25 jóvenes talentosos fueron beneficiados con las Becas Nutresa-EAFIT

Julio 3, 2025

De Valledupar, de Santa Rosa de Osos, del Amazonas colombiano, de Popayán, de Medellín y de muchos otros municipios del territorio nacional son los 25 nuevos beneficiarios de las Becas Nutresa–EAFIT, una oportunidad que impulsa el acceso a la educación superior para jóvenes talentosos y de excelencia. Veinte de ellos inician su vida universitaria y cinco más fueron reconocidos por su excelencia y liderazgo para continuar con sus estudios.

"Desde Grupo Nutresa reafirmamos nuestro compromiso con la educación y el futuro del país. Por eso, de la mano de la Universidad EAFIT, seguiremos trabajando para potenciar el talento de los jóvenes, brindándoles las herramientas y oportunidades que necesitan para transformar su vida y aportar al desarrollo de la sociedad”, señaló, durante el acto de entrega, Jairo González Gómez, Vicepresidente Secretario General del Grupo Nutresa y Director de la Fundación Nutresa.

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Imagen de los ganadores de Becas Nutresa- EAFIT 2025-2
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En este video compartimos algunas historias de dedicación, vocación y proyectos de vida que comienzan a tomar forma.
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¡Más potencia, más ciencia! Así se renueva Apolo, la supercomputadora de EAFIT

Julio 1, 2025

Con Apolo 3, el Centro de Computación Científica de EAFIT da un salto tecnológico. Esta nueva versión duplica su capacidad de procesamiento y almacenamiento, abriendo nuevas posibilidades para desarrollar modelos de inteligencia artificial, hacer predicciones, entre otras tareas.

Además de su potencia, Apolo 3 es más eficiente energéticamente y puede atender a más usuarios. Esta infraestructura informática se integra al ecosistema de investigación de la Institución para facilitar simulaciones avanzadas, agilizar procesos y reducir los costos de los proyectos científicos.

En el cuarto piso del bloque 19 de EAFIT, entre gabinetes, cables y un sistema de aire acondicionado de precisión, se encuentra el corazón tecnológico que impulsa buena parte de la ciencia que allí se produce: Apolo. Este Centro de Computación Científica, que nació hace más de una década, ha evolucionado silenciosamente hasta convertirse en una de las infraestructuras más potentes de su tipo en la región. Ahora, con la llegada de su tercera versión —Apolo 3—, que cuenta con mejor capacidad de procesamiento y almacenamiento, múltiples disciplinas podrán abordar problemas complejos que requieren análisis detallados.

“La versión más reciente representa una importante actualización tecnológica. Ofrece más capacidad de cómputo, mayor eficiencia energética y puede atender a más usuarios. Esta mejora es clave para enfrentar nuevos desafíos como el desarrollo de modelos de inteligencia artificial, predicciones del clima y del tráfico, el análisis del crecimiento urbano, innovaciones en agricultura y productividad, entre otros”, afirma Edison Valencia Díaz, profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT, quien pronto asumirá la coordinación del Centro.

La función principal de Apolo es apoyar el trabajo con grandes volúmenes de datos y cálculos complejos que, en una computadora común, podrían tardar años en completarse y resultarían demasiado costosos. Esta capacidad es útil en estudios sobre el impacto del cambio climático, investigaciones sobre las ciudades en el futuro, desarrollo de nuevos medicamentos y tratamientos, alimentos más saludables, técnicas agrícolas sostenibles, estrategias para reducir la contaminación, entre muchos otros temas.

“En la supercomputación se aprovechan las características de los datos y de las operaciones para dividir las tareas entre múltiples unidades de procesamiento de manera paralela. La principal diferencia entre la supercomputación y los servidores y equipos convencionales es que los equipos de supercómputo están optimizados para realizar cálculos con mayor eficiencia”, explica Juan Guillermo Lalinde Pulido, profesor e investigador eafitense del Área de Ciencias Fundamentales, quien ha sido coordinador científico del Centro de Computación Científica Apolo.

Para Laura Sánchez Córdoba, coordinadora técnica del Centro, esta nueva versión representa un salto cualitativo en el poder de cómputo disponible para la comunidad académica y científica de la Universidad, así como para aliados y usuarios de la industria: “A nivel de aceleración, este nuevo clúster incorpora dos GPUs NVIDIA H100 NVL, consideradas actualmente como unas de las más potentes del mercado para aplicaciones en inteligencia artificial, cómputo de alto rendimiento (HPC) y simulaciones físicas. Estas reemplazan a las 4 GPUs K80 y 3 V100 del sistema anterior, cuya arquitectura ya no estaba alineada con las exigencias actuales de eficiencia, ancho de banda y soporte de bibliotecas modernas”.

El equipo que opera el Centro de Computación Científica Apolo está conformado por profesionales y estudiantes de pregrado en Ingeniería de Sistemas e Ingeniería Matemática. Este grupo se encarga de la administración y mantenimiento del sistema, la instalación de software científico y la atención personalizada a los usuarios. Gracias a esta estructura organizativa, junto con un monitoreo constante las 24 horas del día, Apolo no solo es una infraestructura poderosa, sino también una herramienta confiable, estable y adaptada a las necesidades del presente y del futuro de la investigación.

Una historia que se escribe desde 2012


El Centro de Computación Científica Apolo comenzó su historia en 2012 con una donación de Purdue University, y desde entonces ha evolucionado con base en tres principios fundamentales: facilitar el acceso a los investigadores sin necesidad de conocimientos técnicos avanzados, ofrecer acompañamiento especializado y ser un espacio formativo para estudiantes.

El profesor Juan Guillermo Lalinde lo resume así: “Apolo, al ser la primera infraestructura informática que EAFIT pone a disposición de sus investigadores, ha tenido un papel fundamental en la transformación de la cultura de investigación, al permitir ejecutar simulaciones que aceleran los procesos científicos. Actualmente, muchos grupos de investigación utilizan los recursos del centro, y también se está ofreciendo el servicio a estudiantes y emprendimientos para promover el uso de la computación de alto rendimiento”.

Uno de los mayores aportes de Apolo ha sido democratizar el acceso a esta tecnología. En el pasado, los investigadores debían adquirir sus propios equipos y encargarse de su gestión. Hoy, pueden acceder a un sistema compartido, eficiente y respaldado por un equipo técnico especializado, lo que ha permitido ampliar el alcance de sus proyectos.

El Apolo fue una pieza esencial para avanzar en las investigaciones de la Alianza Genómica de Medellín, en donde EAFIT, la Universidad de Antioquia y la Universidad Nacional, unieron esfuerzos para impulsar un proyecto de secuenciación del genoma humano de personas mayores de 100 años. En este caso, la Institución puso al servicio el supercomputador para la depuración de datos masivos generados en el transcurso de la investigación. También resultó fundamental para una investigación del Grupo CIBIOP (Centro de Estudios de Investigación en Biotecnología) acerca del Efecto de modificaciones de las cadenas carbonadas sobre el comportamiento elástico y de fase de bicapas lipídicas mediante dinámica
molecular. Otra investigación en la que el Apolo resultó fundamental, fue la investigación sobre gusanos antárticos, realizada por científicos de EAFIT y la UdeA, uno de los aportes de la Universidad fue el análisis bioinformático de los datos recolectados.

La experiencia acumulada no solo ha fortalecido el desarrollo de Apolo como recurso estratégico de la Vicerrectoría de Ciencia, Tecnología e Innovación, sino que también ha contribuido al posicionamiento de EAFIT en escenarios internacionales. Esta trayectoria ha sido posible gracias a una visión clara: permitir que los investigadores se concentren en sus preguntas científicas, mientras el centro les brinda el soporte técnico necesario. Como lo expresa el profesor Edison Valencia, “Apolo no es solo una infraestructura: es una invitación a crear, descubrir y transformar. Y si lo hacemos juntos, la ciencia será la fuerza que sostenga lo mejor de este mundo: la vida”.

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¡Más potencia, más ciencia! Así se renueva Apolo, la supercomputadora de EAFIT
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Desde su creación en 2012, el Centro de Computación Científica Apolo ha transformado la forma de investigar en EAFIT.
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EAFIT subió al quinto puesto de las universidades de Colombia en el ranquin mundial de QS

Junio 27, 2025

Así lo establece el World University Ranking 2026, de la firma Quacquarelli Symonds, en el que el indicador de empleabilidad vuelve a ser el de mayor puntaje para EAFIT, que se ubica en el top 4 del país tanto en esa variable como en la de reputación entre empleadores.

Por otro lado, en el Times Higher Education Impact, ranquin que valora el aporte de las instituciones de educación superior a los ODS, y que se divulgó recientemente, la Universidad es la segunda del país, con un puntaje destacado en el objetivo Educación de calidad.

Las dos métricas mejor calificadas para EAFIT en el World University Ranking 2026 de la firma Quacquarelli Symonds (QS), corresponden a la que mide la capacidad de las universidades para garantizar la empleabilidad de sus graduados y la de reputación entre los empleadores de sus titulados. Así quedó estipulado en ese escalafón, en el que la Universidad, al subir un puesto con respecto al año anterior, se posicionó quinta en Colombia, compartiendo puesto con La Sabana y el Externado.

Para realizar el ranquin, Quacquarelly Simonds también tiene en cuenta aspectos como la reputación académica, la citación de las investigaciones de los docentes, el porcentaje de profesores y estudiantes extranjeros, las alianzas internacionales para realizar investigaciones y la sostenibilidad, entre otros aspectos. EAFIT incrementó su puntuación en nueve de esos indicadores.

Con respecto a la valoración de la empleabilidad y la reputación entre empleadores, Juliana Gutiérrez Aristizábal, jefa de Talento de EAFIT, considera que estos indicadores reflejan el impacto de la Universidad en conectar al talento con los diversos ecosistemas de empresas consolidadas, sistemas públicos y sociales, y emprendimiento.

“La alta valoración de la empleabilidad en el QS mundial es un reconocimiento a las acciones estratégicas, como la integración de alianzas con empresas líderes, el impulso de iniciativas de internacionalización, el desarrollo de programas de formación y mentoría, que fortalecen competencias clave para la industria, y la creación de plataformas que facilitan la vinculación entre estudiantes, graduados y el mercado laboral”, dice.

Estos esfuerzos que menciona la Jefa de Talento están alineados con los objetivos que tiene EAFIT de garantizar la preparación integral y asegurar una conexión continua con las organizaciones clave para el desarrollo profesional. En esa misma línea, Isabel Gutiérrez Ramírez, directora de Estrategia de EAFIT, indica que los recientes resultados del QS nuevamente resaltan la fortaleza de la Universidad en la empleabilidad de sus graduados y el reconocimiento por parte de los empleadores, y “subrayan el compromiso de EAFIT con la calidad académica, la relevancia para el mercado y la sostenibilidad”.

Entre las mejores en el aporte al cumplimiento de los ODS 


En los más recientes resultados del Times Higher Educatin Impact, que mide el compromiso de las instituciones de educación superior con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), EAFIT es la segunda del país, puesto que comparte con la Pontificia Universidad Javeriana y El Bosque. En el primer puesto están El Rosario, CES, UPB y Simón Bolívar.

EAFIT, que se adhirió al Pacto de las Naciones Unidas en el año 2011, obtuvo en esta medición puntajes destacados en el ODS 12 (Producción y consumo sostenibles), y en el 17 (Alianzas para lograr los objetivos). Además, obtuvo un reconocimiento destacado en el ODS 4, Educación de Calidad, al ocupar puesto quinto en Colombia.

En palabras de Paola Podestá Correa, vicerrectora de Aprendizaje, el puntaje en el objetivo 4 “confirma algo que siempre hemos creído en EAFIT, y es que la calidad educativa no se trata solo de transmitir conocimiento, sino de formar ciudadanos comprometidos, críticos, creativos y con capacidad para enfrentar los retos del mundo. La educación de calidad es uno de los pilares de nuestro proyecto educativo institucional, porque creemos firmemente en su poder transformador”.

Además del ODS 4, la Universidad priorizó en 2017 el 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), el 9 (Industria, innovación e infraestructura), el 10 (Reducción de las desigualdades) y el 17 (Alianzas para lograr los objetivos).

Estos resultados, comenta Isabel Gutiérrez, “reflejan el esfuerzo constante por integrar objetivos de desarrollo sostenible a la estrategia institucional”. Prueba de ello es el desempeño en la ODS 9: industria, innovación e infraestructura, manteniéndose en el primer lugar a nivel nacional para 2025”.

Avanzar en el compromiso con los ODS, concluye Paola Podestá, fomenta la equidad y la investigación básica y aplicada para resolver problemas en la sociedad, y fortalecer comunidades. “En Medellín, en Antioquia y en el país, construimos un futuro más justo y sostenible cuando formamos personas con excelencia académica y propósito”, dice.

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EAFIT subió al quinto puesto de las universidades de Colombia en el ranquin mundial de QS
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En la edición 2025 del Impact Rankings participaron 2.318 Universidades. Y, en Colombia, de las 33 instituciones participantes, cuatro de ellas tienen sede principal en Medellín.
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Bienvenidos nuevos tesoros del maestro Carlos Vieco a la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT

Junio 26, 2025

Más de tres mil partituras, cartas, condecoraciones, documentos y fotografías del compositor colombiano se sumaron recientemente a los otros objetos del músico que ya eran custodiados por la Universidad. Los nuevos tesoros, entre los que se encuentra la partitura original de Echen pal morro, fueron donados por su familia.

Gloria Vieco y Tulia Marín Vieco, hija y sobrina nieta del maestro, respectivamente, nos cuentan en este video más sobre la vida del compositor y los documentos, mientras que el investigador musical Fernando Gil ayuda a entender su trascendencia para la historia cultural del país.

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Bienvenidos nuevos tesoros del maestro Carlos Vieco a la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT
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La más reciente donación complementa el Fondo Carlos Vieco, una colección que reúne miles de partituras y otros objetos de gran valor cultural.
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A sus 77 años, Hernán Moreno personifica un modelo de aprendizaje flexible, relevante y para toda la vida

Junio 24, 2025

“La edad es solo un número”. Suena a frase de cajón, pero en el caso de Hernán Octavio Moreno Mora no es un lugar común, es una premisa que cobra sentido en lo literal y en lo figurativo, porque a sus 77 años se atrevió a desafiar las barreras generacionales para graduarse, este 20 de junio, como ingeniero matemático de EAFIT.

Su historia de vida nos recuerda, al mismo tiempo, que el aprendizaje en la Universidad no solo es flexible, relevante y experiencial, sino también para toda la vida. En este video el graduado -de la mano de sus compañeros y profesores- nos habla de ese recorrido que le permitió reencontrarse con el conocimiento, la curiosidad y las ganas de aprender algo nuevo todos los días.
 

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El graduado de Ingeniería Matemática Hernán Octavio Moreno Mora, fue el encargado de dar el discurso en la ceremonia de graduación.
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Una noche para celebrar la excelencia, el liderazgo y las voces que aportan y transforman

Junio 24, 2025

Los 238 reconocimientos que se entregaron este 18 de junio, durante la primera edición de la Noche E reflejan la excelencia, el liderazgo y la capacidad transformadora que imprimen nuestros estudiantes eafitenses en su desempeño académico  y en muchas otras actividades que complementan su formación. 

Este espacio, en palabras de la rectora Claudia Restrepo Montoya, fue pensado para resaltar ese espíritu y compromiso permanentes por dar la milla extra: “Hoy le decimos a la sociedad que le entregamos una cohorte de profesionales que va a darlo todo y que comenzará a escribir una nueva historia llena de excelencia, trabajo, sueños y alegría. Estamos muy orgullosos de ustedes”.

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Una noche para celebrar la excelencia, el liderazgo y las voces que aportan y transforman
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A sus 77 años, Hernán Moreno se gradúa como ingeniero matemático de EAFIT

Junio 24, 2025

“La edad es solo un número”. Suena a frase de cajón, pero en el caso de Hernán Octavio Moreno Mora no es un lugar común, es una premisa que cobra sentido en lo literal y en lo figurativo, porque a sus 77 años se atrevió a desafiar las barreras generacionales para graduarse, este 20 de junio, como ingeniero matemático de EAFIT.

Su historia de vida nos recuerda, al mismo tiempo, que el aprendizaje en EAFIT no solo es flexible, relevante y experiencial, sino también para toda la vida. En este video el graduado -de la mano de sus compañeros y profesores- nos habla de ese recorrido que le permitió reencontrarse con el conocimiento, la curiosidad y las ganas de aprender algo nuevo todos los días.

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El graduado de Ingeniería Matemática Hernán Octavio Moreno Mora, fue el encargado de dar el discurso en la ceremonia de graduación.
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El graduado de Ingeniería Matemática Hernán Octavio Moreno Mora, fue el encargado de dar el discurso en la ceremonia de graduación.
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Investigadores eafitenses estudian los efectos de las CSA, modelo que une a familias agricultoras con consumidores urbanos

Junio 19, 2025

EAFIT, en el marco del programa Orquídeas, de Minciencias, lidera una investigación sobre la factibilidad y los efectos de Comunidades que Sustentan la Agricultura (CSA), que conectan a campesinos con consumidores urbanos, creando una red solidaria que garantiza ingresos justos y prácticas sostenibles.

La investigación se realiza a partir de cuatro estudios de caso y busca generar evidencia para impulsar políticas públicas que promuevan modelos de economía solidaria. La Universidad, además, alberga la CSA Camino a la Montaña, en la que participa una familia de agricultores de San Antonio de Prado (Medellín).

De acuerdo con el Informe de la Misión para la Transformación del Campo, elaborado por el Departamento Nacional de Planeación, el 69 % de la población que habita en zonas rurales en Colombia vive en situación de pobreza. Además, una familia campesina gana, en promedio, solo un tercio de lo que gana una familia urbana. Ante esta realidad, las Comunidades que Sustentan la Agricultura (CSA) surgen como una alternativa solidaria que une directamente a familias campesinas con consumidores urbanos (llamados coagricultores en esta iniciativa), promoviendo ingresos justos, alimentos limpios y prácticas sostenibles.

Además de ser parte activa de esta experiencia, Carolina Alzate Gouzy, posdoctoranda en EAFIT con el programa Orquídeas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y cofundadora de la Red CSA Colombia, lidera una investigación que estudia la factibilidad y los efectos de este modelo de economía solidaria a partir de cuatro estudios de caso: dos en el Valle del Cauca y dos en Támesis, Antioquia.

El objetivo de la investigación —en la que Carolina cuenta con el apoyo de Manuela Guevara, joven investigadora, y la tutoría del profesor Juan Carlos Muñoz, de la Escuela de Finanzas Economía y Gobierno de EAFIT— es generar conocimiento científico que contribuya a la formulación de políticas públicas que integren el campo y la ciudad desde una perspectiva agroecológica.

Los primeros hallazgos de la investigación muestran que las CSA ofrecen alimentos que no se encuentran en los mercados convencionales de Tuluá y Medellín, y que los valores en esos sitios superan el 10 % comparado con el valor de la suscripción a la iniciativa. Quienes participan activamente en los espacios de intercambio y encuentro de las CSA desarrollan un fuerte sentido de pertenencia y conciencia, lo que influye en su permanencia en la comunidad.

La diversificación de cultivos en las fincas, además, ha generado beneficios inmediatos tanto en la alimentación de las familias urbanas como en la de las propias agricultoras, transformando positivamente sus dinámicas de producción.

El impacto de las CSA va más allá de los alimentos. Estas comunidades regeneran el tejido social, promueven hábitos alimentarios más saludables y enfrentan con resiliencia los retos del cambio climático. Sin embargo, los desafíos son numerosos. Según Carolina Alzate, uno de los principales es de carácter cultural: “Prevalece la comida rápida, el consumismo que genera la idea que podemos consumir lo que queramos cuando queramos sin tener en cuenta el costo ambiental y social que está por detrás”.

Otro hito clave en ese proyecto ha sido demostrar que “cuando las mujeres rurales lideran procesos de cambio desde sus propias familias y territorios, se generan soluciones sólidas y sostenibles. A partir de experiencias concretas, se han fortalecido prácticas que impulsan la soberanía alimentaria, promueven el uso responsable de los recursos naturales y abren nuevas posibilidades para el desarrollo económico local”, reflexiona Juliana Ortíz Marín, jefa de la Unidad de proyectos en CTeI de EAFIT.

Una red que une el campo y la ciudad

Este modelo, nacido en Japón en los años 70 bajo el nombre Teikei, propone una alianza directa entre agricultores y consumidores para compartir alimentos frescos, agroecológicos y cultivados sin intermediarios. En Colombia, las CSA comenzaron a florecer en 2020 y hoy conforman una red creciente de colaboración, conciencia ambiental y economía solidaria.

Actualmente, existen 18 CSA activas en el país, que benefician a 45 familias agricultoras y más de 350 familias urbanas. Estas alianzas permiten cultivar una diversidad de más de 150 especies alimenticias y promueven la conservación de la biodiversidad. En departamentos como Antioquia, Valle del Cauca, Risaralda y Cundinamarca, las CSA ya no solo se entienden como una práctica de consumo, sino como una acción política y ética que construye comunidad.

“En este caso en particular, además de Antioquia tuvimos la oportunidad de trabajar con el departamento del Valle de Cauca, permitiéndole a los investigadores conocer y dinamizar las realidades de este territorio. Cada investigador o investigadora que viaja a un nuevo territorio por fuera de Antioquia representa el conocimiento, la capacidad técnica y el compromiso de EAFIT con el desarrollo regional y nacional”, explica Juliana, quien agrega que los proyectos de CTeI con alcance regional, nacional e internacional son una de las manifestaciones de la decisión de EAFIT de expandir sus capacidades y conocimiento a nuevos territorios y comunidades.

Para Mónica Martínez Martina, docente del programa de Ingeniería Ambiental en la Universidad Central del Valle del Cauca, su experiencia como coagricultora ha sido transformadora. “Me ha permitido comprender de cerca las dinámicas del campo, las realidades de los campesinos y la importancia de establecer relaciones más justas y humanas en la cadena alimentaria”, afirma. Igualmente, resalta que las CSA son una herramienta poderosa para construir soberanía alimentaria y promover prácticas agrícolas sostenibles.

Desde otra perspectiva, Dayana Quintero Ceballos, agricultora de la CSA El Maná en el Valle del Cauca, destaca el valor de esta conexión directa. “Mi experiencia con la CSA ha sido muy bonita. Esa reconexión con las personas que se alimentan de los frutos de nuestra finca es muy especial. Ya no es solo producir en cantidad, sino crear comunidad en torno a la tierra”, cuenta.

CSA universitaria

Camino a la Montaña, una comunidad que vincula a una familia agricultora de San Antonio de Prado con miembros de la comunidad universitaria, es la CSA que alberga EAFIT. Cada jueves, don Rubén Vélez y doña Luz Dary Gómez preparan canastas agroecológicas que se entregan a los empleados de la Universidad, fortaleciendo así el vínculo entre quienes cultivan y quienes consumen.

“En la práctica, cuando te suscribes a una CSA, ofreces un aporte financiero mensual, el compromiso mínimo es de tres meses, pero la idea es que te quedes con tu familia agricultora siempre. Cada semana recibes una canasta con un promedio de 10 alimentos diferentes, frescos, agroecológicos, directo de la tierra y de las manos de tu agricultor o agricultora”, afirma la investigadora Carolina Alzate.

Dayana coincide con Carolina al decir que en “la CSA se crea una relación más cercana. Se trata de rescatar lo que se ha perdido, valorar el campo, entender que la alimentación de calidad comienza con cuidar la tierra y a quienes la trabajan. Eso, sin duda, nos favorece a todos”.

El programa Orquídeas

El programa Orquídeas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias) en Colombia es una estrategia para reducir la brecha de género en ciencia y tecnología, impulsando a doctoras jóvenes e investigadoras. Esta iniciativa otorga financiación a proyectos posdoctorales liderados por mujeres con enfoque en investigación desarrollo tecnológico e innovación.

Según Juliana Ortíz Marín, “desde el proyecto comunidades que sustentan la agricultura - CSA, además de cumplir con los lineamientos del programa, hemos dado un paso más allá al incorporar una perspectiva de género en todas las etapas de la ejecución. No solo el equipo de gestión que acompaña este proceso está conformado en su mayoría por mujeres, sino que también hemos identificado que todas las familias participantes del proyecto son lideradas por mujeres. Esto habla del empoderamiento femenino en el territorio, del rol protagónico de las mujeres en los procesos de transformación social y la gestión de proyectos de Ciencia, Tecnología e Innovación, que le apuestan al cierre de brechas de género”.

Las personas interesadas en conocer más sobre las CSA o en vincularse a alguna de las iniciativas activas pueden comunicarse a los números de WhatsApp 318 640 7962 (Valle del Cauca) o 322 710 7673 (Antioquia).
 

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En los últimos 4 años EAFIT ha gestionado proyectos que impactan 32 departamentos de Colombia, en más de 300 municipios rurales y urbanos del país. En la imagen, una de las visita de la investigadora en la CSA El Maná.
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En los últimos 4 años EAFIT ha gestionado proyectos que impactan 32 departamentos de Colombia, en más de 300 municipios rurales y urbanos del país. En la imagen, una de las visitas de la investigadora en la CSA El Maná.
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Estudiantes eafitenses diseñaron turborreactor que será útil en el proceso de transición energética del país

Junio 17, 2025

El turborreactor plasma, diseñado por estudiantes del semillero de Turbomáquinas de EAFIT, será útil para el mejoramiento de la eficiencia energética  de diversas industrias del país.

Este proyecto resultó ganador en el Innovation Camp 2025, una competencia organizada por el Grupo Ecopetrol y la Red Econova, que reunió a equipos de seis universidades colombianas en torno a los retos de la transición energética.

Un turborreactor es un motor,  y el que han  diseñado los estudiantes del  Semillero de Turbomáquinas de EAFIT, se alinea con las metas de sostenibilidad del país, pues se trata de un sistema que combina algunos de los fenómenos más interesantes de la física cuántica con principios de la ingeniería para lograr un objetivo concreto: electrificar el aire, proceso conocido como “ionización”.

Este procedimiento permite facilitar reacciones químicas que, en la actualidad, requieren grandes cantidades de energía y temperaturas elevadas, que por razones económicas suelen alcanzarse quemando carbón u otros hidrocarburos.

Como lo explica Francisco Javier Botero Herrera, profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de la Universidad y asesor del semillero, “un reactor de plasma ofrece una ventaja significativa para diversas industrias al mejorar drásticamente su eficiencia energética. Esto significa que podemos producir más con los mismos recursos sin necesidad de una gran inversión. Es, sin duda, un elemento clave y atractivo para alcanzar los objetivos de la transición energética”.

Isabella Urán Agudelo, estudiante de Ingeniería Mecánica, resalta que “desde el Semillero de Turbomáquinas hemos venido trabajando desde el año pasado, y más específicamente los últimos dos meses, de manera muy ardua en este proyecto. Nos dividíamos en cuatro comités: financiero, formulación de proyecto, redes sociales y, por supuesto, construcción”. Esta organización interna permitió que cada integrante potenciara sus habilidades y contribuyera de manera decisiva al resultado final.

Y este esfuerzo de un año largo dio sus primeros frutos, pues el proyecto resultó ganador del Innovation Camp 2025, una competencia organizada por Ecopetrol y la Red Econova, que tenía como objetivo desarrollar propuestas innovadoras que contribuyeran a la transición energética del país.

Específicamente para Ecopetrol, este turborreactor permitirá, en sus siguientes etapas de desarrollo, reducir a la mitad la energía requerida para el proceso de producción de hidrógeno gris en Reficar. “Y lo mejor es que será 100 % eléctrico, lo que hará que este proceso —responsable actualmente del 4 % de las emisiones globales de carbono— pueda volverse independiente de la combustión, reduciendo sus emisiones a niveles ínfimos”, afirma Santiago Alberto Vélez Casallas, líder del equipo ganador y coordinador del semillero.

Innovación al servicio de la transición energética 

Las mentes creativas de seis equipos de estudiantes de ingeniería, provenientes de las universidades EAFIT, EIA, UdeA, Pontificia Bolivariana, Universidad Nacional de Colombia, Tecnológica de Pereira y Universidad de la Costa, estuvieron presentes en el Innovation Camp. Durante cinco días, los participantes vivieron una experiencia formativa que incluyó conferencias, talleres, visitas y sesiones de pitch ante expertos del sector energético.

El prototipo  de un  Turborreactor por plasma,  presentado por los eafitenses, se destacó por su enfoque técnico, su viabilidad y su pertinencia frente a los desafíos actuales del sector energético. Se trata de una propuesta que sobresalió por dos motivos clave, “en primer lugar, era una idea innovadora y verdaderamente disruptiva, respaldada por una justificación impecable.
 
Este triunfo, además de evidenciar la calidad académica de los estudiantes, refleja el impacto del trabajo colaborativo entre docentes y semilleros, así como el valor del aprendizaje experiencial. La práctica permitió a los jóvenes aplicar conocimientos, enfrentarse a retos reales del sector y fortalecer su perfil profesional.

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Los estudiantes eafitenses presentaron el proyecto del Turborreactor plasma frente a jurados de empresas como ISA, ISA Intercolombia, Ecopetrol y BATx.
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Los estudiantes eafitenses presentaron el proyecto del Turborreactor plasma frente a jurados de empresas como ISA, ISA Intercolombia, Ecopetrol y BATx.


Como reconocimiento, el equipo eafitense recibió un premio de 250 millones de pesos para llevar a cabo su propuesta, lo que representa una oportunidad concreta para transformar su idea en una solución de alto impacto.
“Esta iniciativa nos enseñó cómo formular un proyecto no solo desde el ámbito académico, sino desde un nivel más profesional y laboral, ya que nos hizo mostrar el proyecto ante industrias grandes como Ecopetrol, ISA y otras entidades extranjeras”, destacó Jerónimo Piedrahita Franco, estudiante del pregrado en Ingeniería Mecánica.

Para Daniel Tobón Espinosa, profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería, el solo hecho de participar ya representaba un reto importante. “Ser ganadores nos da mucha más energía para continuar con este tipo de proyectos, sobre todo en el análisis energético y en la solución a las comunidades y a la industria, que finalmente es lo que nosotros como ingenieros siempre buscamos hacer”. 

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EAFIT llega al pacífico colombiano con formación en IA a jóvenes de Guapi, Timbiquí, Tumaco y Buenaventura

Junio 16, 2025

Valle del Naidí Smart Life avanza en su propósito de formar en el uso de la inteligencia artificial para crear soluciones desde el territorio. En este caso se trata de 103 jóvenes afrocolombianos provenientes de los municipios de Guapi (Cauca), Timbiquí (Cauca), Tumaco (Nariño) y Buenaventura (Valle del Cauca).

El programa, que es una iniciativa entre la corporación Manos Visibles y EAFIT, a través de su centro Nodo, con el acompañamiento de Ekobots y Koulutus, impacta los sectores educación, salud, medio ambiente, comercio y derechos ciudadanos.

Jóvenes de Guapi, Timbiquí, Tumaco y Buenaventura se forman en inteligencia artifical gracias a Valle del Naidí Smart Life, una iniciativa de Manos Visibles y EAFIT, a través de Nodo, centro de formación en tecnología, con el acompañamiento de Ekobots y Koulutus.

Durante seis semanas, 103 jóvenes entre los 12 y 18 años participaron en una ruta formativa estructurada en cuatro módulos: Explorar, Experimentar, Crear e Impactar, donde aprendieron desde los principios de la inteligencia artificial (IA) hasta el desarrollo de 24 soluciones reales, como asistentes virtuales, brazos robóticos, bots para educación ambiental y canales de WhatsApp que enseñan a ejercer derechos ciudadanos.  

Sobre esta última solución, Henry Sinisterra, estudiante del municipio de Guapi (Cauca), expresa: “Con base en la herramienta de ChatGPT construimos una IA que nos ayuda a los ciudadanos del municipio a presentar quejas formales, con base en nuestros derechos y las leyes vigentes”.

Para José Betancur Álvarez, director de Nodo, esta iniciativa es una forma de potenciar el talento en las regiones. “Pensamos este proceso formativo desde un concepto básico: smart life, es decir, cómo podemos utilizar la inteligencia artificial generativa para transformar la vida. En el espacio que compartimos con los chicos y chicas del territorio, buscamos que al final apropiaran el conocimiento y lo utilizaran para mejorar su vida”. 

Y es que, además de aprender a usar tecnologías como ChatGPT, Arduino y WhatsApp API, este proceso iba más allá de enseñar código, pues buscaba que los estudiantes aprendieran a escuchar el entorno, traducir los ritmos de la marimba y los saberes ancestrales en datos, algoritmos y prototipos.

“Los proyectos no solo transformaron las habilidades técnicas de los chicos y chicas, sino que encendieron nuevas formas de imaginar el territorio, abriendo caminos hacia una autonomía tecnológica con identidad propia”, resalta Stiven Arteaga, coordinador académico de Nodo, quien acompañó el proceso.

Entre las propuestas desarrolladas por los jóvenes, destacaron aquellos que respondieron a problemas concretos de sus comunidades. Usando inteligencia artificial, crearon chatbots que automatizan tareas como la atención en negocios locales. En Tumaco, por ejemplo, se realizó el diseño de asistentes virtuales que, a través de WhatsApp, permiten agendar citas médicas, un proceso que usualmente implica largas filas. Esta solución fue implementada con el apoyo de actores locales de salud y se puso al servicio de las personas.

El poder de la inteligencia artesanal

Uno de los conceptos que surgió del proceso fue el de “inteligencia artesanal”, una forma de IA tejida desde la cultura, la memoria, los saberes del territorio y las necesidades cotidianas de las comunidades. Esta idea permitió integrar los conocimientos tecnológicos con las expresiones culturales propias.

“Llevar procesos tecnológicos al Pacífico significa un ejercicio de reivindicación. Es una forma de mostrarles a los chicos y chicas de nuestros territorios que existen otras alternativas, que hay muchas posibilidades para salir adelante. A través de la educación, acercamos estos procesos tecnológicos a las comunidades, para que estén al alcance de todos y todas, y para que podamos transformar nuestras realidades”, señala Klever Arrechea, cofundador y director de Tecnología de Ekobots.

En territorios con barreras estructurales tan marcadas, iniciativas como Valle del Naidí Smart Life no solo enseñan a programar, sino que reafirman el poder del conocimiento como herramienta para el cambio. Los jóvenes se convierten así en agentes de transformación que reinterpretan la tecnología desde su identidad y contexto.

“A menudo, cuando hablamos de equidad racial en Colombia, no pensamos en el campo tecnológico. Por eso, queremos mostrar que hay una generación afrocolombiana que ya está creando soluciones tecnológicas para los problemas de siempre”, afirma Paula Moreno, presidenta de Manos Visibles.

Hasta ahora, los impactos del programa han trascendido las sesiones formativas. Las comunidades han empezado a ver en sus jóvenes referentes y agentes de cambio que sustituyen la falta de oportunidades por creatividad, propósito y tecnología. 

Valle del Naidí Smart Life lleva en su corazón un propósito claro: democratizar el acceso a la inteligencia artificial generativa, cerrar brechas tecnológicas y acompañar a las juventudes afrocolombianas en la construcción de futuros posibles desde y para sus territorios.
 

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Foto de talleres en el Valle del Naidi- Nodo
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La ruta formativa integró pensamiento crítico y herramientas digitales para impulsar el cambio desde el territorio.
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