Asesor del taller ¿Cómo se pone un edificio sobre el suelo?
Desde que estaba en el colegio, Rodrigo descubrió su habilidad para la física y las matemáticas, hecho que lo llevó a estudiar Ingeniería Civil.
Amante de la lectura, este investigador es un apasionado por el suelo, tema que se ha dedicado a estudiar y a enseñar en la academia durante 30 años.
Recordando días del pasado
¿Había un juego en particular que le gustara cuando era un niño? ¿Por qué?
Jugaba pirinola (tallo de madera unido por un hilo a una esfera del mismo material con un orrificio. El objetivo es incrustar la esfera en el tallo), trompo (objeto con forma conica que se tira para hacerlo girar en su punta) y canicas (pequeñas esferas de vidrio que se lanzan y chocan entre ella), porque en esa época no había otra diversión; aún no existían los computadores y celulares, los cines eran muy escasos y la televisión apenas estaba llegando a Colombia.
¿Con quién compartía y pasaba la mayor parte del tiempo cuando era niño? ¿Por qué?
Con mi hermano, quien me lleva un año, y con los amigos de la cuadra. Corríamos y jugábamos por todas las calles del barrio, tirando piedras en las mangas de Laureles y La América, sector en el que vivía.
¿Hubo algún profesor que lo marcó significativamente? ¿Por qué?
Del colegio recuerdo mucho a mis profesores de algebra y física, porque me iba muy bien en sus clases; incluso, me pedían que les explicara a mi compañeros.
Si en sus manos estuviera proponer un modelo educativo para las nuevas generaciones, ¿en qué consistiría?
El problema de la educación ha variado mucho desde que yo comencé a enseñar. Hoy, lo más grave es que existen estudiantes con la creencia de que en los computadores está todo; cada vez estudian menos y se vuelven mejores buscando, copiando y pegando la información.
El modelo que propondría sería uno donde los estudiantes no solo tengan habilidades para manejar programas sino que, principalmente, aprendan a pensar, razonar y tener mucho criterio, por medio de la lectura.
Viviendo el aquí y el ahora
¿Hay algo que lo obsesione?
Los suelos. Me encanta leer libros, encontrar información nueva y estudiar mucho sobre esta área; siempre estoy actualizado porque esto es una pasión para mí, cuando dejo de hacerlo me siento extraño. Muchas veces llego a mi casa a releer libros de suelos y compararlos; tengo alrededor de 500 sobre ese tema.
¿En qué cree?
En Dios y en la buena fe de la gente. Aún pienso que una persona es buena por naturaleza; no desconfió mucho, soy muy tranquilo.
¿Hubo algún acontecimiento determinante que lo llevará a descubrir su vocación profesional?
Cuando estaba en el colegio, mi hermano mayor perdió quinto de bachillerato (grado décimo), por un profesor en particular, Miguel Ibáñez, con el que luego vi una materia.
Mi hermano me dijo que a ese docente nadie le ganaba. Sin embargo, cuando llegué a ver clase con él, me comenzó a ir muy bien y me pidió que asesorara a mis compañeros.
Esto me marcó mucho porque me demostró que sabía sobre física y matemáticas. En consecuencia, cuando elegí mi profesión, ya sabía que sería una ingeniería.
Si usted tuviera que personificar el objeto de su investigación, ¿Cómo describiría su personalidad?
Para mí, el suelo es vida y, por lo tanto, lo personificaría como un sujeto vivo, en evolución y transformación constante, que siempre responde a lo que necesitamos.