Hasta la última vereda: aprendizajes de la expansión metodológica de la Universidad de los Niños EAFIT

Con presencia en más de diez departamentos y treinta y tres municipios de Colombia, la Universidad de los Niños EAFIT ha contribuido a la Apropiación Social del Conocimiento (ASC) en diversos ecosistemas escolares del país, estimulando la curiosidad, el gozo intelectual y el pensamiento crítico en niños, niñas, adolescentes, jóvenes y mediadores. 

La metodología de la Universidad de los Niños transforma el conocimiento científico en experiencias de aprendizaje que promueven el descubrimiento colaborativo, incluyente y divertido a través del asombro, la pregunta, el juego, la conversación y la experimentación.  

Estas herramientas metodológicas se actualizan y apropian en ecosistemas escolares regionales gracias al desarrollo de proyectos colaborativos que fortalecen conexiones entre la Universidad y aliados estratégicos de la sociedad civil, los sistemas públicos y el sector empresarial.  

Veamos algunos aprendizajes de la expansión metodológica de la Universidad de los Niños en el marco de tres proyectos de innovación educativa con enfoque territorial: Ciencia entre Montañas, Saberes en Red: Aprendamos con Eloísa Latorre y la Jornada Escolar Complementaria Inspiración Comfama

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Fotografías de escuelas y comunidades educativas rurales en el Suroeste Antioqueño, participantes del proyecto "Ciencia entre Montañas" de la Universidad de los Niños EAFIT.
 
Educación que cultiva ecosistemas de CTeI 

La innovación educativa permeabiliza los sistemas educativos existentes, fomentando más y mejores conexiones con los entornos locales, y nutriendo los brotes de futuros ecosistemas regionales de ciencia, tecnología e innovación (CTeI). 

Esto se impulsa mediante la apropiación de metodologías como el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), las preguntas guía anuales, los talleres vivenciales, la realización y difusión de contenidos educomunicativos, el uso innovador de recursos de aprendizaje —huertas, kits educativos, dispositivos tecnológicos, etc.—, y la realización de ferias de cultura científica que celebran los saberes locales y tradicionales. 

Esta es la experiencia, por ejemplo, del proyecto Ciencia entre Montañas, el cual ha beneficiado a más de mil setecientos niños y niñas del suroeste antioqueño, en cuarenta escuelas de la ruralidad dispersa de la Provincia Cartama, que incluye a los municipios de Caramanta, Fredonia, Jericó, Montebello, Pueblorrico, Santa Bárbara, Támesis, Tarso, Valparaíso y Venecia. 

Con el desarrollo de talleres guiados por preguntas relacionadas con el agro y la biodiversidad, este proyecto busca fortalecer competencias científicas y acercar a los participantes a su territorio desde una mirada investigativa que descubra mejores oportunidades para su futuro. 

Dentro del aula, los participantes viven experiencias y juegos que detonan preguntas y conversaciones alrededor de conceptos científicos, y fuera del aula, con actividades al aire libre, los niños y niñas exploran su territorio y se apropian de las maneras en las que se produce nuevo conocimiento en las ciencias naturales. 

 

El estímulo de ecosistemas educativos más conectados con las realidades locales fortalece el tejido social a través del conocimiento. En la imagen vemos un grupo de niños y maestros junto a un árbol de limones en la vereda Piedra Verde del municipio de Fredonia. Foto: Robinson Henao.

El proyecto Ciencia entre Montañas conecta la innovación educativa con el fortalecimiento del ecosistema regional de CTeI, con el liderazgo de la Universidad EAFIT y la Universidad de los Niños en alianza con Comfama y la Fundación Fomento a la Educación JCH, y además con la participación de diversas universidades y centros de ciencia —EAFIT, CES, Universidad de Antioquia, Jardín Botánico de Medellín, Parque Explora—, expertos del sector empresarial local —Urantia, Agrovizcaya, Café Luna, Laboratorio del Café—, y aliados como el Agroparque Biosuroeste, la Provincia Cartama y los gobiernos municipales. De esta manera el proyecto cumple con el propósito de las iniciativas de CTeI financiadas por el Sistema General de Regalías (SGR).

 

“Quiero agradecer el valor que Ciencia entre Montañas le ha dado a la ruralidad, al mostrar la ciencia como algo que hace parte de nuestra cotidianidad y entorno. Mis niños son felices y esperan con expectativa a los talleristas para compartir juntos muchos temas interesantes. El proyecto contribuye inmensamente a mi labor docente mediante estrategias innovadoras y el cambio de mentalidad frente a cómo vivenciar los temas que a simple vista pueden parecer complejos”.

 

Claudia Guerra, docente del Centro Educativo Rural La Alacena, Támesis. 

“Ser tallerista me ha dado la posibilidad de conocer mi territorio, de acercarme y compartir el conocimiento con los niños y niñas y, sobre todo, la oportunidad de crear, experimentar y soñar con la posibilidad de construir un mundo más justo e incluyente para todos”.

 

— Ana Milena Henao, tallerista del proyecto Ciencia entre Montañas

 
Inspiración y herramientas para investigar 

A través del despliegue de estrategias para la formación de formadores locales en diversos territorios, la Universidad EAFIT ha fortalecido capacidades regionales para la CTeI, facilitando que docentes, mediadores y líderes comunitarios accedan a herramientas pedagógicas para el aprendizaje experiencial, la apropiación social del conocimiento y el fortalecimiento de habilidades para el siglo XXI.  

Solo en 2024, la Universidad de los Niños contribuyó a la formación de más de noventa talleristas territoriales y más de dos mil cien maestros. Este enfoque ha promovido la sostenibilidad de los procesos de aprendizaje colaborativo en territorios y poblaciones con acceso limitado a la CTeI, tanto en poblaciones campesinas, indígenas y afrodescendientes, así como dentro de los mismos márgenes del Área Metropolitana del Valle de Aburrá y otros centros poblados del departamento.  

Los más de setenta docentes participantes del proyecto Ciencia entre Montañas destacan la importancia de la innovación educativa en la ruralidad dispersa, donde hay acceso limitado al conocimiento científico sobre el agro y la biodiversidad.  

Estos docentes agradecen el enfoque territorial del proyecto y la inclusión de talleristas y mediadores científicos locales, quienes enriquecen el aprendizaje con nuevas herramientas pedagógicas y se convierten en referentes del desarrollo local sostenible, en lugar de acentuar la tendencia migratoria hacia las ciudades y los centros poblados en busca de oportunidades. 

 

Las barreras geográficas, económicas y culturales son retos para la innovación educativa rural en Colombia. En la imagen vemos un grupo de niños cruzando el Río Cauca en una embarcación de remos en el municipio de Jericó. Fotografía: Robinson Henao.

 

Otra experiencia es la del proyecto Saberes en Red: Aprendamos con Eloísa Latorre —con respaldo metodológico de la Universidad de los Niños en alianza con ISA Intercolombia—, que busca fortalecer la apropiación social del conocimiento sobre biodiversidad, cambio climático, transición energética y energías renovables, beneficiando a más de veintiocho mil niños y niñas de municipios como Anorí, San Carlos, Heliconia, Santa Rosa de Lima, Norcasia, El Copey, Tierralta, Albania, Santa Marta y Yumbo, entre otros.  

Inspirados por los desafíos de la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), el proyecto busca desarrollar procesos pedagógicos y de mediación que promuevan liderazgos territoriales. Para eso, desarrolla estrategias educativas que proveen herramientas para el fomento del pensamiento científico, tales como la distribución de dos kits educativos —uno individual, para cada estudiante, y otro de carácter institucional—, que responden a las necesidades del territorio colombiano y aseguran su pertinencia en cada comunidad.  

Para sacarle el mayor provecho posible a los recursos pedagógicos en el contexto rural colombiano, los kits educativos desarrollados y distribuidos por el proyecto se destacan por proporcionar herramientas para el “aprender haciendo” tanto dentro como fuera del aula, y por ofrecer contenidos educomunicativos accesibles, que dialogan con el contexto local y que se pueden adaptar a diversos niveles y currículos escolares. 

 

Siempre es hora de aprender 

Uno de los retos del sistema educativo colombiano es cómo fortalecer la Jornada Escolar Complementaria (JEC). Gracias a la transferencia metodológica de la Universidad de los Niños a los programas JEC de Comfama y Cafam entre 2019 y 2025, la Universidad de los Niños EAFIT ha contribuido al estímulo del liderazgo en emprendimiento, participación ciudadana, pensamiento científico y cultura bilingüe en más de dos mil cuatrocientos niños, niñas y adolescentes de 55 instituciones educativas de Antioquia y Cundinamarca cada año.   

En particular, el proyecto JEC Inspiración Comfama ha contribuido a la formación complementaria de cientos de niños, niñas y adolescentes que han transformado sus preguntas en proyectos, emprendimientos y oportunidades concretas para el futuro, conectando la ciencia, el arte, la tecnología y el ejercicio ciudadano con sus realidades cotidianas y territoriales.  

En línea con la metodología de la Universidad de los Niños, este proyecto no solo promueve el acceso al conocimiento, sino que lo resignifica desde el juego, el gozo intelectual y la acción colectiva. 

Por ejemplo, en la Institución Educativa Antonio Nariño de Puerto Berrio los estudiantes construyeron un diccionario de lenguaje juvenil. Esta experiencia les permitió ver su identidad como una forma de conocimiento válido y digno de ser compartido con otros.  

Por su parte, en la Institución Educativa Concejo Municipal El Porvenir de Rionegro, los estudiantes participantes del proyecto recolectaron más de veinte especies de plantas y raíces de uso cosmético y medicinal, encapsulando sus olores y creando experiencias sensoriales que propiciaron conversaciones sobre memoria, tradición y naturaleza. “¡Huele a la huerta de mi abuela!”, dijo uno de ellos, emocionado por los aprendizajes que conectan con el origen. 

 

Uno de los retos del sistema educativo colombiano es fortalecer la Jornada Escolar Complementaria. En la imagen vemos un grupo de niños visitando un laboratorio de biología en la Universidad EAFIT para observar microorganismos y tejidos vegetales en varios microscopios. Fotografía: Christian Martínez.

 

Un último ejemplo: en varias instituciones educativas rurales, los estudiantes prepararon charlas tipo “TED Talks” como proyecto final. Desde sus experiencias personales, hablaron de liderazgo, desigualdad y emprendimiento. Un joven contó cómo el trabajo en el cafetal le enseñó sobre esfuerzo y disciplina, y propuso su idea para exportar café local con mayor valor agregado. Al terminar su charla, hubo aplausos y lágrimas. “Hoy me sentí importante”, concluyó.

En suma, los retos de la educación rural en Colombia son muchos: inadecuada infraestructura física y baja conectividad a Internet en las sedes educativas; escasa formación y experiencia de docentes y mediadores locales en la implementación de metodologías activas, Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) y estrategias de apropiación del conocimiento contextualizado; desconexión entre la escuela y el entorno rural, lo cual dificulta el aprendizaje situado y la innovación educativa regional; ausencia de referentes en ciencia, tecnología e innovación (CTeI), lo cual limita el desarrollo del pensamiento crítico y las aspiraciones a futuro de niños, niñas y adolescentes; y aún hoy, la presencia de actores armados y economías ilegales que distorsionan la idea de progreso personal y social, a la vez que promueven la migración del campo hacia las ciudades.  

Aun así, la transformación de la educación rural en Colombia invita a cada municipio a convertirse en un epicentro de descubrimientos y aprendizajes colaborativos. El estímulo de ecosistemas educativos más conectados con las realidades locales, gracias a la apropiación de metodologías como las de la Universidad de los Niños que trascienden barreras geográficas, tecnológicas y culturales, fortalece el tejido social a través del conocimiento.  

 

 

Autores

Ana María Jaramillo-Escobar

Magíster en Procesos Urbanos y Ambientales y coordinadora del proyecto "Ciencia entre Montañas".

Diana Marcela Marín Alzate

Magíster en Ciencias del Comportamiento y coordinadora del proyecto "JEC Inspiración Comfama".

Nathalia Botero-Orrego

Magíster en Ingeniería y coordinadora del proyecto "Saberes en red:
Aprendamos con Eloísa Latorre".

Robinson Henao

Fotografías proyecto "Ciencia entre Montañas"

Christian Alexander Martínez Guerrero

Fotografía proyecto "JEC Inspiración Comfama"

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Autor
Ana María Jaramillo-Escobar; Diana Marcela Marín Alzate; Nathalia Botero-Orrego; Robinson Henao
Edición
Agustín Patiño Orozco

Niñez rural, semilla de cambio para Colombia

Pensar en el futuro de la niñez rural en Colombia requiere entender unos tejidos sociales en transformación, que se entretejen con problemáticas y situaciones particulares de cada territorio.[1] 

Hay que considerar el momento de la vida por el que pasan los niños, niñas y adolescentes, sus tradiciones y las decisiones a las que se enfrentan. Promover experiencias de aprendizaje más integrales y contextualizadas ayudaría a resarcir la deuda histórica que tenemos con el campo.

Colombia es un país próspero y altamente diverso, en donde conviven regiones desarrolladas con otras más vulnerables. La desigualdad y las brechas territoriales son realidades a las que nos enfrentamos a diario. Una de las brechas de mayor relevancia para el desarrollo del país es la educación y el acceso a ella por parte de la niñez rural. 

Existen dos caras de la educación en Colombia: una urbana y otra rural. Ambas comprenden realidades antagónicas y altamente complejas.  

Según la Pontificia Universidad Javeriana, en 2023 cerca del 27% de la población entre los cinco y los veintiún años habitaba en la ruralidad, es decir, más de un cuarto de la población en edad escolar vive fuera de las grandes ciudades.[2] Esto determina la calidad y las oportunidades de acceso a la educación, teniendo un impacto a largo plazo en el proyecto de vida de niños, niñas y adolescentes.  

En la actualidad, además, si bien el 96% de la población mayor de quince años del país sabe leer y escribir, la brecha de esta cifra entre el campo y la ciudad sigue siendo abismal: mientras que la población urbana presentó una tasa de 2,7 % de analfabetismo, en la ruralidad esta cifra ascendió al 9,2 %.[2] 

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Ilustraciones sobre la educación rural en Colombia, la migración del campo a la ciudad y la educación contextualizada
Leyenda de la imagen
Niños del suroeste antioqueño caminan hacia su escuela cerca a un cultivo de café
 
Brechas de acceso a la educación rural 

Problemáticas como el conflicto armado, el insuficiente acceso a servicios básicos, la falta de oportunidades, la migración hacia las ciudades y las barreras de acceso a la educación y el trabajo configuran el escenario cotidiano de la ruralidad en Colombia. 

En este contexto, la niñez rural enfrenta desafíos significativos: las dificultades económicas y la necesidad apremiante de trabajar interfieren con sus estudios y con frecuencia causan desmotivación y absentismo escolar. Las niñas y adolescentes, además, suelen asumir responsabilidades familiares y domésticas y enfrentan riesgos como el embarazo adolescente. 

A estas dificultades se suman los largos y complicados desplazamientos que muchos estudiantes y maestros deben realizar a diario para llegar a la escuela.  

Una vez en el aula, los estudiantes a menudo se encuentran con instituciones educativas en condiciones precarias: las instalaciones son inadecuadas, faltan recursos tecnológicos y los docentes están sobrecargados puesto que no cuentan con los medios para atender necesidades de aprendizaje diversas.  

Por último, el currículo, diseñado en las grandes ciudades y bajo los parámetros que estas requieren, resulta ajeno a la realidad, las necesidades y los intereses de los niños, niñas y adolescentes rurales y campesinos del país. 

 

La fuga de talentos del campo a la ciudad trae consigo la falta de desarrollo económico y social, limitando las oportunidades para la innovación. En la actualidad, el 11,8 % de la población urbana ha obtenido un título universitario, frente un 1,8 % de la población rural. Ilustración: Lennis Orozco.

 

Talento del campo 

Teniendo clara la realidad compleja de la educación rural en Colombia, no es sorprendente que exista en el campo una alta tasa de deserción escolar

Muchas veces, a medida que los niños y niñas del campo se van acercando a la adolescencia, se presenta una disyuntiva: deben plantearse si pueden ―y quieren― seguir estudiando, con todos los retos que esto trae, o si comienzan a trabajar en diferentes labores en el campo para apoyar económicamente a sus familias y solventar sus gastos básicos.   

Ambas posibilidades suelen ser mutuamente excluyentes y traen consigo retos y realidades diversas. En el caso de seguir estudiando, se enfrentan a la necesidad de migrar a las ciudades para continuar con su proceso formativo en universidades y diferentes instituciones educativas superiores.  

Surge aquí una nueva problemática: comienza una fuga de talentos del campo a la ciudad, lo cual trae consigo el abandono del campo y falta de desarrollo e innovación. Las cifras dan cuenta de los impactos: para el año 2023, el 11,8% de la población urbana contaba con un título universitario como máximo nivel educativo, frente al 1,8 % de la población rural.[2]

 

Futuros posibles 

Si bien la situación de la educación rural en el país presenta retos y dificultades, no todo está perdido. Es importante recoger los avances y aciertos de los modelos educativos actuales, para así plantear y gestar una transformación de la educación rural fundamentada en la ciencia y la tecnología, el respeto por el campo y sus tradiciones, y el empoderamiento de los niños, niñas y adolescentes como protagonistas de su propio proceso formativo.  

Un punto importante en la innovación educativa es la apropiación de los recursos tecnológicos. Su acceso y aprovechamiento al interior de las aulas favorece la descentralización del aprendizaje y contribuye al cierre de brechas sociales. Por ejemplo, la educación virtual y las jornadas flexibles pueden facilitar en algunos casos la apropiación tecnológica, el desarrollo de capacidades y la innovación en los territorios. 

Es indispensable tener en cuenta las realidades y el contexto de la niñez rural y campesinas, sus tradiciones, necesidades y oficios. Estas realidades nutren y llenan de valor la transformación educativa. No se puede pensar en nuevos modelos de aprendizaje que no respeten el contexto cultural en el que se encuentran, y entiendan el gran valor de lo campesino para el desarrollo del país.  

Los niños, niñas y adolescentes representan los primeros agentes de cambio del territorio y son ellos en quienes deben centrarse los esfuerzos de la innovación educativa, buscando que sus visiones de futuro y sus proyectos de vida no se desconecten por completo del campo y del desarrollo territorial.[3] 

 

Pese a las limitaciones de conectividad, transporte y la falta de referentes en ciencia, la innovación educativa rural impulsa un aprendizaje que juega, conversa, pregunta y experimenta ―siguiendo la metodología de la Universidad de los Niños EAFIT―, para abrirle camino a los sueños de los niños, niñas y adolescentes rurales y campesinos. Ilustración: Lennis Orozco.

 

Los maestros también son protagonistas en la innovación educativa, pues no solo desempeñan un rol fundamental dentro de la educación rural, sino que se convierten en algunos territorios, en representantes de la presencia del Estado[1], líderes comunitarios y agentes del cambio social que comienza en las aulas. El maestro rural está llamado a comprender el tejido social y el entorno de sus estudiantes, a darles vida dentro del aula y desde allí construir aprendizajes. Esto debe estar acompañado de metodologías centradas en el desarrollo del pensamiento crítico y la investigación en los niños, niñas y adolescentes. 

La transformación de la educación rural en el país requiere un enfoque integral y multidimensional que combine mejoras en la calidad y el acceso a la educación, su articulación con el desarrollo territorial, y el fortalecimiento del rol de los maestros rurales, de modo que se reconozcan y potencien las capacidades y aspiraciones de los niños, niñas y adolescentes como agentes de cambio en sus comunidades y en el país.  

Se hace necesario pensar en el rol esencial de los niños, niñas y adolescentes en su formación, lo que los hace protagonistas de la innovación educativa en Colombia. Escucharlos y tener en cuenta su perspectiva es como se comienza a tejer el inicio de un nuevo modelo educativo rural para nuestro país. 

 

Referencias
  1. Orozco Gómez, W. (2022). El maestro rural en Colombia: desafíos ante la memoria y la reconstrucción del tejido social. Praxis & Saber 13(33), e13199. Recuperado a partir de https://revistas.uptc.edu.co/index.php/praxis_saber/article/view/13199
  2. Pontificia Universidad Javeriana. (2023). Características y retos de la educación rural en Colombia. Informe análisis estadístico LEE 79. Laboratorio de Economía de la Educación.
  3. Gaviria Agudelo, A. y Jaramillo Escobar, A. M. (2019). Adolescencia, futuro y desarrollo territorial: diseño de un instrumento que permita la convergencia de la visión de futuro de los adolescentes rurales y los procesos de transformación y desarrollo territorial. Caso de estudio: Provincia Cartama. Universidad EAFIT. Disponible en http://hdl.handle.net/10784/24363

 

 

Autoras

Ana Maria Parra Diez

Psicóloga de la Universidad EAFIT

Lennis Orozco Arias

Máster en Ilustración y Cómic

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Autor
Ana Maria Parra-Diez; Lennis Orozco Arias
Edición
Agustín Patiño Orozco

Así se disfrutan las clases entre la presencialidad y la virtualidad

Noviembre 1, 2020

Los estudiantes y profes de la U han continuado sus actividades académicas, unos en sus casas y otros en el campus como parte del piloto de retorno seguro y responsable. En este video algunos eafitenses nos cuentan cómo han ​aprovechado cada una de estas modalidades.​

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Innovación sostenible

Mayo 2, 2024

Clave para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030.

En el 2015, las Naciones Unidas establecieron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esta agenda se compone por 17 objetivos y 169 metas que buscan abordar los desafíos más urgentes de la humanidad, incluidos la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la degradación ambiental, la paz y la justicia. A nivel nacional existe una página web llamada La Agenda 2030 en Colombia y en ella un contador que indica el tiempo que resta para que se cumpla el plazo. Al momento de comenzar a escribir este artículo faltan 5 años, 322 días, 6 horas, 43 minutos y 12 segundos.

 

Pero ¿de dónde nace esta estrategia?

Desde la década de los 80 comenzó a popularizarse el concepto de desarrollo sostenible hasta que en 1987 fue incluido en el informe “Nuestro Futuro Común”, publicado por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de las Naciones Unidas y, posteriormente, en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992. En los 90 tuvo lugar otra serie de conferencias y cumbres organizadas por la ONU sobre medio ambiente y desarrollo, desarrollo social, mujer, alimentación, población, enfermedades como el VIH/SIDA, entre otros.

En el 2000, aprovechando la llegada del nuevo milenio, se recogieron las conclusiones de todas estas cumbres y se crearon los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los cuales estuvieron vigentes hasta el 2015. Al finalizar este periodo se decidió darles continuidad y expandirlos, dando así origen a los actuales Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

 

Y a todas estas, ¿qué es el desarrollo sostenible? 

Cabe destacar que, aunque en muchas ocasiones los conceptos de sostenibilidad y desarrollo sostenible se utilizan como sinónimos, el desarrollo sostenible es un concepto más amplio y hace referencia a la búsqueda del progreso humano (desarrollo) por medio de la satisfacción de sus necesidades presentes sin comprometer la capacidad de atender las necesidades de las generaciones futuras (sostenibilidad).  

Lo que queda de manifiesto en este caso es que no se podría haber hablado de desarrollo sostenible sin antes haber hablado de sostenibilidad, la cual se comenzó a discutir en los años 60 y 70, donde se vivió un crecimiento en la conciencia ambiental a tal punto que en 1972 se publicó el informe “Los límites del crecimiento” por parte del Club de Roma, en el que se advirtió sobre las consecuencias que podría traer el crecimiento económico y demográfico continuo.

En la actualidad, el concepto de sostenibilidad se centra en el equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales, por lo cual, Catalina Giraldo Estrada, profesora del área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad hace un llamado a considerar que cuando se hable de sostenibilidad o desarrollo sostenible hay que tener una visión amplia e integral, pues siente que el concepto se utiliza para muchas cosas que en realidad no le apuntan a la sostenibilidad o que abordan los problemas desde una sola de las dimensiones.

La invitación es a considerar desde la misma formulación de los proyectos cómo abordarlos desde una mirada integral para que generen impacto en las tres dimensiones de la sostenibilidad. En su caso, dado que ella trabaja en la valorización de residuos, más que todo agrícolas, es muy fácil justificar el impacto ambiental y hasta el económico. Frente a lo social, se pregunta constantemente, por ejemplo, cómo vincular no solo a grandes productores sino también a pequeños y medianos o al público impactado por estos desarrollos. En sus palabras, “se debe ser creativo para darle una mayor dimensión a los proyectos y que estos generen incluso más impacto”.

 

Y… ¿Cómo estamos en estos temas? 

Diego Villanueva, director del Área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad de EAFIT ve con preocupación que algunas empresas se conforman con medir las emisiones y consideran que con tener una calculadora de huella de carbono y tratar de bajarle un poco a ese indicador ya están siendo sostenibles.

Pero en la otra orilla se tienen instituciones comprometidas con generar impactos mucho más profundos y que entienden que los desafíos que plantean los ODS están interconectados y requieren soluciones integradas y colaborativas a nivel local, nacional e internacional. Estas alianzas son tan importantes que inclusive el ODS 17 se llama alianzas para lograr los objetivos y busca hacer explicita la necesidad de colaborar entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil a nivel nacional e internacional.  

Catalina ha dedicado gran parte de su labor investigativa a la revalorización de residuos agrícolas, enfocándose principalmente en dos productos: el café y el aguacate. En el caso del café, lideró un proyecto que involucró la colaboración de cuatro entidades de Medellín, un instituto de investigación y una firma europea. Esta iniciativa multidisciplinaria, que contó con el apoyo del sector público, privado y académico, así como de un laboratorio especializado, logró resultados significativos. Entre ellos, se destaca la creación de bolsas para envasar café y textiles innovadores, ambos fabricados a partir de biopolímeros derivados de residuos del café, resaltando su total biodegradabilidad.  

En paralelo, se ha desarrollado una investigación en torno a los desechos del aguacate, trabajando conjuntamente con centros de investigación y compañías del sector de hidrocarburos. Este esfuerzo colaborativo ha permitido la formulación de biopolímeros destinados a la producción de materiales con propiedades y funcionalidades análogas a los plásticos tradicionales. Dentro de los avances más destacados se encuentran el desarrollo de un filamento para impresión 3D, la producción de colorantes naturales y la extracción de antioxidantes con aplicaciones potenciales en las industrias cosmética y alimentaria.

La Universidad también ha participado de otros proyectos como el uso de microalgas para descontaminación de aguas residuales industriales, para capturar CO2, para producción de bioinsumos para el agro, biocombustibles y otros productos de origen biológico. Desde otro enfoque, se han generado alianzas con empresas del sector financiero interesadas en apoyar programas de capacitación y acompañamiento a empresas que buscan crédito para transformar sus procesos con miras a la sostenibilidad.  

Al revisar los informes de avance relacionados con el cumplimiento de los ODS a nivel global, se ven mejorías en algunos sectores como el acceso a la educación primaria, la reducción de algunas formas de pobreza y enfermedades, y el acceso a agua limpia y energía renovable en algunas regiones. Sin embargo, el ritmo global de progreso no ha sido el suficiente para cumplir con muchos de los objetivos y metas como la lucha contra el cambio climático, la reducción de las desigualdades, el logro de la igualdad de género, y la protección de la biodiversidad y los ecosistemas.  Además, la pandemia del COVID-19 profundizó muchos de estos desafíos y retrasó los avances en varios ODS.

Es por esto que la ONU ha venido haciendo llamados para acelerar las acciones y las inversiones hacia el cumplimiento de los ODS poniendo de manifiesto el rol estratégico que juega la innovación y el desarrollo tecnológico en esta misión.

En EAFIT se reconoce la importancia de trabajar en pro del cumplimiento de estos objetivos, de hacerlo con mucha seriedad, generando alianzas, cooperando entre múltiples áreas de conocimiento y siendo conscientes de que el tiempo corre y debemos actuar. De hecho, al momento de terminar de escribir este artículo nos quedan solamente 5 años, 321 días, 12 horas, 7 minutos y 15 segundos, como ves, el tiempo sigue corriendo…

 

¡Sí, es hora de actuar! 
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Pick to Light

Julio 3, 2024

Suena el timbre. Llegó el paquete con la compra que hicimos hace poco por internet. Todo está en orden y estamos satisfechos. El proceso fue sencillo, o eso creemos, porque consistió simplemente en hacer algunos clics, rellenar información y realizar el pago, sin embargo, ¿qué pasó detrás de cámaras durante la preparación del pedido o picking? y ¿por qué es importante este proceso?

Empecemos por la última pregunta 

Para las empresas, este tema es central. El Departamento Nacional de Planeación (DNP) publicó la Encuesta Nacional Logística (ENL) 2022 para analizar las necesidades y retos de las principales operaciones logísticas en Colombia. La entidad concluyó que, en promedio, el costo logístico representa el 17,9 % de las ventas, y de este porcentaje, un 25,1 % corresponde a almacenamiento.

La eficiencia en la preparación de los pedidos es una prioridad para las compañías, ya que permite disminuir los costos y tiempos logísticos, lo que a su vez requiere soluciones efectivas y ágiles. Desde la década de 1990, se introdujeron los sistemas Pick to light, los cuales buscan automatizar algunos procesos, no obstante, en las iteraciones y avances de esta tecnología, se han hecho cambios y mejoras, lo que ha dado lugar a diferentes versiones.

¿Cómo funciona? 

Mario César Vélez Gallego, profesor del área de Computación y Analítica de EAFIT, explica que este sistema inicia su funcionamiento cuando llega un pedido de un cliente, el cual puede constar de varios productos y sus cantidades correspondientes. Para despacharlo, una persona debe ir a prepararlo, es decir, desplazarse al lugar donde están almacenados los productos, tomar cada una de las unidades y ponerlas en una caja. Este es un proceso que las empresas hacen de forma manual y, en muchos casos, de manera ineficiente.

La tecnología de Pick to light coloca dispositivos en cada una de las estanterías donde están los productos almacenados. Cuando el operario digita el pedido que va a preparar (en un celular o dispositivo electrónico), se encienden las luces de las ubicaciones correspondientes y le indica cuántas unidades debe tomar. Es “similar al sistema de luces de un parqueadero”, dice el profesor Mario César.

La revolución está en la versatilidad y en encontrar aliados 

Las versiones tradicionales de Pick to light requieren una instalación compleja y costosa, ya que el cableado necesita adecuaciones de infraestructura. Para las empresas pequeñas, que no pueden cubrir los elevados costos de las tecnologías convencionales de picking, la adopción de nuevas soluciones se ve limitada, creando un campo de juego desigual. Entonces, ¿cómo se unen la academia y la industria para llegar al mercado y cubrir estas necesidades?

Ante estos retos, EAFIT desarrolló una versión inalámbrica de Pick to light, que ayuda a superar estas barreras e incluye una plataforma que integra tecnología del Internet de las Cosas (IoT), con un software avanzado para agilizar la preparación de pedidos, permitiendo visualizar en tiempo real la ejecución del proceso, con herramientas de analítica prescriptiva y descriptiva.

A través del reciente licenciamiento exclusivo de comercialización del Pick to light inalámbrico de EAFIT con la empresa Lola Te Mueve, se ofrece el acceso tanto al dispositivo de picking (hardware) como a la herramienta tecnológica (software) para asistir los procesos de preparación de pedidos.

Según Melissa Londoño Ávila, jefa de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de EAFIT, la importancia de este acuerdo radica en que muestra cómo la Universidad permite a emprendedores, tanto grandes como pequeños, desarrollar nuevas líneas de negocio. El licenciamiento es una de las maneras en que EAFIT conecta e influye en la industria, ya que representa la culminación del proceso de transferencia, que va más allá de la firma de un documento e incluye todo el alistamiento tecnológico necesario.

Diana Gómez Arias, CEO de Lola Te Mueve y graduada de EAFIT, expresa que este licenciamiento representa un paso importante hacia su objetivo de mejorar la logística de última milla, complementando su cadena de distribución. Además, considera que todas las oportunidades que surgen de este proceso se enfocan en el usuario, ya que el sistema no requiere una inversión inicial alta y mejora significativamente la eficiencia en los procesos de picking y los tiempos de búsqueda de productos.

También, añade que esta innovación reduce los errores humanos al guiar visualmente a los trabajadores hacia los artículos correctos, mejorando la precisión y disminuyendo la necesidad de devoluciones o correcciones. “Nuestra tecnología es más flexible y fácil de reconfigurar en comparación con los sistemas cableados tradicionales, lo cual es especialmente útil en entornos donde la disposición de la bodega cambia con frecuencia o durante picos de demanda”, menciona Diana.

La llegada de Pick to light inalámbrico al mercado requiere de empresas dispuestas a probar este sistema, igualmente, es una oportunidad para aquellos que deseen llevar sus procesos de preparación de pedidos a un nuevo nivel de eficiencia y precisión, ahorrando tiempo y costos.

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Deeptech ¿De qué está hecho el futuro?

Julio 10, 2024

Si te interesa el mundo de la investigación científica, la innovación o las Startups es posible que hayas escuchado el término Deep Tech y te hayas preguntado qué es esto. Resulta que hace un poco más de una década se comenzó a acuñar el concepto de Tecnologías Profundas o Deep Tech para hacer referencia a un grupo de empresas o proyectos tecnológicos que utilizan tecnologías complejas y avances científicos para desarrollar y ofrecer productos y/o servicios tan innovadores que sean capaces de transformar nuestra realidad.

Esta denominación se hizo popular entre los inversores de capital de riesgo y los emprendedores, pues se utiliza para resaltar las diferencias en términos del grado de innovación, la complejidad, la demanda de recursos y el tiempo de desarrollo entre las empresas tecnológicas tradicionales y las compañías que buscan avances científicos disruptivos.

Deep Tech: Transformando la Innovación

Para comprender mejor las Deep Tech, la profesora Mónica Lucia Álvarez Láinez del ​Área de Industria, Materiales y Energía​ de la Universidad EAFIT utiliza como ejemplo el caso de Silicon Valley. Mónica es experta en ciencias de los materiales y nanotecnología, y además es la fundadora de Bottom, una iniciativa de la Universidad conformada por un equipo de ingenieros especialistas en el estudio, entendimiento y uso de las características fisicoquímicas de los elementos.

Sucede que los semiconductores son materias primas con propiedades eléctricas especiales que los hacen esenciales para la fabricación de dispositivos electrónicos. El semiconductor más utilizado y conocido en el mundo es el silicio. Este es la base de casi todos los dispositivos electrónicos modernos dado que es muy abundante en la corteza terrestre y es barato de extraer y transformar, lo que lo hace perfecto para la producción en masa de dispositivos como computadoras, teléfonos inteligentes, televisores, entre otros.

El silicio ha sido tan importante en los últimos años que dio origen al nombre del más reconocido epicentro de la innovación tecnológica a nivel mundial, el “Silicon Valley”. Esta denominación nace en la década de 1970 por el periodista Don Hoefler, quien la utilizó en una serie de artículos en los que mencionaba que el valle de Santa Clara en California se había convertido en el corazón de la industria de los semiconductores con la presencia de empresas como Fairchild Semiconductor e Intel que revolucionaron el uso de circuitos integrados, pero también de universidades, en especial de Stanford, que jugó un papel clave en su desarrollo al proporcionar un ambiente robusto de investigación científica.

Para la profesora lo aplicado no sería posible si no hay antes un tratamiento profundo de las cosas, así, Silicon Valley no existiría si no se hubieran surtido antes todas las investigaciones con semiconductores en las universidades. En este sentido, primero hay que desarrollar toda la parte de las ciencias fundamentales para poder llevar eso a unas aplicaciones finales por medio de la transferencia de tecnología y conocimiento, después de que este haya sido generado y apropiado por los investigadores.

Así las cosas, muchas veces los grandes desarrollos, los disruptivos, no surgen de las preguntas que le hace la industria a la universidad, sino que empiezan desde antes, cuando la universidad se hace las preguntas esenciales, genera el conocimiento e identifica usos potenciales.

Mónica entiende que su conocimiento se enfoca en tecnologías habilitantes, que son aquellas que, debido a sus particularidades y funcionalidades, permiten la innovación y el desarrollo de nuevas aplicaciones, productos o procesos en diferentes industrias.

Para ella, las universidades tienen ventaja frente a las empresas consolidadas en cuanto a la generación del conocimiento, debido a que pueden darse la licencia de estudiar muy bien una temática, apropiarla y experimentar qué se puede hacer con ella de la mano de la industria. Algunas de estas tecnologías habilitadoras o exponenciales son la biotecnología, internet de las cosas (IoT), Inteligencia Artificial (IA), Blockchain, nanotecnología, materiales avanzados, impresión 3D, robótica o tecnologías cuánticas.

Aplicaciones y Ejemplos de Deep Tech en EAFIT

En EAFIT esta exploración ha dado lugar a desarrollar soluciones como sistemas de nanofiltración, procesos de recubrimiento de textiles con nanopartículas para darles funcionalidades específicas, técnicas de proyección térmica para recubrir materiales y prevenir el desgaste o aumentar su resistencia, procesos de recubrimientos fotocatalíticos en superficies o fachadas de edificios para descontaminación del aire, técnicas de secuenciación de ADN, sistemas para el análisis de imágenes médicas o detección de emociones.

Dado que estas apuestas por las Deep Tech tienen requerimientos tan altos en tiempo, conocimiento especializado y recursos (financieros y no financieros), el estado también tiene un rol clave en su desarrollo. En el caso de Silicon Valley se puede apreciar que la financiación estatal para la industria militar durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría o en temas aeroespaciales durante la misión Apolo permitieron desarrollar nuevas tecnologías e incluso incentivaron a ingenieros y científicos a crear empresas para atender las demandas del gobierno.

Inspirados en esta experiencia, en Colombia se desarrolló en 2019 la Misión de Sabios en donde se reunieron un grupo de expertos convocados por el gobierno para diseñar una hoja de ruta que impulsara el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en el país. Si bien este ejercicio correspondió a la actualización de la estrategia planteada desde 1993, para Mónica tenemos que apostarle aún más a ser una sociedad de conocimiento y destinar más recursos a abordar problemáticas y proyectos en la frontera del conocimiento, en lugar de buscar únicamente los “mangos bajitos”. Por esto, es importante que el informe de este grupo de sabios sirva como base para la formulación de políticas públicas en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI) y una adecuada destinación de los recursos.

Bajo esta visión de apuntarle a la copa del árbol es importante pensar cada vez más en Deep Tech como un enfoque, pero también como una metodología que transforma el descubrimiento científico en un ejercicio consciente de diseño e ingeniería para que avances como el de los superconductores y la electrónica se hagan cada vez de manera más premeditada, metódica y ágil.

Mónica vislumbra un futuro lleno de nuevos materiales como la nanocelulosa o el grafeno que podría incluso llegar a remplazar al silicio, también de materiales con usos cada vez más especializados como las fibras de electrónica flexible o fibras sensoriales, por mencionar algunos. Lo cierto es que estas son solo algunas de las posibilidades, pero sin duda, a futuro seguiremos escuchando cada vez más de las Deep Tech como esas investigaciones que están haciendo que suceda lo que antes considerábamos imposible y desde EAFIT estamos comprometidos en trabajar con estas tecnologías que serán el motor del desarrollo económico y social, bajo criterios de sostenibilidad ambiental, para hacer del mundo un lugar mejor. 

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I+D+i, las herramientas de la transición energética

Junio 25, 2024

Innovación en energías limpias como herramienta clave para transición energética.

El aceite de roca también conocido como oro negro, crudo o petróleo es la fuente de energía más consumida en la actualidad seguida por el carbón y el gas natural. En civilizaciones antiguas se utilizó para la construcción de edificios o vías, iluminación, preparación de medicamentos y hasta para la momificación. En los inicios de la industria petrolera el crudo se refinaba para producir queroseno como fuente de iluminación, pero años más tarde la gasolina ganó preponderancia a raíz de la creación de los motores de combustión interna y el auge de las industrias automotriz y aeronáutica durante las guerras mundiales.

En la actualidad, la economía de muchos países tiene alta dependencia de la extracción y venta de petróleo. En el mundo cada día se utilizan alrededor de 100 millones de barriles de petróleo crudo, lo que corresponde a casi 16.000 millones de litros. Este crudo es la materia prima para todo tipo de combustibles, productos petroquímicos como el plástico, fertilizantes, productos farmacéuticos, detergentes o pinturas, por mencionar algunos.  

Sin embargo, bastaron cerca de 150 años para reconocer que el uso intensivo de los derivados del petróleo y otras fuentes fósiles de energía han tenido un impacto ambiental negativo como consecuencia de la emisión de gases de efecto invernadero desde el momento de su extracción hasta su consumo. De esta manera en 2015 se firmó el Acuerdo de París, un tratado internacional que busca combatir el cambio climático y limitar el aumento del calentamiento global para mantenerlo entre 1,5°C hasta máximo 2°C por encima de los niveles que se reportaban a mediados del siglo XX.

La principal herramienta con la que cuentan los países para lograr este resultado es la transición energética, que según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), consiste en un cambio gradual y constante del uso de la energía a nivel mundial, pasando de las fuentes fósiles a un sistema que genere cero emisiones de carbono en el 2050.

 

Pero ¿cómo hacer esto? ¡Innovando!

Y es que es tan importante la innovación para la transición energética que el objetivo 7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que busca garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna, tiene como una de sus metas para 2030, aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y las tecnologías relativas a la energía limpia.

Dada la relevancia del tema, muchos investigadores de la Universidad EAFIT vienen trabajando desde la investigación fundamental y aplicada en el desarrollo de tecnologías para fuentes de energía como la eólica, la solar, la fotovoltaica, la geotérmica, la bioenergía o el hidrógeno.

Interesados en el hidrógeno, cuya característica es que tiene un potencial muy alto de generación de energía y que en su proceso de combustión no genera gases de efecto invernadero, el profesor Edgar Alexander Ossa Henao del área de Industria, Materiales y Energía de EAFIT y su equipo de trabajo analizaron cómo funciona la energía en los seres vivos, generada a partir de la mitocondria, por lo que se le conoce como “la central eléctrica de la célula”.  

A partir de este estudio desarrollaron unos electrodos que son un par de piezas metálicas claves en la fabricación de los equipos electrolizadores para producir el hidrógeno. En este momento están en el proceso de fabricar un prototipo completo del electrolizador utilizando electrodos con materiales más económicos y abundantes que el platino, el cual es inclusive más costoso que el oro. Con esto esperan medir las eficiencias reales de generación de hidrógeno y saber el costo de 1 kg usando este sistema, pues conocen que más o menos el 40% del valor total está asociado con el uso de los electrolizadores. A hoy 1 kg de hidrógeno está entre 10 y 14 dólares, pero la meta para 2030 es que cueste 1 dólar.

El profesor ha buscado el acompañamiento de la Oficina de Transferencia para continuar madurando este desarrollo a nivel técnico y financiero, vinculando al sector público y privado, dado que este son el tipo de innovaciones que tienen el potencial de generar un cambio profundo en busca del bienestar común.

Aun así, Alexander es consciente de que no hay un sustituto único para las energías fósiles porque todas las energías alternativas tienen sus pro y contra, por lo cual, la suma de todas ellas tiene que llevarnos a un consumo mínimo de no renovables. Para él, la transición energética representa una visión ambiciosa y compleja de lograr en países como el nuestro, en donde productos como el carbón o el petróleo no se van a eliminar del todo puesto que nuestra sociedad está consumiendo cada vez más energía y considera en ese sentido que otro de los grandes retos es llegar a hacer un uso más racional de esta.

En EAFIT esta apuesta es muy importante, lo que se ha reflejado no solo en la adecuación de su campus para que cada vez se haga un uso más consciente de la energía y que esta provenga de fuentes renovables, sino también, desarrollando nuevas soluciones entre las que se destacan el Ladrillo Solar que aprovecha las superficies verticales para la generación de energía en los edificios y Serena, una embarcación que utiliza energía solar, entre otras.

En conclusión, la transición energética deja en evidencia que como especie estamos en evolución constante y que innovaciones como el uso del petróleo que nos dio el impulso para tener la sociedad moderna e interconectada que conocemos hoy en día, ha creado nuevos desafíos que nos implican seguir generando soluciones cada vez más amigables con el medio ambiente, efectivas y de fácil acceso, retos que solo pueden ser abordados con nuestras mejores herramientas: la investigación, el desarrollo y la innovación. 

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BeSmarter

Julio 22, 2024

Todos los días tomamos decisiones. Algunas las resolvemos fácilmente y sin muchos rodeos, pero otras requieren que analicemos en detalle los posibles escenarios y qué puede resultar más beneficioso. Para ello, podemos recurrir a amigos o familiares, redes sociales o motores de búsqueda que nos permitan conocer otras experiencias y puntos de vista.

Imaginemos una compañía que está a punto de lanzar un nuevo producto y quiere prever cómo le irá en el mercado. ¿De qué forma podría hacer este análisis? La respuesta está en los datos.

Actualmente, se estima que el 90 % de los datos en el mundo se han creado en los últimos dos años, y se espera que esta cantidad crezca un 40 % cada año. Aunque se habla mucho del valor de los datos, tener una compilación de ellos no es una gran hazaña. Lo realmente importante es convertirlos en información útil y conocimiento para tomar mejores decisiones.

Este tema no es nuevo, pero sí reciente. De acuerdo con el investigador eafitense Andrés Ramírez Hassan, desde hace más de un cuarto de siglo se comenzó a hablar de “ciencia de datos”, un tema crucial en el contexto de la revolución computacional y de almacenamiento de información.

Para algunos, fue el estadístico estadounidense John W. Tukey quien abrió el camino al hablar en los años 60 sobre el análisis de datos como una ciencia experimental, sin embargo, no fue hasta 1974 cuando el científico danés Peter Naur mencionó por primera vez el concepto de data science, dando lugar a posteriores investigaciones.

El propósito de este campo de estudio es que los actores involucrados puedan aprovechar al máximo los datos en el proceso de toma de decisiones, reduciendo la incertidumbre y logrando que las organizaciones mejoren la eficiencia operativa, la personalización de productos y servicios, y la innovación.

Para que los datos puedan ser explotados de manera efectiva, es fundamental organizarlos en formatos estructurados que faciliten su estudio. Gracias a la analítica de datos, se pueden responder preguntas como: ¿qué pasó?, ¿qué va a pasar? y ¿qué se debe hacer ahora?, permitiendo anticipar resultados e identificar las mejores opciones.

De datos a decisiones inteligentes

El procesamiento y la interpretación de datos en los negocios es de gran utilidad para predecir tendencias en el mercado, desarrollar estrategias más efectivas, optimizar procesos y tomar decisiones informadas, mejorando así la posibilidad de éxito y haciendo viable una gestión más inteligente. A pesar de esto, solo el 54 % de las compañías usan la analítica para obtener una ventaja competitiva, y uno de cada dos líderes empresariales no tiene acceso a los datos que necesita.

En este panorama nace BeSmarter (BEyond Stats and Maths: Apps to Revolutionary and Thoughtful Entrepreneur Recommendations), una idea que se materializó en EAFIT con los expertos Andrés Ramírez Hassan, Mateo Graciano y Daniel Londoño Cano. Esta iniciativa diseña y desarrolla interfaces gráficas de usuarios (IGU) en ciencias de datos y analítica, adaptadas a las necesidades de sus clientes, facilitando la ejecución de consultas, visualización e interpretación de resultados.

Para Daniel, se trata de transformar datos en información valiosa, implementando técnicas de vanguardia y comunicando los resultados de manera intuitiva y práctica para facilitar la toma de decisiones. El equipo de BeSmarter tiene la capacidad de comprender un negocio desde una mirada crítica, no solo desde la consultoría, sino también mediante el desarrollo de ciencia y tecnología, lo que se traduce en un servicio significativo y efectivo.

El diferencial de BeSmarter, según Andrés, no se limita a entregar un reporte estático de análisis numéricos y probabilísticos. Al desarrollar interfaces gráficas, permiten a las personas continuar sus análisis de manera independiente, con la capacidad de diseñar nuevas metodologías según sea necesario.

BeSmarter se distingue por su experiencia en múltiples sectores, creando soluciones innovadoras. En el sector público, diseñaron una IGU para la Alcaldía de Sabaneta, capaz de predecir incidentes de seguridad espaciotemporales y analizar las políticas de intervención. En el ámbito de la salud, desarrollaron una IGU para el análisis de riesgos financieros y, en colaboración con el Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam) de EAFIT, crearon una IGU para analizar la capacidad de soporte de territorios, fundamental para la planeación estratégica y la sostenibilidad futura.

En un proyecto reciente, georreferenciaron a los clientes de una compañía, lo que ayudó a mejorar la capacidad de predecir comportamientos a futuro, identificar nuevas áreas con alta probabilidad de éxito y descubrir insights que impulsaron el crecimiento del negocio.

El Valor de la Información para el Futuro

La información es una mina de oro que muchas organizaciones aún no han explotado adecuadamente, por ello, el compromiso de BeSmarter es hacer que el proceso de extracción y uso de datos sea amigable para el usuario final, eliminando la necesidad de habilidades especializadas en matemáticas, áreas computacionales o de programación. Ellos se encargan del trabajo técnico, facilitando que sus clientes se enfoquen en lo que realmente importa: tomar decisiones que maximicen el valor a partir de sus desarrollos.

Si una organización busca innovar y comprender a fondo su negocio, es el momento de establecer alianzas que permitan utilizar los datos de manera estratégica, relevante y pertinente. La invitación es transformar los datos en acciones para mejorar el rendimiento, obtener ventaja competitiva y descubrir oportunidades que aún no han sido exploradas.

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Energía constante en el campo

Octubre 11, 2022

Con el gasificador de biomasa tendrás acceso a energía constante.

La energía eléctrica es un recurso del cual las personas de las ciudades disponen con normalidad. Sin embargo, el tema cambia cuando hablamos de esas zonas de difícil acceso que tiene nuestro país. La energía no es un recurso que se pueda llevar a estas zonas con facilidad, haciendo que se pueda hacer uso de esta solo en momentos específicos del día o que el servicio se presente con intermitencia. Es por esto que nace la necesidad de buscar energías alternativas, de aquí parte la creación del Gasificador de Biomasa desarrollado en EAFIT en alianza con la Universidad Nacional y la Universidad Pontificia Bolivariana.

El gasificador es una respuesta a la constante desaparición de las energías fósiles y a la difícil conectividad con la que cuenta la energía eléctrica. Este funciona a partir de biomasa residual que proviene de plantas, semillas, cascaras, madera, entre otras, convirtiendo organismos vegetales secos en energía. La implementación del gasificador produce la energía equivalente al abastecimiento de 5 casas; lo que permite proporcionar energía estable para el uso de maquinarias agrícolas, bombas de agua, procesos de usos residuales, etc. Adicionalmente, se usan materias vegetales sobrantes de diversos procesos, aumentando así el aprovechamiento de diversos elementos.

Para el sector agrícola que cuenta con acceso limitado a la energía eléctrica, el Gasificador de Biomasas puede significar, no solamente una nueva forma de acceder a energía, si no también, una forma de mejorar su trabajo y reducir costos con respecto al consumo de la misma energía.

¿Quieres saber más? Conoce nuestra tecnología Gasificador de Biomasa

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Es posible crear ropa inteligente

Octubre 26, 2022

Con este procedimiento se mejora la ropa para eliminar micropartículas.

En diferentes sectores como el hospitalario, el industrial o de servicios, las personas están expuestas a diversas sustancias y micropartículas que pueden entorpecer la forma en que realizan sus actividades. Ahora, imagina una tela inteligente que pueda limpiar esas partículas que llegan a ser nocivas para las personas. ¿Suena increíble? Si, y desde BOTTOM hemos desarrollado un proceso para dar solución a esta problemática.

Identificando las necesidades y funcionalidades de cada sector, BOTTOM implementa un proceso por el cual las fibras textiles comunes como el algodón, el poliéster o el nylon, son recubiertas con nanopartículas que otorgan funciones adicionales. Esta nueva tela recubierta ayuda a la disminución de infecciones y, además, cuenta con autolimpieza de manchas causadas por el polvo, el aceite y el agua.

Los beneficios del proceso de dispersión de nanopartículas se hacen evidentes en toda la tela, no solo en algunos puntos, se ha observado, tanto la reducción en el crecimiento de virus y bacterias como la eliminación de manchas de grasa en diferentes tramos de esta. Adicionalmente, al ser un proceso de un solo paso bajo condiciones cuidadosas y suaves, las fibras textiles no se ven afectadas ni desgastadas. En resumen, estas telas tienen el enorme potencial de revolucionar la industria.

¿Quieres saber más? Conoce nuestra tecnología Proceso de dispersión de nanopartículas.

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