Cultivos más sanos y productivos

Septiembre 30, 2022

Conoce los insumos sostenibles y amigables con el medio ambiente.

¿Sabes la cantidad exacta de químicos utilizados en los cultivos?  

Productos básicos de la canasta familiar como las frutas, los vegetales y los granos están siendo afectados directamente por el uso de agroquímicos con altos niveles de toxicidad. En el largo plazo, estos químicos no solo afectan a nuestros alimentos, también contaminan nuestras fuentes de agua, generan cambios drásticos en las poblaciones de insectos, aves y peces. De la misma forma, estas sustancias químicas pueden ser causantes de la aparición de enfermedades como el cáncer.  

Por este motivo AUGURA (Asociación de Bananeros de Colombia) y EAFIT han creado un portafolio de bioinsumos que permiten a los agricultores prevenir y hacer un mejor control de enfermedades, plagas y demás factores negativos. Logrando así, reducir el uso de insumos químicos perjudiciales para el medio ambiente y la salud.

Los productos desarrollados se enfocan en el control de plagas y el crecimiento, que son dos grandes preocupaciones respecto a los cultivos. Normalmente, estas situaciones se resuelven empleando sustancias químicas cada día más restringidas en los mercados de todo el mundo. Aquí es donde entran nuestros bioinsumos con dos tecnologías de usos específicos: el bio-controlador de plagas, utilizado para mitigar el impacto de gran variedad de enfermedades de las plantas causadas por diferentes organismos como hongos, y el bio-estimulante, el cual se utiliza para promover el crecimiento de las plantas a partir de esporas que incrementan la obtención de nutrientes en las tierras de los cultivos.  

Nuestros bioinsumos son elementos sustentables que no afectan la salud de los nutrientes del suelo, no perjudican los cuerpos de agua y favorecen las poblaciones orgánicas beneficiosas para las plantas. Un paso más en el avance sano y organizado del campo colombiano; una solución para la comercialización en mercados internacionales de forma segura y beneficiosa.

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¿Agrotech? ¿Y eso con qué se come?

Febrero 7, 2024

Descubre la historia del cacao, su evolución y los desafíos en su producción agrícola.

Uno lee ‘Theobroma cacao‘ y piensa que le están tomando el pelo. Pero resulta que es el nombre que le dio el botánico Carlos Linneo al árbol del cual nace este fruto, que significa en griego nada más y nada menos, alimento de dioses, inspirado en las creencias de las culturas azteca y maya que lo consideraban un regalo divino de un dios con forma de Serpiente Emplumada para que los hombres pudieran disfrutar de este manjar tal como ellos lo hacían.

La historia del cacao está entonces ligada a los pueblos centroamericanos y la primera evidencia de su domesticación nos lleva a Honduras 3.500 años atrás, aunque también se ha encontrado que esta planta viene de nuestro Amazonas, con pruebas de su presencia desde el año 5.500 a.C.

No es de extrañar que en todos estos años el uso del cacao haya experimentado grandes transformaciones. Pasó de ser consumido como una bebida amarga asociada a la salud, el vigor y la longevidad que estaba reservada para reyes, nobles y guerreros, sirvió también como moneda de cambio y en la actualidad es uno de los productos agrícolas más consumidos en todo el mundo en forma de alimentos, medicamentos, cosméticos y productos de aseo.  

Sin embargo, para llegar a esa taza de chocolate que todos conocemos se necesitó mucho desarrollo tecnológico, al cual recientemente nos referimos como Agrotech y que podemos entender como un conjunto de tecnologías y métodos que permiten aumentar la calidad de los productos, su rendimiento y su eficiencia de producción, eso sí, minimizando el impacto ambiental.

El chocolate es un claro ejemplo de la influencia que tiene la tecnología en la agricultura y cómo esta actividad ha estado mediada por innovaciones permanentes. Diego Villanueva, profesor investigador de EAFIT y director del Área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad, considera que el agro en Colombia es un sector que tiene muchos retos, que sufre por muchas razones y que ha carecido de confianza en la ciencia y la tecnología, lo cual hace que aún no logremos ser tan productivos como otros países.

Es bajo esta visión que EAFIT ha incrementado su participación en temas agrícolas. En los últimos 5 años ha incluido en su oferta programas como Ingeniería Agronómica, programas de educación continua para profesionales del sector y ha generado alianzas con otras instituciones, entre ellas, la Universidad Zamorano de Honduras, ¿te acuerdas qué otra cosa nos conecta con Honduras? ¡Correcto!, la historia del cacao.

Además de esto han abordado las problemáticas que sufren muchos de los cultivos del país desde enfoques como el estudio de la semilla, los suelos, el diagnóstico de enfermedades, el control de los patógenos, el aprovechamiento de los residuos o la implementación de tecnologías de analítica avanzada que se conoce como agricultura de precisión.

Este ecosistema de investigación le ha permitido a EAFIT desarrollar tecnologías para propagar semillas, haciéndolas más resistentes, productivas y desprovistas de hongos y bacterias. Así mismo, bioproductos para otros cultivos esenciales como el banano y la obtención de bioplásticos a partir de residuos como las pepas del aguacate, entre muchas otras.

Retomando el ejemplo del cacao, encontramos que entre las enfermedades más importantes que atacan su cultivo está la moniliasis, generada por un hongo que se alimenta de sus frutos. Este produce millones de esporas que se multiplican de manera rápida ocasionando grandes pérdidas en la cosecha. Esta enfermedad está presente en casi todos los países productores de América y los estudios han mostrado a Colombia como el lugar de origen.

Atender esta problemática a nivel nacional es fundamental dada la importancia de este producto para el bienestar económico y social, en donde hay un poco más de 170.000 hectáreas cultivadas en 26 departamentos y 850 empresas dedicadas a la elaboración de derivados del cacao. En el 2022 aportó cerca del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) de la industria de alimentos y 16.000 nuevos empleos formales. Los productos de chocolatería colombiana llegaron a 68 países y el cacao ha sido utilizado como sustituto de cultivos ilícitos dado el reconocimiento de la International Cocoa Organization (ICCO) como Cacao Fino de Aroma.

Los primeros trabajos de investigación para el control de la moniliasis se dieron en la década de 1950 y desde entonces se han realizado muchos estudios buscando alternativas en productos de origen químico y biológico, alteración genética de la variedad vegetal o mejores prácticas agrícolas y, aun así, el problema persiste.

Es aquí donde la combinación de múltiples saberes y áreas de conocimiento cobra especial relevancia y, ¿qué otro lugar permite mejor esta integración sino una universidad? Un lugar en el que un ingeniero de control termina trabajando con un biólogo para intervenir esta situación desde otro enfoque, uno más predictivo.  

Alejandro Marulanda, doctor en Agroingeniería y profesor del Área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad, explica que el objetivo es crear un modelo matemático que permita saber cuándo un cultivo tiene propensión a ser infectado con el hongo. Este modelo necesita medir en campo la cantidad de esporas en el ambiente, cuya presencia posibilita generar alertas tempranas.

En el mundo existen algunas tecnologías enfocadas a esta medición, pero su implementación demanda alta inversión, capacidad y tiempo, lo que hizo a los investigadores pensar en una solución rápida con tecnología comercial a la que se refieren como atrapaesporas. Un dispositivo que fue probado con cacaoteros en Palestina (Caldas) con apoyo de Casa Luker, dando como resultado una rebaja considerable de estas esporas.

La historia del cacao pone de manifiesto que la agricultura, siendo una de las actividades más antiguas de la humanidad, que consistió en sí misma en una innovación disruptiva en la forma de producir alimentos, está enfrentada constantemente a nuevas necesidades y retos para el universo investigativo. Así que la próxima vez que tengas una taza de chocolate en tus manos, piensa en que cada sorbo está repleto de ciencia y tecnología.

Buen provecho.

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¿Ladrillos que dan energía?

Septiembre 30, 2022

Sistema de paneles solares instalados en ladrillos.

Hablar sobre la implementación de energías renovables en la actualidad es cada vez más recurrente. También, este tema se acerca a pasos de gigante cuando se buscan alternativas a las energías finitas como el petróleo. Sin embargo, uno de los principales problemas que presentan estas energías renovables es su difícil instalación en la cotidianidad.  

En un país como Colombia, la luz solar es un recurso del que disponemos por un poco más de doce horas al día. Pero, desaprovechamos parcialmente el potencial que tiene esta energía natural. Los paneles solares sufren del mismo limitante que el resto de las energías renovables, su instalación no es óptima, llevando a que se construyan grandes estructuras para su implementación, además de tener altos costos asociados.  Es por este limitante que la Universidad EAFIT ha desarrollado un sistema de aplicación de estos paneles, o materiales fotovoltaicos como se conocen técnicamente, a las superficies verticales de las edificaciones.  

¿Cómo se logra esto? Se toma un ladrillo de construcción con sus respectivas medidas estándar, después se instalan elementos electrónicos y de esta forma se consigue la adaptación de los paneles solares. A estos ladrillos se les conoce como ladrillos solares, los cuales a partir de un diseño especial del enchape, optimizan en un 10% la captación de energía solar. Esto logra el aprovechamiento de las paredes verticales y la independencia de los sistemas de abastecimiento energético tradicionales. Paralelamente, gran parte de los componentes de los ladrillos son reciclables, se atienen a las normas de sismo resistencia y generan un ahorro en la energía y en los costos relacionados al uso de las tecnologías.  

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La IA, una nueva forma de escribir el presente

Febrero 20, 2024

¿Sabías que el Premio Akutagawa es uno de los más prestigiosos de Japón? ¿Y que entre los escritores que lo han recibido se encuentra Haruki Murakami? ¿Qué pensarías si él dijera, en plena ceremonia de premiación, que ha utilizado activamente ChatGPT para liberar su potencial creativo y que además ha tomado el cinco por ciento de las frases generadas por esta Inteligencia Artificial (IA) para su novela?

Pues esto acaba de pasar.

No con Murakami, sino con Rie Kudan, una escritora japonesa de 33 años que ha afirmado haberse apoyado en la IA para la escritura de La torre de la simpatía de Tokio, su última novela, lo que ha generado gran controversia en el mundo de la creación.  Aunque es justo recordar que, desde su aparición la Inteligencia Artificial ha estado rodeada de este tipo de debates. Unos la consideran una aliada, otros no tanto, tal como suele suceder casi siempre que nos enfrentamos a algo desconocido.

Para entenderla, revisémosla primero como concepto. Para ello, te vas a situar en Google, -buscador que es también una gran muestra de lo que es la IA en la vida cotidiana- y vas a preguntar qué es la inteligencia artificial, puedes hacerlo escribiendo o hablando al micrófono. Encontrarás cerca de 225.000.000 millones de resultados.

Si revisas aleatoriamente unos cuantos de esos resultados, podrás darte cuenta que por lo general es definida como una rama del campo de la informática que crea máquinas capaces de realizar tareas que requieren inteligencia humana. Sin embargo, por su alcance, es necesario aclarar que es una ciencia interdisciplinaria que busca expandir las capacidades cognitivas de las personas para ofrecer un mejor conocimiento e información de valor a partir de una gran cantidad de datos, permitiendo resolver problemas de índole mundial.

Pero a todas estas… ¿De dónde viene la IA?

Su nacimiento oficial se ubica en la década de 1950, gracias a que varios investigadores, incluidos Alan Turing, quien se atrevió a preguntarse si las máquinas podían pensar y John McCarthy que la definió como tal. Desde entonces ha experimentado un rápido crecimiento y ha sido aplicada en diversas áreas.

La profesora Olga Lucía Quintero Montoya, doctorada en Ingeniería de Sistemas de Control, la considera como un conjunto de tecnologías que con el tiempo han comenzado a cambiar la sociedad y que tal cual como ha pasado con cada revolución, es normal que genere un ruido parecido al que hace una puerta sin aceitar.

Por tanto, no es extraño encontrar quienes afirman que las máquinas pueden pensar como los humanos, que nos reemplazará en todos los trabajos, que son infalibles, que han sido diseñadas para beneficiar solo a grandes corporaciones y que serán el final de la humanidad.

Ahora…

¿Has usado alguna vez a Siri o Alexa? ¿Has buscado o recibido recomendaciones de contenido? ¿Has hecho búsquedas en internet? ¿Usas el reconocimiento facial para desbloquear tu celular? O, sin pedirlo, ¿una página te ha ofrecido la traducción automática del contenido a diferentes idiomas? Lo más probable es que sí.

Porque lo cierto es que la IA se ha integrado a través de numerosas aplicaciones a nuestra cotidianidad, haciéndonos más fácil el camino y pese a que pareciera contener algunos riesgos, el reto real que se nos presenta aquí es entenderlos como desafíos, entre ellos, los éticos, a los que se enfrenta cada vez con más urgencia, ya que esta tecnología está cada día más presente en nuestras rutinas. También nos plantea desafíos sociales y laborales, incluido el desplazamiento de empleos, la brecha digital y la distribución desigual de beneficios y riesgos.

Asumiendo estos desafíos podremos garantizar la equidad, la privacidad y seguridad de nuestros datos, evitar el desplazamiento laboral o caer en la manipulación y la desinformación, mantener autonomía y control, entre otros. Lo que requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a expertos en ética, derecho, tecnología y ciencias sociales, así como políticas y regulaciones claras para guiar el desarrollo y el uso responsable de la IA.

Convencidos del potencial que tiene para el desarrollo y entendiendo que esta está al servicio de la sociedad, EAFIT le ha apostado a la integración de la IA en su quehacer investigativo, prueba de ello, es que desde el 2016 se ha trabajado en la construcción del marco ético para la IA en Colombia con el Centro para la Cuarta Revolución Industrial o el marco ético del uso de la IA en seguridad y defensa nacional. Proyectos, por cierto, en los que Olga ha participado.

Asimismo, se ha creado la plataforma de automatización de procesos SAGRILAFT que presenta una solución destinada a la automatización y gestión de las actividades relacionadas con el Sistema de Autocontrol y Gestión del Riesgo de Lavado de Activos y de la Financiación del Terrorismo (SAGRILAFT). Buscando optimizar y asegurar la eficiencia en la identificación, evaluación, y control de los riesgos, contribuyendo así a la integridad financiera y al cumplimiento normativo de las entidades obligadas a implementar estas medidas.

También, a través la spin-off  HuMath se han desarrollado algunas tecnologías como el Sistema de Teleradiología que sirve para analizar imágenes de rayos X y TAC que permiten obtener diagnósticos rápidos y precisos y el Sistema de Reconocimiento de Emociones, tecnología capaz de interpretarlas a través de video, audio, y texto para aplicarlas en varios sectores como recursos humanos, psicología, y marketing.

Estos son algunos ejemplos de las apuestas que como universidad se han hecho y se seguirán haciendo, pues desmitificar la inteligencia artificial es esencial para comprender su verdadero potencial y limitaciones. Mientras que los mitos sobre la IA pueden oscurecer nuestra percepción, la realidad nos muestra una herramienta poderosa y versátil que, cuando se utiliza de manera responsable, puede mejorar significativamente nuestras vidas y sociedad.

Es importante acercarse a la IA con una mente abierta y crítica, reconociendo tanto sus capacidades extraordinarias como sus necesidades de supervisión y mejora continua. Tal como lo hizo Rie Kudan, quien para la construcción de su novela estableció conversaciones profundas con Chat GPT, entrenándolo de manera adecuada para que este le sirviera de interlocutor.

Según Olga, la propia humanidad es la responsable de sentar los límites con los cuales esos modelos van a entrenarse para aprender y usarse, ¿estás preparado?

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¿Construcciones a larga distancia?

Octubre 5, 2022

Esta tecnología facilita los procesos de construcción.

El sector de la construcción en Colombia está en constante expansión. Pero, los sistemas constructivos tradicionales, además de tener muchas etapas, tiene factores que dificultan la productividad como: diseños deficientes, mano de obra incapaz, baja información del proyecto, falta de materiales requeridos, además de condiciones climáticas y terreno irregulares. Con normalidad, se ve que los tiempos de construcción son más largos de lo esperado y con gran variedad de tropiezos. De la misma forma, los riesgos de los encargados son bastante más altos de lo que deberían dentro de las áreas destinadas a las obras.  

La Universidad EAFIT trae una solución de construcción basado en el modelo sistema fuera de sitio de premontaje modular, MPOSS por sus siglas en inglés (Modular preassembly Off-Site System) para el cubrimiento y la solución de estos problemas que envuelven a las construcciones. Este método consta en la elaboración de algunas piezas claves fuera de la zona de la obra que son construidas por separado; después, las estructuras son transportadas al lugar de la construcción previamente analizado para su instalación. Es básicamente una construcción a larga distancia.

Este sistema trae varios beneficios como los son: la disminución en el impacto ambiental; reducción en los tiempos de construcción, accidentes y desperdicios y, además, se consiguen diversidad de estructuras livianas que son desmontables, lo que facilita el transporte y el ensamble de las mismas. Esto orientado a la productividad y a la disminución de la probabilidad de reprocesos.  

El sector de la construcción representa el 6% del PIB del país. Por eso, para EAFIT es de suma importancia la tecnificación y la adaptación del mismo. Generar versatilidad, posibilitar la expansión y organizar procesos constructivos son algunas de las aplicaciones en las que el modelo MPOSS puede llegar a ser implementado. Ven y conoce esta alternativa para una porción importante de la economía colombiana.

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De residuos a energía

Noviembre 20, 2024

Cómo EAFIT y Promigas transforman la biomasa en soluciones para el campo.

En Colombia, donde el 80% de la energía consumida proviene de fuentes térmicas, la dependencia de los combustibles fósiles plantea un desafío significativo. Sin embargo, en medio de esta realidad, surge una alternativa innovadora desde los laboratorios de la Universidad EAFIT: un gasificador de biomasa diseñado para convertir residuos agrícolas en energía útil.

Esta tecnología no solo aprovecha desechos como cáscaras y semillas para generar energía térmica, sino que también abre una puerta hacia la sostenibilidad en zonas rurales con acceso limitado o inexistente a la electricidad.

Transformando residuos en energía limpia

El proceso de gasificación convierte materiales orgánicos en gas de síntesis mediante oxidación parcial a altas temperaturas. Este gas, compuesto principalmente por hidrógeno y monóxido de carbono, puede alimentar maquinaria agrícola, sistemas de calefacción e incluso satisfacer las necesidades energéticas de pequeños hogares.

El gasificador desarrollado en por EAFIT y Promgas, con una patente de invención que respalda su innovación, produce hasta 5 kW/h utilizando 8 kg/h de biomasa. Esto equivale a abastecer cinco hogares rurales o maquinaria esencial para labores agrícolas, contribuyendo directamente al bienestar de las comunidades.

Proyecto Verano I: energía móvil para el Bajo Cauca

El diseño de este gasificador permite montarlo sobre un tráiler, facilitando su transporte y uso en zonas rurales como el Bajo Cauca antioqueño, donde la electricidad es un lujo escaso. Esta solución portátil transforma residuos agrícolas en energía, fomentando la autosuficiencia de las comunidades y mejorando significativamente sus condiciones de vida.

Uno de los aspectos más notables del proyecto es su enfoque en la accesibilidad y el impacto directo. Al llevar la tecnología al campo, las comunidades no solo reducen costos, sino que también se convierten en actores clave de su propia sostenibilidad.

Más allá de la tecnología: un esfuerzo colaborativo

La alianza entre EAFIT y Promigas impulsa soluciones de producción de energía con emisiones de bajo carbono que refuerzan la transferencia de tecnología hacia las comunidades, llevando innovaciones energéticas más allá del laboratorio para generar impactos reales en la vida cotidiana. Este gasificador de biomasa simboliza el poder de la colaboración entre la academia y la industria, permitiendo a las comunidades rurales reducir costos, disponer de energía estable y contribuir a una Colombia más sostenible.

Los investigadores de EAFIT se encuentran trabajando en optimizar el sistema, explorar financiamientos y fomentar nuevas investigaciones en bioenergía. Así, la biomasa residual, que representa un 74% del potencial energético de biomasa en el país, se convierte en una oportunidad clave para el desarrollo rural y la transición energética en Colombia.

Un futuro sostenible desde el conocimiento

La visión de EAFIT es clara: contribuir a una transición energética que priorice el desarrollo rural y la sostenibilidad ambiental. Con proyectos como este, la Universidad reafirma su compromiso con la innovación y su capacidad de generar impacto más allá del aula, marcando el camino hacia una Colombia más equitativa y sostenible.

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Investigadoras eafitenses desarrollaron un test casero de la microbiota intestinal

Febrero 15, 2023

EAFIT presenta este desarrollo en un kit para testear la microbiota intestinal, donde se alojan causantes de afectaciones a la salud. La intención es la detección temprana y la prevención de enfermedades con un enfoque integral.

En Latinoamérica, por la complejidad del proceso, este tipo de análisis suele estar en manos de empresas científicas. El logro de las investigadoras es hacerlo más accesible a un público amplio, tal como ocurre en países del primer mundo.

​Sabe qué comió, pero ¿está seguro de lo que tiene en el intestino? Investigadoras eafitenses desarrollaron Biomatest, una tecnología para que cualquiera pueda realizarse, en su casa, un análisis de la microbiota intestinal, donde pueden alojarse causantes de enfermedades como alergias, migrañas, trastornos gastrointestinales, autoinmunes, metabólicas o sistémicas.  

Este análisis, que no solo ayuda a diagnosticar tempranamente, también a prevenir el desarrollo de enfermedades, es personalizado y entrega recomendaciones dietarias y en estilo de vida. Tiene una mirada integral.  

El hito que marca EAFIT es lograr que este tipo de estudios —que suele estar en manos de empresas científicas por la complejidad de secuenciar, extraer e interpretar datos de ADN— sea accesible a la comunidad general con una prueba casera, algo que ya ocurre en países desarrollados, pero no en Latinoamérica.  

“Lo que hicimos en EAFIT fue ciencia de talla mundial, de Colombia para colombianos y para Latinoamérica. Democratizar o poner al servicio de la gente esas tecnologías que a veces son tan lejanas”, expresa la investigadora Laura Sierra Zapata, profesora de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT y líder de Biomatest, en el que también participan María Clara Arrieta, Laura Gómez y Sara Londoño. 

Es ciencia básica que se convierte en algo aplicado, que podemos ofrecer a través de un servicio a la sociedad”, Sara Londoño. 

El origen 

El planteamiento del proceso comenzó con los estudios de la docente líder sobre la microbiología, específicamente el microbioma y sus implicaciones en la salud humana. El objetivo en mente era determinar el estado de la flora intestinal en mujeres embarazadas y lactantes, medidas por técnicas biológicas y biotecnológicas para descifrar cómo esta tenía implicaciones en la nutrición de sus bebés.

Esto fue clave. Abad Laboratorio, aliado en el proceso, analizaba en sangre el perfil lipídico. Mientras EAFIT medía el microbioma con estudios coprológicos, en los que se extrae ADN. Se puede decir que este proceso en genética le permitió a la Universidad medir fuerzas para hacer este tipo de análisis, lo que finalmente llevó a Biomatest, pensando en los aportes a la medicina preventiva. 

La transferencia 

Es un kit que incluye tubo de muestras, instructivo y un cuestionario que explora los hábitos del paciente. De ahí sale el informe diagnóstico con recomendaciones dietarias y sobre cambios de estilo de vida. 

“El microbioma no es algo que se afecta solo por lo que tú comes. Principalmente sí, pero también por los medicamentos que tomas, las vitaminas o suplementos, si consumes o no probióticos, si duermes bien, si haces ejercicio, si eres una persona con un buen manejo del estrés. También el ambiente donde vives, si vives en el campo o en la ciudad, si tienes animales, si tienes una enfermedad de base. Todas esas cosas son muy importantes en el microbioma. De hecho, lo que hemos visto, súper interesante, es que cambia mucho de paciente a paciente”, constata la profe Laura. 

No se trata, pues, de un test dirigido solo para personas con padecimientos como alergias, trastornos gastrointestinales, enfermedades autoinmunes, metabólicas, sistémicas, crónicas o inflamaciones constantes. Cualquier persona puede realizarse este diagnóstico para prevenir o mejorar su estado de salud, siempre y cuando esté entre los 2 y 70 años. 

Ciencia al servicio de las personas 

“Este proyecto puede tener un gran potencial en diferentes campos, por ejemplo, en el tema de la medicina preventiva, por supuesto en medicina funcional, de nutrición, en la detección temprana de enfermedades. Creo que es un proyecto de transferencia de tecnología que tiene un potencial enorme desde donde uno lo mire. Es el tipo de investigación y desarrollo pertinente y relevante que estamos muy interesados en impulsar”, puntualiza Camilo García Duque, director de Innovación y Desarrollo Tecnológico de EAFIT, quien destaca que el propósito de ese tipo desarrollos es ofrecer soluciones pertinentes y relevantes para la sociedad. 

Lo ratifica la investigadora Laura Gómez al resaltar de manera especial el apoyo de la Universidad en todo el proceso, desde la gestación de la idea hasta la materialización en un producto para el comercio, y destaca ese propósito elevado con el que iniciaron el proyecto y del que habla el Director, ese “cómo vamos a ayudar”. 

Mayores informes
Alejandro Gómez Valencia
Área de Contenidos – Departamento de Comunicación EAFIT
Teléfono: 574 2619500 ext. 9931
Correo electrónico: jgomez97@eafit.edu.co​ 

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Las investigadoras de Biomatest están, de la mano de Innovación EAFIT, dando pasos hacia la creación de la spin-off llamada Astrolab Bio. En la imagen, de izquierda a derecha, Sara Londoño, Laura Sierra, Laura Gómez y María Clara Arrieta. Foto Róbinson Henao.
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​Las investigadoras de Biomatest están, de la mano de Innovación EAFIT, dando pasos hacia la creación de la spin-off llamada Astrolab Bio. En la imagen, de izquierda a derecha, Sara Londoño, Laura Sierra, Laura Gómez y María Clara Arrieta. Foto Róbinson Henao.
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Estas investigadoras encontraron microalgas que limpian el agua residual

Febrero 23, 2023

Adriana, Catalina y Lorena son investigadoras de EAFIT, U. de M. y Pascual Bravo, que identificaron especies de microalgas colombianas que limpian el agua que la industrias deben verter a los colectores de agua. 

Además de ayudar a cumplir a las empresas con la reglamentación ambiental, la tecnología tiene entre sus ventajas que especies nativas que crecen en condiciones adversas y generan productos como biofertilizantes.

​​​Se dedican al aseo. Las identificaron tres investigadores de EAFIT, Pascual Bravo y Universidad de Medellín que utilizan estas microalgas para tratar aguas residuales y, en ese proceso, notaron que también se podían generan biofertilizantes y otros productos que son un valor agregado para las industrias que en sus procesos requieren el uso de agua. 

La tecnología se ofrece como una solución para las empresas, no solo para cumplir con los requerimientos de la legislación, sino también para ser ambientalmente responsables con los residuos que expulsan a los recolectores de agua. 

“La idea es aprovechar estos microorganismos que hacen fotosíntesis, como las plantas, que y están de manera natural en los ecosistemas. En Colombia hay muchos tipos y se caracterizan porque se adaptan a diferentes condiciones y se alimentan de materia orgánica”, explica Adriana Aristizábal Castrillón, profesora de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT, e investigadora de este proyecto junto a Lorena Cardona Rendón, de la Institución Universitaria Pascual Bravo, y Catalina Arroyave Quiceno, de la Universidad de especies comercial Medellín. 

Fue justamente en las especies colombianas en las que las investigadoras encontraron muy buenos resultados en esa tarea de limpieza y en la adaptación a entornos difíciles. Catalina Arroyave explica que en el proyecto se aislaron muestras que evidenciaron características particulares de las microalgas del país como “la capacidad de crecer en aguas residuales mucho más rápido y que se adaptan muy bien, incluso más que especies comerciales”.  

Estas cualidades se enmarcan en el concepto de economía circular que resaltan las líderes del proyecto: las aguas son tratadas con microalgas de la biodiversidad nativa y, además, se genera un biofertilizante que se presenta como una solución ante los altos costos de los insumos para la agroindustria. Una solución con valor agregado pues, tal como explica Catalina Arroyave, estas microalgas tienen un alto contenido de nitrógeno, un rango entre 11 y 13 por ciento, “muy alto en términos de fertilizantes”. 

Lo esencial, dice Lorena Cardona, es garantizar una producción efectiva, cubriendo así una deficiencia común en el mercado, pues algunos fertilizantes, al no ser absorbidos por la planta, terminan en el suelo generando contaminación. 

Transferencia al servicio de la sociedad 

El trabajo que se requiere del laboratorio está listo, el foco ahora está en la adaptar la tecnología a las diferentes necesidades del contexto. Se han realizado pruebas piloto con éxito y sigue escalando en su nivel de madurez tecnológica. 

“Si bien las empresas tienen un tema productivo por el que debe responder, es relevante incluir dentro de sus procesos la forma más sostenible de hacer esa producción. Entonces ahí entra la Universidad”, enfatiza Melissa Londoño, jefa encargada de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de EAFIT, dependencia que acompaña el proyecto. 

Es por esto que, actualmente, se buscan aliados para continuar con su desarrollo. La tecnología está disponible para llegar a las empresas interesadas en aplicar el tratamiento de agua con menos impacto ambiental y menos costo, lo que la hace accesible a toda la industria. Además, la tecnología también puede ser útil en la generación de productos para el sector farmacéutico, en medicina, alimentación, productos químicos, entre otros. 

Así se consolida lo que explica Diego Villanueva Mejía, director del Área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad de EAFIT, sobre el interés institucional por que el conocimiento que se genere también tenga aplicación. En el caso de estas microalgas aseadoras de agua el profesor destaca que “contribuye totalmente a la sostenibilidad que tanto pide el entorno”. 

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La imagen corresponde a Catalina, Adriana y Lorena.
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​Las empresas interesadas en conocer la tecnología de las microalgas que limpian el agua pueden consultar en redECA.net​. En la imagen Catalina Arroyave, Adriana Aristizabal y Lorena Cardona.​
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EAFIT y constructores proponen solución a las frustraciones en la entrega de inmuebles

Febrero 27, 2023

Construgarantías es un proyecto que provee soluciones al sector de la construcción en temas de calidad. Es el resultado de un trabajo colaborativo que se enfoca en la regularización del sector y aborda asuntos como la estandarización de criterios y buenas prácticas. 

Se trata de una tecnología que sistematiza la información de las reclamaciones posventas, identifica procesos constructivos, monitorea procesos en los que una constructora no cuenta con control directo y hace seguimiento a las fallas presentadas tras la finalización de una obra.

La entrega de un proyecto inmobiliario es, quizás, el momento más traumático para un constructor. Puede ser tal la distancia entre lo que espera el cliente y la realidad que se pueden generar reclamaciones e incluso el rechazo del inmueble. Esa frustración es el foco de una solución en la que EAFIT trabaja junto a representantes de líderes del sector como la firma Juridicoconstructores y la empresa Muros y Techos S.A.S. 

El resultado es Construgarantías, un proyecto colaborativo que pretende mejorar la calidad final de los productos de la construcción, esto mediante la generación de buenas prácticas y estadísticas relacionadas con el desempeño de los proyectos desde la construcción hasta la entrega final y el periodo posventa, tal como explica Luis Fernando Botero Botero, profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería y líder del Grupo de Investigación en Gestión de la Construcción de EAFIT.

 La idea surgió hace 10 años cuando 12 empresas se interesaron en registrar patrones recurrentes en las reclamaciones de posventa para así disminuir su incidencia. Trataron de identificar afectaciones y factores determinantes, pero concluyeron que no era posible hacer un análisis porque los constructores examinaban la posventa de manera distinta. En ese momento comenzaron a desarrollar un instrumento de unificación con 32 empresas de Medellín, Bogotá y el Eje Cafetero para saber cómo denominar y registrar esos patrones. 

“Descubrimos que no existía un documento o norma en Colombia que dijera cuáles son las capacidades de producción que tienen los constructores y hasta dónde el componente de un producto inmobiliario puede ser aceptado o rechazado. Eso se llama tolerancia de fabricación”, explica Luis Fernando sobre ese documento que sienta bases para lo que se conoce como costumbre mercantil, que puede ser tenido en cuenta ante un litigio o peritazgo.  

A ese primer instrumento de recolección de información estandarizada se le denominó Observatorio de Solicitudes de Posventa y ayudó a conocer causas y dilucidar respuestas para el cliente. La U trascendió y propuso soluciones en el Manual de Buenas Prácticas, acorde con el propósito de Construgarantías de propiciar una autorregulación del sector, como lo dice Jorge Gómez, director técnico y administrativo de la Constructora Muros y Techos S.A.S. Ingenieros y Arquitectos. 

La autorregulación, justamente, es uno de los puntos que más se destaca del proyecto. Así lo cree Melissa Londoño Ávila, jefa encargada de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de la Dirección de Innovación y Desarrollo Tecnológico de EAFIT, quien menciona que esto se logra “a partir de conversaciones y metodologías desarrolladas por las mismas empresas del sector y de sus propias necesidades, guiadas por la Universidad como un ente imparcial que tiene como objetivo transformar las realidades del sector de la construcción”. 

En línea con esa conexión con las organizaciones y de estar atentos a las necesidades de la industria, los investigadores eafitenses dieron otros pasos después del Observatorio de Solicitudes de Posventa y del Manual de Buenas Prácticas, y por eso surgió el Observatorio de Tolerancias y un manual para el recibo y entrega de zonas comunes. 

Melissa Londoño expresa que la transferencia de los resultados de estas tecnologías al sector constructor ya comenzó. “Cualquier empresa puede estar trabajando sola estos mismos temas, pero el impacto y la velocidad con que se va a llegar a las soluciones no va a ser tan rápida y tan buena como la obtenida con el consenso y la participación de 15 actores que tienen el mismo problema”, expresa el profesor Luis Fernando, quien resume que el propósito de Construgarantías es “disminuir los reprocesos en obra para tratar de encontrar las causas raíces que hagan que el proceso de construcción sea más limpio, productivo, eficiente y con altos niveles de calidad”. 

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Las mujeres millenials colombianas ganan 19 por ciento menos que los hombres

Marzo 7, 2023

Así lo determinó un estudio realizado por investigadores de EAFIT que se preguntaron cómo ayudar a las empresas a retener el talento de los jóvenes. Entre las razones que encontraron para esa brecha hay asuntos culturales de la sociedad y otros estructurales encajados en algunas compañías. 

Entre los culturales hay temas que se conectan con otras investigaciones de la Institución que evidencian por qué las mujeres tienen menos tendencia a emprender y a estudiar ingeniería. Algunas de esas barreras se quieren desmontar con la Alianza Empresarial por la Equidad de Género en la que participa la Universidad.

​​​​​​​​​Son jóvenes. Tienen menos de 37 años y gran parte de ese tiempo lo han vivido en una sociedad con cada vez más voces que rechazan la inequidad de género. A propósito del Día Internacional por los Derechos de las Mujeres, ¿esas voces se han escuchado lo suficiente? Ellas, millineals como sus compañeros de trabajo, en el mismo rango de edad, de estudios y de condiciones socieconómicas trabajan para organizaciones privadas, del sector formal, pero ganan 19 por ciento menos que ellos, brecha que baja al 14 por ciento si tienen estudios universitarios. 

Los datos los recogió un grupo de investigadores de las escuelas de Administración; y de Finanzas, Economía y Gobierno de EAFIT que determinaron la brecha salarial en los millenials, luego de la inquietud que surgió entre participantes de los cursos de Alta Dirección  de la Universidad sobre cómo las empresas podrían retener el talento de los jóvenes. Los resultados fueron publicados con el título Millennials y la brecha salarial de género: ¿las mujeres millennials enfrentan un techo de cristal?  

Gustavo Adolfo García Cruz, profesor del Área de Mercados y Estrategia Financiera de EAFIT y uno de los investigadores del estudio, explica que les concedieron acceso a las bases de datos de organizaciones con presencia en ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Barraquilla y Bucaramanga, tuvieron contacto con las plantas de colaboradores y realizaron 2.100 encuestas entre hombres y mujeres de diferentes niveles: operativo, administrativo y gerencial. Con técnicas econométricas y la información de los salarios controlaron las variables para que la única relación de incidencia fuera la de ser hombre o mujer. 

“Encontramos que hay estructuras en algunas empresas que se han mantenido en el tiempo y son poco flexibles. Por eso una recomendación que les hicimos fue cambiar la forma de enganchar a los trabajadores y retenerlos. Los millennials, según encontramos en las entrevistas que hicimos, valoran el equilibrio entre el trabajo y el ocio, prefieren trabajos más flexibles, por proyectos y estar en la casa, entre otros asuntos. También encontramos unos temas de arraigo cultural como que la mujer tiene una carga adicional por las horas que le debe dedicar a la vida familiar y por eso necesitaría trabajos más flexibles”, dice García. 

Se necesitan más estrategias para la conciliación de la vida laboral, personal y familiar 

El investigador se refiere a lo que se conoce como trabajo doméstico y del cuidado no remunerado, un asunto central en la línea de base que aborda la Alianza Empresarial por la Equidad de Género que surgió en el año 2020, espacio que ha realizado varias guías y recientemente presentó el documento Estrategias para la conciliación de la vida laboral, personal y familiar en el sector priva​​do. 

La Alianza -conformada por EAFIT, Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, Comfama, Avon Colombia, ANDI Seccional Antioquia, Proantioquia, Aequales, Grupo Argos, Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín, Gobernación de Antioquia y Equilátera​- tiene el propósito de identificar la situación de l​as mujeres en el sector empresarial antioqueño para disminuir las brechas sociales y promover las buenas prácticas de inclusión.  

Así lo indica Carolina Lopera Tobón, jefa de gestión de proyectos del centro de estudio e incidencia Valor Público de EAFIT y representante de la Universidad en la Alianza, quien explica que cuando se hace un acercamiento a la autonomía económica de la mujeres como un derecho fundamental y se pregunta por qué es menor el número de mujeres que se engancha al mercado laboral una de las respuestas en la correlación cultural entre lo femenino y el cuidado, como por ejemplo el cuidado de niños, personas con enfermedades crónicas, adultos mayores o en situación de discapacidad. 

“Según datos del DANE, las mujeres registran una participaron del 90.4 por ciento en asumir trabajos domésticos y del cuidado no remunerado, porcentaje que aumenta ​si se trata de mujeres 'desocupadas', como las llama esa entidad. Las mujeres aportan el 77.7 por ciento de las horas anuales dedicadas al trabajo doméstico y del cuidado, mientras que los hombres aportan el 22.3 por ciento restante, lo que evidencia un desequilibrio y una carga desproporcionada”, comparte Carolina como ejemplos de lo que en estudios de género se conoce como la doble o la triple jornada. 

Además de dificultar el acceso de ellas al empleo, la relación cultural entre lo femenino y el cuidado también tiene efecto en el ámbito empresarial porque hace que en algunas organizaciones existan sesgos o prejuicios al momento de contratar a las mujeres. Aunque esto ya se ha aclarado como inconstitucional por parte de la Corte Constitucional, Carolina dice que aún es común que en procesos de selección se le pregunte a la mujer si está en embarazo y por su número de hijos. A ella misma, cuando le han pedido referencias de otras investigadoras, le han indagado si la candidata en cuestión pide muchos permisos para cuidar a sus hijos. 

De ahí la relevancia de las estrategias para la conciliación de la vida laboral, personal y familiar en el sector privado que Andrea Echavarría Areiza y Diana Paola Rojas Bermeo identificaron para la Alianza. Teniendo presente que el equilibrio de la vida laboral, personal y familiar está en el núcleo de muchas desigualdades y brechas de género, las investigadoras se basaron en evidencia empírica para registrar las buenas prácticas que se han implementado en diferentes lugares que han funcionado y tienen un impacto probado.  

Dichas prácticas las agruparon en 10 bloques (que se pueden conocer en este documento):

Teletrabajo. 

Flexibilidad horaria.

Licencias de maternidad y paternidad.

Estrategias para cuidadores y cuidadoras.

Adecuación de la infraestructura de la empresa.

Licencias y permisos.Capacitación, formación y sensibilización. 

Programas de bienestar.

Planeación estratégica para conciliación. ​

Aunque no se puede estimar si alguna es más efectiva que otra, en la Alianza han identificado que el éxito del aporte que hagan depende su combinación. Tal es la importancia de este asunto que en el año 1983 el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe declaró el 22 de julio como el Día Internacional del Trabajo Doméstico y del Cuidado No Remunerado. El año pasado para esa efeméride esta Agencia de Noticias publicó un análisis académicos sobre los retos y soluciones, acompañado de un reportaje gráfico​. 

Las normas sociales pueden ser una barrera para las mujeres emprendedoras 

Las estrategias identificadas por la Alianza, señala Carolina Lopera, se sustentan desde la política del cuidado, es decir, que no necesariamente tiene un componente de transformación cultural de los roles y estereotipos de lo femenino como se esperaría que ocurriera. Ahí, en lo cultural, está parte de la explicación de la baja participación de las mujeres en los emprendimientos, una de las preguntas que se hicieron investigadores de la Escuela de Administración de EAFIT. 

Los hallazgos se reunieron en el estudio Intención emprendedora femenina: Un análisis desde la asunción de riesgos y el rol de las normas sociales. Izaías Martin Da Silva, investigador del proyecto y profesor de la Escuela de Adminisración, explica que se trató de un análisis que se enfoca en cómo la intención emprendedora de las mujeres se ve afectada por la asunción de riesgos, las normas sociales y el menor apoyo por parte del entorno más cercano, entendido como familia, amigos y colegas. 

Para eso se utilizó una muestra de 12.466 personas entre los 18 y los 58 años de 11 países de América Latina y el Caribe, siendo 5.508 hombres y 6.958 mujeres. Los resultados arrojaron que hay diferencias significativas entre hombres y mujeres, siendo ellas menos propensas a asumir riegos y con menor intención emprendedora. Parte de la explicación es que las mujeres en muchas ocasiones son más afectadas por las normas sociales. Así mismo la percepción de apoyo del entorno más cercano se destacó como determinante para explicar la intención a emprender y, especialmente, una mayor propensión a asumir riesgos. Más información sobre esta investigación se puede ampliar en este artículo​  de la Agencia de Noticias de EAFIT. 

El riesgo es también determinante en la brecha salarial de las mujeres que trabajan en áreas como el desarrollo tecnológico. Elizabeth Suescún Monsalve, es una de las profesoras de Ingeniería de Sistemas de EAFIT inquieta por el poco número de mujeres interesadas en todo el mundo por las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, conocidas como STEM por la sigla en inglés. La ingeniera señala que en la industria tecnológica parte de la brecha salarial se explica porque el sueldo no está estandarizado y suele ser acordado. Hay estudios, dice, que demuestran que las mujeres son menos propensas a asumir riesgos y eso las perjudica en esas negociaciones. 

Esa brecha es una de las que explica el poco el interés de ellas por las ingenierías, pero hay otras. La profesora recuerda que en un principio las ciencias de la computación fueron impulsadas por las mujeres. Lideraban el sector y eran más en proporción que ellos. Luego llegaron los computadores portátiles que la industria y el mercadeo comenzaron a asociar con roles masculinos y ellas empezaron a perder interés. Con menos mujeres en esa área, las niñas y jóvenes dejaron de tener referentes que las motivaran. 

Hoy, cuando en algún curso se encuentra con más de dos mujeres Elizabeth se sorprende, pero también se alegra mucho por lo esencial que es la participación de ingenieras, por ejemplo, en los productos y los sistemas digitales en los que cada vez más se trasladan decisiones de la cotidianidad. 

“Si cada vez son menos las mujeres en la construcción y definición del diseño de estas soluciones pues quedará solo una perspectiva en el diseño y la implementación de estas soluciones. Las mujeres nos vamos a convertir en consumidoras de tecnología que los hombres construyen para nosotras. Por eso es necesario tener diversidad en los equipos de desarrollo de software”, dice la profesora, quien amplía en esta entrevista​ su análisis al respecto. 

 En la informalidad también hay brecha salarial

La necesidad de encontrar trabajos más flexibles, que les permitan conciliar la vida familiar con la laboral, lleva a las mujeres a optar por empleo en el sector informal. Esa es una de las conclusiones del profesor Gustavo García tras el estudio sobre la brecha salarial en los millenials y que se conecta a otro que realizó junto a Erika Badillo y Lorena Delgado, de la Universidad Autónoma Latinoamericana, y que fue publicado por la Universidad de los Andes con el título ¿Informal, más desigualdad de género? Diferencias salariales por género entre empleos formales e informales en Colombia.  

Los hallazgos surgieron de la pregunta de cómo se comparta la brecha salarial entre hombres y mujeres en comparación entre el mercado laboral formal y el informal. La cuestión tiene pertinencia en cuanto que la informalidad en Colombia es del 60 por ciento en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, pero sube a 70 y 75 por ciento en otras fronterizas. 

“Utilizamos los datos de la encuesta de hogares del DANE para el año 2018 y encontramos que, aunque en general en toda la economía tienen más educación que los hombres, las mujeres son más propensas a trabajar en la informalidad. A lo largo del tiempo las mujeres se han dado cuenta de que una forma de contrarrestar las desigualdades es a través del estudio, pero el mercado laboral no lo valora igual que el de un hombre. Si no tuvieran ese nivel educativo un poco más alto estarían peor”, expresa Gustavo García.  

El análisis identificó que la brecha salarial entre hombres y mujeres es más alta en el sector informal en el que ellas ganan 24 por ciento menos. Si bien en el sector formal, según los mismos datos del DANE, las mujeres pueden estar por encima de los ellos, en toda la economía, tanto formal como informal, la brecha ronda el 19 por ciento. “Son sectores muy diferentes. En el informal la mayoría de personas está en el rebusque, no tiene contrato, gana menos del mínimo, no cuenta con seguridad social, ni punto fijo de trabajo. Ahí vemos que las mujeres están más desprotegidas”, sostiene el profesor.  

Se requieren pues, coinciden los investigadores desde diferentes perspectivas, que los hallazgos de estos estudios aporten a la transformación cultural. Que sean insumo para la creación de políticas públicas y cambios estructurales en las organizaciones que permitan minimizar las brechas. 

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El cierre de las brechas que afectan a las mujeres pasan por transformaciones culturales en la sociedad y las organizaciones que relacionan exclusivamente a lo femenino con las labores del hogar y del cuidado. Foto Róbinson Henao.
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