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Alex Armando Sáez

Los investigadores te cuentan

​​​​Alex Arman​do Sáez

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Asesor del taller ¿Qué hacen las microalgas con la luz?​​​​

Alex Ar​mando Sáez es docente del pregrado de Biología en la Universidad EAFIT en el área de química orgánica.

Desde pequeño, su curiosidad lo llevó a acercarse a diferentes procesos químicos: desde descubrir como se hace la orfebrería, oficio que ejercía su padre, hasta mezclar los remedios viejos de su casa para jugar a la farmacía.

Actualmente, este investigador estudia las microalgas, pequeños organismos de color verde capaces de capturar CO2 (dióxido de carbono) y generar oxígeno, para descubrir cómo pueden ayudar a reducir el efecto nocivo de los gases que producen las chimeneas de cementeras como Argos. 


Recordando días del pasado

¿Había un juego en particular que le gustara cuando era un niño? ¿Por qué?

Mi hobbie siempre ha sido el fútbol, aún lo practico. Además, cuando era niño, me divertía con mis amigos con juegos como el trompo (objeto con forma conica que se tira para hacerlo girar en su punta), el yo-yo (juego que consiste en hacer subir y bajar un disco de madera o plastico con una cuerda en el centro), las canicas (pequeñas esferas de vidrio que se lanzan y chocan entre ella) y el boxeo. ​

Otra cosa que solía hacer, pero solo, era reunir todos los remedios viejos de mi casa, mezclarlos y jugar a la farmacia.

 

¿Con quién compartía y pasaba la mayor parte del tiempo cuando era niño? ¿Por qué?

Con mis amigos; jugábamos un 90% del tiempo fútbol y boxeo, el otro 10% lo pasaba estudiando o en el taller que tenía mi padre de orfebrería. Con él me gustaba pasar mucho tiempo viendo cómo hacía los baños de oro a las piezas que las personas quería preservar. Era como magia. Pasaba los objetos por soluciones de sales con corriente eléctrica y, de un momento a otro, aparecían en oro. Era un misterio.

Casi no compartía  con mis hermanos, pues éramos muchos: siete mujeres y tres hombres, todos más grandes que yo. Así que ellos siempre estaban ocupados y no quería jugar conmigo; por eso, permanecía tanto tiempo con mis amigos y vecinos.

 

¿Hubo algún profesor que lo marcó significativamente? ¿Por qué?

Cuando tenía 10 años me bautizaron, ya estaba muy grande. Hubo una monja que me acompañó durante todo ese proceso, quien se dedicó a enseñarme sobre la palabra y filosofía Mariana; por ella comenzó mi aprendizaje y creencia en Dios.

Además, en el colegio, tuve un profesor llamado Rafael Salcedo, bogotano, más que enseñarme Español, aprendí de él  sobre la humildad y a hacer las cosas con el corazón.


Si en sus manos estuviera proponer un modelo educativo para las nuevas generaciones, ¿en qué consistiría?

Lo primero que haría, desde primaria hasta bachillerato, sería eliminar los computadores, porque, desde mi punto de vista, han sido un daño terrible para la educación.

Centraría más el modelo educativo en el hacer que en el aprender, porque en el hacer, se apersona el conocimiento adquirido y una vez ese saber te pertenece, es más fácil pasarlo a lo conceptual.

Primero se deben construir esas bases empíricas y firmes sin elementos electrónicos de por medio, para luego colocar las otras, que se conseguirían desde el acceso a la información con computadores y demás, pero no antes de tener un fundamento fuerte.


Viviendo el aquí y el ahora

¿Hay algo que lo obsesiona?

Muchos temas me obsesionan, pero en cuanto a lo académico hay uno en particular: me gustaría que la investigación se volcara más hacía la generación de riqueza e ideas, que puedan convertirse en elementos útiles para la construcción de una mejor sociedad. Es ofrecer lo que uno tiene en vez de pedir que todo se lo den.

 

¿En qué cree?

En el trabajo duro y en producir al máximo con lo mínimo, sin pasar sobre el otro, es decir, hacer las cosas de calidad sin pensar tanto en los costos y cuánto se le va a ganar. ​

Además, también creo mucho en Dios, y lo veo reflejado en cada hombre, lo que hace que crea tanto en los seres humanos.

 

¿Hubo algún acontecimiento determinante que lo llevara a descubrir su vocación profesional?

Creo que todo ha sido un proceso. Yo no tuve una vida fácil; nací en Montería, en un hogar muy pobre donde sobraban ganas de hacer todo, pero de lo demás no había nada. Me tocó desde muy niño aprender y trabajar en muchas cosas, por ejemplo, recogiendo algodón en campos de gran extensión. Estas actividades me dejaron algún aprendizaje que me ayudaron a madurar y a forjar el camino que quería: la  investigación.

Por esto, siempre he pensado en que la vida es como un mosaico de fotos, cada persona elige en qué parte de él quiere estar.

 

En este momento, usted investiga sobre las microalgas y su uso para la reducción de gases nocivos como el dióxido de carbono que emiten las cementeras. Supongamos que la única posibilidad de realizarla dependiera de un "sí" de los ciudadanos ajenos a temas de ciencia, ¿cómo le explicaría su importancia y necesidad?

Le mostraría al ciudadano el problema que enfrentamos, el calentamiento global: deshielo, crecientes en los ríos, inundaciones frecuentes, entre otras variables causadas por los cambios del clima; y cómo las microalgas son un manera posible de solucionarlo.

De esta manera es fácil hacerles entender que debemos buscar soluciones diferentes a las que venimos desarrollando, es decir, generar nuevas alternativas para contrarrestar los efectos negativos de esta contaminación..

 

Si usted tuviera que personificar el objeto de su investigación, ¿Cómo describiría su personalidad?

Lo representaría como Plantón, el muñequito malo de Bob Esponja, que realmente es una microalga; en este caso sería el bueno y el enemigo sería el dióxido de carbono (CO2). Así que lo explicaría como un sujeto beneficioso que recoge el CO2 y genera el 60% del oxígeno del planeta.