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Sergio Solari Torres

Los investigadores te cuentan

​Sergio Solari

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Asesor del taller ¿En qué son distintas las familias?​

Sergio Solari nació en Perú y es profesor de biología en la Universidad de Antioquia desde hace siete años. Le fascina enseñar sobre mamíferos y su evolución, tema que siempre le ha interesado a lo largo de su vida.

Recordando días del pasado

¿Había un juego en particular que le gustara cuando era un niño? ¿Por qué?
Cuando era niño viví en un desierto, en Lima, y no había muchos sitios para hacer campamentos o realizar algunos juegos. Practicaba mucho fútbol seis, son partidos de un barrio contra otro. Cuando estaba más pequeño me encantaba jugar a las escondidas porque tenía seis hermanos, así que podíamos armar diferentes grupos.

¿Con quién compartía y pasaba la mayor parte del tiempo cuando era niño? ¿Por qué?
Mi hermano, el inmediatamente superior, era mi compañero para todo; él es dos años mayor que yo. Cursábamos el mismo grado en el colegio y, aunque estábamos en diferentes aulas, discutíamos sobre las tareas que nos ponían. Cuando armábamos el equipo de fútbol, por ejemplo, siempre jugaba con él, jamás en su contra.

¿Hubo algún profesor que lo marcó significativamente? ¿Por qué?
En la educación secundaria recuerdo a dos profesores que me ayudaron en mi formación como investigador, en el sentido de preguntarme más cosas de lo normal. El profesor de religión quien, a pesar de ser sacerdote, nos habló sobre las diferentes religiones que existen; y la de matemáticas; ella me enseñó álgebra, lo que me ha servido mucho en mi formación para razonar lógicamente y transformar ecuaciones.

Cuando estaba en la universidad, el profesor de Evolución me marcó porque nos explicaba lo que había encontrado en el trabajo de campo, nos hacía cuestionarnos y contaba las historias.

 Si en sus manos estuviera proponer un modelo educativo para las nuevas generaciones, ¿en qué consistiría?
Hacer y no simplemente escuchar; esto lo han promovido mucho en Estados Unidos. Es una de las ideas que me gustó mucho en la Universidad de los niños porque se da la oportunidad de hacer cosas desde niño. Yo soy un convencido de que uno debe practicar y tener la posibilidad de ensayar y equivocarse para aprender.


Viviendo el aquí y el ahora

¿Hay algo que lo obsesione?
Hay varias preguntas de mi investigación que me encantan. Por ejemplo, hay un problema en Biología que es saber cómo se forman las comunidades, es decir, los conjuntos de organismos que viven unos con otros. Desde hace un año hay un estudiante que trabaja en eso y ha hecho una investigación interesante que ha logrado abrir otras rutas más para resolver la pregunta. Es un tema que no sé si voy a resolver, pero yo sé que puedo aportar muchas cosas a la respuesta.

¿En qué cree?
En términos espirituales no tengo un dios típico; mi idea de un dios es alguien que es omnipresente, pero no omnipotente. Alguien en quien uno puede confiar, desahogarse, sabiendo que los problemas no los va a resolver. Por el lado de la academia, creo que más importante que tener, es potenciar. Considero que la educación nos abre muchas puertas y nos da oportunidades.

¿Hubo algún acontecimiento determinante que lo llevara a descubrir su vocación profesional?
Cuando yo era niño, transmitían especiales del canal National Geographic; eran programas de una hora donde mostraban lo que hacían los investigadores. Usualmente, los veía los sábados y domingos a las 7 de la mañana, mientras otros niños veían dibujos animados. De ahí salió mi interés por los animales al ver cómo las personas los estudiaban; yo pensaba que eso lo hacían los médicos veterinarios, pero en el momento en que fui a inscribirme a la universidad, tomé el boletín de Biología y decidí inscribirme en ese pregrado.

En este momento, usted investiga sobre la razón por la que ciertas especies se distribuyen en determinadas zonas. Supongamos que la única posibilidad de realizarla dependiera de un "sí" de los ciudadanos ajenos a temas de ciencia, ¿cómo le explicaría su importancia y necesidad?
Yo creo que la importancia está en comprender que los animales están dispuestos a convivir con los seres humanos, por ejemplo, cuando los tenemos tan cerca de las zonas urbanas; pero somos nosotros los que no estamos dispuestos a estar con ellos. Además, necesitamos comprender que algunas especies son necesarias en algunos hábitats porque cumplen una función.