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Juan David Orozco Córdoba

Máster en Producción Audiovisual y docente universitario asesor del taller ¿cómo se usa la luz en el cine?

«Soy de una generación que, además de la familia y la escuela, fue «educada» por la televisión. Yo creo que toda televisión es educativa».

¿Qué estudiaste?

Estu​dié comunicación social y periodismo en la Universidad de Antioquia. Fue una decisión que tomé cuando llegué al último grado de colegio.

Yo estudié en el Instituto Pedro Justo Berrío, un colegio técnico, donde aprendí sobre electricidad. A mí me gustaba mucho la electricidad y como esa también es la profesión de mi papá, en el colegio esperaban que estudiara Ingeniería Eléctrica.

Pero, aunque yo siempre fui buen estudiante, era el payaso del colegio: me gustaba hacer imitaciones de cantantes y de políticos, y me presentaba en los actos cívicos y eventos culturales. Siempre estuve en muchas actividades extracurriculares, como la emisora, el periódico y el grupo de teatro.


¿Algún profesor influyó en ti en esa época?

Mi colegio es religioso, entonces tuvimos un profesor, Albeiro Rodas, que se estaba preparando para ser sacerdote y hoy es misionero en Camboya. Él fue muy importante para quienes estábamos en el grupo de teatro y el periódico. 

En esos espacios yo descubrí que me gustaba mucho escribir y cuando llegó la hora de decidir qué iba a estudiar, supe que quería aprender a escribir. 


¿Y qué querías ser cuando crecieras?

Yo quería ser muchas cosas, como la mayoría de los niños: astronauta, deportista, pintor, ¡me gustaba mucho pintar! Pero descubrí que uno también podía ser muchas cosas en el cine. En una película de artes marciales eres karateca, en una de vaqueros eres pistolero, y en otra eres deportista. Eso es lo que hace un actor. Y por eso me interesé en el teatro. Incluso hoy en día, también me gusta ser actor.

Entonces desde muy joven yo quería estar en el cine, estar en la pantalla. Luego me di cuenta de que también me gusta escribir las historias que pasan en el cine. Esa curiosidad de niño termino siendo real, ya sea viendo o haciendo cine y televisión.


¿Qué programas de televisión te gustaban?

Mi serie favorita era McGyver, que era un personaje aventurero y viajero. Las películas son una forma de viajar. Toda película es un viaje, un viaje de la imaginación. McGyver cuidaba el medio ambiente, no era violento, aunque se podía enfrentar a situaciones de conflicto. No usaba armas, porque su arma era la inteligencia. 

También me gustaba El tesoro del saber y Paz verde, una serie colombiana donde el protagonista viajaba por los Parques Nacionales Naturales. O películas de Steven Spielberg como E.T. el extraterrestre, Indiana Jones, y Los Goonies.

En resumen, me gustaban las producciones de entretenimiento, pero «ñoñas»: donde había viajes, ciencia y la aventura. Soy de una generación que, además de la familia y la escuela, fue «educada» por la televisión. Yo creo que toda televisión es educativa.


¿Qué es lo que más te gusta de la producción audiovisual?

Siendo todavía estudiante, tuve la oportunidad de ser asistente en un noticiero de televisión. Empecé sacando copias de los libretos, pero luego también pude escribir las notas, contactar fuentes, grabar y editar. 

Eso me preparó para entender las etapas de la producción audiovisual, es decir, proponíamos las notas (desarrollo), llamábamos las fuentes y buscábamos material de archivo (preproducción), hacíamos cámara (producción), editábamos (posproducción), y estábamos pendientes de la emisión (distribución).

El único rol dentro del audiovisual que te permite estar en todas las etapas es la producción. Yo era como un productor, sin saberlo. Pero era empírico, me faltaban muchas herramientas para hacerlo bien. Por eso estudié Diseño y Gestión de la Producción Audiovisual.

Estudiar me dio herramientas muy valiosas, no solo desde el punto de vista creativo sino también económico, por ejemplo, cómo hacer un cronograma y entender un presupuesto. La producción audiovisual necesita creatividad, pero también es un negocio, eso también lo disfruto y es importante para un productor.


¿Cómo ha sido tu experiencia como profesor?

Cuando terminé el servicio militar, regresé al colegio para trabajar en el grupo de teatro donde había estado antes. También me ofrecieron ser profesor de inglés en preescolar. Ese fue mi primer trabajo docente.

Para mí, ser profesor es ser estudiante con ventaja. Los conocimientos y experiencias previas se ponen a prueba siempre: ser profesor es un ejercicio de aprendizaje. La relación con los estudiantes lo hace a uno revisar asuntos que uno cree que sabe, y que puede que sepa, ¡pero siempre hay oportunidad para dudar, replantear, reconfigurar el conocimiento! Las clases son el espacio perfecto para eso.

Hay estudiantes que me preguntan ¿cierto que usted hace experimentos con nosotros? La verdad es que, de cierta manera sí. Hay metodologías y referentes que funcionan y otros que no tanto, y los refino gracias a los estudiantes, pero yo también soy parte del experimento. No me aburro nunca, el tiempo de clases es como un oasis, el tiempo donde me desconecto y solo existe ese compartir, un proceso de aprendizaje mutuo.