Asesora del taller ¿Hay vida en el suelo que no podemos ver?Valeska Villegas es doctora en Biotecnología y docente del pregrado en Ingeniería de Procesos de la Universidad EAFIT.
Desde pequeña, el amor por las ciencias naturales la acercó a los microorganismos, tema que investiga actualmente. Además de estudiar sobre biotecnología, su tiempo lo dedica a otra gran pasión: su hija y, próximamente, al hijo que espera.
Recordando días del pasado
¿Había algún juego en particular que le gustara cuando era niña? ¿Por qué?Cuando era niña, me encantaba montar a caballo, arreglarlos y peinarlos. El abuelo era ganadero, yo viví con él y con mi abuela casi toda mi vida. Íbamos a fincas, disfrutaba mucho el campo.
El otro hobby que me apasionaba mucho era hacer deporte. Me encantaba la gimnasia olímpica; durante mi niñez y adolescencia la practiqué por varios años.
¿Con quién compartía y pasaba la mayor parte del tiempo cuando era niña? ¿Por qué?Con mi hermana; quien es tres años mayor que yo. Estábamos juntas la mayor parte del tiempo, y las salidas a las fincas siempre eran con ella. También compartía mucho con los hijos del mayordomo y con mis primos.
¿Hubo algún profesor que la marcó significativamente? ¿Por qué?En el colegio me empecé a apasionar mucho por las ciencias naturales. Había una profesora de Biología que era bastante buena por la forma como enseñaba y se apasionaba por el tema.
En el doctorado, hubo un profesor en la Universidad Nacional de Bogotá que me enseñó mucho cómo hacer ciencia y a aprender a investigar.
Si en sus manos estuviera proponer un modelo educativo para las nuevas generaciones, ¿en qué consistiría?Creo que hay un método muy enriquecedor: el constructivista. El estudiante mismo busca y construye el saber, y el profesor es simplemente una guía para que llegue hasta allá.
Es un método que es más lento, no puede ver uno tantos temas en un curso. Un estudiante puede tomarse una semana entendiendo la Ley de Newton, leyendo y haciendo experimentos; mientras que es posible que otro se demore tres semanas. Hay que ir con el que va más despacio; la idea es que todos lleguen a la meta.
Me parece un método muy interesante, pero creo que es difícil de implementar.
Viviendo el aquí y el ahora
¿Hay algo que la obsesione?Tengo una hija de tres años y estoy esperando mi segundo hijo, entonces hay cosas que me obsesionan en términos de cómo educarlos bien. Es un tema inquietante para mí.
También me encantan, y apasionan, mi trabajo y la ciencia, soy súper obsesiva. Mis estudiantes dicen que soy muy intensa, ¡pero es porque me gusta mucho! Aprender sobre los temas que trabajo es unhobby para mí.
¿En qué cree?Tal vez, me considero un poco agnóstica. No soy tan creyente en términos de religión, pero sí creo mucho en obrar bien, en ciertos principios éticos que para mí son muy importantes.
¿Hubo algún acontecimiento determinante que la llevara a descubrir su vocación profesional?Yo creo que desde muy pequeña, me incliné por las ciencias naturales. Disfrutaba estudiar biología y matemáticas; entonces, desde el colegio sabía que eso era lo que quería. No hubo un suceso revelador, más bien gustos que desde niña manifesté.
En este momento, usted investiga en el desarrollo de biopesticidas y biofertilizantes para la agricultura. Supongamos que la única posibilidad de realizarla dependiera de un "sí" de los ciudadanos ajenos a temas de ciencia, ¿cómo le explicaría su importancia y necesidad?Hoy en día, lo que más se aplica en la agricultura son pesticidas químicos. Pero hay muchos que son dañinos para el medio ambiente y la salud de los humanos; inclusive, algunos de ellos quedan como residuos en hortalizas que después nos comemos, eso es muy tóxico.
Reemplazar estos pesticidas con productos biológicos más amigables con el medio ambiente puede mitigar ese daño. No solamente en la salud de los seres humanos sino también en la naturaleza y su diversidad.
Si tuviera que personificar su objeto de investigación, ¿Cómo describirías su personalidad?Diría que el desarrollo de biopesticidas tiene una personalidad más… ¡tolerante!
Cuando una persona no es tolerante, es muy radical. "Tengo este pensamiento y no cambio de opinión", ¡es como más fanático! Los pesticidas químicos son muy dañinos, fuertes y agresivos. Mientras que un biopesticida es amigable y tolerante.