El factor “tiempo” en la generación de valor público e impacto positivo a través de la intencionalidad empresarial 

Agosto 21, 2025

¿Cómo las acciones empresariales de hoy resuenan en el mañana? En este artículo exploramos la intersección entre tiempo, intencionalidad deliberada y responsabilidad hacia las generaciones futuras. Descubrimos cómo las empresas que voluntariamente orientan sus acciones hacia el desarrollo sostenible no solo generan beneficios en el presente, sino que tejen un legado duradero que trasciende generaciones. 

Proponemos una mirada donde las empresas actúan como máquinas del tiempo, capaces de transferir valor entre el presente y el futuro que construimos juntos.

1. El tiempo como nuevo protagonista empresarial

Hace no mucho, las empresas tenían un único objetivo claro: generar beneficios económicos. Sin embargo, hoy navegamos tiempos donde los desafíos sociales y ambientales reclaman con urgencia nuestra atención. Y en este escenario, el papel de las empresas ha dado un giro fascinante.

Imaginemos por un momento el tiempo como un río. Las empresas ya no son simples barcas que navegan en él, sino agentes que pueden influir en su curso. ¿Cómo? A través de acciones deliberadas que trascienden el presente y moldean las orillas del futuro.

En este artículo exploraremos tres conceptos: el tiempo como escenario y protagonista, la intencionalidad como brújula de las acciones empresariales, y la responsabilidad intergeneracional como el compromiso ético que conecta nuestro presente con un mañana que aún no conocemos, pero que ya estamos construyendo. 

 

2. Intencionalidad deliberada: cuando las empresas miran al horizonte

Cuando una empresa decide, por voluntad propia, ir más allá del simple cumplimiento normativo e integrar la sostenibilidad en su ADN, ocurre algo transformador. Esta no es una acción accidental ni una reacción ante presiones externas, es una elección consciente que marca el inicio de un viaje distinto. 

 

2.1. Liderazgo posibilista: soñar con los pies en la tierra 

Imaginemos líderes empresariales que no solo responden a lo urgente, sino que anticipan lo importante. Como señalan Rosário y Boechat (2025), estos visionarios no se limitan a apagar incendios: plantan semillas para bosques futuros que quizás ellos mismos no verán crecer.

El liderazgo posibilista nos invita a una nueva forma de entender el éxito empresarial: aquella donde el horizonte temporal se expande más allá del próximo trimestre o del siguiente reporte financiero. Es la capacidad de ver potencial donde otros ven obstáculos, de construir puentes entre el presente y un futuro más justo y sostenible.

Le y Gia (2024) lo describen bellamente al mostrar cómo el liderazgo transformacional con orientación ambiental crea ciclos virtuosos de innovación y responsabilidad. Es como un efecto dominó positivo: cada acción intencionada desencadena nuevas posibilidades de valor compartido. 

 

2.2. Gobernanza con visión de futuro: más allá de quienes hoy toman las decisiones

La gobernanza corporativa, tradicionalmente vista como un conjunto de reglas y procedimientos, se transforma en algo mucho más poderoso cuando incorpora la dimensión temporal. Como sugiere Gupta (2021), al integrar principios éticos en sus estructuras, las empresas crean ecosistemas que perduran más allá de los individuos que hoy las dirigen.

Pensemos en esto: ¿Qué pasaría si las decisiones empresariales se tomaran considerando no solo a los stakeholders —grupos de interés— actuales, sino también a aquellos que aún no han nacido? Chamela (2016) nos muestra que las iniciativas de RSE —responsabilidad social empresarial— pueden ser ese puente que conecta diferentes momentos en el tiempo, construyendo una legitimidad y confianza que se acumula como un tesoro intergeneracional. 

 

3. El tiempo como lienzo: evolución de iniciativas que dejan huella

El tiempo no es solo un recurso a gestionar: es el lienzo sobre el cual las empresas plasman su legado. Las acciones empresariales con verdadero impacto evolucionan y se transforman, respondiendo a un entorno que nunca permanece estático. 

 

3.1. Adaptarse para perdurar: el arte de la evolución empresarial

Las empresas que realmente marcan la diferencia entienden que la adaptabilidad no es signo de debilidad, sino de inteligencia evolutiva. Como revela Mızrak (2023), las iniciativas voluntarias que integran contabilidad ambiental y evaluaciones de impacto social crecen y se transforman junto con la cambiante agenda global de sostenibilidad.

Imaginemos una empresa turística en Tenerife (González-Morales et al., 2021) que no solo adapta sus prácticas para minimizar su huella ecológica en el presente, sino que reimagina constantemente su relación con el ecosistema marino durante las próximas décadas. No estamos hablando de proyectos aislados, sino de una transformación profunda que redefine la identidad misma de la organización. 

 

3.2. Contar historias que construyen futuro: el poder de la transparencia

Los informes de sostenibilidad, cuando se realizan con auténtica intención transformadora, dejan de ser ejercicios burocráticos para convertirse en poderosas herramientas de reflexión y proyección. Son como fotografías secuenciales que, vistas en conjunto, revelan la trayectoria de una empresa que aprende, se transforma y evoluciona.

Esta transparencia genera un círculo virtuoso: el valor público creado hoy se transforma en confianza del consumidor mañana, en favorabilidad regulatoria pasado mañana, y eventualmente en un desempeño financiero que confirma que hacer lo correcto es lo más inteligente (Mızrak, 2023; Le & Gia, 2024). 

 

4. Responsabilidad intergeneracional: una brújula ética para navegar el tiempo

¿Qué le debemos a quienes aún no han nacido? Esta pregunta, profunda y desafiante, es la esencia de la responsabilidad intergeneracional. Cuando las empresas la incorporan en su toma de decisiones, se abren nuevos horizontes de impacto y valor. 

 

4.1. Justicia a través del tiempo: distribuyendo recursos con visión panorámica 

Imaginemos una empresa que toma decisiones hoy pensando en el mundo que experimentarán los nietos de sus empleados. Las prácticas de contratación pública verde son un ejemplo fascinante de cómo podemos crear mecanismos que no solo mejoran el desempeño ambiental actual, sino que salvaguardan recursos para quienes vendrán después (Dimand & Neshkova, 2023).

Este enfoque no es solo éticamente robusto, sino estratégicamente brillante. Al integrar inversiones a largo plazo en energías limpias e innovación, las empresas no solo contribuyen al bien común, sino que se posicionan ventajosamente en un futuro donde la sostenibilidad será el estándar y no la excepción (Płachciak, 2008). 

 

4.2. Empresas como máquinas del tempo transferir valor a través de generaciones

Uno de los conceptos más poéticos y poderosos que exploramos aquí es la idea de la empresa como una “máquina del tiempo”. Como propone Stout (2019), las organizaciones pueden funcionar como vehículos que transportan valor a través de diferentes épocas, conectando generaciones en un diálogo silencioso, pero profundamente transformador.

Esta reconceptualización invita a los líderes a verse no solo como gestores de recursos actuales, sino como guardianes de posibilidades futuras. El imperativo moral de preservar y enriquecer el valor público a través del tiempo se convierte así en una fuente de resiliencia y propósito organizacional (Stazyk et al., 2014). 

 

5. Un marco Integrado: tiempo, intención y responsabilidad 

Al entrelazar estos tres elementos —intencionalidad deliberada, tiempo y responsabilidad intergeneracional—, emerge un marco conceptual poderosamente orientador. Visualicémoslo como una brújula tridimensional para navegar hacia futuros sostenibles:

Intencionalidad deliberada

Es el punto de partida, el momento crucial donde decidimos que nuestras acciones empresariales no serán aleatorias sino guiadas por principios y visión de largo plazo.

Tiempo

El tiempo actúa como el eje vertical que permite a las iniciativas evolucionar, adaptarse y refinarse en respuesta a un entorno cambiante.

Responsabilidad intergeneracional

Proporciona la orientación ética, señalando siempre hacia un horizonte donde las decisiones de hoy construyen posibilidades para el mañana.

En este marco, las empresas trascienden su papel tradicional para convertirse en arquitectas de futuros posibles. Como sugiere la metáfora de Stout (2019), funcionan como instituciones “perpetuas” que entrelazan el ahora con el mañana, creando valor que perdura y se expande a través del tiempo. 

 

6. Conclusiones: empresas que construyen futuros 

Cuando una empresa decide mirar más allá del próximo trimestre, e integrar el tiempo como dimensión fundamental de su estrategia, ocurre algo extraordinario: deja de ser simplemente un actor económico para convertirse en un agente de transformación con impacto duradero.

El marco que hemos explorado nos invita a reimaginar la empresa: no como una entidad atrapada en el presente, sino como un puente entre temporalidades, capaz de recoger lo mejor del pasado, actuar con sabiduría en el presente y sembrar posibilidades para el futuro.

En un mundo donde los retos son cada vez más complejos e interconectados, este enfoque nos ofrece una vía para reconciliar lo que a menudo parece irreconciliable: las necesidades del ahora y las posibilidades del mañana. Al adoptar esta perspectiva temporal amplia e integrar la intencionalidad deliberada en la estrategia empresarial, construimos juntos un legado de equidad, sostenibilidad y prosperidad que trasciende generaciones.

Y, después de todo, ¿no es esa la verdadera medida del éxito empresarial? No solo lo que logramos hoy, sino lo que hacemos posible para el mañana. 

 

Autora

Maria Alejandra González-Pérez

Jefe de la Maestría en Sostenibilidad de la Universidad EAFIT e integrante del equipo Bien+

 
Bibliografía recomendada
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Edificio de una empresa en la ciudad
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Autor
Maria Alejandra González-Pérez
Edición
Agustín Patiño Orozco

Viajar a China para hacer negocios, ¡lo que debes saber antes de aterrizar!

China no es solo un mercado, es un universo con sus propias reglas, ritmos y códigos culturales. Esta lista reúne consejos esenciales para personas que viajan por primera vez al país asiático, con énfasis en el contexto digital, los valores culturales en los negocios y las claves para construir una relación comercial sólida y duradera.

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Fotografía de la ciudad china de Shanghai de noche
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El puerto de Shanghái es uno de los principales centros urbanos de China y de Asia
1. Descarga las aplicaciones que necesitas antes de viajar 

En China no puedes descargar aplicaciones móviles como Google, WhatsApp o Instagram. En su lugar puedes usar WeChat, Alipay, la versión china de Didi, y aplicaciones de mapas y de los sistemas de transporte público de la ciudad que visites. También es importante una buena VPN –red privada virtual–, como Astrill, ExpressVPN o NordVPN. Una vez en China no tendrás acceso a las tiendas de aplicaciones. 

 

2. Datos en móviles China 

Si tienes una tarjeta SIM internacional, verifica con tu operador si esta funciona en China de manera que puedas acceder a tus datos móviles sin preocuparte por las restricciones locales. Así podrías usar Google, WhatsApp o Instagram sin necesidad de una VPN, ya que estarás conectado a redes internacionales desde tu SIM. También puedes instalar una eSIM internacional que incluya datos para China. De todas formas, siempre es recomendable tener instalada y activada una buena aplicación VPN. 

 

3. WeChat es tu tarjeta de presentación 

En China todo se negocia, se puede pagar y se coordina por WeChat. No tener esta aplicación equivale a no existir en el mundo profesional chino. Úsala para guardar de manera consciente y organizada cada contacto. Registra la ciudad donde está ubicado tu contacto, su oficina o fábrica; su nombre occidental –muchos chinos utilizan un seudónimo o nombre en inglés–; y su apellido en chino –pregunta cómo se escribe su apellido en el alfabeto latino o pinyin–. Por ejemplo “Shanghai David Zhang” o “Yiwu Daniel Liu”. ¡Luego lo agradecerás! 

 

4. Pago digital en China 

El dinero en efectivo casi ha desaparecido en China. El 90% de los pagos diarios, desde una botella de agua hasta una cena, se realizan a través de aplicaciones móviles como Alipay (支付宝) o WeChat Pay (微信支付). En muchas tiendas, taxis o restaurantes no se aceptan tarjetas internacionales, así que configurar tu método de pago digital antes de viajar es clave para moverte con tranquilidad y evitar situaciones incómodas. 

Una opción muy práctica para pagar en China es usar Alipay. Incluso si eres extranjero, puedes vincular tu tarjeta de crédito internacional –Visa o Mastercard– directamente desde esta aplicación. Aquí te dejo un paso a paso para configurar Alipay antes de viajar: 

  1. Descarga Alipay desde App Store o Google Play.
  2. Abre la aplicación y selecciona “Sign up” para registrarte.
  3. Regístrate con tu número de celular, no necesitas uno chino.
  4. En el menú principal, entra a “Me” > “Bank Cards” > “Add Card”.
  5. Ingresa los datos de tu tarjeta de crédito y tu pasaporte.
  6. Verifica tu identidad y establece una contraseña de 6 dígitos.
  7. ¡Listo! Ya puedes pagar escaneando códigos QR en comercios, taxis y restaurantes. 

Dato extra: dentro de Alipay también puedes acceder directamente a Didi, la aplicación de transporte más usada en China. Es importante aclarar que el Didi que se usa en China no es el mismo que encontramos en Colombia. Por eso, usar Didi directamente desde Alipay es una excelente opción: puedes pedir taxis o autos privados y pagar en una sola aplicación, sin necesidad de instalar la versión china de Didi por separado. 

5. Usa mapas y direcciones con caracteres chinos 

Google Maps no funciona en China, por lo que es necesario usar aplicaciones locales como Baidu Maps (百度地图) o Gaode (Amap). Además, es fundamental que las direcciones que necesites estén escritas en caracteres chinos –chino mandarín–, ya que la mayoría de los taxistas o transeúntes no entienden ni leen direcciones en pinyin o inglés. Guarda en tu teléfono capturas de pantalla o notas con las direcciones importantes en chino: el hotel, lugares de reuniones, estaciones clave del metro, etc. Esto te evitará que te pierdas y facilitará tu movilidad en cualquier ciudad del país. 

 

6. Trip.com para organizar tus trayectos internos 

Trip.com –antes llamada CTrip– es la aplicación más completa para organizar viajes dentro de China. Desde Trip.com puedes reservar hoteles, vuelos nacionales, trenes de alta velocidad, buses, traslados y actividades turísticas sin necesidad de entender chino mandarín. Esta aplicación está disponible en inglés y permite pagar con tarjetas internacionales. Es especialmente útil si vas a moverte entre ciudades o necesitas un lugar confiable para gestionar cambios o cancelaciones. 

 

7. Más allá de la primera impresión 

Antes de siquiera pensar en cerrar un trato, es vital comprender las dinámicas culturales, los códigos sociales y las formas de autoridad en China. Esto no solo facilita el respeto mutuo, sino que permite interpretar adecuadamente los gestos, las conversaciones y los tiempos de respuesta. Sin esta lectura cultural profunda, cualquier estrategia corre el riesgo de fracasar, por brillante que parezca sobre el papel. 

 
8. Guanxi (关系): tu activo más valioso en China 

Las relaciones personales o “guanxi”, son la columna vertebral de cualquier iniciativa exitosa en China. No se trata solo de conocer personas, sino de construir confianza a largo plazo, con reciprocidad, lealtad y respeto. Sin guanxi, la entrada al mercado será más lenta, más costosa y, en muchos casos, inviable.

9. Mianzi (面子): el arte invisible de negociar 

El concepto de “mianzi” –la “cara” o reputación–, influye en todas las interacciones. Herir el orgullo de un socio, incluso de forma involuntaria, puede cerrar puertas para siempre. Negociar en China exige tacto, indirectas bien empleadas y un manejo cuidadoso de las jerarquías, donde el respeto vale tanto como el contenido del acuerdo. No subestimes los gestos formales: entregar la tarjeta con ambas manos, hacer una ligera reverencia, y mantener un tono respetuoso, son pequeños gestos que generan gran impacto. Tampoco se acostumbra dar besos o abrazos cuando te presentan a alguien.

 

10. No todo es lo que parece 

Muchas empresas chinas operan con capas de poder no evidentes a primera vista. La figura que parece tener autoridad puede no ser quien toma las decisiones. Mapear correctamente los niveles de influencia y entender los flujos de aprobación internos permite evitar errores críticos y ahorrar tiempo valioso. 

 

11. Aliados estratégicos 

Seleccionar socios y proveedores en China no es una tarea menor. Es un proceso que debe considerar experiencia, reputación local, capacidad de respuesta y, sobre todo, alineación cultural. Visitas presenciales, auditorías previas y un seguimiento riguroso son esenciales para construir relaciones duraderas y proteger tu inversión. 

12. Detrás del silencio: leer las variables ocultas de la negociación 

Negociar en China requiere paciencia, lectura entre líneas y capacidad para entender lo que no se dice. Las decisiones rara vez son inmediatas. El silencio no significa rechazo, sino reflexión, análisis o consulta interna. Quien presiona demasiado pierde poder. Quien sabe esperar y observa con atención, suele salir ganando. Por otro lado, es muy importante tener tacto con algunos temas sensibles en el plano cultural y político: evita expresar juicios personales sobre Xinjiang, Taiwán, o el Tíbet. Incluso una broma puede cerrarte una puerta. 

 

13. Blindar lo intangible 

La innovación no es suficiente si no está protegida. Registrar marcas, patentes y diseños en China, de forma local y temprana, debe ser parte del plan inicial, no una reacción tardía. Acompañar ese blindaje con cláusulas contractuales claras refuerza la seriedad de la relación y evita costosos litigios a futuro. 

 

 

Autores

Sebastián Giraldo Duque 鲁天

Empresario y consultor sobre negocios en China

Juliana Correa-Jaramillo

Profesora de la Escuela de Administración EAFIT

Laura Echavarría Peláez

Ilustradora

Sección de noticias EAFIT
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Autor
Sebastián Giraldo Duque; Juliana Correa-Jaramillo; Laura Echavarría Peláez
Edición
Agustín Patiño Orozco

Del azadón al mercado global: la alquimia empresarial de El Hueco 

Imaginemos un laboratorio en donde no se mezclan ácidos ni metales, sino saberes campesinos y estrategias urbanas: ese es el escenario de la alquimia empresarial de El Hueco. 

El término "alquimia”, subraya la idea de transformación: así como los alquimistas aspiraban a convertir metales comunes en oro, los migrantes del Oriente antioqueño en el Valle de Aburrá combinaron de modo creativo sus recursos intangibles —confianza, solidaridad, cooperativismo—, con el contexto urbano y las prácticas empresariales del Valle de Aburrá. A través de interacciones sociales complejas, crearon un nuevo valor colectivo. 

En los pasillos estrechos de El Hueco, el humo de los vehículos que circulan sin pausa se entremezcla con los olores intensos de las comidas callejeras y el polvo de las mercancías recién descargadas. Todo vibra al ritmo de voces que anuncian productos y regatean precios, murmullan trueques, convites, compadrazgos y natilleras: las prácticas de comerciantes y empresarios, que lejos de fórmulas secretas o laboratorios ocultos, aprovechan la confianza y la reciprocidad que han cultivado en campo para adaptarse a las dinámicas urbanas.  

Hoy, estas redes empresariales se expanden como hilos dorados que impulsan una parte importante del comercio de Medellín, probando que el verdadero oro nace en la intersección entre la tierra y la sociedad humana. 

 

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Fotografías de archivo del sector El Hueco o Guayaquil en el centro de la ciudad de Medellín
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Centro Comercial Gran Plaza en el corazón de El Hueco, en el tradicional barrio Guayaquil del Centro de la ciudad de Medellín
Prófugos del azadón y del machete 

En el corazón del viejo Guayaquil, entre pasajes laberínticos y edificios antiguos que albergan comercios, floreció durante las últimas décadas del siglo XX un modelo de negocios que desafía los esquemas convencionales de la historia empresarial. 

Bajo el apelativo de El Hueco, campesinos migrantes provenientes del Oriente antioqueño transformaron sus saberes rurales en estrategias urbanas de gran calado, tejiendo las redes de confianza y colaboración que hoy constituyen un referente para repensar la formalidad, la innovación y la resiliencia empresarial en América Latina. 

Los habitantes de El Santuario, Marinilla y Granada salieron de sus pueblos “con una mano adelante y otra atrás, espantando el hambre con una rama[1]”. A estos migrantes internos también se les conoce como “prófugos del azadón y del machete[2]”, ya que dejaron atrás sus cultivos de papa, maíz, legumbres y hortalizas, para buscar oportunidades en el comercio de la ciudad.  

 

Exterior de la Plaza de Mercado Cisneros, en el barrio Guayaquil, durante la primera mitad del siglo XX. Fuente: Rodríguez (1920). Archivo Fotográfico Biblioteca Publica Piloto, Medellín.

 

Estas historias de partida forzosa y de adaptación al contexto urbano ilustran el traslado de prácticas rurales —el respeto por la palabra, el trueque, el ahorro colectivo y la reciprocidad comunitaria—, a las dinámicas empresariales de la ciudad. De esta manera los migrantes del oriente antioqueño no solo preservaron su identidad, sino que también forjaron un modelo híbrido en el que la experiencia campesina se convirtió en capital social y organizativo, sentando las bases de las prácticas comerciales en El Hueco. 

Al llegar a la Medellín de los años setenta, estos migrantes encontraron en el comercio informal del barrio Guayaquil un espacio propicio para reinventarse. Sin acceso a créditos bancarios ni infraestructura formal, recurrieron a prácticas comunitarias: sistemas de ahorro colectivo o “natilleras”, préstamos entre paisanos y acuerdos verbales en lugar de contratos escritos. Tal es la fuerza de la palabra empeñada que basta un apretón de manos para cerrar un negocio. “La confianza vale más que cualquier papel[2]”.  

Esta informalidad estructurada se convirtió en una ventaja competitiva. Al compartir riesgos y recursos, los comerciantes de El Hueco podían adquirir mercancías importadas a bajo coste y redistribuirlas sin los trámites habituales.  

La creación de Asoguayaquil en 1997, y luego de Centro Unido en 2015, selló la transición de las redes espontáneas hacia asociaciones formales, sin renunciar a los valores que las sustentaban: solidaridad, reciprocidad y familiaridad.  

 

Del oriente antioqueño al lejano oriente 

Sin limitarse a un mercado de subsistencia, El Hueco articuló cadenas de valor que lo conectaron con mercados nacionales e internacionales.

En la década de los noventa, una nueva generación de comerciantes antioqueños viajó directamente a China, país donde aprendieron a negociar sin la necesidad de intérpretes y establecieron alianzas que hoy facilitan la importación de todo tipo de mercancías, sin depender de intermediarios.  

Esta forma de innovación social evidencia la capacidad de los colectivos locales para desarrollar innovaciones organizacionales sin depender de estructuras corporativas convencionales, mostrando cómo se configuran soluciones creativas a partir de saberes comunitarios.  

Si bien en El Hueco algunos negocios todavía operan en pasillos improvisados, otros han evolucionado hasta convertirse en auténticos centros comerciales, con ascensores, galerías de arte y sistemas de seguridad privada. No obstante, estos avances no ocultan el ADN rural de sus fundadores.  

 

Fotografía: Archivo de la Asociación de Comerciantes de Guayaquil (Asoguayaquil, s.f).

 

La familiaridad continúa marcando las conexiones empresariales: primos, compadres y vecinos de antaño comparten ahora locales comerciales contiguos, amalgamando lazos de sangre y de negocios. En El Hueco se ha producido un tránsito, desde la informalidad hacia un modelo empresarial híbrido, caracterizado por un aumento de la formalización que no sigue las rutas convencionales de la industria, ni depende de fusiones y adquisiciones.  

En este enclave, conviven estructuras formalizadas con prácticas no escritas, que favorecen la agilidad operativa y mantienen los bajos costos de transacción.  

Para dar cuenta de esta dinámica, proponemos el concepto de productividad adaptativa, que reconoce la capacidad de los comerciantes para generar empleo y sustento en contextos de exclusión institucional, para crear mercados que satisfacen necesidades desatendidas por el comercio formal, y para desarrollar mecanismos alternativos de financiamiento, distribución y comercialización basados en redes de confianza.  

El empresariado de El Hueco forja conexiones internacionales sin recurrir a intermediarios reglados y transforma saberes rurales tradicionales en ventajas competitivas dentro del entorno urbano. Este modelo amalgama lo mejor de ambos mundos e impulsa el dinamismo económico de Medellín. 

 

 

La herencia de El Hueco 

La dimensión intergeneracional añade otro matiz a este relato. La primera generación de El Hueco aprendió en la “universidad de la calle” las técnicas de negociación y gestión de inventarios. La segunda generación, sus hijos, mitad aprendices y mitad profesionales, iniciaron el proceso de formalización de sus negocios. La tercera generación, con estudios universitarios y dominio del chino-mandarín, integra sistemas de gestión contemporáneos y redes digitales, sin olvidar la importancia de la palabra empeñada. 

Esa continuidad demuestra que la ruralidad no es un lastre, sino un capital cultural que, bien adaptado, genera resiliencia y cohesión social. 

La historia de El Hueco propone un paradigma alternativo en la historia empresarial tradicional, al desplazar el foco de atención hacia los actores populares y los entornos informales. Al reivindicar el capital social como motor de desarrollo, se desmantela la creencia de que solo las grandes élites industriales generan crecimiento económico. Sin necesidad de ser una excepción marginal, el ecosistema empresarial de El Hueco demuestra que el comercio opera como una actividad primaria de creación de riqueza, desplegando dinámicas propias que se articulan con las lógicas globales. 

Este planteamiento resuena con Werner Sombart, para quien el empresario es conquistador, organizador y negociador: en El Hueco, el conquistador cambia el machete por el mostrador, el organizador teje amplias redes familiares, y el negociador elude la burocracia con el poder de la palabra. Desde la perspectiva de Joseph Schumpeter, allí florece una innovación social y organizacional, más que una tecnológica, nacida de la exclusión y la marginalidad. 

 

Centro Comercial Gran Plaza en el corazón del sector de El Hueco, en el tradicional barrio Guayaquil del centro de la ciudad de Medellín. Fotografía: medellinguru.com.

 

La metáfora de la alquimia también alude a las asociaciones sociales y comerciales que estructuran El Hueco, fundamentadas en la confianza, la solidaridad y el cooperativismo, que superan las explicaciones convencionales al funcionar como mecanismos de protección, innovación y expansión. Gracias a ellas, emprendedores informales se convirtieron en comerciantes consolidados, crearon vínculos internacionales y fundaron gremios que perviven hasta hoy. 

Más allá de documentar un fenómeno local, estos hallazgos ofrecen claves para entender otras dinámicas empresariales en América Latina. En el ámbito docente, las visitas de campo y los talleres del Semillero de Prácticas y Redes Empresariales SIPRE de la Universidad EAFIT permiten a los estudiantes desarrollar empatía, pensamiento crítico y habilidades metodológicas para enfrentarse a realidades donde la formalidad y la tecnología no están garantizadas. 

Todavía hay mucho que estudiar en El Hueco: la feminización del comercio, la consolidación de redes empresariales de tercera generación, las oportunidades para la transferencia de conocimientos, estudios comparativos con otros centros de empresarismo informal en la región y análisis de la economía política de la informalidad.  

En suma, El Hueco es un laboratorio vivo de innovación social que invita a repensar la historia empresarial latinoamericana desde sus márgenes. 

 

 

Referencias 
  1. E07. Entrevista semiestructurada, 28 septiembre 2019, Medellín.
  2. E09. Entrevista semiestructurada, 20 febrero 2020, Medellín.

 

 

Autora

Natalia Gonzalez-Salazar

Investigadora de la Escuela de Administración EAFIT

 
Bibliografía recomendada
  • Baumol, W. J. (1990). Entrepreneurship: Productive, unproductive and destructive. Journal of Political Economy, 98(5), 893–921.
  • Baumol, W. J. (1993). Formal entrepreneurship theory in economics: Existence and bounds. Journal of Business Venturing, 8(3), 197–210.
  • Baumol, W. J. (1996). Entrepreneurship: Productive, unproductive, and destructive. Journal of Political Economy.
  • Baumol, W. J. (2004). Entrepreneurial enterprises, large established firms and other components of the free-market growth machine. Small Business Economics, 23, 9–21.
  • Schumpeter, J. A. (1911). The Theory of Economic Development: An Inquiry into Profits, Capital, Credit, Interest, and the Business Cycle. Harvard University Press.
  • Schumpeter, J. A. (1942). Capitalism, socialism and democracy. Harper & Brothers.
  • Schumpeter, J. A. (1968). Ensayos de Joseph A. Schumpeter.
  • Sombart, W. (1972). El burgués: Contribución a la historia espiritual del hombre económico moderno. Ediciones Castilla.
  • Sombart, W. (2005). El burgués: Contribución a la historia espiritual del hombre económico moderno (2.ª ed.). Alianza Editorial. 
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Autor
Natalia Gonzalez-Salazar
Edición
Agustín Patiño Orozco

El camino de la sostenibilidad en diez pasos

Sostenibilidad es lo que nos permite satisfacer necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Frente a la amenaza del cambio climático debemos asegurar que el desarrollo actual no impacte de forma negativa a las generaciones futuras.

En este escenario, las empresas, sin importar su tamaño, son protagonistas. Una estrategia sostenible les permite a las empresas ser más competitivas y crecer en los tres pilares del desarrollo: el económico, el social y el ambiental.  

La Guía de implementación para el diseño y comunicación de la estrategia sostenible para pequeñas y medianas empresas en Colombia es una metodología que se desarrolla siguiendo diez pasos, cada uno con una serie de herramientas que les permite a las empresas materializar su estrategia sostenible. 

Accede a todas las herramientas anexas de esta metodología aquí.

 

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Un grupo de representantes de las universidades de la Alianza 4U recorren la quebrada La Volcana en su paso por el campus de la Universidad EAFIT
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Un grupo de representantes de la Alianza 4U recorren la quebrada La Volcana en su paso por EAFIT
1. Mira hacia adentro

Evalúa y prioriza las áreas de mejora en tu estrategia de sostenibilidad mediante una herramienta de autodiagnóstico para la pequeña y mediana empresa. 

 

2. Construye propósito

Identifica tu propósito superior o “razón de ser”. Más que responder “qué” o “cómo”, el propósito responde “para qué” te comprometes con resolver un problema social, creando un valor financiero significativo. Te recomendamos leer el “Manual del propósito: poner en práctica el propósito con valor compartido” de la Iniciativa de Valor Compartido (Shared Value Initiative).

 

3. Mira tu entorno

Reconoce los factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos, ecológicos y legales que podrían incidir en tu contexto para identificar los potenciales riesgos y oportunidades para tu negocio. Aquí te proponemos una herramienta basada en el Análisis PESTEL. 

 

4. Define la materialidad de tu negocio

La “materialidad” se refiere a los temas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) que debes priorizar en tu estrategia empresarial, en línea con los objetivos del negocio, para responder a las oportunidades y riesgos del entorno. Aquí te proponemos una herramienta para identificar y priorizar estos temas.

 

5. Define objetivos de sostenibilidad

Establece objetivos claros, inteligentes y relevantes para tu estrategia de sostenibilidad empresarial. Te proponemos definir objetivos SMART —llamados así por su acrónimo en inglés—, puesto que son específicos, medibles, alcanzables, relevantes, y limitados por el tiempo.


6. Conecta con tus grupos de interés

Un grupo de interés es una parte interesada: un grupo interno o externo, empresa, organización, miembro o sistema
que puede afectar o verse afectado por las acciones de tu empresa. Aquí te proponemos una herramienta para identificar y priorizar acciones con grupos de interés según tus objetivos de sostenibilidad.
 

7. Emprende iniciativas clave

Define iniciativas clave, con indicadores y metas, que contribuirán al cumplimiento de tus objetivos de sostenibilidad, alineando las operaciones con los temas materiales identificados.
 

8. Alinea la estrategia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Aquí te proponemos una herramienta que ha sido usada por miles de organizaciones en el mundo con muy buenos
resultados: SDG Compass, la guía por excelencia para la acción empresarial en sostenibilidad, conocida en español como la “Brújula de los ODS”.


9. Comunica tu estrategia sostenible

Diseña un plan para comunicar la gestión de la sostenibilidad en tu empresa. Debe ser un proceso flexible, acorde a las necesidades de la organización, y estar alineado con sus estrategias de comunicación interna y externa.
 

10. Reporta los hallazgos

Un reporte de sostenibilidad te permite rendir cuentas a tus grupos de interés sobre el desarrollo sostenible de tu empresa. Reporta las contribuciones positivas y negativas, así como los retos para el corto y largo plazo.

 

 

Autoras

Mariana Henao Alarcón

Magíster en sostenibilidad

Natalia Mesa Jaramillo

Magíster en sostenibilidad

Robinson Henao

Fotografía

 
 
Bibliografía recomendada
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Autor
Mariana Henao Alarcón; Natalia Mesa Jaramillo
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