Profesoras de EAFIT llevarán el desarrollo de software en la nube a San Andrés, Providencia y Santa Catalina

Febrero 2, 2024

La profesora Paola Andrea Noreña Cardona recibió el premio Mujeres en la Ciencia 2023 del Grupo L’Oréal, gracias a un proyecto que busca promover el desarrollo de software en la nube en territorios con tecnología fluctuante o limitada. 

El propósito es cerrar la brecha de acceso de esos sectores al mundo digital para que aprovechen sus capacidades, construyan soluciones digitales y se beneficien de nuevos recursos.

 

2 de febrero de 2024

​​En noviembre del año 2020, en medio de la pandemia por covid-19, el huracán Iota avanzó por el mar Caribe dejando un rastro de destrucción a su paso, incluidas las islas colombianas de San Andrés Providencia y Santa Catalina, que estuvieron incomunicadas con el resto del país por varios días. Hoy, cinco años después y en el camino a su recuperación, el archipiélago cuenta con paneles solares que suministran energía, así como con zonas con internet satelital para el uso de sus habitantes. 

Sin embargo, sigue siendo una infraestructura débil y fluctuante que limita el acceso a la tecnología en diferentes dimensiones. Ahí fue donde Paola Andrea Noreña Cardona, profesora de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT, se preguntó cómo llevar el desarrollo del software a este tipo de zonas vulnerables, y formuló un proyecto que fue reconocido, a finales de 2023, en la edición número 25 del Premio Para las Mujeres en la Ciencia de L’Oréal Groupe, entregado en colaboración con el Ministerio de Ciencias, Tecnología e Investigación, Icetex y la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Nacional de Cooperación con la Unesco. 

Modelo de sostenibilidad humana en productos de desarrollo de software con infraestructura limitada es el nombre de la iniciativa, reconocida en la categoría Ciencias de la Computación junto a otros 10 proyectos liderados por mujeres de todo el país y uno proveniente de Perú.  

"Trabajamos desde hace varios años en este programa que brinda becas a mujeres científicas para que terminen posgrados y doctorados porque creemos que ayuda a dar visibilidad y, además, sirven de ejemplo para las futuras científicas", manifiesta Alberto Mario Rincón, director general de L'Oréal Groupe para Centroamérica y Región Andina.

¿En qué consiste? 

Se trata, en palabras de Paola Andrea, de una propuesta para promover el uso de la infraestructura en la nube y las prácticas sostenibles en el desarrollo de software, mediante un modelo de largo plazo que les permita a los habitantes —inicialmente de Providencia—capacitarse en este campo y realizar sus propios desarrollos. “Muchos de los jóvenes de ese departamento tienen que salir de la Isla a buscar un mejor futuro. Lo que queremos mostrarles es que es posible que puedan encontrar un camino profesional y aportar al crecimiento de su comunidad desde allí mismo”, agrega. 

El proyecto, en el que también participarán las eafitenses Liliana González Palacio y Elizabeth Suescún Monsalve, cuenta con varias etapas. La primera incluye un sondeo de la infraestructura actual con la que cuenta el territorio para reconocer cuál es su estado, cómo se puede mejorar y qué tipo de inversión se debe hacer para potenciar las capacidades. También participarán estudiantes del Semillero en Ingeniería de Software​. 

También contempla un momento de evaluación de los recursos de hardware con los que cuentan los habitantes y, a partir de allí, se proveerá un espacio en línea con tecnologías accesibles con las que se podrán adelantar desarrollos de software. La ventaja de que esté en la nube es que permitirá que, en caso de que se caiga el internet, puedan continuar trabajando en sus aplicativos y, posteriormente, subirlos a la nube. 

Cuando se trata de conectar comunidades y generar oportunidades de educación y trabajo, lo digital lo puede hacer posible. Para muchos de nosotros esto es natural, pero en otros contextos no es así, como en Providencia, un lugar remoto si lo comparamos con una gran ciudad y donde necesitan un plan en materia de temas digitales”, expresa la investigadora Elizabeth Suescún, quien agrega que la comunidad de ese sector requiere estar en la misma página de la sociedad digital, aprovechar sus capacidades para construir soluciones digitales y beneficiarse de los recursos con los que cuenta. Con este proyecto nos estamos comprometiendo a crear y a capacitar a su comunidad bajo un modelo de sostenibilidad humana”, concluye.  

En 2020 otra profe eafitense también obtuvo el premio Mujeres en la Ciencia ​ 

En diciembre del año 2020 un total de 14 científicas obtuvieron este mismo reconocimiento por parte del Grupo L’Oréal. Entre ellas estaba la profesora eafitense Laura Sierra, quien fue premiada por su investigación con el microbiota intestinal, la nutrición durante el embarazo y la lactancia, y el desarrollo cognitivo de los bebés a partir del uso de ingredientes biológicos innovadores.  

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Alejandro Gómez Valencia 
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Foto Gobernación de San Andrés usada para la noticia Profesoras de EAFIT llevarán el desarrollo de software en la nube  a San Andrés, Providencia y Santa Catalina
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Como parte del proyecto, las investigadoras de EAFIT comenzarán a hacer un rastreo de casos exitosos en el mundo, especialmente en Panamá, para reunir experiencias y aprendizajes que permitan fortalecer el modelo propuesto. Foto Gobernación de San Andrés.
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EAFIT se une a Biosuroeste para potenciar el desarrollo territorial

Marzo 20, 2024

En marzo de 2024, EAFIT fue formalmente presentada como corporada y aliada estratégica de Biosuroeste, una plataforma de desarrollo rural regenerativo que conecta capacidades del sector público, el sector privado y la academia para catalizar el crecimiento del suroeste antioqueño.  

La Universidad ha colaborado con Biosuroeste en diferentes frentes, que incluyen salidas de campo para estudiantes y profesores, iniciativas de investigación como el Observatorio de Suelos y Ecosistemas del Suroeste Antioqueño, y un proyecto de agricultura digital enfocado en cultivos de cacao.

​Entre Támesis y Valparaíso, se extiende un bosque de 600 hectáreas con influencia en los 11 municipios que conforman la Provincia Cartama. Allí nace Biosuroeste, una plataforma de desarrollo rural regenerativo que busca mejorar la productividad, competitividad y sostenibilidad de este territorio mediante el trabajo articulado de distintos actores del sector público, privado, académico y social. En marzo de 2024, EAFIT fue presentada como corporada y aliada estratégica de esta iniciativa, en conjunto con la Fundación Argos y la Fundación Nutresa.  

De esta manera, la Universidad se suma formalmente a los esfuerzos que las alcaldías de Támesis y Valparaíso, Fundación Bancolombia, Fundación Fomento a la Educación J.C.H., Fundación Aurelio Llano Posada, Fundación Berta Arias de Botero, Corporación Interactuar, Proantioquia, Comfama, entre otras organizaciones, han realizado en la generación de oportunidades de cuidado y progreso para los habitantes de la región.  

Aunque este nombramiento es reciente, Isabel Gutiérrez Ramírez, directora de Estrategia de EAFIT, afirma que la Institución ha estado trabajando con Biosuroeste en diversos frentes durante varios años. Esto incluye desde salidas de campo para estudiantes y profesores de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería, hasta propuestas con grupos de investigación. “Desde hace un año, realizamos un concurso con los investigadores de la Universidad para que postulen proyectos de investigación en Biosuroeste. Se creó un comité técnico compuesto por Comfama, Proantioquia y EAFIT, donde se seleccionan aquellas propuestas que respondan a las necesidades de productividad del Agroparque”, dice la directiva.  

Ricardo Taborda Ríos, decano de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT, coincide en que la región del suroeste ha sido estratégica para el área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad de esta dependencia. “Nos ofrece diferentes oportunidades de práctica, impacto, trabajo con comunidades, empresas y sectores productivos”, afirma, destacando experiencias significativas en geología, biología y agricultura. Para el decano, el ingreso de la Universidad a la Corporación Biosuroeste permitirá la conexión con actores preponderantes en la región y hará visibles los esfuerzos que ya venían desarrollándose.  

Proyectos estratégicos para el suelo 

Hasta el momento, la Universidad ha liderado y financiado dos proyectos estratégicos con el objetivo de poner al servicio de estas comunidades el conocimiento y las capacidades de los profesores e investigadores eafitenses, con el fin de entender el ecosistema del suroeste y brindar algunas soluciones tecnológicas. Uno de ellos es el Observatorio de Suelos y Ecosistemas del Suroeste Antioqueño, en el que diferentes instituciones se han unido para comprender el estado de la salud de los suelos de esta región en pro del desarrollo sostenible. 

“Empezamos por un sondeo de las redes tróficas presentes en distintos suelos del suroeste, desde las que están en el Agroparque, a 600 metros sobre el nivel del mar, hasta los suelos de la Reserva Natural El Globo, que están a 2.500 metros sobre el nivel del mar. También trabajamos con productores de naranja, aguacate y cacao”, explica el profesor Nicolás Pinel, cocreador del Observatorio, quien destaca que este proceso de estudio de la ecología de los suelos se ha llevado a cabo en estrecha colaboración con los productores, con el propósito de implementar mejores prácticas de manejo de los cultivos. “Queremos que la conversación en el suroeste tenga el suelo muy presente y considere suelo sano como uno de los mayores activos que puede haber en la región”, afirma. 

El segundo proyecto consiste en una propuesta de agricultura digital entre EAFIT, Nacional de Chocolates y Biosuroeste, en la que se generó un dataset de 20.000 imágenes para el entrenamiento de algoritmos con inteligencia artificial. El objetivo es lograr la identificación de los estados de madurez de las variedades de cacao CNCH12 y CNCH13. Para Alejandro Marulanda Tobón, profesor e investigador del área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad de EAFIT, este trabajo ha sido relevante “debido a la dimensión alcanzada del set de datos, que termina siendo diferencial y absolutamente nutrido frente a otros conjuntos de imágenes, y que permitiría en un momento plantear una mecanización en este tipo de cultivo”.  

Asimismo, Juan Felipe Restrepo Arias, profesor del pregrado en Ingeniería Agronómica de EAFIT e investigador en el área de agricultura de precisión, agrega que, fruto de este proyecto, será posible tener diversas aplicaciones que fortalecerán la toma de decisiones de pequeños y grandes productores en cuanto a los momentos óptimos para la cosecha, la fertilización, la planificación de la producción y la detección temprana de enfermedades como la moniliasis, que además podrá dar pie a nuevas propuestas.   

“Con Biosuroeste, la alianza es muy importante, porque para el futuro sería interesante empezar a trabajar con café y con algunas hortalizas que se cultivan en la región, por ejemplo, cítricos, que es un cultivo muy importante en la zona”, afirma el profesor Juan Felipe, quien ve en este trabajo colaborativo la oportunidad de contar con un aliado con amplio conocimiento de la región y sus necesidades.  

Si bien son múltiples los retos a futuro, como lo señala Diego Villanueva Mejía, investigador y director del área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT, con este tipo de iniciativas se busca “diseñar alternativas que permitan compaginar la protección de los ecosistemas con el desarrollo económico sostenible del territorio” y ofrecer soluciones desde la ciencia, la tecnología y la innovación para una región que es referente en generar desarrollo basado en el bienestar de la vida.  

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A través de la sinergia entre distintas organizaciones, Biosuroeste busca impactar positivamente las condiciones y proyecciones de vida de los habitantes del suroeste antioqueño.  Foto Róbinson Henao. Relacionada con la Noticia: EAFIT se une a Biosuroeste para potenciar el desarrollo territorial.
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A través de la sinergia entre distintas organizaciones, Biosuroeste busca impactar positivamente las condiciones y proyecciones de vida de los habitantes del suroeste antioqueño.  Foto Róbinson Henao.
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El testimonio de la Mazorca 

Al estrado habían subido ya muchos testigos intentando defender, sin éxito, al agricultor que, en un desafortunadísimo golpe de azar, había provocado la indignación de los activistas. Defendía su libertad en un juicio en el que se determinaría si eso que él hacía podría considerarse o no un crimen.

“Domesticar”, decía el demandante, “es esclavizar”

“¿Defendería el jurado a un humano que críe humanitos en su jardín para que luego alguien se los coma?”, dijo, y acto seguido presentó imágenes de plantas laceradas, apareadas a la fuerza, maceradas. Cultivos extensos que un testigo agitado se atrevió a comparar con el holocausto.  

El abogado del demandante era convincente y había escogido bien a sus testigos: un frijol frustrado que desde hacía siglos había perdido la capacidad de desvainar sus semillas, un arroz cansado de cargar granos enormes en su tallo, trigos dismórficos incapaces de reconocerse en el espejo.  

Un ejemplo para cada una de las formas de lo que el perito había nombrado como síndrome de domesticación, y que era, en este punto, el argumento ganador.  

Era la última sesión antes de la deliberación del juez. Los argumentos en favor de la cultura humana habían sido descartados de inmediato. ¿Por qué habría de importarle a las plantas que el sapiens hubiera desarrollado la agricultura, las ciudades y el Estado?  

Durante siglos, el humano había seleccionado intencionalmente, y bajo criterios que responden solo a sus intereses, a especies ahora enfermas, rechonchas y dependientes. El abogado acusador había preparado una estocada final que lo llevaría al éxito: el testimonio de la Mazorca.  

Terriblemente confiado de su milenario testigo preguntó: “¿Es o no es la domesticación un crimen?”.  

 

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Detalle de Ilustración alusiva a la domesticación humana de las plantas mediante la representación ficticia de un juicio donde los vegetales demandan al homo sapiens
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monocultivo de maíz donde se puede ver el deterioro del suelo
 
Y la Mazorca dijo:  

“Me parece ahora, después de haber escuchado en silencio sus argumentos y esculcado, no sin dificultad, entre los recuerdos remotos de este vínculo, que la verdad del asunto es un poco más compleja.  

Los humanos nos domesticaron, sí, pero eso no significa necesariamente lo que ustedes han dicho aquí. Hace miles de años yo no era más que un pasto silvestre en Mesoamérica. Hoy, es difícil imaginar el mundo sin mí.  

Muchas de nosotras, cargadas en bolsillos de sapiens andantes, como el polen que viaja en las patas de una abeja, nos hicimos universales. Diría cualquiera, sin dudarlo demasiado, que la mía, y la de los testigos que han venido aquí a hablar en contra de este hombre, son en realidad historias de éxito. 

¿En verdad no lo ven? Ni ellos ni nosotros tenemos mucho que ver aquí. Esta es una historia sobre el tiempo, y es él el único que puede explicarnos lo que ha pasado. La domesticación, al menos en un inicio —pues no tengo razones para negar que el asunto parece haberse salido un poco de control— es un vínculo forjado por el tiempo y el azar.  

Una semilla cayó en el suelo y el sapiens la vio crecer. Luego, como aquellas hormigas que aprendieron a cultivar hongos hace milenios, aprendió el humano hace doce mil años que él podía hacer lo mismo.  

Y así, tal cual, pero con otra semilla y otro sapiens, sucedió en Mesoamérica, en los Andes, en la Creciente Fértil, en China, en África occidental; en lugares distantes y sin contacto alguno, lo mismo.  

Todo, sencillamente, es cuestión de tiempo. 

No pretendo oponerme a lo que en verdad es evidente: alguien debe responder por este asunto. Yo, más que nadie, he vivido las transformaciones producto de esta relación. Y nuestra expansión, entre muchas otras cosas, ha implicado la desaparición o desplazamiento de otras especies.  

Sin embargo, así como hemos cambiado, lo han hecho ellos. Su cultura nació al ritmo de nuestra germinación, sus cuerpos evolucionaron y se adaptaron a los nuestros. Dependemos los unos de los otros. 

¿Que si es un crimen domesticar a una especie? No lo sé. Pero no olviden esto a la hora de decidir: no somos objetos tendidos en el suelo, somos parte activa en este vínculo. Y si quieren estar seguros mejor pregúntenle al tiempo, verdadero testigo de sí mismo”.

 

 

Autores

Matilda Lara-Viana

Estudiante de la Maestría en Estudios Humanísticos EAFIT y joven investigadora de la Alianza BIOFILIA

Estefanía Ceballos Benítez

Bióloga EAFIT y joven investigadora de la Alianza BIOFILIA

Sebastián Patiño Baena

Biólogo EAFIT y joven investigador de la Alianza BIOFILIA

 

 

Bibliografía recomendada
  • Alam, O., & Purugganan, M. D. (2024). Domestication and the evolution of crops: variable syndromes, complex genetic architectures, and ecological entanglements. The Plant cell, 36(5), 1227–1241. https://doi.org/10.1093/plcell/koae013
  • Bocquet-Appel, J.-P. (2011). When the world’s population took off: The springboard of the Neolithic demographic transition. Science, 333, 560–561. https://doi.org/10.1126/science.1208880
  • Diamond, J. (2002). Evolution, consequences and future of plant and animal domestication. Nature, 418(6898), 700–707. https://doi.org/10.1038/nature01019
  • Fuller, D. Q., Denham, T., & Allaby, R. (2023). Plant domestication and agricultural ecologies. Current biology: CB, 33(11), R636–R649. https://doi.org/10.1016/j.cub.2023.04.038
  • Kluyver, T. A., Jones, G., Pujol, B., Bennett, C., Mockford, E. J., Charles, M., Rees, M., & Osborne, C. P. (2017). Unconscious selection drove seed enlargement in vegetable crops. Evolution Letters, 1(2), 64–72. https://doi.org/10.1002/evl3.6
  • Mueller, U. G., Schultz, T. R., Currie, C. R., Adams, R. M., & Malloch, D. (2001). The origin of the attine ant-fungus mutualism. The Quarterly review of biology, 76(2), 169–197. https://doi.org/10.1086/393867
  • O’Brien, M. J., & Laland, K. N. (2012). Genes, culture, and agriculture: An example of human niche construction. Current Anthropology, 53(4), 434–470. https://doi.org/10.1086/666585
  • Perry, G. H., Dominy, N. J., Claw, K. G., Lee, A. S., Fiegler, H., Redon, R., Stone, A. C., et al. (2007). Diet and the evolution of human amylase gene copy number variation. Nature Genetics, 39(10), 1256–1260. https://doi.org/10.1038/ng2123
  • Purugganan, M. D. (2019). Evolutionary insights into the nature of plant domestication. Current Biology, 29(14), R705–R714. https://doi.org/10.1016/j.cub.2019.05.053
  • Purugganan M. D. (2022). What is domestication?. Trends in ecology & evolution, 37(8), 663–671. https://doi.org/10.1016/j.tree.2022.04.006
  • Schultz, T. R., & Brady, S. G. (2008). Major evolutionary transitions in ant agriculture. Proceedings of the National Academy of Sciences, 105(14), 5435–5440. https://doi.org/10.1073/pnas.0711024105
  • Zeder, M. A. (2012). Domestication: Definition and overview. In C. Smith (Ed.), Encyclopedia of Global Archaeology (pp. 2069–2086). Springer. https://doi.org/10.1007/978-1-4419-0465-2_610

 

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Autor
Matilda Lara-Viana; Estefanía Ceballos Benítez; Sebastián Patiño Baena
Edición
Agustín Patiño Orozco

Tic-tac... ¿Quién le enseñó a contar al reloj? 

Antes de los engranajes, los calendarios y las alarmas digitales, incluso antes de que el ser humano pensara en dividir el día en horas y minutos, ya existía un maestro del tiempo en el cielo. Nuestro Sol es la gran referencia que marca el inicio del día, el cambio de las estaciones, el ritmo de las cosechas ¡y de la vida misma!

Durante milenios, nuestros antepasados miraron al cielo para entender el paso del tiempo. Observaron la luz y las sombras, la duración de los días, el vaivén de las estaciones. El Sol fue su guía, su reloj natural, su calendario celeste. 

Nuestra estrella fue la que nos brindó la primera noción del tiempo, al permitirnos medir los ciclos de muchos fenómenos naturales. Aún hoy, aunque tenemos relojes atómicos, seguimos dependiendo de nuestro Sol más de lo que imaginamos. 

¡Sigue leyendo para descubrir el tiempo que se esconde en la sombra de un obelisco, en los sueños profundos que llegan con la oscuridad y en la luz lejana de las estrellas! Un tiempo que medimos, pero que también sentimos, vivimos y, a veces, olvidamos.

 

El reloj más antiguo del mundo 

¿Qué hora es? Para saberlo, basta una simple, pero aguda mirada al cielo.  

Los antiguos egipcios lo sabían. Erigían obeliscos cuya sombra proyectada indicaba el paso del día. A medida que la sombra se movía, los observadores atentos podían dividir el día en segmentos y anticipar el momento de realizar ciertos trabajos o rituales.

Un obelisco es, en esencia, un gnomon gigante, es decir, un instrumento clavado verticalmente en el suelo que convierte la luz del Sol en la materia prima para medir el tiempo. Este fue uno de los primeros relojes solares conocidos, aunque no tenía números ni manecillas. 

En la América precolombina, las culturas mesoamericanas marcaban los solsticios y los equinoccios mediante alineaciones de piedras y estructuras ceremoniales. Sabían que el Sol no siempre salía por el mismo punto en el horizonte y usaban esos desplazamientos para marcar el paso de las estaciones, regular los ciclos agrícolas y celebrar festividades.  

En Europa sobrevive Stonehenge, un gran círculo megalítico aún envuelto en misterio que está alineado con la salida del Sol en el solsticio de verano, una prueba de que desde hace milenios los humanos hemos observado al Sol no solo con asombro, sino con precisión.

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Imagen del Sol donde se resaltan emisiones electromagnéticas de Rayos X

Nuestra estrella rige los ciclos de la vida. Las cosechas, las migraciones, los rituales religiosos y las actividades cotidianas han estado sincronizados con su posición en el cielo. Cada amanecer era una promesa y cada atardecer la señal de que el tiempo no se detiene.  

Solo hasta los días de Albert Einstein y su teoría de la relatividad especial, descubrimos que el tiempo es mucho más complejo que los ciclos que percibimos en nuestra escala, y que su transcurso también depende del observador. 

Desde nuestra perspectiva terrestre, el Sol parece moverse por el cielo. Sin embargo, es la Tierra la que gira sobre su propio eje. Ese giro, que tarda aproximadamente veinticuatro horas, es lo que define lo que llamamos un día. Por su parte, la Tierra, que orbita a casi ciento cincuenta millones de kilómetros del Sol, completa un ciclo completo alrededor de él en poco más de trescientos sesdías. Ese ciclo define un año, un año solar

Hoy en día, los relojes mecánicos y digitales, con sus engranajes y algoritmos, no hacen más que imitar lo que el cielo lleva milenios enseñándonos: que el tiempo es movimiento, repetición y también cambio.  

Al igual que los obeliscos egipcios, los relojes atómicos más precisos en la actualidad se ajustan con referencia a fenómenos astronómicos. De alguna forma, seguimos mirando al Sol para que nuestros relojes no pierdan el ritmo. 

 
El Sol en nuestros cuerpos 

El tiempo solar no solo organiza lo que sucede allá afuera, también moldea lo que ocurre dentro de nosotros. Nuestro cuerpo, como una pequeña tierra, responde a la luz y a la oscuridad, al día y a la noche, con ritmos internos que han evolucionado durante millones de años. 

Estos ciclos se conocen como ritmos circadianos (del latín circa diem, “alrededor de un día”) y son oscilaciones biológicas de aproximadamente veinticuatro horas que regulan funciones esenciales como el sueño y la vigilia, la secreción de hormonas, la presión arterial, la temperatura corporal e incluso el estado de ánimo. 

El marcapasos de este sistema se encuentra en una diminuta estructura del cerebro llamada núcleo supraquiasmático, ubicada en el hipotálamo. Este núcleo recibe información directamente de los ojos sobre la cantidad de luz que hay en el ambiente. Así nuestros cuerpos saben cuándo es de día y cuándo es de noche, y regula la liberación de sustancias como la melatonina, que induce el sueño. 

Cuando estamos expuestos a la luz natural del Sol durante el día, especialmente en las primeras horas de la mañana, nuestro reloj biológico se sincroniza adecuadamente. Esta exposición solar favorece un mayor estado de alerta, mejora la concentración y contribuye a regular la temperatura corporal.  

En cambio, la falta de luz solar o la exposición excesiva a luz artificial durante la noche pueden provocar una desincronización circadiana que afecta el sueño, el apetito y el estado de ánimo.  

La vida moderna, marcada por el uso constante de pantallas y entornos urbanos cada vez más iluminados, ha incrementado estos desequilibrios. La contaminación lumínica, al alterar los ciclos naturales de luz y oscuridad, no solo impide ver las estrellas, sino que también interfiere con nuestros ritmos biológicos más profundos. 

Pero los efectos del Sol en nuestra biología van más allá del reloj interno: su luz estimula la producción de vitamina D en la piel, una vitamina esencial para la salud ósea, el sistema inmunológico y el equilibrio hormonal. 

También hay evidencia de que la exposición solar regula neurotransmisores como la serotonina, lo que puede explicar por qué en los meses más oscuros del año muchas personas experimentan tristeza estacional. 

Los ritmos del Sol también afectan a otras formas de vida. Las plantas abren sus hojas al amanecer y las cierran al anochecer. Los girasoles giran siguiendo la trayectoria solar. Algunas especies animales migran según las estaciones, mientras otras entran en hibernación durante los meses sin luz.  

El Sol no solo marca el tiempo, también lo habita. 

Nuestras sociedades se mueven con base en el ritmo solar. La jornada laboral, el calendario escolar, la hora del almuerzo y la de dormir tienen una raíz astronómica.  

Aunque hoy vivamos en edificios iluminados todo el día, con rutinas desligadas del entorno natural, seguimos siendo criaturas solares. Y quizás deberíamos recordarlo más a menudo. 

 
Relojes que miran a las estrellas 

La luz del Sol tarda ocho minutos y veinte segundos en llegar a la Tierra. Esto significa que todo lo que vemos en el cielo, incluso al Sol, es pasado. Es decir, el presente está ligeramente alterado por la velocidad de la luz. 

En realidad, cuando levantamos la mirada para admirar un amanecer o una puesta de Sol, lo que vemos ya sucedió. En otras palabras, hacemos arqueología cósmica

Este desfase se vuelve aún más impresionante cuando observamos otros astros. La luz de la estrella más cercana luego del Sol, Próxima Centauri, tarda más de cuatro años en llegar a nuestro planeta.  

¡Observar esa estrella hoy es ver cómo era hace poco más de cuatro años!  

Cuando estudiamos galaxias distantes a través de telescopios espaciales como el James Webb, estamos viendo luz emitida hace miles de millones de años, incluso antes de que existiera la Tierra. 

La astronomía es una ciencia del pasado, una verdadera máquina del tiempo que nos permite ver el universo como fue, no como es. 

Gracias a estas observaciones, hemos logrado descubrir el tiempo a escalas que van más allá de la experiencia humana. Sabemos, por ejemplo, que el Sol nació hace unos cuatro mil seiscientos millones de años, cuando una nube interestelar de gas y polvo colapsó bajo su propia gravedad. En su interior se encendieron las reacciones nucleares que alimentan a nuestra estrella hasta el día de hoy.  

El máximo solar es un período cíclico de mayor actividad de Sol aproximadamente cada once años. Se caracteriza por un aumento en la cantidad de manchas solares y de radiación, que pueden llegar a afectar el clima y las telecomunicaciones en la Tierra. Esta imagen combina veinticinco imágenes del Sol cerca de su pico de actividad a lo largo de todo un año. Se espera que el próximo máximo solar sea en el año 2025. Crédito foto: NASA/GSFC/SDO.

 

También sabemos que dentro de unos cinco mil millones de años nuestro Sol se transformará en una estrella gigante roja, engullirá a Mercurio y a Venus, y tal vez la Tierra. Luego expulsará sus capas externas y quedará como una enana blanca, un corazón estelar que se irá enfriando lentamente durante muchísimos años. 

Estas escalas temporales no se miden con relojes, sino con modelos, observaciones y extrapolaciones físicas, pero también con paciencia: cuando estudiamos las estrellas, el tiempo se vuelve otro, se transforma en un tiempo profundo, donde una vida humana es apenas un parpadeo. 

Los relojes más exactos del mundo, aquellos que se utilizan hoy para la navegación con Sistemas de Posicionamiento Global —GPS por sus siglas en inglés—, para sincronizar Internet y para realizar experimentos científicos de altísima precisión, están sintonizados con relojes atómicos que, a su vez, se comparan con fenómenos cósmicos.  

Un reloj atómico óptico emplea un láser que emite luz visible o ultravioleta, a una frecuencia extremadamente alta, la cual resuena exactamente con la transición atómica óptica de materiales como el cesio o el estroncio.  

Un átomo de estroncio, enfriado a temperaturas cercanas al cero absoluto —doscientos setenta y tres grados centígrados bajo cero—, permite que la sincronización entre las frecuencias del láser y las transiciones electrónicas atómicas puedan contarse con altísima precisión, y así medir el tiempo, garantizando una mayor resolución y un menor error acumulado. 

Algunos investigadores incluso proponen usar púlsares, estrellas de neutrones que giran cientos de veces por segundo y emiten pulsos regulares de radio, para sincronizar relojes atómicos. Se espera que estos cuerpos celestes sean relojes naturales para futuras naves interestelares.  

Si el Sol fue nuestro primer reloj, las estrellas pueden ser nuestros relojes del futuro a escalas cósmicas, fuera de nuestro vecindario solar. Mientras tanto, aquí seguimos, en esta pequeña esfera azul que gira en torno a una estrella promedio, en un brazo espiral de una galaxia cualquiera.  

Pero para nosotros, el Sol lo es todo, responsable del tiempo, la luz y la vida. 

 

¿Tiempo para qué? 

Cuando el tiempo se nos escapa entre pantallas, notificaciones y agendas saturadas, volver la mirada al Sol es un acto poético. Pero es también un acto profundamente científico, biológico... y necesario. 

Hemos perfeccionado métodos para medir el tiempo hasta fracciones inimaginables, de milmillonésimas de segundo, que definen operaciones bancarias, procesos de sincronización satelital y pruebas de física de partículas. 

Sin embargo, en medio de la exactitud extrema, algo se perdió: la conexión con los ritmos naturales, con el día que comienza cuando el Sol asoma y con la noche que invita al descanso.  

Perdimos la experiencia de sentir el tiempo, no solo de contarlo. 

 

La influencia del Sol va más allá de la necesaria luz. Su actividad durante los picos del ciclo solar cada once años, puede desencadenar fenómenos como eyecciones de masa coronal y tormentas geomagnéticas que afectan directamente el clima espacial. Estas tormentas pueden interferir con las comunicaciones satelitales, dañar instrumentos en órbita e incluso alterar los sistemas de navegación global.  

Nuestros relojes más precisos, los relojes atómicos, están alojados en satélites que orbitan la Tierra y sincronizan toda la infraestructura digital, desde los cajeros automáticos hasta los vuelos comerciales. Una perturbación solar puede afectarlos y tener un efecto en cascada sobre la sincronización global del tiempo. 

Paradójicamente, una explosión en la atmósfera del Sol puede llegar a desordenar los segundos más exactos de nuestra civilización. 

Estudiar el Sol, como lo han hecho astrónomos, campesinos, culturas ancestrales y contemporáneas, es también estudiar cómo nos organizamos como sociedad. Porque el tiempo no es solo una dimensión física: es también un acuerdo social, una experiencia subjetiva, un pulso que nos une a todo lo que nos rodea. 

Quizás la pregunta no sea solo cómo medimos el tiempo, sino para qué lo medimos. ¿Lo hacemos para estar más conectados, o más apurados? ¿Para comprender los ciclos de la vida o para dominarlos? ¿Nos servirá para entender que la medida del tiempo es relativa? ¿O para construir máquinas que nos permitan establecer sociedades en planetas alejados del nuestro? ¿Puede el Sol enseñarnos una forma más sabia de vivir el tiempo? 

Entender el tiempo del Sol no significa renunciar a la tecnología ni negar el progreso. Significa recordar que, más allá del reloj, hay un ritmo más profundo que late en el universo, en nuestro cuerpo y en la Tierra misma. Un ritmo que no inventamos, pero que podemos aprender a escuchar, impulsados por la curiosidad humana y el conocimiento de la física, que nos ha permitido llegar hasta donde estamos. 

 

 

Autores

Santiago Vargas-Domínguez

Investigador del Observatorio Astronómico Nacional de la Universidad Nacional de Colombia

René Restrepo-Gómez

Investigador de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingenierías EAFIT

Maria Clara Jaramillo

Comunicadora social e ilustradora

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Autor
Santiago Vargas-Domínguez; René Restrepo-Gómez; María Clara Jaramillo
Edición
Agustín Patiño Orozco

#MadeInEAFIT | The Light Is On, conoce el proceso desde cero!

Marzo 5, 2025

Desde hace una década, nuestros estudiantes de segundo semestre del pregrado en Ingeniería de Diseño de Producto (@eafit.idp) han realizado una muestra, que también se ha convertido en una tradición la cual dos veces al año llena de luz  y belleza diferentes espacios de nuestro campus. Se trata de The Light is ON, la muestra de aprendizaje experiencial en la que los estudiantes realizan una luminaria con el propósito de diseñar un producto de complejidad media en ingeniería y diseño. En este proceso empiezan de cero, desde su conceptualización  bajo una temática escogida previamente, la elección de materiales, bocetean los diseños, hasta llegar a su materialización en la que pasan varias horas de la semana trabajando con las máquinas del Taller de Maderas. Para la más reciente edición de esta muestra, y conmemorando sus 10 años de existencia , la exhibición adquirió un nuevo significado con la alianza entre la Universidad y Cueros Vélez @velezartisan, integrando el cuero reciclado  como un material clave en las creaciones. El resultado: 50 lámparas de mesa portátiles diseñadas y fabricadas por nuestros estudiantes, combinando creatividad, funcionalidad y sostenibilidad bajo el concepto de la gramática del arte. Cada diseño incorporó al menos un 30 % de cuero reciclado, junto con madera reutilizada y otras innovaciones tecnológicas como la impresión 3D. Seguro ya conoces el resultado final, pero hoy te contamos cómo fue el proceso qué hubo detrás, a cuáles retos se enfrentaron, cómo llevaron sus ideas del papel a la materialidad y cómo las organizaciones pueden ser aliadas de la academia para darle un nuevo uso a sus residuos, mientras se produce conocimiento aplicado.

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¡Innovación en radioterapia! EAFIT y la Clínica El Rosario avanzan en modelos matemáticos para tratamientos más precisos y seguros

Abril 1, 2025

EAFIT y la Clínica El Rosario trabajan en el desarrollo de modelos matemáticos que optimizan la radioterapia en pacientes con cáncer de próstata y mama. Estas herramientas permiten una mayor precisión en la administración de la dosis, reducen la exposición de órganos sanos y disminuyen los efectos secundarios.

Los nuevos modelos han demostrado una reducción significativa en la dosis recibida por tejidos sensibles, como la vejiga en tratamientos de cáncer de próstata y el corazón en casos de cáncer de mama. Su validación con datos clínicos respalda su aplicabilidad y marca un avance clave hacia tratamientos más seguros, eficaces y personalizados.

La radioterapia es uno de los tratamientos más utilizados contra el cáncer, ya que permite atacar los tumores con precisión y minimizar el daño a los tejidos sanos. Sin embargo, su efectividad puede verse comprometida por factores como el movimiento de los órganos o la variación en la posición del paciente entre sesiones. Para hacer frente a este desafío, EAFIT y la Clínica El Rosario han desarrollado modelos matemáticos innovadores que incorporan las incertidumbres desde la etapa de planificación del tratamiento, mitigando su impacto en la entrega de la radiación. Gracias a este enfoque, es posible aumentar la efectividad terapéutica y reducir el riesgo de efectos secundarios para los pacientes.

La colaboración entre ambas instituciones nació de la necesidad de mejorar los tratamientos de radioterapia de intensidad modulada (IMRT), especialmente en casos de cáncer de próstata y mama. Así lo explica María Eugenia Puerta Yepes, profesora de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT: “La Clínica El Rosario, buscando fortalecer la precisión de sus procedimientos, identificó la optimización matemática como un área clave para lograrlo y encontró en EAFIT un aliado estratégico con experiencia en modelación matemática aplicada a problemas reales”.

Uno de los principales avances del proyecto ha sido el diseño e implementación de dos enfoques innovadores. El primero es la optimización basada en análisis intervalo, una metodología que representa la dosis de radiación como un rango continuo en lugar de un valor fijo, lo que brinda mayor flexibilidad y adaptabilidad frente a escenarios de incertidumbre. Gracias a esta estrategia, en los tratamientos de cáncer de próstata analizados en el estudio se logró reducir en un 4,2 % la dosis recibida por la vejiga, mantener la protección del recto y mejorar en un 5,8 % la cobertura del tumor en comparación con los métodos tradicionales.

El segundo modelo, denominado Cheap-Minimax​, ha sido otro de los grandes avances del proyecto. Se trata de una variante de la estrategia minimax, tradicionalmente empleada en radioterapia con protones, que en este caso fue adaptada para tratamientos con rayos X. Este enfoque ha demostrado un equilibrio efectivo entre la protección de los órganos sanos y la eficacia del tratamiento. “En los casos de cáncer de mama analizados en el estudio, este modelo permitió reducir en 3,7 % la dosis al pulmón ipsilateral, en 20 % la dosis media al corazón y en 19 % la dosis en piel. Estas mejoras se traducen en una menor probabilidad de toxicidades y, en consecuencia, en una mejor calidad de vida para las pacientes”, afirma Andrés Camilo Sevilla Moreno, magíster en Física Médica y candidato a doctor en Ingeniería Matemática de EAFIT.

La validación de estos modelos se realizó con datos reales de pacientes de la Clínica El Rosario, lo que permitió comprobar su viabilidad en entornos clínicos. Aunque todavía no se han implementado en la práctica médica, representan un paso clave hacia tratamientos más seguros y personalizados. Además, los modelos han sido documentados e integrados a matRad, una plataforma internacional de código abierto utilizada en la planificación de tratamientos de radioterapia con fines académicos, de investigación y enseñanza.

“Lo más valioso ha sido la creación y la publicación de nuevo conocimiento que probablemente llevará a que nuevos modelos sean implementados en sistemas comerciales. En tal caso, el número de pacientes beneficiados sería altísimo y el alcance de los resultados llegaría a una escala global”, asegura Gonzalo Cabal, físico médico de la Clínica El Rosario.

Este trabajo interdisciplinario ha sido posible gracias a la colaboración entre ambas instituciones. Los investigadores de EAFIT han aportado su experiencia en modelación matemática y optimización, mientras que los especialistas de la Clínica El Rosario han garantizado que los desarrollos respondan a necesidades reales en la atención oncológica. Además, estudiantes de maestría y doctorado han participado en la formulación y validación de estos modelos, fortaleciendo su formación en investigación aplicada.

Un paso hacia la implementación clínica

El siguiente desafío es llevar estos modelos a la fase de implementación clínica y ampliar su alcance a otros tipos de cáncer. Para ello, los investigadores buscan realizar estudios piloto con pacientes reales. “Aunque los modelos han sido validados con datos clínicos, su aplicación en tratamientos requiere pruebas adicionales en entornos hospitalarios”, explica la profesora María Eugenia.

Igualmente, consolidar la relación entre la academia y el sector salud es clave en el diseño de soluciones innovadoras. Esta forma de trabajo colaborativo podría replicarse con otras instituciones, agrega la profesora, fortaleciendo la investigación en optimización matemática aplicada a la salud. En el caso de EAFIT, se continuará promoviendo la participación de estudiantes de maestría y doctorado en estos desarrollos, impulsando la formación de nuevos investigadores en este campo.

“Actualmente, nuestra investigación se centra en aplicar y perfeccionar estos modelos en cáncer de mama y cáncer de pulmón, dos de las localizaciones más frecuentes y complejas de tratar debido al movimiento respiratorio. La meta es lograr que cada plan de tratamiento sea lo más preciso posible para todos los pacientes, incluso cuando hay incertidumbre en el posicionamiento o el movimiento de los órganos”, agrega Andrés Camilo.

Estos avances representan un paso fundamental en la evolución de la radioterapia. Gracias a la investigación académica y la sinergia con el sector salud, la optimización matemática sigue abriendo nuevas posibilidades para mejorar la precisión de los tratamientos y la calidad de vida de los pacientes con cáncer.

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Alejandro Gómez Valencia
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La investigación ha generado innovaciones como el análisis de intervalos y el modelo Cheap-Minimax para optimizar la administración de la radioterapia. En la imagen, suministrada por los investigadores: plan de tratamiento de radioterapia de intensidad modulada (IMRT) para cáncer de mama bajo consideraciones de incertidumbre.
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Abierta la convocatoria a mujeres afrodescendientes e indígenas que quieran estudiar con beca en EAFIT

Marzo 21, 2025

La beca Valle del Naidí cubre el 100 % de la matrícula para los pregrados en Ingeniería de Sistemas y en Diseño Interactivo, e incluye apoyo financiero para alimentación y transporte. Las inscripciones estarán abiertas hasta el próximo 8 de abril. 

Esta beca, una iniciativa de EAFIT y la organización Manos Visibles, reafirma el compromiso con la equidad y la inclusión, apostando por una educación de calidad. Más información sobre la beca en este enlace​. 

Dirigido a mujeres afrodescendientes e indígenas de Colombia, este programa brinda acceso a formación profesional de alto nivel en Ingeniería de Sistemas y Diseño Interactivo en EAFIT. Se trata de una convocatoria que celebra el talento y la determinación de estas mujeres, reafirmando el compromiso con su acceso a espacios de liderazgo y conocimiento en la era digital.  

Según Paula Moreno Zapata, presidente de Manos Visibles, “la educación es una herramienta clave para la transformación social. Con este fondo queremos que más mujeres afrodescendientes e indígenas accedan a oportunidades en el sector tecnológico, fortaleciendo sus liderazgos y su impacto en el territorio”.

El Fondo de Becas Valle del Naidí reafirma el compromiso de EAFIT y la organización Manos Visibles con la equidad y la inclusión, apostando por una educación de calidad. Se busca fortalecer el talento étnico en el sector tecnológico, abriendo oportunidades para el desarrollo profesional y el impacto social de estas jóvenes en sus comunidades.  

Isabel Gómez Yepes, directora de Desarrollo Institucional y Vínculos  de EAFIT, afirma que “estamos convencidos  de que la educación es el gran motor de movilidad social en el país, y por eso es necesario desarrollar proyectos y estrategias para generar inclusión en mujeres afro y especialmente en áreas de tecnología. Por eso estamos muy felices de unir capacidades de ambas instituciones para seguir sumando acciones decididas en la transformación de acceso a la educación superior en el país”.

¿Qué ofrece la beca?

El Fondo Valle del Naidí cubre el 100 % de la matrícula en la Universidad, además de ofrecer un programa de bilingüismo, apoyo financiero para alimentación y transporte, formación complementaria, refuerzo académico y un plan de mentoría y liderazgo.

Son candidatas para la beca mujeres afrodescendientes (afro, negras raizales, paleneuqeras) o indígenas, entre 16 y 28 años, que residan o puedan trasladarse a la ciudad de Medellín. Deben haber obtenido el título de bachiller en los últimos 5 años, así como tener los resultados de las pruebas Saber 11. Se excluyen las candidatas que tengan títulos profesionales universitarios. Fortmulario de inscripción aquí.

Otra población impactada

Este fondo es parte del movimiento Valle del Naidí, que en cinco años ha impactado a más de 2.000 personas, reafirmando la educación como motor de cambio. A través de Naidí Girls, desde 2023 ha formado a más de 300 niñas y mujeres afrodescendientes e indígenas en tecnología. La iniciativa fortalece el talento étnico en STEAM (sigla en inglés para las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas) y promueve un ecosistema de innovación inclusivo en Medellín. Además, los fondos de becas de pregrado de Manos Visibles han sido clave para la equidad racial y territorial, apoyando a más de 70 jóvenes líderes en Medellín, Cali y el Pacífico, desde hace 13 años.

Uno de esos procesos formativos, es el que tuvieron 27 mujeres afrodescendientes entre 16 y 28 años durante 2024, quienes se formaron en el programa técnico laboral en Desarrollo Web de Nodo, el centro de formación en nuevas tecnologías en EAFIT, con el apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe.  Otras beneficiadas fueron 60 niñas entre 10 y 17 años, quienes se graduaron en habilidades STEAM.

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Alejandro Gómez Valencia
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Más que una beca, Valle del Naidí es un movimiento que impulsa el liderazgo, la formación en tecnología y el acceso a oportunidades de alto impacto. En la imagen, la primera generación de Naidí Woman formadas en el programa técnico laboral en Desarrollo Web en EAFIT, en 2024.
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Nuestra comunidad de talento extiende su huella en la Gobernación y la Alcaldía

Enero 30, 2024

Cerca de 20 graduados eafitenses tienen cargos de liderazgo en los gabinetes de las administraciones local y departamental que se posesionaron el primero de enero. Tienen a su cargo la Gobernación, secretarías, departamentos e institutos. 

Estos graduados de pregrado, especialización o maestría de diversas áreas del conocimiento asumen el reto de aplicar la formación que recibieron en la Universidad para, desde lo público, crear soluciones a los desafíos de la humanidad. ​

​​​El recuadro azul con la E blanca en el centro, que se reconoce como el logo de EAFIT, está en el perfil de LinkedIn de varios de los nuevos funcionarios de la Alcaldía de Medellín y de la Gobernación de Antioquia. Son nueve eafitenses en el Departamento y 11 en el Municipio, algunos con más de un título de la Universidad, quienes asumen en las actuales administraciones el reto de encontrar soluciones a los desafíos de la humanidad. 

Son, como ha expresado Claudia Restrepo Montoya, rectora de EAFIT, el reflejo de un grupo de profesionales que se conecta con el entorno para diseñar respuestas a cuestiones que coinciden con los desafíos que la Universidad se plantea en su más reciente transformación: sociedad, humanismo y cultura; desarrollo sostenible; cuidado y bienestar; ciencia, tecnología e innovación, e innovación educativa y miradas de futuro. “Los graduados son los principales conectores de la Universidad con el mundo de las organizaciones que construyen sociedad: empresas, sistemas públicos y emprendimientos”, dice. 

La participación de estos eafitenses en el sector público es muestra del poder y la capacidad de incidencia de los graduados en diversos sectores según expresa Isabel Gómez Yepes, directora de Desarrollo Institucional y Vínculos al considerar que “esto da cuenta de una comunidad de talento que, además de aportar a empresas y organizaciones, fortalece los sistemas públicos con un sentido de responsabilidad que, seguramente, seguirá dejando el nombre de la Institución en alto”. 

Isabel se refiere, además, a que son graduados de diferentes áreas del conocimiento. En el listado hay cinco títulos de pregrado en Administración de Negocios, cuatro en Economía, dos en Comunicación Social, dos en Derecho, uno en Ciencias Políticas, uno en Negocios Internacionales y otro en Ingeniería Civil. En cuanto a especializaciones y maestrías —varios tienen más de un título— hay especializaciones en Finanzas, en Gerencia de Proyectos, en Estudios Políticos, en Organización, en Entidades de Desarrollo Social, así como maestrías en Gobierno y Políticas Públicas, en Economía, y en Gerencia, entre otros programas.​ 

Estos son los graduados y gradu​​adas de EAFIT en la Gobernación de Antioquia:   

Andrés Julián Rendón Cardona 

Gobernador 

Pregrado en Economía y especialización en Organización Industrial y Regulación Económica.   

 

 

Lina Marcela Cuartas Ospina​ 

Secretaria de Asuntos Institucionales, Paz y Noviolencia. 

Especialización en Estudios Políticos. ​​ 

 

 

 

Ana María Mejía Bernal 

Secretaria Privada 

Pregrado en Ingeniería Civil

 

 

 

Manuel Alejandro Naranjo Giraldo​​ 

Director del Departamento Administrativo de Planeación 

Pregrado en Economía y maestría en Gobierno y Políticas Públicas

 

 

 

Carlos Andrés Ríos Puerta 

Secretario de Participación Ciudadana y encargado del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia (DAGRAN)

Pregrado en Derecho   

 

 

Jimmy Collazos Franco 

Secretario de Medio Ambiente

Especialización en Gerencia de Proyectos   

 

 

 

Roberto José Rave Ríos 

Secretario de Juventud y encargado del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia 

Pregrado en Ciencias Políticas

 

 

Esteban Ramos Maya 

Gerente de la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA)

Pregrados en Economía y en Administración de Negocios, y Especialización en Finanzas

 

 

Catalina Gómez Toro 

Gerente del Instituto para el Desarrollo de Antioquia (IDEA) 

Pregrado en Economía, especialización en Organización Industrial y Regulación Económica, y maestría en Economía. 

 

 

Estos son los graduados y gradu​​adas de EAFIT en la Alcaldía​ de Medellín:​   

María Fernanda Galeano Rojo 

Secretaria de Desarrollo Económico

Pregrado en Administración de Negocios y Especialización en Finanzas

 

 

Sebastián Gómez Sánchez 

Secretario General

Pregrado en Negocios Internacionales y Especialización en Estudios Políticos

 

 

José Nicolás Ríos Correa 

Secretario de Gobierno y Gestión del Gabinete

Pregrado en Derecho y especialización en Responsabilidad Civil y Seguros

 

 

 

Orlando de Jesús Uribe Villa 

Secretario de Hacienda

Especialización en Estudios Políticos

 

 

 

Sandra Milena Sánchez Álvarez 

Secretaria de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos

Pregrado en Administración de Negocios, especialización y maestría en Gerencia de Entidades de Desarrollo Social y Local

 

 

Ricardo Jaramillo Vélez 

Secretario de La Juventud

Pregrado en Administración de Negocios y Maestría en Economía Aplicada

 

 

 

Diego Mauricio Jiménez Suárez 

Secretario de Innovación Digital

Pregrado en Administración de Negocios

 

 

 

Luz Ángela González Gómez 

Gerente de la EDU

Pregrado en Administración de Negocios y Especialización en Gerencia de la calidad

 

 

Verónica Suárez Restrepo 

Gerente Proyectos Estratégicos

Pregrado en Comunicación social

 

 

 

Adriana Karina Garnica Villalobos 

Secretaria de Comunicaciones

Pregrado en Comunicación Social y Especialización en Comunicación Política

 

 
Formación que conecta 

Que los eafitenses tengan la disposición de conectarse con el entorno, a través de sus talentos, conocimientos y capacidades, para atender los desafíos humanos retadores del presente y el futuro llenan de orgullo a Cristina Vélez Valencia, decana de la Escuela de Administración de EAFIT. Los buenos administraciones de negocios, negociadores internacionales, contadores y graduados de otros programas de la Escuela —dice— reciben una formación integral que les brinda la capacidad de gestionar y liderar procesos en el sector público y privado. 

“Esa es la razón de ser de EAFIT, que personas formadas integralmente contribuyan a tomar las decisiones más importantes para nuestra sociedad. Nos enorgullece en especial que tantos de ellos tengan esa vocación de servicio: la administración pública es intensa y demanda enormes sacrificios. Nuestra responsabilidad ha sido prepararlos lo mejor posible para estos retos. Ahora la responsabilidad que tienen es darle el mejor uso a todo lo que aprendieron -y no solo en las clases- durante su paso en la Universidad”, concluye César Tamayo Tobón, decano de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno.​

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Fotografía de alcaldes electos y el Gobernador de Antioquia durante el Bootcamp de EAFIT, relacionado con la noticia: Nuestra comunidad de talento extiende su huella en la Gobernación y la Alcaldía.
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​El 21 y 22 de noviembre, el entonces gobernador electo del departamento y varios de los alcaldes electos de los valles de Aburrá y San Nicolas, participaron de un bootcamp que EAFIT realizó para entregarles herramientas y conocimiento en gestión pública.​
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La ONU promueve el liderazgo femenino en la ciencia para crear un mundo más sostenible

Febrero 9, 2024

En este 2024 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) enfoca el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra cada 11 de febrero, en propiciar la participación de más científicas en los desafíos planteados por los ODS.  

EAFIT se suma a este propósito con un llamado a reflexionar sobre el papel de las científicas en pilares fundamentales como la prosperidad económica, la justicia social y la integridad medioambiental.  

​​​​Ante los desafíos planetarios en campos como la salud o el cambio climático, el talento y el liderazgo de las mujeres son clave para abordar los retos que traza la agenda para el desarrollo sostenible. Esta es la premisa que plantea Organización de las Naciones Unidas (ONU), para este 11 de febrero, en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia bajo el lema “Mujeres en el liderazgo de las ciencias: una nueva era para la sostenibilidad”.  

Para encontrar soluciones integrales y justas, la ciencia debe ser una actividad en la que se encuentren miradas diversas, sin embargo, la proporción de mujeres en posiciones de liderazgo en centros de investigación y en puestos administrativos sigue siendo desigual. Un dato ilustrativo es que, según Naciones Unidas, solo el 12 % de los integrantes de las academias científicas son mujeres.  

La Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT está vinculada a la Cátedra Abierta Latinoamericana Matilda y las Mujeres en Ingeniería desde el año 2020, con el propósito de promover la equidad y la igualdad de oportunidades en los ámbitos académico y profesional. Silvana Montoya Noguera, profesora de esta escuela y líder de esa cátedra, señala que la brecha de género en áreas específicas de la Ingeniería, como civil, sistemas y mecánica, es evidente. 

Aumentar la presencia de las mujeres en los campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y superar las barreras de los techos de cristal es un asunto de justicia, pero también de necesidad: “entre más voces tengamos, mayor sostenibilidad, porque lo que se requiere es escuchar diferentes perspectivas para atender más necesidades y tener un mejor desarrollo”, afirma la profesora, adscrita al Área de Territorios y Ciudades. 

En este sentido, los liderazgos con enfoque de género son importantes para identificar y corregir las barreras que impiden alcanzar los pilares del desarrollo sostenible, como la prosperidad económica, donde hace falta tener en cuenta las necesidades y obligaciones de las mujeres que están en carreras científicas o que están por iniciar estudios en estas áreas.  

Para Cristina Vélez Valencia, decana de la Escuela de Administración de EAFIT, incidir en este tema requiere decisiones estructurales y cotidianas, principalmente en relación con las labores de trabajo doméstico que asumen las mujeres:

En la medida en que reconocemos el trabajo del cuidado no remunerado, que ha caído en los hombros de las mujeres, tendemos a tener mayor sensibilidad hacia la sostenibilidad. Ojalá haya más hombres y científicos que estén pensando en clave de cuidado a la hora de plantear sus proyectos, echarlos adelante y formar futuros profesionales”. 

Otro pilar propuesto por la ONU es la integridad medioambiental. En este ámbito es importante destacar que la mayoría de las investigaciones en países en vía de desarrollo relacionadas con género y sostenibilidad no se centran en temas salariales, sino en preguntas alrededor de los roles de la mujer en la sociedad, la preservación de los saberes ancestrales y de los recursos naturales que, en muchas comunidades, es liderado por mujeres.  

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible asociados al cuidado de la biósfera son la base para la justicia social y la prosperidad económica. Así lo plantea la profesora Camila Martínez Aguillón, del Área de Sistemas Naturales y Sostenibilidad de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería, quien considera que “hoy como sociedad nos enfrentamos a unos retos enormes: el cambio climático y la crisis de la biodiversidad. Para este tamaño de problemas necesitamos una gran diversidad de soluciones. Entre más mujeres científicas tengamos, más fácil será proponer caminos para enfrentar estas crisis y de paso entender que la ciencia no tiene un rótulo y que cualquiera puede aportar a esta”. 

De acuerdo con investigaciones recientes, se ha identificado que las mujeres tienen una mayor disposición a compartir conocimiento y trabajar por la justicia social, según lo afirma Maria Alejandra Gonzalez-Perez, jefa de la maestría en Sostenibilidad de EAFIT, quien afirma que el liderazgo femenino en estas agendas “brinda unas perspectivas únicas, que contribuyen a la búsqueda de la equidad de género, la democratización del aprendizaje, y la creación de entornos de trabajo más incluyentes y diversos”. 

Las invitaciones que hacen las profesoras eafitenses es a reconocer el trabajo de las mujeres en estas áreas, pensar cómo la perspectiva de género afecta todas las disciplinas e investigaciones en curso, y comprender, sobre todo, que la ciencia puede aportar mejores soluciones a la sostenibilidad si representa a la sociedad y sus diferentes visiones.  

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Alejandro Gómez Valencia 
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El Día internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia fue promulgado por la ONU en el año 2015 para promover el acceso y reconocer el papel de las mujeres y las niñas en las áreas STEM.​
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Proyecto de sostenibilidad agrícola con inteligencia aumentada, creado por eafitenses, fue premiado en Reino Unido

Febrero 12, 2024

El profesor Juan Alejandro Peña Palacio, seleccionado en el programa Distinguished International Associates de la Royal Academy of Engineering, presentó este proyecto y fue galardonado para recibir financiamiento durante dos años e impulsar la creación de una spin-off.  

Esta iniciativa, desarrollada en colaboración entre dos escuelas de EAFIT, busca mejorar la sostenibilidad ambiental y financiera de los cultivos mediante el uso de plataformas de inteligencia aumentada que, entre otros beneficios, ayudan a identificar las plantas que requieren intervención con fertilizantes o pesticidas.  

En la agricultura actual, el desafío no es solo producir más con menos, sino también incorporar prácticas más sostenibles e innovadoras. Este fue el potencial que premió recientemente la Royal Academy of Engineering, del Reino Unido, al proyecto Configuración de plataformas de inteligencia aumentada para mejorar la sostenibilidad ambiental y financiera de los cultivos agrícolas, creado por investigadores de EAFIT.  

Se trata de una iniciativa que propone crear una spin-off que identifique eventos fitosanitarios y agroclimáticos en el campo para atacar de forma focalizada las enfermedades o necesidades específicas de las unidades de cultivo, reduciendo así las pólizas de aseguramiento de los cultivadores. 

La selección de Juan Alejandro Peña Palacio, profesor de la Escuela de Administración de EAFIT, en el programa Distinguished International Associates de la Royal Academy of Engineering en 2023, le abrió la oportunidad de presentar una propuesta en su área de interés, que fue premiada con un estímulo económico por ser una de las más relevantes.  

Según explica el profesor, la realidad aumentada se basa en el principio de mejorar las capacidades humanas y, en este caso, su función es poder identificar con precisión qué plantas requieren fertilizantes o pesticidas: “Antes, el cultivador tenía que recorrer 30 hectáreas de un cultivo de palma. Ahora, en un día, solamente tiene que recorrer tres, porque puede llegar a una unidad de cultivo de manera específica y aplicar los productos, lo que le va a traer una reducción en el uso de pesticidas y fertilizantes, garantizando así la seguridad alimentaria del planeta y reduciendo los de gases de efecto invernadero”, afirma. 

Es importante destacar que esta iniciativa hace parte de un proyecto estratégico que, desde 2022, vienen desarrollando profesores, investigadores y estudiantes de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería y la Escuela de Administración de EAFIT.  

La sinergia ha sido posible gracias a los retos que presentan las plataformas de inteligencia aumentada en diferentes frentes: el primero relacionado con los equipos y drones que toman las imágenes multiespectrales del campo; el segundo con los algoritmos de machine learning para procesar esas imágenes y dar información sobre enfermedades o requerimientos de una planta; el tercero con el análisis técnico financiero y de riesgos en el campo, y el cuarto asociado con las redes IoT o Internet de las cosas.   

María Isabel Hernández, jefa del pregrado de Ingeniería Agronómica, resalta el aporte que se ha hecho desde el uso de las tecnologías en esta iniciativa de agricultura digital.

La propuesta ha permitido tener un conocimiento más cercano de las necesidades reales que tiene un cultivo en términos de aplicación y exceso de agroquímicos, que afectan la parte económica, social y ambiental, sobre todo en la contaminación del agua y de los ecosistemas en general”, dice.  

Hasta ahora, el proyecto ha sido implementado con la empresa Unibán para la evaluación del riesgo en cultivos de banano, también con pequeños agricultores de aguacate, así como con la Nacional de Chocolates, en la predicción temprana de moniliasis en cultivos de cacao; y Pajonales, una organización con sede en Tolima, con la que se trabajó en la detección de malezas en el cultivo de arroz. 

Acercar el cultivador y el asegurador 

Con el apoyo de la Royal Academy of Engineering y la Universidad de Montfort (Reino Unido) el profesor Juan Alejandro ha recogido los resultados del proceso para sacar adelante la propuesta de la spin-off, y en la que se busca impulsar un seguro agropecuario que supere las limitaciones que se tienen actualmente en el mundo.  

“Vamos donde el cultivador y le ayudamos a reducir sus riesgos, ponemos la información en el metaverso y atraemos aseguradores de cualquier parte del mundo que soporten la operación por efecto del manejo de datos, así cerramos ese ciclo que viene siendo muy deficiente”, explica. 

Otra ventaja adicional es que con el machine learning es posible hacer una relación de variables agroclimáticas para pronosticar posibles eventos futuros que podrían afectar a los cultivos. De esta forma, se atenderían los llamados “riesgos paramétricos” que, para los aseguradores, es información clave y necesaria en caso de sufrir una pérdida de productividad.  

Se trataría entonces de un “seguro verde” con un precio más bajo, ya que se reduciría el uso de pesticidas y se velaría por tener cultivos más sanos. Mario Góngora, profesor de Sistemas Inteligentes Aplicados en la Universidad de Montfort, recalca que esta propuesta tendría un gran impacto en la economía nacional y un potencial en la sostenibilidad de la agricultura. “Hay un interés internacional, el cual es que este impacto se extienda a la cadena de suministro alimenticia global, y que los resultados que se obtengan, en gran parte, puedan ser tecnologías transferibles a otras industrias o a las mismas industrias de otros países”, concluye.  

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​Integrar nuevas tecnologías para mejorar la sostenibilidad financiera y ambiental del planeta es un reto vigente dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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