. Esas son las que estamos llamados todos a superar, y a entender que hay una necesidad prioritaria: la reconciliación de la familia colombiana, el perdón".

Olmedo, quien aseguró haber nacido bajo un árbol de totumo, a la orilla de una quebrada en el departamento del Caquetá, añadió que, como él, muchas personas participaron en esta confrontación motivados por condiciones específicas que los llevaron a tomar la "dolorosa y triste decisión" de alzarse en armas.

Paola Morales, por su parte, anunció que la fase siguiente del proyecto Desarmados, los llevará a trabajar con tres comunidades del Caribe colombiano, en donde promoverán también la reconciliación a través del intercambio de mensajes con víctimas de la violencia.  

Sus palabras no dejan duda acerca de la fe que pone en esta iniciativa: "ya hemos visto a militares, guerrilleros y paramilitares estrecharse las manos y perdonarse, pero nosotros como sociedad no hemos podido hacerlo. Por eso necesitamos el reconocimiento del otro, para reconciliarnos. Obviamente, la violencia continúa, no solo en el narcotráfico sino también en ámbitos como el hogar y el colegio, pero lo que nos incumbe ahora en Desarmados es comenzar a tejer redes de diálogo y reflexionar sobre la violencia".

Interés mundial

Camilo Andrés Tamayo Gómez, coordinador de la Especialización en Comunicación Política de EAFIT, resaltó que a los recursos humanos, económicos y materiales aportados por EAFIT para la puesta en marcha de Desarmados Caquetá, se sumó una donación monetaria de la Universidad de Bath Spa, ubicada en Reino Unido, cuya contribución incluyó también conocimiento sobre el uso de nuevas tecnologías para mejorar procesos de reconciliación, a través de su Centro de Investigación en Medios Digitales. 

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​Desarmados, proyecto transmedia del Departamento de Comunicación Social de EAFIT que busca sensibilizar sobre las huellas de la guerra y la construcción de paz en Colombia, se presentó el 15 de marzo de 2017. La imagen corresponde a las jornadas de creación de Desarmados Caquetá.
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Hay un mapa para recorrer el estado del periodismo local colombiano

Febrero 26, 2018

La Flip y EAFIT prepararon un informe en el que se muestra el estado del ejercicio periodístico en el país durante el posacuerdo. 

De 662 municipios mapeados hasta la fecha, 388 son catalogados como en silencio, es decir, sin condiciones para dar a conocer noticias locales.

Hacer la cartografía de los medios y el periodismo local en Colombia es poner en evidencia los síntomas que aquejan al país en materia de corrupción, violencia, y poder económico y político. Esa fue una de las grandes conclusiones del proyecto Cartografías de la Información, adelantado desde 2015 por la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) en las regiones llamadas a ser protagonistas del posacuerdo tras haber sido las más golpeadas por la violencia, cuyos resultados se presentarán en EAFIT. 

Este ejercicio, en el que participaron investigadores de la Universidad, tiene la intención de conocer las condiciones bajo las que se ejerce el periodismo en el país y para eso se han mapeado 662 municipios de los 1122 que existen en el territorio nacional. De estos, los investigadores han visitado 107 para fortalecer el trabajo de recolección de información, basado en datos entregados por organismos estatales y, posteriormente, en la realización de encuestas y entrevistas a periodistas de las localidades. 

Uno de los hallazgos fue, en palabras de Camilo Andrés Tamayo Gómez, coordinador de la especialización en Comunicación Política de EAFIT y quien dirigió la investigación en Antioquia, “que en términos de acceso a la información el alarmante estado del periodismo local colombiano no se reduce solo al conflicto. El proyecto establece que hay otros procesos relacionados con corrupción, cooptación a medios locales por parte de ciertos grupos empresariales y poca capacidad del Gobierno para generar democracia, en algunas regiones”. 

Y es que de los municipios mapeados, 388 son considerados zonas en silencio, es decir, en las que no hay medios de comunicación o, en caso de existir, no cuentan con espacio propio de noticias locales. De otro lado, 179 se categorizaron como con información insuficiente (existe al menos un medio de comunicación con producción informativa propia y una buena cobertura municipal) y 95 con información suficiente (más de un medio de comunicación que cumple las anteriores dos condiciones). 

Frente a esas cifras, la Flip llama la atención sobre el peligro de extinción que enfrenta el periodismo local en Colombia, y resalta el conflicto armado como una de las principales causas para que, por muchos años, se viera obstaculizada la creación de nuevos medios y se presentara el cierre y la desaparición de otros, por causa de amenazas, presión constante y demás riesgos para el ejercicio periodístico.  

No obstante, la violencia fue una protagonista menos evidente en otros territorios en los que, de acuerdo con Jonathan Bock, coordinador del Centro de Estudios de Libertad de Expresión de la Flip, las condiciones propias de cada localidad fueron las causantes del lento proceso de construcción de espacios informativos. Se trata de poblaciones en donde no hay una economía con fuerza que permita crear y sostener medios de comunicación, a través de figuras como la pauta publicitaria. 

“En otras ocasiones —afirma Jonathan Bock— fue un asunto cultural: la gente se acostumbró a estar pendiente de lo ocurrido en las ciudades grandes cercanas y no desarrolló una infraestructura propia de noticias locales. En Antioquia es normal que las personas de muchos municipios estén muy enteradas de los hechos en Medellín, pero no sepa sobre lo sucedido en su región más inmediata. Esto es aceptado por la ciudadanía. Muchos no lo ven como un déficit y les interesa más saber lo acontecido en el ámbito nacional o departamental”. 

En Urabá, por ejemplo, municipios como Chigorodó y Vigía del Fuerte no producen información local, a pesar de contar con medios comunitarios. Según Jorge Iván Bonilla Vélez, profesor de la especialización en Comunicación Política de la Universidad y quien colaboró con el análisis de los datos, los habitantes de esas localidades consumen televisión abierta y se informan de lo que pasa a través de los canales nacionales. 

Para el docente, la violencia no es la única que ha frenado la creación de canales de información noticiosa: “algunos medios escritos surgieron en la época más álgida del conflicto armado en Apartadó. El tema del silenciamiento o la emergencia de medios locales en el país se asocia a las dinámicas del conflicto armado, pero también a otras de acceso a recursos, organización social, etc.”, señala.  

Periodismo local 

El análisis en los municipios antioqueños empezó en 2017, cuando una alianza entre la Flip y la especialización en Comunicación Política de EAFIT permitió a Camilo Andrés Tamayo, con asistencia de Juan Escobar García, estudiante del pregrado en Ciencias Políticas de la Universidad, trabajar en conjunto con la Flip en cinco de las nueve subregiones (Valle de Aburrá, Occidente, Oriente, Norte, Nordeste, Bajo Cauca, Magdalena Medio, Suroeste y Urabá). 

“Las características del ejercicio informativo durante el conflicto armado fueron la autocensura, por temor a los grupos armados, y un interés muy grande por parte de los medios de comunicación oficiales de cooptar a los medios pequeños. Por ejemplo, medios de las Fuerzas Armadas usaban otros para reproducir los boletines de prensa del Ejército y la Policía, lograr militarizar a la sociedad civil de algunos municipios y hacer que tomaran posición a favor de los militares, como estrategia para ganar la guerra”, explica Camilo.  

El docente asegura que el periodismo ayudó a resistir la guerra y generó procesos de organización, reuniones de paz, entre otras iniciativas para tratar de blindar a la sociedad civil contra los embates de la guerra en zonas de todo el país, especialmente en Caquetá, Putumayo, Nariño, Sucre y Bolívar. 

Hoy, en época de posconflicto, hay otras dinámicas: muchos medios quieren construir la memoria de lo que pasó durante el conflicto, algo imposible de hacer visible en el pasado por causa del mismo. Así lo manifiesta Camilo Tamayo, quien agrega que “esa es una de las cosas más interesantes surgidas en la implementación de los acuerdos en Colombia. Pero los medios locales también están conformando redes de comunicación para hacer mejor su trabajo y generar información de calidad”. 

En el caso de Antioquia, se trata del departamento con mayor población en el ámbito nacional (2,75 millones de habitantes, según proyección del Dane a 2018, exceptuando Medellín y el área metropolitana). En dicho territorio, se identificaron cerca de 249 medios de comunicación con sede en las cabeceras municipales —50 por ciento emisoras, 25 por ciento canales de televisión, 21 por ciento impresos y 4 por ciento medios digitales—, de acuerdo con el informe Cartografías de la Información en Antioquia: acceso a la información, libertad de prensa y periodismo local en tiempos de posconflicto

En 29 de los 115 municipios mapeados en territorio antioqueño existen medios con adecuada información local. Este es el departamento del país con mayor cantidad de medios cuya parrilla de programación incluye informativos locales (157), seguido por Norte de Santander y Nariño (65 y 62, respectivamente). 

En los municipios categorizados como en silencio, Jorge Iván Bonilla advierte que sus habitantes son ciudadanos con una participación precaria en la esfera pública, “pues no hay información suficiente para tomar decisiones o aclimatar el diálogo y la conversación colectiva. Son municipios con una débil o nula información de sí mismos, de lo que pasa en el territorio”. 

Tal desconocimiento de la información local termina generando, en opinión de Jonathan Bock, coordinador del Centro de Estudios de Libertad de Expresión de la Flip, apatía e inconformismo por el hecho de no poder generar comunicación ni debate público a partir de ciertos hechos. 

“Todo se reduce a comunicación informal: el rumor y la conversación. No se generan espacios reales para la deliberación sobre asuntos locales, pues existen otras formas de comunicación como el perifoneo, o las reuniones en tiendas, billares y parques. Eso hace parte de la cultura colombiana, y se acentúa más en ciertas regiones”, concluye Bock. 

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​El proyecto Cartografías de la información busca dar a conocer, entre otras realidades, las condiciones económicas y laborales de medios y periodistas en el país. En la imagen Camilo Tamayo, investigador eafitense que participó en el estudio.

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Producción académica de la Universidad es reconocida por la Editorial EAFIT

Diciembre 11, 2018

Son 33 títulos publicados a lo largo del año 2018, los que ya hacen parte de la producción académica del sello universitario. 

La Editorial EAFIT cierra el año con el reconocimiento a sus distintos autores y principales investigaciones, quienes el lunes 10 de diciembre recibieron la entrega del primer ejemplar.

Con 32 títulos la Editorial EAFIT cierra uno de sus años más prolíficos en materia de publicación de libros y obras académicas, con lo que reconoce la producción investigativa de científicos y docentes eafitenses adscritos a las distintas escuelas y centros de estudio. 

“El conocimiento, el descubrimiento y la creación que aquí se transmite y se crea es vigoroso y vital. La publicación de estos libros significa un voto de confianza por parte de los autores que han querido que su obra lleve el sello de la Editorial EAFIT. Es un legado que cada autor deja, no solo a la Universidad, sino al país y a la humanidad”, dice Mauricio Perfetti del Corral, vicerrector de Descubrimiento y Creación de la Institución. 

Las publicaciones son fruto de la producción intelectual de los expertos de la Universidad, docentes y estudiantes de posgrados, que ahora integran sus obras a la colección general de la Editorial, que reúne los más recientes estudios en campos como la administración, la economía, la ingeniería, el urbanismo, el derecho, la cultura, los idiomas y las humanidades.  

“Con estas publicaciones vemos cómo crece la producción académica de la Universidad, pues hay más temas y más escuelas vinculadas, y eso nos habla ya de una academia vigorosa y muy productiva que cree en la publicación de pápers y en la publicación de libros”, señala Claudia Ivonne Giraldo Gómez, jefa de la Editorial EAFIT. 

Esta vendimia editorial es el resultado de los procesos de investigación en las diversas escuelas de conocimiento de la Universidad y sus estudiantes de maestrías, además de los expertos de unidades de investigación como el Centro de Análisis Político, el Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam) y el Centro de Estudios Asia-Pacífico, que también contaron con sus publicaciones para dar a conocer su producción intelectual e investigativa. 

“La publicación significa una oportunidad de construir un diálogo. Es una forma de acercarnos a unas dinámicas urbanas que, por lo general, no es trabajada por los arquitectos o la planificación tradicional. Este libro hace parte de la colección académica que Urbam viene apoyando, precisamente, con esas miradas multidisciplinares y holísticas que debemos tener sobre la ciudad y el territorio”, expresa Natalia Castaño Cárdenas, investigadora eafitense y autora de Barrios que cuelgan de la montaña, trabajo que realizó para la maestría en Paisaje, Medio Ambiente y Ciudad, de la Universidad de la Plata (Argentina), en 2015. 

De esta manera, con la presentación de diversos títulos, la Editorial EAFIT contribuye a la divulgación y la circulación de obras significativas dentro del acervo académico producido en la Universidad. Con esto busca incentivar, además, la producción intelectual, científica y cultural en la misma. Para los editores, es una oportunidad para que investigadores puedan publicar sus estudios. 

“La publicación es un momento muy importante en la vida del investigador y el docente. Creo que es darle vida al trámite de preguntas, hipótesis o planteamientos que han estado acompañando a un grupo de investigación o un profesor. Ver materializado un texto es un momento que honra profundamente el quehacer intelectual y académico. Que la Universidad tenga una editorial, indudablemente, cierra el ciclo de una manera muy virtuosa, en el sentido de honrar lo que hoy postula: ser una Universidad de docencia con investigación”, expresa Adolfo León Maya Salazar, docente del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas, y coautor en el libro Piedra, Papel y Tijera. Horacio Rodríguez Márquez. 

Desde su creación y tras 22 años de existencia, la Editorial EAFIT ha publicado cerca de 600 títulos y más de 400 autores en sus distintas colecciones literarias. Actualmente, la colección académica en su catálogo 2018 cuenta con más de 140 títulos.

Obras académicas 2018 

Gobernanza global y justicia social. Autora: Gina María Giraldo Hernández. Escuela de Administración.

El conocimiento cultural de las emociones en los encuentros de servicio. Autor: Carlos Mario Uribe Saldarriaga. Escuela de Administración.

Hacienda Pública en Tiempos de Guerra. Antioquia, 1808 – 1820. Autor: Juan Sebastián Marulanda Restrepo. Escuela de Administración.

Atanores y almenaras. La construcción de los servicios públicos, Medellín – Colombia. Autor: Juan Carlos López Díez. Escuela de Administración.

Estadística descriptiva para datos categóricos. Autores: Maribel Serna Rodríguez y Julián Alberto Pareja. Escuela de Economía y Finanzas.

Clínica del trabajo, el malestar subjetivo derivado de la fragmentación. Autor: Johnny Javier Orejuela. Escuela de Humanidades.

El Psicoanálisis – La Educación. Sus articulaciones. Autor: Ulises Orestes Cuéllar Bermúdez. Escuela de Humanidades.

Control de cambios. Ejercicio de escritura creativa. Autor: Efrén Giraldo. Escuela de Humanidades.

Rigor y vigor en los estudios de gobierno y políticas públicas: Diseño, análisis y exposición. Autores: Adolfo Eslava, Carlos Andrés Olaya, Germán Valencia Agudelo y Pablo Zapata Tamayo. Escuela de Humanidades.

Las cadenas de la subjetividad, un estudio de los dispositivos de control de la vida social. Autora: María Rocío Arango. Escuela de Humanidades.

Géneros sin orillas. Cauces y deslindes en la literatura, el arte y el cine hispanoamericanos. Editoras académicas: Alejandra Toro Murillo y Pilar Álvarez Salamanca. Escuela de Humanidades.

Actualidad de la filosofía política. Autor: Iván Darío Arango. Escuela de Humanidades.

¿Cuál Estado para cuál ciudadanía? paradojas y disyunciones de la modernización del Estado en Colombia. Autora: Gloria Isabel Ocampo. Escuela de Humanidades.

Arqueología transmedia en América Latina: mestizajes, identidades y convergencias. Editores académicos Camilo Tamayo Gómez, Matthew Freeman y Esteban Morales Velásquez. Escuela de Humanidades.

El libro y la vida. Ensayos críticos sobre la obra de Héctor Abad Faciolince. Autora: Catalina Quesada y Kristine Vanden Berghe. Escuela de Humanidades.

Contribuciones de la Universidad a la agenda de La Habana. Autor: Jorge Giraldo Ramírez. Escuela de Humanidades.

De la pluma al internet. Editores académicos: Christoph Müller y Ricarda Musser. Escuela de Humanidades.

Reflexiones sobre el aprendizaje, la escuela y su contexto. Autores: Julián Fernando Gómez Lopera y Alexander Arbey Sánchez. Escuela de Humanidades.

Texturas. Autora: Sonia López. Escuela de Humanidades.

Intersticios de la memoria. Editoras académicas: Patricia Cardona y Liliana López. Escuela de Humanidades.

Nuevas piezas colombianas para la iniciación al piano. Autora: Angélica Toro Escuela de Humanidades.

Cantos para clarinete y piano. Autor: Juan David Osorio López. Escuela de Humanidades.

Geometric Modeling in computer – aided geometric design. Autores: Óscar Ruiz Salguero y Carlos Cadavid Moreno. Escuela de Ingeniería.

Guía para la adopción industrial de líneas de productos de software. Editor académico: Raúl Mazo. Escuela de Ingeniería.

Diseñar con luz y sentido. Autores: Luis Fernando Patiño Santa y Nathalia Franco Pérez. Escuela de Ingeniería.

Técnicas de modelos en el proceso de creación y diseño de productos. Autora: Alejandra María Velásquez Posada. Escuela de Ingeniería.

Seguridad ciudadana desde la Gobernanza Metropolitana, el caso del Valle de Aburrá. Autores: Laura Gallego Moscoso, Santiago Leyva y Juan Pablo Mesa Mejía.  Centro de Análisis Político EAFIT.

La alianza del Pacífico en los nuevos escenarios de integración en Asia Pacífico. Autores: Camilo Alberto Pérez, María Teresa Uribe Jaramillo, José Bernardo García, Adriana Roldán y Robert Scollay. Centro de Estudios Asia-Pacífico.

De El Edén al parque público. Autor: Juan Sebastián Bustamante. Centro de Estudios Urbanos y Ambientales- (Urbam).

Barrios que cuelgan de la montaña. Autora: Natalia Castaño Cárdenas. Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam).

Piedra, Papel y Tijera. Horacio Marino Rodríguez Márquez. Autor: Juan Camilo Escobar Villegas. Extensión Cultural.

Welcome! an introduction to english language. Editoras académicas: Sandra Gaviria y Marcela Palacio. Idiomas EAFIT. 

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​La Escuela de Humanidades es la de mayor producción editorial con 17 títulos en 2018. Cuenta con investigaciones especializadas en temas como música, literatura, psicología y ciencias políticas, entre otros.
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Pilar Quintana obtiene, con la novela La Perra, el Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana

Enero 23, 2018

La escritora fue seleccionada, el martes 23 de enero, como ganadora de la cuarta edición del galardón que entregan EAFIT, Grupo Familia y Caracol Televisión para reconocer y estimular la producción y publicación de obras literarias en Colombia. 

El jurado destacó, entre varias cualidades, el pulso firme de la autora “que se manifiesta en su capacidad de mantener el tono durante 108 páginas, sin una sola caída a lo largo de toda la narración”.

En este libro las tragedias no son pequeñas o grandes. No son viejas o frescas. Propias o ajenas. En este libro la tragedia es tan vital como mortuoria y puede gestarse en acciones aparentemente intrascendentes. En este texto la autora Pilar Quintana parece verter rápida y sigilosamente una historia que envuelve al lector en una corriente que lo lleva, sin pausa, hasta la última línea. Este libro es La perra, obra ganadora de la cuarta edición del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana (PBNC) que entregan EAFIT, Grupo Familia y Caracol Televisión.

El anuncio se hizo la noche de este martes 23 de enero en el Auditorio Fundadores de la Universidad, en una ceremonia en la que el escritor peruano Alonso Cueto, presidente del jurado, leyó el acta. En el documento se valora de esta novela “ante todo, la gran economía y calidad literaria de la prosa; su capacidad de mostrar una extraordinaria opresión en medio de una gran apertura e inmensidad geográfica. El libro se lee sin pausa y su historia confluye hacia la descripción sin estridencias retóricas de un pequeño drama que se relata de manera serena, firme y luminosa”.

Pilar resume la historia de su libro como una "novela que transcurre en el Pacífico colombiano. Se trata de una mujer que está llegando a los 40 años de edad y no ha podido tener hijos. Entonces decide adoptar una perrita y empieza a través de su relación con la perra a vivir un poco su maternidad frustrada. Cuando escribo intento resolver preguntas y creo que la pregunta que tenía era si es incondicional el amor de las madres".

Además de La Perra, Pilar Quintana también es autora de las novelas Cosquillas en la lengua, Coleccionistas de polvos raros, Conspiración iguana, y de la colección de cuentos Caperucita se come el lobo. En 2007 fue seleccionada por el Hay Festival entre los 39 autores latinoamericanos menores de 39 años más destacados y ganó el Premio de Novela La Mar de Letras por Coleccionistas de polvos raros.

El PBNC, que ahora suma la escritora a su palmarés, es un galardón que, en esta ocasión, convocó obras publicadas entre el primero de noviembre de 2016 y el 30 de octubre de 2017, y cerró la convocatoria tras recibir 80 títulos. Para Héctor Abad Faciolince, gestor del reconocimiento, el Premio se está convirtiendo en un certamen de referencia para poner la buena literatura colombiana en el radar de los lectores. "Creo que nosotros lo venimos consiguiendo con la ayuda del gran trabajo de la Biblioteca de la Universidad EAFIT y gracias al generoso esfuerzo económico de los patrocinadores ", aseguró el escritor.

Como parte del reconocimiento, la autora recibió un diploma, una obra del escultor colombiano Hugo Zapata y la suma de 40 millones de pesos colombianos. Los otros dos escritores fueron Humberto Ballesteros con Juegos de memoria, y Andrés Mauricio Muñoz con Hay días en que estamos idos. Ambos recibirán un diploma y la suma de 5 millones de pesos colombianos.

Alonso Cueto comentó en su discurso sobre las obras finalistas que "en sus libros, los participantes de este concurso cuentan historias que trascienden, historias que quedan con nosotros, historias que vienen de alguna zona secreta y esencial de la realidad que perciben, por eso las decisiones de nosotros como miembros del jurado han sido muy difíciles. Sin embargo, nos sentimos muy estimulados porque percibo en unos escritores colombianos un compromiso genuino por escribir de la manera más intensa, más potente y más perdurable que pueden encontrar como un reflejo de su relación con el mundo".

Además de Alonso Cueto, presidente, el jurado en esta oportunidad estuvo conformado por Ricardo Sierra Fernández, presidente de Celsia; la exdirectora de la Biblioteca Nacional de Colombia, Ana Roda Fornaguera; la académica Sonia López Franco, jefa del Departamento de Humanidades de EAFIT; y el también escritor Mario Jursich Durán.

Leila Guerreiro y Juan Villoro son otros escritores que han presidido el jurado de este Premio que, en sus ediciones anteriores, se entregó a Juan Esteban Constaín, por su obra El hombre que no fue jueves (2014); a Andrés Felipe Solano por Corea: apuntes desde la cuerda floja (2015); y a Patricia Engel por Vida (2016).

Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, consideró que uno de los puntos a valorar del Premio de Biblioteca de Narrativa Colombiana es hacer manifiesta la vitalidad en la creación que está gozando la literatura del país.

Acta del jurado del IV Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana

Reunidos en la Universidad EAFIT, a 22 días del mes de enero de 2018, estando presentes Alonso Cueto, como presidente del jurado, Ana Roda, Ricardo Sierra, Mario Jursich, Sonia López y Héctor Abad Faciolince (este último con voz, pero sin voto en las deliberaciones) resolvieron conceder –por mayoría– el Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana 2018 al libro La perra, de Pilar Quintana.

El jurado valora en esta novela, ante todo, la gran economía y calidad literaria de la prosa; su capacidad de mostrar una extraordinaria opresión en medio de una gran apertura e inmensidad geográfica. El libro se lee sin pausa y su historia confluye hacia la descripción sin estridencias retóricas de un pequeño drama que se relata de manera serena, firme y luminosa. La misma conclusión de la nouvelle, que era difícil de alcanzar sin sobresaltos, se resuelve con sencillez y maestría. El pulso firme de la narradora se manifiesta en su capacidad de mantener el tono durante 108 páginas, sin una sola caída a lo largo de toda la narración. Quintana recrea el ambiente de un pequeño poblado en el Pacífico colombiano en el que de manera natural van surgiendo los elementos que conducen a la tragedia íntima del personaje. Es una novela que parece escrita sin esfuerzo, de tan natural y real que resulta, y que deja un recuerdo hondo y preciso, cargado de belleza, de anhelos y de dolores humanos.

La decisión del jurado, tomada por mayoría, indica que los otros dos libros finalistas, Juegos de memoria, de Humberto Ballesteros, y Hay días que estamos tan idos, de Andrés Mauricio Muñoz, reúne también calidades literarias que los habrían hecho merecedores del galardón, razón por la cual el jurado recomienda enfáticamente su lectura.

Los escritores con los niños de la Fundación Grupo Familia

La mañana del martes 23 de enero la Fundación Grupo Familia y EAFIT abrieron, por primera vez, un espacio para acercar a los usuarios de las bibliotecas Grupo Familia en un conversatorio en el que compartieron con los tres finalistas al IV Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana. Allí, Humberto Ballesteros, Andrés Mauricio Muñoz y Pilar Quintana pudieron compartir con niños y jóvenes que han trabajado para convertirse en futuros escritores, resolviendo sus preguntas y permitiéndoles acercarse más al mundo literario. Los autores recibieron de los participantes los textos ganadores del concurso Cartas y Cuentos, como un ejemplo del trabajo y del interés que tienen por mejorar sus destrezas y hacer parte de las dinámicas de la escritura.

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​El Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana se entrega en el desarrollo de las actividades de Hay festival en Medellín. En la imagen Pilar Quintana, ganadora de la cuarta edición. Foto: Róbinson Henao.

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Desarrollo eafitense guía a las empresas en el uso de vehículos eléctricos

Junio 6, 2018

Estudiantes y profesores de la Universidad crearon un aplicativo para optimizar el uso de las baterías de vehículos eléctricos en compañías de servicios.  

Entre sus ventajas está que organiza los recorridos teniendo en cuenta el tiempo para cada visita, así como la cercanía de estaciones de carga para cuando la batería esté por debajo de ciertos niveles.

Se dedicaron a encontrar el mejor camino, a buscar, a través de un aplicativo, la ruta más óptima que permita a compañías de la ciudad cumplir con las necesidades de transporte con vehículos eléctricos, ahorrando batería. Esa fue la tarea que cumplió cerca de un centenar de estudiantes de Ingeniería de Sistemas de EAFIT en el curso estructuras de datos y algoritmos II. 

“Esta iniciativa se dirige a empresas de servicios, cuyas dinámicas exigen visitar muchos clientes y dedicar a cada uno cierta cantidad de tiempo. Se trata de un programa al que se ingresan todos los clientes a visitar, así como sus ubicaciones, previa configuración de un lugar central. El aplicativo determina los carros que visitarán ciertos sitios, teniendo en cuenta que a ninguno se le acabe la batería”, señala Mauricio Toro Bermúdez, profesor del Departamento de Ingeniería de Sistemas de la Universidad. 

El sistema organiza también los recorridos teniendo en cuenta el tiempo necesario para cada visita, así como la cercanía de estaciones de carga para cuando la batería se encuentre por debajo de ciertos niveles. Está diseñado para permitir a cada vehículo realizar rutas cuyos tiempos no sumen más de 10 horas. 

Se busca también que el tiempo total utilizado por todos los carros en su conjunto sea el menor posible, para optimizar no solo la autonomía de cada una de las baterías sino también la eficiencia en los procesos de las empresas. Usar siempre el mínimo de automotores en los mejores recorridos es una de las ventajas conseguidas mediante el aplicativo.  

Estos cálculos de ruta se basan en información usada en procesos similares, con vehículos eléctricos y diversas compañías de servicios en París (Francia), y aportada por José Alejandro Montoya Echeverri, docente del Departamento de Ingeniería de Producción de EAFIT, quien cursó su doctorado en Informática en la Universidad de Angers de ese país y abordó problemas relacionados con el trazado de rutas para vehículos eléctricos. 

“El uso en el transporte de carga de vehículos impulsados por combustibles alternativos (AFV, por sus siglas en inglés), entre los que se cuentan los eléctricos e impulsados por hidrógeno, lleva a nuevos problemas de optimización. Uno de estos se relaciona con el trazado de rutas para vehículos verdes. Es una extensión del conocido reto de trazado de rutas para automotores, que surge cuando una flota de AFV, con base en un almacén central, sirve a clientes diseminados geográficamente”, explica Alejandro en su tesis doctoral Electric Vehicle Routing Problems: Models and Solution Approaches

Los problemas de logística y prestación de servicios en estos casos surgen, en palabras del docente, del rango de autonomía de las baterías y la necesidad de visitar estaciones de carga con mayor regularidad. Pero el trabajo de Montoya no solo inspiró esta iniciativa, sino que su experiencia se hizo presente a través de varias asesorías que el investigador brindó al grupo de estudiantes durante este semestre. 

Mauricio Toro, por su parte, subraya que el hecho de contar con baterías cuya autonomía media es de 100 kilómetros (con base en el tipo de automóvil cuyos datos se usaron en la medición: Peugeot iOn) hace necesario “tener en cuenta los momentos óptimos de carga y la cantidad idónea de energía a utilizar, pues no necesariamente hay que cargar el ciento por ciento de las mismas. Y es que la vida útil de estas baterías depende mucho de cuándo se alimentan”. 

Si se siguen con cuidado las recomendaciones del sistema ideado por los eafitenses, en términos de cuándo y cuánto cargar, y tomando en cuenta distancias y cantidad de recorridos, la batería puede durar entre diez y quince años. En cambio, si se realizan las cargas cada vez que esta se agota, sin seguir parámetros y cálculos cuidadosos, es muy probable que la vida útil no sobrepase los cinco años. 

Propuesta de valor 

Teniendo en cuenta que, en este caso, se usaron datos de un modelo de automóvil comercializado actualmente en Reino Unido por 15.995 libras esterlinas (unos 61 millones de pesos), y que un kit de batería para algunos modelos eléctricos de diversas marcas podía valer, hace apenas tres años, cerca de 5.000 libras esterlinas (unos 19 millones de pesos), según el periódico Sunday Times, es posible pensar en la reducción de costos facilitada por el aplicativo. Eso sumado a que, de acuerdo con el mismo medio, dichos costos tienden a bajar, gracias a la lógica de la masificación en economías de escala. 

Por eso, Mauricio manifiesta su optimismo respecto a la importancia de la iniciativa ideada en la Universidad, la que, en sus palabras, ofrece desde ya una solución a un problema cuya relevancia se empezará a percibir en Medellín en un período de entre cinco y diez años en el futuro. 

No en vano, estudiantes como Santiago Soto Marulanda, quien cursa tercer semestre de Ingeniería de Sistemas y participó de este desarrollo, reconocen la importancia de una labor académica en la que cada uno de ellos, organizados en parejas, siguió un proceso riguroso de investigación y pruebas cuya exigencia era explorar diversos algoritmos aplicados a una serie de rutas, y plantear, en un informe dividido en tres entregas, la opción más adecuada. 

Desde la perspectiva de Santiago “con este trabajo se promueve el uso de energías renovables y se realiza un aporte enorme a un manejo más eficiente de los recursos, por parte de las empresas de Colombia y Medellín”. 

Una visión de la que no se aparta el parecer de su compañera Luisa María Vásquez Gómez, quien valoró además la oportunidad que les brindó la Universidad de explorar soluciones prácticas y poner en acción los algoritmos y demás conocimientos aprendidos en el aula. El reto ahora es, en palabras de Mauricio, adaptar los resultados teniendo en cuenta la naturaleza de los terrenos y geografía, local y nacional, para optimizar su efectividad. 

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​La cantidad de vehículos, la distancia de las rutas y la autonomía de las baterías son variables que los estudiantes de EAFIT tuvieron en cuenta al aplicar los diversos algoritmos que les sirvieron para desarrollar el aplicativo. La imagen corresponde a una de las estaciones de carga en el campus de la Universidad. 
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En el panorama de la biodiversidad se vislumbran pérdidas

Noviembre 29, 2018

Científicos y autoridades ambientales discutieron en EAFIT los resultados de la evaluación regional sobre biodiversidad y servicios de los ecosistemas en las Américas, presentado por la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Económicos (Ipbes). 

Según la organización, América Latina perderá 15 por ciento de flora y fauna hacia 2050. Detener la pérdida de biodiversidad y generar políticas públicas que garanticen la conservación de los ecosistemas son los retos para los países de la región.

Pérdida de la biodiversidad y la degradación de los ecosistemas naturales, con proyecciones que hablan del 15 por ciento de la extinción de la flora y fauna en América Latina para el año 2050, y la desaparición del 61 por ciento de las lenguas originarias. Esas son algunas de las conclusiones de la evaluación sobre biodiversidad de las Américas que realizó la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Económicos (Ipbes). 

El panorama que plantean estos hallazgos fue expuesto el miércoles 26 de noviembre en EAFIT, durante el foro Retos y oportunidades para la gestión integral de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en el marco de la Plataforma Ipbes, en el que participaron expertos académicos y autoridades ambientales. El evento se realizó con el apoyo del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, Isa Intercolombia y la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi). 

“La evaluación de las Américas es de importancia mundial porque es el centro de origen y domesticación de importantes cultivos: papa, quinua, maíz, porotos, cacao, entre otros, que son alimentos de importancia global. Los índices de desarrollo humano más grandes del mundo están en las Américas, pero también el contraste es que tenemos uno de los más pobres: Haití. En las Américas tenemos un 22,8 por ciento de la huella ecológica global y vemos que no es homogéneo dentro del continente”, dijo María Elena Zaccagnini, directora de evaluación de Ipbes en la región. 

Los resultados presentados hacen parte del informe de la Sexta Plenaria de Ipbes, que tuvo como anfitrión a Medellín el pasado marzo, con la presencia de los 129 gobiernos miembros y expertos mundiales que debatieron los avances en conservación natural y los retos del sector público y privado en esta materia. 

“En la evaluación hay un elemento fundamental que redirecciona un poco el trabajo de las ciencias. Y es el hallazgo de que América es un continente con un potencial gigantesco en términos de recursos biológicos, que comparado con África, Europa y Asia estamos en la mejor de las condiciones. Realmente nosotros somos el continente que puede alimentar el mundo, que le pueda dar agua y recursos genéticos”, señaló Brigitte Baptiste, directora del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt. 

Este espacio académico fortalece el diálogo sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad y de las acciones concretas que garanticen el uso sostenible para el desarrollo humano. Para los investigadores de Ipbes, la situación es preocupante porque la biodiversidad continúa disminuyendo en las distintas regiones del mundo, lo que pone en peligro la seguridad alimentaria, las economías y la calidad de vida de las personas. 

Con el fin de producir conocimiento y construir políticas públicas, Ipbes genera cuatro informes que evalúan la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en las distintas regiones del planeta: América, África, Asia y el Pacífico, Europa y Asia Central, donde participan más de 550 expertos mundiales. 

En estos informes se señala al cambio climático como uno de los principales fenómenos que impactan la biodiversidad, además del uso indiscriminado de los recursos naturales y la invasión de especies extranjeras en los ecosistemas. Por esta razón los retos de las sociedades están enfocados en cómo proteger y restaurar los activos naturales vitales. 

“La gestión de la biodiversidad clásica ha cambiado. Pasamos de hablar de los servicios ecosistémicos a la contribución a la naturaleza. Tenemos que pasar de los diagnósticos a las acciones, pues la evaluación nos deja un escenario gris y nosotros, además de la política, hicimos un Plan Nacional de Biodiversidad. Es una política con una visión al año 2050”, anotó Paula Andrea Rojas Gutiérrez, coordinadora del grupo de recursos genéticos de la Dirección de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo sostenible. 

Para los ambientalistas es fundamental generar políticas económicas y sectoriales, como el pago de servicios ecosistémicos para la protección de la biodiversidad. Uno de las principales conclusiones de la evaluación de Ipbes es que mientras no se prioricen políticas de conservación natural, difícilmente se cumplirán los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

“Si preguntamos ‘¿usted sabe cuál es la importancia de los servicios ecosistémicos?’, probablemente pocas personas responden. Pero si decimos que hay que proteger el páramo de Santa Inés, aquí en el Norte de Antioquia, para que 3 millones y medio de personas podamos tomar agua, ahí uno va mirando la importancia. Hay una labor fundamental y es poder traducir esta evaluación para que los ciudadanos puedan ejercer una adecuada presión a todos los estamentos públicos y privados, y así se incorporen a las políticas. Lo estamos viviendo en este momento en la construcción del Plan Nacional de Desarrollo”, sostuvo Alejandro González Valencia, director de Corantioquia. 

Según el reporte, la protección de áreas naturales es clave para la biodiversidad del continente americano, lo que aumentó un 17 por ciento entre 1970 y 2010. No obstante, menos del 20 por ciento de las áreas clave de biodiversidad están protegidas y su cobertura varía significativamente en toda la región.  

“Estamos enfocados en la generación de conocimiento que pueda ser aplicable y traducible fácilmente a la sociedad. En donde ese conocimiento, que se recoge en la generación de política pública, pueda llegar de manera sencilla a los municipios, a los departamentos y la sociedad en conjunto. Básicamente, instrumentos que pueden traducirse en el ordenamiento del territorio”, dijo Edna Carolina Jarro Fajardo, subdirectora de Parques Nacionales Naturales de Colombia.

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​Colombia integra la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes) desde el año 2012. Actualmente se realiza la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, a publicar en el año 2020.
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La ecología de la paz, una apuesta por el futuro de Colombia

Octubre 25, 2018

El país tiene el reto de proteger el medio ambiente de posibles efectos como consecuencia de las transformaciones sociales y económicas tras el acuerdo con las Farc. 

Esos desafíos, analizados por un grupo interdisciplinario de investigadores, fueron publicados en la revista Frontiers in Ecology and the Environment, de la Sociedad Ecológica de América.

La desaparición de bosques naturales sería uno de los efectos que podría sufrir la ecología en Colombia en la etapa de posacuerdo entre el Gobierno Nacional y la exguerrilla de las Farc, si no se toman acciones con base en evidencia científica. Esa es una de las conclusiones del artículo La ecología de la paz: preparando a Colombia para los nuevos climas políticos y planetarios, publicado recientemente en inglés en la revista Fronteras en Ecología y Medio Ambiente (FiEE), de la Sociedad Ecológica de América, una de las organizaciones más prestigiosas de la comunidad científica. 

El documento —elaborado tras una investigación en la que participaron representantes de varias instituciones nacionales y extranjeras— aborda cómo las transformaciones sociales y económicas tras el fin del enfrentamiento armado entre las fuerzas del Estado y la exguerrilla (como movimientos poblacionales o acceso a recursos naturales), son un panorama que representa un desafío para la biodiversidad y el medio ambiente, como se evidencia en la degradación de los ecosistemas naturales, y surge una serie de retos que la sociedad debe afrontar. 

Esta publicación, dirigida por el investigador colombiano Alejandro Salazar Villegas, del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Purdue (Estados Unidos), contó con la participación de 19 coautores de distintas instituciones académicas, entre ellos el profesor Juan Darío Restrepo Ángel, del Departamento de Ciencias de la Tierra de EAFIT, quien aportó el conocimiento de sus investigaciones. 

“Es la necesidad de informar a los actores y tomadores de decisión con ciencia. De empezar a hacer unos planes de monitoreo ambiental bien fuertes en Colombia porque en gran parte del país se carece por la cobertura espacial y la solidez científica, pues no hay líneas base ambientales sobre las cuales tomar decisión. Toda esta ciencia basada en evidencias sirve para que los tomadores de decisión generen los planes de desarrollo”, señala Juan Darío, coordinador del doctorado en Ciencias de la Tierra de EAFIT.  

Los investigadores analizaron las consecuencias del fin del conflicto armado en Colombia en relación con la naturaleza y el medio ambiente en este trabajo transdisciplinario, en conjunto con científicos del Grupo de Investigación en Ingeniería y Gestión Ambiental (Giga) de la Universidad de Antioquia, la Universidad Nacional (Medellín), la Universidad del Rosario (Bogotá), la Universidad EIA, la Universidad de Exeter (Inglaterra), la Universidad de Miami (EE. UU.), el Instituto Max Planck (Alemania) y el Centro de Investigación de Cambio Climático de la Universidad de Purdue (Estados Unidos). 

“Uno de nuestros focos de atención debería ser la relación que existe entre nuestros bosques naturales y la seguridad hídrica del país. Necesitamos más y mejor evidencia científica para soportar la toma de decisiones relacionadas con esto. Por eso, uno de los llamados que hacemos en el artículo es a fortalecer la investigación en el país, y a fortalecer los puentes entre la investigación y los procesos de toma de decisiones, de manera que estos últimos se puedan apoyar en la mejor evidencia científica disponible”, expresa el investigador Juan Fernando Salazar. 

Pruebas científica 

Para esto se basan en evidencia científica. Demuestran, por ejemplo, cómo la desaparición de los bosques naturales, que todavía cubre el 50 por ciento del territorio nacional, puede afectar la seguridad hídrica y la disponibilidad de agua potable si no se toman medidas a tiempo que se concreten en políticas ambientales eficaces que procuren la protección de los ecosistemas. 

Según indica la publicación, en Colombia se pierden más de 2.300 kilómetros cuadrados de bosques por año en pastizales, tierras de cultivo y operaciones mineras. Esta situación puede ser más complicada en el futuro, sugieren los investigadores, quienes señalan que la deforestación en Colombia se incrementó el 44 por ciento desde que se firmó el acuerdo de paz y las tasas de pérdida de bosques en el país comienzan a superar a las de Brasil. 

“Esto está estrechamente relacionado con el proceso de paz porque, como se ha visto en otros casos, un efecto indirecto de la firma del acuerdo puede ser la intensificación de la deforestación. Un reto fundamental consiste en decidir sobre la posible transformación o conservación de los bosques naturales. Consideramos que el desarrollo rural —al que se refiere el primer capítulo del acuerdo de paz— debería concentrarse en regiones sin bosque, tratando de minimizar la deforestación”, apunta Juan Fernando Salazar, coautor y coordinador del Grupo de investigación Giga. 

Este trabajo académico —y como resultado la publicación en FiEE— surgió en 2016, precisamente, durante la firma del acuerdo de paz en Colombia, cuando investigadores de cinco universidades colombianas y cuatro instituciones internacionales con expertos en diversas áreas de las ciencias ambientales se reunieron en la Conferencia Internacional sobre Interacciones Atmosfera-Biosfera (Intercambio), para discutir sobre el cambio climático, el futuro ecológico y la transformación en el uso de la tierra asociados al proceso de paz.  

La publicación del artículo es resultado de estas reuniones de expertos, que concluyeron que la gestión de la tierra y el desarrollo rural tendrá gran influencia en los futuros climas biofísicos de Colombia.  

“La deforestación está reduciendo la capacidad de los ecosistemas colombianos de prestar servicios, no solo en materia hídrica, sino también como hotspots de biodiversidad y como sumideros de gases de efecto invernadero. Mientras se mantenga o crezca la deforestación en Colombia, mayor será la huella de carbón del país y más difícil le será a la sociedad colombiana cumplir con sus compromisos internacionales en materia de mitigación del cambio climático”, señala Alejandro Salazar, doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de Purdue. 

Para los científicos de la Tierra existen factores que influyen en la ecología y podrían afectar los aspectos socioeconómicos del futuro en Colombia. Estos tienen que ver con la migración de poblaciones vulnerables, la efectividad en los instrumentos de política ambiental, la disponibilidad de apoyo científico para los creadores de políticas y el enfoque para incentivar el desarrollo rural. 

“El 80 por ciento del conflicto en Colombia ha ocurrido en zonas de alta biodiversidad y conservación. Toda el área de parques nacionales, el área retirada de los cinturones de bosques tropicales húmedos de Pacífico, Putumayo, Caquetá, Amazonia, y algunos cinturones cercanos a la cuenca de Orinoco, en la Cordillera Oriental, todos están en la zona de acción de las Farc, lo que tuvo un precio muy alto en conservación”, expresa Juan Darío. 

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​Fortalecer la investigación ambiental y aportar evidencia para los gobiernos es una de las líneas que avanzan en EAFIT, a través del Departamento de Ciencias de la Tierra. Foto Róbinson Henao, en la Expedición Colombia BioAnorí.
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Delegados de 128 países están en Medellín para proteger la biodiversidad del mundo

Marzo 22, 2018

Docentes de EAFIT hacen parte de la delegación colombiana en la plenaria del Ipbes 6, una plataforma global que analiza en la ciudad el estado de la biodiversidad en el mundo. 

Los profesores de la Universidad aportan sus conocimientos en las discusiones y la elaboración de documentos de esta reunión intergubernamental que va hasta el 24 de marzo.

Siete profesores de EAFIT hacen parte de la representación oficial del Gobierno de Colombia ante la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes, por sus siglas en inglés), cuyas delegaciones, conformadas por cerca de 1000 personas de 128 países, se reúnen en el Hotel Intercontinental de Medellín, entre el 17 y 24 de marzo. 

"Somos 37 personas en la delegación, entre representantes de Cancillería colombiana, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Instituto Humbolt, Invemar, Parques Nacionales Naturales de Colombia, Colciencias, Instituto Sinchi y, por parte de EAFIT, los profesores Nicolás Pinel Peláez, Juan Fernando Díaz Nieto, Luis Antonio Quintero Ortiz, Eleonora Dávalos Álvarez, Alejandro Álvarez Vanegas, Geovanny Bedoya Sanmiguel, y yo", señaló Maria Alejandra Gonzalez-Perez, docente de la Escuela de Administración de la Institución. 

Los eafitenses participan de la plenaria del denominado Ipbes 6 como soporte en temas científicos, para evaluar el estado de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos en el mundo. También prestan asesoría inmediata durante las intervenciones oficiales de la delegación, representan la posición oficial del país y toman parte en la elaboración de documentos, como las políticas para evaluar la degradación y restauración de la tierra, y la evaluación regional y subregional de diversidad biológica y servicios ecosistémicos para las Américas. 

"Además colaboramos en procesos como la evaluación del uso sostenible de las especies silvestres, la conceptualización de valores múltiples de la naturaleza y sus beneficios, y la evaluación de las especies exóticas invasoras. Finalmente, ayudamos a elaborar un segundo programa de trabajo para el Ipbes y a definir el próximo presupuesto para su funcionamiento", enumeró Luis Antonio Quintero, docente de Ingeniería Matemática en EAFIT y miembro de la delegación.  

Estos documentos, cuya construcción y negociación se llevan a cabo en Medellín, son, en palabras de María Claudia Vélez, asesora en biodiversidad de la Dirección de Asuntos Económicos, Sociales y Ambientales de la Cancillería de Colombia, y egresada de Ciencias Políticas de EAFIT, orientaciones para la toma de decisiones con bases científicas. 

Por su parte, Wilson Ramírez, coordinador de gestión territorial del Instituto Alexander von Humbolt, calificó el informe que se elabora en el ámbito nacional como "un documento técnico de suma importancia, construido por científicos, que deberá luego ser apropiado por las instancias de decisión gubernamental, tanto ministerios como gobernaciones y alcaldías, pasando por corporaciones y demás entes con incidencia territorial. Este los orientará sobre cómo dirigir su gestión hacia la preservación de la biodiversidad".  

Responsabilidad compartida 

Ipbes es una plataforma creada por varios gobiernos en 2013, con el fin de proveer información veraz, rigurosa y actualizada sobre el estado de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en el ámbito planetario. Eso implicó la realización de acuerdos previos referentes a la producción de información, y al análisis e interpretación de la misma entre los países miembros, cuyo número alcanza hoy los 128. 

Así lo recordó Luis Antonio Quintero, quien agregó que la iniciativa precedió a la Evaluación de los Ecosistemas del milenio, lanzada en 2005 por la Organización de las Naciones Unidas, en la que se reportó el deterioro progresivo de la biodiversidad en todo el orbe, así como la amenaza a la vida en el mismo.   

"Colombia ha sido muy activa en el establecimiento de la plataforma, y actualmente el Instituto Humboldt es el punto focal para el país, pues coordina la evaluación nacional de la biodiversidad para Ipbes, junto con Camerún y Etiopía. La importancia de estas evaluaciones es su efecto sobre la toma de decisiones acerca de restauración de la biodiversidad, definición de áreas protegidas, manejo de bosques, entre otros aspectos", manifestó el docente.  

Juan Fernando Patiño Díez, analista de Sostenibilidad de ISA, recordó la responsabilidad del sector privado en esta empresa, en especial en la prevención, minimización y compensación de los impactos sobre la biodiversidad, una postura que compartió María Fernanda Galeano Rojo, secretaria de Desarrollo Económico de Medellín. 

“En la capital antioqueña, como en muchas ciudades del mundo, cada vez se hace más apremiante la articulación del desarrollo económico con nuestro deber de cuidar y preservar el medio ambiente. Esta responsabilidad es hoy una hoja de ruta para la Alcaldía de Medellín y para los empresarios asentados en la urbe, en pro de la sostenibilidad”, indicó la funcionaria. 

La participación de EAFIT en este esfuerzo global incluye también la organización del panel Multilatinas Colombianas, biodiversidad y servicios ecosistémicos, realizado el pasado viernes, y del taller internacional multidisciplinario sobre bioeconomía, que se ofrecerá entre jueves 22 y viernes 23 de marzo en el auditorio 38-101 de la Universidad. 

Estudiantes comprometidos 

En desarrollo de la sexta plenaria de la Plataforma Intergubernamental en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes 6), EAFIT se vinculó a la organización del evento no solo mediante la participación de profesores, también con 18 estudiantes voluntarios, quienes pertenecen a los programas de Administración de Negocios, Biología, Finanzas, Geología, Ingeniería Física, Ingeniería Matemática y Negocios Internacionales. 

Son Cristian Camilo Ospina Metaute, Daniela Posada, Elizabeth Betancur, José Manuel Murillo Bedoya, Juan Camilo Pareja Osorio, Juan Esteban Rivera Salazar, Juan Miguel Orozco, Juliana Maya Herrera, Karen Patricia Romaña, Lina María Gómez Pérez, Luis Alfonso Arteaga Figueroa, Luisa Fernanda Londoño Montoya, Manuela Gómez Valencia, Manuela Londoño Gaviria, Maria Camila Ramírez, Mauricio Serna González, Valentina Gómez Zuluaga y Venus Toro Arenas. 

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​Colombia ha sido fundamental en el establecimiento de la plataforma Ipbes 6. El Instituto Humboldt coordina la evaluación de la biodiversidad para la misma. La imagen corresponde a una de las sesiones que se realizan en el Hotel Intercontinental de Medellín.

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Desde las matemáticas se busca mejorar la calidad del aire en el Valle de Aburrá

Marzo 12, 2018

Investigadores de EAFIT participan en un proyecto internacional para tratar de predecir cómo fluctúan las emisiones contaminantes del aire y cómo se comporta la atmósfera en la región en determinados momentos del día y del año. 

En el proyecto internacional, llamado Medellín Air qUality Initiative (Maui), están vinculadas instituciones como la Universidad Tecnológica de Delft (TuDelft) y TNO, en Países Bajos, y la Universidad de Antioquia.

En los primeros días de marzo, como se ha registrado durante los recientes años en Medellín, las estaciones meteorológicas del área metropolitana del Valle de Aburrá reportan niveles de contaminación ambiental perjudiciales para la salud. Ante esta contingencia atmosférica, científicos de EAFIT estudian cómo es el comportamiento del material particulado en el aire. 

Para plantear soluciones con argumentos científicos, Lucía Quintero Montoya, del Grupo de Investigación en Modelado Matemático de EAFIT, se unió con los profesores José Fernando Duque, del Grupo de Investigación en Geología Ambiental e Ingeniería Sísmica; Nicolás Pinel Peláez, coordinador del Grupo de Investigación en Biodiversidad, Evolución y Conservación de EAFIT, y con Ángela María Rendón Pérez, del Grupo de Investigación en Ingeniería y Gestión Ambiental de la Universidad de Antioquia. 

Esta unión interdisciplinaria para ayudar a mejorar la calidad del aire llevó en 2016 a Lucía Quintero, docente de Ingeniería Matemática de EAFIT, a establecer una alianza entre la Escuela de Ciencias de EAFIT y la Universidad Tecnológica de Delft (TuDelft) y TNO, en Países Bajos. Aunque el proyecto se planteó para cuatro años, uno de los propósitos es comunicar cada adelanto. Por eso, en 2017 empezaron por publicar y presentar avances en eventos académicos en Brasil y, además, el equipo decidió que su proyecto se convirtiera en Medellín Air qUality Initiative (Maui). 

Teniendo en cuenta que los contaminantes del Valle de Aburrá siguen su curso a través de la atmósfera, lo primero que se necesita es resolver el problema local y entender el daño ecosistémico hacia donde fluyen las corrientes en el país. A esto le apunta Ángela Rendón, doctora en Ingeniería Ambiental, quien busca comprender en el área metropolitana cómo los vientos fluyen y mueven los contaminantes hasta transportarlos hacia otros lugares. 

La pregunta crucial para ella es cómo esto afecta los ecosistemas a escala regional que, precisamente, es el interés de Nicolás Pinel, doctor en Microbiología, quien se encarga de analizar el impacto de la polución en cultivos como el café, el banano o la caña de azúcar, importantes en la economía de Colombia. 

Para poder predecir cómo fluctuarán las emisiones y cómo se comportará la atmósfera en determinados momentos del día y del año, el equipo de investigadores recurre al modelado matemático para representar, describir y predecir escenarios y hacer diagnósticos.  

A través de estas herramientas tecnológicas, señalan los expertos, se predice cómo fluctúan las emisiones en determinados momentos del año, lo cual permite representar y describir posibles escenarios, diagnósticos y encontrar soluciones viables al problema de la calidad del aire. 

“Se trata de modelos de una cantidad enorme de variables: vientos, velocidades horizontales, verticales, tangenciales, la química del ozono, del azufre, del nitrógeno, es algo tan grande que sobrecoge la capacidad de la metodología matemática para acercarlo”, expresa Lucía Quintero. Según la experta, el modelaje de la dinámica ambiental del Valle de Aburrá se basa en dos modelos matemáticos internacionales utilizados en Estados Unidos y Holanda, donde se han puestos en marcha acciones para mejorar la calidad del aire. 

Para John F. Mejía, representante del Desert Research Institute de la Universidad de Nevada (Estados Unidos), que acompaña el proyecto de investigación, “el componente más importante para adaptar los modelos al caso del valle consiste en la adecuada caracterización físico-química de las fuentes de emisiones, así como su variabilidad temporal y estacional”.  

Una ventaja es que se trata de un fenómeno observable y las matemáticas brindan herramientas para cuantificarlo. Sin embargo, no es fácil describir el fenómeno con un modelo de gran escala. “Se requiere un esfuerzo que implica identificar las fuentes de incertidumbre asociadas a ese modelo, estudiarlas y reducirlas”, puntualiza Lucía, doctora en Ingeniería de Sistemas de Control. 

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​Medellín Air qUality Initiative (Maui), proyecto interdisciplinario e internacional liderado por la Universidad EAFIT, busca comprender el transporte atmosférico de contaminantes en el Valle de Aburrá.

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Horacio Rodríguez, tallador de lápidas, fotógrafo y constructor en el siglo XIX expone en EAFIT

Septiembre 27, 2018

Se trata de una exposición que está dedicada a Horacio Marino Rodríguez Márquez (1866-1931), en la que trabajaron investigadores de varias instituciones. Está titulada Piedra, papel y tijera: los espíritus de las fotografías, es con entrada gratuita y será inaugurada este jueves 27 de septiembre a las 6:30 p.m. en el Centro de Artes de EAFIT. 

Distintas facetas de este ilustre personaje de la cultura y la empresa en Antioquia también se expondrán en otros espacios como el Claustro Comfama, la Biblioteca Pública Piloto, el Museo de Antioquia, el cementerio San Pedro y la Estación Medellín, de la Fundación Ferrocarril de Antioquia.

Descargar fotos de la exposición Piedra, papel y tijera 

Tallador de lápidas, fotógrafo, artista, constructor, arquitecto, artista e intelectual. De esta manera se describe la vida y obra de Horacio Marino Rodríguez Márquez (1866-1931), ilustre personaje antioqueño que desde este jueves 27 de septiembre tendrá una exposición dedicada a su nombre en el Centro de Artes de EAFIT, donde se conocerá parte de su más importante legado cultural.  

La exposición titulada Piedra, papel y tijera: los espíritus de las fotografías, es una investigación que desde hace cuatro años especialistas en la historia del arte como Juan Camilo Escobar Villegas, doctor en historia y civilizaciones de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, se han dedicado a realizar para resaltar el aporte de este ciudadano para el desarrollo cultural y empresarial de Medellín. 

Junto a Juan Camilo, un grupo de académicos de EAFIT y otras instituciones como la Universidad de Antioquia —entre los que se cuentan historiadores, fotógrafos, diseñadores y artistas contemporáneos— ha contribuido a la instalación de esta muestra que cuenta con más de 270 piezas como fotografías, pinturas, objetos personales, libros y manuscritos del reconocido personaje. 

Uno de los elementos es una curiosa carta del año 1889 que escribe Melitón Rodríguez Roldán —padre de Horacio y de Luis Melitón (el reconocido fotógrafo)— al obispo de Medellín de la época, Bernardo Herrera Restrepo, pidiendo la absolución de una sanción que no les permitía comerciar ni entablar relaciones sociales, por una singular razón: acusados de espiritistas.  

Crecido en el seno de una familia de fantásticas aficiones, influenciados por el Libro de los espíritus (1857), de Allan Kardec, y las doctrinas espiritistas que comenzaron a difundirse por el mundo a finales del siglo XIX, su familia estuvo estrechamente vinculada al desarrollo de la fotografía y la arquitectura en Antioquia. 

De Horacio Marino Rodríguez se sabe que su primer trabajo fue tallar tumbas en el Cementerio San Pedro, junto a la empresa funeraria de su padre. Se le recuerda, además, por ser fundador de Fotografía Rodríguez, empresa que formó junto a su hermano Luis Melitón. También de la primera oficina de arquitectos de Antioquia, HM Rodríguez. 

“No hizo estudios universitarios, hizo estudios hasta secundaria. Tenemos registros de él en la Universidad de Antioquia, de 16 a 18 años cursando materias. Y, posteriormente, se dedicó a la vida artística e intelectual, haciendo primero el oficio de tallar lápidas con su padre que tenía una agencia de pompas fúnebres, así se llamaba en el siglo XIX. En esa agencia había un lugar de socialización intelectual, porque allí iban otras personas que habitaban la ciudad: pintores, fotógrafos, escritores y espiritistas, porque los padres de Horacio se habían vinculado con esa filosofía”, cuenta el profesor Juan Camilo Escobar, docente del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas en EAFIT. 

Estas variadas facetas, las relaciones con su familia y círculos más cercanos serán expuestas en el Centro de Artes de EAFIT, con tres secciones dedicadas a un aspecto distinto de su vida y obra. En una de estas se exponen imágenes de su familia e importantes personajes de la época como Fidel Cano, con quien Horacio Marino Rodríguez tenía vínculos intelectuales. Otra sección estará dedicada al espiritismo. Allí, por medio de la fotografía y la intervención de artistas contemporáneos, se presentan obras que dialogan con esta temática. 

En este espacio se exponen, además, secciones como Errores de laboratorio o presencias desencarnadas, que evidencia cómo en la historia del espiritismo los fotógrafos usaron su técnica para hacer ver a la gente espíritus, lo que era sobre todo trucos.  

La sala central, por su parte, está dedicada a su obra fotográfica. Según manifiesta el profesor Juan Camilo, él fue realmente el fundador de la Fotografía Rodríguez, la que continuó después exitosamente Luis Melitón Rodríguez. Como prueba la exposición cuenta con la escritura de fundación de esa sociedad que se llamó Rodríguez y Jaramillo, de 1891.  

“Esta exposición se nutre del archivo fotográfico de Melitón Rodríguez, de la Biblioteca Pública Piloto, donde hay 200 mil negativos desde su fundación en 1889 con Cano y Rodríguez, hasta 1995. Más de 100 años de los cuales decidimos que los negativos que tuvieran por fecha de 1889 a 1900 se los íbamos a adjudicar a Horacio Marino. Es decir, son más o menos 12 mil negativos, de los que seleccionamos 200 imágenes que están expuestas en esta sala”, señala el investigador y curador de la muestra en el Centro de Artes de EAFIT. 

Un programa expositivo de ciudad

A la par del Centro de Arte de EAFIT, otros espacios culturales de la ciudad tendrán la vida y obra de Horacio Marino Rodríguez en exposición, cada uno de estos destacando distintas facetas de este ilustre personaje antioqueño. 

En la Estación Medellín, de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, una exposición estará dedicada a su legado estético, sala coordinada por arquitectos historiadores como Juan Luis Isaza Londoño y Luis Fernando González Escobar, acompañados de artistas contemporáneos que representarán las técnicas de construcción que Horacio Marino escribió en su publicación El libro del constructor

Otros escenarios son la Biblioteca Pública Piloto, dedicado a las técnicas fotografías descritas en 18 lecciones sobre fotografía, publicado en 1897. El claustro de Comfama, enfocado a la arquitectura de la oficina HM Rodríguez, y el Paraninfo de la Universidad de Antioquia, ofrecerá una exposición dedicada a su faceta como profesor.   

Por su parte, en el Cementerio San Pedro la exposición incluye un recorrido por las distintas lápidas que talló la familia Rodríguez Márquez, y en el Museo de Antioquia se presentan sus actividades artísticas como ilustrador y pintor, trabajo relacionado a la primera revista ilustrada en Medellín, Repertorio, que hizo junto a Luis de Greiff, padre del poeta León de Greiff.  

Dentro del programa expositivo también se contemplan recorridos por la ciudad, desde la Plazuela de San Ignacio, para visitar edificaciones que se conservan hechas por la oficina de arquitectos de Horacio Marino y sus hijos, tales como el Palacio Egipcio, el edificio de Bellas Artes o el Palacio Nacional. 

“Este personaje representa el surgimiento de la cultura en Antioquia, a partir de un espacio que fue muy icónico a comienzos del siglo 20, como es el taller del artesano. La exploración de las técnicas fotográficas, estereoscópicas, el paso por otras técnicas hasta llegar a la arquitectura, constituye una parte vital del legado de Horacio Marino. Y la capacidad de transitar por distintas técnicas artísticas es un asunto de resaltar”, manifiesta Mauricio Vásquez Arias, docente del Departamento de Comunicación Social de EAFIT, quien ha investigado la vida y obra del intelectual antioqueño.

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Alejandro Gómez Valencia
Área de Información y Prensa EAFIT
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​Este programa expositivo de ciudad es liderado por EAFIT, con el apoyo de las distintas instituciones vinculadas y la Alcaldía de Medellín. La exposición permanecerá hasta el 15 febrero de 2019 en el Centro de Artes de la Biblioteca Luis Echavarría Villegas de EAFIT. En la imagen una de las piezas de la exposición, retrato de la familia de Horacio Rodríguez. Cortesía.
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