El factor “tiempo” en la generación de valor público e impacto positivo a través de la intencionalidad empresarial 

Agosto 21, 2025

¿Cómo las acciones empresariales de hoy resuenan en el mañana? En este artículo exploramos la intersección entre tiempo, intencionalidad deliberada y responsabilidad hacia las generaciones futuras. Descubrimos cómo las empresas que voluntariamente orientan sus acciones hacia el desarrollo sostenible no solo generan beneficios en el presente, sino que tejen un legado duradero que trasciende generaciones. 

Proponemos una mirada donde las empresas actúan como máquinas del tiempo, capaces de transferir valor entre el presente y el futuro que construimos juntos.

1. El tiempo como nuevo protagonista empresarial

Hace no mucho, las empresas tenían un único objetivo claro: generar beneficios económicos. Sin embargo, hoy navegamos tiempos donde los desafíos sociales y ambientales reclaman con urgencia nuestra atención. Y en este escenario, el papel de las empresas ha dado un giro fascinante.

Imaginemos por un momento el tiempo como un río. Las empresas ya no son simples barcas que navegan en él, sino agentes que pueden influir en su curso. ¿Cómo? A través de acciones deliberadas que trascienden el presente y moldean las orillas del futuro.

En este artículo exploraremos tres conceptos: el tiempo como escenario y protagonista, la intencionalidad como brújula de las acciones empresariales, y la responsabilidad intergeneracional como el compromiso ético que conecta nuestro presente con un mañana que aún no conocemos, pero que ya estamos construyendo. 

 

2. Intencionalidad deliberada: cuando las empresas miran al horizonte

Cuando una empresa decide, por voluntad propia, ir más allá del simple cumplimiento normativo e integrar la sostenibilidad en su ADN, ocurre algo transformador. Esta no es una acción accidental ni una reacción ante presiones externas, es una elección consciente que marca el inicio de un viaje distinto. 

 

2.1. Liderazgo posibilista: soñar con los pies en la tierra 

Imaginemos líderes empresariales que no solo responden a lo urgente, sino que anticipan lo importante. Como señalan Rosário y Boechat (2025), estos visionarios no se limitan a apagar incendios: plantan semillas para bosques futuros que quizás ellos mismos no verán crecer.

El liderazgo posibilista nos invita a una nueva forma de entender el éxito empresarial: aquella donde el horizonte temporal se expande más allá del próximo trimestre o del siguiente reporte financiero. Es la capacidad de ver potencial donde otros ven obstáculos, de construir puentes entre el presente y un futuro más justo y sostenible.

Le y Gia (2024) lo describen bellamente al mostrar cómo el liderazgo transformacional con orientación ambiental crea ciclos virtuosos de innovación y responsabilidad. Es como un efecto dominó positivo: cada acción intencionada desencadena nuevas posibilidades de valor compartido. 

 

2.2. Gobernanza con visión de futuro: más allá de quienes hoy toman las decisiones

La gobernanza corporativa, tradicionalmente vista como un conjunto de reglas y procedimientos, se transforma en algo mucho más poderoso cuando incorpora la dimensión temporal. Como sugiere Gupta (2021), al integrar principios éticos en sus estructuras, las empresas crean ecosistemas que perduran más allá de los individuos que hoy las dirigen.

Pensemos en esto: ¿Qué pasaría si las decisiones empresariales se tomaran considerando no solo a los stakeholders —grupos de interés— actuales, sino también a aquellos que aún no han nacido? Chamela (2016) nos muestra que las iniciativas de RSE —responsabilidad social empresarial— pueden ser ese puente que conecta diferentes momentos en el tiempo, construyendo una legitimidad y confianza que se acumula como un tesoro intergeneracional. 

 

3. El tiempo como lienzo: evolución de iniciativas que dejan huella

El tiempo no es solo un recurso a gestionar: es el lienzo sobre el cual las empresas plasman su legado. Las acciones empresariales con verdadero impacto evolucionan y se transforman, respondiendo a un entorno que nunca permanece estático. 

 

3.1. Adaptarse para perdurar: el arte de la evolución empresarial

Las empresas que realmente marcan la diferencia entienden que la adaptabilidad no es signo de debilidad, sino de inteligencia evolutiva. Como revela Mızrak (2023), las iniciativas voluntarias que integran contabilidad ambiental y evaluaciones de impacto social crecen y se transforman junto con la cambiante agenda global de sostenibilidad.

Imaginemos una empresa turística en Tenerife (González-Morales et al., 2021) que no solo adapta sus prácticas para minimizar su huella ecológica en el presente, sino que reimagina constantemente su relación con el ecosistema marino durante las próximas décadas. No estamos hablando de proyectos aislados, sino de una transformación profunda que redefine la identidad misma de la organización. 

 

3.2. Contar historias que construyen futuro: el poder de la transparencia

Los informes de sostenibilidad, cuando se realizan con auténtica intención transformadora, dejan de ser ejercicios burocráticos para convertirse en poderosas herramientas de reflexión y proyección. Son como fotografías secuenciales que, vistas en conjunto, revelan la trayectoria de una empresa que aprende, se transforma y evoluciona.

Esta transparencia genera un círculo virtuoso: el valor público creado hoy se transforma en confianza del consumidor mañana, en favorabilidad regulatoria pasado mañana, y eventualmente en un desempeño financiero que confirma que hacer lo correcto es lo más inteligente (Mızrak, 2023; Le & Gia, 2024). 

 

4. Responsabilidad intergeneracional: una brújula ética para navegar el tiempo

¿Qué le debemos a quienes aún no han nacido? Esta pregunta, profunda y desafiante, es la esencia de la responsabilidad intergeneracional. Cuando las empresas la incorporan en su toma de decisiones, se abren nuevos horizontes de impacto y valor. 

 

4.1. Justicia a través del tiempo: distribuyendo recursos con visión panorámica 

Imaginemos una empresa que toma decisiones hoy pensando en el mundo que experimentarán los nietos de sus empleados. Las prácticas de contratación pública verde son un ejemplo fascinante de cómo podemos crear mecanismos que no solo mejoran el desempeño ambiental actual, sino que salvaguardan recursos para quienes vendrán después (Dimand & Neshkova, 2023).

Este enfoque no es solo éticamente robusto, sino estratégicamente brillante. Al integrar inversiones a largo plazo en energías limpias e innovación, las empresas no solo contribuyen al bien común, sino que se posicionan ventajosamente en un futuro donde la sostenibilidad será el estándar y no la excepción (Płachciak, 2008). 

 

4.2. Empresas como máquinas del tempo transferir valor a través de generaciones

Uno de los conceptos más poéticos y poderosos que exploramos aquí es la idea de la empresa como una “máquina del tiempo”. Como propone Stout (2019), las organizaciones pueden funcionar como vehículos que transportan valor a través de diferentes épocas, conectando generaciones en un diálogo silencioso, pero profundamente transformador.

Esta reconceptualización invita a los líderes a verse no solo como gestores de recursos actuales, sino como guardianes de posibilidades futuras. El imperativo moral de preservar y enriquecer el valor público a través del tiempo se convierte así en una fuente de resiliencia y propósito organizacional (Stazyk et al., 2014). 

 

5. Un marco Integrado: tiempo, intención y responsabilidad 

Al entrelazar estos tres elementos —intencionalidad deliberada, tiempo y responsabilidad intergeneracional—, emerge un marco conceptual poderosamente orientador. Visualicémoslo como una brújula tridimensional para navegar hacia futuros sostenibles:

Intencionalidad deliberada

Es el punto de partida, el momento crucial donde decidimos que nuestras acciones empresariales no serán aleatorias sino guiadas por principios y visión de largo plazo.

Tiempo

El tiempo actúa como el eje vertical que permite a las iniciativas evolucionar, adaptarse y refinarse en respuesta a un entorno cambiante.

Responsabilidad intergeneracional

Proporciona la orientación ética, señalando siempre hacia un horizonte donde las decisiones de hoy construyen posibilidades para el mañana.

En este marco, las empresas trascienden su papel tradicional para convertirse en arquitectas de futuros posibles. Como sugiere la metáfora de Stout (2019), funcionan como instituciones “perpetuas” que entrelazan el ahora con el mañana, creando valor que perdura y se expande a través del tiempo. 

 

6. Conclusiones: empresas que construyen futuros 

Cuando una empresa decide mirar más allá del próximo trimestre, e integrar el tiempo como dimensión fundamental de su estrategia, ocurre algo extraordinario: deja de ser simplemente un actor económico para convertirse en un agente de transformación con impacto duradero.

El marco que hemos explorado nos invita a reimaginar la empresa: no como una entidad atrapada en el presente, sino como un puente entre temporalidades, capaz de recoger lo mejor del pasado, actuar con sabiduría en el presente y sembrar posibilidades para el futuro.

En un mundo donde los retos son cada vez más complejos e interconectados, este enfoque nos ofrece una vía para reconciliar lo que a menudo parece irreconciliable: las necesidades del ahora y las posibilidades del mañana. Al adoptar esta perspectiva temporal amplia e integrar la intencionalidad deliberada en la estrategia empresarial, construimos juntos un legado de equidad, sostenibilidad y prosperidad que trasciende generaciones.

Y, después de todo, ¿no es esa la verdadera medida del éxito empresarial? No solo lo que logramos hoy, sino lo que hacemos posible para el mañana. 

 

Autora

Maria Alejandra González-Pérez

Jefe de la Maestría en Sostenibilidad de la Universidad EAFIT e integrante del equipo Bien+

 
Bibliografía recomendada
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Edificio de una empresa en la ciudad
Categoría de noticias EAFIT
Bloque para noticias recomendadas
Autor
Maria Alejandra González-Pérez
Edición
Agustín Patiño Orozco

El camino de la sostenibilidad en diez pasos

Sostenibilidad es lo que nos permite satisfacer necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Frente a la amenaza del cambio climático debemos asegurar que el desarrollo actual no impacte de forma negativa a las generaciones futuras.

En este escenario, las empresas, sin importar su tamaño, son protagonistas. Una estrategia sostenible les permite a las empresas ser más competitivas y crecer en los tres pilares del desarrollo: el económico, el social y el ambiental.  

La Guía de implementación para el diseño y comunicación de la estrategia sostenible para pequeñas y medianas empresas en Colombia es una metodología que se desarrolla siguiendo diez pasos, cada uno con una serie de herramientas que les permite a las empresas materializar su estrategia sostenible. 

Accede a todas las herramientas anexas de esta metodología aquí.

 

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Un grupo de representantes de las universidades de la Alianza 4U recorren la quebrada La Volcana en su paso por el campus de la Universidad EAFIT
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Un grupo de representantes de la Alianza 4U recorren la quebrada La Volcana en su paso por EAFIT
1. Mira hacia adentro

Evalúa y prioriza las áreas de mejora en tu estrategia de sostenibilidad mediante una herramienta de autodiagnóstico para la pequeña y mediana empresa. 

 

2. Construye propósito

Identifica tu propósito superior o “razón de ser”. Más que responder “qué” o “cómo”, el propósito responde “para qué” te comprometes con resolver un problema social, creando un valor financiero significativo. Te recomendamos leer el “Manual del propósito: poner en práctica el propósito con valor compartido” de la Iniciativa de Valor Compartido (Shared Value Initiative).

 

3. Mira tu entorno

Reconoce los factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos, ecológicos y legales que podrían incidir en tu contexto para identificar los potenciales riesgos y oportunidades para tu negocio. Aquí te proponemos una herramienta basada en el Análisis PESTEL. 

 

4. Define la materialidad de tu negocio

La “materialidad” se refiere a los temas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) que debes priorizar en tu estrategia empresarial, en línea con los objetivos del negocio, para responder a las oportunidades y riesgos del entorno. Aquí te proponemos una herramienta para identificar y priorizar estos temas.

 

5. Define objetivos de sostenibilidad

Establece objetivos claros, inteligentes y relevantes para tu estrategia de sostenibilidad empresarial. Te proponemos definir objetivos SMART —llamados así por su acrónimo en inglés—, puesto que son específicos, medibles, alcanzables, relevantes, y limitados por el tiempo.


6. Conecta con tus grupos de interés

Un grupo de interés es una parte interesada: un grupo interno o externo, empresa, organización, miembro o sistema
que puede afectar o verse afectado por las acciones de tu empresa. Aquí te proponemos una herramienta para identificar y priorizar acciones con grupos de interés según tus objetivos de sostenibilidad.
 

7. Emprende iniciativas clave

Define iniciativas clave, con indicadores y metas, que contribuirán al cumplimiento de tus objetivos de sostenibilidad, alineando las operaciones con los temas materiales identificados.
 

8. Alinea la estrategia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Aquí te proponemos una herramienta que ha sido usada por miles de organizaciones en el mundo con muy buenos
resultados: SDG Compass, la guía por excelencia para la acción empresarial en sostenibilidad, conocida en español como la “Brújula de los ODS”.


9. Comunica tu estrategia sostenible

Diseña un plan para comunicar la gestión de la sostenibilidad en tu empresa. Debe ser un proceso flexible, acorde a las necesidades de la organización, y estar alineado con sus estrategias de comunicación interna y externa.
 

10. Reporta los hallazgos

Un reporte de sostenibilidad te permite rendir cuentas a tus grupos de interés sobre el desarrollo sostenible de tu empresa. Reporta las contribuciones positivas y negativas, así como los retos para el corto y largo plazo.

 

 

Autoras

Mariana Henao Alarcón

Magíster en sostenibilidad

Natalia Mesa Jaramillo

Magíster en sostenibilidad

Robinson Henao

Fotografía

 
 
Bibliografía recomendada
Sección de noticias EAFIT
Bloque para noticias recomendadas
Escuela o área Noticia
Grupo de investigación Noticias
Autor
Mariana Henao Alarcón; Natalia Mesa Jaramillo
Edición
Agustín Patiño Orozco

La sostenibilidad como catalizador de la confianza pública 

La sostenibilidad es protagonista en discusiones públicas y análisis estratégicos de todo tipo de organizaciones. Para entender cómo inciden en la sostenibilidad del planeta, algunas empresas han incorporado análisis de impacto en temas ASG —asuntos ambientales, sociales y de gobernanza—mediante la aplicación de estándares como la Iniciativa de Reporte Global.

Imagen Noticia EAFIT
paisaje de Medellín donde se ve el campus de la Universidad EAFIT y el edificio del Bloque 20 de Ciencias
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paisaje de una empresa en armonía con la naturaleza

Los análisis de sostenibilidad como la Iniciativa de Reporte Global —GRI, por sus siglas en inglés—, valoran tanto las externalidades negativas asociadas a la gestión empresarial, así como las contribuciones positivas de la organización que incrementan su credibilidad y confianza en la sociedad.

A partir de la Directiva 2022/2464 de la Unión Europea, se establece un estándar complementario con el concepto de “doble materialidad”, según el cual no sólo es importante reportar la incidencia que las acciones de una empresa tienen sobre temas ASG —materialidad de impacto—, sino también la forma en cómo esos temas afectan el desempeño financiero de la organización, los riesgos que enfrenta y las oportunidades que genera con su gestión, a través de la materialidad financiera.

Los reportes de doble materialidad, que conectan la sostenibilidad con la gestión del riesgo empresarial, son cada vez más relevantes conforme se consolidan los estándares y metodologías respectivas. Lo que queda claro es que hay una progresiva conciencia en el mundo empresarial de la conexión entre la sostenibilidad socioambiental y la sostenibilidad corporativa. En este sentido, será cada vez más importante para las organizaciones desplegar y comunicar sus estrategias de sostenibilidad.

La importancia del valor público generado por una organización no depende sólo de lo que se ha llamado “responsabilidad social empresarial” (RSE), sino también de la importancia que tiene, para una empresa, la percepción que las “partes interesadas” tienen sobre sus acciones y los valores que representan.  

Por ejemplo, casi todos preferimos trabajar en una organización que promueve el bienestar de sus colaboradores, o consumir bienes y servicios provistos por una empresa que contribuye al progreso social. Incluso, en algunos casos, una empresa amigable con el medio ambiente quizás tenga acceso a mejores condiciones de crédito. 

Es en relación con las “partes interesadas” —las personas o entidades que están en la órbita de influencia de la organización— que se definen aspectos críticos de la sostenibilidad y de los riesgos que delimitan el futuro de la empresa. 

La sostenibilidad define el futuro de las organizaciones, en tanto genera compromisos ineludibles con la sostenibilidad de la sociedad y del planeta.

 
Crear valor social desde la empresa 

El papel que desempeñan las organizaciones sociales, no gubernamentales y de la sociedad civil, se ha hecho cada vez más importante en las dos últimas décadas, conforme ganan relevancia los criterios ASG para el buen funcionamiento y la legitimidad de los sistemas económicos. 

Lo anterior sucede por al menos tres razones. Primero, porque hay una zona media indefinida entre la gestión social que corresponde al Estado y la que puede asumirse como propia de las empresas. Segundo, porque hay límites a los aportes que el sector privado puede hacer al bienestar colectivo, al desarrollo productivo y al buen funcionamiento de la sociedad y del planeta. Tercero, porque se han desarrollado herramientas que permiten plantear problemas, diseñar esquemas de intervención —como la teoría del cambio—, y evaluar el impacto y la efectividad de las acciones que emprenden este tipo de organizaciones. Todo esto configura un espacio apropiado para las empresas con propósitos sociales, ya que se les reconoce su rol y se les dota de esquemas conceptuales apropiados para medir el impacto de sus acciones. 

Además, alineando la estrategia organizacional con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los planes de desarrollo local, las empresas contribuyen colaborativamente al logro de metas públicas. Por ello, las alianzas estratégicas y las prácticas de sostenibilidad y de responsabilidad social empresarial (RSE) desempeñan un papel muy importante en la creación de valor público.  

Las organizaciones orientadas a la creación de valor público generan, no solo valor económico —representado en el desarrollo empresarial y el apoyo a proyectos de infraestructura que mejoran capacidades logísticas y facilitan el comercio y la conectividad—, sino que también generan valor social para diferentes grupos de interés, representado en la promoción y preservación de la cultura, la naturaleza, la inclusión social y la equidad, generando un efecto cascada en iniciativas educativas, programas de salud y bienestar, y desarrollo comunitario para poblaciones en situación de desventaja. 

 

El valor de la comunicación 

Las organizaciones deben comunicar de manera clara, coherente y honesta su estrategia de sostenibilidad. No basta con tener buenas prácticas si estas no se conocen, no se comprenden, o no inspiran. Mediante una comunicación efectiva, las organizaciones pueden promover narrativas de responsabilidad compartida, impulsando cambios en el comportamiento ciudadano, el consumo consciente y la participación social.  

La comunicación genera confianza, compromiso, fidelización y movilizar aliados estratégicos cuando logra demostrar que el compromiso con la sostenibilidad es parte del corazón del negocio.  

El compromiso también es con el uso eficiente de los recursos que se destinan a la sostenibilidad, la evaluación rigurosa y la mejora de la calidad de las decisiones que cimientan la reputación organizacional y hacen transparente el impacto social y ambiental que produce la empresa.  

Además, es clave que exista consciencia profunda de esa estrategia dentro y fuera de la organización: que los líderes la comprendan, que los equipos la vivan, y que los grupos de interés vean su impacto. Solo así la sostenibilidad deja de ser un discurso y se convierte en una fuerza transformadora, capaz de generar valor privado y público.

 

Al comunicar de manera transparente sus compromisos y resultados en sostenibilidad ambiental, social y de gobernanza, las empresas refuerzan su legitimidad, fortalecen la confianza ciudadana en las instituciones públicas y privadas y mejoran en conjunto el entorno de gobernanza. 

La comunicación de los resultados en sostenibilidad organizacional no puede basarse únicamente en narrativas inspiradoras. Requiere datos verificables y análisis que permitan evaluar el impacto de las intervenciones. Para comunicar la gestión con transparencia hay que fundamentarse en la evidencia económica.  

Por eso los informes de sostenibilidad deben ir más allá del cumplimiento normativo y convertirse en ejercicios sistemáticos de rendición de cuentas, que muestren cómo las acciones de la empresa generan valor privado y público de forma medible. El fortalecimiento de la confianza pública y la sostenibilidad organizacional exige una gestión informada y basada en evidencia. Tanto las empresas como las organizaciones sociales están llamadas a medir y a comunicar con rigurosidad el impacto de sus decisiones, demostrando así su contribución al bienestar colectivo. 

Herramientas como Bien+, metodología desarrollada en la Universidad EAFIT, permiten a las organizaciones evaluar el valor público que generan, conectando sus estrategias con resultados sociales tangibles, y dando sentido a su propósito y legitimidad en la sociedad contemporánea. 

La comunicación de los resultados de gestión, en la medida en que obliga a evaluaciones cuidadosas de impacto que reflejen el valor real que produce la empresa, da fe de la responsabilidad asumida por la organización y de su compromiso con la sociedad a la que dirige sus esfuerzos.  

 

El valor de la confianza pública 

En síntesis, toda organización tiene una responsabilidad esencial en lo relativo a los factores ambientales, sociales y de gobernanza. En primer lugar, las empresas, porque con su diligencia en estos temas contribuyen a garantizar su sostenibilidad a largo plazo, atenuando riesgos que puedan incidir negativamente en su desempeño, y asegurando su “licencia social para operar”, que se deriva del cumplimiento de las expectativas que la sociedad, en su conjunto, y sus grupos de interés, tienen sobre la gestión empresarial.  

En segundo lugar, las organizaciones sin ánimo de lucro, porque contribuyen al fortalecimiento institucional y el aumento del bienestar social, haciendo viable el desarrollo económico en cuanto propician el respeto a las reglas de juego y generan consensos para impulsar la gestión empresarial.  

El desarrollo de herramientas de valoración de externalidades, —los efectos que una acción produce sobre otros agentes o la naturaleza y que no se materializan en transacciones de mercado—, y de evaluación de impacto —el análisis de los efectos que se producen cuando se destinan recursos a propósitos considerados meritorios por una organización—, abren la posibilidad de evaluar la rentabilidad social de la inversión realizada a través del cálculo del SROI —Retorno Social de la Inversión, por sus siglas en inglés—. 

Gracias a todo esto se fortalece la confianza pública en la organización, se despliegan herramientas para optimizar el uso de los recursos, y se genera transparencia, propendiendo por mejores condiciones para la vida en sociedad y el ejercicio de la iniciativa empresarial para la creación de riqueza. 

 

 

Autores

Mery Patricia Tamayo-Plata

Investigadora de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno EAFIT

Jesús Alonso Botero-García

Investigador de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno EAFIT

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Autor
Mery Patricia Tamayo-Plata; Jesús Alonso Botero-García
Edición
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